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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Wiiiiii conti otra vez!!! xD mis capis cada vez me van gustando más, ustedes qué opinan???


Lean y disfruten n_n

 

 

Sasuke se aferró a su cuello con un abrazo, aspirando ese delicioso aroma que emanaba la piel de Itachi. Si estaba muerto qué más daba, podía pasar el resto de la eternidad junto a él, quedarse de esa manera por siempre y jamás separarse. Amarse perpetuamente.

- Itachi…- Hundió el rostro en su pecho, escuchó latir su muerto corazón. Las lágrimas no paraban de mojar sus blancas mejillas. Itachi lo seguía abrazando con un cariño y delicadeza enormes, entonces sus ojos negros se posaron en el pecho herido del menor, había líneas de sangre a lo largo de su bella piel.

- Sasuke, ¿Quién te ha hecho esto? ¿Quién se ha atrevido a tocarte?- La voz de Itachi reflejaba preocupación y a la vez molestia, alguien se atrevió a lastimar a su amo, no había forma de que lo pudiera dejar pasar, era algo imperdonable; el deseo incontrolable de asesinar crecía rápidamente en su interior, definitivamente, se encargaría personalmente de cambiar el significado de la palabra sufrimiento. Esos demonios estaban más que muertos. Sasuke lo miró con una extraña felicidad en sus ojos, sus labios estaban curvados en una ligera sonrisa, y las palabras que escuchó lo sorprendieron.

- El que me hirió fue aquél que te curó, yo… lo maté para ti.

- Sasuke…- Matar por él. La ironía de la situación era extraña, ya que siendo el ángel de la Muerte y su sirviente, lo normal hubiera sido que las cosas fueran al contrario, pero no era así. No esta vez.

- Está bien, yo también daría mi vida por salvarte, nii-san…- Besó sus labios para hacerle sentir mejor, pero Itachi se separó con delicadeza.

- Soy yo quien debe hacer eso. Soy yo quien debe morir para que tú vivas. Mi existencia no vale nada comparada con la tuya, por eso, no tiene caso que sangres por esta criatura intrascendente. No vale la pena.- Sasuke derramó un par de lágrimas ante esas bellas palabras, Itachi estaba dispuesto a morir por él… jamás le habían tratado con tanta caballerosidad y lealtad, nunca nadie lo había hecho sentir así de importante. Todo lo que había hecho lo hizo para salvar a ese ángel perfecto. Había hecho bien, y también entendía sus sentimientos al respecto. Acarició su mejilla sonriendo.

- Itachi… ha valido cada maldito segundo.- El mayor tomó con suavidad su mano y la besó como muestra de sumisión.- Pero… al final perdí tu hoz, ese demonio… discúlpame. No fui lo suficientemente fuerte.- Itachi rió levemente, captando la atención de Sasuke y haciendo que este lo mirara extrañado, después negó despacio con la cabeza.

- Yo soy una Muerte, y tú has perdido mi hoz; no te preocupes, no es para tanto.- Le respondió Itachi calmadamente.

- ¡¿Cómo jodidos no?!- Sasuke no esperaba que el mayor le regañara por eso, pero definitivamente jamás pensó que se lo tomara tan a la ligera.- ¡Lo acabas de decir! ¡Eres una Muerte! ¡Y yo perdí tu hoz!

- En ese caso, qué bien que aún la tengo.- Mientras cargaba al azabache con una mano, le mostró la otra en donde aparecía una neblina negra familiar, para después mostrarse la hoz de Itachi. Sasuke vio impresionado el arma de su Aniki aparecer ante sus ojos.

- Pero… cayó al barranco, yo lo vi…- Estaba confundido, ¿Qué había pasado entonces?

- Llegué justo a tiempo para atraparla… y también a ti.- La voz del mayor era profunda y reconfortante, además, acababa de demostrar cuán efectivo era. Un gran guerrero, todo un caballero, y un amante excepcional. Era difícil creer que era una Muerte y no un ángel celestial, pero qué importaba, lo amaría hasta el último día de su vida y aún después de eso.

- Itachi…- La mirada del mayor se posó en la suya, esos hermosos ojos negros adornados por tan bellas y perfectas pestañas aceleraban su corazón.- Quiero… quiero que hagas algo, por favor.

- Lo que desees, am- Itachi se detuvo al ver la tristeza en los ojos del menor, supo lo que tenía que decir.- Si eso es lo que deseas, Sasuke.

 

 

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- Bueno, bueno. En vista de todo lo que ha sucedido, ahora yo seré a quien le servirán, a quien entregarán su lealtad, y también por quien pelearán.- Tobirama se dirigía a los demonios desde la orilla del acantilado, la sonrisa retorcida en su rostro mostraba lo feliz que estaba de que su hermano hubiera muerto, había dejado libre el puesto.- Es una verdadera lástima que mi nii-san, Hashirama, haya sido asesinado por ese asesino mortal; pero… ya nada se puede hacer, he vengado su muerte, no hay nada más que esté en mis manos, el Uchiha ha pagado el crimen con su vida. Ahora, reclamo su lugar como mío, el demonio más cruel, poderoso y siniestro de todo el Hades… soy yo.

- Entonces a ti te mataré primero.- Una voz grave a sus espaldas lo hizo girarse y mirar al barranco, pero no vio nada. Levantó la vista y la sorpresa lo invadió. Itachi estaba ahí, con sus alas de cuervo extendidas, su mortal guadaña en la mano derecha y Sasuke Uchiha en la otra, cargándole con el brazo. Los demonios retrocedieron asustados, reconocerían esa asesina y oscura existencia donde fuera.

- U-Uchiha… Itachi…- Una de aquellas almas malditas finalmente habló.- ¡Uchiha Itachi! ¡La Muerte por excelencia!- Intentaron huir del lugar, pero con un solo movimiento de su hoz Itachi convirtió en cenizas a la mitad de ellos, el resto se quedaron paralizados por el miedo. Descendió hasta donde estaba el Senju, quien al verlo acercarse retrocedió lentamente sin apartar su mirada de los dos asesinos. El mayor colocó delicadamente a Sasuke en el suelo, hizo desaparecer sus alas negras convirtiéndolas en un abrigo y cubrió con él a su amo.

- Por favor, espera aquí.- Le indicó a Sasuke con una cálida sonrisa. Éste se sonrojó un poco al ver la perfecta figura de Itachi sin aquella prenda, se veía tan esbelto y magnífico con sólo su camisa blanca y el chaleco negro, todo un hombre, fuerte y a la vez amable. Se sentía muy afortunado de tener a alguien así a su lado.

- Cuídate…- Le pidió en un susurro; Itachi asintió con una suave mirada, después miró a Tobirama con sus asesinas orbes escarlatas. Sólo alguien con esencia Uchiha podría realizar un cambio tan severo en su mirar.

- Me importa poco que seas tú, Itachi.- Dijo el demonio con falsa valentía preparando sus garras.- Igual te voy a despedazar, y a ese mal nacido Uchiha también.

- Yo creo que no.- La voz fría de Itachi retumbó en los oídos del Senju llenándolo de terror, pero aún así no iba a huir; si tenía una oportunidad contra él, por muy mínima que fuera, la tomaría. Se lanzó contra él a una velocidad tremenda, si conseguía tomarlo por sorpresa seguro ganaría, pero la Muerte fue más rápida y de un solo tajo lo cortó a la mitad por la cintura. Su negra sangre salpicó el rostro del pelinegro al igual que su camisa, unos finos hilos de ella escurrían por la hoja del arma y caían en pequeñas gotas al suelo. Finalmente se volvió cenizas.

- “Joder, ¡Qué cabrón!” - Pensó Sasuke al ver a Itachi bañado en sangre, se veía endemoniadamente sexy. Orochimaru veía atento al mayor, sin duda sería aún más delicioso tomarlo a él que a Sasuke, someter el orgullo de una Muerte a sus retorcidos deseos. ¡Qué delicia! Se paró frente a Itachi y se transformó en la serpiente blanca, mientras, el resto de los demonios aprovecharon y huyeron despavoridos, dejándolos solos.

- Entonces tú también eres un precioso Uchiha, vaya que te ves apetecible.- Pasó su lengua viperina por los labios.- ¡Apuesto que tienes un culo delicioso!

- Qué desagradable…- Dijo el pelinegro desdeñosamente al encarar a su nuevo enemigo, el demonio se lanzó abriendo sus mandíbulas y sacando a relucir sus grandes colmillos.

- ¡Itachi!- Gritó Sasuke preocupado, pero con un elegante movimiento de su hoz Itachi degolló a la enorme serpiente en unos segundos. La sangre caía a la tierra como gotas de lluvia, las arenas de color carmín adquirían un siniestro tono rojizo mientras el aire se llenaba de un fino polvo negro. Cenizas. El menor vio a su Muerte en ese hermoso paisaje, se veía tan tentador y celestial, toda una preciosidad de alma. No pudo resistirlo más, se levantó del suelo y corrió a los brazos protectores de su Aniki, quien lo recibió con una amable sonrisa.

- No deberías abrazarme, te estoy ensuciando.- Habló Itachi con un ligero tono de arrepentimiento por la sangre que pasaba de sus ropas a las del menor, pero su pesar de desvaneció cuando sintió los tibios labios de Sasuke rozar fugazmente los suyos y después separase para pronunciar en sus oídos con un tono lascivo:

- Quiero que me ensucies tanto como desees, sólo a ti te permito hacerlo.- El mayor sintió un calor surgir en su entrepierna al mismo tiempo que sus mortecinas mejillas se ruborizaban.

- Ahh… Sasuke…- Soltó un débil gemido, no sabía muy bien cómo responder a eso; era un caballero, y él su amo. ¿Qué hubiera sido correcto decir? El menor se dio cuenta de la incertidumbre de Itachi y agregó con esa misma voz provocativa:

- No me hagas ordenártelo, por favor…- Lo último lo ronroneó en el cuello blanco del mayor, para después dar una feroz lamida y hacerlo estremecer. Los fuertes brazos de Itachi se aferraron a su cadera y acercaron su cuerpo al de él, juntando sus bocas en un pasional beso. Para Sasuke, esa fue la mejor sensación de su vida: un seductor Itachi cubierto de sangre besándolo con delirio.

- ¡Oigan! ¡El ángel atado al poste también necesita un poco de ayuda! Cof… cof… rayos…- Minato trataba de llamar su atención, había recuperado una parte de sus fuerzas pero aún no podía librarse de sus ataduras, y lo peor era que sus “amigos” se estaban poniendo “amigables” y se habían olvidado completamente de él. Los Uchiha eran tan malos.

 

 

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- Jajaja… ¿Es en serio?- Madara reía felizmente al escuchar la historia que narraba el ojiazul. Ya estaban de vuelta en la mansión del Uchiha.- Es increíble que se les haya ocurrido hacer eso en el Infierno.- Sasuke se sonrojó un poco y trató de excusarse.

- ¡N-no hicimos nada! Sólo fue un beso y ya…

- ¿Y ya? ¡¿Y ya?! ¡Casi se follaban frente a mí!- Minato gritaba a todo pulmón con una vena olímpica en su cabeza.- No cabe duda que eres un urgido, Sasuke.

- ¡¿Urgido yo?!

- ¡Sí, tú! Itachi es demasiado noble como para dejarse llevar por eso, créeme, lo conozco, es una persona muy serena, y si le dan ganas de follarte sin parar él puede contenerse y jamás hacerlo. No que tú…

- ¿Ah? ¿Y eso qué se supone que significa?

- ¿Tú eres tonto o qué?- Los dos intercambiaban miradas asesinas desde donde estaban sentados; Itachi permanecía de pie al lado de Sasuke mirándolo con cierto entretenimiento, mientras Madara reía con libertad a cada palabra que los otros dos decían.- Yo creí que los Uchiha eran inteligentes, pero no, resulta que son los más idiotas.- Decía fingiendo indignación y molestia; Madara dejó de reír ante lo último que dijo el rubio y se unió a Sasuke en lo que bien hubiera sido un grito de batalla.

- ¡¡¡LOS UCHIHA NO SOMOS IDIOTAS!!!

- Je…- Minato suspiró con tranquilidad.- Claro. Itachi, discúlpame. Obviamente tú eres la excepción a la regla.

- ¡Oye!- Continuaron gritando al unísono.

- No, oigan ustedes: soy un ángel, ¿Saben qué significa eso?- Lo fulminaron con la mirada esperando que dijera algo estúpido para firmar su sentencia de segunda muerte, y así lo hizo Minato, como si les hubiera leído la mente; sus palabras rebosaban de cinismo.- Significa… que no estoy mintiendo, idiotas.- Los dos Uchiha molestos hicieron aparecer su hoz y se lanzaron encima del ojiazul, pero éste se levantó del sillón en el que descansaba y vio desinteresadamente cómo las guadañas se clavaban con fuerza en aquél lujoso mueble, destrozándolo por completo.

- Mi… mi sofá…- Madara habló con un hilo de voz ante lo que había hecho; recordó en ese momento que cuando no tenía nada que hacer ese era el lugar donde tomaba muy buenas siestas. Casi se le salían las lágrimas de los ojos.

- ¡¿Qué importa?! ¡Voy a desollar a ese cabrón! ¡Esto es personal!

- Sí, sí, sí. Me encantaría quedarme un rato más pero… tengo que ir a entregar mi reporte, y hacer que me sanen completamente.- Se llevó la mano al pecho, justo donde apenas quedaba una cicatriz de la herida.- Ah, y seguro la señora Namikaze me va a dar una buena paliza por esto, así que necesito de toda la fuerza posible. Nos vemos entonces, hijos de La Muerte.- Hizo un ademán con la otra mano y desapareció en una blanca neblina, unos segundos antes de que Sasuke le intentara cortar con la hoz de Itachi y después se detuviera en seco.

- ¿Sasuke, estás bien?- Su nii-san le llamaba. Tardó en responder, aún retumbaban en su cabeza aquellas palabras; primero un demonio, y ahora un ángel se las decía. ¿Qué era lo que ignoraba?

-… Madara… ¿Qué es eso de “Hijos de La Muerte”?- El mayor le daba la espalda, mirando fijamente a su reciente pérdida. Sasuke pensó que quizá ese asunto era algo importante y Madara estaba tratando de acomodar sus ideas para decírselo claramente, pero se dio cuenta de su error al escuchar la respuesta del otro.

- Yo de verdad amaba ese sofá…

- ¡Ah, no me jodas! ¡Eres La Muerte, compórtate como tal!- Le gritó el menor detrás suyo. El Uchiha mayor dio un largó suspiro y después habló pausadamente.

- Voy a necesitar un té.

- ¡Madara!

- ¡Ya oí! No me quieras dar órdenes, estás muy crío para eso… además, para eso es el té, lo vas a necesitar.- Había recuperado la seriedad en su voz. Unos momentos después, ambos estaban sentados de frente con una humeante taza en sus manos. Madara no podía dejar de ver unas cuantas veces hacia donde yacía su querido sillón hecho añicos, en cambio Sasuke se impacientaba de que no comenzara a hablar.

- ¿Y bien?- Escupió el asesino sin miramientos, haciendo notar su inquietud.

- Bueno.- Empezó el mayor.- Tal vez no te suene extraño, pero el clan Uchiha ha estado marcado por la muerte desde siempre, desde nuestros orígenes mismos; todos los que alguna vez llevaron el apellido Uchiha en su nombre han trabajado de cierto modo para lo mismo, por milenios, hemos hecho el mismo trabajo una y otra vez, nadie más que nosotros tiene el poder para hacerlo. Estamos destinados a ello por la sangre que nos engendró. La Muerte es nuestro orgullo.- Sasuke miraba con atención al pelinegro, a cada palabra que pronunciaba su curiosidad y sorpresa aumentaban. Madara cerró sus ojos y se dejó llevar por los recuerdos que venían a su mente.- El clan Uchiha está formado por guerreros, mercenarios, cazadores, asesinos y todos aquellos cuya profesión tiene por objeto la muerte; hay una razón para ello, y es que, literalmente, matar es algo que se nos da condenadamente bien.- Rió un poco por sus palabras.- Todos los grandes asesinos que han existido pertenecieron al clan Uchiha. Traemos el talento del asesinato en la sangre, más aún, en nuestra propia alma. Seguro lo notaste cuando estabas allá abajo, que los demonios tenían un especial interés en ti.

- Sí… jodidos enfermos…- El menor se molestó un poco al recordar lo que intentaron hacerle en el Hades, justo antes de que Itachi llegara a rescatarlo.

- Pues hay una explicación para eso, y no es que seas muy chulo ni nada por el estilo… bueno, sí, los Uchiha además de todo somos unos dioses en ese sentido jeje, de hecho, recuerdo una vez que-

- Te estás desviando.- Dijo secamente el Uchiha menor.

- Cierto, disculpa.- Se aclaró la voz antes de continuar.- Bueno, continuando, el alma de un Uchiha es, básicamente, como el diamante más grande de la corona más valiosa del rey más poderoso del reino más grande de toda la existencia, pero ocurre algo muy interesante con algunas almas Uchiha, y eso ya lo sabrás a su tiempo, por ahora lo importante es que entiendas el por qué de nuestra suerte, de dónde es que viene todo esto del talento innato hacia el homicidio.- La incertidumbre invadía al menor, cada vez las cosas se tornaban más interesantes.- A nosotros se nos conoce como Hijos de La Muerte porque, realmente, somos hijos de La Muerte.- Sasuke abrió enormes los ojos y su boca se quedó entreabierta, tuvieron que pasar un par de minutos para que reaccionara a lo que el mayor le decía, era algo increíble. El más viejo de los Uchiha esperaba pacientemente a que el menor saliera de su trance, bebía con parsimonia de la taza que descansaba en sus manos blancas, hasta que finalmente el Halcón reaccionó.

- ¿Cómo… que somos hijos de…? ¡¿Qué no eras tú La Muerte?!

- Soy La Muerte.- Aseguró Madara con firmeza.- Pero ha habido otros antes de mí, y el primero que existió de nosotros fue el que nos creó, fue el origen de nuestra raza, porque en verdad nosotros jamás fuimos humanos normales, somos especiales, concebidos por La Gran Muerte que, irónicamente, en paz descanse.

- ¡¿Ya murió?!- Era increíble lo que oía.

- Sí…- Había un deje de tristeza en su voz.- Verás, cada que hay un cambio de Muerte, el que estaba en el poder muere finalmente, y así deja el lugar libre al que viene. Cuando La Gran Muerte murió, el primero de sus hijos comenzó con el ciclo infinito, tomó el nombre de La Muerte y con ello, su responsabilidad. Así ha sido y será hasta el fin de la eternidad.

- Pero… ¿Cómo demonios puede morir La Muerte? ¡Es La Muerte! ¡No puede morir! ¡¿Cómo es posible?!- Madara suspiró y continuó con la explicación conservando ese tono de melancolía.

- Los que hemos sido elegidos para ser La Muerte tenemos algo en común: es una condena que se nos impuso para purgar nuestros crímenes hechos en vida. Cuando hayamos limpiado nuestra alma de todas las atrocidades que nos atormentan, podremos ser libres, realmente libres. Tendremos nuestra muerte final… y le daremos la oportunidad a otro de redimirse.- No podía creerlo, simplemente era algo inconcebible. Era descendiente directo de La Muerte, La Muerte había fallecido hace mucho, varios habían tomado su lugar, era hijo de La Muerte, por eso era tan buen asesino, por eso tenía tanto talento, era el poder de La Muerte el que corría por su ser… ¡Porque era hijo de La Muerte!

- Esto… esto es…- Sus labios se curvaron en una sonrisa enferma, fuertes carcajadas salieron de su boca. Era una mierda de situación la que estaba viviendo, era jodidamente estúpida… Pero Madara era un imbécil si pensaba que se iba a tragar eso.- ¡Esto es absurdo! ¡¿Qué pendejadas dices?!- Seguía riendo como demente mientras el mayor lo miraba impasible, bebiendo tranquilamente el té.- ¡Te dije que te comportaras como la Muerte que eres! ¡Y me sales con estas chingaderas! ¡Eres un imbécil! ¡Todo lo que tiene que ver contigo es una idiotez!- La cabeza comenzó a dolerle terriblemente, su visión se nublaba, podía sentir sus manos sudar frío y temblar, seguido por todo su cuerpo.- Esto… esto es una… mierda…- Su cuerpo cayó pesadamente, se había desmayado por la impresión de todo lo que pasaba, pero antes de tocar el suelo Itachi lo atrapó habilidosamente y lo acomodó en su pecho. Madara los miró imperturbable, después observó la taza de té del menor.

- Para eso era el té… llévalo a descansar, cuida que nada lo moleste.- Itachi asintió haciendo una reverencia y desapareció con Sasuke entre sus brazos. La Muerte dio otro largo suspiro al verlos partir, para después terminar el resto del líquido en la vasija de porcelana.- Es una lástima que se haya encariñado contigo, Itachi… no tienen futuro juntos y lo sabes. ¿Por qué dejas que te ame así?- Una sonrisa indescifrable se colgó de sus labios mortecinos.- No será que tú…

 

 

Notas finales:

UUUUUU muy interesante, qué planeará Itachi??? Jeje ya veremos en la conti sip!!! ^o^ y pobrecito de Minato que casi ve un lemon Uchiha en el Infierno jajaja xD hubiera tenido mucha suerte!!!


Nos vemos en los reviews o en la conti jeje


Sayo!!! n////n


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