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Vínculo por Korou Tanako

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Notas del capitulo:

Es la primera vez que intento una temática así xD, espero que les guste :)

 

Nathan y Ethan, dos chicos adolescentes, gemelos idénticos, hijos de una familia común y cualquiera, ambos chicos sostenían un vínculo que solamente los gemelos podían crear, el cual los unió hasta el final.

— Entonces dices que sabes cuando tú hermano está en peligro o en situaciones de riesgo, ¿no? — Preguntó por tercera ocasión Mark, el mejor amigo de los gemelos, habían tenido la clase de matemáticas libre por lo que ahora se encontraban los tres en la cafetería tomando aperitivos.

— Si, me da una sensación de intranquilidad y tengo la necesidad de ver a mi hermano — Respondió Nathan mirando a Ethan y luego a su amigo. Ethan asintió con la cabeza y le dio un mordisco a la torta que tenía delante. Los gemelos solamente eran idénticos en apariencia, sus personalidades eran polos opuestos.

— Llamo enseguida a Nathan o lo voy ver a su cuarto — Comentó Ethan terminándose su aperitivo para luego seguir con el cajibote de café con leche.

Mark examinó a ambos chicos, los había conocido de casualidad una vez que se perdió en el campus, a pesar de que ahora tenía una relación muy estrecha con ellos y los conocía bastante bien, no dejaba de sorprenderle la diferencia entre ellos, muy pocas personas lograban hablar con ellos sin confundir identidades.

Las clases continuaron comunes, Mark se adelantó a su casa, mientras que Nathan y Ethan debieron quedarse al haber sido convocados para una reunión del consejo estudiantil, Nathan participaba como consejero mientras que su hermano era el tesorero, nunca se separaban.

—…Y así es como manejaremos el presupuesto para la próxima feria, ¿preguntas? — Terminó el discurso el presidente, los miembros del consejo negaron con la cabeza — entonces es todo chicos, gracias por su tiempo — se despidió; luego de haber estado hora y media escuchando la perorata del presidente, los gemelos querían largarse a su casa y encerrarse en sus respectivas habitaciones.

— Demasiado rollo, tan fácil que es solucionar ese asunto — se quejó Ethan apoyando la cabeza en la banca, Nathan le sonrió y acarició su cabeza.

— Si es fácil, pero se complica cuando tienes que convencer a todo un grupo — Dijo Nathan revolviéndole la cabellera, Ethan quitó la mano y se levantó de su asiento, a veces le molestaba el trato infantil que su hermano le proporcionaba.

— Ya da igual, vámonos a casa — exigió Nathan tomando su mochila, Ethan realizo lo mismo, a los pocos minutos ambos chicos ya se encontraban de camino a casa.

Normalmente tomaban el camino rápido a casa, pero Ethan había estado pidiendo unos bocadillos que solamente  se conseguían tomando la ruta larga, por lo que ambos se encontraban ahora caminando por el centro comercial y las calles más pobladas de la ciudad.

— ¡Adoro estas galletas! — exclamó emocionado Ethan sonriente mientras movía de un lado al otro la bolsa de galletas delante sus narices. Nathan le palpó el hombro y sonrió, su hermano era todavía un niño pequeño a pesar de las constantes quejas de ser tratado como tal.

Los chicos se encontraban tan absortos en su mundo que no se percataron el cambio de la luz del semáforo, el cual les toco a mitad de la calle, no fue hasta que el chirrido de un automóvil los hizo reaccionar, trataron de escapar del impacto pero había sido imposible, el carro no logró frenar a tiempo. Nathan escuchó los gritos de horror y el sonido de la ambulancia en torno a sí, busco con su mano la de su hermano sin encontrarla, paso su mirada hacia donde creía que se encontraba su hermano, Ethan le miraba con los ojos abiertos como platos, sangre manchaba su cabeza, Nathan se desmayó.

Los chicos habían recibido tratamiento de urgencia, luego de una intervención quirúrgica días más tarde Nathan ya estaba en recuperación.

— Es un milagro que se haya podido salvar, el trasplante fue todo un éxito, su hermano fue de ayuda — comentó el doctor a la madre de Nathan quien miraba angustiada el rostro pálido de su hijo.

— Gracias doctor — murmuró la mujer para luego romper en llanto y resguardarse en el hombro de su esposo.

— Tranquila cielo, todavía lo tenemos a él — trato el hombre de calmarla. Nathan escuchaba las voces de sus padres como leves susurros, abrió los ojos y los encontró abrazados, su madre lloraba desconsolada.

— Madre…padre… — Dijo apenas audible, sus padres enseguida lo abrazaron y le colmaron de besos. Nathan se sorprendió un poco ante tal muestra de afecto, su padres era cariñosos, pero no a tal extremo.

— ¿Qué pasó? ¿Y Ethan? — preguntó el chico pasando su mirada de su padre a su madre, luego al doctor, éste le miraba con el ceño fruncido.

Sus padres lo abrazaron nuevamente, Nathan no comprendió porque habían callado, minutos después volvió a sumergirse en el sueño profundo.

El tiempo pasó y no fue hasta la segunda semana que Nathan recobró al cien por ciento la conciencia, durante ese periodo había oscilado entre el estado de lucidez momentánea para minutos después regresar al sueño.

— Ya era hora que despertaras bella durmiente — dijo Mark llevando el dedo índice a la frente de Nathan, éste sonrío a su amigo, al fin veía una cara diferente fuera de sus familiares y los miembros del hospital.

— No soy ninguna bella durmiente — se quejó Nathan incorporándose en la cama, sintió una leve punzada debajo de las costillas, llevó instintivamente su mano hacia el lugar.

— ¿te duele? — preguntó Mark preocupado al ver el cambio drástico en el rostro de su amigo. Nathan negó con la cabeza, sabía soportar cualquier tipo de dolor, era una de sus características positivas.

— Mark, ¿y mi hermano? — preguntó Nathan buscando a tientas sus lentes en el buró al lado de la cama. Mark bajó la cabeza, Nathan le miró extrañado, cada que preguntaba por su hermano las personas se quedaban en silencio y cambiaban de tema. — ¿está vivo, verdad? — agregó colocándose los lentes, Mark estaba  a punto de responder cuando Nathan levantó la mirada hacia la puerta de la habitación encontrándose con su hermano sonriente, traía puesta la bata de hospital y se encontraba conectado a una bolsa de lo que parecía suero móvil.

— ¡Ethan! — exclamó Nathan levantándose de la cama, Mark enseguida le ayudo a sostenerse, el chico parecía que de un momento a otro se caería de bruces.

— ¿Ethan?, ¿te encuentras bien? — preguntó Mark tratando de buscar la mirada de su amigo, pero esta le ignoraba completamente, se encontraba fija en el marco de la puerta, Mark volteó  la cabeza encontrándose con el pasillo vacío.

— Hermano, me alegra que estés a salvo — Dijo Ethan extendiendo su mano hacia él, Nathan se deshizo del agarre de Mark y caminó hacia su hermano, le tomó de la mano y le siguió. Mark miraba perplejo e incrédulo la escena, parecía que su amigo era sostenido por algún ente invisible, horrorizado optó por salir corriendo de la habitación.

Nathan se sobresaltó cuando su amigo pasó al lado de él y de su gemelo, Ethan se desvaneció en el aire.

— ¿Ethan?, ¿en dónde estás hermano? — preguntó en voz alta mirando hacia todos lados, podría jurar que Ethan estaba ahí hacia algunos segundos, las enfermeras que pasaban por ahí al verlo, lo obligaron a volver a su habitación, Nathan trató de deshacerse de las enfermeras, quería ir en búsqueda de su hermano, pero una inyección de tranquilizante lo hizo desistir y caer rendido en la cama; despertó al día siguiente  con un ligero de dolor de cabeza, sintió calidez en su mano, buscó con la otra sus gafas y se las colocó.

— Ethan… me alegra verte — dijo Nathan sonriente entrelazando sus dedos con los de su gemelo.

— Igual a mí, creí que te perdería — respondió Ethan llevando la mano tomada hacia sus labios, depositó un superficial beso en ellas.

Las luces de otoño se filtraban por las rendijas de la persiana, la habitación se encontraba cerrada, no había vuelto a ver a aquellas escandalosas enfermeras, la tranquilidad que Ethan irradiaba le hacía sentir en paz, no necesitaba nada más que a su hermano.

— Saldremos mañana de aquí, tendremos que ser más cuidadosos la próxima vez —comentó Nathan ladeando la cabeza mostrando una sonrisa sincera.

Ethan asintió con la cabeza y soltó una sonora carcajada, Nathan temió que ésta fuese escuchada por las enfermeras así que jaló a su hermano hacía sí.

— no seas escandaloso, si te ven aquellas mujeres, te obligaran a irte a tu habitación, y no quiero eso — dijo en voz baja Nathan acariciando la cabeza de Ethan.

— Perdona hermano, no te preocupes, no podrán escucharme — respondió Ethan igualmente en voz baja mientras cerraba los ojos y se dejaba acariciar por su hermano. En algún momento Ethan dejó de llevar consigo la bolsa de suero, pero aquello no pareció ser de importancia para Nathan, lo único primordial era regresar a su vida normal junto con Ethan.

Al día siguiente Nathan fue dado de alta, le extrañó no ver a su hermano durante el recorrido a casa pero no emitió comentario alguno, creyó que Ethan había sido dado de alta antes, eso explicaba la ausencia de bolsa de suero el día anterior.

Al llegar a casa sintió una enorme pesadez, como si hubiese ocurrido algo sumamente trágico durante la ausencia de él y su hermano, doblegando la curiosidad y eludiendo a sus padres se retiro a su habitación, seguro ahí Ethan le esperaba con los brazos abiertos.

— Bienvenido — dijo Ethan al oído de su hermano, a penas éste entró a su alcoba, Ethan lo abrazó, Nathan sintió que su piel se erizaba, miró hacia la ventana, esta se encontraba cerrada.

— Como imagine, te dieron de alta antes, fue rápido todo, aun me duele la herida de la cirugía, pero en general me siento de maravilla - comentó Nathan separándose de su hermano, éste le sonrío de una manera que hizo sentir nostálgico a Nathan.

— Si…eso fue, me dieron de alta antes, mañana volvemos a clase, será mejor que descanses — Dijo Ethan caminando hacia la ventana y cerrando la cortina, Nathan chasqueo la lengua, a pesar del infantilismo de Ethan, éste siempre terminaba reprendiéndolo y llevándolo temprano a la cama.

Los días pasaron como si nada hubiese pasado, Mark evitaba a Nathan, pero a éste no le importaba ya que la pasaba de maravilla con su hermano, el vinculo antes de nacimiento se había estado fortaleciendo con el paso del tiempo.

Los meses pasaron, Nathan se había vuelto taciturno, comía poco, sus calificaciones cayeron drásticamente, sus padres comenzaron a preocuparse pero cuando quisieron intervenir, Nathan los había amenazado con acabar con su vida, incapaces de hacer algo más, cedieron a las demandas de su hijo.

— Hijo, no puedes seguir así, te he dicho más de una vez que Ethan ya no está con nosotros, deja de ver lo que no es — le dijo nuevamente su madre a Nathan, este golpeo la mesa con las palmas de la mano.

— Mentira, Ethan está vivo, ahora mismo está jugando videojuegos, deja de querer matarlo, eres una mala mujer al desearle algo así a tu hijo — dicho esto el joven huyo a su habitación, Ethan lo esperaba sonriente, como le había dicho a su madre, jugando videojuegos, la risa risueña de su hermano le hizo olvidarse del coraje, tomo asiento a su lado y jugó con él.

Así los meses pasaron, la condición física y mental de Nathan fue de mal en peor, se encerraba en su cuarto y no salía salvo para sus necesidades básicas, en el colegio le había reprendido más de una vez por conductas inapropiadas, el chico era otro, mientras tanto Ethan sonreía y le llenaba de halagos y mimos. Mark después de superar el impacto, había decido ir a visitarlo, quería hacer las paces con Nathan, sabía que la pérdida de su hermano le había perturbado a tal grado de creerlo vivo.

— Buenas noches, ¿se encuentra Nathan? — saludó Mark sonriente a la madre del chico quien lo recibió con el rostro iluminado y una enorme sonrisa.

— ¡claro, claro!, está en su cuarto, anda, ve a verlo, nos alegra tanto que vuelvas a llevarte con él — comentó la mujer dándole palmadas al hombro del chico, éste la miro azorado, en todo el tiempo de conocer a los gemelos, no había recibido tal trato, se adentró a la casa y se dirigió a la habitación de Nathan.

— No bromees Ethan, algo así es imposible, sabes que me es suficiente estar contigo — se escuchó la voz de Nathan, Mark dejó la mano en la perilla, su amigo seguía hablando con Ethan como si éste estuviese vivo, tragó saliva.

— No lo es…pero si dices que estar junto a mí es suficiente, entonces pensaré que quieres estar por siempre a mi lado — la voz de Ethan llegó a los oídos de Mark, sorprendido abrió la puerta sin miramientos, Nathan le volteó a ver indiferente pero de inmediato regresó su vista al televisor; el chico se encontraba sentado en el suelo con la espalda apoyada en la orilla de la cama, tenía un control de X-BOX en mano y el segundo control se encontraba  a escasos centímetros de él. Mark miró la pantalla, ambos juegos estaban en movimiento, el primer jugador, Nathan, movía a su personaje como si nada, el segundo también, volvió a mirar el sitio al lado de Nathan, vacío, con la piel erizada salió del cuarto, no volvería a acercarse a Nathan.

Ethan sonrió complacido, apagó el juego y miró a su hermano.

— Nathan, es hora, ven conmigo — le ordenó levantándose del suelo, Nathan asintió con la cabeza, le tomó la mano y lo siguió.

 

 Los padres del chico no se percataron de en qué momento Nathan había salido de la casa, escucharon el portazo cuando Mark salió corriendo, habían corrido apresurados al cuarto de su hijo encontrándoselo vacío, la inquietud se instaló en ambos, luego de llamar a la policía, se sentaron en la sala a esperar noticias de los oficiales.

A media noche llegaron las tan ansiadas noticias, los oficiales les comunicaron a los padres de Nathan, que habían hallado a un joven con las mismas características de su hijo en una tumba cerca del cementerio general, el chico había muerto asfixiado. Los padres del chico se dirigieron al sitio, encontraron  a Nathan al fondo de la tumba de su hermano, ya le habían retirado la tierra de encima, entre sollozos notaron una tranquila sonrisa dibujada en los labios de él y a su costado una nota.

 

<< Juntos por siempre hermano...juntos >>.

Ethan

 

 

FIN

 

Notas finales:

Tan tan...gracias por leer :D


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