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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Conti, conti, conti n_n wiiii!!! Amo este capi

 

Lean y disfruten

 

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Azotó con fuerza al azabache contra una enorme roca, desarmándolo al instante de su Chokuto, lo sujetó con una mano de las muñecas y levantó sus brazos para que no le estorbaran, con su otra mano libre tomó el mentón de Sasuke y lo hizo verle a los ojos mientras este forcejeaba y trataba escapar del agarre.

- Pero qué lindo rostro tienes, y esa mirada llena de ira sí que te queda.- Rió divertido por sus palabras.- Dime, ¿Cuál es tu nombre?- Sasuke respondió con la voz cargada de desprecio por aquél hombre.

- Uchiha Sasuke… y vine por ti idiota ¡Así que suéltame!- Hashirama abrió los ojos sorprendido, lo soltó del mentón y colocó sus dedos debajo de él, alzando su rostro con prepotencia, quería hacerle sentir al menor como si fuera un animal y él su dueño, cosa que logró con extrema facilidad gracias a su carácter orgulloso.

- Ah, un Uchiha… mmmm esta vez Madara envió un pequeño de su clan para combatir. Qué mala suerte tienes de ser tú.- Sasuke apartó el rostro de sus dedos, sintió hervirle la sangre cuando el mayor lo agarró de esa manera tan dominante y degradante, lo odiaba simplemente, y en ningún momento apartó esa mirada destilante de odio.- Hermano, ven aquí, conoce al gatito que nos envió esa Muerte despiadada.- El hombre de cabellos blancos dibujó una amplia sonrisa en sus labios por el comentario del otro y se acercó a Sasuke.

- ¿Él?- Examinó al mortal con la mirada esperando encontrar algo más sorprendente que sólo carne y huesos comunes, algo más difícil de romper o desgarrar, pero no fue así.- ¿Y qué puede hacer él, si Madara lo envió a enfrentarte? ¿Acaso es una de sus Muertes?

- No, es mortal completamente… pero seguro nos divertiremos mucho con él.- Sonrió maliciosamente.

 

 

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Estaban en una de aquellas extrañas plazuelas, rodeados por un centenar de demonios y atados de las manos a un pilar de roca; Minato se recuperaba lentamente de sus heridas, por ahora no podía hacer más que esperar a que algo se le ocurriera, estaba demasiado débil como para pelear. Sasuke, por otro lado, había sido despojado de su Chokuto, Hashirama la tenía en sus manos y la admiraba como si fuese un precioso tesoro, después los miró con sus desafiantes ojos marrones.

- Esta hoz sí que sería un problema en sus manos, sobre todo en las tuyas, Uchiha.- Guardó el arma en su vaina.- Lo mejor será deshacernos de ella.- Justo en frente de ellos se alzaba un gran desfiladero, barranco descomunal que parecía no tener fin pues la vista se perdía entre las densas neblinas negras que la cubrían, todo lo que lograba escapar a ellas eran esas puntiagudas torres de piedra roja, eran estacas formadas por la eternidad. Hashirama caminó hasta el borde del mirador, levantó la katana y la soltó; sus ojos siguieron su descenso hasta llegar a la zona de las brumas.

- Tsk… Madara se va a enojar cuando se entere.- Decía Sasuke en voz baja por lo que le había sucedido al obsequio del mayor. El Senju se giró y volvió hacia ellos con una sonrisa victoriosa.

- Ahora ya podemos divertirnos.- Colocó sus manos en el pecho del menor, ahora eran garras de demonio, y con ellas comenzó a hacer jirones sus ropas mientras se mordía el labio inferior por lo que pensaba hacer.

- ¡¿Qué dem-?! ¡Suéltame, maldito enfermo!- Se movía alterado pero fue tomado del mentón con violencia.

- Me pregunto… ¿Seré el primero en saborear tus lindos labios?- Sasuke palideció.

- ¡Ni siquiera lo pienses! Mmmhh- Lo había besado. Ese asqueroso demonio lo estaba besando, trataba de meter ferozmente la lengua en su boca, nunca sintió nada más desagradable. Esas caricias tan toscas y desesperadas… jamás serían como las de Itachi, así como tampoco cedería ante alguien que no fuera él. Abrió la boca y dejó entrar esa repulsiva lengua. El pelinegro sonrió ante la debilidad del Uchiha, saboreó con satisfacción el interior de aquella mortal cavidad, pero su placer se tornó dolor en un segundo cuando Sasuke le tomó con sus propios dientes y le cercenó la lengua.

- ¡AAARRGGGHHHH!- Se apartó de inmediato del menor llevándose las manos a la boca, de ella escurrían gruesos hilos de sangre negra, mientras, Sasuke escupía al suelo la lengua y sangre que se habían quedado en la suya.

- ¡Qué asco! Sangre de demonio…- El hermano de Hashirama se burló de su suerte al ver la cara de repulsión que ponía el otro al escupir su sangre.

- Deberías tomártelo con cuidado, hermano. Ese niño es un Uchiha y Madara seguro lo ha enviado porque es una verdadera perra, como todos sus ancestros.- El albino se ganó una mirada asesina por parte del Halcón.

- Repite eso y te mueres demonio.- Sus ojos negros eran escarlatas, una cosa era insultarlo a él metiéndose con su cuerpo y otra muy distinta y sin posibilidad de perdón era insultar a su familia. El demonio sólo le dedicó una mirada divertido, entonces el mayor ya recuperado le respondió.

- Él tiene razón Tobirama, cállate o te mueres.

- ¿Tobirama? Ah, me has llamado por mi nombre completo, tú siempre me dices “Tobi”… eso quiere decir que en verdad estás molesto.

- Ya cállate.- Sus furiosos ojos marrones se clavaron en los escarlata de Sasuke.- Y tú...- Tomó su rostro con ambas manos, después le soltó un fuerte golpe en la mejilla, rasgándole la piel y haciéndola sangrar ligeramente.- ¡No vuelvas a hacer eso!- El rostro de Sasuke se ladeó a la derecha, sentía su piel arder pero era difícil saber si era por el golpe o por las inmensas ganas de asesinar; volvió el rostro y sostuvo desafiante la mirada del Senju.

- Me importa una mierda.- Ambos se miraban con desdén y ninguno planeaba ceder a la actitud arrogante del otro. Minato observaba todo en silencio, él era una persona sumamente calmada pero ahora tenía los nervios a flor de piel, Sasuke de verdad no se estaba midiendo con aquél demonio, aún no entendía el peligro en el que estaban, rodeados por todas esas oscuras criaturas y muy lejos de una pequeña ventaja. Temía por las vidas de ambos.

- Entonces es así como lo quieres. Bien, pues te lo voy a dar.- Se deshizo del destrozado abrigo negro del otro y abrió con fuerza su camisa blanca, encontrándose con la bella y suave piel característica de los Uchiha. Pasó sus garras sobre la perfecta piel y apoyándolas con un poco de fuerza dejó sus marcas trazadas por un fino camino de sangre. Sasuke sentía claramente el dolor en su pecho pero no le iba a dar el gusto de gritar, todos esos gritos se los guardó muy bien en la garganta sin dejar de mirarlo con odio.- Sé que te duele, no trates de ocultarlo.- Sus garras llegaron hasta los pantalones del azabache y estuvieron a punto de arrancarlos de una buena vez.

- ¡Si lo haces Madara vendrá a joderte como la última vez, Senju!- Gritó Minato esperando detener las acciones del otro, tuvo éxito, pero se ganó una mirada colérica de Hashirama, éste dejó lo que le hacía a Sasuke y se le plantó en frente al rubio. Lo miró inferior y sacó de entre sus ropas la kunai con la que el ojiazul peleaba, colocándola ante su rostro.

- De verdad que eres una molestia Namikaze.- Clavó la hoja del arma en medio del pecho de Minato y después la empujó hacia arriba, como si intentara alcanzar su corazón; el rubio escupió sangre al tratar de gritar por el dolor, sus labios no podían sacar los sonidos que se ahogaban en su garganta, sólo podía expresar su sufrimiento derramando cristalinas lágrimas de ángel mientras su cuerpo trataba de sostenerse ante el dolor.- A ver si así te callas.- Dijo con prepotencia, para después regresar con Sasuke y escuchar sus palabras.

- Eres un maldito.- Soltó con odio el menor por lo que había hecho.

- Y todavía no llegamos a lo mejor: violarte.- Su mirada estaba cargada de lujuria.

- Inténtalo.- Le retó.

- Te aseguro… que vas a suplicar que no me detenga. Aquí en el Hades, en el lugar más bajo de todos, tú vas a descender aún más, el placer consumirá tu alma y la perderás.

- Mi alma ya tiene dueño y sólo a él le dejaré tomarla cuando le venga en gana. Tú te jodes.- El mayor acarició su mejilla lastimada.

- Me encanta que hables así, los Uchiha siempre han tenido ese toque de maldad que los hace irresistibles.- Sasuke apartó el rostro de la mano del moreno, lo que hizo a éste reír un poco; lo tomó con fuerza por los cabellos y lo obligó a verlo a los ojos haciendo sus respiraciones chocar.- Mientras más te resistas más te desearé… pero no es tu culpa, es eso que traes en la sangre lo que te condena, porque follarse a un Uchiha es lo mejor que cualquiera podría hacer, es la gloria, y es demostrar que hasta La Muerte puede ser vencida.- Sasuke lo miró con una alegría siniestra que lo hacía parecer todo un psicópata.

- Supongo que lo dices porque intentaste follar a Madara, pero te dio una paliza por pervertido y además pendejo, así que tienes un trauma con nosotros y por eso- Fue interrumpido por un fuerte golpe en la boca del estómago que le sacó el aire con brusquedad.

- ¡Y por eso te voy a violar a ti, crío estúpido e insignificante!- Sasuke tosía a la vez que intentaba recuperar el aire, su repentina ausencia lo mareó terriblemente.- No te quieras pasar de listo, ahora mismo nadie va a venir a salvarte, ningún angelito, ninguna Muerte, ¡Y mucho menos Madara! Los Uchiha son unos infelices hijos de perra que ni entre ellos se ayudan, él te envió con el único propósito de que no regresaras. ¡Esto es el Infierno, por Dios! Ya es hora de que lo sientas.- Aprovechando lo aturdido que seguía el menor desamarró sus ataduras y lo arrojó al suelo.

- Sa… suke…- Minato trataba de hablarle para hacerlo reaccionar pero estaba demasiado herido como para lograr que lo oyera; el azabache intentaba levantarse pero le era imposible, la cabeza le daba vueltas, estaba mal, todo estaba mal, ahora sí entendía la gravedad de la situación y sentía el peligro rondar cerca. Vio cómo el pelilargo se le acercaba, trató de alejarse de él y mantener la distancia, pero Hashirama lo tomó de una pierna y lo jaló hacia su cuerpo tumbándose encima de él; aún estaba afectado por la ausencia del aire así que golpeó débilmente el rostro y el pecho del Senju para apartarlo, pero de nada sirvió, se sentía tan jodidamente débil, estaba indefenso, lo sabía, y aquél demonio también.

- Bienvenido al Pandemonio.- La mano de Hashirama se coló entre los pantalones de Sasuke y acarició su miembro, mientras introducía uno de sus dedos en la entrada del menor moviéndolo en círculos produciéndole un escalofrío, haciéndole pensar lo que iba a pasar, lo último que quería que pasara.

-… Itachi…- Murmuró su nombre en un suspiro desconsolado a la vez que las lágrimas corrían por sus pómulos. Le había fallado, prometió volver a su lado pero cada vez más se daba cuenta de que eso no iba a suceder, de lo inútil que era como asesino y del pésimo amante que había resultado. Sólo tenía que bajar al Infierno por un alma para Itachi y volver. ¿Acaso era tan difícil? Al parecer, para el idiota de Sasuke Uchiha sí. Una misión imposible que se creyó podía lograr. ¿Dónde habían quedado su valor y su coraje? ¿Toda esa fuerza y altanería? ¿Dónde estaba su orgullo inquebrantable que asesinaba a la primera provocación? ¡¿Dónde estaba su amor por Itachi?! Sentía vergüenza de sí mismo, aquél ser caído tenía sus sucias manos puestas en lo que le pertenecía a Itachi y lo destrozaba lentamente: su cuerpo, su alma y su corazón. ¿Y él que hacía? Llorar como un crío. Demasiado asustado para pensar, demasiado débil para luchar. La presa perfecta. Los demonios reventaban a carcajadas por la suerte de aquél desafortunado mortal, con cada caricia que Hashirama hacía en su cuerpo lo hacía temblar y gimotear con desesperanza. Pandemonio. Era el mismo Infierno de aquella vez en el mundo fúnebre que Madara llamaba hogar, cuando su querido nii-san fue castigado por su culpa y se desató el dolor punzante en su espíritu, todas esas Muertes riéndose de él, burlándose de Itachi… haciendo la ira crecer en su interior, alimentando sus instintos naturales de asesino, despertando a La Muerte en su interior. Sí, estaba marcado: la muerte tomó su infancia, se volvió su trabajo, su vida, resultó familiar, y desde el principio, robó su corazón. Él, sin duda alguna, debía ser La Muerte.

- Gritas por ella…- Dijo inexpresivamente el Uchiha captando la atención del mayor.-… si tanto la ansías… aquí me tienes.- El Senju se rió ante las palabras incoherentes del menor, creyó que finalmente había perdido el juicio.

- ¿Sí? ¿Entonces te dejarás hacer? ¿Prometes pedir por más?- Rió un poco. Sasuke clavó su mirada negra en los ojos marrones de Hashirama; el mayor pudo verlo claramente, un ser tan frío, tan insensible, tan cruel, pero a la vez tan lleno de odio y fiereza, tan intenso y decidido, con semejante fuerza capaz de tirar los cielos a la tierra y elevar el caos por simple capricho. Vio despavorido en esos profundos ojos azabaches aquello que era lo único capaz de destruirlo, de desaparecer con enorme facilidad su existencia con sólo desearlo. Vio a La Muerte.

- Lo que mereces y lo que tendrás… soy yo quien lo decidirá.- Esa maldita mirada de las tinieblas, imponente y aún más aterradora que los ojos del Averno, lo llenaba de miedo con esas palabras, su sonrisa de descarada y perversa victoria se perdía ante aquél letal Uchiha.

- No… no, no, no ¡NO!- Morir no era opción, él era el alma más oscura y despiadada de todas, él no iba a perder ante un niñato insolente y menos si era un Uchiha. Con todas sus fuerzas dirigió su mano hasta la cara del menor para hundir esa jodida mirada en su propia sangre, pero una extraña fuerza detuvo el impacto a unos centímetros del rostro de porcelana; Sasuke ni si quiera se inmutó. El golpe del mayor no pudo avanzar, simplemente se detenía; eso lo cabreó más, pero en un segundo fue arrojado al aire por el azabache que ahora tenía una fuerza impresionante; cayó de frente, apoyado en sus brazos, se levantó con rapidez para el siguiente ataque del menor pero apenas giró el rostro para verle el puño de Sasuke se estampo en su mejilla, haciéndolo tropezar y caer al suelo nuevamente. Tobirama notó el gran cambio en la actitud del Uchiha y lo sostuvo por detrás para darle tiempo a su hermano de recuperarse, pero el forcejeo del menor era tremendo, simplemente no podía mantenerlo quieto entre sus brazos, no podía ser tan fuerte, no podía; se convenció de ello cuando Sasuke le rompió la nariz con un fuerte golpe con el brazo y se zafó del agarre.

- Sasuke…- Minato temía por la vida del asesino, era tal y como lo había predicho Madara, en algún momento se cabrearía bastante y usaría todo el poder de Muerte que tenía de Itachi para acabar con el que lo haya fastidiado… pero si eso sucedía el gran y nefasto poder sería demasiado para él como un simple mortal, lo destruiría, y aún así salvaría a Itachi por finalizar el contrato. ¿Era justo? ¿Estaba bien? Imposible de saber, pero sin duda pasaría.

Hashirama volvió a ponerse en pie, y al ver al Uchiha dándole la espalda por estar luchando contra su hermano se lanzó contra él convirtiendo sus manos en enormes y afiladas garras de bestia, estaba seguro de que esta vez sí lo tenía; no podría cogérselo y partirle el trasero junto con el orgullo, pero sí podría matarlo como un perro cualquiera. Sus afiladas zarpas estuvieron a punto de atravesar aquella nívea piel cubierta por tan sólo una camisa desabotonada, pero Sasuke se giró con una mirada indescriptible, sabiendo todo lo que pasaba detrás de él; en ese mismo instante una densa neblina negra llenó su mano derecha al mismo tiempo que sus ojos escarlata escudriñaban a la sucia alma frente a ellos. Con un golpe certero hizo descender la hoz y cortó limpiamente la cabeza del mayor, este se volvió cenizas negras sin saber qué rayos pasó.

Todos los presentes estaban estupefactos, incluso Minato. Ese niño mortal había asesinado al ser más oscuro y poderoso de todos los que habitaban el Hades con una facilidad que lo hacía parecer como si lo hubiera hecho antes.

- Muerte… ¡Es una Muerte!- Los demonios retrocedieron unos pasos para alejarse de esa criatura tan extraña y letal. Miedo. Tobirama se quedó petrificado al ver a su hermano morir ante sus ojos, quería tirar al Uchiha al suelo y destazarlo con sus propias garras pero eso sin duda sería el final de su vida. Pensó que no tenía oportunidad contra él, ni si quiera su hermano había podido matarlo, pero al ver la hoz en su mano caer pesadamente y clavarse por la hoja al suelo, mientras el azabache caía de rodillas y trataba de sostenerse con las manos, se dio cuenta que quizá podría tener ventaja, de hecho, todos los demonios pensaron tener posibilidad de ganar contra esa Muerte tan débil. Se lanzaron como animales salvajes, lo rasguñaron levemente con sus garras, lo golpearon, lo tiraron al suelo completamente, creyeron que sería divertido matarle con su propia guadaña así que trataron de tomarla, pero fue inútil; a pesar de que parecía estar clavada un poco por la hoja no pudieron ni siquiera moverla, se veía como si pudiera caer con tan sólo la corriente del aire, pero estaba más dura y pesada que una montaña, era inamovible. Un fuerte rugido por parte del albino los hizo alejarse asustados de la hoz y de Sasuke abriéndole paso hasta ellos.

- No sean estúpidos, las guadañas sólo se dejan asir por sus amos.- Miró al menor que yacía en el suelo, estaba extremadamente débil, se veía incluso más pálido de lo normal.- Eres un idiota, bajaste al Infierno sólo para morir.- Lo tomó de los brazos y lo levantó a la fuerza juntando su pecho con la espalda del Uchiha, así podría manejarlo como una marioneta; utilizando la mano de Sasuke cogió la hoz y la liberó del suelo de piedra con facilidad. Se dirigió con ambos hasta el peñasco y se detuvo en el borde. El azabache podía ver claramente lo que había bajo sus pies: su propia muerte. Se sentía demasiado débil como para si quiera objetar, estaba en verdad jodido, hasta respirar era un reto, desfallecería en cualquier momento. Sus orbes negras vieron cómo el otro manipulaba la mano en que descansaba la hoz de Itachi abriéndola, dejando caer al infinito barranco el arma por excelencia de su nii-san; quiso evitarlo, reuniendo todas sus fuerzas lo único que consiguió fue un “no” apenas audible que hizo reír al Senju.- No me malinterpretes, gracias a ti ahora soy el demonio más temible de este lugar, pero Hashirama… bueno, era mi hermano.- Acercó los labios a los oídos del Uchiha para que lo escuchara mejor.- Allá abajo encontrarás tu perdición, hijo de La Muerte.- Liberó las manos de Sasuke de las suyas y lo dejó caer al vacío.

Una sensación de paz y tranquilidad lo invadió hasta lo más profundo de su alma, nunca pensó que morir se sintiera tan bien. Caía a la nada sin poder detenerse, como aquella vez en los brazos de su amor; sí, era cierto, ahora ya estaría mejor. Los recuerdos de toda su vida desfilaron ante sus ojos regresándolo a los escenarios donde Itachi estaba con él, siempre para él… oh, Itachi. Su niñez se perdió entre la sangre y la desgracia, encontró el amor, se convirtió en un asesino sin remordimientos, trató de negar su deseo, tomó la vida de tantos, el amor volvió a iluminar su rostro y le mostró que tenía corazón. Fue un homicida, una persona maldita, alguien que merecía la muerte más que nadie… y aún así, él estaba seguro de que había tenido una buena vida, porque, después de todo, fue feliz, se sintió amado, no lo aparentaba, pero en su interior siempre había una sonrisa cuando estaba cerca de él, de ese ángel imperioso, todo un caballero. Un asesino enamorado de La Muerte… qué poético.

Las neblinas negras del abismo envolvían su cuerpo conforme se adentraba en ellas inevitablemente; sus ojos perdían de vista la luz rojiza del cielo del Hades, era el mismo y hermoso color de la mirada de su Aniki, con un horizonte así de encantador, ¿Cómo no morir en paz? Todo lo que deseaba en ese momento era que su alma fuera devorada por los dulces labios de Itachi, sólo él tenía derecho a ella. Lo único que lamentaba era no mirar esos cautivantes y perfectos ojos bermellón una última vez.

Los suyos finalmente se cerraron.

La muerte lo invadió.

Su cuerpo fue levantado cariñosamente, con una delicadeza y amor profundos que lo impresionaron. El agarre se tornó posesivo y a la vez protector, un sublime calor llegó hasta su corazón renovando sus energías; su nariz percibió entonces un aroma embriagante, conocido. Las lágrimas rodaron por su rostro al escuchar tan bella y melodiosa voz pronunciar su nombre, había en ella tanto amor.

- Sasuke… gracias.- Sus labios fueron tomados con pasión. Abrió los ojos. Itachi lo cargaba tiernamente, con sus negras alas desplegadas y una radiante sonrisa que sólo él conocía.

En el Infierno, y en los brazos de La Muerte, se había vuelto a enamorar.

 

 

Notas finales:

AAAAWWWW :3 creo que me salió linda esta parte... quiero un novio como Itachi!!!

 

Jeje nos leemos en los reviews. n_n


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