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SOLEDAD por Zoey_chan_Princess

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SOLEDAD

 

CAPITULO III

“SUCEDIENDO”

 

 

 

Se encontraba de nuevo en aquel lugar que le transmitía tanta paz, aquel que sólo conocían ellos dos. Tenía la palabra “Preocupación” impresa en la frente. Realmente había pensado que las cosas mejorarían para cuando volviera a visitar al rubio, grande fue su sorpresa al descubrir que las cosas en su lugar empeoraron.

Estaba allí en busca de una respuesta y no se iría hasta obtenerla.

 

 

No terminaba de entender su comportamiento, simplemente de un momento a otro su mente se bloqueó, aquellas palabras le dolieron demasiado y luego nada. Al detener a Shizune de su, muy probable, incesante discurso sobre que no debía tratarlo así, los ojos escocieron, el dolor se hizo mucho más punzante, la voz debilitaba y al dar Tsunade por terminada aquella conversación todo aquello se esfumo, como si nunca fuese sucedido; para volver y hacerle llorar hasta sentir que estaba seco por dentro y aun mucho más doloroso derramando más lágrimas cuando su persona le abrazó y le hizo sentir protegido. Realmente no se entendía para nada.

 

 

 

Lo mejor era sacarlo de allí, alejarle de la aldea y todos los que le hacían daño, pero conociéndolo como lo conocía no sería nada fácil.

“Naruto es fuerte, lo sé, pero aquella fortaleza es su debilidad”. 

 

 

 

Salió de la cama, llegó a la cocina y pegada en la puerta de la nevera estaba la nota que le dejaría.

“Hice tus favoritos, salí antes pero supongo que para cuando leas esta nota estará tibio. Cuídate, no te esfuerces mucho. Volveré en cuanto pueda”.

 

Tal como lo decía la nota que dejó, su desayuno si bien ya no estaba caliente, si tibio; lo conocía bastante bien.

Al terminar se dirigió al baño a asearse, mientras se vestía de nuevo sopeso la posibilidad de salir de la casa. No podía, lo sabía, se lo había prohibido; aquel “cuídate” era la prueba de ello. Pero caminar por la aldea y dar un paseo por el parque no era malo, tampoco podía pasar todo el día en la cama como los últimos tres días; además tenía un mes de castigo, por ese lado no había problema pues no estaría saltando de un lado a otro, como decía que él hacía, no le gustaba nada cuando lo sobreprotegía. Le enojaba en sobre manera, ni que fuera a morir por el simple hecho de poner un pie fuera del apartamento.

Con aquellos pensamientos salió a dar un paseo.

 

 

 

Sasuke se encontraba en el campo de entrenamiento junto con los demás jóvenes.

 

-Castigaron a Naruto. –Comentó Haruno.

-¿Y eso por qué? –Cuestionó Ino.

-Porque tardó en la misión que le fue encomendada. Se supone que debía tardar no más de dos días y llegó cuatro días después.

-No me sorprende. –Ten Ten. –Seguro se tomo un “merecido” descanso cuando volvía.

-Claro, como “tiene” que ser. –Neji. –Ya saben.

-¿Por qué no dejan de criticar al dobe y se ponen a entrenar? –Se había molestado hacía mucho, desde que empezaron, hace tres horas.

-Sasuke, sabemos que es tu mejor amigo pero, no tienes que ser tan frío con nosotros; sólo decimos la verdad. –Acotó Kiba.  

 

 

 

No dijo más, simplemente se alejó a un lugar más, mucho más apartado, aunque quizá no tanto; igual quería escuchar lo que decían de Naruto.

 

Desde hace mucho que escuchaba lo mismo, que Naruto esto, que Naruto lo otro. No se detenían a pensar que estaba realmente sucediendo para que su rubio amigo se comportara como se comportaba ¿O sería acaso que es cierto lo que tanto decían? No sabía que pensar, pues en toda la aldea se decía lo mismo; por cada lugar que pasara, desde aldeanos simples y corrientes hasta Jonin de alta categoría.

No entendía que sucedía. Todo era tan… 

 

 

-Naruto–kun. –Le vio a lo lejos, Hinata.

Todos giraron en la dirección hacia donde miraba Hinata; acercándose cada vez más estaba Naruto.

 

 

Divisó a Sasuke un poco apartado de los demás, aún así se acercó al grupo y saludó. –Hola chicos. –Lo único que recibió fue escuetas palabras como respuestas. Hinata respondió lo suficientemente animada para iniciar una conversación.

-Hola Naruto–Kun. –El sonrojo en sus mejillas se hizo presente.

-Hola Hinata–Chan. –Volteó a verla.

-¿Cómo has estado? –Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios, mientras jugaba con sus dedos.

-Muy bien, gracias por preguntar ¿Y tú? –Mintió, pero le sonrió al preguntar.

-También muy… -Ni bien terminó la oración se acercó hasta Naruto y le tomo de las manos. – ¿Pero qué sucedió? –Preocupada.

-Tranquila, no es nada. –Trató de calmarla.

-Pero…

 

Los demás sólo escuchaban con cara de fastidio. Seguro sólo buscaba llamar la atención. Además era el colmo, una falta de respeto hacia sus compañeros. Neji al igual que Lee siempre llevaban los brazos vendados.

No se podía decir que estaba herido, en batalla o entrenamiento. Primero porque hace una semana comenzó el castigo de Naruto, y por lo tanto no salía a misiones; segundo porque en todo el transcurso de la semana no lo habían visto en ninguno de los campos de entrenamiento.

 

Sasuke desde donde se encontraba podía observar detenidamente todo lo que sucedía, y por su cabeza crecía el mismo pensamiento: “Naruto se está burlando”.

 

 

Al sentir el ambiente tan tenso decidió lo mejor era alejarse. Así se despidió.

-Hinata–chan será mejor que sigas con el entrenamiento. No te preocupes, realmente no paso nada. –Con deferencia.

Lo que no sabía era, al decir aquello, daba más razones a los demás para reafirmar el pensamiento de “burla” por su parte.

-De acuerdo. –No muy convencida accedió.

-Que les rinda.

-Gracias. –Sólo Hinata respondió.

 

 

Vio a Sasuke, más apartado, era el único al que no había saludado. Se encaminó a su lado. 

-Hola dobe. –Saludo primero. Al verlo acercarse deshecho aquellos pensamientos, después de todo Naruto no era esa clase de personas.

-Hola teme. ¿Por qué tan alejado? –Al final decidió preguntar.

-Quería estar solo. –Mintió, aunque no del todo.

-Ya veo, entonces me voy. –Si quería estar solo, lo dejaría solo.

No deseaba que Sasuke se alejara también de su lado. Sabía lo que se decía en la aldea de él, y si decían aquello era porque así pensaban de su persona; y a medida que avanza el tiempo lo están haciendo a un lado.

 

-No tranquilo, siéntate. –Naruto no era así, no era de aquellas personas; y se aferraba a ese pensamiento. Él lo conocía de sobra; estuvo años entrenando, haciéndose más fuerte sólo para traerlo de vuelta a la aldea, a su “hogar”. Y no sólo a él, también a Karin, Suigetsu y Juugo. Luchó, lo protegió frente a lo Kages y demás quienes deseaban su cabeza; incluso estuvo dispuesto a dar su vida por la suya y lo aceptaran de nuevo. “Porque todos merecen una segunda oportunidad” Fue lo que dijo.

 

No, claro que no. Naruto no era, no es y no será como se dice en la aldea que es. Naruto no es orgulloso y no se cree mejor que los demás sólo por ser fuerte, salvar a las personas de la aldea, derrotar a Madara y asegurar la paz. No, claro que no; porque conoce a Naruto y sabe que se preocupa por los demás antes que por sí mismo.

 

-¿Cómo has estado? –Su voz interrumpió el hilo de sus pensamientos.

-Bien ¿Y tú? –No preguntó más, no sabía si respondería igual a cuando Hinata pregunto.

-Bien. –Poso la vista en el cielo.

 

Después de un prolongado silencio se decidió ¿Qué más daba? - ¿Qué sucedió? –No respondió en largos segundos, que le parecieron horas. Pensando que no había entendido decidió explicarse. – Me refiero… -

-Sí, lo sé. Sé que me quieres decir. –No dejó terminara de hablar.

 

Volteó a verle.

Negro y azul se encontraron.

Se miraron fijamente. No importaba nada más a su alrededor, sólo los ojos del contrario.

 

 

No entendía lo que aquellos ojos querían trasmitirle.

 

El corazón comenzó a latirle; aquel tamborileo que le era tan familiar tomaba más fuerza, se volvía más frenético cada segundo.

 

Aquel azul como el cielo, tan vivo, tan travieso, tan hermoso, tan ¿triste? ¿Aquello que trataba de ocultar era tristeza? Sí, cada segundo que pasaba mirando aquellos ojos era más notable. Le hacía querer perderse por siempre en ellos.

 

Apartó la mirada bruscamente. ¿Por qué dejó que viera a través de sí? Nadie podía saberlo ni siquiera Sasuke.

 

¿Por qué deseó, desde lo más profundo de su corazón, hacer de aquella tristeza no quedara rastro alguno? Es su mejor amigo, es normal querer que sea feliz. Aunque algo le decía que no era precisamente “es mi mejor amigo” lo que le hacía desear protegerle de todo y hacerle feliz a como diera lugar.

Escucho un suspiro cansino de su parte, volteo a verle. Quería perderse en aquel azul infinito; saber que era aquel “deseo” que empezaba a nacer desde su, ya no tan frío e insensible, corazón.

 

 

Sabía le estaba observando más no voltearía. Si lo hacía se perdería en aquella noche sin estrellas, otra vez, y él se enteraría de todo. Aquello no podía suceder. Se prometió no dejar que sufriera de nuevo y lo cumpliría, aún costándole lágrimas, sudor y sangre.

-No me creerías. –Entendía que no sería fácil lograr dejara el tema de la lado, pero igualmente lo intentaría.

-Convénceme de lo contrario. –Una sonrisa de lado.

 

 

 

Kiba y Shino, Neji y Lee, Sakura e Ino, Shikamaru y Chouji, Hinata y Ten Ten. Eran las parejas de batalla en el entrenamiento. Sai ya se había ido y Sasuke, que era su pareja, hablaba con Naruto.

 

-¿Qué sucede Neji? –Estaba siendo fácil vencerlo, algo raro cuando se trataba de Hyuga.

Y fue cuando Hinata lo recordó. Se detuvo súbitamente y, Ten Ten también, susurro. –El tío. –Todos se detuvieron, pero igualmente aun así nadie entendió nada.

-Mi padre murió en un día como éste. –Explicó

 

 

A lo lejos una hermosa joven saludaba con la mano.

-Hola chicos. –Dijo nada más llegar junto a ellos.

-Hola Kaoru. –Respondieron al unísono.

 

 

Naruto se percató de su presencia y le dijo. –Tu novia, ya llegó. –No deseaba hablar de eso.

-No trates de evadir el tema. –La había visto antes que lo dijese pero ignoro tal hecho.

 

Sabía que de seguir así  sólo lo haría enojar, y no quería eso. –Fue en un día como éste. –Todo, desde que comenzó. Se lo diría todo. Que más daba, no podía ocultárselo por mucho más tiempo.

 

 

-¿Y Sasuke? –Preguntó entusiasmada.

-Por allá. –Señaló donde se encontraba con Naruto, Lee. Y ella frunció el ceño; no le gustaba, en lo absoluto, que Sasuke estuviera con ese rubio.

 

 

-Así como hoy, el cielo despejado y tan azul y el sol brillando en lo más alto. –Sólo le escuchaba. Hablaba con tal cariño y anhelo que se dio cuenta era muy importante aquel recuerdo para él.

 

 

No le importaba que estuviese acompañado de quien decía ser “su mejor amigo”. Fue a saludarlo y lo escucho: “Fue en un día como este”. Aquello la enfureció. -¿Te estás burlando? –Preguntó tajantemente estando frente a él. Sabía el padre de Neji había muerto en un día como aquel, precisamente ese mismo día, el mismo Neji se lo había dicho.

-¿Disculpa, me estás hablando a mí? –Naruto volteo a verle.

-Sí, es a ti ¿a quién más si no? –Cada segundo que pasaba se enojaba mucho más.

-A bueno ¿Y qué me decías? –Sabía que era a él a quien se dirigía. A Sasuke nunca le hablaría así, la conocía. Pero no quería ponerse a pelear con ella, no estaba de humor. Al parecer sólo consiguió enfadarla más.

 

Con Sasuke se había aguantado las ganas de decirle que aquello no le importaba en lo absoluto, que era su vida, sus problemas y muchas cosas más. Con ella no podría morderse la lengua, estaba seguro.

Había decidido contarle todo a Sasuke ¿Por qué? Ni él mismo lo sabía. No, bueno sí, lo sabía. Estaba loca y perdidamente enamorado del azabache. Además sabía que insistiría hasta que se lo dijese; si se lo iba a decir después ¿por qué no ahora? Así se ahorraría el tenerlo preguntando lo mismo cada vez que podía; claro muy a su manera. Porque conocía a Sasuke y cuando quería algo lo obtenía.

 

-Ah ahora además de idiota también eres sordo. –Escuchó como la mayoría se reía por el comentario de Kaoru mientras una sonrisa triunfante adornaba su rostro.

Sasuke no estaba feliz, nada feliz. No podía ser posible se rieran de aquello; el rubio es su amigo. Y Kaoru no puede hablarle así; sólo él puede hacerlo. Iba a hablar cuando Naruto se adelantó.

-Será mejor que me vaya. –Le dijo a Sasuke mientras se ponía de pie. –Hablamos después. –Y dio media vuelta para marcharse.

No podía, de la ira que tenía, decir palabra alguna. El maldito rubio la había ignorado y lo único que hizo Sasuke, en lugar de defenderla, fue sonreír.

Fue tras Naruto, mientras le gritaba. –¡Oye, vuelve aquí! –Los otros, incluido Sasuke, le siguieron. Aquello iba de mal en peor.

 

 

Si iba más allá de las palabras defenderían, obviamente, a Kaoru atacando a Naruto; él era fuerte, sí, pero no podría con todos al mismo tiempo. Lo sabía y le enojaba, aunque pensándolo bien Hinata ayudaría a Naruto y Shikamaru no se metería, pues todo era demasiado “problemático”; probablemente Shino tampoco lo haría. Igualmente eran más contra uno, o tres con Hinata y él.

 

-Detente ahí. –Gritó y, sorprendentemente, Naruto se detuvo. –Ya no eres tan valiente.

-No. –Le dijo con voz serena.

-¿Qué? –Pensó le daría más pelea.

-¿Ahora quién es la sorda? –El rostro de la chica de tornó de un rojo intenso. Pero no se sabía si era por la ira o la vergüenza que hubiera usado su propio insulto contra ella.

Naruto estaba de espalda, aunque se detuvo no volteó. Tenía el semblante serio, no expresaba emoción alguna; ojos cerrados y voz calma dijo: -Me preguntaste si me estaba burlando, la respuesta es NO. –Y siguió su camino.

 

Sonrisa made in Uchiha.

 

-Imbécil, vuelve que no hemos terminado. –El ceño fruncido y el tono de su voz delataban realmente estaba furiosa. -¿Quién te crees para hablarme así? Mira que he tenido paciencia contigo. No permitiré que me trates de esta forma.

 

“Dobe ¿Permitirás esto?”

“Esto no está bien, nada bien.”.

Hinata lo sabía mejor que nadie. Y mientras se preparaba mentalmente esperando que Naruto alcanzara el límite los demás reían a excepción de Shino, Shikamaru y Sasuke. Kaoru seguía gritando.

 

-Pero, qué se puede esperar de ti. Eres un maldito huérfano. Tal vez ni siquiera tus padres te querían y por eso te dejaron aquí. Solo. –Esto último fue una sorpresa para todos. Y fue el límite, la gota que derramó el vaso.

-Cállate. –Seguía en el mismo lugar. Todos lo escucharon, pero sólo Hinata y Sasuke lo notaron. Naruto se estaba conteniendo para no mandarla al hospital, tenía los nudillos blancos, la sangre no circulaba, de tan fuerte que cerraba los puños. 

-No me digas  que vas a llorar. –Dijo riendo. No sabía que sólo conseguía despertar al demonio.

-¡Cállate! –La bomba estalló. Tal vez fue la potencia y el tono con el que habló que todos callaron al instante. Sorprendentemente no fue un grito.

-O–oye. –Trataba, pero no podía.

-Cierra la boca de una buena vez, mocosa estúpida. Me tienes cansado. Me hiciste una pregunta y respondí. No tenías porque sacar temas a colación.

-Tú no puedes hablarle así. –Saltó Kiba.

-Exacto, eres tú quien… - No termino de hablar.

 

Naruto giro en dirección a ellos y les miró. Tan gélida, penetrante y carente de emociones que hizo temblar a los demás, incluso al Uchiha.

Miró a Kaoru; su iris tornaron color rojo y la pupila transformo en línea recta vertical, como los ojos de un gato.

-Vuelve a hablar sobre mis padres o alguien importante para mí y te aseguro que al día siguiente serás encontrada lista para servir de abono a las plantas, o comida para peces. –No gritaba, no estaba alterado; pero el tono de su voz daba a entender que no estaba jugando.

 

Kaoru no se podía mover. Y lo único que pudo hacer fue asentir.

 

-Bien. –Dio vuelta y quedo a espaldas de nuevo. –Hablamos después, Hina-chan, Sasuke. – Se le veía más relajado. Se fue.

 

 

Nadie lograba siquiera comprender lo que había sucedido todavía.

 

Kaoru cayó sentada, buscó a Sasuke con la mirada pero no dijo nada.

 

La vio ahí, sentada, y sus ojos expresaban quería un abrazo, una palabra de comprensión, algún gesto de cariño, cualquier cosa que le ayudase a sentir mejor en ese momento. Más era algo que no obtendría.

-Fuiste tú la que empezó con esto. Asume las consecuencias. –Se dirigió a casa. Los demás le vieron irse.

-Yo también me voy. Kaoru-san, cuando llegues a casa date una ducha, tomas un poco de té y duermes un rato; eso te ayudará. –Hinata también volvió a casa.

-Que problemático. –Se quejó. Shino estuvo de acuerdo.

 

La primera en reaccionar fue Ino, quien ayudo a Kaoru a ponerse en pie.

Salieron del área de entrenamiento, cada uno absorto en pensamientos que giraban en torno a Naruto. Era la primera vez que le veían así.

Una vez dejaron a Kaoru, cada uno volvió a su hogar.

 

 

 

Llegó al apartamento y fue al baño a lavarse la cara. Era la primera vez que se mostraba frente a ellos enojado. Hinata no tanto, ya lo había visto así en creía dos ocasiones, pero aun así era para sorprenderse él no es alguien que se enoja con facilidad.

Se dirigió a la cocina, necesitaba calmarse y que mejor que comiendo su plato favorito. Allí le encontró.

 

-¿Qué sucedió? – Le abrazó fuerte al ver su rostro abatido y la mirada llena de tristeza.

No dijo nada, sólo se dejó hacer. Aquella frase seguía girando en su cabeza: “Tal vez tus padres realmente nunca te quisieron”. Sabía que no era cierto, pero aún así dolía. Le devolvió el abrazo, se aferraba a su persona desesperadamente mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. Dolía mucho.

 

Le abrazó aún más fuerte, beso su cabeza y le dejó desahogarse.

-Debí haberte hecho caso y no salir. Yurushi. –Dijo después de haber llorado contra su pecho, instantes después quedo dormido entre sus brazos.

-No importa. –Le cargo hasta la habitación. Le dejó en la cama, cerró la ventana y la cortina; se acostó a su lado y tomo las cobijas arropándolos a ambos. –Duerme bien. –Beso su frente con un cariño sorprendente de ver en personas de su tipo y lo acurrucó en su pecho, para velar su sueño. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 


Feliz día.


 


Aclaraciones: 


* Yurushi: Perdón. 


No escribí el "Gomen" porque ni idea de como se escribe realmente. Si lo sé, es fastidioso pero soy muy estricta con respecto a la ortografía, así sea en otro idioma. Además en el traductor sale así; yo no tengo la culpa de no saber japonés. 


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