Las olas se desasían contra las rocas con un sonido furioso, el viento soplaba cada vez más agitándolas y el cielo se encontraba gris….En un despeñadero del que se podía observar este frio espectáculo un joven de bellos cabellos negros caminaba descalzo hacia el filo del barranco, gracias a esto sentía las heladas rocas en las plantas de sus pies. Un pantalón de mezclilla y una camisa negra era todo lo que vestía, su vista parecía perdida, distante, inerte, sus labios azules, su piel empalidecida con enormes ojeras bajo sus ojos, lo hacia parecer nada mas que un cadáver. Cuando llego al borde del abismo, cuando las olas gritaron más fuerte al estrellarse contra el peñasco y pequeñas gotas saladas le mojaban las desnudas extremidades, fue en ese momento que un atisbo de vida apareció en su rostro un par de lagrimas cristalinas las cuales surcaron su cadavérico semblante bajaron hasta llegar a sus labios que se abrieron al sentir la ligera humedad.
-Yo no quise…-
El trió de palabras abandono su boca en un susurro opacado por el bramar del viento, mientras sus ojos volteaban hacia el abismo que se abría bajos sus pies. Cerró por unos instantes sus parpados para verlo todo otra vez. Contándose a si mismo una trágica historia que había repetido en su cabeza ya un millón de veces.
POV DE AIACOS
Yo le amaba, yo le adoraba… lo idolatraba, era todo para mi, el principio y fin de mi vida, el escape que siempre busque, el era algo mas que la razón de mi existencia.
Tenia apenas 17 años cuando lo conocí, yo soy de buena familia, de una muy rica familia, mi padre es exitoso en los negocios y mi madre en el espectáculo, mis hermanos en ambos… todos en mi familia gozan de enormes talentos… excepto yo…. Soy demasiado simple, demasiado normal para formar parte de ese núcleo perfecto, yo que no tengo talentos intelectuales, artísticos o físicos siempre había vivido en las sombras…. Pero entonces lo conocí, era mi profesor privado de idiomas un hombre de rasgos altaneros, altamente estricto, soberbio y sarcástico… todo eso lo convertía en mi profesor favorito, no era adulador como los otros, ni me ponía fáciles las cosas, el me trataba normal. Tanto que llegue a pasarme horas platicando con el… embobado admirando su seguridad que brillaba a la par de sus albinos cabellos… Estúpidamente me enamore de él… ¿lo más sorprendente? Fui correspondido, un día en clase… mientras la lluvia resbalaba por los enormes ventanales de mi casa… el… me beso… sentí que mi corazón se podía salir del pecho… después de ese vinieron mas y mas besos…. Yo aceptaba todo de el… por que repito, para mi el lo era todo.
La primera vez que me hizo el amor… fue la noche más maravillosa de mi vida… si, lo se, suena cursi… pero así soy, idiota y cursi. Me entregue de lleno a el… su sonrisa y su voz era alimento de mi alma, su ser era mi existencia… y yo, pues yo le pertenecía… así de simple.
Un año, el más perfecto que se pueda imaginar, fue el que pase a su lado… pero de la noche a la mañana todo cambio… se volvió más frio, distante… se alejo de mí y no sabia por que. Desapareció de la ciudad, me abandono… exigía que lo buscaran… pero no sabia darles razón a mi familia del por que… no conocían nuestra relación. Pero claro, dado la atención que me prestaban era comprensible que no supieran nada.
Al fin lo encontré un día… en su natal Italia gracias a un investigador privado, lo vi jugando con unos pequeños, unos gemelos de algunos 3 años una mujer le acompañaba solo vi la foto y corrí hasta la dirección dada, donde se me informaba que vivía con los niños y la dichosa mujer. Al llegar al edificio vi saliendo a estos últimos tres parecían ir a la escuela. Subí las escaleras hasta el tercer piso, habitación 19, los números brillaban plateados dándome mi demacrado reflejo, toque el timbre y escuche su voz gritándome que ya iba.
Al abrir y observarme palideció, pero aun así me dejo pasar, me indico que me sentara en una pequeña cocina sin embargo yo me mantuve de pie. El caminaba de un lado a otro desesperado, buscando quizás la manera de explicarme su partida.
-¿Por qué me dejaste?- Pregunte ante su silencio mientras sentía humedecerse mis ojos.
-Aiacos- pronuncio mi nombre con pesadez mientras apoyaba una de sus manos en la pared- Yo solo, debes entender…- ¿entender?…. Yo no entendía nada, y para ser sincero, mi mente empezaba a perder la capacidad de raciocinio común entonces lo vi brillar sobre la mesa… su fulgor era plateado igual que los números de la puerta… igual al aura que alguna veces envolvía su cabello el aun estaba mirando hacia la pared sin decir palabra, yo lo tome sin conciencia, apretando el mango fuertemente-fue la mejor decisión que pude a ver tomado Aiacos…- ¿La mejor decisión?
-¿por ellos?- me atreví a preguntar para que fuera consienta que sabía de su familia.
-Por mí… por ti Aiacos - ni si quera me miraba, y lo único que yo podía pensar era que me mentía… que me mentía y me abandonaría de nuevo… que ya no tendría mi llave para salir de esa oscuridad. Me acerque rápido con el cuchillo brillando en mi mano, le tome del brazo y fue entonces que el me miro, tenia los ojos llenos de lagrimas… pero no fue algo en lo que repare, atasque el cuchillo en su cuello, hundiéndolo con fuerza y de sus labios no pudo mas que escapar un gemido sordo, sentía su cálida sangre sobre mi brazo, llenando mi camisa. Sus manos estaban sujetas a mis hombros y sus ojos abiertos. Saque el cuchillo pero no lo solté, su cuerpo cayo inerte en el suelo… yo solo lo observaba desangrarse…. Murió.
Le cerré los ojos y me senté junto a el… su familia volvió solo para mirar la trágica escena, después de eso vino la policía y los juicios, en los cuales me entere que la mujer era su cuñada y los niños sus sobrinos de los cuales se hacia cargo en ausencia de su hermano mayor manigoldo.
También llego a mis manos una carta… escrita a su puño y letra… la cual gracias a mi padre no conocí a tiempo… allí me explicaba que me amaba y que si se iba era por mi bien pues mi familia lo había amenazado con mandarme a la militar o aun internado… el mejor que nadie sabia cuanto yo odiaba ese tipo de lugares que parecen cárceles. Intente suicidarme varias veces después de que leí esas notas… mis afamados abogados me libraron de la cárcel alegando demencia… Y se me desterró a esta enorme casa en la playa en la que vivo desde hace más de 4 años.
FIN DEL POV
Abrió de nuevo los ojos, observando con claridad las olas y las afiladas rocas, sus manos colgaban inertes mientras su cabeza se elevaba despacio hacia el cielo.
-Si me escuchas, te juro que no quise, no fue mi intención encajarte el cuchillo en la garganta, lo lamento… amor solo quiero que sepas que te extraño y que aun conservo ese cuchillo en un cajón para recordarte-
-Señorito, ¿Qué hace aquí?- Un hombre de largos cabellos platas y con uniforme de mayordomo corrió hasta el sujetándolo por los hombros- Señorito, ¿Qué hace aquí?-repitió- puede enfermarse o peor tener un accidente.- lo volteo y lo guio lejos de la orilla.
El joven se dejo hacer como un viejo muñeco, pero entre los pasos volvió la vista atrás hacia el inmenso cielo gris.- Adiós, te amo- las ligeras palabras murieron en sus labios de manera efímera como si nunca hubieran sido pronunciadas.
Flash back
Veía una tormenta cerca, el cielo se encontraba gris mientras observaba por la ventana de su habitación, de repente sintió unos brazos rodeándole por la cintura.
-¿Qué observas?-
-El cielo-
-mmm…- gruño contra su nuca- ¿el cielo es más interesante que yo?-
-El inmenso cielo es lo único ligeramente cercano a lo magnifico que eres tu-
-Ya veo- sonrió contra su mejilla para luego besarlo- quizás tienes razón… entonces si un día no estoy solo mira al cielo y habla, que será como si me hablaras a mi.-
-¿De verdad?- Pregunto volteándose para ver al mayor a los ojos.
-Te lo juro- respondió para luego besarlo- así, siempre estaré contigo…-