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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Bueno pues helo aquí, el último capi de este mega debraye jeje muchísimas gracias a tod@s por pasarse por aquí y gastar un poquito de su tiempo en esto mil gracias n_n y sobre todo, gracias a quienes siempre me animaron con sus constantes reviews :3

Este capi va dedicado especialmente a Almu, claudita, maryse y Sade_Uchiha

Disfútenlo chicas!!! ;3

 

 

La puerta de la habitación de La Muerte se abrió de golpe dejándolos entrar.

 

“Al principio, se hizo todo lo que se pudo, Sasuke… pero los de arriba dijeron que sería una injusticia dejarle así… por eso…”

 

Sus labios se unían salvajemente en un beso desesperado, necesitado, mientras se adentraban cada vez más a su fantasía dentro del cuarto.

 

“Necesitaban de alguien noble en el que pudieran confiar para esto… a la vez que su valor y sacrificio merecían ser recompensados…”

 

El menor fue depositado suavemente en la cama, colocándose el mayor encima de él, uniendo sus bocas. Sus orbes azabaches se prendaron en los contrarios, admirando su misma belleza, detallando la perfección que siempre había existido en ellos, agradeciendo por tenerlos de nuevo frente a él cuando ya los creía perdidos.

 

“Entonces yo me ofrecí para hacerlo… aún tenía la deuda contigo… y una mujer como yo no mantiene deudas con nadie… menos con alguien tan joven y herido…”

 

Aquellas suaves manos comenzaron a despojarlo del abrigo que alguna vez le perteneció y ahora él usaba, pero en cuanto lo notó colocó su mano sobre la del otro para detener sus acciones. Esos hermosos ojos oscuros lo miraron con un poco de sorpresa deteniendo la caricia en sus labios, preguntando con la mirada tan caballerosamente como sólo él podía por qué le había detenido. Él sólo sonrió, y con un sutil movimiento de su otra mano hizo desvanecer sus ropas en una neblina negra para liberar su cuerpo desnudo debajo de él.

 

“Y como te dije… es necesario un poder muy grande para algo así… no cabe duda que era un Uchiha… estoy muy orgulloso de él… y claro, gracias a ti pudo conseguirlo…”

 

Los suaves labios correspondieron a su sonrisa; sin siquiera hacer un movimiento, él también deshizo su ropa en una suave neblina blanca. El menor lo miró embelesado, aquél cuerpo esculpido por los ángeles había vuelto a él, y lo amaba. El mayor continúo con el beso trayéndolo de sus pensamientos, recorriendo su cuerpo con un cariño y pasión sin medidas, sacándole suaves gemidos a cada recorrido sobre su piel.

 

“¿Quién lo iba a decir?... los angelitos se pusieron chulos… un final como éste parecía imposible a todas luces… pero ya que todo acabó así… sólo resta disfrutarlo…”

 

-… ahh… ahhh…

Los gemidos escaparon de sus labios mientras las expertas manos del mayor masajeaban su miembro con avidez; su blanco pecho subía y bajaba gracias a su respiración acelerada, producto del placer que lo invadía. Sus ojos entrecerrados vieron apenas cómo el otro llevaba su boca cerca de su miembro, comenzando a lamerlo con una feroz lujuria devastadora ante su excitada mirada.- ¡Ahhh!... ¡Sí!… ahhhh… ah… nhhh…- Esos labios tan sensuales y deliciosos, rojos por la guerra pasional que tuvieron con los suyos hace un momento, lo mataban de placer, lo hacían temblar indefenso ante sus caricias; qué delicia eran, cuánto lograban calentarlo con sus provocativos movimientos de ahora, acariciando su sensible piel de aquella zona mientras subían y bajaban; y qué decir de esa golosa lengua que lo volvía loco con cada lamida que daba, era tan húmeda y tan cálida como la boca de su dueño, se enredaba descaradamente en su miembro como una serpiente traicionera, haciéndole sentir que desfallecía a cada suave movimiento, mientras que los fuertes lametazos lo revivían de golpe.

Delicioso.

Los gemidos perdidos de placer de La Muerte eran lo único que se escuchaba en la habitación, mientras sus pálidas manos se aferraban con fuerza de las largas hebras oscuras de quien le brindaba tan deliciosa atención. Una ola de sensaciones abrazadoras le consumieron repentinamente cuando la boca del mayor se cerró delicadamente sobre la punta de su pene, haciendo presión con sus dientes justo en ese lugar llevándolo al cielo.

- ¡AAAHHHHHHHH! ¡Joder!... aaahhhhh… maldita… sea… ¡Nhhh!... ahh… ahhhh… más… más, no te deteng… ¡aaahhhhsssssss!- El mayor introdujo de nuevo el miembro de Sasuke en su boca y siguió con sus movimientos de arriba hacia abajo, deteniéndose cada vez en la punta para succionarla tortuosamente, como si se tratara del más dulce caramelo.-… ¡Ahhh!... ¡Ah!... ¡Ah!... ¡Ah!... ¡AAHHHH!...- No podía resistirlo más, estaba retorciéndose de placer bajo su amante.

¡Cuánta maldita y deliciosa locura lo invadía!

El mayor continuaba con la estimulación, sus manos acariciaban descaradamente las piernas de Sasuke mientras subían hasta su trasero, y de ahí recorrían sin medida el vientre del menor, escalando por su blanco pecho hasta llegar a sus rosados botones, donde se detuvieron a jugar con ellos, pellizcándolos y presionándolos sin piedad hasta dejarlos completamente duros; todo acompasado con la lujuriosa melodía que entonaba la voz del asesino.

-… Ya no… pue…do más… yo… ahhh… me… me… ¡Ahhhh!- Sasuke sintió cómo el ritmo de aquella desquiciante boca en su miembro aumentaba lascivamente sus caricias. No podía hacer más que lanzar gritos al aire cargados del más puro placer que jamás sintió; sus piernas temblaban al igual que sus manos, éstas ahora se encontraban aferradas de nuevo a las sabanas de la cama, sujetándolas como si su vida dependiera de ello; su pecho subía y bajaba con desespero, mientras su corazón latía desenfrenado; los labios blancos de seda eran incapaces de cerrarse ante los guturales jadeos que salían de su garganta; y ante todo, sus bellas orbes azabaches se cerraban con fuerza de manera inconsciente, sólo se abrían de vez en cuando, pero sólo un poco, revelando la gloriosa perdición que había en ellos.

Unas cuantas lamidas más acompañadas por un par de caricias en su trasero acabaron finalmente con la poca cordura que le quedaba.

- ¡Aaaahhhhhhhhhhh!...- Una feroz corriente le recorrió por su espalda hasta llegar a su miembro, viniéndose en aquella delirante cavidad al mismo tiempo que soltaba un intenso gemido. El mayor tragó gustoso la esencia de su adorado pequeño, limpiando con su lengua los restos que habían quedado en la punta del miembro del otro. Al terminar, se elevó un poco sobre el cuerpo del menor y lo observó detenidamente: ahí estaba él, recostado sobre la cama, con las piernas y los brazos abiertos, respirando agitadamente tratando de recuperar el aire, con esos preciosos trocitos rozados de carne subiendo y bajando, mientras suaves jadeos escapaban de su boca estremeciendo a sus labios, con un precioso rubor en toda su carita, a la vez que esos oscuros ojos lo miraban expectantes.

 

“Un ángel…”

 

Los labios del mayor se curvaron en una suave sonrisa ante su mirada; esos ojos negros simplemente lo hipnotizaban, su sola presencia sobre él desarmaba su frialdad y alcanzaba fácilmente hasta su corazón.

 

“Esa fue la reencarnación que se le concedió… un ángel… y no uno cualquiera…”

 

Se inclinó lentamente sobre él hasta alcanzar sus labios y tomarlos en un cálido beso; Sasuke cerró los ojos y correspondió feliz la caricia de su amado. Lo necesitaba tanto…

 

“Esto es… ¿Cómo decirlo?... ¡Sorprendente!... pocos son los humanos que alcanzan el grado de ángel después de morir… necesitan ser unos verdaderos santos en vida para lograrlo… pero que alguien que en principio no tuvo alma lo consiga igual es… sencillamente sorprendente…”

 

El menor enredó sus brazos en el cuello del otro acercándolo más a él, profundizando el beso y tornándolo más demandante cada vez; dejó a sus manos recorrer la suave espalda del otro, disfrutando él mismo del embriagante aroma que emanaban aquellos largos mechones oscuros que libremente acariciaban su rostro, pues nada los mantenía atados.

 

“Pero al final… los de arriba explicaron algo muy curioso… resulta que tanto él como Nagato sí tuvieron alma al momento de morir… la pluma escarlata lo demostraba… pues era justamente eso… su alma… y también dijeron algo más…”

 

Sin poderlo evitar, las manos del mayor comenzaron a recorrer su piel de nuevo, haciéndolo estremecer irremediablemente. No sabía cómo, pero de alguna manera se estaba empezando a calentar otra vez, tan rápido, y tan urgente… el poder que tenía su amado sobre él lo impresionaba, y al mismo tiempo lo adoraba. De nuevo la lujuria se hacía presente en su cuerpo, justo cuando había logrado calmarse, pero algo así era obvio, prácticamente inevitable tratándose de él… sólo de él.

 

“Lo que les brindó fuerza… fue lo mismo que les ayudó a forjar su propia alma… esas cosas no salen de la nada… especialmente si son tan difíciles y complicadas… por eso… de lo que se valieron para conseguirlo… sin siquiera saberlo… fue de “eso”…”

 

Su miembro comenzaba a despertar de nuevo por las caricias que el mayor repartía por todo su cuerpo; el calor era tal en él que sentía cada roce quemarle la piel por donde pasara, se veía obligado a romper el beso con su amor sólo para gemir fuertemente por las repentinas olas de placer que lo golpeaban. Se sentía tan glorioso, tan maravilloso, no podía resistirse ni un poco ante los estragos que provocaba en su mente y en su cuerpo la estimulación, el deseo mismo que él tenía… no lo podía frenar, no quería hacerlo.

 

“Felicidades, Sasuke… tu esposo te amó hasta la muerte… ese sentimiento imperioso fue lo suficientemente fuerte como para concederle un alma… todo porque te amaba… qué lindo… el amor que te profesaba lo volvió… inmortal…”

 

Sus labios fueron apresados por el mayor sin poderlo resistir; sintió la mano del otro acariciar su espalda y bajar delicadamente por ella hasta su trasero, en donde sintió aún más las caricias de su amante que rozaba su miembro con el suyo de una manera tan sensual que hacía subir su excitación. Sin previo aviso, un dedo fue introducido de lleno en su entrada provocando que se retorciera un poco por la molesta intromisión, al mismo tiempo que dejaba salir un leve gemido de dolor que rápidamente se tornó en placer; el segundo dedo entró seguido de un tercero, haciéndolo removerse debajo del ángel que le torturaba tan exquisitamente.

- ¿Debería ir más despacio?- Le preguntó el mayor incitante en su oído moviendo los dedos en su interior.

- ¡Ahhh! ¡Ah! ¡Nhh!... n-no… si… gue… sigue… ¡Ahhhh!- Su respiración se aceleraba con frenesí a cada segundo mientras sus jadeos ahogados en placer escapaban fácilmente a sus labios sin poder contenerlos. Estaba en éxtasis. El mayor sonrió ampliamente a sus palabras apenas entendibles, a la vez que continuaba moviendo a los intrusos en aquella entrada tan estrecha; disfrutaba en demasía las expresiones que se apoderaban del rostro del menor por obra de sus caricias, la manera en que se movía debajo de su cuerpo, el precioso carmín en sus mejillas, y sus adorables cabellos azabaches pegados a su frente por el sudor. El joven asesino ardía en fiebre; una deliciosa fiebre de lujuria.

El miembro del menor estaba más que despierto, sentía que podría venirse en cualquier momento si esos largos y finos dedos seguían penetrándolo tan sutilmente como lo hacían, con esa calma y delicadeza enloquecedoras, pero antes de que terminara, el mayor los retiro de ahí haciéndole soltar un gemido de desaprobación. ¿Por qué demonios se había detenido justo en ese momento? Giró el rostro para verle, pero antes de poder reprochar cualquier cosa sintió el miembro del mayor introducirse de una sola estocada en él; eso provocó que su espalda se arqueara por la repentina intromisión tan salvaje, además de que un fuerte gemido volvió a salir de su boca. La respiración del otro se aceleró de igual manera al penetrarlo, tuvo que colocar sus manos a los lados del menor para sostenerse, pues si no lo hacía estaba seguro de que el placer que se agolpaba en su pecho lo derribaría. Esperó unos segundos a que Sasuke se acostumbrara a él, usando toda la fuerza de voluntad que tenía para no comenzar a embestirlo como la bestia en celo que se sentía en esos momentos. De un momento a otro el Uchiha comenzó a mover sus caderas invitándolo a seguir; él cumplió los deseos de su amor y empezó a penetrarlo despacio con suaves estocadas. Varios suspiros salían de la boca de ambos en cada movimiento, sus miradas se encontraban fugazmente, evitando perderse en la lujuria que los consumía.

-… más… ¡Más!... más, no te detengas… ahhh…- El mayor aumentó el ritmo de las embestidas tal y como se lo pedían, pues el también deseaba ir más rápido que eso; ahora llevaba un ritmo más salvaje y fuerte, enterrándose hasta lo más profundo de esa asfixiante entrada que tanto lo enloquecía, llegando a tocar aquél punto sensible en el otro.- ¡AAAHHHHH! ¡AHÍ! ¡AHHH! ¡AHÍ! ¡AHÍ! ¡OTRA VEZ! ¡AAAHAAAHAAHAHAHHH!- Las embestidas comenzaron a dirigirse con toda su fuerza hasta ese punto que sacaba de sus casillas a La Muerte y le hacía gritar de placer. Sus piernas se enredaron en las caderas del otro haciendo que las estocadas fueran más profundas; sus brazos rodearon el torso de su amante para sostenerse, ocultando su rostro en su pecho, de esa forma pudo oír su corazón latir lleno de brío en aquél blanco y cálido pecho. Eso lo alegró. Por varios minutos fue penetrado en ese lugar sin piedad alguna, haciendo a su garganta trabajar forzadamente mientras su ángel gemía sobre él.- ¡Ya no puedo!... ya no… ¡Ahhh!...- Cerró los ojos fuertemente preparándose para lo que venía, estaba cerca.

- Sasuke… juntos… nnhhh…- Se aferró aún más al cuerpo del mayor sintiéndose terminar; sus uñas se clavaron apenas sobre la piel dejando unas pequeñas marcas, y en cuanto el mayor lo sintió, una feroz descarga corrió desde su nuca hasta el final de su espalda.

- ¡Sasuke…!

- ¡Itachi…!

Ambos terminaron viniéndose al mismo tiempo, Sasuke entre sus vientres e Itachi en su interior; el mayor salió del asesino y se recostó a un lado de él, tratando los dos de recuperar el aire.

- Cuando… me dijeron que te habían convertido en un ángel…- Comenzó a hablar el menor.- De todos los ángeles… nunca pensé que fuera en el Ángel de la Lujuria…- Se rió un poco por sus palabras. Itachi sonrió.

- ¿Te gustaría una devolución?- Le siguió la broma. La Muerte negó con la cabeza; sonreía. Se miraron por un largo rato mientras se reponían, hasta que Sasuke comenzó a llorar desesperadamente ante la mirada sorprendida de Itachi, quien lo acercó a él y lo envolvió con sus brazos para tratar de hacerle sentir mejor.- ¿Por qué lloras, Sasuke? ¿Tan mal estuve?- Intentó hacerle reír, después depositó un suave beso en su cabeza. Sasuke negó despacio, y apenas pudo responder en voz baja.

- No… estuviste perfecto… es sólo que… estoy feliz…

- ¿Lloras… porque estás feliz?- Repitió incrédulo Itachi levantando su rostro para verle.

- Un asesino que llora porque está puramente feliz… porque lo único que pudo importarle en su jodida vida le ha sido devuelto… después de haberlo dado por perdido…- Rió un poco por lo que había pensado.- Madara tenía razón… esto digno de una fiesta.- Itachi se calmó al entender el porqué de las lágrimas del menor, era comprensible. Depositó un cálido beso en su frente y disfrutó del aroma que emanaban sus rebeldes cabellos oscuros.

- Pero… a ti no te gustan las fiestas…- Sasuke sonrió y se acercó hasta su oído, en donde le susurró unas cuantas palabras que sonrojaron a Itachi.- Ah… bueno, de esas fiestas hablabas…- El Uchiha asintió y volvió a su lugar entre sus brazos.

- Hasta donde sé, con dos personas es más que suficiente para pasarla bien. ¿No te parece?

- Lo que sea que tú desees, amor.- Sasuke sonrió por aquellas palabras y cerró los ojos, dejándose llevar por el agradable sonido que lo arrullaba en ese momento: el latir del corazón de Itachi.

- Itachi…- Dijo somnoliento, igual que un niño pequeño; el cansancio lo invadía y derrotaba de a poco.

- Dime.- Contestó el nombrado cerrando sus ojos y dejándose llevar también.

- ¿Cuál es… tu misión ahora?... ¿Por qué estás conmigo…?- Su voz se apagaba lentamente mientras quedaba inconsciente.- La muerte… anula toda obligación… no hay más… trato…- Al final se quedó dormido bajo los brazos protectores de su fiel ángel guardián. Los labios de Itachi se curvaron en una débil sonrisa, y sin importar todo lo que había dicho el menor, le respondió.

- Mi misión es hacer lo que se suponía Nagato debía hacer: guiarte como La Gran Muerte que eres, serte fiel por siempre, ayudarte en todo lo que necesites, y…- Lo acercó más a su cuerpo de manera cariñosa, colocando su boca cerca del oído del menor en donde habló cálidamente.- Y sobre cualquier cosa… amarte hasta la eternidad…

El sueño se apoderó de él al final, quedando ambas almas unidas en el lecho de La Muerte.

Juntas, hasta el final de lo inmortal.

 

 

 

 

Aquél era un día especial. Toda la familia Uchiha se había reunido en la Gran mansión del clan en Japón para celebrar tan importante día, pues el regocijo estaba en su más alto esplendor. En el salón principal se encontraban los amos de la casa, el señor Fugaku y su esposa, Mikoto; él era el principal líder del clan Uchiha, por lo que el acontecimiento que se celebraba en la mansión era de total interés para cada miembro del clan.

Estaba de pie en el salón rodeado por todos los Uchiha que habían asistido, estrechando gustoso la mano de todo aquél que se la ofrecía para felicitarlo por la buena nueva; parado en el centro cual orgulloso hombre que era, su orgullo esta vez volaba alto en los cielos, inimaginablemente alto, toda la alegría que había en él le otorgaba una apenas perceptible sonrisa de satisfacción, pues en alguien que pocas veces mostraba semejante gesto en su rostro, esa pequeña sonrisa bien podría traducirse en una verdadera alegría que lo embargaba. Junto a él estaba su amada esposa Mikoto, sentada en una silla para que no se agotara de más, pues el trabajo que había hecho días atrás aún no le devolvía todas sus fuerzas.

De cualquier modo, ella se permitía expresar su felicidad con más libertad que la que se daba su esposo; las mujeres estaban alrededor suyo dándole palabras de alegría, felicitaciones y halagos por montones debido a su fortuna en la vida. Ella simplemente sonreía y agradecía humildemente por las atenciones, pues ciertamente, se sentía la mujer más feliz de todo el mundo en ese momento. El pequeño bulto que cargaba entre sus brazos se movió ligeramente, atrayendo la atención de todos los presentes.

- ¡Oh, parece que ya se ha despertado! Mikoto-chan, anda y descúbrelo, queremos ver su lindo rostro.- Una mujer le había animado a que mostrara a su pequeño, las demás presentes le rogaron de igual forma. Mikoto sonrió y apartó delicadamente la cobija azul con la que estaba cubierto su hijo, dejando ver a un pequeño bebé con sus ojitos cerrados, su piel era blanca como la nieve, pero sus mejillas estaban teñidas por un ligero color carmín que lo hacía ver tan tierno, y que a la vez contrastaba perfectamente con la mota de cabellos azabaches en su cabecita; todos los que estaban ahí se acercaron para ver al recién nacido de cerca.

- Vamos, Sasuke-chan, despierta. Todos quieren conocerte.- Le habló su madre al pequeño para que abriera sus ojitos al mismo tiempo que lo sacudía delicadamente, y como suelen hacer todos los niños por naturaleza, el pequeño Sasuke respondió a la voz de su madre; comenzó a despertar tiernamente, posando su inocente mirada en todas las caras desconocidas que veía a su alrededor con curiosidad.

- ¡Nos está viendo!

- ¡Es tan adorable!

- Awww, ¡Pequeña cosa!

Todos alrededor no paraban de alabar al pequeño, su fragilidad y pureza era simplemente cautivante para más de uno. Aquellos piecitos comenzaron a dar pequeñas pataditas mientras que sus manitas se movían curiosas hacia arriba, como tratando de alcanzar algo, hasta que finalmente se detuvo, dando la impresión de que había logrado lo que quería. Su manita parecía haberse cerrado sobre algo.

- Oh, pequeñito, ¿qué es lo que tratas de alcanzar?- Una mujer había llevado uno de sus dedos hasta la mejilla del menor para acariciarle con cariño, pero el pequeño movió inquieto su rostro para apartarle, cosa que logró.

- Mmmm tal vez esté de mal humor, después de todo, así es un Uchiha después de una siesta.

- ¿Amor?- Mikoto miró sonriente a su esposo esperando que dijera algo, y ante su insistente mirada él suspiró y respondió.

- En efecto, es hijo mío.- Todos los presentes rieron amablemente y aplaudieron a la frase del líder del clan. Mientras eso ocurría, el pequeño Uchiha movía su manita en el aire, aún pareciendo sujetar algo; una sonrisita en su cara apareció.

- ¿En verdad será así, padre?- Preguntó un joven apuesto de largos cabellos oscuros sujetos en una coleta, con dos mechones rozando sus mejillas. Estaba agachado justo en frente de Mikoto, observando con gran interés e incredulidad al bebé que la mujer cargaba, mas nadie podía verlo; su dedo índice estaba bien afianzado por la pequeña mano del menor, no podía evitar verle con un inmenso cariño.- ¿En verdad… éste niño se volverá un perfecto asesino?

- Nada se puede hacer.- Respondió Madara estando junto a Mikoto, del lado contrario donde estaba su esposo, y era tan invisible para todos como lo era Itachi.- Con la amenaza de Nagato, me temo que sólo es cuestión de tiempo.

- No me lo puedo creer… es difícil.- Respondió con un deje de tristeza volviendo la mirada a su padre.- Es sólo un pequeño… tan inocente…

- Lo sé.- Incluso el frío Madara parecía sentirse afligido por ello, su voz lo delataba.- Bueno, siempre he creído que los Uchiha somos iguales a los leones. Cuando somos pequeños, ambos somos adorables y tiernos y abrazables… pero cuando crecemos… nos convertimos en unas verdaderas fieras asesinas incapaces de fallar.- Sonrió.- Así es la vida…- Se agachó hasta quedar cerca del rostro del pequeño, quien lo miró curioso.- ¿Verdad que sí, Sasuke-kun?- Su sonrisa se amplió; uno de los mechones que colgaban sobre la carita de Sasuke fue apresado por una de las manitas de éste, dándole un fuerte tirón hacia abajo que hizo gritar por lo bajo al mayor.- Eres muy graciosito, ¿eh?- Trató de contenerse ante las risitas que soltaba el pequeño. La verdad no entendía nada, pero las caras raras que ponía ese sujeto delante de él eran bastante graciosas.

- No te preocupes Sasuke.- Itachi sonrió y acarició con su otra mano la mejilla del pequeño; ésta vez, el menor se dejó hacer sin problema, en verdad le gustaba el tacto que tenían las manos del otro.- Yo cuidaré de ti siempre, daré mi vida para protegerte. Siempre, siempre… hasta la eternidad.

 

 

FIN

 

 

 

 

 

Notas finales:

Y así, llegamos al final de esta historia n_nU muchas gracias a tod@s por leer, y claro, gracias especiales a aquellas personitas que se tomaron la molestia de dejar un review :3


ARIGTO GOSAIMASU!!!!!!!!!!!!!!!!   X3


Nos leemos en otro fic, Sayo!!!! ^o^


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