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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Puse a trabajar mi cerebrito a marchas forzadas para traerles esta conti como regalín del 24 ^o^ es un poquito más largo y emocionante, aunque les advierto que hice algo muy malo jeje 

ADVERTENCIA: Este capi es mucho más cruel y sangriento que los anteriores por obra de mi retorcida mente.

Espero que les guste.

A leer!!!

Y felices fiestas!!! ^_^

 

 

El cielo estaba pintado de un negro estelar, los destellos de plata en él iluminaban la tierra oscura y misteriosa, mientras que en su centrola Lunaera cuarto menguante. El Hospital Senju se vestía de gala para la fiesta nocturna a la que daría lugar, en honor de la nueva directora: Tsunade Senju. Tsunade era una mujer de más de cincuenta años de edad, pero su vanidad utilizaba los amplios conocimientos de medicina  que poseía para aparentar esa juvenil belleza, perdida hace años.

- ¡Tsunade-sama!- Una pelinegra de cabellos cortos y ojos del mismo color llamaba a la rubia del otro lado del pasillo.

- Shizune, ¿Qué pasa?- Detuvo su andar y volteó el rostro; usaba un vestido rojo con un escote en V que mostraba sus enormes pechos.

- Los invitados la esperan, Tsunade-sama. Todos están reunidos en el jardín, es hora de que se presente… etto… ¿Qué es eso… que lleva ahí?- Shizune señalaba con el dedo hacia la mano de la rubia, donde había una bolsa de papel con algo en el interior; Tsunade la escondió rápido detrás de su espalda.

- No es nada.

- Tsunade-sama, no estaba pensando embriagarse antes de la presentación en el área de quimioterapia, ¿Verdad?- La chica del vestido azul marino le miraba molesta con una venita en la cabeza y los brazos cruzados.

- ¡C-claro que no!... y aunque así fuera, yo soy la directora de este lugar y puedo hacer lo que me plazca.- Se mostraba indignada, como si ella fuera capaz de algo semejante. La pelinegra suspiró resignada, siempre era lo mismo con la rubia.

- Por favor, acompáñeme.- La tomó del brazo y la llevó casi a la fuerza hasta el jardín del hospital; mientras miraba hacia delante, Tsunade aprovechaba para dar un par de tragos a la botella de whisky en la bolsa.

 

 

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Afuera del Hospital Senju, un joven aguardaba en el acceso principal, su vestimenta de etiqueta elegante indicaba que venía a la fiesta.

- Itachi.- Llamó a su ángel inmortal, quién apareció detrás de él en una oscura neblina.- ¿Está ahí?

- Sí.

- ¿Dónde?

- En el jardín, bebiendo y hablando. Hay demasiados testigos…

- Seguridad.

- … mínima.

- ¿Estado?

- Muertos, como ordenaste.

- Si alguien interviene, lo matas. No me importa si es un guardaespaldas incubierto o un civil, si estorba, se muere. ¿Has entendido?

- … Sí.

- Una cosa más.- Giró para mirarlo. Por un instante vio preocupación en sus ojos, pero tal vez sólo fue su imaginación.- Quiero… que me prometas algo.

- Lo que ordenes.- Respondió con serenidad. Sasuke se aproximó a él lo suficiente como para sentir su propia respiración tocar las pálidas mejillas del azabache y regresar a él; era gracioso, siendo el amo tenía que ver hacia arriba a su sirviente. Itachi era más alto que él, siempre lo fue, y aunque en la infancia todo resulta ser más grande que uno, hay cosas (y personas) que nunca cambiarán. Nunca…

- Esa es la cuestión. No quiero que lo hagas porque te lo ordeno, quiero que lo hagas porque realmente quieres hacerlo.- El mayor permaneció en silencio, su mirada le decía al Uchiha la respuesta que quería.- Prométeme… que me ayudarás a matar a los que faltan, a todos… prométeme que estarás a mi lado hasta el final, y aún después de eso, que jamás te irás.- Se aferró a él, hundiendo el rostro en su pecho frío, hueco, silente; sin un corazón que lo avivara. No sabía por qué, pero se sentía al borde de las lágrimas.- Prométeme… que me amarás… siempre…- Su voz se quebró. En realidad no sabía si Itachi lo amaba, quizá sólo lo había besado y había sido suyo porque así lo marcaba el contrato, pero su corazón de asesino soñaba con algo más que sólo una obligación, soñaba con tener un trozo de amor de aquél ángel funesto. Itachi lo abrazó con ternura, como cuando Sasuke era un pequeño inocente. Podía sentirlo, el deseo y el dolor del mortal en sus brazos danzaban juntos en su interior como si fueran sus propios sentimientos. La tristeza crecía en su alma de cuervo; él también lo quería, también lo deseaba… pero aquello no podía ser, y lo sabía perfectamente.

- Esas son tres cosas, y tú sólo me pediste una.- Su voz suave y tranquila trataba de calmarlo.- Elige cuál quieres que te prometa… ¿O prefieres que yo lo haga?

- Cabrón, sabes bien qué quise decir.- Secaba sus lágrimas con la bufanda que traía Itachi, más parecía un trapo viejo y roído, pero al menos logró colgarle una sonrisa en el rostro. Levantó la mirada.- Prométemelo.- Itachi acercó las manos a su cuello, tomó algo y lo mostró a Sasuke. Era un simple collar con tres anillos de plata.

- Este collar es lo que me define como Muerte, es mi existencia. Si te lo doy, quiere decir que soy completamente tuyo.- Lo ató en el cuello del menor.- Soy tu escudo y tu espada, mi vida será garantía de la tuya, por siempre y para siempre. Te daré la vida de todos los que has condenado porque soy el Ángel dela Muerteque se inclina ante ti. ¿Es ésta respuesta suficiente, amo?- Sasuke le miraba un poco sorprendido, la forma de hablar de Itachi le recordaba a las palabras de Pein cuando hablaron el día anterior, tan educados y corteses. ¿Terminaría hablando así? Aunque debía admitirlo, esa cortesía lo cautivaba, sus palabras fueron claras y verdaderas.

- Sí… sí, está bien. Gracias.- Comenzó a andar sobre la acera hacia la entrada principal del edificio.- Aún así, no dijiste “te amo”…

 

 

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- Tsunade-sama, por favor cálmese.- La rubia estaba con el alcohol hasta las orejas, no coordinaba bien sus movimientos y hablaba como ebria profesional, subiendo y bajando el tono de su voz en cada palabra.

- Shizune, no me digas que el idiota de Danzo no vino a felicitarme… joder con este tío…- La de ojos oscuros no sabía qué hacer para calmar a su directora, estaba muy avergonzada.

- Tsu-tsunade-sama… por favor, ya es suficiente. Los invitados, ¿Qué van a pensar de usted?

- Los invitados pueden irse por donde vinieron… y que me las chupen de paso jeje- Tomó la botella de sake y bebió de ella directamente, mientras, la pelinegra se disculpaba con los que asistieron al espectáculo.

- Tsunade-sama… ni siquiera leyó su discurso de agradecimiento…

- ¡Shizune, pequeña, no estés triste! Anda, toma un sorbito de esto y verás cómo te sientes mejor…- Metió la boca de la botella en la de Shizune y casi la hizo ahogarse con el sake.

- Cof, cof… Tsunade… sama cof, cof… no vuelva a... hacer eso… por favor… cof, cof…

- Nah, el viejo Sarutobi tenía razón, no aguantas nada nadita de nada.- Estalló en carcajadas mientras abrazaba a Shizune con un brazo. La pelinegra empezó a sentirse mareada con rapidez, el sake estaba llegando a su cerebro; en unos minutos ya estaba en el suelo riéndose junto a su maestra.

- ¡Felicidades Tsunade-sama! ¡Felicidades! ¡Felicidades! ¡Es usted… ah… directora del hospital de su familia suya de usted!- Gritaba y aplaudía en el suelo a la vez que las risas escapaban de sus labios.- Fe… licidades ja ja sí… felicidades, muy bien, muy bien ¡Bravo! Me… oh… salúdeme a su abuelo, estará orgu… orgulloso de su hija… nieta, perdón ja.

- Ay Shizune… si supieras lo bastardo que fue mi abuelo…- Estaban detrás de la mesa de bebidas, ahí nadie podría verlas; fue el último acto de consciencia de la pelinegra intentando proteger la buena imagen de la nueva directora Senju.- Por su mugre culpa… yo… y nosotros ah… sí… fue un bastardo. Yo aprendí a salvar vidas… y el maldito a quitarlas…

- Muchas, muchas, muuuuuuuuuchas felicidades Tsunade-sama… ha ganado usted es que directora ya es y muy felicidades yo quiero que usted eh… yo que y usted… ¡Felicidades!

- Sí, sí, sí… te entiendo bien Shizune… pero era mi abuelo y yo… yo lo quería mucho, muchísimo… no tienes ni una remota idea de cuánto lo quise… sí, a ti jodido viejo amargado YO te quise mucho pedazo de imbécil… y por tu puta culpa también maté, ja, YO maté por ti cabrón, por la chingada sangre que compartimos, por ella maté… ¡Soy una asesina!

- Muchas… felicidades, Tsunade- sama… creo que… voy a…- Volvió el estómago a los pies de la rubia.- Blua… ¿Eso salió de mí?... yo… gomité… ja ja ja ¡Sí! ¡Gomité, gomité, hice gomitas!- Se reía y se revolcaba en la tierra del jardín.- ¡Gomité, qué divertido!- En la entrada al jardín, un hombre cuidaba el acceso al lugar. Vio a un joven vestido de traje atravesar la sala principal y dirigirse a la fiesta sin mirarlo.

- Disculpa, amigo. ¿Puedo ver tu invitación?- El chico pasó frente a él sin inmutarse.- ¡Oye! ¡¿Estás sordo, estúpido o ambas?! Dije que... ¡¡¡AAAAGGGGHHHH!!!- Se tomó del pecho, un dolor agudo invadía su corazón, era tan fuerte que lo hizo doblarse. De pronto, el sonido de algo estallando en su interior se dejó escuchar. Cayó muerto.

- A ver señorita Senju.- Miró el lugar con detenimiento.- ¿Cuál de todas será mi chica?- Sus ojos se tornaron escarlata, la sensación era increíble, la sintió claramente esta vez, era como abrir los ojos de nuevo. Su visión estaba matizada en tonos grises, todo frente a él adoptaba ese color incluso las personas. Itachi le había explicado que sus ojos verían con claridad lo que buscaba, lo encontrarían aún entre millones, pero nada se veía diferente, no había nadie especial ahí. Debía asegurarse de no errar.- Mata a todas las que no sean Tsunade Senju aquí.

Obedeciendo las órdenes de su amo el ángel siniestro actuó. Las mujeres que estaban en aquél jardín se llevaron las manos al pecho, de su boca salían gemidos ahogados tratando de gritar su dolor y sin poder hacer nada caían de una a una como sacos de papa; varios estallidos inundaron la noche en el jardín del Hospital Senju, los hombres trataban inútilmente de ayudar a las mujeres tendidas en el suelo, con sus bocas y narices chorreando sangre, manchando permanentemente sus finos y delicados vestidos. El miedo se apoderaba de los hombres, todas las mujeres habían muerto repentinamente, jóvenes, viejas, invitadas, camareras, ayudantes, absolutamente todas… excepto una que salía torpemente de detrás de una mesa con copas y botellas; Sasuke la miró, brillaba en un precioso carmesí. Cruzó tranquilamente el campo de cadáveres femeninos hasta llegar frente a la confundida rubia; tomó sus manos delicadamente y comenzó a bailar con ella al ritmo de la música de llantos y gimoteos; la directora Senju había bebido tanto que pensaba que aquello no era más que una alucinación enorme, así que se dejó hacer de su misterioso acompañante de baile.

- Dime, muchacho, y no te atrevas a mentirme… ¿Qué clase de música es esa?... nunca la había oído…- Miraba perdidamente el cielo negro sobre su cabeza, los movimientos del baile la hacían sonreír.- Yo le conozco…lo sé…

- Es un vals muy antiguo, se baila en el mundo desde que se tiene memoria.- Le respondió una voz profunda y calma con lentitud, para que pudiera comprender cada palabra.

- ¡Ah! ¡¿En verdad?!- Esa voz…y ese rostro…

- Sí.

- Dios… no se lo digas a nadie, pero yo soy muy vieja… y jamás lo he bailado… eh, ¿Cómo… cómo dices que se llama…?- Sus ojos…

- Tiene muchos nombres, dependiendo del lugar y la época en que se encuentre… pero, aquí, se le conoce como “Muerte y Asesinato”

- Ah, ¡Asesinatto! Italiano… quizá, ese es un bonito nombre…- Abrazó el cuello del azabache.- ¿Cómo son sus ojos… y su mirada?

- Ciertamente lo es, señorita Tsunade. ¿Le gustaría saber cómo termina la melodía?

- ¿Eh?... Sí, seguro… ¿Por qué no? Dime… ¿Cómo termina la canción?- Se apartó despacio de ella dejándola sorprendida a media “pista de baile”.- Esa mirada… es como… como la de… es…

- Todos los lamentos…- Metió la mano a un costado del saco negro de vestir.- … todas las lágrimas…- Comenzó a asomar su fiel 45.- … todo el dolor en aquellas notas se irá…- Apuntó al rostro de la perdida doctora.- … con el magnífico toque de platillos, especial para usted.- Sus piedras azabaches miraban como dos fieras infernales a la mujer ante ellos.

- Tsunade-sama, he hecho gomi-

- ¡UCHIHA FUGAKU!- Disparó. Su pálido rostro estaba salpicado en sangre, aún continuaba de pie, ni siquiera reaccionaba para derrumbarse en el suelo, la impresión había sido enorme, lo vio todo transcurrir lentamente. El cuerpo inerte de Shizune evitaba caer a sus pies apoyándose contra ella, la cabeza destrozada estaba ladeada a su izquierda, con sus pedazos de carne y hueso colgando como pendientes horripilantes; la sangre escurría desde la mandíbula de la chica hasta su cuello, bajando hasta sus pechos. Lloraba, sentía las gruesas lágrimas recorrer su rostro, pero no cambiaba de expresión. Estaba en shock.

- Hmph, un estorbo menos.- Al escuchar el disparo la mayoría de los presentes huyó del lugar, sólo dos hombres intentaron detener a Sasuke sujetándolo por detrás.- Tsk, ¡Itachi!- En menos de un segundo cayeron muertos. El Uchiha se arregló las ropas y miró de nuevo a la directora, pero sólo encontró el cadáver ensangrentado de Shizune tirado a la mitad del jardín.- El gato y el ratón… mi juego favorito, señorita Tsunade.- Guardó el arma en donde estaba y se encaminó hasta la salida. Caminó un par de calles por la acera hasta llegar a su auto, subió y emprendió la marcha. Con sus ojos escarlata podía ver el rastro carmesí que dejó su presa al huir.

Varios kilómetros adelante, Tsunade manejaba desesperadamente, parecía que se le saldría el corazón del pecho. Ahora estaba llorando a mares, trataba de calmarse pero no podía dejar de gimotear, las lágrimas simplemente salían de sus ojos. Cruzaba las calles a gran velocidad no importaba si venían autos de otros lados, sólo quería avanzar, llegar a ese lugar.

- Por favor… por favor…

Sasuke seguía el rastro con gran velocidad, acelerando cada vez más, sintiendo la excitación de acercarse a su objetivo. De pronto, vio cómo el rastro que seguía brillaba más intensamente y después bajaba la intensidad de su luz como si siguiera los latidos de un corazón.

- Itachi, ¿Eso qué significa?- El mayor estaba sentado en el asiento de atrás. Miró a su amo a través del retrovisor.

- Que va a morir.

- ¡Claro que va a morir! Cuando la encuentre yo…

- Ahora.

- … ¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Por qué?!

- Porque está ebria, alterada y conduciendo.- No había ninguna muestra de emoción en su voz. El menor se quedó en silencio. No podía ser, la desgraciada moriría pronto y no sería por su mano. No podía permitirlo.

- Sálvala.- Itachi se sorprendió sobremanera.- ¡Sálvala! ¡Te ordeno que no permitas que muera si no es porque yo la mato!- Se volvió neblina. Un cuervo apareció de la nada sobrevolando el auto azul celeste de Tsunade.

- Por favor, por favor, por favor…- Suplicaba, sus manos comenzaron a temblar. La luz verde se había encendido para los autos que venían hacia ella de su lado derecho; los esquivaba con dificultad, algunos los rozaba pero no salía de su camino.- Por favor, por favor…- Un camión de basura avanzaba con velocidad hacia ella, tenía las luces apagadas.- Por favor… ¡Tengo que llegar!- El camión la embistió. Su auto rodó varios metros lejos del camino.

… lo siento…

Se despertó con grandes esfuerzos, estaba aturdida. Trató de incorporase pero no podía mover las piernas. Miró entonces lo que había pasado.

- ¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHH!!!- El dolor llegó en un golpe repentino.

… lo siento…no puedo tomar tu alma…

Unos pasos firmes hicieron eco en su cabeza, logrando pasar a través de sus propios gritos. Y allí estaba él, con su sonrisa demoníaca y esa mirada que caracteriza a un Uchiha. Estaba allí, y todo terminaba para ella.

- … Sasuke…

- Mis padres le envían saludos, anciana inmunda.- Esta vez acertó el tiro.

 

 

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La mañana de un nuevo día comenzaba. La noche anterior había sido todo un espectáculo para los periódicos y noticieros.

- ¡¿Lo han visto?! ¡¿Saben lo de Tsunade?!- Una chica de cabello violeta atado y ojos castaños claro entraba azotando las puertas del estudio de pino.

- Anko, basta de escándalos, ya lo sabemos.- Un par de ancianos jugaba una partida de Shogi o Go.- Habrá que volver a las andadas.

- ¿Por qué? ¿Sabe quién lo hizo, Danzo-sensei?

- ¿Quién más sino el Uchiha?- Ninguno de los dos jugadores apartaba la mirada del tablero.

- ¿Eh? ¿El mocoso Uchiha? ¿Pero por qué?

- Porque quiere volver con su familia, y si viene a buscar problemas los encontrará.

- Mmmm ¿Está seguro de que es él? Es que es sólo un crío, ¿O no Sarutobi-sensei?

- Anko, Orochimaru y Tsunade están muertos, dos pájaros de la misma parvada acechados por el mismo cazador. ¿Qué otra prueba quieres?

- Perdone, Sarutobi-sensei. Simplemente no puedo creer que sea tan bueno… ese Halcón. Pienso que deberíamos irnos cuanto antes.

- ¿Y eso por qué?

- Porque si sabía de Tsunade sabe de nosotros Sarutobi idiota. Eso querías decir, ¿Verdad Anko?

- Sí, lo mejor será que viajemos y nos separemos para que… no nos encuentre… no… no, en realidad… tal vez nunca nos encuentre. Mejor quedémonos aquí, estaremos bien. Él es sólo… un crío idiota.- Tenía la mirada perdida.

- Claro, eso mismo digo.

- Exacto.- Los dos viejos tenían la misma mirada. Una figura siniestra sonreía desde las sombras.

… Sí, quédense, los necesito aquí…

 

 

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- Buenos días.- Itachi saludaba con una tierna sonrisa desde la puerta de la lujosa habitación. Sasuke estaba acostado en la cama, viendo fijo en el techo y sin responder el saludo.- Espero… que hayas descansado, anoche fue algo duro.- Seguía el silencio.-… te dejaré solo un rato, si me necesitas vendré-

- ¿Cómo puedes dormir tranquilamente todas las noches con un trabajo como éste?- Lo miró.

- ¿Cómo haz hecho tú?

- ¡No me respondas con otra pregunta! ¡Dímelo!

- … tres cosas. Uno: Con el tiempo te acostumbras a vivir rodeado de muerte, el trabajo de asesino se vuelve tu vida; deberías saberlo ya. Dos: es fácil cuando no tienes consciencia, y no tienes consciencia cuando no tienes alma; como Muerte no tengo alma, soy algo más bajo y hueco que un demonio. Incluso ellos tienen alma.- Se dio la vuelta para salir.

- ¡Espera!- Itachi lo miró con desinterés.- ¿Cuál es el tres?

- Yo no duermo.

- Imbécil.

- Es lo menos que puedo decir de ti, niño.- Ambos miraron hacia una silla de madera fina en una esquina de la habitación.

- Madara… ¿Y tú qué coños haces aquí?

- ¿Recuerdas que te dije que no hicieras matanzas a lo pendejo con el poder de Itachi?

- Sí…

- Pues por eso estoy aquí.

 

 

Notas finales:

Jejeje creo que sí me pasé un poquito con Tsunade jeje gomen. Por cierto, el Shogi o Go es el que juegan Shikamaru y Azuma antes de pelear contra Hidan y Kakuzu.

Nos vemos en los reviews. n_n


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