Era otra mañana en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y como todas las mañanas dos chicos discutían
- Potter, quítate de mi vista
- Malfoy, apártate de mi camino
- Tus padres no te enseñaron modales, ¡Ah! Verdad que no tienes padres
- Y qué me dice de ti, tus padres están más muertos que vivos.
- Esta me las pagarás- dijo Draco sacando su varita
-Adelante, estoy listo- dijo Harry imitando a Malfoy
- Ya chicos, ¡basta!- dijo Pansy al borde del colapso
- Parece que el Profesor Dumbledore los necesita en su oficina- dijo Ron de pronto, señalando hacia arriba
Las seis cabezas miraron hacia la dirección señalada y efectivamente se encontraba el director de la escuela, Albus Dumbledore, mirándolos atentamente.
- Draco, Harry, a mi oficina de inmediato- dijo seriamente
Cuando los dos muchachos se hubieron ido los otros chicos empezaron a murmurar entre ellos
- ¿Qué creen que les hará hacer esta vez?- preguntó Pansy con curiosidad
- Con lo chiflado que está, seguramente los hará pasar todo el día juntos- dijo Ron con una amplia sonrisa en su rostro
- Eso hará que creen mejores relacionen, ¿no creen?- dijo Hermione muy segura de sus palabras.
- La verdad no estoy muy seguro, se llevan como el perro y el gato, pero después de todo del odio al amor hay un paso- dijo Blaise dando por terminada la conversación.
Y retomaron su camino al Gran Comedor para desayunar.
En la oficina del director, Dumbledore le explicaba de qué se trataba el tema que quería plantearles.
- Chicos he notado que prácticamente pasan todo el día discutiendo y amenazando con hechizarse y eso no está bien.
- Es su culpa- dijo Harry señalando a Draco
- ¿Mi culpa?- dijo sorprendido Draco.
- Sí, tú culpa; si no te atravesaras todas las mañanas en mi camino, no estaría hoy aquí.
- Perdón Harry, pero creo que Draco no tiene la culpa de que todos los días te levantes con el pié izquierdo.
- Sí Potter. Yo no soy el culpable si no duermes bien y te levantas con una cara de zombie de tres metros de largo.
- Tienen razón. Disculpa Malfoy, la verdad es que eres el primero que se atraviesa en mi camino, por consiguiente descargo toda mi frustración contigo - No le puedo decir que no duermo, y si lo hago tengo “esa” clase de sueños con él
- Disculpa aceptada Potter
- Como veo que no se llevan tan mal, y para poder afianzar la pequeña relación de tolerancia que ha surgido en este salón pasaran la semana juntos.
- ¡¿Qué?! – dijeron ambos chicos a la vez
- Lo que oyeron y para asegurarme de que cumplirán su castigo, les pondré esto.- dijo Albus mostrando dos argollas exactamente iguales.
- Profesor, ¿qué es eso? – se aventuró a preguntar Harry
- Esto chicos son esposas mágicas.
- ¡Ah no! Yo me largo de aquí- dijo Draco – porqué carajo no me puedo mover
- Lo siento Draco, pero ya se las puse y si los dos no se mueven o no quieren irse no se irán, tendrán que trabajar en equipo para conseguir lo que quieran.
- ¡¿Yo?! Equipo con el cara-rajada, ni pensarlo- dirigiéndose al profesor- la primera vez que lo vi, profesor, pensé que era excéntrico, ahora sé que está completamente loco.
-Me halagas Draco, recuerda que a los más grandes magos de nuestra historia los han llamado chiflados como Isaac Newton o Nicolás Copérnico.
- Profesor Dumbledore, ¿cómo funcionan las esposas mágicas?
- Buena pregunta Harry. Verás las argollas están adaptadas para poder percibir sus pensamientos y emociones, es decir, si uno quiere dormir y el otro jugar Quidditch, no se moverán porque no están conectados.
- En resumen…
- Malfoy, no seas impaciente- dijo Harry por la actitud que Malfoy presentaba ante el director
- Harry déjalo. En resumen tienen que estar de acuerdo en todo por una semana para poder sobrevivir al ritmo de este prestigioso colegio.
- Tendremos facilidades, es decir, si por a, b, c motivo llegáramos tarde a clases no seriamos sancionados.
- No Draco, no tendrán ese tipo de privilegios.
- Entonces…
- Potter, ahora eres tú el impaciente
- Cállate Malfoy, porque mejor no vas a visitar a tu padre a Azkaban
- Maldito, me las pagarás.
Se iban a agarrar a golpes cuando una descarga eléctrica los sacudió
- ¿Qué pasó, viejo chiflado?
- Verán, cuando la ira aumente dentro de ustedes, las esposas cambiarán su color natural de verde a rojo, cuando esto ocurre, la argolla envía una descarga eléctrica para tranquilizarlos.
- Director, usted es un sádico, cómo puede soportar ver el sufrimiento de dos alumnos.
- Draco, entiendo tu posición y te diré dos cosas, la primera es que no soy sádico, la segunda es que he hecho hasta lo imposible para que se lleven bien si esto de las esposas mágicas no funciona tendré que empezar a ocupar métodos más agresivos.
- Profesor cómo lo haremos con las clases, las comidas, nuestras actividades recreativas y esas cosas.
- Mis queridos Draco y Harry, ustedes compartirán una habitación especial, de hecho ya está amueblada y con todo lo que ustedes necesitan es la Sala de los Menesteres
- ¿¡Qué!?- dijeron a coro.
- No se desesperen déjenme terminar, tendrán que comer en esa habitación, sobre las clases tendrán que hacer todos los trabajos juntos además como comparten todas sus clases no habrá que ajustar sus horarios. Ya pueden irse.
- Adiós, profesor.