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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Conti!!! ^o^ este capi va especialmente dedicado a Shizu, que quería ver un poquito de sufrimiento Uchiha buajajaja igual que muchos de nosotros creo n_n así que disfrútenlo... y no me maten!!!

 

 

Los ojos de Madara brillaban intensamente como dos rubíes tocados por el Sol. Las piernas cruzadas lo hacían parecer todo un sujeto importante, esa gabardina oscura y entallada mostraba con finura la forma de su cuerpo esbelto, no se veía para nada como el esqueleto que Sasuke pensaba ver; Itachi también tenía esa misma prenda, y quizá por que el Uchiha lo amaba más a él que a Madara, se veía mucho más sublime y perfecto que su propio creador.

- Lo primero que te digo y lo primero que haces. No tienes remedio, niño mortal.- La voz grave y profunda deLa Muertellegó hasta sus oídos, su tono no era el típico de siempre, no había burla o gracia en él. Sólo un sutil rastro de ira contenida.

- ¿De qué hablas?- Era una de las pocas cosas en la vida que en verdad no sabía.

- Te dije que no hicieras matanzas a lo pendejo, nada innecesario… y lo hiciste.- Entendió lo que quiso decir.

- Anoche maté a varios, ¿Podrías especificar?- Madara se levantó de la silla con una fuerza y velocidad descomunales dirigiéndose a la cama, en menos de un segundo ya estaba sobre Sasuke. De pronto, el menor vio cómo todo a su alrededor era cubierto por una densa neblina negra, parecía que estaba dentro de un tornado; la suavidad de la cama bajo su espalda fue reemplazada por una fría dureza, se sentía como el hielo. Estaba en una tierra desolada, vacía; muerta. Veía directo al cielo, todo estaba gris, no había nubes, no había Sol. No había nada ahí.

- ¡Los mortales en aquél jardín! ¡Su muerte aún no había sido escrita y aún así los asesinaste!- Madara exclamaba furioso en el rostro del menor que trataba de zafarse debajo de él, pero su cuerpo no le respondía. Vio con impotencia cómo las manos sobre sus hombros se volvían de un color pálido, enfermizo, mientras las uñas crecían como garras negras y los dedos se alargaban y enflaquecían hasta desaparecer la carne y quedar sólo el hueso. Eran las manos deLa Muerte.-¡¿Tienes acaso una mínima idea de lo que hiciste?!- Su mirada desbordaba cólera. Era el Averno en sus ojos.

- Yo… hice lo necesario.- Trataba de darse valor.- ¿Qué vas a hacer? ¿Castigarme? Estoy fuera de tu “jurisdicción” ¿recuerdas? ¡Esas personas estorbaban!

- ¡Sus almas se perdieron! ¡Morir no es el final de la vida, desaparecer sí lo es!

- … ¿Qué?... ¿Qué quieres… decir?

- ¡Han muerto para siempre! ¡No habrá resurrección, ni gloria, ni descanso eterno para ellos!… sus almas… ya no existen.- Su voz había cambiado, ya no era un rugido furioso, era un lamento doliente.- Ahora mismo, no son nada…- Apartó la mirada. Por primera vez en su vida, Sasuke sentía la forma más cruel de la culpa: el remordimiento. Jamás se había arrepentido de matar a alguien, ni una pizca de culpa había asomado alguna vez en su vida de asesino, y ahora se sentía morir por lo que había hecho. No pensó nunca que las consecuencias de darles muerte a esas personas fueran tan desastrosas.

- … lo siento…- Sus labios apenas se movieron. Hubo un largo silencio entre ellos.

- Sentirlo no es suficiente.- Madara habló al fin, estaba más tranquilo. Se levantó; había notado perfectamente el dolor y el remordimiento en las palabras de Sasuke.- Como el Guardián de las Almas, es mi deber castigar a quien ha atentado contra ellas indebidamente. Preservar las leyes dela Naturalezaes mi juramento y el de mis hijos, quien falte a ese contrato debe asumir las consecuencias. Acepto tus disculpas, pero el agresor debe ser castigado.

- … es justo…- Se incorporó; unas gruesas cadenas negras surgieron de la tierra oscura, aferrándose a su cuello, muñecas y tobillos. El peso lo hizo caer de rodillas al suelo, casi no podía moverse. Madara estaba frente a él, su hoz apareció en su mano derecha.

- No te preocupes, como te dije, Itachi y tú son inmortales ahora. El castigo será así: por cada persona que murió, habrá un golpe con esto.- Puso la guadaña ante sus ojos, se transformó en un látigo de plata con puntas afiladas al final, hechas especialmente para arrancar la piel.- Son 39 en total. Y habrá un golpe más por la mujer Tsunade Senju.

- ¡¿Qué?! Pero… a ella sí la buscaba. ¡Su muerte sí debió estar escrita!

- Sí, es cierto. Estaba escrito que muriera… como resultado del choque contra el camión, no de una bala en la cabeza después de eso.

- … no…

- Su alma también se perdió, es lo que pasa cuando los humanos no mueren a su tiempo. ¿Lo entiendes ahora?- Asintió despacio con la cabeza; sus ojos estaban ocultos por sus mechones negros, en cualquier momento rompería en llanto.- Bien. Comencemos entonces.- Alrededor de ellos aparecieron varias neblinas oscuras de las que surgieron personas, estaban vestidos de la misma forma que Madara. Eran Muertes.- Ya hay testigos.

- Madara…- Miró hacia abajo.-… sé que no lo merezco… pero… ¿Podrías hacerlo rápido… por favor?- Trataba de calmarse, quería ocultar el miedo en su voz. Sí, miedo. El más grande asesino de todos los tiempos, el Halcón, el arrogante Sasuke Uchiha… tenía miedo.

- ¿Estás seguro? Las heridas serán peor… y no me detendré hasta terminar, no importa cuánto ruegues.

- Hazlo rápido…

- Como gustes.- Retrocedió unos cuantos pasos. Sasuke seguía viendo al suelo, un ligero temblor se apoderó de su cuerpo mientras las manos le sudaban y se volvían como dos pedazos de hielo, un cosquilleo agudo apareció en su estómago.- Por tu falta al juramento de las Muertes, por usar tu fuerza contra almas inocentes y por aplazar sin justa razón la muerte de la mortal Tsunade Senju, yo, Madara, el Ángel dela Muertey Señor de lo Finito, te condeno a recibir 40 azotes de este látigo empuñado por mí. Antes de recibir el castigo, ¿Tienes algo que decir… Itachi?

- Sí.- Sasuke abrió enorme los ojos.- Si me lo volviera a pedir, lo volvería a hacer.- Era la voz de Itachi. De SU Itachi.- Lo que sea por él.- Levantó el rostro para comprobar que en verdad era él. Lo era. Atado de la misma forma, con los brazos extendidos y del otro lado de donde estaba. Un par de lágrimas atravesaron su rostro hasta llegar al mentón y caer al suelo.

- … Itachi…

No era posible.

No era justo.

- Ni hablar, hijo. Eso es lo que pides.

Las demás Muertes lo examinaron con la mirada, murmuraron cosas entre ellos, después reventaron en carcajadas.

- ¡¿Por ese mortal te vendiste Itachi?!

- ¡Qué patético!

- ¡Llora igual que un crío!

- El mejor de nosotros…

- … ¡Con el más insignificante de ellos!- Risas y más risas, carcajadas a reventar. Entre la multitud de Muertes, había tres que presenciaban el espectáculo con interés especial.

- Los mortales son unos bastardos en verdad.- Deidara se quejaba con un odio inmenso, su mirada estaba llena de rabia contra Sasuke.- Convirtieron al más poderoso y temible de nuestros hermanos en una mascota obediente… ¡Una débil y lamentable criatura postrada a sus pies!

- Si Madara-sama siente un poco de amor y misericordia por su hijo favorito, le matará. Así le evitará vivir el resto de la eternidad como una Muerte deshonrada.- Kakuzu decía con desdén por el Uchiha, mientras Hidan lo veía con rencor.

- Es una pena. Yo siempre quise chingármelo por su orgullo, pero ese crío sí se pasó. Y lo peor es que era lo último que quería, lastimar a quien ama locamente. Je, los mortales son tan idiotas.

- Comencemos.- Madara se colocó unos pasos detrás de Itachi, levantó su mano funesta liberando el látigo enroscado en ella. Por la fuerza de su creador las alas negruscas del azabache aparecieron, abriéndose en abanico.

- ¡No! ¡No lo hagas, Madara! ¡Por favor, no!- Sasuke intentaba quitarse de encima las cadenas mientras le suplicaba detenerse.- ¡Ha sido culpa mía! Yo se lo ordené, él sólo me obedecía. ¡Castígame a mí, yo soy el culpable!- Madara arrojó el arma hacia delante con fuerza, su poder viajó a través de la extensión del látigo creciendo rápidamente mientras avanzaba. Las puntas afiladas alcanzaron la piel de Itachi y se clavaron feroces en su espalda y en sus alas; con su siguiente movimiento, Madara desgarró la carne del ángel.

- … ¡Argh!…- Itachi gritó apenas, intentando soportar el enorme daño que el látigo le ocasionó con el primer toque; sabía que si gritaba su dolor la preocupación y el sufrimiento de Sasuke aumentarían. No quería lastimarlo más. El segundo toque llegó, luego el tercero, el cuarto y el quinto; el castigo continuaba mientras plumas negras bañadas en sangre volaban torpes en el aire y caían pesadas a la tierra.

- ¡¡¡NOOOOO!!! ¡Basta Madara, ya es suficiente! Por favor… te lo suplico… ya no más…- Sasuke lloraba a mares, mientrasLa Muerteno hacía caso a sus sollozos; con cada golpe que recibía Itachi su corazón se resquebrajaba. Quería ayudarlo, quería protegerlo, quería lanzársele encima a Madara y molerlo a golpes en el suelo por atreverse a torturar a su precioso ángel guardián… pero no podía. Esas malditas cadenas lo tenían bien anclado al piso, apenas podía hacer movimientos leves; lo único que hacía, lo único que esas infernales ataduras le permitían, era observar. Observar impotente el martirio de un ángel.

... lo escuchaste bien, no se detendrá…

-… Itachi… ¿Por qué?... no… por favor… ya no… no lo soporto…- Su voz se ahogaba en sus propias lágrimas.

... espera a que termine… ¡Las heridas serán preciosas!...

Golpeó el suelo con fuerza, la ira y la rabia lo consumían; al final, la culpa fue lo único que quedó en su pecho. Mientras presenciaba la tortura que sufría su amor, junto con las risas y burlas de las otras muertes, se hundía más y más en la desesperación.

-… perdóname… lo siento… es mi culpa… por mí, tú estás… Itachi… lo siento…

... sí, esto ha sido tu culpa…se ha deshonrado por ti, está sufriendo por ti, si muere, será por ti…

- Itachi… ¿Qué hice?... ¿Por qué…?... ¿Por qué no dijiste nada?...

... ¿Nada? ¡Pero si lo ha dicho ya!... “Lo que sea por él”... ¿Qué más quieres?

- Yo… yo…

... ¿Sí?...

- Yo quiero… que Itachi…

…ajá…

- Diga… “te amo”…- Sasuke no paraba de llorar, todo el tiempo mantuvo la mirada fija en Itachi, viendo cómo sus hermosas alas negras se deshacían con cada golpe, y cómo su cuerpo se estremecía al ser desgarrado por el arma. El pelilargo sostenía altivo su cabeza, recibiendo el castigo con dignidad. Hizo todo lo posible por no gritar, por no llorar, por no ceder ante el dolor… y lo logró. Cualquiera bajo semejante tortura hubiera muerto de dolor al segundo latigazo, pero no Itachi, ni una lágrima soltó; no podía fallarle a Sasuke, no a él. Madara dio al fin el último golpe, después de eso, su hijo desafortunado dejó caer los brazos y la cabeza, exhausto; para Sasuke, aquello había sido una eternidad en el Infierno. Las cadenas de ambos desaparecieron tras hundirse de nuevo en la tierra; apenas se sintió libre, el menor corrió como una exhalación hasta donde estaba Itachi, lo abrazó de frente con cuidado de no lastimar su espalda. Una tristeza inconsolable llenó su corazón cuando lo tocó, Itachi había temblado ligeramente cuando sintió los brazos de Sasuke alrededor de su cuerpo.

- Perdona, estoy algo… sensible…- Sus ojos de obsidiana se cerraron pesados ante la mirada cristalina del menor dejándose caer en sus brazos; el Uchiha sabía que no moriría, pero como dijo Madara y aquella voz en su cabeza, las heridas serían terribles.

 

 

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Estaban de vuelta en la habitación. Sasuke cargó delicadamente a Itachi y lo llevó hasta la cama acostándolo bocabajo, sus alas, o lo que quedaba de ellas, habían desaparecido, y su ropa estaba hecha jirones; corrió hasta el cuarto de baño en busca de algo para curar las heridas, por suerte encontró un pequeño botiquín en una repisa sobre el lavamanos.

- No te preocupes Itachi, te curaré…- Había dejado de llorar apenas, pero volvió a hacerlo cuando miró la espalda destrozada y sangrienta del mayor; era una imagen horrible, no sabía por dónde empezar, ¿Cómo puede alguien soportar tanto y no retorcerse de dolor aún desmayado? Él no había sido el castigado y aún así le dolía, como si aquella piel fuera la suya. No pudo resistir más, se dejó caer al suelo, lloraba amargamente con el rostro sobre la cama, aferrado con las manos a las sábanas.

- ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¡¡¿POR QUÉ?!!!

- Por noble.- Sasuke levantó la mirada sorprendido; del otro lado de la cama estaba Madara, acariciando cariñosamente con sus pálidos dedos la mejilla de Itachi. Una triste, apenas perceptible sonrisa se dejó ver en sus labios. Después miró serio a Sasuke.- Eres un asesino, el más bastardo que el clan Uchiha ha procreado, inteligente, astuto, hábil, incomparable… ¡¿Cómo puedes no verlo teniendo una mirada tan perfecta?!- Sasuke lo miraba con desconcierto.- ¿Crees que no me dolió hacerle esto a mi querido hijo? ¿Crees que no me duele ahora?- Suspiró resignado.- Como dice mi pequeño Hidan, “los mortales son tan idiotas”… ¿Sabes? Itachi bien pudo zafarse del castigo.

- ¡¿Y por qué no lo hizo?!

- ¡Estás viendo y no ves, niño idiota! ¿Acaso crees que él hubiera sido capaz de cambiar de lugar contigo? ¿Crees qué él te hubiera entregado a semejante suplicio para salvarse? ¡Él preferiría morir una y mil veces de la forma más horrible y dolorosa posible con tal de que tú seas feliz y estés bien!... lo único que tenía que decir era “Así lo ha querido”… y el castigo hubiera recaído en ti.- Las palabras de Madara sólo hacían sentir peor al menor. Miró de nuevo a Itachi; sostuvo su mano.

- … ¿por qué?…

- Eres un mortal verdaderamente estúpido… todo lo que Itachi ha hecho por ti desde que naciste, todo lo que aún ahora sigue haciendo... ¿Qué más quieres de él?

- ¡Quiero que me diga “te amo”!… Joder Itachi, ¿por qué? ¡¿Por que coños haces tanto sino puedes decir un simple “te amo”?! ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué no lo has dicho?!- El silencio llenó la habitación.

- … ¿Se lo has dicho tú?- Sasuke no podía mover sus labios, la voz le falló, sólo veía a Madara sin decir nada, la respuesta a esa pregunta tan estúpida estaba en sus ojos oscuros; vaya que era una pregunta estúpida, toda una bobada… y es que era cierta.- No importa si es tu leal sirviente, no puedes exigirle lo que no le has dado.

- Itachi…- Dijo en un susurro. Unos golpecitos se escucharon desde la puerta y una voz femenina les siguió.

- Etto… Sasuke-kun, Pein-sama quiere verlo, desea felicitarlo por lo de anoche…- Sasuke sujetaba con fuerza la mano mortecina de Itachi, no quería separarse de él, pero necesitaba ir con Pein para seguir teniendo su ayuda… ¡Pein, claro!

- Ah, veo que ya tienes una idea.- Se levantó con rapidez secándose los ojos con el dorso de la mano.

- Necesito ayuda para curarlo…- Estaba a punto de abrir la puerta cuando Madara lo detuvo.

- Recuerda lo que le ha pasado por tu culpa. Si te vuelves a pasar de asesino, haré que esto parezca una caricia, nos guste o no.

- No volverá a pasar.

- Por su bien espero que no.- Miraba a Itachi.- Sasuke, voy a decirte esto y espero que lo entiendas: recibir 40 azotes de la mano deLa Muertepor alguien más  vale 40 veces más que un simple y corriente “te amo”.- La boca del Uchiha se abrió un poco, parecía que iba a decir algo pero se detuvo.- No lo olvides, niño.

- No…- Respondió débilmente, se sentía como un crío regañado, lástima que Itachi se llevó la peor parte. Madara desapareció en un instante. Abrió la puerta y se encontró a Karin esperándolo de pie a medio pasillo.

 

 

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El moreno estaba sentado en su lujoso escritorio leyendo un montón de papeles, eran los reportes de sus demás asesinos, cuando de repente la puerta de su oficina se abrió de golpe dejando entrar a un agitado azabache.

- Ah, Sasuke. Qué bueno verte, yo quería-

- Felicitarme, sí, sí, no importa. Ven conmigo, necesito que me ayudes.- Lo tomó del brazo y lo sacó a rastras del lugar.

 

 

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Pein estaba parado a los pies de la cama, viéndola fijamente con las manos en los bolsillos del pantalón. Sasuke había estado diciéndole prácticamente a gritos quién sabe qué cosas. De su lenguaje extraño sólo entendió “La Muerte”, “desolación”, “castigo”, “Itachi”, “herido”, “mi culpa”, “ayúdame”. Ahora lo estaba viendo a él.

- ¡No pongas esa cara de imbécil y ayúdame! Tú seguro sabes más de esto.- Pein se rascó la cabeza meditando cómo iba a responderle al menor; estaba alterado, así que tenía que decírselo de una forma suave y que ayudara a la situación.

- Yo no veo ni madres.- Sasuke apretó el puño y lo estampó con fuerza en el rostro del moreno. Los trozos de metal arañaron la piel de sus nudillos, dejando un rastro de su sangre por la piel del pelinaranja que quedó semi noqueado en el suelo y apoyado contra la pared. Tal vez eso no ayudó mucho.

- ¡¡¡NO ES HORA DE JUGAR ASÍ QUE NO ME JODAS PEIN!!!- El de los ojos grises sabía que no le iba a creer.

- ¡Karin!...- Llamó a la pelirroja, su voz era idéntica a la de un ebrio, todavía estaba aturdido.

- Pein-sama, ¿Me llamó?

- Sí. ¿Qué ves en la cama?- Sacó un pañuelo blanco de seda y se limpió la sangre en el rostro mientras la chica miraba desconcertada a la cama.

- Eh… nada. No hay nada ahí Pein-sama.

- ¡“Nada” es lo que hay en tu cabeza, así que cállate Karin!- El Uchiha se veía amenazante con esa mirada de asesino en serie, la pelirroja vio claramente cómo sus orbes negras tomaban el color de la sangre.- Pein, ¡¿Por qué coños le preguntas a ella si no puede verlo?! Ella no ha hecho el contra…- Pendejo.- Se sonrojó igual que un tomate. Pein dio un respingo a la brillantez de Sasuke y dijo arrastrando las palabras.

- Por eso.- Su orgullo había sido lastimado… por él mismo.- No te aplaudo porque sería promover la estupidez...

 

 

Notas finales:

No cabe duda que Sasuke es muy inteligente verdad??? XD En cuanto a Itachi... porqué soy capaz de hacerme llorar a mí misma??!! Eso no es justo!!! TT.TT 

Nos vemos en los reviews... u_u


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