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El suegro del infierno por Yuzed Nowari

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Notas del fanfic:

Mmm, pues, nada, esta idea nació de... ¿de dónde nació? [-_-U]

(Naki: [¬¬] ¿A quien le importa?)

[¬¬] Bueno, a nadie.

¡Ah! El fic, será actualizado cada dos semanas. Dependiendo si no hay inconvenientes, será cada una semana.

Notas del capitulo:

Espero que les guste, este va a ser mi primer fic largo subido aquí, así que espero que tenga buena aceptación. [n.n]

- Los personajes son de Masashi Kishimoto.

- El siguiente fic presenta AU (Alternative Universe)

 

El suegro del Infierno.

 

RUMOR 1: ¡Minato, "el diabólico"! (primera parte: planes)

...

 


El atardecer.

 

Sin duda es la parte del día más hermosa de todas. El poder ver un escenario en donde la oscuridad de la noche y la claridad del día se entremezclan, es todo un espectáculo, el cual se puede apreciar desde primera fila.

 

Le gustaba el atardecer. Cuando el llegaba podía sentir como todas sus preocupaciones se desvanecían por aquel lapso de tiempo, y como sus dudas eran aclaradas por los anaranjados rayos que pasaban a través de su ventana, dándole las respuestas que necesitaba, sin embargo, esta vez era diferente a las anteriores, no podía sentir esa paz de siempre.

 

Y ustedes se preguntarán: ¿Por qué? ¿Acaso son malas noticias? Pero no sabría decirles con certeza si es algo bueno, o malo.

 

Hace poco, hará cosas de unos cuantos minutos, su hijo, le había hecho una llamada telefónica, con el único motivo de recordarle que ese fin de semana, iría él con su novio de visita.

 

 

No se consideraba un padre celoso. Ya que no tenía motivos para hacerlo. Durante toda la infancia de su hijo, hasta un poco después de la adolescencia, le había entregado todos los conocimientos y el cariño que podía darle, no negaba que fue muy duro, más siendo padre soltero, pero tampoco podía decir que no fue entretenido.

 

Como consecuencia de que solo eran ellos dos, se volvieron muy unidos, y es por esa unión, que cuando Naruto tenía una nueva pareja, hombres para ser más específicos, había una regla que siempre respetaba, y la cual era la única que él le había impuesto a su hijo.

 

"Cuando tengas un novio, quiero, no, más bien ‘debes' presentármelo, y yo juzgaré si aquel muchacho será apto de estar contigo. Después de todo, soy el que más te conoce y solo quiero lo mejor para ti." Eso le había dicho en una ocasión, hace ya como nueve años atrás.

 

Ahora estaba el dilema de que ese fin de semana, su hijo llegaría con un muchacho, al cual no conocía y además... además... ¡Llevaban dos años saliendo juntos! ¿Cómo era posible de que hasta ahora no se hubiese enterado? Y para incrementar su dolor de cabeza, su hijo y aquel chico, estaban viviendo bajo el mismo techo.

 

¿Es que acaso ya no le tenía confianza al contarle sus cosas? Al parecer debía ser así. Cuando reaccionó a toda la información dada, éste solo le dijo, "Te sorprenderás" y sin más colgó, pero... ¿de que debía sorprenderse? ¿De que estuviese saliendo con un extraterrestre, talvez? ¿O quizás se trataba de que ahora estuviera con una mujer travestida? No, no. Eso no podía ser, el menor de ojos azules le había dicho claramente que era homosexual, gay, nada más empezar su adolescencia.

 

Suspiró resignado.

 

Formó una sonrisa y miró a través de la ventana, apreciando como el sol se ocultaba bajo el horizonte. De seguro si Kushina se encontrase todavía con él, le ayudaría a entender la situación de mejor manera, y es que a pesar de que Naruto ya fuese mayor de edad, en algunas ocasiones seguía comportándose como un niño.

 

Se levantó lentamente del sillón individual en el que estuvo sentado durante todo este tiempo. Al final no había podido aclarar nada, esta vez la puesta de sol no había podido darle respuestas, pero mejor así, le gustaban las sorpresas y conociendo a su hijo, podían llegar a ser más de una.

 

Las cortinas se fueron cerrando lentamente, dejando al final la habitación en penumbras, solo un rayito solar que las traspasaba, iluminaba tenuemente una fotografía de uno de los muebles cercanos, en donde se podía vislumbrar, a una mujer de rojos cabellos, mirada traviesa, y expresión alegre, sonreír a la cámara.

 

...

 

- ¿Ocupado?

 

- Si, ya tenemos planes.

 

En los establecimientos educacionales, siempre nos podemos encontrarnos con una variedad de rumores, como por ejemplo: la típica historia de que en uno de los baños se suicidó un estudiante, que en tal salón viven fantasmas o también los típicos que dicen que si en noche de luna llena te posas bajo tal sitio del instituto, tus sueños se harán realidad; en fin, hay de todo tipo, así como también abundan los que tienen que ver con los estudiantes.

 

Konoha Universidad del Fuego, también llamada KUF, no es diferente a estas otras instituciones, pues en esta los rumores se esparcen como la luz al prenderse, algunos son creíbles, otros suenan más a casos imposibles, como aquel rumor sobre Kiba Inuzuka, el cual dice que cuando la luna es nueva, ¡se trasforma en un hombre lobo! Solo porque una vez le vieron aullar. Está también ese que dice que el pelo de Sakura Haruno, una de las estudiantes sobresalientes, no es natural; otro sobre el porqué Shikamaru Nara observa tanto a las nubes, algunas de sus admiradoras aseguran que el muchacho es un ángel perdido y que mira hacia el cielo inconscientemente, ya que este es su hogar; hay otro que dice que la estudiante Tenten es un agente secreto que envió el FBI, ya que nadie puede dominar tan amplia variedad de armas como esta mujer puede hacerlo.

 

Pueden ya hacerse una idea. Las cosas que se hablan en esta Universidad son rumores bastante peculiares, pero sin embargo solamente son esos, rumores, no hay pruebas que afirmen estas interesantes hipótesis que los mismos alumnos han creado.

 

Aunque hay una historia la cual es bastante popular, y la cual todos conocen.

 

Minato el diabólico, así se le conoce al padre de uno de los estudiantes de KUF, al padre de Naruto Uzumaki.

 

Dicho apodo empezó a surgir desde que por casualidad, si quieren llamarle así, un pretendiente de este chico -dado que la mayoría de la Universidad sabe que Uzumaki es homosexual- desapareció sin dejar rastro, después de ir a visitar al padre del muchacho, pero muchos dijeron que era eso, una casualidad. Y talvez seguiría diciéndose aquello, de no ser porque, dos veces sucedió lo mismo, otros dos jóvenes se esfumaron como el aire luego de visitar a este hombre.

 

Desde aquel momento, se comenzó el rumor sobre, que si ibas a la casa de Minato Namikaze, no volverías a ver la luz del día, se decía que este ser, porque muchos creían que no era humano a pesar de verse como uno, te destripaba y guardaba tus órganos dentro de frascos como colección, también se decía que había hecho un pacto con un demonio y que ya no tenía alma, otros juraban que ese hombre en realidad era un ogro al cual si no lograbas agradar, te comía entero.

 

¿Les a parecido estúpido y dramático sobrenatural este rumor? Pues para los amigos de Naruto lo es. Sí, es verdad que no conocen mucho al padre de éste, sin embargo, con solo verle puedes saber que es un sujeto calmado que solo se preocupa de su hijo.

 

Naruto solo no les daba importancia a lo que se decía, porque los desmentiría de una vez por todas. Ya le había dado el aviso a su padre de que el fin de semana iría él con su novio para cenar, y cuando volvieran de nuevo a clases, todos se darían cuenta de que su pareja estaba entera y sin ningún rasguño.

 

- ¿Y se puede saber que es lo que harán? - Preguntó Kiba Inuzuka, el susodicho del rumor del hombre lobo. Este era uno de los tantos amigos que Naruto poseía. Estaba sentado sobre uno de los escritorios, con ambos brazos cruzados, renuente a darse por vencido en convencer al rubio de ir con ellos el fin de semana a la playa, cosa que se confirmaba con la mirada des-conformista que poseía ante el rechazo del otro.

 

Chouji, un hombre de cabellos castaño claro, algo regordete pero muy amigable, veía la escena estando entremedio de ambos puestos. Solo observaba, no quería meterse en el tema dado que no tenía mucho que alegar, aunque él también se preguntaba porque Naruto rechazaba la oferta de Kiba, dado que Uzumaki era el que siempre proponía algo parecido.

 

- Ya te lo dije, tenemos planes. - Volvió a decirle el joven de ojos azules, viendo al de hebras castañas oscuras con reproche e irritación, ya que a pesar de darle una respuesta clara, su amigo seguía insistiéndole. - Tal vez en otra ocasión, porque este fin de semana no puede ser. - No creía que Inuzuka fuera fácil de convencer, mas debía hacer el intento. Observó como su amigo chasqueaba la lengua, aún no conforme con la respuesta. Le conocía bien, y si no se equivocaba, estaba esperando la explicación completa del porqué rechazaba la invitación.

 

- Vamos, amigo. Las fiestas nunca son tan buenas si tú no estás. - El de ojos rasgados, era perseverante. Tenía en común con Naruto muchas cualidades, tal vez era por eso que se llevaban muy bien. - Chouji, ayúdame a convencerle. - Dijo incitando al otro a que cooperara con él.

 

- Kiba-kun, debe tener sus motivos. - La voz calmada y con un toque de timidez que dijo aquello, pertenecía a Hinata Hyūga, la cual se encontraba recargada contra la ventana junto al pupitre del rubio, sin embargo Naruto se encontraba al lado de la joven de extraños ojos claros, parecidos a dos lunas, por lo cual el asiento de Uzumaki estaba siendo usado por otra persona.

 

- Hinata, ¿Ha quién estás apoyando? - Le regañó Kiba, mirándola un poco ofendido por el apoyo dado hacía el de ojos azul-celestes, siendo que él quería persuadirlo para que les acompañara, y su amiga estaba haciendo lo contrario.

 

- Lo siento. - Murmuró, bajando la cabeza. - Pero... no creo que esté bien presionarlo. - Comentó luego, mirando de reojo hacía un lado, topándose con Shino, el cual se mantenía detrás de Chouji, tan inmutable y tranquilo que su presencia casi ni se notaba.

 

Aburame entendió la mirada un poco suplicante de Hyūga, así que prefirió interferir antes de que la mujer de cabellos negros-azulados se desmayara, lo cual podía pasar en cualquier instante por la poca seguridad que poseía ella. Después hablaría con su amigo de rasgos caninos, ya que no debía hablarle de manera tan brusca a Hinata si él ya conocía como era su personalidad.

 

- Kiba. - Dijo el de cabello oscuro, con voz gruesa y firme. Acto seguido, el castaño solo susurró algo incomprensible hacia Shino.

 

­- Está bien. - Respondió al final, suspirando desanimado. Observó como Naruto le sonreía con burla, y le mostraba el dedo índice y medio, haciendo el símbolo de la paz. - "¡Idiota! No pienses que te has librado" - Pensó molesto, sin embargo relajó su expresión en cuanto se le ocurrió algo. - Al fin, que ni quería saber que perversiones iban a hacer encerrados estos dos días en su departamento, ¿no es así, Uchiha? ­- Comentó desinteresadamente, mirando hacía el techo del aula como si lo dicho fuese algo común, mas por dentro sostenía una sonrisa vengativa y satisfactoria.

 

Naruto tardó un poco en comprender lo dicho por Inuzuka, pero al cabo de unos segundos toda su cara se coloreó de rojo, al igual que los rostros de Chouji y Hinata.

 

Shino movió la cabeza negativamente, desilusionado de que el castaño fuese tan infantil a pesar de su edad. No había remedio para Kiba. Volvió a levantar la cabeza, esta vez enfocándose en el último miembro que se encontraba en aquel grupo.

 

Sasuke Uchiha. Este sujeto que poseía un cabello negro como el carbón, al igual que su mirada, era el novio de Naruto. No conocían mucho de él, dado que este no acostumbraba a hablar con ellos cuando se reunían, era bastante serio, incluso más que Aburame, y como consecuencia de que también no compartían las mismas clases, era un completo desconocido para ellos. De no ser porque cada vez al acabar todas las asignaturas pasaba por Naruto, seguramente nunca lo hubieran conocido.

 

El mencionado retiró su atención del juego de su celular.

 

Desde que había entrado en el aula del rubio, solo saludó a los amigos de su pareja y se sentó en el puesto de éste, no hablando ni prestándole atención a lo que ellos hacían, después de todo, no era de su incumbencia, él solamente aguardaba a que terminaran para poder irse juntos a casa. Sin embargo, al saberse envuelto en la conversación, no tuvo más remedio que dejar el juego que lo entretuvo hasta ese momento de lado, para prestar mayor atención al tipo de ojos rasgados y personalidad tan espontánea como la del de ojos azules.

 

- No se a que te refieres, Inuzuka. -  Contestó escuetamente con aquella voz grave que poseía, y sin más volvió a sumergirse en la distracción de su celular, presionando las teclas de manera rápida y precisa, sin errores.

 

- Oh vamos, ya sabes a lo que me refiero, a ‘eso' - Volvió a decir Kiba, esta vez acompañando lo dicho con movimientos de manos y un tono medio sugerente. Vio como Sasuke le miraba de reojo, alzando imperceptiblemente una de sus cejas, pero al instante volvió a concentrar su atención en el aparato que tenía entre las manos, ignorándolo completamente, lo que le molestó a tal punto de que una vena se marcara en su frente. ¡Hablar con ese pelinegro era casi igual que hablar con una piedra! Con la única y pequeña diferencia de que una roca no te mira. - ¡Cielos, Naruto! ¿Cómo pudiste escoger a un sujeto tan indiferente? - Preguntó Inuzuka al borde de la histeria, la cual incrementó al no ver reacción alguna por parte de Uchiha. Resopló con fastidio, mirando hacía otro lado que no fuera la persona sentada en el escritorio de su amigo. - Pensé que tenías mejores gustos. - Añadió luego.

 

- El que debería preguntarse como pude escoger a un amigo tan desvergonzado como tú, soy yo, Kiba. - Naruto a cada palabra dada estaba usando todo su autocontrol para no golpear al castaño. Agradecía que Sasuke fuera del tipo tranquilo, aunque pensándolo bien, Sasuke no era calmado, solo que era desinteresado por algunas cosas, dado que en otras circunstancias, podría  hacer gala de su verdadero carácter. ¡Ah! pero en este caso estamos hablando de Kiba. - Este fin de semana iremos a ver a papá, esa es la respuesta de porque rechazo tu invitación, idiota. - La contestación inesperada dada por Uzumaki, desubicó por un momento al castaño, el cual le miró con confusión. El de ojos azules se cruzó de brazos ante aquella acción.

 

- ¿Irán a ver a Minato-san? - Cuestionó el que poseía singulares marcas rojas en ambas mejillas, levantando una ceja a modo de desconfianza. Si era por eso, no entendía porqué Naruto le había dado tanta vuelta al asunto y no lo dijo del principio.

 

- Si. Quiero que conozca a Sasuke. - El rubio miró de reojo al pelinegro, sonriendo al ver como éste también le veía de reojo.

 

- Pero, Naruto...- Llamó Inuzuka con inseguridad en la voz, así como también con expresión de disconformidad y un poco de  temor. El de curiosas rayas en las mejillas prestó atención a su amigo, parecía que le diría algo importante. - ¿Estás seguro de presentarle a un sujeto tan amargado como él? Sin ofender Uchiha, pero eres un tipo muy aburrido. - El comentario del castaño ni siquiera fue suficiente para que el de ojos negros se inmutara.

 

- ¿Y por eso esa voz tan preocupada?  - El ojiazul formuló la pregunta al mismo tiempo en que se acercaba y golpeaba suavemente la cabeza de su compañero castaño con el dedo índice, claro está, que se estaba controlando para no ocupar su puño, por un momento pensó que era algo más serio.

 

- Pues si. Temo que Uchiha no sea del agrado de Minato-san y este lo devore. - Al terminar lo dicho, rió macabramente, mirando al susodicho con los ojos entrecerrados y expresión terrorífica.

 

- Kiba. - Uzumaki casi arrastró el nombre, suspirando con pesadez, puesto que quien más decía que su padre era un buen hombre era precisamente su extrovertido amigo. Viendo como el otro no tenía la intención de parar de reír de forma tan estúpida, se acercó a él y con la palma de su mano dio un fuerte golpe en la nuca. - Cállate.

 

- ¡Oye! Era una broma, el golpe no era necesario.­- Se quejaba mientras le veía volver a recargarse en la ventana. - Sin embargo, de verdad creo que Uchiha no va a ser de su simpatía. - Esta vez, si logró llamar la atención de Sasuke, pero al igual que las anteriores veces, solo fue por un breve instante.

 

- Descuida.­- El rubio se cruzó de brazos, con expresión calmada. - Sasuke puede ser un sujeto muy serio, poco hablador, de vez en vez es algo arrogante. - La mirada de Naruto se fue ensombreciendo cada vez que nombraba una característica del susodicho. - En algunas ocasiones puede comportarse de manera despreocupada e indiferente. Es frío y cortante tanto en su forma de hablar como en sus acciones y muchas veces es alguien muy competitivo. - El ojiazul se posó a espaldas del de cabello azabache, colocando ambas manos en cada mejilla del de ojos brunos, quien mantenía la misma calma y parecía no haberse turbado con dicha acción.- Puede sacarte de quicio fácilmente con su apatía. - Las manos que hasta entonces se habían mantenido quietas en los blancos pómulos de Uchiha, ahora se encontraban jalando de estas, tironeando con fuerza contenida, ya que el semblante del rubio poseía un leve tic constante en una de las cejas, haciendo que su ojo temblara de vez en cuando.­- Pero...- Dejó de estirar ambas mejillas, no obstante, sus manos se mantenían a cada lado, renuentes a soltarlas. -... Escogí a este sujeto, porque es el único con el que me puedo entender perfectamente y que logró llenar el vacío que una vez hubo en mi pecho. - Finalizó con una sonrisa feliz, sintiendo como el de cabellos azabaches tomaba una de sus manos, apresándola con la propia.

 

Sasuke alzó el rostro, mirando directamente hacía los ojos azules de Naruto, observando como estos le miraban agradecidos. Formó una leve sonrisa, que tan rápido como nació, se esfumó, solo duró un instante, sin embargo aquel breve lapso de tiempo que duró, fue suficiente para que el rubio la pudiera apreciar.

 

- De acuerdo, de acuerdo. - Habló Kiba, cerrando los ojos y poniendo sus brazos delante de su cuerpo, sirviendo estos como una especie de barrera ante la situación tan acaramelada en la que pronto se vio envuelto el ambiente. - Ahora, mejor guárdate toda esta miel para cuando estén solos.­- Aconsejó un poco hostil, mirando por el rabillo del ojo desconfiadamente a ambos. Respetaba la homosexualidad de su amigo, se conocían hace bastantes años y sabía de sobra como era éste, por lo que jamás lo discriminaría, pero aún no se acostumbraba a aquellas escenas, como la anterior. Cuando las veía, sentía su estómago revolverse, ya que se sentía celoso de su amigo, porque él, a pesar de ya casi tener veinticuatro años, ¡Aún seguía soltero!

 

- De igual manera, papá y Sasuke ya se conocían. - Comentó con expresión de voz desinteresada, soltando la mano del de pálida tez, recogiendo su mochila y colgándosela del hombro. Uchiha imitó a su novio, pero al contrario del otro, este ya traía el bolso colgado diagonalmente.

 

- ¡¿Qué?! - Dio un grito Kiba, mirándolo como si fuera el peor de los embusteros.

 

- Naruto, ¿Hace poco no dijiste que querías que Minato-san conociera a Uchiha? - Preguntó Aburame, con clara muestra de curiosidad en la voz.

 

- Pues si, dije eso, pero lo que quería decir era que quería que papá conociera a Sasuke como mi pareja, no como los amigos que antaño fuimos. - Contestó a la pregunta de Shino con una alegre sonrisa.

 

- ¿Antaño? - Susurró la única mujer presente en el grupo, pero a pesar del bajo tono que empleó al decir esto, todos los demás la escucharon perfectamente, pues al saber como era el carácter de Hinata, prestaban más atención a lo que ella decía. - E-eso significa, que ustedes ¿Se conocían de antes? ­- Preguntó con timidez, chocando la punta de sus dedos entre si, en una muestra clara de nerviosismo.

 

- Pues si. - Contestó, levantando una de sus rubiales cejas en signo de no comprender el porqué de la pregunta. - Nos conocimos en primaria, pero a Sasuke lo trasfirieron a otra academia.

 

Tanto el de cabello azabache como el de mechones rubios se miraron el uno al otro por un instante.

 

- ¿Y bien, Naruto? ¿Cuándo pensabas decir algo tan importante? - La voz de Kiba se notaba irritada, y las incontables venas hinchadas que se iban formando en su frente, mostraban que estaba un poco molesto. - Nosotros nos conocemos de secundaria, y que yo recuerde, nunca me contaste de un supuesto romance de infancia.­- Espetó luego, esta vez mirando a Sasuke.

 

- ¡Oye! Que Sasuke y yo en ese tiempo solo éramos amigos. - Gritó con voz media apesadumbrada, recordando aquella época en donde su manera de pensar cambió completamente debido a un suceso que le marcó de por vida, aunque si dejaban que lo pensara detenidamente, las consecuencias no fueron tan malas, claro, en el instante en que ocurrió, dolió mucho, sin embargo ahora estaba agradecido con...

 

- Naruto. - Sasuke susurró el nombre del rubio en su oído, provocando que este diera un leve respingón por el abrupto desenfoque de sus pensamientos. - Debemos irnos.­- Dijo luego, mirándolo directamente a los ojos, con tal intensidad reflejada en sus azabaches orbes, que por un momento el de azules ocelos se desubicó al quedar admirando la negrura y profundidad de estos.

 

­ -  ¿E-eh? ¡A-ah! Si, claro. -Tartamudeó. Miró a Kiba y esbozando una sonrisa picarona se acercó a éste, murmurando algo en su oído.

 

- ¡No es cierto! S-solo que...- Exclamó abrumado el de castaños cabellos.

 

- Bromeo, bromeo. - Seguido, Uzumaki soltó una risa burlona, golpeando con la palma de su mano la espalda de su amigo. - Nos volvemos a ver el lunes, disfruten el fin de semana. - Se despidió en general, sonriendo con alegría.

 

- Claro... Se te extrañará en la fiesta. - Comentó Chouji, el cual comía unas sabrosas papas que sacó durante el transcurso de la conversación.

 

- Nos vemos, Naruto-kun.

 

Hinata, como siempre tímida, solo movió la mano en un suave gesto de despedida. En cambio Shino, solo asintió con la cabeza.

 

Sasuke agarró a su novio del cuello de la camisa, arrastrándolo fuera del salón apenas terminó de despedirse.

 

- ¡Waa! ­ ¡Sasuke! - Gritó alarmado Naruto, miró ceñudo a la persona que se encargaba de acarrearlo. - Al menos pudiste haberte despedido de los chicos. - Reclamó, caminando al lado del azabache esta vez por si solo.

 

- Que sean tus amigos no significa que deba darles un trato especial.­- Fue la seca respuesta de Uchiha. Observó de reojo como Naruto mostraba una expresión decepcionada, negando continuamente con la cabeza, como si lo que hubiera dicho no fuese del agrado del rubio, y claro que era así.

 

­- A veces me pregunto porqué eres tan... frío. ¿Dónde quedó aquel tierno y adorable niño que fue mi mejor amigo hace ya muchos años? -Naruto trató de emplear la voz más sarcástica y dramática que poseía.

 

- ¿A cuál niño adorable te refieres? - Se detuvo poco antes de bajar las escaleras que les llevarían al primer piso, mirando fijamente al sujeto que caminaba a su lado.

 

- Olvídalo. - Uzumaki soltó un suspiro resignado. - Rápido, vamos a llegar tarde. - Tomó la mano más cercana a la suya, sujetándola firmemente.

 

El de hebras negras al sentir como era jalado escaleras abajo, no tuvo más remedio que acelerar el paso para que su compañero no lo arrastrara, o botara, por mal equilibrio. Muchos de los estudiantes que aún se encontraban por los pasillos de la Universidad, solo voltearon curiosos al percatarse de cómo dos personas corrían velozmente por el corredor.

 

Cuando ya estuvieron en el exterior del edificio, Sasuke pensó que se detendrían, pero supo que erró en su suposición en cuanto notó que el ritmo del paso no sosegaba, de hecho, parecía tomar más velocidad. Hizo ademán de hablar, queriéndole decirle a su novio que no era necesario correr, pero ninguna palabra salió de sus labios, estos se mantuvieron firmemente sellados, en cambio, sus ojos se posaron en el entusiasta semblante que poseía el rubio, mirando con atención cada parte de este: las cejas, engrosadas levemente, sus azules pupilas, las mejillas junto con las curiosas marcas que tenían, la nariz y por último, examinando con atención los delgados labios; inconscientemente formó una sutil sonrisa en su rostro, apretando por primera vez, en todo el trayecto que llevaban ya hecho, la mano acanelada que sujetaba la suya fuertemente. Podía sentir el calor que esta despedía, haciendo que su palma se contagiara de aquella calidez.

 

- ¿Por qué la sonrisa de idiota? ­- La pregunta hecha por el blondo tomó desprevenido al otro, que ni siquiera se había dado cuenta de que habían dejado de correr y ahora se mantenían inmóviles, aún tomados de la mano. Uzumaki al ver como Sasuke no respondía y parecía ido, tomó entre los dedos de la mano libre la pálida mejilla, tirando de esta como si fuera goma.

 

-Molesta. - Fue lo único que dijo el otro, recomponiendo su frío semblante y retirando la mano de su mejilla lentamente, sin embargo, una idea cruzó su mente y sin pensar siquiera en replantearla, quiso llevarla  acabo.

 

Naruto al ver como el azabache dirigía su mano a su boca, en ningún momento pensó que este tomaría uno de sus dedos entre sus labios, para seguido morderlo con fuerza.

 

Claramente el grito del de ojos color cielo no se hizo esperar, así como tampoco el forcejeo a causa del dolor.

 

El rubio soltó el agarre que tenía sobre la otra mano del de ojos negros, esta vez, colocándola contra el rostro de Uchiha, aplicando fuerza para tirar hacia atrás la cabeza y viendo si con eso podía liberar su dedo. Pero al parecer su pareja no tenía la misma intención, y consecuentemente mientras Uzumaki más trataba de retirar su pulgar, él apretaba más los dientes alrededor de la pequeña porción de carne que tenía entre sus labios.

 

- ¡Teme*! ¡Suéltame! ­- Gritó adolorido y desesperado el joven de extrañas marcas en los mofletes, no obstante al sentir la dentadura del otro enterrarse más en su piel, no pudo reprimir el que sus ojos lagrimearan. - ¡Duele!

 

Sasuke, ya satisfecho con el resultado, fue abriendo su boca lentamente, mas el ojiazul ni bien dejó de sentir presión en su dedo, retiró este de inmediato, viendo un poco aterrado como unas llamativas marcas, más parecidas a pequeños agujeros, se mostraban en la piel.

 

- Descuida, no conseguí romper el hueso. - Dijo el de cabellera negra en tono de decepción bastante fingido. Trató de no reírse al ver como su compañero le miraba con una expresión de terror, cubriendo el pulgar herido instintivamente, como si quisiera protegerlo de su persona. Sonrió con arrogancia, levantando la ceja izquierda con altanería. - ¿Qué? ¿Acaso tienes miedo? -La pregunta salió con una burla bastante natural que hizo que Naruto frunciera el ceño exageradamente.

 

- Esta me las pagarás. - Murmuró Uzumaki con resentimiento. Dio la vuelta y se dirigió apresuradamente hacia las enormes rejas que rodeaban la Universidad para poder salir.

 

Sasuke iba a seguirle, pero no pudo al verse inesperadamente detenido...

 

- ¡Sasuke-kun!

 

... Exactamente por una voz femenina que le llamaba detrás de él.

 

- Sakura...

 

- Me alegro de encontrarte. - Dijo ella con la voz entrecortada y respirando agitadamente.

 

Sakura Haruno era una estudiante muy sobresaliente. Aplicada, simpática y  hermosa. También era conocida como la mujer más fuerte de la Universidad, dado que poseía una indiscutible fuerza debido a sus clases de boxeo, pero también era parte de un rumor, el cual decía que su exótico cabello de color rosado, no era natural.

 

A simple vista podía parecerte una mujer delicada, pero su estricto carácter junto con su fuerte personalidad, hacían que varios hombres no quisieran acercársele por temor a salir con más de un hueso fracturado. Sin embargo poseía muchos amigos, tanto hombres como mujeres, debido a su manera tan sociable de ser.

 

- ¿Qué quieres? - La voz de Sasuke era tan seria como su expresión. Miraba a la mujer frente si con pasividad en sus ojos, tan carentes de sentimientos que te provocaba un escalofrío.

 

- Yo... Se te quedaron los apuntes en el salón y vine a regresártelos. - La de cabellera rosada extendió tímidamente el cuaderno que traía en sus manos, observando con vergüenza hacía el suelo. No se atrevía todavía a enfrentarse contra el negruzco observar de Uchiha.

 

El azabache examinó rápidamente a la mujer que estaba enfrente de él.  Demasiado extravagante para su gusto. Sí, bien, Naruto también era extravagante, pero no como Sakura. Sin duda era alguien rara a su parecer, más que nada por su cabello, lo cual era lo más llamativo de su persona: rosa. Era sencillo distinguirla entre una multitud, porque su vestimenta era del mismo color que su cabello, en diferentes matices.

 

El de ojos negros no demoró mucho en tomar la libreta que la de ojos verdes le ofrecía, dando media vuelta para retirarse, sin decir nada más, solo estando presente esa personalidad inexpresiva por la cual todos le conocían.

 

Sakura levantó la mirada al ya no sentir el cuaderno en sus manos, viendo como el sujeto del cual estaba perdidamente enamorada se marchaba sin decirle palabra alguna.

 

Suspiró con decepción hacia si misma. Por más que intentaba que Uchiha se abriera a ella, no lo conseguía, sin embargo también tenía presente que, aunque lograra traspasar aquella barrera invisible que le cubría y se convirtiese en su amiga, él jamás llegaría a verla con los mismos ojos que ella le veía.

 

- Sakura. - El tono grave de la voz de Sasuke hizo que la joven se tensara levemente, quedando estática en su posición y solo observando la espalda del otro, quien ni siquiera se había volteado a mirarla. -...Gracias. - Dijo luego en el mismo volumen, comenzando a caminar nuevamente.

 

Haruno soltó el aire que estuvo reteniendo en cuento el otro se perdió de su vista.

 

¿Sasuke Uchiha le había agradecido? Eso era bueno ¿no? Al menos un progreso, ya que no creía que el azabache fuese de los que iba dando gracias a todo el mundo. Sin notarlo formó una sonrisa en sus labios.

 

- No te hagas esperanzas, mi dulce y tierna Sakura. - Comentó alguien a su espalda.

 

Al girarse vio como una mujer de claras hebras rubias, atadas firmemente en una coleta, la mirada con desaprobación en sus ojos.

 

- Ino. - murmuró el nombre de su, ahora, acompañante. - No me hago esperanzas, se muy bien que nunca podré estar con él.­- Expresó luego con voz derrotada. - Pero... aún así, no puedo evitar pensar que alguien como Sasuke-kun no debería estar saliendo con ese tipo. Él se vería mejor con... con una mujer.

 

- Pues ese tipo se llama Naruto, y sería menos problemático si lo llamaras por su nombre, Sakura.­- Una tercera voz se inmiscuyó en la conversación. Al lado de Ino se encontraba ahora Shikamaru Nara, el ser más vago que jamás podrías encontrar, no obstante era al mismo tiempo, la persona más inteligente que podrías conocer. - Y no es cosa de verse mejor. - Alegó luego. - Se trata de sentimientos; Sasuke y Naruto sienten atracción entre ellos, no les importa si son del mismo sexo, tampoco la condición del otro, solo se quieren y ya. - Interrumpió su monólogo para tomarse la cabeza con aburrimiento, cerró los ojos y masajeó su frente, como si pensar le causara dolor. - Es un tema complicado y el cual no me interesa. - Dijo con pereza, sin embargo abrió los ojos y miró a la de ojos verdes con seriedad. - Pero, Naruto es un buen amigo mío y no me gusta que hablen de él de la forma que tú lo haces.

 

Sakura en ningún momento apartó la vista de la persona frente si, mas al terminar de escuchar el discurso de éste, se marchó de allí con paso acelerado y el ceño fruncido.

 

- ¿No fuiste muy duro? ­- Preguntó la rubia a su amigo, mirando con tristeza por donde se fue la de pelo rosa.

 

- Ya no es una niña, Ino. - Fue lo único que dijo Shikamaru, su expresión se relajó más, miró el amplio y limpio cielo y una sonrisa se formó en su boca al ver pasar una nube. - Chouji nos está esperando, vamos. - No esperó a su compañera, simplemente empezó a caminar a un ritmo lento.

 

­ - ¡Espérame! - Yamanaka al apreciar como el otro la dejaba atrás se apresuró a llegar a su lado.

 

Fuera de la Universidad, Naruto se encontraba recargado contra la enrejada plateada, esperando a por Sasuke, quien al parecer aún no terminaba de hablar con Sakura.

 

Había visto como el azabache se detenía en cuanto la de cabello rosado le llamó, no quiso entrometerse, por lo que decidió seguir su camino y aguardar fuera de KUF. Tampoco era como si no le importase lo que esos dos pudieran hablar, después de todo, tenía muy presente los sentimientos que esa mujer profesaba por su novio, y no la culpaba, él estaba igual que ella.

 

- ¿Te sientes bien?

 

Volteó a su izquierda, encontrándose con un pálido rostro, muy parecido al de su pareja, exceptuando por la sonrisa que este poseía.

 

- ¡Oh! ¡Sai! ­- Exclamó Uzumaki en señal de sorpresa, irguiéndose para saludar a su amigo con un buen apretón de manos. - ¿Qué haces tú por aquí? - Preguntó. Mirando con curiosidad lo que el pelinegro llevaba bajo el brazo, que era lo más llamativo por su gran tamaño.

 

- Ayer por la noche terminé lo que me pediste, y pensé en que sería bueno traértelo hoy. - Extendió un lienzo, cubierto por una tela de color rojo.

 

El rubio tomó lo que Sai le ofrecía, desenvolviendo el paño del objeto con cuidado. La impresión de su rostro bastó para que el de ojos negros sonriera satisfactoriamente.

 

- Sai... ¡Ha quedado perfecto! - En sus manos se encontraba un retrato pintado por su amigo, era la imagen de su madre. Él le había prestado una fotografía de ella, ya que quería que el pelinegro hiciera un cuadro basándose en la foto, mas nunca imaginó que quedaría tan magnífico, casi podía sentir como su madre le miraba cálidamente. - No se como voy a pagarte este favor. - Dijo dirigiéndose al sujeto enfrente de él, observándole  agradecido.

 

- Pues, me conformaría con que posaras para mí una sola vez. - Propuso. Acarició una de las acaneladas mejillas con mucha confianza. - Tu rostro es uno de los más extravagantes que jamás he visto. No creo poder encontrar a otra persona que tenga estás mismas marcas. - Comentó seguidamente, esta vez tocando las líneas horizontales que poseían los pómulos de Naruto, el cual se mantenía un poco nervioso por el contacto ejercido. - ¿Qué dices?

 

- Pues yo no estoy de acuerdo. - La amenazante actitud que tomó una tercera voz, logró que Sai dejase de acariciar tan familiarmente al rubio.

 

Cuando Uchiha estuvo cerca de la salida de la Universidad, supuso que Naruto le estaría esperando, mas el ver que estaba acompañado por alguien, hizo que una sensación no muy grata abarcara su pecho, sensación que incrementó al distinguir que la persona era ese pintor, el cual estaba tocando a su pareja de una manera muy atrevida.

 

- ¡Sasuke, mira! - Le dijo Uzumaki, llamando la atención del recién llegado, pasando por alto la mirada enfurecida que este poseía. - ¿Qué te parece? ­- Le mostró el cuadro, consiguiendo que el azabache prestara toda su atención a este y se distrajera de la otra persona.

 

- Pues... Es un trabajo excelente. - Murmuró inconscientemente, más concentrado en seguir examinando la pintura que sostenía Naruto. Era increíble el parecido de esa mujer con su novio, ambos despedían esa misma calidez de sus ojos.

 

­- Me halagas, Sasuke-kun. - Dijo Sai con sarcasmo, sonriendo con falsedad hacía el otro azabache. Sintió como este le miraba de una forma heladora, no enojado, sino más bien de un modo indiferente.

 

­- Ya nos debemos ir. Muchas gracias, Sai. - Tomó la mano de Sasuke y empezaron a alejarse rápidamente, cuando estuvieron a una distancia considerable, el rubio se volteó y le gritó a su amigo. - ¡Algún día te pagaré este favor! - Y después se perdieron de vista al doblar una esquina.

 

El azabache solo se quedó de pie frente a la Universidad, mirando aún el lugar por donde se había ido el de ojos azules.

 

...

 

La capital de Japón, Tokio, no era una ciudad muy tranquila, ya que era un lugar turístico y con una población de más de doce millones de habitantes.

 

El sector Ame no Kuni** no era la típica zona calmada, en la cual todos son vecinos amigables. De hecho, este sitio ocupaba el lugar número uno en peligrosidad de toda la ciudad, era muy conocido con el nombre de ‘la casa de las pandillas'. Aquí, las leyes de la sociedad eran desobedecidas, se podría decir que la policía no tenía autoridad en esta zona. 

 

‘Akatsuki Tea' era un local ubicado en el sector de Ame, no muy popular, dado que el edificio en donde se encontraba, aparte de ser lúgubre, parecía poder desmoronarse en cualquier momento, pero lo que más afectaba a su reputación, era debido a que el recibimiento hacía los valientes clientes que se atrevían a entrar, no era el mejor.

 

Dentro del puesto, era mucho peor, las mesas y sillas estaban tan desgastadas que con solo mirarlas se podían romper, las paredes agrietadas, el piso descuidado, dejando que sus negras cerámicas fueran opacadas por el polvo. Las ventanas no tenían cortinas y varios vidrios estaban quebrados, en resumen, era como entrar en unas ruinas.

 

- Flor de picas. Gané.

 

- Maldito Kakuzu. ¡Has hecho trampa!

 

- Hidan-senpai, Kakuzu-senpai no ha hecho trampa, Tobi lo ha visto todo.

 

El sujeto que respondía al nombre de Hidan, resopló fastidiado. Se levantó de su sitio y empezó a caminar alrededor de todas las mesas, tal cómo había prometido si perdía. Kakuzu solo comenzó a recoger las cartas que hace poco les mantuvieron entretenidos, y Tobi, él solo veía al primero dar vueltas por el local.

 

- Este sitio está más muerto que un cementerio. - Fue el comentario de un rubio, quien recargaba su peso en la caja registradora. Se le veía con una aburrida expresión en el rostro, mirando con desgano como el tipo de cabello blanco, Hidan, seguía girando alrededor de los cubículos.

 

Nadie dijo nada más, dejando que un silencio sepulcral se hiciera presente en el recinto. Así eran los días de trabajo en Akatsuki Tea.

 

La campanilla de la puerta dio la señal de que un nuevo cliente llegaba, mas ninguno de los empleados levantó un músculo, sin embargo todos miraron en dirección donde el sonido se produjo.

 

Dos personas entraron a la habitación, sorprendiendo un poco a los trabajadores, que vagamente alzaron una ceja en señal de asombro, y haciendo que el único integrante que llevaba una máscara anaranjada, Tobi, corriera hacia ambos, cual niño feliz.

 

- ¡Naruto-kun! ¡Sasuke-kun! - Gritó este pelinegro, estrechando lo más que podía a los dos mencionados en un abrazo de oso, que parecía querer dejar sin aire a los visitantes.

 

- Tobi, detente. - La voz fría y demandante detrás del poseedor de la máscara en forma de espiral, hizo que éste les liberara casi mecánicamente. Itachi se fue acercando a los recién llegados a paso tranquilo. Cuando estuvo frente a ellos, formó una expresión más amena, sonriendo levemente. - Sasuke. - Alzó la mano para acariciar la cabeza de su hermano menor, en una actitud cariñosa, pero fue detenido por un manotazo que el mismo pequeño Uchiha le dio.

 

- No me gusta que hagas eso. - Se quejó el de cabello levantado hacía arriba, exponiendo una mueca de fastidio. - Solo toma las llaves y deja que me vaya. - Dijo posteriormente. Mirando al de cabello medianamente largo con seriedad, extendió un llavero que tenía el Pai-pai Uchiha, para que éste lo tomara.

 

- Aún no puedes olvidarlo. - Aseveró. Agarró lo que su hermano le pasaba, mirando fijamente el objeto, cuando volvió a alzar la vista, se fijó en la persona que se mantenía detrás de Sasuke. - Es un gusto verte de nuevo, Naruto.

 

- Lástima que no pueda decir lo mismo. - Dijo tajante. Uzumaki se mantenía cerca de la puerta, recargado en la pared que estaba junto a esta con los brazos cruzados, observando con ojos cautelosos a todos los que estaban en el amplio cuarto.

 

El mayor de los Uchiha sonrió decepcionadamente. Vio como su hermano menor se dirigía a la salida con clara intención de irse, no lo culpaba, su relación no era muy buena debido a unos sucesos pasados nada gratos para ambos. Antes de que el otro pelinegro pudiera marcharse, Itachi quiso aclarar una duda que le surgió en el instante en que Sasuke le pidió ayuda.

 

- ¿Es tan urgente ese viaje que tienes que hacer, cómo  para confiarme el cuidado de tu departamento, Sasuke? - Percibió como el susodicho se tensaba ligeramente. Vio como volteó a encararlo de nuevo.

 

- Algo así. Iré a visitar a Minato-san. - No supo que lo impulsó a darle la respuesta a la persona que compartía su misma sangre, tal vez se debió a que era lo mínimo que le podía decir, ya que este había aceptado de buena manera cuidar de su hogar, además de alimentar a su mascota: una exótica serpiente de un precioso color morado, llamada Manda.

 

- ¡¿Irán a ver a Minato?! - Gritó asombrado Tobi, con voz ridículamente temerosa. Éste se escondió detrás del rubio de cabello largo, quien lo miró de mala manera.

 

- ¿Conoces a mi padre? - Uzumaki se fue acercando hacia el de la máscara.

 

- E-eh, no-no, cómo crees. - contestó nerviosamente el de personalidad infantil. Oh rayos, se había exaltado un poco al escuchar con quien se iría a presentar Sasuke. - Solo que he escuchado muchas cosas bastantes terroríficas de tu padre. - Comentó seguidamente, mirando al rubio menor por sobre el hombro de Deidara.

 

- ¿Cosas terroríficas? - Una voz grave se dejó escuchar de espaldas al grupo. Pain, también apodado ‘Líder', estaba cruzando la puerta trasera, cargando una caja de cartón. A su lado venía una mujer de cabellos azules, quien también cargaba una caja similar a la del de cabellos naranjas. Los dos habían alcanzado a oír lo que Tobi había dicho.

 

- ¡Líder! - Exclamó emocionadamente el hombre de cabellos negros y actitud infantil, dando giros como si fuera un tornado hasta llegar al mencionado. - ¿Qué trae en las cajas? ¿Es un regalo para Tobi? - Preguntó luego éste, completamente inquieto, tratando de arrebatarle la caja de las manos.

 

- No hay nada para ti, pero dime, ¿qué cosas has escuchado del padre de Naruto Uzumaki? - Demandó con voz autoritaria, posando sus ojos en el rubio.

 

A Naruto le dio un respingón en cuanto sintió la fuerte mirada del de cabello naranja sobre si. Un poco atemorizado, retrocedió un paso. Esos sujetos, los que trabajaban en Akatsuki, eran de temer, antes él ya había tenido un pequeño encuentro con uno de sus miembros y digamos, que no salió ileso del enfrentamiento. Arrugó las cejas, estando precavido de cualquier movimiento, después de todo, estaban en terreno ‘enemigo', o algo así.

 

- Nada fuera de lo normal, ya sabe, líder, cosas como...- La momentánea pausa de suspenso hizo que los demás integrantes le prestaran atención. En cuanto una leve música escalofriante les llegó a los oídos, y las luces se apagaron, la mayoría soltó un jadeo de sorpresa. - ¡El diabólico Minato Namikaze~! ­- De pronto, Tobi apareció en el centro, subido a una mesa y apuntando su rostro, o mejor dicho máscara, con una linterna. - ¡Un ser inhumano, de apariencia angelical, que te destroza por dentro si no logras agradar! - Continuó diciendo, agregando una voz más gruesa de la que normalmente usaba.

 

Casi al instante de decir la última línea, figuras espectrales empezaron a aparecer en la pared, como sombras malignas que iban subiendo a través de ellas.

 

- ¡¿Qué es esto?! - Gritó colérico Deidara, al sentir una fría y gelatinosa sustancia caer en su hombro. Pasó la mano sin darse cuenta por sobre eso, comprobando que era de color verde y olía a goma quemada. - Que asco. - Susurró para si, limpiándose en la camisa del desafortunado compañero que estaba a su lado.

 

- Vuelve a hacer eso y te destrozaré. - Amenazó Kisame, quien resultó ser el desafortunado, mostrando los filosos dientes que poseía y de los cuales estaba orgulloso.

 

El de cabellos rubios lo miró directamente, retándolo de forma muda a que lo intentara si se atrevía, sin embargo, ambos se vieron desenfocados de su lucha de miradas en el instante que Tobi apareció entremedio, aún con la linterna.

 

- ¡Minato Namikaze, el suegro que ni en tus pesadillas quisieras tener! - Pegó su mejilla a la del artista, quedando ambos juntos. - ¡Él si quiere, tus sueños puede quebrar~! - observó como su compañero rodaba los ojos, así que con cuidado susurró en su oído. - Senpai, el no tendrá remordimiento en romper sus creaciones.

 

Acto seguido se fue, dejando a Deidara con un escalofrío en la columna, quien imaginaba cómo unos pies enormes pisaban todas sus estatuas.

 

- ¡Será mejor que no te encuentres con él, porque si lo haces, no dudará tu estómago comer! ¡Éste es, Minato Namik...! - Y antes que el buen chico terminara la frase, se vio fieramente agitado por un par de manos que se cernían con fuerza en su camisa.

 

- ¡Mi padre no es así, imbécil! ¡¿Quién te da el derecho de decir cosas como esas de él?! - Le gritó Naruto totalmente alterado, con el ceño fruncido profundamente, mirando con rencor al de la máscara, quien parecía estar temblando al escuchar la forma en la que hablaba.

 

- ¡Woah! ¡Líder, ayude a Tobi! ¡Naruto-kun se ha descontrolado! - Exclamaba alzando los brazos al aire, y aunque su voz sonaba preocupada, se notaba claramente el tinte de burla que llevaba impreso, como si realmente no temiera al rubio, y por supuesto que era así. ¿Por qué temerle a alguien como Uzumaki? Sí, en verdad era fuerte el chico, pero no lo suficiente como para un enfrentamiento con él.

 

­- No hagas algo imprudente, torpe. - El tono grave que se oyó detrás de Naruto, pareció calmarlo un poco, ya que dejó de hacer presión en la tela de la ropa del otro. Sasuke, con naturalidad, tomó ambos antebrazos del rubio entre sus manos, apretándolos un poco para que terminara de soltar a Tobi completamente. - Estoy hablando seriamente, Naruto. - Y con esa intimidación por su parte, percibió como su novio se ponía rígido,  separándose completamente del otro tipo. Al instante también se separó con rudeza de su contacto. Le vio dirigirse de nuevo hacia la pared cercana a la puerta, aún molesto.

 

Un suspiro aliviado llamó la atención de Uchiha menor, volteando a ver a quien había hecho enfadar a su pareja.

 

- Muchas gracias, Sasuke-kun. - El azabache colocó una mano en el hombro del menor. - Tú si sabes cómo calmar a la fiera. -Y seguido, se empezó a reír alegremente, como si lo que dijo fuera lo más gracioso del mundo, mas al sentir un aura un tanto siniestra de la persona frente si, calló cualquier sonido que quisiera escapar de su boca.

 

Sasuke siguió mirando al adulto, -que de adulto no tenía nada- viendo la manera en la que se alejaba, aparentemente, intimidado.

 

- Que repugnante, ¿pero que es esto, Tobi? - Preguntó el religioso de Jashin, examinando el techo con expresión desconcertante -sin dejar de caminar-, ya que el viscoso líquido verde que se adhería a este, no le daba buena impresión.

 

- ¡Ah! Eso es un artefacto que compré, produce un componente químico sintético pegajoso, que se adhiere a superficies planas, sin embargo es muy escurridizo en extensiones desiguales. Está hecho con sabia de árbol, goma líquida y...- Dejó la explicación a media al ver que todos le veían de forma perpleja, incluso a algunos casi se les llegaba a caer la mandíbula.

 

La mayoría de los presentes se encontraban sorprendidos con el esclarecimiento que estaba dando el ‘buen chico', pero al ver como este rebuscaba algo entre sus ropas, hasta sacar un papel, pusieron más atención.

 

­-... - Tobi empezó a leer la hoja, asintiendo de vez en cuando. - Bueno, eso es lo que dice aquí. - Dijo finalmente, riendo nerviosamente al terminar. Notó como algunos soltaban suspiros de alivio, otros en cambio suspiraban con decepción. Rió con más nerviosismo al ver esas reacciones, volvió a observar la hoja: en blanco, ni una sola letra imprenta en ella. - "Por poco" - Guardó la hoja entre sus ropas, siendo ahora él quien sacara un suspiro.

 

- Aún no entiendo cómo puedes preparar todo esto. - Comentó el rubio mayor, limpiándose con un trapo el hombro.

 

El de la máscara naranja ladeó la cabeza en señal de estar pensando, sólo hasta que chocó su puño derecho contra la palma izquierda, y soltó una leve exclamación, como si hubiera descubierto algo, atrajo el interés de los demás.

 

- ¡Pues eso...! - La frase la dejó inconclusa para plantar un poco de intriga. - ¡Es! ¡un! ¡se-cre-to! - Finalizó con voz cantarina e inocente, sacando un par de venas en sus compañeros de carácter más alterable, -Deidara y Hidan- quienes estaban a punto de lanzárseles encima. - ¡Tobi es un buen chico! ¡No maten a Tobi! - Lo último lo pronunció justo antes de ponerse a correr con dos de sus ‘superiores' tras él.

 

- Este lugar es para dementes. - se susurró Uchiha menor, avanzando hasta donde se encontraba su novio, quien veía a todos aburridamente. - Nos vamos. - Le dijo, y en total silencio ambos se marcharon del local.

 

Ya afuera, ambos muchachos caminaban uno al lado del otro, en total silencio.

 

Debes en cuando, Uchiha observaba de reojo a su compañero, apreciando como aún mantenía una mueca molesta. Al fin... iba a ser que el camino de vuelta a casa iba a ser más incómodo de lo que imaginaba, al menos incómodo para él.

 

...

 

La puerta azotándose con fuerza, causó que por poco uno de los jarrones que posaban en la entrada cayera, pero gracias a la agilidad de un azabache, éste impidió que terminara en el piso, esparcido en miles de trocitos.

 

- Podrías ser más considerado con las cosas ¿no? Después de todo, ellas no tienen la culpa de tu enfado. - Trató de hablarle con un tono calmado, aunque salió más parecido a uno desinteresado.

 

Naruto no le respondió, ni siquiera le lanzó una de sus típicas miradas de "¿quieres callarte por favor?" que le daba cuando estaba fastidiado y con mal humor; esta vez, decidió pasar por alto el comentario de Sasuke.

 

El de ojos negros no dijo nada más, por lo que se dirigió a la cocina. A veces le resultaba realmente agotador ir hasta Ame no Kuni, sólo para ver al bastardo de su hermano, no obstante no tenía más opciones.

 

De seguro su padre estaría muy decepcionado si viera lo que su hermano mayor había hecho con su vida; involucrarse con pandilleros era lo peor que podía hacer alguien que llevara el apellido Uchiha, aunque bien tenía que reconocer que Itachi tenía buenos gusto, dado que el grupo que lo había reclutado, era precisamente ‘Akatsuki'. Él conocía el verdadero rostro de esa organización, Naruto también sabía la verdad, y era por ello, que se llevaban muy mal con los miembros de dicha agrupación.

 

Sacó una olla de mango largo de uno de los estantes, colocándolo en la estufa, la cual había prendido con anterioridad; lentamente fue vertiendo agua dentro de esta y mientras esperaba a que calentara un poco, se acercó a la única ventana que residía en esa habitación.

 

Apreció como el parque que quedaba frente al edificio, estaba casi vació, salvo por una que otra pareja que iba allí con una actitud melosa, abrazándose o simplemente tomándose de la mano. Frunció el ceño y se recargó en el cristal, viendo con mayor detenimiento cada detalle de lo que sucedía abajo. El rubio y él vivían en un reducido pero cómodo departamento, en el quinto piso, por lo que las vistas que podían observarse desde las ventanas de las diferentes habitaciones, eran espectaculares.

 

Alzó un poco la cabeza, para contemplar como un sutil anaranjado se iba apoderando del cielo, dándole matices más cálidos y brillantes, pero también con unos toques misteriosos y salvajes. El atardecer era algo realmente esplendoroso, porque cuando el sol se marchaba y se escondía bajo el horizonte, la noche hacía su estelar aparición, trayendo con ella diferentes fases para divertirse y saborear de una forma distinta la vida, pero también traía consigo la complicidad de actos crueles, desesperanzados; con su oscuridad cubría las fechorías y resguardaba la evidencia de acciones criminales sólo para ella.

 

Sintió de pronto el ambiente más templado, dándose cuenta de que el agua estaba por hervir. Apresurándose para apagar la estufa, aprovechó de sacar un sobre de una de las repisas. Derramó el polvo que traía el envoltorio encima  del líquido candente, dejando que ambos se mezclaran, revolviendo de vez en cuando con un cucharón.

 

Retornó su mirada hacia el paisaje que se exhibía tras la ventana, sonriendo satisfecho al ver como aún había unos pocos rayos de sol. Su pecho se llenó de una cálida sensación y en cuanto sintió como la mezcla acuosa de la olla se trasformaba en una más espesa, ese sentimiento se ensanchó, asiendo que una muy pequeñita sonrisa cariñosa adornara sus labios.

 

Comúnmente él nunca haría este tipo de cosas. Estar preparando chocolate caliente, en una tarde helada, no era una acción que disfrutara de hacer, sin embargo, la recompensa sí que valía la pena.

 

Estaba seguro de que cuando atravesara el espacio que separaba la cocina de la sala principal, Naruto inmediatamente voltearía al sentir el delicioso aroma del cacao inundar el recibidor, cambiando su cara de furia, por una anhelante y enternecida, al saber para quien era el tazón que contenía la sustancia azucarada, después de todo, a él no le gustaba lo dulce, así que era más que obvio el saber que no era para él.

 

Comprobó que el chocolate estaba en su punto, por lo que sin más apagó la estufa, vaciando con cuidado el contenido de la olla en una taza, la cual era anaranjada y tenía un cómico dibujo de un zorrito comiendo ramen. Dejó el recipiente con el líquido sobre la sencilla mesa, ubicada en el centro de la habitación, para ir hasta una de las alacenas, rebuscando algo en esta hasta hallar lo que quería: un pequeño frasco de cristal, cuyo contenido parecía ser crema.

 

 

Uzumaki se encontraba sentado en el largo sofá escarlata, justo frente al televisor, con ambas piernas flexionadas hacia si, reteniéndolas con un brazo que se ajustaba alrededor de ellas. Cambiaba constantemente de canal, presionando los botones del control con fuerza.

 

¡Estaba tan enojado! Sentía una enorme necesidad de romper algo para desquitarse y, así, talvez poder calmar un poco su mal humor, ¡pero...!

 

Gritó. Lanzando el aparato que tenía en sus manos hacia un lado con fuerza, escuchando el sonido que este hizo al chocar con una pared, o talvez con un mueble, verdaderamente no tenía deseos de comprobar con qué había impactado.

 

- ¡Ya ni sé porqué estoy molesto, maldición! - Alterado, llevó las dos manos a su cabeza, revolviendo los cabellos dorados, se estaba irritando.

 

- Eso es porque eres un tonto. - Aclaró alguien a su espalda, una persona que conocía muy bien, tanto como la palma de su mano. El de cabellos color azabache, entraba calmadamente al cuarto.

 

Uzumaki se dio la vuelta con una mueca de enfado, quedando de rodillas encima del sillón, dispuesto a reñirle por el insulto, mas, toda palabra que quiso salir de su boca, quedó encerrada en esta al sentir el suave y exitito olor del chocolate. Casi como si estuviera hipnotizado, entrecerró los ojos, suavizando su expresión.

 

Sasuke sonrió satisfecho, y hasta con soberbia, al ver la reacción del de ojos azules. Se sentó a un lado de éste, viendo como el otro seguía cada uno de sus movimientos.

 

- ¿Eso es...?

 

- Sí, es lo que piensas. - Extendió el tazón hacia el rubio, quien lo tomó rápidamente, mirándolo con añoranza. Uchiha casi quiso reírse por el semblante de su compañero, no obstante se contuvo, y sólo alzó una ceja en señal de burla, pero claramente el otro no vio dicho gesto al estar más concentrado en su bebida, la cual tenía bastante crema arriba.

 

- ¡Woh, chocolate! - Exclamó, y con bastante prisa se llevó el recipiente a los labios, queriendo beberlo lo antes posible. - ¡Quema! - Instintivamente acarició con dos dedos su boca, al sentir un ardor en esta.

 

- Eso es obvio, torpe. - Le dijo el de cabello azabache, siendo ignorado por el otro. - Se un poco más limpio. - Prosiguió luego. Tomó una servilleta que había traído consigo de la cocina, quitando con ella el bigote de crema que se había formado sobre el labio superior del rubio, cabe aclarar, que de una manera brusca.

 

- ¡Oye! ¡Deberías ser un poco más delicado! - Se quejó, quitándose por si mismo el resto de la sustancia, para luego volver a tomar de esta, sólo que de a poco, sorbiendo con cuidado de no quemarse nuevamente.

 

- Al menos podrías agradecer ¿no? - Uchiha levantó una ceja. Él, que le hacía el favor de prepararle una agradable merienda, y ni siquiera un ‘gracias' recibía.

 

- ¿Agradecer? ¿Qué cosa? - Le preguntó, confundido, pero luego cambió esa expresión por una más irónica. - ¡Oh! ¡Vamos, Sasuke! Sé tan bien como tú, que esto - levantó la taza entre sus manos -, no es más que una forma de hacerme olvidar que estoy enfadado. - Prosiguió, viendo con satisfacción como la persona sentada a su lado chasqueaba la lengua, dándole la razón.­- Además... tú no eres el tipo de persona que haría algo como esto ‘porque se le dé la gana'. - Bebió un sorbo del líquido antes de seguir con su esclarecimiento. - Todo lo que haces siempre va a tener un motivo oculto detrás, o simplemente haces algo por bien propio, esa es tu manera de ser. - Terminó su explicación con una leve carcajada, dispuesto a acabar con su chocolate, que ya estaba tibio por el tiempo que había pasado.

 

El de profundos ojos negro solo pudo sorprenderse por la explicación del otro, pensando en que Naruto lo conocía demasiado bien, tan bien que lograba descubrir las intenciones subrepticias detrás de sus actos.

 

- No eres tan tonto como aparentas. - Manifestó, sonriendo orgulloso como si lo que dijo el rubio fuera un halago. - No lo voy a negar, la mayoría de mis acciones tienen una finalidad diferente a la original, y es por eso - su rostro se tornó un poco más serio - que no comprendo porqué el hecho de ir a ver a tu padre - expuso luego, pero antes de que el otro digiera algo, prosiguió - ¡Y no me vengas con eso de ‘es para desvanecer los rumores'! - Ahora sí que su rostro se mostraba fastidiado.

 

- Ya, ya. No tienes porqué desesperarte tanto. - El de ojos azules colocó una de sus manos en el hombro de su novio, viéndolo un poco preocupado, dado que el azabache no era del tipo que se altera por nada. - No te exaltes, aunque no entiendo tu inquietud, ya conoces a mi padre, no veo el dilema del porqué no ir.

 

Uchiha movió su hombro, queriendo con eso que el de marcas en las mejillas retirara su mano. Al ya no sentir el contacto, miró hacia cualquier lado, lo que estaba cavilando jamás lo admitiría a alguien, no mientras aún tuviera orgullo.

 

- Es por eso que no quiero verlo. No soportaría volver a convivir con Minato-san, con el carácter que tiene, preferiría suicidarme.

 

Su acompañante le observó impresionado por la inesperada declaración.

 

- Teme, puede que no te hayas dado cuenta, pero has dicho tus pensamientos en voz alta. - Dijo el blondo, aún no creyendo completamente lo mencionado por su pareja.

 

El otro individuo volteó a verle al oírle decir algo, un poco desorientado ya que no le había escuchado claramente.

 

- ¿Qué?

 

- Nada, olvídalo. - Negó con la cabeza, creando una sonrisa más comprensiva y afectuosa. Dejó la taza en la mesita de centro, así teniendo mayor movimiento para hacer que Sasuke se recostará en sus piernas, quedando éste de perfil. - Te aseguro que papá ha cambiado, ya no es el viejo gruñón de antaño. -  Añadió con la voz más sosegada que tenía, conteniendo una risa al comprender que había llamado ‘viejo gruñón' a su progenitor.

 

El individuo que estaba recostado solo formó una amena sonrisa al oír esa frase. No creía realmente que una persona pudiera cambiar su carácter, por muchos años que pasaran.

 

Sonrió aún más cuando un recuerdo le llegó a la mente.

 

- ¡Por todos los cielo! ¿Cuántas veces les he dicho que no se coman las galletas? - Un hombre de rubios cabellos regañaba a dos niños, quienes mantenía la mirada baja.

 

- Pero papá... - Trató de alegar uno de los pequeños, siendo interrumpido por el mayor.

 

- Nada de pero, Naruto. Dije claramente que no quería que se comieran estas galletas. - Minato, se acercó hasta uno de los muebles de la cocina, buscando algo en sus cajones.

 

- No recuerdo eso. - Naruto rió nerviosamente, rascando su nuca, intranquilo.

 

El otro niño, sólo miraba expectante la situación, ya sabía él que cuando ese tonto le dijo que no había problemas por comer algunas, acabarían en problemas, pero claro, cuando estaba con el menor de ojos azules, sucedía que a veces su conciencia se iba de paseo y no volvía hasta que lo hecho, hecho estaba.

 

- ¡Ay! ¡Papá, me duele! - Se quejó el pequeño rubio.

 

El adulto frotaba firmemente un trapo contra la boca de su hijo, limpiando así toda suciedad del rostro menor.

 

Asume las consecuencias de tus actos, Naruto. -  Fue lo único que dijo el de revoltosos cabellos amarillos. Al terminar, lanzó una mirada hacia el de ojos negros, quien se puso rígido al saber lo que venía.Y tú, Sasuke-kun, pensé que eras el más maduro y podrías contener a Naruto, pero veo que me equivoqué.Se acercó hasta donde se encontraba el otro pequeño, agachándose a su altura, pasando también el pañuelo por el rostro de este.Tendré que hablar con Fugaku sobre esto. - Comentó luego.

 

El Uchiha menor, luchaba internamente por no soltar un quejido al sentir la constante fricción de la tela contra su piel, de seguro que al pasar de unos cuantos minutos tendría toda aquella zona irritada, y se notaría aún más al tener él una piel tan blanquecina.

 

Dentro de su mente maldecía con todo lo que tenía a su amigo, ya que por las locuras que éste hacía, también él salía perjudicado.

 

"Desde ese entonces nunca más probé un dulce... creo que eso podría definirse como trauma" Pensó Sasuke al terminar esa corta memoria de su infancia.

 

Observó hacia el televisor, apreciando la novela que estaban transmitiendo. Levantó una ceja, dudando si en verdad Naruto le estaba poniendo atención. Con un poco de esfuerzo miró de reojo a su novio, y tal como había sospechado, éste veía la pantalla con aburrimiento.

 

En cualquier caso ¿Por qué sencillamente no cambiar el canal?

 

Al plantearse esa pregunta, inmediatamente rememoró el extraño sonido que percibió cuando preparaba el chocolate. Sin querer todavía creer en sus suposiciones, trató de calmar su voz y de parar le leve tic que había asaltado a su ceja.

 

- Naruto, ¿dónde está el control del televisor?

 

-Eeeh, por ahí. - Respondió éste, dudoso.

 

- Naruto, el control. - demandó.

 

- ¡Ya te dije que estaba por ahí! ¡No insistas, teme!

 

- ¡¿Lanzaste de nuevo el control?! - Se levantó de su posición para encarar a su pareja.

 

- ¡¿Y qué querías que hiciera?! ¡Estaba molesto!

 

- ¡Esa no es excusa, idiota! Además, ¡de seguro y ni te acuerdas del porqué!

 

- ¡Claro que me acuerdo!

 

­- Haber, dilo. - Dijo más calmado, convincente de que al rubio ya se le había olvidado.

 

­- Pues yo...- Pausó al ver que el azabache tenía razón, no recordaba porqué se había enfadado. Vio como el otro esperaba su respuesta. Rascó una de sus mejillas, riendo nerviosamente. - Yo, lo olvidé.

 

- Lo sabía. - Una venita apareció en su frente. Extendió los brazos al frente, queriendo agarrar el cuello del de ojos azules y asfixiarlo de ser posible. No era la primera, ni la segunda o tercera vez que pasaba lo mismo. Siempre que Uzumaki se agobiaba con un asunto, se desquitaba con lo que tuviera en frente. Que temperamental era en algunas ocasiones.

 

Antes de que Sasuke lograra alcanzar su objetivo, el blondo levanto una de sus piernas con agilidad, chocando su pie con la cabeza del de ojos negros, deteniendo así cualquier movimiento, mas eso no evitó que Uchiha alcanzara a tomar la nariz del de piel bronceada, tironeando de esta cuando el rubio trataba de mantener distancia entre ambos.

 

- ¡Suelta mi nariz! - Farfulló el que tenía ojos azul-cielo, usando una voz bastante graciosa por la presión en sus fosas nasales. En otra situación, Sasuke se hubiera reído por eso, sin embrago no era el momento adecuado.

 

- Lo haré si quitas tu apestoso pie de mi rostro. - Declaró éste, sujetando el tobillo de Uzumaki para desplazarlo hacía un lado, pero Naruto también tenía una gran fuerza y no era fácil apartar la pierna de éste.

 

- ¡Bastardo! Que sepas, me baño todos los días. - Exclamó ofendido el otro individuo.

 

- Entonces debo informarte que no se nota, idiota. - Sonrió con presunción. Eran ese tipo de peleas las cuales disfrutaba, claro está, mientras su contrincante fuera ese rubio revoltoso. Jamás se comportaría de aquella manera tan infantil con otra persona que no fuera él, ¿y por qué? Pues por la sencilla razón de que Naruto lograba despertar en él, actitudes que nunca se hubiera esperado, o talvez era que la estupidez se podía contagiar y él ya se estaba infectando de ella.

 

- No eres gracioso, Mister cubito de hielo. - Y con esa frase, se rompió todo el encanto del momento. Él sabía cuanto odiaba Sasuke ese apodo, más porque fue por su culpa que le colocaron ese pseudónimo, aunque ahora ya era muy tarde para arrepentirse.

 

El azabache lo soltó de cualquier agarre, alejándose lentamente y levantándose con parsimonia, emitiendo un aura amenazante.

 

- Mister - Avanzó un paso hacia adelante, separando la distancia que había entre ellos - cubito - Bajó la mano para agarrar de la camisa al de ojos azules, empuñando esta con fuerza - de hielo. -  Al finalizar, alzó al otro con suma facilidad, dejándole de rodillas en el mullido mueble, viéndole fijamente con unos heladores ojos que estremecieron a la persona que tenía sujeta.

 

Uzumaki tragó en seco al apreciar la mirada del otro.

 

- Yo...

 

- ¿Quieres ver...- interrumpió, posando uno de sus dedos en los labios acanelados para acallarlo; cambió su manera inexpresiva de observarle a una más seductora -...que tan frío puedo llegar a ser? - acarició provocativamente una de las mejillas bronceadas con la punta de la lengua. - ¿Eh, Naruto? - Y para finalizar, dio un sutil beso en el pómulo.

 

- Sasuke...- El de cabellos dorados, susurró apenas el nombre de su pareja. Al ver como éste acercaba de forma tentadora su boca a la de él, entrecerró los ojos, anhelando el próximo contacto.

 

- Je, será para otra, cariño. - Formuló con burla la frase, liberando inesperadamente el agarre que tenía en la ropa del otro, haciendo que el blondo cayera de espaldas al sillón, con expresión perpleja.

 

Naruto solo salió de su entumecimiento al oír una puerta cerrarse, sonrojándose de sobre manera al comprender que había caído en el juego del otro.

 

"¡Bastardo!" Rugió internamente, demasiado abochornado como para decirlo en voz alta.

 

En el dormitorio de la pareja, se encontraba el poseedor del par de ojos negros, recostado en la amplia y confortante cama de sábanas azules, observando el pulcro techo, pensando en el pronto viaje que harían.

 

En lo más profundo de su ser, o no tanto, rogaba porque ocurriese un inconveniente que no les dejase ir, cualquier cosa; que el avión presentase fallas, mal clima, un asunto más importante que atender, por último, no le importaba tener que romperse un brazo, con tal de no tener que ir a visitar al rubio mayor.

 

Estaba desesperado, porque para Sasuke, Minato si era el suegro del infierno.

 

...

 

Notas finales:

 

Teme*: Idiota, bastardo.

 

Ame no Kuni**: Se traduciría a: El país de la lluvia. Obviamente en Japón no hay ningún distrito llamado así, es un nombre inventado. Más que nada le puse este nombre para unir mi fic al mundo ninja de Naruto, como podrán adivinar, Ame no Kuni, es el sector más peligroso de Tokio, en el anime/manga de Naruto, se supone que la guarida de Pain estaba en el país de la lluvia.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

 

Bue~no, por fín terminé, [n.n] Estoy very very happy por eso, me tomó más tiempo de lo planeado pero, ¡al final el resultado es lo que importa!

 

Aún quedan dos o tres capítulos más

(Naki: Así que tengan paciencia por favor, que con ella, uno nunca sabe lo que viene [¬¬])

Tú calladita que con la boca cerrada te vez más bonita [¬¬]

 (Naki: jum)

 

¡Próximo capítulo! : "RUMOR 2: Sasuke Uchiha: Mister cubito de hielo y el hombre que se cree el rey del mundo." 

Ya con esto finalizamos el primer rumor,  espero que les haya gustado, sino entendieron algo, me lo hacen saber.

(Naki: Así como también nos dicen si les gustó [-_-])

 ¡Exacto! Porque los review son la motivación de cualquier escritor. [n.n] 

 

 

 

 


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