Hola, Matt.
No valdrá de nada que intentes descubrir cómo demonios es que sé como te llamas, no pienso decírtelo. Y sí, pude, incluso, averiguar mucho más sobre ti de lo que puedes imaginarte. ¿Sabes?, prefiero tu alias a tu verdadero nombre; siento que Mail es demasiado… ¿Extraño, tal vez? No quiero ni pensar cómo mierda serás al conocerte más a fondo.
Ja… Como si fuera tan difícil indagar sobre eso también.
Doy miedo, ¿no?
De todos modos, tampoco es que quiera andarme con rodeos.
Si logré animarme a escribirte este patético intento de carta, es sólo porque ya no soporto más.
Desde que nos vimos por primera vez en aquel bar, no he conseguido por medio alguno sacarte de mi mente. El momento pareció haberse grabado a hierro vivo en cada maldita partícula de mi cuerpo, haciéndome jodidamente imposible dejar de pensarte.
Y créeme… No me agrada para nada reconocerlo.
Me tiene harto saber que, si sueño, lo haré contigo. Atrayendo hasta en mi subconsciente el recuerdo de esa noche, donde fuiste capaz de cautivarme con bizarra y perturbadora sencillez.
Porque, maldita sea, Matt!… Nada más de recordar tu mirada, me estremezco como una estúpida adolescente enamorada. Y es que es tan asquerosamente linda… Como si quien sea el que te creó, hubiese determinado más prudente dotarte de esmeraldas de brillo impresionante en lugar de ojos.
Y… ¡AGH! ¡Eres un puto bastardo, pelirrojo! Me vale una mierda que tan ajeno estés a lo que estoy sintiendo por ti en estos momentos, te odio por haber osado atreverte siquiera a cruzarte en mi camino y provocarlo.
No me caes bien, ¿entiendes? No eres nadie… ¡Nadie!, para hacerme sentir así.
No me interesa que tan endemoniadamente tentador, apetecible y sexy sea tu cuerpo; me importa un carajo el insufrible hechizo que parece atraerme hacia ti; ¡me enferma tu adorable esencia angelical! Sólo quiero que salgas de mi cabeza, ¿captas? ¡Me estoy volviendo un puto marica por tu culpa!
Léeme bien, Matty, porque no pienso repetirlo.
Si sigues apareciendo en mis pensamientos o sueños, puedes ir despidiéndote de tu bonita cara. Y sí, con eso me estoy refiriendo a que quiero que te alejes; no quiero siquiera considerar que pisas los mismos lugares que yo, ¿comprendes?
Exacto, justo lo que estás pensando… Esto es una orden.
¡Lárgate de mi vida, ya!
Tienes un día para hacerlo. En cuanto leas esto, ve pensando qué mierda hacer para acatar.
Me encantas, pelirrojo insufrible. Entiende que, si vuelvo a verte cerca de mí, soy capaz de violarte. Créeme cuando te digo que no es conveniente agradarme demás… Puedo ser tu peor pesadilla si me lo propongo.
No te ilusiones… Tampoco es como si estuviera tratando de protegerte.
Sólo no pretendo verme como un puto cursi, ¿vale? Tengo una reputación de mal nacido que mantener.
En fin, ya que, supongo y espero, quedaste más que claro en tu papel, me largo.
Fue un vergonzoso placer desahogarme contigo.
Y, como yo sepa que esto cayó en manos de alguien más, da por hecho que no te quedarán ganas de seguir respirando.
Te vigilo…
M