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El asesino de la Muerte por Isaku Uchiha

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Notas del capitulo:

Hola!!! Aquí está la conti, la verdad este capi me iba a salir muy largo asi que lo corté pero creo que quedó interesante :3 lean y opinen lo que les pareció.

 

Disfrutenlo ^o^

 

A leer se ha dicho!!! n_n

 

 

El Sol se ocultaba lentamente detrás del horizonte, bañando con sus rojizos rayos de luz las laderas y mansiones en la orilla de la ciudad. Esta era una zona particularmente especial, exclusiva para millonarios con una fortuna obscenamente enorme, y cuyo origen era tan limpio como una rata de alcantarilla.

- ¿No te lo dije, viejo? El mocoso Uchiha no sabía nada de nosotros, de otro modo ya habríamos sabido de él.- Anko encendió un cigarrillo y lo llevó a su boca, mientras, Sarutobi observaba con detenimiento unos cochecitos de juguete que había en sus manos.- Que haya matado al asqueroso de Orochimaru y a la anciana de Tsunade no significa nada, sólo es una enorme coincidencia.- Danzo miraba divertido las caras de examinación que hacía el otro al acercar los juguetes a su rostro para verlos mejor.

- No hables tan pronto, Anko. Sólo míralo, está tan asustado que tuvo una regresión a la infancia. Te lo advierto, Hiruzen, si necesitas cambio de pañales yo no te voy a ayudar.

- Es una lástima mi amigo, porque se nota que ya tienes mucha práctica con los de adulto.- La de cabellos violetas rió ante la respuesta del anciano.

- Recuerda que si me jodes te jodes, idiota. Somos igual de viejos.

- Sí, pero nuestro orgullo es diferente, por eso a mí no me importa que esta linda chica se entere de mis necesidades.- Le guiñó un ojo a la de mirada avellanada, ella sólo hizo un gesto de repugnancia.

- Por cierto sensei, ¿Para qué son esos?

- Ah, son para…

- ¡Abuelo!- Un pequeño de apenas ocho años atravesó con rapidez el salón, saltó sobre los muebles y se abrazó a las piernas del anciano; sus cabellos eran castaños y tenía ojos negros - Abuelo, hay una araña horrible en mi habitación. ¡Mátala! ¡Es aterradoramente enorme!- Sus dedos estaban completamente abiertos, casi como un abanico, quería decir que el bicho era realmente grande. Su abuelo dio un largo suspiro.

- Konohamaru, no puede ser tan grande…- El pequeño estaba al borde de las lágrimas.

- ¿Y ese crío? ¿De dónde lo sacaste, sensei?- La chica se sentía molesta de tan sólo escuchar la voz chillona del menor.- Espera… ¿Dijo “abuelo”? Demonios, la cosa se está jodiendo cada vez más…

- “Konohamaru”… ¿Qué no se supone que jamás lo volverías a ver por órdenes de tu hijo, Hiruzen? Hasta donde sabía, su padre no quiere que conozca al abuelo asesino.

- Hasta donde sabías mi hijo estaba vivo.

- ¿Murió ya? Pero era muy joven.

- Sí, una verdadera lástima de la que no hay que preocuparse.- Sus palabras tenían un tono frío.

- Sensei… no me digas que lo mataste.- Anko soltó unas risitas.

- ¿Yo? Si sólo soy un viejo anciano que apenas puede moverse. ¿Cómo podría hacer algo así, especialmente a mi propio hijo?- Fingía claramente asombro, como un mal actor.

- Viejo, eres cruel. Me gusta.- La de ojos avellanados sonreía ampliamente.

- Abuelo…- Konohamaru jalaba los pantalones de su abuelo para que éste le hiciera caso.

- Ahh, está bien…- El mayor estaba apunto de pararse de su silla cuando la chica lo interrumpió.

- Déjalo sensei, yo me encargo.- La vio incrédulo.

- ¿Segura Anko?

- Sí…- Dijo con pesadez.- Ya que vamos a vivir bajo el mismo techo conviene que sepa diferenciar entre las automáticas y las semi automáticas, yo no podría convivir con alguien así de ignorante. Terminaría igual que los otros novatos que tú y Danzo sensei querían que entrenara.

- Vale, no lo mates… ni seas muy dura con él, sólo tiene ocho.

- Seguro.- Le sonreía dulcemente.- Vamos pequeño, hoy vas a aprender cosas muy divertidas, acompáñame.- Le extendió la mano al menor.

- Quiero estar con mi abuelo…- Se aferró a la pierna del otro con timidez.; Anko cambió su semblante a uno más siniestro.

- No fue una sugerencia.- Lo atrapó con fuerza del brazo y se lo llevó a rastras.

 

 

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Estaba dentro del auto, a unas calles de la mansión que Pein le había indicado. Su mirada perfecta ya le había mostrado cuántos guardias había custodiando el lugar, nada de lo que no se pudiera encargar; sólo esperaba paciente a que la noche hiciera su aparición para acompañarle. Las sombras de los árboles entraban por las ventanas sin preocupación, había pocas personas caminando por las calles en aquél limpio y siniestro lugar; una sombra más se coló al asiento trasero.

- ¿Quién te dijo que podías entrar?- Los ojos negros de Sasuke veían a través del retrovisor a los azules con un deje de molestia.

- Créeme, si fuera por mí ni hubiera venido. Por cierto, me llamo Deidara, mucho gusto.- El rubio le tendió la mano para saludarlo con cortesía, pero al no ser correspondido cruzó las piernas y extendió los brazos sobre el respaldo, echó hacia atrás la cabeza para sentirse más cómodo, su largo cabello le cubrió el ojo izquierdo. El menor no dijo nada.- No tienes por qué ser tan serio, puedes decir algo como…

- Lárgate.

- ¡Sí, exacto! Eso está bien.

- Entonces lárgate.

- ¿Ah, era en serio? ¡¿Cómo te atreves a hablarme así?! ¡Eres un jodido altanero!- Miró a Sasuke a través del mismo espejo, vio sus orbes azabaches tornarse escarlatas.- Mierda, tienes la misma mirada asesina del cabrón de Itachi… con razón terminaron juntos.

- No te atrevas a mencionar su nombre… y lárgate.

- Hmph, ¿Entonces… me llevo esto?- Acercó el brazo a la altura del pecho y extendió su dedo índice, del cual colgaba un collar con tres anillos platinados que brillaban como estrellas dentro de la oscuridad del auto. El Uchiha miró con sorpresa a través del espejo, giró sobre el asiento y le arrebató al rubio el collar de Itachi. 

- ¿Cómo es que…?- Se llevó las manos al cuello.- Yo lo tenía puesto…

- Obviamente no. Mi padre me mandó a decirte que la próxima vez le pongas más atención a donde lo dejas.- Deidara hablaba con indiferencia, sus ojos permanecían cerrados, como si estuviese hablando de cualquier cosa; se rascó la cabeza en señal de desconcierto.- Ah, sí… también dijo algo como “si lo hubiera tenido en el cuello la noche anterior, Itachi hubiera sido incapaz de acercársele”… ¿Sabes qué demonios significa?

- Sí, pero…- Sasuke estaba más que seguro de que en ningún momento se había quitado el collar desde el día en que el mayor se lo dio, lo tuvo todo el tiempo, cuando estuvo junto a Itachi en la cama, el día en que devoró la comida, cuando se durmió junto a él y después cuando despertó y lo buscó en la mansión… no, en ese momento no lo traía; de haberlo tenido atado a su cuello lo hubiera sentido.- ¿Cómo…? ¿De dónde lo sacó Madara?

- Creo que dijo que estaba en el suelo de tu habitación, debajo de la cama.- ¿Debajo de la cama? ¿Cómo jodidos terminó ahí? El rostro de Sasuke reflejaba cada vez más sorpresa y asombro.- Es una lástima, ¿sabes? Bien pude hacer algo muy divertido con eso, conozco a unos demonios que hubieran pagado una buena cantidad de almas por él.- El azabache miró con nostalgia el collar en sus manos.

- ¿Y por qué no lo hiciste?- Su voz era suave y débil, casi inexpresiva.

- ¡¿Estás bromeando?! ¡Mi padre me desollaría diez mil veces apenas cambiara de rumbo! No importa si no me ve, él sabe exactamente dónde estoy y qué hago, su precisión es aterradora, joder, ¡Es La Muerte! La última vez que se cabreó empezó a matar mortales e inmortales por capricho. Imagínate el tamaño de su poder como para asesinar a un millón de hombres con una mano y a un millón de ángeles con la otra. Revivirme diez mil veces sólo para volverme a matar no es nada para él.- Respiró profundamente.- Una cosa que Itachi y Él tienen en común es que los dos son unos bastardos cuando se lo proponen.- Sasuke lo miró desconfiado.- ¿Quién crees que fue el “Empleado del mes” en la Segunda Guerra Mundial? El mismo malditus anima de la Primera: Itachi. Nadie pudo tomar más almas que él, ni tampoco matar a tantos demonios. Es… es… ¡es La Muerte!

- ¿“Malditus anima”?

- “Alma maldita”, traducido al vulgar idioma de los mortales. Es un insulto bastante humillante entre las Muertes pero olvídalo, no es algo que puedas entender.- Deidara hacía un ademán con la mano indicándole que así lo dejara, como si de verdad aquello fuera tan difícil. El Uchiha apartaba de vez en vez la mirada del collar para ver al rubio con un leve desprecio; cerró los ojos y los cubrió con la palma de la mano, se tranquilizó y se colocó el collar.

- Itachi tiene problemas con los demonios.- Las palabras de Sasuke mostraban la calma que había conseguido.- No me lo esperaba, pero tampoco me sorprende.

- Básicamente, él es como tú con la policía y todos esos sujetos que quieren atraparte. Son unos desadaptados sociales que le echan bronca a medio mundo porque a la otra mitad ya se la cargaron.

- Pero aún así… ¿Para qué querrían los demonios el collar de Itachi? ¿Qué podrían hacer con él?

- Seguramente venderlo en el Mercado Negro.- Sasuke no notó la ironía en su voz.

- ¿Eso se puede?

- ¡¡¡CLARO QUE NO IDIOTA!!! Es la vida de Itachi lo que cuelga de tu débil pescuezo. ¿Qué podría hacer alguien, especialmente un demonio, con la vida del enemigo en sus manos? Dios, eres tan… mortal.- Se masajeaba las sienes con las yemas de los dedos, la ignorancia y el carácter del azabache lo desesperaban. El sonido de un arma cargando contra su cabeza se escuchó. Sus bellos ojos azules miraban a los de obsidiana, el mechón de cabello que caía por sus mejillas le daba un toque sombrío. Apretó las manos.- Adelante, hazlo. Lo único que conseguirás es un agujero en los asientos de piel.

- Con el tono de tu voz me has resuelto una duda: no es lo mismo un disparo de un asesino normal al de un asesino de La Muerte. ¿Quién es el idiota ahora?

- Cierto.- Sonrió de medio lado.- Con eso no me matarás.

- Pero sí te dolerá… ahora que lo pienso, ¿Cómo es que puedo verte?

- ¿Eh?

- Me habían dicho que sólo podía ver a la Muerte con la que he pactado. ¿Por qué puedo verte a ti?

- ¿Y a ti qué te importa? Niño idiota cara de baboso.- El cañón de la 45 bajó hasta la mitad de su pecho y liberó la bala. Un disparo a quema ropa. Deidara sintió cómo el aire le faltaba, el pequeño trozo de metal se quedó atrapado entre su columna.- I… idio… ta…- Apenas pudo pronunciar.

- ¿Ves? Y ni una gota de sangre en los asientos. Ahora sé bueno con este “niño idiota” y responde.- El rubio quiso arrancarle esa cínica sonrisa de la cara con su hoz, pero si le tocaba un solo cabello azabache Madara se encargaría de convertirlo en cenizas. Se limitó a fulminarlo con la mirada.

- Mierda…- La herida en su pecho comenzaba a sanar. Su camisa celeste estaba manchada de sangre.

- ¿Y bien?

- Yo… toqué el collar, una pertenencia tuya y de Itachi… en este patético mundo mortal tus ojos sobresalen de entre los demás por su habilidad… pero aún están muy por debajo de los de una Muerte verdadera, aún… son imperfectos… para ver otras Muertes en esta tierra tendrás que hacerles tocar esa gargantilla… carajo esto duele.- Deidara abrazó su pecho mientras apretaba los ojos.

- Gracias, se llama “Un mortal me pateó el trasero por bastardo”. Tal vez lo juguemos en otra ocasión.

- Ni muerto.

- Ya estás muerto. Te jodes.- Había rabia en sus ojos azules.

- Carajo… de todas las órdenes que me pudo dar tenía que darme ésta. “Llévale esto a Sasuke, es muy importante que lo recupere”. Maldita sea mi suerte que no nací demonio, así al menos… yo… yo…- Se irguió sobre el asiento, atento, como si tratara de escuchar algo apenas perceptible.

- ¿Qué?- Preguntó Sasuke con desgano.- Seguro es otra de sus estupideces.

- ¿Lo sientes? ¿Puedes sentirlo? Uno de ellos está cerca. ¿Lo notaste?

- ¿De que mierdas estás hablando?

- ¡De eso!... ¿Qué estará haciendo aquí?- Hizo una pausa, sus ojos se abrieron como platos.- Es… imposible… él también está aquí. ¿Qué buscan? ¿Qué demonios…?

- ¿Quién busca qué?- El rubio lo miró directo a los ojos, sus palabras fueron bastante serias.

- Si tienes trabajo que hacer aquí vuelve después, sin Itachi cerca para protegerte es demasiado peligroso que te quedes.- Antes de que el menor pudiera objetar Deidara desapareció en una negra neblina. Se quedó pensativo por un largo rato.

- Es por Itachi que estoy aquí.- La noche inundaba con su oscuridad el cielo para ese momento, bajó del auto y caminó decidido hasta la entrada principal en donde había dos sujetos resguardándola; la Colt en su mano ya tenía puesto el silenciador, apuntó con precisión y sin detener su marcha a los hombres frente a él, que aún no habían notado su presencia. Dos estallidos silenciosos rompieron el viento, seguidos por dos cadáveres en el suelo. Llegó hasta la puerta, había un panel para introducir una contraseña y abrirla; el Halcón retrocedió un poco, levantó el arma con las dos manos y metió su clave personal. La puerta abrió.

Atravesó el gran jardín adornado con autos de lujo y después ingresó a la mansión. Era de un estilo rústico, madera por doquier, eso ayudaba a conservar el calor pero era de muy mal gusto para un millonario, claro, a menos que no fuera un asesino; los millonarios de ese tipo están acostumbrados a la rudeza, prestan más atención a la practicidad y utilidad que a la hermosura. En algún lugar de esa casa esperaba a ser tomada el alma oscura que vino a buscar, dos viejos y una chica, se preguntaba cuál de los tres sería al que necesitaba, aunque en realidad eso no era importante, los tres morirían de todas formas, así que tenía que ser el más maldito infeliz desgraciado del mundo, o al menos el más maldito de los tres, porque pensar que alguno de ellos podría tener un alma pura era en verdad absurdo. Avanzaba sigilosamente por el pasillo principal como una sombra, con la 45 en alto, cuando una puerta a su izquierda se abrió y de ella salió una mujer con el típico uniforme de sirvienta; sus ojos se clavaron en la mirada escarlata de aquél misterioso joven frente a ella, después bajó la mirada y vio el arma que descansaba en sus manos. Ni un pequeño grito alcanzó a escapar de su boca antes de ser atravesada por la bala y caer sin vida hacia el azabache, que la tomó con ambos brazos y la depositó lentamente en el suelo sin hacer ruido. Siguió adelante a la vez que cargaba la pistola, algo le decía que debía seguir hasta el final del corredor.

Frente a él había unas puertas de pino. Sus pupilas se dilataron por un momento dejando ver un delgado anillo escarlata en sus ojos, después volvieron a su tamaño normal.

- “Hay dos personas adentro”- Se sorprendió; ignoraba cómo, pero lo sabía, dos personas estaban en esa habitación al otro lado de las puertas. Entró. Lo que vio ahí lo impresionó aún más, pero no dejó de apuntar hacia el frente con la 45 en ningún momento.

- ¡Pero qué sorpresa! Parece que tenía razón, el Uchiha sí iba a venir hoy. Te lo dije, Danzo, te lo dije.

- Yo también presentí que vendría… la vida es tan extraña.- Los dos viejos estaban sentados en una larga mesa bebiendo un poco de sake y viendo de frente al Halcón.

- Hiruzen Sarutobi… y Danzo Shimura… son tan buenos asesinos que predijeron su muerte.- Hablaba con burla, un toque de ironía cruel se deslizó por sus labios.

- Nada de eso, bueno… sólo fue una simple corazonada.- Le respondió Sarutobi con una calma misteriosa.- De haber estado completamente seguros de que vendrías, pues… nuestros hombres se hubieran asegurado de que no pusieras un pie en esta casa.- El azabache sonrió de medio lado.

- Estoy seguro que sí.

 

 

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- Y por eso mi padre dice que las armas son malas, como los asesinos y los delincuentes, y que las personas malas van a la cárcel, con otras personas malas; así se castiga a los grandes y también a los niños malos. Por eso yo siempre me porto bien, para quedarme en casa con mis juguetes. No soy un niño malo.- Anko se cubría el rostro con la mano en señal de arrepentimiento; sólo había sido una simple pregunta, y ya tenía una venita en la cabeza. ¿Cómo rayos era posible que un niño de apenas ocho años torciera tanto las cosas? La tierna explicación de Konohamaru sólo incrementó sus deseos de asesinarlo.

- Yo sólo te pregunté qué preferirías entre una Broken Butterfly Mágnum o una Killer7… ¿Por qué te desviaste tanto del tema?- Su voz lenta arrastraba las palabras con desgano. El pequeño de cabellos castaños se quedó pensativo por un rato para después soltar con singular alegría:

- ¡Quiero chocolate con leche!- La chica sacaba humo por las orejas y sus ojos miel parecían dos bolas de fuego.

- ¡Bien, como quieras!- Se levantó del piso y salió de la habitación de Konohamaru azotando la puerta.- Joder con este crío, no puede tener sangre de matón como Sarutobi sensei.- Se llevó las manos a la cabeza.- ¡Ahhh qué aberración en la especie humano-asesina! ¡Qué bueno que no somos familia!- Caminó por un estrecho corredor y giró a la derecha.- A su edad yo ya sabía cómo burlar a los más sofisticados sistemas de seguridad, podía asesinar entre las sombras con un simple cuchillo, ¡Igual que un ninja! ¿Y él qué mierdas sabe hacer? “Quiero chocolate con leche”- Agudizó la voz para hacerla chillona, como la del pequeño, después volvió a la suya.- ¡Joder! Este niño jamás podrá cometer…- Tropezó con algo y cayó al suelo, miró con sorpresa la causa de su caída.-… asesinato…

 

 

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- Supongo que, ya que vamos a morir, tenemos derecho a una pregunta final.- Sasuke apuntaba con el cañón del arma a Danzo, mientras que tenía la mirada puesta en Sarutobi. Pensó sobre aquello que el anciano de cabellos blancos le decía, una pregunta final, ¿Por qué no?

- Adelante.- Dijo secamente. Sarutobi y Danzo se miraron unos segundos, después el peliazul lanzó la pregunta.

- ¿Por qué te aliaste con el viejo traidor de Jiraiya para matar a Orochimaru?- Sasuke entrecerró los ojos tan sólo por un segundo, estaba sorprendido por aquel cuestionamiento, era asombroso que supieran sobre lo de Jiraiya, pero el hecho de haberlo llamado “traidor” era intrigante.

- Así que ya le conocían. Me pregunto, ¿Cómo supieron que trabajé con él?

- Nosotros también tenemos nuestras fuentes de información, y son muy confiables.- Respondió Danzo.

- Desafortunadamente no son tan precisas como para saber eso, por eso te lo preguntamos, en verdad tenemos curiosidad.- Sarutobi hablaba con una ansiedad poco típica en él. El Halcón simplemente sonrió.

- Bueno, me alié con él porque quería ver muerto a Orochimaru tanto como yo. Somos personas de gustos simples, por ejemplo, justo ahora los quiero muertos a ustedes.

- ¡¿Sólo por eso?! ¡Tiene que haber algo más! ¿Por qué lo quería muerto?- El anciano ignoró lo último dicho por el menor; Danzo vio un poco extrañado a Sarutobi, su actitud realmente se estaba saliendo de lo normal. Sasuke por su parte se limitaba a responder con desinterés.

- Él dijo que era personal, su sobrino tuvo la misma suerte que yo, Orochimaru asesinó a sus padres. Uzumaki Kushina y Namikaze Minato. Dijo que no era justo, y que el bastardo debía pagar por ello, así que me ayudó a encontrarlo, incluso me pagó para matarle; él sólo quería venganza… igual que yo. Esa es la razón. Ustedes díganme, ¿Por qué él es un traidor?- Danzo asintió con la cabeza, lo mismo que Hiruzen, ya todo estaba claro.

- El infeliz solía ser uno de nosotros, muy bueno con las armas de fuego, mejor aún con las blancas, pero un día le entró la fantástica idea de la culpa. Quería redimirse, renunciar a su condición de asesino y pedir perdón por lo que había hecho. Se fue de esta misma casa hace casi 20 años y jamás volvimos a saber de él… hasta ahora.

- Entiendo.- Hizo una pausa y cerró los ojos; cuando los abrió recuperaron su color azabache.- Ya es tiempo.- Miró al peliazul.- Tú te irás primero, imbécil.- El disparo iba directo a la cabeza, estando tan cerca era imposible fallar. El sonido de una escopeta cargando contra su nuca le detuvo.

- ¿Irse? Pero seguro todavía quedan más historias para contar.- Anko lo tenía atrapado desde atrás con el cañón del arma. Sasuke lanzó los ojos hacia atrás pero no pudo verla.

- Silenciosa, astuta y decidida a matar… ¿Será ella?- Sasuke bajó lentamente la 45 mientras pensaba cómo librarse de aquella situación.- Tiene que ser ella.- Repentinamente, un pequeño de cabello y ojos castaños cruzó la puerta detrás de ellos y corrió hasta donde estaba Sarutobi.

- Abuelo, tengo hambre… Vamos por chocolate con leche, ¿Sí?- Sus ojos negros se clavaron en aquél pequeño, lo siguieron sin perder detalle de él hasta que llegó con el anciano y se sentó en su regazo. Después de todo, lo que había venido a tomar sí era un alma pura.

 

 

Notas finales:

UUUUUUUUUUU jaja ustedes qué creen??? Sasuke matará a Konohamaru para salvar a Itachi??? Para empezar, podrá quitarse a Anko de encima??? no lo sé!!! Bueno sí, pero es sorpresa XD

 

Nos vemos en los reviews n_n


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