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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Conti, conti ^o^ mi retorcida cabezita lo volvió a hacer!!! jeje disfruten.

 

ACLARACIÓN: El título de este capi está en latín y significa "Caricia de la Muerte", me gustó mucho el nombre es que yo amo el latín jeje y además va perfecto con el capi.  

 

A leer se ha dicho!!!

 

n_n

 

 

Los labios de Itachi lo besaban con pasión, su lengua danzaba delicadamente con la suya, pero intentara lo que intentara, Sasuke no podía corresponder a aquél dulce gesto. ¿Cómo iba a hacerlo después de lo que pasó? No podía, por mucho que el mayor insistiera, por mucho que él mismo lo deseara, no podía aceptar.

- ¿Por qué?... te lo suplico Itachi… dame una buena razón… ¿Por qué lo hiciste?... ¿Por qué me lastimaste?- Las manos de Itachi recorrían con calidez sus piernas, ya no eran un tacto frío y placentero, no, ahora eran una caricia sublime. El cariño que el pelinegro le daba sólo volvía más triste su desgracia, la daga en su corazón se clavaba cada vez más con cada gesto amable. Las voces de aquéllos retumbaron en su cabeza una y otra vez.- “Fue venganza”… “...cuán nobles son realmente sus intenciones…”- Tenía que ser eso, no podía ser otra cosa. Itachi tenía que cobrársela de alguna manera por el castigo de Madara, a eso se refería la voz.- Sí… es tu venganza… la merezco… y la recibiré…

Estaba tan absorto en sus pensamientos que cada vez se sintió con más y más sueño, los ojos le pesaban, su cuerpo dejaba de responder de a poco, una sensación extraña lo invadía hasta lo más profundo de su ser; era como si estuviera cayendo lentamente a un oscuro abismo, sin nada que lo sujetara, simplemente se sentía caer tan ligero como una pluma. Ya no sentía los brazos en su espalda que lo sostenían, el dolor en su entrada desapareció repentinamente, ni siquiera el toque de los labios de Itachi permanecía. Todas las sensaciones, todos los sentimientos, todas las imágenes se esfumaron como si de un sueño se tratara y él justo acabara de despertar; pero la realidad era a la inversa. Estaba cayendo profundamente dormido, se perdía en la parte oscura de su alma, estaba descendiendo a una brecha realmente abismal en su existencia de la que nadie puede regresar jamás.

Estaba muriendo.

Itachi era quien tomaba su vida, él devoraba con deleite su alma a través de sus agonizantes labios.

Era el beso dela Muerte.

 

- Nii-san… quiero que me ames como oto-san y oka-san se aman.

 

-… nii… san…

 

- Sasuke, yo te quiero mucho, como oto-san y oka-san se quieren.

- Ellos no se quieren, se aman, hay diferencia. Yo quiero que me ames como ellos se aman.

 

-… nii-san…

 

-… no puedo… no debo…

- No importa. Si tú quieres entonces se puede.

 

-… ¿Por qué no…?...

 

- No… yo debo protegerte… no amarte…

- Nii-san… sólo di que me amas, onegai.

 

-… ¿Por qué no… quieres?...

 

- No puedo…

 

-… no… no puedes… pero sí quieres… siempre quisiste… y siempre lo hiciste…- De sus ojos cerrados escaparon unas gruesas lágrimas que resbalaron por sus mejillas y se colaron entre sus labios y los de Itachi. La lengua del mayor se detuvo inevitablemente al probar ese salado y a la vez amargo sabor; esas gotas de agua eran tan tristes y estaban tan llenas de dolor que él mismo quiso llorar. Sus bellos ojos escarlata volvieron a ser la oscuridad que acostumbraban, el rostro lleno de placer se convirtió súbitamente en la imagen misma del remordimiento.

-… ¿Sa… suke…?...- Tenía miedo. No era posible. Simplemente no podía ser. Miró aterrado a la frágil figura que yacía en sus brazos, inmóvil y pálida, como un cadáver, apenas respiraba.-… Sasuke…- Unas lágrimas de color sangre pintaron con dolor su rostro desencajado. ¿Qué había hecho? ¡¿Qué demonios había hecho?!- Sasuke. ¡Sasuke! ¡Sasuke reacciona! ¡Sasuke!- El menor escuchaba apenas la voz de Itachi, cada vez más distante, hasta que finalmente cerró sus orbes azabaches.

- ¡Sasuke!...

Afuera de la habitación, una sonrisa retorcida surcó el rostro de la funesta figura apoyada de espaldas contra la puerta.

… requiescat in pace… Sasuke…

 

 

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- Eres muy pequeño para entender.- Revolvió con ternura sus cabellos.- Además, un niño como tú debe interesarse más en la vida y no en la muerte, Sasuke.

- Nii-san, no me digas “Sasuke”, dime “ototo”. Ya habíamos quedado, ¿recuerdas?- El pequeño se acomodaba los cabellos mientras reflejaba una inocente molestia en su rostro.

- Vale, discúlpame, ototo.- Sonrió cariñosamente como sólo él sabía hacerlo. Sasuke le imitó.

- Está bien, no hay problema. Pero dime entonces, nii-san, ¿Qué es la muerte?- El mayor suspiró.

- Lo sabrás cuando seas grande.

- ¿Ah? ¡Pero yo quiero saberlo ahora! No puede ser tan difícil…vamos, en pocas palabras, dime qué es. ¿Sí?- Miró con compasión a aquél pequeño sentado en el piso frente a él, era tan puro. No podía negarle nada.

- Bueno… en pocas palabras… la muerte puede ser muchas cosas.

- Eso me confunde más… ¿Cómo que “muchas cosas”?

- Sí. Puede ser un deseo, un suceso, una desgracia, una liberación, un consuelo, y hasta una persona.

- ¿De verdad? ¿Una persona?- Asintió con la cabeza.- ¡Increíble! Ne, ne, ne, tú eres muy inteligente nii-san, dime, ¿Sabes quién es la Muerte?- Se colgó de su cuello.

- Sí.

- ¿En serio? ¿Quién es? ¿Quién es? Dímelo, onegai. ¿Lo conozco? ¿Sale en televisión?

- No, tú jamás le has visto, pero ya le conocerás.

- ¿Estás seguro, nii-san?

- Es la razón por la que estoy aquí.- El pequeño se emocionó, sentía mariposas revolotear en su estómago. ¡Iba a conocer a la Muerte! Seguro sería divertido.- Me ha enviado personalmente a cuidarte.- Apoyó la cabeza contra el pecho de Itachi, estaba muy feliz, pero el sueño le vencía, ya debían ser casi las cuatro de la mañana. Toda la noche la pasaron con sus juguetes, aunque en realidad él era el único que se divertía con ellos en sus manos, pues Itachi sólo lo veía jugar, sentado en el piso de madera con las piernas cruzadas; siempre tan serio y elegante. Sasuke dio un gran bostezo, una pequeña lágrima asomó por su ojo izquierdo.- Ya es hora de que descanses.- Se levantó del suelo y tomó al menor en un abrazo, lo llevó hasta su cama y lo recostó con delicadeza cubriéndolo con las cobijas.

-… nii-san…- Apenas salían las palabras de su boca, en cualquier momento caería rendido. Itachi tomó su mano.

- Me quedaré hasta que te duermas.

-… nii-san, ¿Cómo se siente la muerte?... ¿Cómo es… morir?- Sus ojitos se cerraron. Itachi pensó que ya estaba en los brazos de Morfeo, así que respondió sin reservas.

- No lo sé… pero es algo que tú no estás destinado a probar…

 

 

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-… Sasuke… Sasuke…- Una voz familiar pronunciaba su nombre, trataba de abrir los ojos pero parecía como si los tuviese pegados.- Sasuke… despierta… Sasuke… ¡Despierta, joder!

- ¿No se supone… que eres un caballero, Madara?- Hablaba con dificultad, sus orbes negras aún permanecían cerradas, pero reconoció la voz del mayor; ya había recuperado la sensación en su cuerpo, por lo que se dio cuenta de que estaba en un lugar diferente a su habitación.- ¿Cómo es que puedes maldecir?

- Dime, ¿Desde cuándola Muerte tiene que ser como ustedes los mortales dicen, eh?

- Tú eres el que dijo eso.

- Ya lo sé. Era una pregunta retórica niño… bueno, no tanto.

-… idiota.- Al fin pudo abrir los ojos; al principio quedó deslumbrado por la cantidad de luz que había a su alrededor, pero no pasó mucho para que sus pupilas se acostumbraran a ella. Había una figura borrosa frente a él, cada vez se volvía más nítida hasta que la identificó.

- Supongo que decir “buenos días” está de más.- Dijo con burla aquella silueta. Sasuke miró detenidamente el lugar donde se encontraba, era una habitación sumamente lujosa, mucho más que la propia mansión de Pein; los muebles eran de un estilo victoriano, igual que los relieves en las paredes y el marco de las ventanas, del techo colgaba una hermosa lámpara antigua de diamantes, sus cadenas eran de un color negro metálico que contrastaba a la perfección con la blancura reinante en todo el lugar. Todo, absolutamente todo, era de un pulcro color blanco que parecía despedir su propia luz, los pequeños ornamentos y demás detalles estaban pintados de un bello azabache que combinaba armoniosamente la luz con la oscuridad. Se levantó apenas; estaba sobre una placentera cama del mismo estilo viejo, se dio cuenta por los doseles que estaba hecha de madera negra, nunca antes había visto madera así de obscurecida, pero lo que más lo impresionó fue el hecho de llevar puesto un kimono negro azulado sin ningún bordado y un obi de color gris perla.- Ya sé lo que estás pensando.- Sasuke levantó la mirada.- “Qué mono me veo”.

- No me jodas Madara.- El mencionado rió.- ¿A dónde coños me trajiste?

- A mi habitación. Ésta es mi casa.- El menor le vio extrañado, después miró hacia abajo analizando el kimono y nuevamente lo miró.- No pienses mal, no planeo hacerte nada de eso. Tienes suerte, pero no tanta como para ser tomado por mí.- Sasuke suspiró aliviado.- Además, Itachi ya se encargó de eso.- Abrió enormes los ojos.

- ¿Dónde está? ¿Qué pasó con él? ¿Está mejor?

- Después de follar cualquiera está mejor.- Los ojos azabaches lo miraron molestos, a lo que Madara suspiró indiferente.- Por desgracia, Itachi no es cualquiera, así que sólo se calmó por un rato cuando te reconoció y te devolvió tu alma; cuando mejore deberías agradecérselo, sólo él sería capaz de hacer algo tan… humano, con la comida que ya tiene en la boca. La compasión, como te habrás dado cuenta, no es algo que nosotros practiquemos mucho; si otra Muerte hubiese estado en el lugar de Itachi, no estaríamos hablando en este momento.

- ¿No habías dicho que ninguna Muerte podía tomar mi alma?

- Bravo, sí estás poniendo atención. Eso significa que tu cerebro funciona y no tienes traumas.

- Muérete.

- ¿Es un chiste? Porque no me hizo gracia.

- Entonces púdrete, a ver si eso sí te hace gracia.

- Pues no.- Sasuke se golpeó el rostro con la mano intentando pensar en algo que Madara no le pudiera responder, pero fue en vano. Es inútil hablar con un viejo tan mañoso como él lo era. Respiró profundamente, contuvo el aire por unos segundos y lo soltó.

- ¿Una Muerte puede tomar mi alma, sí o no?

- Mmmm… sí pero no.- El menor apretó los dientes.

- Explícate.

- Itachi puede, los demás no. Al momento de hacer el contrato, un lazo especial se creó entre ustedes. No se llama “amor”, como seguro quisieras, se llama reciprocidad, y es lo que hace funcionar el mundo en realidad. Él puede matarte, así como tú puedes matarlo. Ante el mundo son inmortales, ante ustedes, simples mortales. ¿Entendiste?

- Sí… creí que estábamos sobre el sistema de las leyes naturales.

- No, nadie está sobre el sistema. Ustedes… digamos que están aparte.- Sasuke asintió con la cabeza. Pensó por unos momentos todo lo que Madara le había dicho, después se levantó de la cama.

- Quiero ver a Itachi.

- No, no quieres.- Madara habló con voz seria.

- ¿Por qué no?

- Porque no te gustará lo que verás.- Sus labios se abrieron un poco. ¿Itachi estaba tan mal?

-… no importa, quiero verlo.- Los ojos escarlata del mayor lo vieron con interés, estaban atentos a las expresiones que Sasuke hacía al hablar. Finalmente, Madara le respondió con su tono de voz habitual.

- Es tu corazón, no el mío.- Las enormes puertas de madera negra se abrieron. Atravesaron el umbral de la habitación y comenzaron a andar sobre un largo corredor blanco de azulejos negros. De un lado había enormes pinturas que parecían tener ya varios años de antigüedad, retrataban escenas de batallas de diferentes épocas y lugares; del otro lado, una serie de vitrales que iban desde el suelo negruzco hasta el techo ornamentado desfilaban sublimes, los ases de luz blanca que arrojaban los hacían ver aún más hermosos. Madara lo guiaba a través de varios pisos en el lugar, bajaban escaleras, atravesaban habitaciones, en realidad no fue un largo camino, pero aún así el Uchiha supo que aquella mansión era un monstruo comparada con la de Pein.

- Madara, respóndeme algo ¿sí? ¿Por qué Itachi se comportó así? ¿Por qué… se puso tan agresivo?- Sus mejillas se colorearon un poco.

- Porque estaba débil. Necesitaba fuerzas para sanar y recuperarse, pero más importante para seguir a tu lado como tu fiel guardián; por eso te dio la Mortis Blanditia.

- ¿“Caricia... de la Muerte”?

- Sí. Así es como las Muertes de los viejos tiempos curaban sus heridas de guerra; por la naturaleza del acto, por seducir a los humanos, causarles un arrebato carnal y finalmente devorar sus almas, los mortales de aquellos tiempos nos confundieron con los íncubos y las súcubos. Ellos no son Muertes, son demonios y eso es lo único que hacen.

- Ah… ¿Y por qué las Muertes estarían en guerra? ¿Qué su trabajo no es sólo recoger y guiar a las almas?

- Sí, pero no creerás que somos los únicos que las buscan ¿verdad? Cuando hay un gran número de fallecimientos, nosotros no somos los únicos que salen de cacería... pero eso ya no es importante. Fue bueno que Itachi se diera cuenta de lo que hacía antes de que fuera demasiado tarde.- Sasuke sintió una felicidad inmensa llenar su corazón. Itachi jamás quiso lastimarlo.- Sus heridas exteriores ya han sanado, pero casi no tiene fuerzas. Por eso necesitaba de tu alma, con ella recuperaría todo su poder… además de que el contrato se acabaría y tú morirías.

- Oh…- Un escalofrío recorrió su cuerpo.

- Cuando una Muerte está así de herida, no importa que se trate incluso de Itachi, es inevitable que pierda todo control sobre sí mismo y se rija por los principios más oscuros y siniestros de su ser. Es la razón por la que no dudó en poseerte y tomar tu alma, lo creas o no, él estaba muy excitado.

- Por alguna razón, no me sorprende que Itachi sea un sádico sexual… no es que me guste, ni que me haya gustado, es sólo que… bueno yo… eh…

- Aquí es.- Madara le interrumpió con una gotita en la cabeza.- Claro que te gustó, niño. No trates de ocultarlo.- Unas pesadas y elegantes puertas de acero troquelado se abrieron a su paso, el mayor entró primero. Aquél lugar parecía ser una especie de calabozo, a diferencia del resto de la mansión, las “habitaciones” a ambos lados del pasillo estaban recubiertas por unas densas tinieblas, eran como las celdas de un castillo antiguo; a lo lejos se escuchaba un gruñido molesto, justo en la última celda de la derecha. Sasuke tragó saliva.

- Itachi…- Corrió delante de Madara y llegó hasta la última prisión. Una feroz criatura parecida a un lobo clavó sus afilados ojos escarlata en los suyos y se lanzó contra él. El zarpazo de sus garras de obsidiana quedó a un metro del rostro de Sasuke, que cayó al suelo por la impresión, entonces notó la gruesa cadena negra que anclaba a la bestia azabache de su cuello a la pared. La criatura rugía con furor tratando de romper la cadena con sus descomunales colmillos pero nada podía hacer; cada segundo que pasaba atado lo volvía más salvaje, los cabellos de su lomo estaban erizados, las orejas echadas hacia atrás con actitud intimidante, las afiladas zarpas dejaban su marca en el suelo de tierra gris. No había pasión ni conciencia en su mirar, era una simple bestia.

- No te preocupes, Itachi no podrá nunca escapar de su prisión en ese estado; la cadena y las rejas del calabozo están hechas de oro negro, como todo lo demás en esta casa. Es un material muy resistente, imposible de romper, con eso están hechas nuestras guadañas.- Madara había llegado hasta el menor.

-… ese… no es Itachi…- Sasuke estaba pasmado.

- ¿No? ¿Entonces quién?

- ¡ÉL NO ES ITACHI! Itachi no es un animal sanguinario, él jamás me lastimaría… ¡Itachi es un verdadero caballero, no esta bestia! Itachi no… él no puede… ser esto… no…- Pero lo era. Todo había sido su culpa, él había convertido a su amor en una fiera irracional y ahora estaba encerrado como una criatura de circo. Itachi intentó abalanzarse nuevamente contra él tirando de la cadena con su cuello, sus miradas volvieron a encontrarse; su ronca respiración pasaba del desenfreno a la calma, lentamente ocultaba sus blancos colmillos dentro del hocico, sus cabellos encrespados se amansaban. Recuperaba su conciencia. Un aullido de pesar escapó del gran lobo negro, su mirada doliente pedía perdón al asesino frente a él.-… Itachi…- Su mano cruzó entre las rejas de oro negro, buscaba alcanzarlo, quería consolarlo aunque fuera con sólo una caricia; su dolor era compartido. Estaba a punto de tocar su cabeza gacha por la vergüenza, pero él se apartó con timidez; ambos sabían que Itachi no resistiría tenerlo tan cerca sin lastimarlo. Retrocedió a la parte contraria de donde estaba Sasuke y se echó en el suelo dándole la espalda; no tenía el valor de verlo. El cansancio y dolor del castigo aún lo atormentaba.- Ita… chi.- Sus corazones se rompieron al mismo tiempo, pero eso no era sólo su culpa.- Tú lo sabías.- Se levantó y encaró a La Muerte con el odio más poderoso que puede existir: el causado por amor.- Tú sabías que esto iba a pasarle a Itachi, que se perdería en su oscuridad y buscaría mi alma, ¡Tú sabías desde un principio que al final de mi noble caballero sólo quedaría una vil bestia!- Madara respondió con naturalidad.

- Desde luego, lo planeé cuidadosamente para que así sucediera.

- ¿Qué…? ¡¿Cómo pudiste hacerlo?! ¡Es tu hijo!

- Y tu esposo. Deberías darte cuenta, Sasuke, de que el dolor que experimentaste desde aquél día no es nada comparado con el que Itachi ha sufrido. Eso sí que no es justo y no lo voy a consentir. Itachi se quedará aquí hasta que mejore, y eso sólo sucederá de una manera.

- ¿Y cuál es, maldito cabrón?

- Devorar un alma.

- ¡Entonces que tome la mía!

- ¡No!- El menor le vio con extrañeza.- No… tiene que ser un alma especial.

- Joder, ¿Y por qué la mía no es “especial”?

- Porque no. Tiene que ser un alma tan pura que deslumbre a la vista… o bien, tan oscura que parezca deslumbrar como si fuese una pura.

- Entonces… encontraré esa alma y la traeré. Voy a ayudarlo.

- No tienes que traerla, sólo mata a la persona indicada y de lo demás me encargo yo.

- Al menos harás eso… pero nada de trucos esta vez, o te juro que te atravieso el pecho con la hoz de Itachi.

- Haz bien tu trabajo, él estará esperando por ti. Y no tendrás que buscar mucho, en tu destino natural encontrarás lo necesario.- Miró por última vez a su amor, le dolía dejarlo así pero no tenía opción. Sus labios pronunciaron las palabras más estúpidas que pudieron.

- Te amo…

 

 

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El moreno estaba sorprendido por la actitud del azabache, definitivamente matar a los sujetos restantes era algo importante para él pero, nunca pensó que se lo tomaría tan seriamente, y más que tuviera tanta prisa por matarlos.

- ¿Estás seguro de que los encontraré ahí verdad?

- Sí. Ordené a mis hombres que hicieran una investigación detallada en todo el tiempo que pasó, así estaríamos listos para cuando volvieras a las andadas. Encontraron que la Senju se dirigía a esta dirección por los registros telefónicos de días anteriores a su muerte y la ruta que alcanzó a recorrer cuando la perseguiste; un poco más y hubiera llegado, pero al menos nos confirmó el camino.

- Perfecto.- Sasuke revisaba su arsenal sobre la cama, todo lo que un asesino como la Muerte manda debe tener.

- Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamar. Enviaré a unos hombres cerca para que te apoyen en caso de que-

- No hará falta. Esta vez no será una visita casual.

- Bien… de cualquier forma, Itachi estará cuidándote.- Sasuke aseguraba la Colt 45 cuando Pein pronunció esas palabras, se detuvo como por acto reflejo unos segundos, después continuó.

- Él no vendrá.

- Creí que estaba mejor, por eso ibas a salir.

- No… pero pronto lo va a estar.

 

 

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- Aquí está lo que pidió, Señor. Es el último archivo con toda la información del caso Senju… ah, y en este otro viene lo que ocurrió en el caso de Orochimaru. Tal vez le interese saber que por un tiempo se les consideró miembros de una banda muy peligrosa de delincuentes, pero al no haber suficientes pruebas no se escribió en el expediente.

- Lo sé, pero eso no quiere decir que no lo fueran.

- ¿Eh? ¿Entonces sí eran miembros?- Los ojos azules le miraron con gentileza.

- Muchas gracias por su ayuda, estaré eternamente agradecido con usted. Ahora puede retirarse, Gai-san.

- Ah… claro, disculpe mi intromisión, Detective… em…

- Namikaze.

- Lo siento, Detective Namikaze. Es que nunca habían enviado al departamento a alguien de tan alto rango sólo por unos homicidios así, y pues, estamos algo intrigados. No quise estorbar en su investigación.- Hizo una reverencia al rubio que estaba ojeando unos papeles con sumo interés y se retiró de la oficina.

- No se preocupe.- Susurró amablemente.- Pero la verdad espero no tener que visitar a Madara…

 

 

Notas finales:

Jojo finalmente pude meter a un personaje sexy y que no fuera un lindo azabache XD esto pinta bien, muy bien, nos acercamos al meollo del asunto jaja n_n

 

Requiescat in pace es una famosísima frase del latín que significa "Descanse en paz" n_n

 

Gracias por sus comentarios, no leemos en los reviews ^o^ 


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