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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Uff al fin!!! Mil disculpas por la demora, pero ahora sí el trabajo de la facu está pesado ¬¬ en fin...


Lean y disfruten!!! n.n

 

 

Los dorados haces de luz atravesaban sin reparo por la gran ventana de la habitación, llenando cada rincón oscuro con su matinal esplendor; tocaban la pared tapizada de azul marino y descendían lentamente por ella hasta alcanzar la cabecera de la cama, bajando aún más por la madera, los almohadones, y finalmente iluminar preciosamente los rebeldes mechones azabaches que descansaban apacibles. El suave calor que desprendían se posó en sus ojos cerrados, haciéndolo abrirlos perezosamente para encontrarse con una imagen bizarra: Itachi estaba recostado a sus pies, durmiendo profundamente, descansando de lo ocurrido hace unas horas… en su forma de lobo. La infantil inocencia que creyó perdida volvió a su corazón durante la noche, y gracias a ella, pensaba que en ese momento el mayor se veía adorable.

- Itachi… - El nombre de su amado escapó de sus labios en un murmullo; una de las orejas de Itachi dio una pequeña sacudida como respuesta, haciendo que Sasuke sonriera. Aún dormido estaba atento a su voz, todo un noble can. Un amante fiel. Se quedó mirándolo por un largo rato, agradeciendo cada segundo que había estado junto a él hasta el amanecer, demostrando su amor fundiéndose en uno.- Te amo demasiado, ¿sabes?- Habló por lo bajo para no despertarlo.

- Entonces… además de necrófilo eres zoofílico. Vaya…- Una voz familiar resonó a sus espaldas, era burlona y desafiante, pero poseía una elegancia filosa en sus palabras.- Jamás me lo imaginé.- Lo primero que hizo fue agradecer la nobleza de Itachi por haber cubierto con la sábana su desnudez, después se sonrojó igual que un tomate y volteó con una mirada asesina hacia aquella persona intrusa.

- ¡¿Qué mierdas te importa Pein?! Más importante, ¡¿Qué coños haces aquí?! - Aunque hablaba en un tono bajo para no despertar a Itachi, el enojo en su voz era bastante evidente.

- ¿No puedo ver a mi mejor asesino?- Dijo el moreno con una calma que aumentó la ira del azabache.

- ¡¿Crees que soy tu puta como para que me vengas a ver cuando se te antoje idiota?!- El mayor sonrió ante esas palabras.

- No, no lo eres… no aún.- El tono de sus palabras era aterradoramente serio, como nunca antes Sasuke las había escuchado, pero las palabras en sí mismas lo desconcertaron y causaron un escalofrío en su piel. Miró despectivamente a los ojos del pelinaranja tratando de ocultar su nerviosismo, mientras unos pequeños gruñidos escapaban de las fauces de Itachi, todavía dormido.

- ¿Qué dem…?- En el momento en que giró la cabeza hacia su amado, un golpe seco se escuchó en la habitación, tirándolo inconsciente sobre la cama. Los labios del moreno se abrieron en una sonrisa enferma.

- ¿Puedes verlo, hermano? Estoy a nada de ganar la apuesta con nuestro padre…- Acercó su boca a la oreja puntiaguda del can, recitando con soberbia contra ella.-… y tú desearás la muerte antes que eso…- El silencio fue quebrado por las carcajadas de rebosante prepotencia, haciendo eco en el interior de las almas Uchiha, dejando angustia irremediable en una de ellas.

 

 

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El viento árido acariciaba sus mejillas, era igual a sentir ramas secas sobre la piel. Sus cabellos azabaches eran columpiados por ese aire vacío de vida, conocía bien esa sensación, lo mismo que aquél penetrante aroma, junto con la tierra arenosa bajo su espalda. Abrió lentamente los ojos clavándolos en el cielo rojizo frente a él; el Sol negro de medio día brillaba en su centro esplendoroso, tétrico. Infernal. Estar de vuelta en ese lugar lo desconcertaba, pero no tenía miedo; cuando trató de levantarse se dio cuenta de la situación en la que estaba. Encadenado a una cruz de metal negro.

- Mierda…- Giró la cabeza en todas direcciones para encontrar algo o alguien que pudiera aclararle qué demonios estaba pasando, y sin más, las respuestas vinieron a él bajo el sonido de esa siniestra voz que lo acompañaba a todas partes.

… para ser un alma tan poderosa, tardas mucho en despertar…

- ¿Hasta cuándo dejaras las estupideces y te dejarás ver, imbécil?- Escuchó unas risa divertida venir de la nada; el no saber lo que ocurría lo cabreaba, pero la maldita presencia de ese jodido infeliz cada vez que algo malo pasaba lo hacía enfurecerse aún más. Haciendo esfuerzos enormes por contener su ira comenzó a pensar las cosas con más calma. Lamentó haberlo hecho, pero era algo que no se podía evitar.- ¿Dónde está Itachi?- Soltó tratando inútilmente de disimular su preocupación.

… ¿y eso qué importa?... para cuando te des cuenta, ya no necesitarás de él…

- Bastardo, ¡Dime dónde está!- De nuevo esas risas burlonas de dejaron oír.

… se ve que lo quieres mucho… ¡vaya afortunado que es!... de hecho, debe ser todo un caballero… no cualquiera logra cautivar un corazón tan lúgubre como el que tienes… qué noble, ciertamente… pero deberías preocuparte más por ti… si no lo has notado, la situación no te favorece…

- No me importa lo que me pase… ¡Si te atreves a tocar a Itachi sabrás lo que es el verdadero Infierno!

… ahh qué adorable… estás dispuesto a matar por él, en tus ojos se puede ver… tal vez pueda darte un incentivo…

- ¿Qué…?- Preguntó el azabache sin muchas ganas de saber el significado de esas palabras; un ligero temblor invadió todo su cuerpo, el cielo carmesí ante sus ojos comenzó a desaparecer detrás de su cabeza, cambiando el paisaje a la vista del horizonte lejano y decadente que era el Hades.- Argghhh…- La cruz en la que estaba se había levantado completamente, clavándose en la arena rojiza y lastimando la carne de su cuerpo con las cadenas que lo ataban. Su respiración se aceleró un poco a causa del dolor, pero en unos segundos se atenuó; alzó la vista buscando a su captor, algún maldito demonio seguramente, pero no fue eso lo que encontró. Sus ojos divisaron una cruz frente a él, alguien estaba atrapado en ella, en peores condiciones a las de él. Su corazón casi se detuvo.- Itachi…- Las manos y piernas del mayor eran atravesados por gruesos tubos negros que lo clavaban a la cruz; el precioso líquido carmesí brotaba de aquellas heridas formando pequeños ríos de sangre sobre la piel de porcelana, resbalando a lo largo de la base de la cruz y mojando las arenas, tornándolas de un color más oscuro.- Itachi, mírame…- Sasuke estaba a punto de romper en llanto, pero la mirada cálida de su amor fue un hermoso abrazo sin toque que lo tranquilizó.

- Todo estará bien Sasuke. Yo te protegeré.- Algo en el interior del menor se escuchó quebrarse tras esas palabras. No podían salvarse de algo así, no estando los dos atrapados en esas cruces; ¡¿Cómo pretendía Itachi sacarlos de eso cuando él estaba en peores condiciones?! No, no podía hacer nada y lo sabía. Lo único que intentaba el mayor era mitigar su dolor, darle un pequeño consuelo ante su incertidumbre, y quizás, si alguien de más alto rango lo permitiera, una muerte tranquila. Porque justo ahora, eso era todo lo que la Muerte podía hacer por el asesino.

… “todo estará bien Sasuke, yo te protegeré”… ¡qué estupidez!... ya deja de mentirle Itachi, lo has hecho por mucho tiempo, debes estar cansado de eso…

De nuevo esa voz, tan imprudente y desagradable, pero, conforme pasaba el tiempo, adquiría cierto tono familiar.

- ¡Eres un maldito infeliz! ¡Cuando te tenga enfrente voy a destazarte! ¡Estás más que muerto idiota!- El Halcón gritaba con desdén hacia la nada, no le importaba si aquél ser misterioso le temía o no, lo que realmente deseaba era encontrarlo y asesinarlo con sus propias manos por haberse atrevido a dañar a Itachi de esa manera. Por hacerle tanto daño a su amor. Lo iba a hacer pagar y muy caro.

… te lo digo en serio, la situación no te favorece…

- ¡Cállate y muéstrate, cobarde de mierda!- Una neblina roja invadió la tierra por donde se alzaban las cruces, era densa, y no avanzaba más allá de los pies de ambos. Una silueta se formó en el centro, creándose con la bruma misteriosa y descubriendo la identidad de aquél ser infernal. Itachi mantenía su mirada fija en aquél hombre sin inmutarse, en cambio, Sasuke no podía creer lo que sus ojos le decían; el imbécil que lo había seguido hasta ahora, siempre apareciendo en su cabeza con esas palabras dolorosas y que lo hacían cabrearse, ese desgraciado era él... pero se rehusaba a creerlo.

- Sasuke, deberías dejar de ser tan imprudente. Eres buen asesino, pero el orgullo que cargas en la sangre te jode.- Rió con diversión ante sus propias palabras, mirando satisfecho el rostro sorprendido del Uchiha menor. Después se giró a ver a Itachi.- En cuanto a ti, hermano…- Una barra de oscuro metal apareció en su mano derecha, y con un movimiento rápido estampó fuertemente un extremo en la mejilla del mayor de los Uchiha ladeando su rostro y haciéndolo sangrar.

- ¡Itachi!- Sasuke había reaccionado ante el golpe; el otro hombre sonrió perversamente.

- Con eso ya estamos a mano…- Señaló unas cicatrices frescas en su mejilla derecha, la misma en la que había herido al pelinegro. Tenían el aspecto de una zarpada.- Bueno, casi estamos a mano. Lo que sigue ahora serán los toques finales del nuevo destino que crearé…- Fijó sus siniestros ojos grises en los del asesino.- Y como te dije, Sasuke, no podría hacerlo sin ti…- Los mortales ojos azabaches lo miraban confusos; aquella situación era absurda, simplemente no podía ser… sin embargo, era un hecho. Sus palabras fueron lentas y un tanto temerosas.

- ¿Qué demonios significa todo esto… Pein?- El moreno sonrió soberbio ante la incertidumbre del mejor asesino de todos. Una mueca de retorcido deleite se creó en su rostro acanelado, abriéndose sus labios, adornando con superioridad cada frase que de ellos salía.

- Dios, Sasuke, eres tan inocente… pero no te culpo, no sabes nada de lo que las sombras mortecinas de los Uchiha han estado planeando a tus espaldas.- Sasuke abrió enormes los ojos en señal de sorpresa. Las cosas se le complicaban cada vez más sin poder entender nada en lo absoluto.

- ¿Qué…? ¿Qué quieres… decir…?- En su cabeza se formaba una débil idea de lo que el pelinaranja quería decir, mientras que al mismo tiempo trataba de convencerse de que sólo eran engaños sin un propósito aparente. ¿Qué se supone que debía creer?

- Mírate, tan confundido… ¡Cuánto miedo hay en tu alma! Es una belleza… ¿No lo crees así, hermano?- Itachi lo miraba con sus ojos escarlata, no había ninguna expresión en ellos, salvo quizá un pequeño brillo de rabia que se coló en su voz.

- Yo ya no soy tu hermano… Nagato.- El moreno golpeó nuevamente a Itachi con la barra de metal, esta vez en la otra mejilla.

- Mi nombre ahora es Pein, el ser más poderoso del Hades. Nagato era mi nombre de sirviente a La Muerte, y de eso ya no más.- El pelinegro volvió el rostro y lo encaró con esos intimidantes rubíes que poseía.

- ¿Sirviente dices? Eras su hijo, un hermano para todos nosotros.

- ¡No! ¡Era un esclavo, como todos! Como tú lo eres justo ahora.- Las miradas de ambos se cernieron en el mortal asesino por un pequeño instante.- ¿Sabes?- Dijo el ojigris recuperando su habitual calma.- Haber sido uno de los perros de La Muerte no me molesta tanto como lo que me hicieron tú y ese bastardo de Madara.- La impresión de Sasuke crecía a cada palabra, ¿Era posible? ¿De verdad era posible lo que estaba escuchando?

- Ese “bastardo” te dio la vida. Es una vergüenza lo que dices.- El pelinegro trató de evadir el tema; para su sorpresa, las fuertes manos de Pein tomaron su rostro y sin más le plantaron un beso. Ambos Uchiha sintieron hervirles la sangre. El moreno se separó y se encontró con la mirada fulminante de Itachi.

- ¿Puede ser quizá que no quieras que Sasuke se entere?- Espetó ladinamente contra los pálidos labios; la dureza del Uchiha mayor se vio irremediablemente quebrada por un miedo atroz, sabía perfectamente a qué se refería pero, simplemente, no lo quería creer.

- ¿Estás haciendo esto… por Konan?­- La barra de metal que descansaba en la mano de Pein se clavó súbitamente en el pecho de la Muerte atravesando la cruz.

- ¡ITACHI!- Sasuke estaba al borde de las lágrimas, veía con rabia e impotencia cómo la sangre escapaba fácilmente del torso de su amor, plasmando el dolor del arma en su fino rostro.- ¡Ya basta Pein, es suficiente! ¡¿Por qué estás haciendo esto?! ¡¿Qué demonios quieres?!- Finalmente, un par de amargas lágrimas resbalaron por sus mejillas, acompañadas de un grito desgarrador que resonó en su propia alma asustada.- ¡¿Qué demonios eres?!

Los perturbadores ojos grises lo miraron con un gesto inescrutable, esos labios acanelados se curvaron en una sonrisa enferma y a la vez inocente, dejando escapar con singular parsimonia las palabras que llenarían de miedo al más grande asesino del clan Uchiha.

- Eso mismo…- Lo miró con lujuria.- Un demonio.- Estuvo a punto de colapsar, abandonar la conciencia que lo retenía en aquél lugar tan horrible y desastroso llamado realidad, pero no quería hacerlo, no podía hacerlo… porque eso sería abandonarlo a él. Abandonarlo de la manera más cruel que cualquiera podría hacer, negando su amor.- Te ves terrible, Sasuke. ¿Y cómo no estarlo? No tienes ni idea del porqué de su castigo.- Miró por un instante a Itachi, acusadoramente, para luego volver la vista al menor.- Te voy a contar una historia, es muy interesante y te aseguro… que te va a gustar…

- N-no… te atrevas… Pein…- Decía apenas el Uchiha mayor.

- Oh, vamos Itachi, no sería divertido que Sasuke jugará con nosotros sin saber de qué va todo ¿verdad? Como nuestro padre solía decir, “no sería justo”.

- Él no tiene… nada que ver en esto… déjalo en paz…

- Te equivocas, querido hermano. Tiene TODO que ver en esto desde el día en que vino al mundo, lo sabes.

- Pein… no lo hagas…

- Sí, hazlo.- Los dos miraron con sorpresa al menor. Estaba decidido.- Dímelo, dime todo lo que deba saber.- Hizo una pausa.- Itachi… yo siempre supe que Itachi me ocultaba algo, nunca fue del todo honesto, pero entiendo por qué.- Sus pozos negros se prendaron en los del otro clavado a la cruz.- Él haría todo lo necesario por protegerme, incluso mentirme… por eso, él jamás me diría lo que tú estás por hacer ¿O no, Pein?- El mencionado sonrió.

- ¡Vaya! Parece que el crío les resultó más listo de lo que pensaron, Itachi. Con razón mi padre tiene todo apostado por él.

- Sasuke…- Itachi sintió un pesar inmenso oprimiendo su corazón, pero no había nada que pudiera hacer; escuchar la verdad había sido la decisión del azabache.

- Bien, será más fácil de entender si lo pides.- Se acercó a él hasta quedar a unos pasos de distancia, hablando con seguridad en sus palabras.- Se dice… que el hombre más afortunado en la tierra es aquél que encuentra el verdadero amor… pero también es cierto que el hombre más débil del mundo es un hombre enamorado. ¿Tú que dices, Sasuke? ¿Eres un asesino débil?- La pregunta cabreó al azabache.

- Cuando te vea morir lo sabrás.- Respondió secamente, obteniendo una sonrisa divertida del moreno.

- Ah, sí. Seguro que sí.- Su arrogancia hizo crecer la molestia del Uchiha.- En fin, sea cierto o no, yo fui un hombre débil hace mucho, mucho tiempo ya.- Sus ojos grises se perdieron en la nada, con una profunda melancolía.- De hecho, vaya que era un hombre débil… todo lo que era mi razón de existir me fue arrebatado con crueldad imperdonable… los seres como nosotros no podemos olvidar el dolor de una herida así.- Su mirada llena de rencor se clavó en Itachi.- Es algo que compartiré contigo hermano. Asesinaré lo que más quieres para que compartas mi dolor, pero a diferencia de ti, yo seré compasivo… y te daré la Muerte Eterna.-Los feroces ojos bermellón volvieron a su oscuridad habitual, reflejando fielmente el miedo de su dueño.

- Haz todo lo que quieras conmigo… pero… no lastimes a Sasuke… por favor…- Si era necesario, se humillaría ante el más insignificante y cruel de los demonios, pero quien estaba ejecutando tan inverosímil tortura era justamente lo contrario a un ser cualquiera. Eso no importaba mucho, lo único que realmente era importante, lo que de verdad debía asegurar, era la vida de él. Estaba decidido a cumplir su palabra, el juramento que había hecho lo obligaba a decirlo para mantener su honor. El contrato que le hizo a su propio corazón; un pacto de amor. Y por ese amor que consumía su negra existencia tan fervientemente, estaba dispuesto a suplicar, a destrozar su dignidad, a caer tan bajo como el verdugo lo ordenara. Porque después de todo…- Lo que sea por él.

- Aniki…- Estaba feliz. Tal vez jamás escuchara aquellas dulces palabras que esperaba con paciente anhelo, pero, definitivamente, Itachi no pondría nunca límites para demostrar el amor que le profesaba. Sin embargo, la dicha que aquello significaba lo llenaba de odio hacia sí mismo. Sentir alegría por el hecho de que la persona que siempre amó morirá para protegerlo lo enfermaba. ¿Qué clase de sádico infeliz era?-… nii-san…- Las lágrimas volvieron a escapar de sus ojos.

- Al parecer no importa cuán bueno trates de ser, Itachi. Siempre la cagarás.- Habló el moreno al ver el llanto de Sasuke.- Mira, ya lo has hecho llorar.- Rió perversamente; después se aclaró la garganta y continuó, mirando con soberbia al asesino.- Estoy más que seguro de que Madara ya te lo habrá dicho en alguna ocasión, que tú eres un mortal especial, descendiente directo de La Muerte.

- Sí...- Asintió despacio, tratando de retener las lágrimas.

- Pues ciertamente lo eres, pero no sólo por eso. Aún entre los Uchiha, tú eres más especial que cualquiera que haya existido… porque eres la última reencarnación…- Sasuke alzó la mirada al demonio, estupefacto. Había una última gran sorpresa en este lío de muerte, y estaba a un paso de descubrirla.

La tristeza y el arrepentimiento por el pasado atravesaron a Itachi como si de un rayo se tratara, dándose cuenta de que pronto todo llegaría a su fin. La resurrección de la verdad  enterrada en las memorias de los asesinos traería consigo un desenlace más que desastroso.

Un final lamentable… y lo sabía bien.

- Sasuke… perdóname…

 

 

Notas finales:

Qué les parecio?? Mucho misterio, lo sé, pero les aseguro que ya pronto se revelarán los secretos!!! xD


Nos vemos en los reviews :3


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