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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Perdón por la demora, es que he tenido demasiado trabajo de la uni ¬¬ pero aquí está ya la conti, disfrútenla!!!!! n/////n

 

 

Ambas figuras temibles danzaban la melodía mortal de la guerra. Sus movimientos acompasados estaban en perfecta sincronía con los de su compañero, cualquier error podría costarles más que una derrota. El estruendo de sus armas al chocar se podía oír en las lejanías, llamando a los demonios con una excitación irresistible para cualquier alma oscura; de a poco, los alrededores comenzaron a llenarse de ansiosas almas caídas que se deleitaban sin pudor alguno con el baile que protagonizaban los dos guerreros frente a ellos. Un muy buen entretenimiento, grandioso espectáculo sin igual.

Algunas veces, los danzantes se apartaban astutamente de su compañero de baile, guardando su distancia y preparando el siguiente ataque, para segundos después lanzarse a la arena nuevamente con golpes duros y certeros; otras, se enfrentaban tan cerca, que era difícil distinguir una figura de otra. Los gritos de diversión y entusiasmo de los demonios invadían el cielo carmesí que se cernía sobre ellos, llegando hasta sus oídos y reventando en carcajadas. A pesar de todo, Sasuke no tenía miedo ni preocupación; no era como hace un rato que se sentía perdido en el centro del Hades y sin ninguna esperanza. Aunque ahora las cosas estaban peores al quedarse sin su querido ángel guardián, no temía a nada. Se mantenía sereno, atento a cada giro nuevo que daba el combate, con una determinación imposible de romper y un único objetivo al cual destrozar. Era todo lo que necesitaba. Era todo lo que le quedaba.

- Eres bueno… ¡Pero no lo suficiente!- Pein, que se había apartado y ahora volvía al ataque, se aproximaba con velocidad hasta el ángel con la guadaña por delante; La Muerte no hizo ningún movimiento ni pretendió hacerlo, simple y sencillamente se quedó de pie esperando a que el demonio le alcanzara.- ¡No seas un jodido presumido!- Gritó el moreno una vez estuvo lo suficientemente cerca de él, a la vez que hacía descender la hoz amenazadora sobre la cabeza de Sasuke; antes de que la hoja del arma pudiera tocar los cabellos negros se detuvo irremediablemente para sorpresa de quien la empuñaba, quedando tiesa sobre el de mirada escarlata. Sin embargo, Pein no se iba a dejar impresionar por un truco tan simple; volvió a alejar el arma para tomar impulso y azotarla ésta vez con más fuerza sobre la carne blanca del menor, pero aquello volvió a ocurrir. La hoz se detuvo inexplicablemente a unos centímetros de La Muerte.- ¡Y una mierda!- Volvió a intentarlo varias veces más, aumentando su desespero con cada golpe terminado en el aire que no llegaba a lastimar. ¿Cómo era posible? El estúpido crío Uchiha no movía ni un dedo y aún así sus ataques eran bloqueados, pero eso no era lo que le molestaba; lo que realmente le desquiciaba era esa mirada que el otro tenía en su rostro cada vez que lo atacaba, esa maldita mirada inexpresiva y aún así desafiante, como si pudiera decirle con ella que dejara de jugar y empezara a pelear. Era esa jodida mirada la que siempre detestó por ser con la que siempre lo comparaban; tan creídamente superior y perfecta, lo mismo orgullosa y amable, sanguinaria pero noble. Majestuosa.

Esa era la mirada de Itachi, y no podría nunca permitirse perder ante una mirada así.

Nunca.

- ¿Es que acaso no lo entiendes?- La voz grave y serena de Sasuke lo tomó por sorpresa; estaba tan concentrado en traspasar esa barrera invisible y tan inmerso en sus pensamientos, que por un segundo se estremeció al creer que se trataba de la voz de Itachi. De hecho, podría jurar que había sido su voz. Fijó sus hipnóticos ojos grises en los escarlata del azabache escudriñándolo así, esperando lo que sea que tuviera que decir.- Un arma sería incapaz de revelarse a su creador. Ésta guadaña lo sabe, por eso jamás seguirá contra mí.- Finalizó con una seriedad imperturbable en sus rostro, casi lúgubre. Pein dio un respingo después de escuchar aquello; ya que aún permanecía alzando la hoz, volvió a hacerla descender contra su enemigo a sabiendas de que no lo tocaría, pero en ésta ocasión la manera en que lo hizo demostraba más fastidio, no había ningún interés en su fuerza que pudiera traducirse como deseo asesino. En lugar de eso, unas cínicas palabras salieron de sus labios.

- Yo creí que dirías algo más estúpido, como que algo que perteneció a tu perro faldero jamás se atrevería a lastimarte por el amor que les quedaba, o una cursilería así… ah, es cierto… todo lo que te queda de él es un sucio abrigo con su sangre, una hoz inútil fuera de tus manos, una pluma brillante que más tiene pinta de luciérnaga… y un ridículo collar de perro. Es una linda herencia, no cabe duda que el incestuoso de tu marido te amaba.- Rió por lo bajo después de decir aquello; Sasuke frunció el seño entonces, demostrando con mayor fuerza y notoriedad el desprecio que había en su alma. En un instante, y antes de que pudiera darse cuenta, Pein había sido arrojado lejos por la fuerza invisible de La Muerte, impactándose violentamente contra una roca.

- No tienes derecho a hablar de él después de lo que le hiciste… ¡El simple hecho de que continúes vivo insulta su memoria!- Tomó la hoz que había quedado suspendida sobre su cabeza y la blandió con fiereza; el demonio se recobró difícilmente del sorpresivo golpe, notando cómo Sasuke se aproximaba lentamente hacia él con esa actitud superior que tanto odiaba. No iba a perder, no lo haría.

- Vale… ¿Quieres una pelea del infierno, mocoso? Entonces eso es lo que tendrás…- En su mano libre apareció otra barra de metal negro para completar su armamento, y al mismo tiempo desplegó sus alas demoniacas de una neblina roja para elevarse sobre el Ángel asesino; éste detuvo su andar y se limitó a seguirlo con la mirada.- Por las buenas o por las malas, pero te haré entender quién está por encima de ti.- Manteniendo el ceño fruncido sobre el demonio, Sasuke convirtió el abrigo de Itachi en un par de hermosas alas de cuervo, igual a como solía hacer su aniki; con ellas se puso a la altura de Pein en los cielos y se preparó para lo que venía, con una mano en su fiel Chokuto y la otra en la hoz de Itachi.

- Y yo… definitivamente por las malas… te haré entender el error que cometiste.- Sus orbes escarlata brillaron como nunca lo habían hecho.- Destrozaré tu cuerpo, humillaré tu orgullo, rasgaré tu alma a dentelladas… y cuando ya no puedas divertirme más con tus gritos de dolor… cuando me implores desesperado que tenga misericordia… y sientas que la locura te invade… entonces, y sólo entonces… antes de que te pierdas en tu Infierno… ¡TE MATARÉ ASQUEROSA SABANDIJA MISERABLE!- Se lanzó contra el demonio vuelto una bestia infernal sin ninguna intención de perdonar. Matar era todo lo que invadía su pensamiento y se colaba hasta su alma. Matar, era el instinto que dominaba su destino, la sangre que corría por sus venas, el propósito por el cual seguía vivo hasta ese día.

Matar, era la única vida que le quedaba tras perder el paraíso.

Pein lo recibió con sus armas protegiéndolo, se apartaron un instante y volvieron a chocar impetuosamente; el aire a su alrededor se volvía más tenso y sofocante a cada segundo, sus corazones latían apasionadamente dentro de sus pechos, ardían, su espíritu se quemaba en éxtasis. El demonio se acercó con velocidad y trató de cortar la cabeza de La Muerte con sus armas a modo de tijeras, pero en un segundo su movimiento fue adivinado y bloqueado por el filo de la katana, justo en el centro donde se unían las dos barras oscuras; en un rápido contraataque, Sasuke blandió la hoz de abajo hacia arriba para intentar partir al demonio por la mitad, pero el alma siniestra se escapó del ataque certero del Ángel al impulsarse con sus alas hacia arriba, quedando detrás de éste y pegándole una fuerte patada en el centro de sus alas para aumentar la distancia entre ambos. El azabache sintió un pequeño dolor en aquella zona mientras se alejaba involuntariamente de su enemigo, apenas clavó su mirada sanguinaria en el otro, sus alas negras azotaron el aire con fuerza y salió apresurado contra él, iniciándose así una mortífera persecución en el Hades. El moreno pensó que tal vez si se calmaba un poco y no se dejaba impresionar por aquél niñato, todo le resultaría más sencillo y divertido.

- ¡Maldito cobarde! ¡Vuelve y enfréntame!- Gritaba molesto el menor al demonio que seguía con avidez, más éste simplemente le dirigió una mirada fugaz por sobre el hombro acompañada de una sonrisa divertida; era igual a aquél entonces, la misma escena que había hecho con Madara, y era en verdad gracioso, pues aunque lo único que cambió fue el Uchiha, el resultado era el mismo. A sus ojos, hacerlos enojar no sólo era fácil, también era un entretenimiento de lo mejor.

- ¡Como desees!- El moreno detuvo repentinamente su carrera y giró bruscamente para continuar y encontrarse de frente con el azabache, muy cerca de su rostro. Una pregunta irresistible cruzó por su cabeza en ese momento: “¿Cuánto más podría cabrearse un Uchiha?”. De nuevo, una sonrisa perversa se escapó a sus labios, que de inmediato, y por un segundo, rozaron los finos y suaves de La Muerte; aunque el toque fue tan rápido como un parpadeo, fue lo suficientemente largo y despreciable para Sasuke. El menor se paralizó por unos segundos intentando acomodar las ideas en su cabeza; sí, el bastardo lo había besado. El muy desgraciado infeliz hijo de perra lo había besado.

Estaba más que muerto.

- No me digas que no te gustó…- La voz descarada llegó a sus oídos por detrás suyo.- Tan mal no beso, Itachi no se quejó…- Y ahí estaba, la gota que derramó el vaso. Sin saber cómo aquello le iba a funcionar, blandió la guadaña horizontalmente hacia el demonio, liberando de la hoja un fino destello afilado que se dirigió a su objetivo a la velocidad de la luz, fue tan rápido, que Pein apenas tuvo tiempo de reaccionar y evadir el ataque, pero a cambio perdió una de sus alas.- Tsk… mierda…- Se quejó apenas; ahora no podría moverse tan rápido como quisiera pero eso no era lo peor, estaba en desventaja, y justo ahora se daba cuenta de la posibilidad que existía de que no todo saliera a su favor.-… maldita sea…

- Estás bien jodido… Nagato.- Se sorprendió un poco al escuchar decir su antiguo nombre de la boca de La Muerte, era como una extraña, y un tanto tétrica, forma de entender que el Ángel lo sabía todo sobre todos. Aterrador.

- ¿Eso crees?- Respondió soberbio para intentar ocultar su sobresalto, que por suerte se estaba desvaneciendo.- Aún no llegamos a la mejor parte: desnudarte de nuevo…- Su mirada lujuriosa se posó sobre el cuerpo de Sasuke.

- No.- Fue la seca respuesta del asesino cuyo rostro no reflejaba emoción alguna.- Reclamo tu alma, miserable demonio, y no admito discusión.- Pein esbozó una ligera sonrisa ante esas palabras, y lentamente comenzó a descender a la tierra rojiza. Una vez que sus pies tocaron la arena, miró hacia arriba y le indicó a La Muerte que le acompañara.

- Se dice que La Muerte es justa, Sasuke. Pues bien, no sería justo para mí luchar en los aires en mi actual estado, ¿verdad?- El menor le dirigió desde arriba una mirada de absoluto desprecio.

- Eres un mal perdedor.- Escupió sin miramientos.- Sé lo que piensas, usarás todas tus trampas para hacerme caer en tus engaños. No te culpo, es la única forma que tienes para ganar, es tu naturaleza ciertamente…- La mordacidad de sus palabras molestó al moreno, más aún la forma en la que el azabache lo miraba, terminando su hablar con una simple palabra llena de burla.- Demonio…- Se desafiaron con la mirada, sus orbes destilaban el más puro odio, y ninguno estaba decidido a perder. Ambos eran demasiado tercos para dejarse vencer por el otro. Sasuke trató de adivinar cada plan que pudiera tener Pein bajo la manga, por alguna razón lo quería en tierra igual que él, pero por más que lo intentó, ninguna de las posibilidades en las que pensó pudo haber sido la correcta. Eran demasiado obvias, muy simples; escaparía de ellas rápidamente. ¿Qué era lo que estaba tramando el demonio entonces? Sólo había una forma de descubrirlo. Sus alas negruzcas se cerraron con elegancia en el aire para descender lentamente, como el Ángel majestuoso que era; pensó que tal vez el plan era atacar en cuanto tocara tierra, así que se mantuvo alerta, pero no ocurrió nada. Sus pies descansaban sobre la arena rojiza, y por precaución no había hecho desaparecer sus alas, podría necesitarlas. Pero nada. Todo seguía igual de tranquilo bajo esa penetrante mirada grisácea.

- ¿Ya confías en mí?- Cuestionó el moreno en tono de burla.- ¿Acaso es tan difícil de creer que un demonio pueda pelear limpiamente?

- No es difícil de creer.- Respondió el azabache.- Es imposible.

- “Imposible”… la verdad que sí.- El Uchiha abrió los ojos sorprendido, sabía que el demonio planeaba algo pero aún no daba con qué. Volvió a abrir sus alas para apartarse del otro tanto como fuera posible, pero apenas se movió para escapar, unas garras inmensas lo atraparon por los tobillos y lo anclaron al suelo.

- ¡Mierda!...- Alzó la Chokuto para cortar esas ataduras demoniacas, pero un centenar de demonios cayeron del cielo rojizo sobre él mientras otros le rodeaban ansiosos.- ¡Arghhh!

- Idiota…- Dijo el pelinaranja con sorna y una perversa sonrisa en sus labios. Sasuke intentó escapar del mar de bestias en el que estaba hundido, pero el peso era demasiado, ni siquiera con toda la fuerza de La Muerte podría librarse, y eso comenzaba a desesperarlo.- Creo que el que está bien jodido es otro…- Pudo distinguir apenas cómo se aproximaba a él ese maldito demonio sonriente; se asfixiaba, su visión se nublaba y las fuerzas se le iban.

- “… levántate… Sasuke… levánta… te…”- Se decía a sí mismo pero no lo lograba. Si tan sólo esos malditos demonios se apartaran…

- ¡Jodidos demonios asquerosos! ¡Están muy inquietos hoy!- Esa voz le resultó familiar. Una lluvia de fulgurantes destellos cayó sobre las almas malditas que al instante se convirtieron en cenizas. Pein se cubrió justo a tiempo con una decena de barras negras, mirando enfurecido a quienes habían llegado; cuando Sasuke se sintió libre miró hacia los cielos del Hades. Sonrió de medio lado.- ¡Vamos a tener que darles una buena arrastrada para que se calmen, bastardos!- Minato descendía con una avidez magistral en sus alas blancas hacia donde se encontraban las demás fieras infernarles, y detrás de él, todos los ángeles del Paraíso.

- Ese idiota…- El azabache miró divertido hacia el ejército de ángeles que había traído el rubio, no podía pedir nada más.

- Oye, Uchiha…- Dirigió su mirada detrás de él hacia donde le llamaban; entonces su sonrisa se ensanchó más, de una manera casi perversa, al ver a Deidara y todas las demás Muertes a su servicio.- Más te vale que no seas el primero en morir. Itachi dio su vida por ti, ¡Así que no la jodas!- Dicho esto, los temibles ángeles de la Muerte se abalanzaron contra los demonios que rodeaban a su nuevo amo, algunas con guadaña en mano, otras, convertidas en feroces lobos con el pelo encrespado y chasqueando las mandíbulas; Sasuke se incorporó de nuevo y miró directamente a los ojos de Pein.

- ¿Querías una fiesta de los mil demonios, Nagato? Aquí la tienes, y espero que no te importe que se nos unan unos amigos…- Por primera vez en mucho tiempo, el azabache quería reventar a carcajadas ante la cara de furia que había puesto el demonio. Nada había salido como el moreno lo planeó, todo su espectáculo infernal se estaba cayendo, y si perdía sabía que no habría una segunda vuelta. Cerró los puños con fuerza, apretando los dientes con una rabia descomunal que mostró en sus colmillos, su mirada gris irradiaba la ira incontenible que no deseaba ser reprimida por más tiempo. No tenía intención de perder, no podía perder, se negaba a aceptar una derrota como su destino… porque eso significaría fallarle a Konan otra vez…

- ¡TU ALMA ME PERTENECE UCHIHA!- Salió enfurecido hacia Sasuke, con la única y pura intención de matar. La Muerte se preparó, sus alas lo impulsaron hacia el demonio para hacerle frente.

- ¡ENTONCES VEAMOS QUIÉN LE ARRANCA EL ALMA A QUIÉN!- Sus armas chocaron en un estruendoso golpe que subió hasta el negro Sol del Infierno y volvió a la tierra, haciendo temblar a las inmensas rocas y montañas que se alzaban por millones, y despertando el fulgor de la guerra en el espíritu del resto de los combatientes. La guerra entre los ángeles y los demonios había comenzado, La Muerte así lo había sentenciado.

El clamor de los feroces rugidos se mezclaba con la sangre de quienes caían; las feroces garras chocaban brutalmente contra espadas y guadañas, abriéndose paso entre la armería celestial y alcanzando a los ángeles para herirlos de muerte; un carnaval del Inframundo. Minato hacía frente a uno de los demonios más grandes que moraban en el Hades, con rápidos movimientos esquivaba los golpes que la horrible criatura de tres cuernos trataba de asestarle; a pesar de que sabía que podía derrotarlo con suma facilidad no se mostró soberbio en ningún momento, subestimar a un enemigo no es inteligente, así como la prepotencia tampoco es digna de un ángel. Alerta siempre y en todo momento, sin bajar la guardia, hasta encontrar la oportunidad perfecta y vencer. En un intento más, el gigante demonio levantó sus garras para aplastar a Minato, pero al hacer esto dejó completamente expuesto el torso; el ángel agudizó la vista, un fino rayo de luz atravesó a la bestia por en medio del pecho, reduciéndolo a un montón de cenizas en el aire. El rubio sonrió apenas ante su victoria, manteniendo el respeto por el enemigo, y cuando se giró para encarar a otra criatura oscura, se encontró con que un demonio igual de enorme que el que había vencido ya lo esperaba prácticamente encima de él, con sus descomunales mandíbulas abiertas y las garras casi sobre sus alas. Estaba bastante cerca de él, por lo que sus movimientos de escape eran limitados, pero antes de que pudiera reaccionar, varios lobos le saltaron encima a la criatura deteniendo su avance hacia el ángel; Minato se sorprendió por la acción de las Muertes pero al mismo tiempo agradeció su ayuda. Los feroces canes se aferraban con garras y colmillos a la roja piel curtida del demonio que luchaba desesperado por quitárselos de encima, pero los otros seguían clavados a él como estacas, hasta que más y más Muertes en forma de lobo llegaron y treparon, mordieron y rasgaron, hasta que el peso fue demasiado y la bestia gigante cayó.

- Tal vez… las Muertes sean más crueles que los mismos demonios…- Dijo el rubio ángel al ver cómo los lobos destazaban la carne sin ninguna compasión, devorando al demonio aún vivo con un placer inmenso. Era sumamente aterrador.

- Los demonios son sólo demonios. Las Muertes somos asesinos por naturaleza, por lo tanto, claro que somos más crueles y sanguinarios. Conocemos más formas de matar que nadie.- Madara había llegado hasta donde se encontraba el ángel; éste se giró a mirarlo cuando le escuchó, había cierta sorpresa reflejada en su rostro por lo que el Uchiha le había confesado.- Comparados con nosotros, no son más que novatos… pero aún así, eso es más venganza que nada, ya sabes, nunca nos hemos llevado bien como especies distintas, especialmente desde que comenzaron a casarnos para convertirnos en su cena.-Entonces Minato reparó en la hoz que había en la mano de Madara.

- Normalmente, tú eres de los que prefieren ver un espectáculo en vez de participar en él, pero ésta vez… creí que te quedarías lejos y simplemente mirarías la batalla porque ya no posees ningún poder de Muerte.- Madara sonrió divertido por las palabras del rubio, haciendo que la piel de éste se erizara inconscientemente.- ¿O es que acaso… ?

- Minato, eres un sujeto muy inteligente, un verdadero genio en verdad, pero debo decir que me sorprendes.- La guerra continuaba alrededor suyo, pero el tiempo entre ellos parecía haberse detenido; ninguno de los seres que se encontraban luchando notaba su existencia. Todo lo que se apreciaba en aquella extraña dimensión era el sonido de los rugidos y los golpes del encuentro, hasta que Madara continuó.- ¿De dónde mierdas sacaste que ya no tengo poder de Muerte?- Cuestionó con una amplia sonrisa en el rostro, pareciendo que intentaba no reír por la inocencia de Minato.

- Pues… Sasuke es ahora La Muerte… eso debería quitarte tu fuerza y dársela a él… ¿o no?- Trató de explicar un poco nervioso; en realidad no tenía idea de cómo era que funcionaba aquél mortífero sistema de herencia de La Gran Muerte, no es algo que un ángel cualquiera como él tuviera que saber, pero es que simplemente, la sonrisa de Madara era perturbadora. ¿Estaba feliz? ¿Planeaba algo? ¿O sólo parecía así de escalofriante cuando sonreía? No podía saberlo con certeza, pero se decía a sí mismo que ni en el mismo Hades hubiera sido normal que La Muerte sonriera… en el caso de que Madara aún fuera La Muerte.

- Minato, Minato, Minato… aún no ha habido fiesta de sucesión, así que no te adelantes. Pero no te preocupes.- Blandió su hoz decididamente y le dio la espalda al ángel, indicándole que le acompañara.- Te prometo que cuando acabemos aquí celebraremos en grande.- Minato no pudo evitar sonreír ante aquello, ahora confiaba completamente en Madara y sabía que su rostro era de verdadera felicidad, y quizá hasta de emoción por la guerra.

- Y con lo que me encanta el vino…- Dijo sin más en un suspiro. Se colocó al lado del hombre de cabellos negros y empuñó su kunai de tres hojas hacia las bestias salvajes ante ellos.- Aquí vamos entonces…- Ambos ángeles se unieron a la batalla.

Mientras tanto, en el cielo rojizo se encontraban los líderes de ambos bandos envueltos en una batalla encarnizante. Pein se las había arreglado para conseguir atacar al menor por la espalda: con una de sus barras le había golpeado con tal fuerza en el ala izquierda que el Uchiha gimió por el terrible y agudo dolor que lo invadió en aquella zona tan repentinamente. El demonio sonrió con prepotencia, y aprovechándose de la breve distracción del otro le golpeó de la misma forma en la cabeza, haciendo que Sasuke se precipitara al suelo y girara varias veces sobre la arena para finalmente quedar tendido sobre ella. El moreno descendió un poco para mirar al chico inconsciente que yacía a sus pies detrás del camino que había marcado sobre la tierra al caer; era una sensación placentera el haberlo derribado, simplemente no se movía, y eso quería decir que él iba ganando. Levantó la mano sobre el cuerpo del azabache, y en un instante aparecieron varias de sus barras negras sobre el menor.

- No eres tan bueno, Uchiha… adiós.- Al momento en el que bajó con elegancia su mano, las oscuras varillas descendieron sobre Sasuke para atravesarlo, pero no pudieron siquiera acercársele un poco; un centenar de guadañas habían aparecido para protegerlo nuevamente.- Ah… me había olvidado de ese pequeño detalle…- Y adivinando lo que seguía, Pein se apartó tranquilamente del ataque de las guadañas.- Pero qué molestia.- El menor se levantó de a poco y con gran esfuerzo, cuando lo hizo soltó unos leves quejidos por las heridas; aunque veía todo borroso sus ojos escarlata se posaron en el demonio, y en unos segundos la claridad volvió. Tomó una bocanada de aire conteniendo los gemidos lastimosos que luchaban por salir, pero no se rindió; había una gruesa línea de sangre que corría de sus cabellos oscuros por el níveo cuello y llegaba hasta su hombro, en donde se perdía entre la ropa.

- ¿Eso es… todo?- Su orgullo Uchiha aún se mantenía, y eso provocó unas risillas en el pelinaranja.

- Vaya, vaya… ¿es que no tendrás nunca buenos modales? ¿Ni en la víspera de tu muerte? Qué mal educado…- Rodó los ojos como si lo que estuviera diciendo fuera una simpleza.

- Si eso es todo…- Continuó Sasuke sin prestarle atención a las palabras del demonio.-… entonces es mi turno.- Tomó con firmeza la Chokuto y la clavó al suelo; al instante, un millón de afiladas espadas emergieron de la tierra sobre la cual volaba Pein y se dirigieron con peligrosa velocidad a atacarlo.

- ¡Mierda!- Retrocedió apenas, pero algunas hojas alcanzaron a rasgar sus piernas en el intento.- Tsk…- Levantó el rostro para mirar a Sasuke, pero éste ya no estaba en donde lo vio, ahí sólo quedaba la Chokuto hundida en la arena.- ¡¿A dónde demonios se fue?!- Una sombra arriba de él le dio la respuesta.

- ¡¿A dónde miras imbécil?!- Pein miró hacia donde provenía la voz de Sasuke, que ya prácticamente estaba sobre él con la hoz de Itachi detrás para lanzar una tajada certera y mortal; estaba decidido a matarlo con esa furiosa mirada carmesí. Sólo atinó a poner su arma frente a él para defenderse del ataque, pero antes de que La Muerte pudiera alcanzarlo, uno de los demonios gigantes apareció y se interpuso entre ellos intentando devorar al menor de una sola mordida. Con un feroz grito, Sasuke continuó y empuñó la guadaña contra la colosal criatura. No iba a detenerse.

Guiado por el grito del Uchiha, Minato giró el rostro hacia donde se encontraba luchando; su sorpresa y preocupación fueron enormes al ver la escena.

- ¡Sasuke!- Estaba a punto de salir volando en su ayuda, pero la mano de Madara se interpuso frente a él para detenerlo; esa acción provocó que el rubio le dirigiera una mirada de incredulidad al otro.

- Es su batalla. Déjalo.- El ángel comprendió a lo que se refería La Muerte y desistió en su decisión. Para entonces, el tiempo pareció ir más lento en aquél lugar.

El filo de la hoz descendía con fuerza y elegancia, cortaba el aire sutilmente a su paso; era la magnificencia misma de Itachi. Perfecta. El demonio abría cada vez más sus nefastas mandíbulas conforme se acercaba al ángel oscuro, la saliva escurría desvergonzadamente de su hocico al imaginar el sabor de tan poderosa alma. Delicia. El moreno permaneció detrás de su aliado seguro de que estaba a salvo; tan seguro de ello que sonrió perversamente. Mentira.

La dura carne rojiza fue partida en un fino corte sin imperfecciones, lo mismo que los huesos de la bestia. La hoja de la guadaña salía hacia un lado completamente bañada en sangre, al igual que su amo que cruzaba a través de las dos mitades del demonio, éstas pronto se volvieron cenizas negras, y todo el panorama creado alrededor fue una imagen inolvidable para Pein. La lentitud con la que transcurría el tiempo le mostró a un Sasuke que se dirigía hacia él con las alas del odiado cuervo extendidas, la sangre del demonio prendada a su rostro blanco y escurriendo por sus labios, con el ceño fruncido y esos ojos bermellón que tanto despreciaba; todo cubierto por una fina capa de ceniza negra. Sus ojos grises se abrieron sorprendidos. Sólo entonces supo cómo era ver a La Muerte.

El arma giró hacia el lado contrario al que se dirigía clavándose en su costado derecho, en una herida tan profunda que la hoja estaba a centímetros de alcanzar el corazón. Ambos enemigos permanecieron inmóviles por varios minutos, hasta que el silencio que los inundaba fue reemplazado por un lamentable gemido de Pein ahogado en sangre. Tosió varias veces escupiendo aquél líquido carmesí mientras luchaba por permanecer de pie, más por dignidad que por intención de seguir luchando. Se sabía vencido, y aunque le dolía, no tenía más opción que aceptarlo.

-… no entiendo… no entiendo porqué mi sangre es de ese color…- Dijo mirando tristemente hacia el suelo donde caían las gotas de sangre. Sasuke no comprendió, así que sólo permaneció en esa misma posición, sosteniendo el arma contra el demonio, mientras éste hablaba con voz baja y quebradiza.-… yo soy… un demonio… ¿Por qué mi sangre… no es negra…?... ¿Por qué… es de un color tan vivo…?- Con la poca fuerza que le restaba cerró sus manos a causa de toda la impotencia que sentía. Unas finas lágrimas se escaparon a sus ojos.-… ¿Es que acaso… no sirvo ni como demonio…?

- Nunca fuiste un demonio… sólo una Muerte herida.- Pein bajó la mirada; un sentimiento extraño lo invadió, pero sabía qué era.

-… Konan…- Su cuerpo se deshizo en un montón de plumas negras, todas revolotearon alrededor del Uchiha que relajó su posición, apoyando la hoz de Itachi en el suelo. Su mirada roja volvió a ser de un negro profundo, y sin poderlo evitar se posó en un pequeña y estropeada pluma rojiza que quedaba sola en la arena; la contempló por un largo tiempo hasta que se decidió a tomarla, pero unas suaves manos la tomaron antes que las suyas. Se sorprendió y levantó el rostro para encontrarse con aquella persona misteriosa, abriendo grandes los ojos.

- Tú eres…

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado n_n nos leemos en la conti y en los reviews!!!!


:3


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