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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo: Gomenasai!!! Tardé mucho, lo sé y lo siento mil disculpas a todas las personas que seguían el fic perdón u_u
Lamento si no se entiende bien, esq no puedo editar bien con el maldito tinyMCE no le entiendo joder!!!!
No les detengo más, lean por favor.


Unos brazos atraparon su cuello por detrás, en ese momento puso los pies en la tierra.
- Ne, Karin ¿Estás segura de que éste es el jodido Halcón? ¡Es demasiado fácil de atrapar!- Sasuke lo tomó de la cabeza y lo empujó hacia adelante, azotándolo en el suelo con fuerza; mientras caía sus miradas se encontraron, ojos púrpuras y ojos… ¿escarlata? El muchacho de cabellos blancos cayó de espaldas, tosiendo sangre, con la impresión plasmada en el rostro.-…mierda…cof, cof…- Clavó la mirada en aquél sujeto; sus ojos eran azabaches.
- ¡Suigetsu, idiota!- La pelirroja le gritaba molesta, pero después cambió el tono de su voz por uno más calmado y tímido.- Etto… Halcón… er… queremos que…venga con nosotros…- Su rostro parecía un tomate, la vergüenza la invadía; nunca pensó que el famoso asesino fuera así de apuesto.- Pein-sama dijo que era un asesino…pero se ve tan sexy…
- Ir con ustedes. Ah, ¿Y por ordenes de quién?- Decía con una sonrisa prepotente en sus labios mientras se ponía de pie y se arreglaba el cuello de la camisa.
- ¡De Pein-sama cabrón!- Un enorme mastodonte pelinaranja salió detrás de la joven y se dirigió veloz hacia él.
- No me digas.- Dijo con ligereza.
- ¡Jugo, no!- Gritó la pelirroja. Metió la mano por un costado del abrigo negro sin quitar la mirada de aquél que se aproximaba. Su sorpresa fue grande.
- ¿Buscabas esto pajarito?- El albino aún yacía en el suelo de espaldas, de su dedo índice colgaba la Colt 45 y de su boca una sonrisa triunfante. El Uchiha lo miro con desprecio por unos segundos antes de volver la vista con el pelinaranja, que ya tenía en frente. Se paralizó. No era miedo, era simplemente que no podía hacer nada ni siquiera esquivarlo; estaba demasiado cerca.
- ¡Eres mío!- Se abalanzó contra él. Un lobo negro salió a su encuentro, le atrapó del cuello con sus poderosas mandíbulas; el impulso que llevaban los hizo dar unas cuantas volteretas en el aire, luego cayeron estrepitosamente a la tierra, uno en cuatro patas, sereno, el otro bocabajo, muerto.
- …Jugo…
- ¡Jugo! Carajo, ¡Maldita bestia!- Suigetsu se levantó, apuntó con la Colt al lobo y descargo el arma. Ocho disparos se clavaron en el torso del oscuro animal que cayo inerte junto al cuerpo. Sasuke miraba estupefacto la escena ante él. Sintió un nudo en el corazón.
- …Ita…chi…
- Así que tenías una mascota, bastardo. Pues la perdiste.- Se acercó a donde yacían los dos cuerpos.- Ya no hay perro que te proteja.- Puso el pie sobre la cabeza del lobo y miró con descarada hipocresía el triste rostro del Halcón. Una repentina vibración sacudió apenas su pierna, gruñidos molestos salían debajo de él.- ¿Pero qué coño…?- Itachi se zafó sin esfuerzo del agarre incorporándose, abrió sus siniestras fauces y atrapó la pierna del albino. La arrancó con una facilidad descomunal.
- ¡¡¡AAAAAHHHHHH!!!
- ¡Suigetsu!- Cayó al suelo. Sus ojos estaban clavados en la horrible herida que chorreaba borbotones de sangre, su boca abierta, ni un sonido se atrevía a salir de ella; el dolor inmenso era tal que no podía mover ni un músculo, su mente en blanco, el terror apoderándose de su rostro cada segundo que pasaba, tan desquiciante. Como si fuera obra de algún instinto sobrenatural, apartó la mirada de donde solía estar su pierna y la posó en aquella infernal bestia negruzca de ojos color sangre, ojos escarlata, ojos de muerte. Se acercaba a él. Su andar lento y grácil, funesto. Esos rubíes fulgurantes se acercaban cada vez más, podía sentir cómo escudriñaban su alma, degustando el miedo que se cernía sobre ella. Pasó su lengua descaradamente por sus colmillos, quizá imaginando el buen sabor que tendría el platillo frente a él, aún incompleto; ese pensamiento erizó los cabellos albinos. Volvió a la realidad demasiado tarde, el lobo estaba sobre él, con su hocico a sólo centímetros de su pálido rostro; de nuevo esos gruñidos, había odio en ellos. Rencor.
Sasuke trató de detenerlo pero sus labios no se movían, su cuerpo entero no reaccionaba. Estaba incrédulo, Itachi era en verdad la muerte.
-…La Muerte…- Tenía miedo, pero a la vez estaba ansioso por ver lo que seguía, él, después de todo, era un asesino profesional consumado. Un asesino endemoniadamente bello.
Itachi rasgó con sus afilados dientes el cuello del albino que se retorcía de dolor debajo de él, gritando y sangrando. Después de unos minutos dejó de moverse. Alzó la mirada hacia Karin que contemplaba lo ocurrido con lágrimas en los ojos, pálida y temblorosa; al darse cuenta de que era observada por la feroz criatura perdió su valentía y cayó al suelo de rodillas, derramando más perlas salinas y sin cambiar la expresión de miedo en su rostro. Estaba resignada.
Unas palmadas se escucharon.
- Felicidades, muy buen espectáculo, Halcón.- Sasuke se giró y vio a un chico de piel morena y cabello naranja vestido de traje, estaba sentado cómodamente en la banca del parque donde él estaba antes; la extrañeza de sus ojos grises fue lo que más llamó su atención, incluso más que sus múltiples perforaciones en el rostro. El otro se alegró internamente al ver la cara de desconcierto del menor.- ¡Oh, ¿Dónde están mis modales?! Mil disculpas, mi nombre es Pein, un placer.- Hizo una reverencia.- Es un honor conocerte finalmente, asesino de asesinos. He oído mucho sobre ti.
- Pein…sama…- La pelirroja estaba aliviada, secó sus ojos con el dorso de la mano.
- Entonces tú eres Pein. ¡Vaya! Creí que serías un tipo más viejo.- Le respondió con burla.
- Créeme, lo soy, es sólo que aparento bien. Por cierto, espero que no te moleste que haya tenido que venir personalmente a comprobar tu... fuerza.- Miró a Itachi por unos segundos y después volvió con Sasuke.- No quiero que pienses que soy un descortés. Acostumbro recibir yo mismo a grandes e importantes entidades, como tú. Además, mi padre era muy estricto con la etiqueta, nunca me perdonó una falta.- Sonrió siniestramente a la vez que el Uchiha estaba atento a sus expresiones.- Pero bueno, te estoy aburriendo. La verdad es que he venido a ofrecerte un trato.
- No estoy interesado.- Dijo secamente. Itachi se alejó del cuerpo de Suigetsu y se colocó al lado del menor, alerta en todo lo que pasaba. Ese tal Pein no le agradaba.
- ¿No? ¡Pero si ni siquiera te he hablado de él!
- La última vez que hice un trato con un desconocido yo…- se sonrojó al recordarlo.- No importa. Itachi, nos vamos.- Caminó hacia su auto con el lobo a un lado, su fiel guardián y amante inmortal.
- ¿Crees que Orochimaru era el único al que buscabas, Sasuke?- Se detuvo en seco. Itachi alzó la mirada buscando la de su amo.- A que no habías pensado en eso ¿eh?
- No, sí lo había pensado. Por eso me aseguré de investigar bien.- Lo miró sobre el hombro.
- ¿Y también habías pensado que los archivos de la policía pueden mentir?- Con eso seguro lo tenía.
- Sería un idiota si no.- Pein frunció el seño.- Los papeles pueden mentir, aunque los rompas no cambiarán su verdad, solamente conocen la mentira que tienen escrita… pero si en cambio rompes al hombre que escribió esa mentira, la verdad surge con melodiosa armonía. Y déjame responder a tu siguiente pregunta: sí, también lo había pensado, un hombre puede mentir incluso en esas circunstancias, pero no treinta.
- Ah, muy impresionante. Te despachaste a todo el departamento de investigación. Qué hábil.
- Sí, por eso soy de los más buscados.- El orgullo Uchiha adornaba cada palabra. El moreno se calmó nuevamente.
- Ese es un gran logro, digno solamente de ti Halcón. Aunque es una lástima que vivas engañado y con ese perro mentiroso a tus pies. Si fuera tú no me fiaría de Itachi, lo único peor que un humano mentiroso es una Muerte mentirosa.- Rió como si fuera un gran chiste.- No puedo ni deseo detenerte, tú eres el que no quiere quedarse, así que solamente me resta desearte buen viaje.
- ¿Qué dijiste? ¿Sabes de… esto?- Se giró completamente para encararlo, eso no se lo esperaba. Había otros que sabían de Madara y de sus tratos. ¿En verdad era posible?
- Por su puesto que lo sé, yo mismo tuve que ver con él pero, sería más cómodo hablarlo en mi mansión, si estás de acuerdo.


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Itachi esperaba impaciente detrás de las puertas de caoba cerradas; caminaba de un lado al otro, desesperado, preocupado por lo que pudiera decirle Pein a su querido ototo.- Pein…- Se detuvo, su mirada estaba perdida en la nada. Había considerado matarle desde un principio, desde el momento en que dijo tanta palabrería ante Sasuke; palabrería muy peligrosa. Sin duda ese sujeto no era un humano normal, podría convertirse en una amenaza. Sabía sobre las Muertes, algo no muy sorprendente, pero sabía muy bien la historia de aquella noche en la vida de Sasuke. ¿Qué más podría saber?
- Etto… cuidas mucho a tu amo… ¿verdad?- Karin estaba sentada en una silla de madera fina con ornamentos de oro. Itachi se giró a verla, pero la chica no tenía el valor de mirar otra cosa que no fueran sus manos sobre las piernas.- Eres un can muy fiel.- Los ojos escarlata permanecían en su forma de lobo, al verles andar de un lado a otro parecía como si persiguieran su propia cola.- Esta cría… ¿Qué clase de perro creerá que soy?- La pelirroja aparentemente no sabía diferenciar un perro de un lobo, eso o Itachi se había pasado en el parque dejándole un trauma severo. Suspiró, más pareció un estornudo; finalmente se acostó en el piso con la cabeza entre las patas y la mirada fija en la habitación cerrada, donde se encontraba Sasuke.


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- Mis felicitaciones… o debería decir, ¿Mis condolencias?- Le extendió una copa de vino tinto al azabache, que estaba sentado frente al escritorio de cedro con su típica cara de pocos amigos.- Veamos, mis felicitaciones porque te has casado con un tipo muy importante en el negocio de la vida y la muerte, literalmente; y mis condolencias porque, técnicamente, ¡Está muerto!- Sonrió, podía verse claramente la hipocresía en sus labios; aquello no le hizo gracia al menor, pero era cierto. Pensó golpear con suficiente fuerza al moreno como para botarle la mayoría de los pedazos de metal en su cara, sin embargo, al pensarlo detenidamente le dio la razón, esas palabras, por más burlonas y descaradas que fueran, eran la verdad. Le arrebató la copa de vino que le ofrecía y la bebió de un solo trago, seguro iba a necesitar más de aquél líquido para mantenerse cuerdo con todo este asunto de La Muerte. Pein mantenía su sonrisa, sus extraños ojos grises le daban un toque de misterio, ahora no parecía burlarse del menor, sino complacerse de que haya entrado a su juego.- Entonces… ¿Quién fue el uke?- Sasuke casi se atraganta con su propia saliva.
- ¡¿Q-qué…?!- Hubiera sido más apropiado algo como: “¿Qué carajos te importa?”, típico del azabache, pero vaya que lo sorprendió. Casi se bloqueó mentalmente, ni siquiera se dio cuenta de su notable sonrojo, pero el pelinaranja no lo dejó pasar.
- ¿Fue él?
- ¡Por su puesto que no!
- Mmmmm entonces eres un necrofílico, ¿sabes?- Sasuke se quedó con la boca abierta, este tipo en verdad disfrutaba burlarse de él.- No te preocupes, no se lo diré a nadie.- Se reía.- Además, lo entiendo, yo también hice un trato hace tiempo.- Había tristeza en sus palabras y en su mirada.
- ¿Por eso sabes sobre Itachi y sobre… mí?- Asintió con la cabeza.- ¿La Muerte con la que hiciste el contrato te lo dijo?
- No… las Muertes no pueden revelar sus secretos a los mortales, aún si están bajo contrato.
- ¡¿Entonces cómo supiste que Itachi era una Muerte?!
- Tal vez no te lo parezca, pero no es normal ver a un lobo en la ciudad que le destroce el cuello a un muchacho y le arranque la pierna a otro con tanta fuerza e inteligencia.
- Aún así, afirmar que él es una Muerte es algo muy exacto para sólo adivinar.
- Eres muy astuto, Sasuke; sin duda, todo un Uchiha. Tus ancestros deben estar orgullosos.- Tomó la botella de vino sobre el mueble y llenó de nuevo las copas.
- Ahora que lo mencionas, ¿Cómo sabías mi nombre?- Pein, que acababa de verter vino en la copa de Sasuke, se detuvo; pensó por unos segundos con la mirada fija en la botella inclinada en su mano, luego respondió con fingida calma.
- Pues ya ves, no eres el único que revisa los registros de la policía. Encontré tu caso en un archivero oxidado, con algo de imaginación cualquiera sabría que te convertirías en un “vengador”, pero como te dije en el parque, no creas que Orochimaru era el único al que buscabas. Hay otros…
- Hablemos de esos otros, son la razón por la que estoy aquí.
- Claro, con una condición.- El azabache lo miró molestó.
- ¿Cuál?
- Que trabajes para mí.- Sasuke soltó una carcajada al escuchar aquello. Pein en cambio se mantenía sereno.
- ¡Estarás de broma! Soy el Halcón, el mejor asesino de la historia. Tengo por arma a un Ángel de la Muerte y no necesito razones para masacrar a medio mundo con su poder. ¡¿Por qué habría de trabajar para ti?!- El moreno agitaba sutilmente la copa en su mano, diluyendo el vino en ella.
- Porque soy tu lista de nombres.- Dio un sorbo a la copa mientras la sonrisa se borraba despacio del rostro del menor.- ¡Pero qué bien sabe este vino!- Sasuke tardó en reaccionar.
- Le diré a Itachi que te haga hablar… antes de que yo te mate.
- Sí, podría funcionar. El problema es que las Muertes no torturan, sólo matan. Y aunque hiciera horrores con mi alma después de muerto, no podría decirte nada porque simplemente no lo recordaría; ya sabes, por la purificación del alma y todo eso. Si te lo digo, será en vida.- El Uchiha no tenía opción, si era cierto lo que Pein decía, que había más bastardos por asesinar, entonces tendría que aceptar. Pero…
- ¿Por qué?- El moreno levantó una ceja sorprendido por la pregunta.- ¿Por qué… te interesa ayudarme? ¿Qué ganas tú?- Se miraron. El de los ojos grises se recargó en el escritorio detrás de él, apoyó su mejilla en la mano izquierda y con la derecha sostenía el vino, apoyando en la muñeca el codo.
- Creo que tienes derecho a saber. No sólo estoy en el negocio de la muerte, como mi padre me enseñó, también estoy… interesado, en las ofertas del mercado.
- Dinero…
- Podría decirse. Las monedas y billetes comunes no son lo que busco, yo voy tras algo mucho más valioso que eso, algo más… único.
- Debe ser algo realmente único como para valer tanto.
- Oh, no tienes idea. Seguro ya lo sabes, pero cada hombre tiene su propia moneda sólo hay que encontrarla. La tuya es la venganza, porque es lo único que vale para ti.
- ¿Y cuál sería la tuya?- El pelinaranja sonrió.
- Supongo que no me creerías si te dijera “compasión y buena fe”.
- Ni de broma.- Ambos rieron, como si fuesen viejos amigos.
- Bueno, digamos que estoy en guerra con el legado de mi padre. Hace tiempo, se hizo una apuesta con el destino, las suertes de ambos fueron echadas y el resultado aún es incierto. Pienso ganar esa apuesta, pronto voy a hacerlo con todo lo que tengo. Lo he planeado por años, no sabes cuántos, es imposible que pierda. Por eso… te necesito, Sasuke.- Se aproximó a él en segundos, colocando sus manos sobre las recargaderas de la silla donde estaba el menor. Sus rostros estaban demasiado cerca, sus miradas formaban un rígido puente invisible entre ellos.- Si matas a las personas que restan, cumplirás tu venganza, y yo estaré un paso más cerca de ganar mi apuesta. No hay otro asesino que pueda hacer esto. Tú eres la pieza clave en mi plan, sin ti… jamás podré ganar.- Se apartó lentamente. El silencio inundó el lugar; Sasuke estaba absorto en sus pensamientos, no tanto por lo que había dicho el moreno, sino por lo cerca que estuvo de sus labios. En ese momento había sentido cómo los cabellos de la nuca se le erizaban, un frío gélido que parecía venir del mayor chocó contra sus blancas mejillas. ¿Acaso su presencia lo ponía nervioso? No, imposible. …l no se estremecía ante nadie.
Y aún así…
- ¿Tenemos un trato, Halcón?- Había decidido. Sus orbes negras le miraban con determinación.
- ¿Quién va primero en la lista?- Las palabras de Sasuke hicieron una mueca satisfecha en los labios contrarios. Afuera, Itachi sentía acelerar su corazón.


Notas finales: Cómo me encanta el misterio!!! Se vale que me apedreen en los reviews, lo merezco TT.TT

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