Recostado en mi cama no puedo evitar mirar a la luna a través de la ventana, pensé que observarla me calmaría, me relajaría para poder conciliar el sueño, pero a cambio solo me hace pensar más en lo que trato de olvidar.
Nunca creí que llegaría el día que me arrepentiría de mis actos, de mis palabras. Ni siquiera imaginaba que mi interés de controlar todo me llevaría al momento que cambiaría de manera retorcida mi persona.
Aun no logro sacar de mi mente todo lo ocurrido, puedo recordar perfectamente como fueron cambiando tus facciones en el momento que nuestras miradas se cruzaron. De cierta manera merezco que me hayas mirado de esa forma tan profunda y llena de algo que no quise descifrar, porque me dolería más de lo ya duele saber que en el fondo te decepcioné, que nunca llegue a ser lo que tú necesitabas.
¿Cuál es el afán de las personas de ser tan predecibles? Sabía que me arrepentiría de mí actuar, pero aun así no podía dejar de ser yo, de controlar todo y ser el centro de atención. Siempre supe que llegado el momento que te perdiera, me daría cuenta de lo importante que es tenerte a mi lado, pero a pesar de saber aquello no hice nada por evitarlo, nada por cambiar mi forma de ser y retenerte para que te quedaras. Creo que hasta fue más fácil dejarte ir que cambiar algo de mí. No, no es fácil dejarte ir, el problema está en que sólo ahora me doy cuenta.
¿Por qué mi vida no puede ser como la típica novela romántica? típico conflicto amoroso que ayuda a los protagonistas a darse cuenta de su amor, cuando el joven se ha rendido deseando lo mejor para su enamorada en su nueva vida junto a un hombre espectacular, llega de la nada la protagonista a confesar su amor por ese amigo de la infancia pobre y que aun vive con su madre, luego se besan, se casan, viven con la suegra, tienen hijos y son felices para siempre. Ese es el típico cliché de novela, bueno a mi manera de ver. Lástima que conmigo no ocurrirá, tú no eres un amigo de la infancia, solo te conozco de algunos meses, tampoco soy como esas típicas enamoradas y aun no he llegado al punto de ir a buscarte, ni siquiera sé si me recibirías, lo dudo porque ya no estás a mi disposición. No puedo evitar que una mueca que semeja una sonrisa aparezca en mis labios de forma inconsciente ante el hecho de que ya no estarás cada vez que te necesite.
Ya no soporto más no poder dormir y desvelarme por tu culpa, sí tu culpa porque a pesar de todo siempre supiste como era, y no es posible que yo tenga que llevar toda la responsabilidad de lo que ocurrió, porque no puedo seguir así, torturándome por algo que sabíamos iba a ocurrir.
Al cerrar mis ojos no puedo evitar que una lágrima surque mi mejilla, reflejando todo lo que me he guardado, lo que puedo demostrar en la soledad de mi habitación, siendo la noche y la luna los testigos del deterioro de mi persona, porque solo en estos minutos me lo permitiré, ya que cuando despierte no volveré a pensar en esto y seguiré siendo el de siempre, con la única diferencia que por las noches volveré a torturarme con algo de lo que tú eres culpable, por hacer que fuera consciente de mis sentimientos cuando ya era demasiado tarde.
Me pregunto si lo que siento por ti realmente es amor o me obsesioné con tu forma de ser, con todo tu ser. Tu imagen sonriente y aquellos ojos profundos llenos de amabilidad son el último pensamiento que cruza mi mente antes de caer rendido ante el sueño. Quizás algún día los vuelva a ver.
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