El final del verano ya se podía notar, las nubes y el viento acompañaban al frio y la humedad. Las calles que habían sido ocupadas por alegres niños, se habían vuelto tranquilas y solitarias. En algunas casas ya habían encendido la calefacción y, en otras optaban por mantas y ropa de más abrigo.
Las nubes de la noche empezaban a cerrar el cielo, con sus choques provocaban truenos y relámpagos. Se avecinaba una tormenta llena de furia. Con grandes pasos agitados y muchas plegarias, para que no empezara a llover, un chico de mediana estatura, pelo rubio alborotado y ojos azules intensos, andaba hacia su casa. Pero sus plegarias no fueron escuchadas por kiami-sama, de un momento a otro, empezó aquella esperada tormenta. -‘’Mierda’’- Fue lo que el rubio pensó, acelerando su paso. La lluvia cada vez era más fuerte y no dudo ni un segundo en detenerse debajo de un toldo. A su lado un chico, de pelo azabache y una chica de pelo, de un rojo intenso, se encontraban resguardándose también de la lluvia. Los ojos negros del azabache se posaron sobre los ojos azules del menor haciendo que este se ruborizara en el momento por la profundidad y el oscuro de estos, desvió su mirada. El otro, solo, esbozo una media sonrisa mientras su acompañante se aferraba a su brazo con una mano y con la otra se elevaba sus gafas moradas.- Sasuke-kun esto se vuelve un poco irritante-Dijo la chica mirando de reojo al rubio, que los estaba esquivando, mirando hacia otro lado.- Deberíamos irnos ya a casa, la lluvia esta cesando y aquí no estamos solos.- El rubio se percato que la pelirroja estaba hablando de él. ¿Acaso estaba molestando?, ¿Acaso había interrumpido algo con su presencia? Desvió su mirada hacia al suelo, avergonzado, se quito la chaqueta que llevaba puesta y se la puso en la cabeza para no mojarse. Salió corriendo tan rápido que no se dio cuenta, de que había perdido su cartera, al ponerse la chaqueta a la cabeza.
El azabache la cogió y se la guardo en el bolsillo, mientras la chica observaba al otro marcharse a lo lejos- A veces puedes llegar a ser algo molesta, Karin. -Dijo el azabache cerrando con cansancio los ojos y sonriendo levemente para si.
o-O-o-O-o- Medio día siguiente O-o-O-o-O
Otro más ttebayoo!! –Dijo un hambriento Rubio, Ya era el tercer tazón de ramen que se tomaba hoy para comer.-Marchando, Naruto. Enseguida estará.- Dijo el viejo del puesto de ramen mientras lo preparaba gustosamente para el rubio. –Naruto-kun! Veo que sigues como siempre y donde siempre ¿no? Que lata, eres tan previsible -Le dijo una voz familiar, a la que ya hacía tiempo que no había escuchado, y se volteo para ver su rostro y el de su acompañante- Oh! Shikamaru, Choji, cuánto tiempo!- Dijo mientras el viejo le seguía preparando su siguiente tazón de ramen.- ¿Cuanto a pasado, dos, tres años desde que te fuiste? Pero si estas igual! –Dijo el más gordito. El rubio inflo los mofletes y le miro mal, mientras hizo amago de un pequeño puchero infantil.- Eh cambiado mucho ttebayo!! Soy mucho más alto y más listo-Con un dedo se señalo la cabeza, dándose pequeños golpes con el dedo indicando que era más listo.-Aquí tienes Naruto. Tu ramen.- Dijo el viejo haciendo que el rubio dejara de prestar atención hacia sus compañeros, para prestárselo a su querido tazón de ramen -sentaros, sentaros-dijo, con la boca llena de ramen. Estos hicieron lo dicho y se sentaron a su lado pidiendo un tazón cada uno.-Y volverás a el instituto?-Dijo el de la coleta. El rubio acabo su tazón que el viejo le acababa de poner y sonrió alegremente asintiendo-Si, volveré ya era hora de que volviera con todos ¿no? jajajaja Desde que el ero-sannin me llevo a estudiar fuera no he vuelto a ver a nadie de los de aquí. -Miro su reloj de muñeca y pudo observar que era la hora en la que había quedado, hace un rato- Bueno chicos nos vemos, ¿Cuánto es viejo?-Dijo el rubio buscando su cartera, sin éxito.-Pues, son 500 yenes el plato y te tomaste 4 pues son… 2000 yenes.-El rubio cada vez más nervioso, por no encontrar su cartera, miró sudoroso al viejo. -Estoo..M-mi cartera umm.. No está, La perdí – El viejo le miro mal. Si las miradas matasen, Naruto ya estaría más que enterrado, bajo el suelo y comido por diferentes tipos de gusanos.- Tranquilo Naruto esta vez te invito yo- El rubio miro de reojo a choji y le sonrió amplia mente enseñándole los dientes- Arigato choji-kun! –Choji, le dijo que no le diera importancia moviendo su mano hacia los lados.- Si sigues invitándole te arruinaras choji… Que problemático es este chico- Comento el de la coleta. El rubio ya había emprendido su camino hacia la casa de su mentor. Normalmente tenia buen carácter, era como un padre para él. Pero cuando se enfadaba, daba un miedo terrible. Siempre que llegaba tarde le reñía y eso eran casi todos los días.
Llego a casa de su maestro y con firmeza llamo a la puerta, su sorpresa fue, que, cuando abrieron la puerta no era iruka, si no, su otro maestro, kakashi, quien le recibió y le dijo que pasar hacia dentro. Entró tranquilo y se sentó en la silla del fondo, esperando a Iruka. Pasaron unos segundos e Iruka se asomo por la puerta de la cocina, con los brazos abiertos, se levanto de su asiento y corrió a abrazarle fuertemente, el mayor correspondió casi sin dejarle respirar. Kakashi los separo al cabo de unos minutos ya que si no los hubiese separado ahora mismo habría un cadáver, de cabellos rubios. – Iruka-sensei cuanto tiempo. Han pasado ya tres años desde que me fui. ¿Me echaste de menos?- dijo riéndose efusivamente. Iruka sonrió sentándose en el sofá- Mucho de menos, esto no era igual sin tus travesuras Naruto. Bueno te dije que vinieses para darte una carta que recibí para ti, al parecer se enteraron que viniste ya a konoha- Curioso se acerco a iruka- ¿Y, de quién es? – Iruka movió negativamente la cabeza.-No, no tengo ni idea, pero toma-saco la carta de su bolsillo y se la entrego. Al instante la abrió y leyó para sí.
Para Naruto Uzumaki Namikaze :
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Anónimo
Se ruborizo, al leer la carta que le había entregado su maestro iruka, ¿quien se la pudo enviar?, en ese momento no podía pensar ningún nombre, no le venía a la cabeza ninguno. Solo le retumbaba en su mente aquella carta de amor, su corazón empezó a latir más deprisa que veces anteriores.
Guardo la carta en su bolsillo y se despidió de ellos rápidamente y salió de allí. Corrió a su casa, la cual estaba vacía ya, que jiraya como siempre, estaría por ahí haciendo de las suyas, entró en su habitación y se hecho en la cama volviendo a mirar la carta detalladamente. La letra le sonaba, era clara, concisa y muy bien redactada.- ‘’ ¿Quien me habrá podido enviar esta carta? Umm. ! Mierda¡ no debería emocionarme por estas cosas ¡ ¡Aaaghh!’’- Golpeo su cabeza y aparto la carta de su vista, se levanto de la cama y se dirigió al pequeño armario del fondo, de donde saco su pijama. Una camisa de manga corta negra y unos pantalones largos de un azul cielo que le venía ajustado. Cogió otra vez aquella carta y la guardo en el último cajón de su armario. Se hecho en la cama y se durmió profundamente…
Paso la noche durmiendo tranquilamente, pero el despertador le despertó de sus sueños ramenizados, como siempre el despertador estaba justo. Jiraya ya le había advertido-‘’Pon el despertador antes.’’- Pero no le hizo caso, nunca le hacía caso. Así que se levanto, se vistió y salió corriendo. Sin ni siquiera peinarse bien. Llego tarde, hasta su primer día esto empezaba mal. Sobre todo cuando la directora, Tsunade, le regañó delante de todos sus compañeros y estos empezaron a reírse.
Solo quería que la tierra le tragase. Ya sentado y con la cabeza fría Naruto intento, por lo menos atender en clase. Lo cual para él era imposible. Volvió a analizar en su mente aquella carta, mientras pasaban las horas. En la clase antes de irse a casa irrumpió un chico de pelo azabache, miró a Naruto y le indicó que saliese un momento. Este salió con permiso de su profesor. Al llegar allí, al lado del azabache se dio cuenta de que era el chico de la otra vez, el que estaba debajo del toldo cuando llovía. Aquel, estaba serio, mirándole de arriba abajo torciendo su mandíbula levemente.- ¿Naruto, verdad?- Dijo el azabache mirándole fijamente al os ojos. El rubio asintió con la cabeza levemente.- Si, Uzumaki Naruto. Para ser exacto. ¿Y tú eres…?- Preguntó curioso- Sasuke, Uchiha Sasuke. Bueno,Naruto..-Le miró y sonrió levemente vacilándole un poco- Tengo algo tuyo. –El rubio alzó una ceja y cruzó sus brazos-¿A sí? El que.-El azabache puso una mano en el hombro contrario y movió su cuello haciéndolo crujir levemente-Tu cartera.-El rubio abrió sus ojos desmesuradamente y entre abrió levemente su boca mientras soltaba sus manos dejándolas caer por sus lados. ¿Le había dicho que el tenia su cartera?¿Pero cómo podía tener aquel, que acababa de conocer su cartera?-¡¿Qué?! ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde? Y ¿Por qué? –El azabache suspiró entrecerrando levemente sus ojos, Al acabar de escuchar los gritos del rubio bajó su mano y le miró en silencio-Tsk…Dove.-Dijo solamente el azabache después de un rato en silencio, dándose la vuelta para marcharse.- ¡Ey! , ¿Y mi cartera? ¡Bastardo! Devuélveme mi cartera..-El azabache siguió andando, metió su mano en su bolsillo y la saco enseñándosela mientras la movía hacia los lados- Si, te la doy, se me hará difícil molestarte.-Dijo sonriendo de lado a la vez- ¡Bastardo!¿Y por qué viniste si no me la ibas a dar?-El azabache se paró en seco y volteó su cara para mirarle- Quería ver a Uzumaki Naruto, de cerca… otra vez.-Se guardó la cartera otra vez en su bolsillo y tiró hacia delante saliendo de aquel lugar justamente cuando la campana que anunciaba el final de clase daba paso, a todos los alumnos desenfrenados y desesperados por salir de aquel lugar. Pasaron unos minutos y el rubio permanecía allí quieto, mientras las personas le golpeaban sin querer a su paso, apresurado por salir.