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The Subway por Kizoku_Hogo_Miryokuteki

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Notas del capitulo:

 -Se enciende… no, nada se enciende. Estamos al aire libre (?!)-

Hibary: Zzz… zzz… -tirada en el suelo, durmiendo a pata suelta toda sudada y con ropa deportiva-

Hikaru: … ¿uh? ¿Qué le dio a esta ahora? -la patea suavemente-

Hiruma: Hmm -saca su laptop- veamos que tenemos aquí -tecleando a la velocidad de eyeshield 21- según lo que ha hecho en estos casi 3 años (que pagará con sangre, por cierto, por habernos dejado acá) ella… -se detiene, relee la información- keke… kekeke… ¡kekeke!

-Saca cuerdas de la nada, la ata y se la lleva, dejando la laptop en el proceso-

Hikaru: o_oU -mira la escena, sin saber realmente que hacer- v-veamos… -lee lo que hay en el laptop- ¡¿JUGADORA DE FOOTBALL AMERICANO Y MIEMBRO DEL CENTRO DE ESTUDIANTES?! D:! -queda hecha piedra-

Ahaha… sí. Ya ven, cosas locas que han pasado. Jejeje… -se hace bolita y llora avergonzada- me encantaría explicarme pero en vez de eso prefiero saltar directamente al capítulo y luego clamar, patéticamente, clemencia (- ; w ;)-

Disclaimer: Eyeshield 21 no me pertenece por mucho que quiera, sino a su respectivo creador. Todos los derechos reservados a su sola persona y a nadie más o.o

Parejas: Shin/Sena, Leve Musashi/Hiruma.

Hibary: -hablando a la distancia- ¿uh? ¿Qué estamos…? -suenan armas a la distancia- ¡GYAAA! ¡Suelte el arma! ¡SUELTE EL ARMA! ¡OK! ¡Entrenaré como usted quiera pero suelte el arma!

Hikaru: … Si. Eh… a lo nuestro… o_o -shock-

Epílogo, primera parte: Sábado (o mejor dicho: Familia~ Familia… ¡Familia!)

 

Había transcurrido una semana desde el incidente ocurrido en Oujo y Sena, al fin, iba a ser dado de alta. 

Sin embargo, y desde el día siguiente a su llegada al hospital, el running back se dio cuenta de que su estadía no diferiría de su vida normal (excepto por las prácticas de Football y el entrenamiento diario. Ejem… detalles, detalles…)

Y es que dicen que en los hospitales la gente internada debe descansar, ¿cierto? Bueno, en el caso del castaño ese no fue así. Nop. No lo fue.

Al día siguiente de su hospitalización, ni bien había empezado la hora de visitas, Sena fue despertado por una histérica, preocupada e increíblemente aterradora Mihae Kobayakawa (la madre de Sena, venga) que, recién volviendo de su viaje y ni bien despertó a su hijo lo bombardeó con preguntas y reclamos. Su padre, rezagado en la puerta, sólo lo saludó con la mano y un “¿cómo te encuentras?”, típico de su carácter tranquilo.

Tras la aparición de Oka, la espeluznante jefa de las enfermeras (a quién Sena no sabía si estarle agradecido o no, ya que siempre recibía comentarios raros de su parte tras calmar la situación) su madre fue capaz de respirar y resumir todas sus preocupaciones (para preocupación de Sena) en una simple pregunta.

-¿Es atractivo al menos?-

-¡M-mamá!-

Y así, señores, comenzamos con el divertido fin de semana de Sena.

-Venga, ya lo sé todo-

-P-p-pero… c-c-c-co- ¿cómo…?-

-Ese chico rubio, capitán de tu equipo de Football americano… ¿Hiro-kun? ¿Hiigashi?-

-Hiruma, querida-

-¡Él! ¡Hiruma-kun! Vaya chico tan agradable y considerado…-

Miles de gotitas recorrieron el cuerpo de Sena en ese momento “¿Hiruma-kun? ¿Considerado? ¡¿Qué clase de mentiras les dijo a mis padres?!

-E-este… no es cómo crees…-

-Está bien, hijo-

Tras esa frase, una mano se posó en su cabeza, revolviendo sus cabellos-

-¿Papá…?-

-Sea como sea. Nos alegra que estés bien-

Su madre, ya totalmente calmada, tomó las manos de su hijo entre las suyas.

-También…- mordiéndose el labio, nerviosa- también, cuando te den el alta, nos gustaría hablar con ese joven. Hay… hay algo de lo que queremos hablar con él. Y contigo…-

La mirada que le dirigió su madre dejó a Sena confundido. ¿Qué sería eso tan importante que necesitasen hablar con Shin-san?

-¿Lo traerás a casa cuando te den el alta, verdad?-

Añadió su padre, poniendo una mano en su hombro. Shuuma Kobayakawa era un hombre callado y de bajo perfil, pero siempre era alguien que enfrentaba las situaciones de frente.

Misma razón que extrañó a Sena, el cual en ningún momento pudo conectar su mirada con su padre, ni una sola vez.

Algo extraño pasaba con ellos, pero el castaño no sabía definir el qué…

Al dejarle (prometiendo volver al día siguiente) Sena se quedó en la habitación pensando el qué podría ser lo que le estaban ocultando.

Oh, él no tenía ni la menor idea de lo que le esperaba.

······

-Shin-sar13;-

-Sena, llámame por mi nombre, ¿recuerdas?-

-A-a-ah…-

Y un adorable sonrojo cubrió su rostro al momento que se puso a tartamudear.

-Sei…Seijuurou…kun-

-Sólo Seijuurou-

-Sí, uhm… S-Seijuurou……kun-

El mencionado soltó una ligero sonido, similar (aunque de forma muy ínfima) a una risita. En serio, ¿tenía que ser siempre tan adorable?

Ya había llegado finalmente el día en el que a Sena le darían el tan ansiado alta médico, más aún con la semana que…

Uh…

Sena no quería recordarlo (en serio, en serio que no quería).

Estaba seguro de que de aquí hasta el día que se muriese, el pequeño nunca más sería capaz de mirar a la cara a Oka-san (ustedes saben, la jefa de las enfermeras que da miedo) sin sentir vergüenza por el incidente ocurrido hace 2 días con sus compañeros de Deimon.

Y con Riku, Takami-san y Sakuraba-san… Y con Mizumachi y Kakei-san… y con Akaba-san y Kotarou-san… y con Agon-san” (en serio, ¡¿cómo demonios llegó Agon-san a parar allí?!).

Un escalofrió le recorrió la columna vertebral al acordarse de dicho incidente, alarmando a su acompañante.

-¿Estás bien, Sena?-

-S-si, no se preocupe-

-Tutéame, Sena-

-A-ah, perdón…-

Sonrojo de parte del bajito y desviación de su mirada.

**Grasp** **Hold**

- ¿Ah? ¿Shi– Seijuurou-kun?-

-No va a pasar nada malo. Tranquilo-

Una sonrisa contenta se expandió por la cara de Sena al sentir el fuerte y seguro agarre que su ahora novio, para estupefacción de varios y horror de algunos (como Riku. Y Sena se hacía una idea de dónde se enteró) ejerció en una de sus manos.

¿Qué importaba que el agarre fuese un poco doloroso? Siendo como era el linebacker, Sena sabía que se estaba esforzando por él y eso llenaba su corazón de alegría.

-¿E-en verdad no es una molestia para ust– para ti el ir a mi casa?-

El agarre se volvió un poco, sólo un poco más apretado pero contrario a lo que cualquiera (que no conociese al de Oujo) pensase, eso sirvió para calmar al running back.

-Por el contrario, es una perfecta oportunidad para aclararse a tus padres el tipo de relación que quiero llevar contigo-

-Y-ya veo…-

Incluso cuando el mismo oji-azul lo dijese, a Sena no terminaba de entrarle en la cabeza que estuviesen juntos.

-Y también, sobra decir con respecto a nuestra relación, que deseo que esta sea tan larga como sea posible-

Ante estas palabras, el corazón del castaño dio un agradable vuelco.

Cierto, la situación era surreal e inverosímil.

Pero eso no quiere decir que a Sena no le guste lo que está sucediendo. Todo lo contrario, de hecho.

-Hemos llegado-

El conductor del taxi en el que iban anunció a ambos jóvenes, rompiendo su burbuja y trayéndolos a la realidad.

Era hora de que Shin Seijuurou conociese a sus futuros suegros.

......

Al otro lado de la ciudad, más concretamente en una casa residencial (que bien podría pasar como una mansión occidental) se encontraba una pareja conversando con aparente tranquilidad en una de las muchas habitaciones del lugar.

-Querido, ¿has visto a Seijuurou?-

La delicada y armoniosa voz, perteneciente a una mujer que (en apariencia) recién comenzaba a llegar a la treintena, cabellos azul marino y ojos de color negro, sentada graciosa y elegantemente en el sillón de aquella habitación se dejó oír en todo el lugar de forma delicada, llamando la atención de su acompañante.

-No desde esta mañana-

La respuesta tosca y parca (que a cualquiera hubiese agitado) pareció satisfacer a la mujer la cual sacó un pequeño tejido de lana desde un bolso y comenzó a trabajar en el, llamando ligeramente la atención de su acompañante.

-¿Tejido? Pensé que se te daba mal. Además, la última vez que lo hiciste fue cuando me dijiste que los gemelos venían en… -

Tras caer en cuenta de la posible respuesta el hombre de la habitación guardó silencio y comenzó a analizar la “situación”.

Misma que estaba muy alejada de la realidad, fue el pensamiento que la mujer tuvo y que se sintió en la obligación de aclarar.

-¿No puede una mujer ponerse a tejer sin razón aparente? De cualquier manera no. No es lo que tú crees-

Terminó de hablar con un tono cantarín que terminó confundiendo aún más al hombre.

-Digamos- tono juguetón -que una madre sabe cuando está por convertirse en abuela-

Terminó de decir, feliz como ella sola.

Si se dio cuenta de lo que su “querido” hacía y del ruido que producía ella bien daba a entender que no le interesaba en absoluto.

El hombre allí presente, por otro lado…

-¿Aló? Sí. Sí, he dicho que preparen el auto, ahora. Sí, ya he avisado a Seijuurou. La dirección estará en manos del conductor para cuando lleguen a él… No. No me importa que tan lejos esté, quiero que mi hijo y a “esa” en un máximo de una hora o sino…-

Y mientras su esposo refunfuñaba la hermosa mujer seguía ensimismada en su tarea, tarareando cualquier “nana” que se supiese (¿sólo para practicar, eh?) porque ella ya lo sabía.

De hecho, ella bien podría decir que a estas alturas que lo sabía absolutamente todo.

¿Que cómo se había ella enterado? Ah… sin la ayuda de ningún tercero, eso ella lo podía asegurar.

Y es que después de todo el hecho de que ella tuviese “dones especiales” tenía ventajas que no sólo sus clientes podían usar, ¿no?

Porque ser una reconocida clarividente es algo a veces maravilloso.

……

Cuando Sena llegó a su casa (pagando lo correspondiente al taxista y mientras esperaba a que Shin sacase sus cosas del maletero) él supo que lo que sea que fuese a pasar no iba a acabar bien.

Y no, no era por el hecho de ver a sus padres afuera de la casa, mirándolos a él y a su novio de forma expectante y nerviosa.

Tampoco lo era por el hecho de que, al voltear a ver al oji-azul (esperando inconscientemente y en respuesta una mirada conciliadora) se encontrase con sus ojos llenos de tal nivel de preocupación que seriamente comenzase a dudar de su bienestar personal.

Lo que causó ese sentir en el de Deimon fue, por vez primera en su vida, sus tripas.

En el momento que todo procesó correctamente por su cabeza, el castaño se vio a si mismo seguramente envuelto en los brazos del linebacker, apoyándose en él y sintiendo uno de los mareos más fuertes que hasta la fecha haya sentido (y ojo, que se ha mareado y desvanecido en varios partidos a causa de la fatiga).

Confundido, Sena notaba como el escenario alrededor suyo cambiaba. Luego de fuese depositado en el sillón de la sala de su casa y que, transcurridos unos segundos, sintiese algo frío posándose en su frente (aliviando gratamente su mareo).

Seguido a eso, el castaño sintió como la parte superior de su cuerpo era levantada ligeramente para luego ser colocado con cuidado sobre algo cálido y blandito (y curiosamente familiar).

Finalmente terminó escuchando murmullos casi imperceptibles y arrulladores durante el instante que decidió darle a su cansado cerebro para que este descansase.

Lo cual, todo sea dicho, no duró más de un cuarto de hora.

Transcurrido ese tiempo Sena procedió a abrir con calma sus ojos, enfocando de manera lenta y calmada su vista para poder ver bien lo que encontrase delante suyo y encontrándose de cara con alguien a quien él sinceramente no se esperaba.

-Hey… ¿cómo te encuentras?-

-… ¿Papá?-

……

A algunos cientos de metros del lugar, en el mini super Son-Son, Kobayakawa Mihae se encontraba expectante a cualquier movimiento que realizase su acompañante

¿Y por qué no decirlo? También se sentía curiosa.

En un principio ella pensó que el joven (y apuesto) novio de su hijo era simplemente alguien tímido y reservado pero ahora, uh…

Es que no podía, ¡simplemente no podía aquel silencio incómodo un segundo más!

-¿J-joven Shin? ¿Hay algo que necesite decirme?-

Al formular la pregunta su agudo sentido de la visión notó como el cuerpo del adolescente se tensaba.

-… Honestamente sí, hay algo- la dama notó el titubeo en la voz del peli-azul, cosa que extrañamente halló adorable- pero de ser posible, me gustaría que tanto su esposo como Kobayakawa-kun estuviesen presentes-

-¿Kobayakawa-kun?-  Los hombros del joven se pusieron más rígidos (de ser eso posible) cosa que ya para ese momento comenzaba a divertir a la señora Kobayakawa.

Awww… si tuviese mala actitud, este chico sería verdaderamente todo un tsundere*” fue lo que pensó Mihae al verlo apretar los labios, nervioso, mientras trataba de contener su risa.

-Perdone. Es sólo que… no sé como referirme a su hijo en este tipo de situación-

La tensión que Mihae sentía hace sólo un par de minutos se disipó en ese mismo instante al escuchar esa declaración.

Realmente, todo para ella había quedado claro ahora.

-*Giggle* Sena está bien, joven Shin- poniendo una mano sobre uno de los rígidos hombros del peli azul- sólo Sena, las formalidades no se usan entre miembros de la familia-

Al soltar el hombro del joven y continuar caminando, sin embargo, la madre de Sena se dio cuenta de que su compañero (y acarreador de bolsas. Lo admitía, estaba siendo una aprovechada) no seguía a su lado.

Por lo mismo volteó a verle, hallándolo inmóvil y plantado al suelo, con el asombro desbordando de cada fibra y poro de su adolescente (aunque varonil y bien formado) cuerpo.

Especialmente en su rostro, cosa que a la castaña le alegraba (porque esa inexpresividad facial no era normal en un estudiante de preparatoria. Nop, definitivamente no lo era).

Con esto presente, y ya sin poderse contener, la mujer se largó a reír en mitad en plena avenida, no importándole realmente las miradas que las personas le dirigían.

¡Pero es que vamos! Qué persona más adorable y transparente resultaba ser este Shin Seijuurou una vez sabías comprender el funcionamiento de su mente. Sena eligió bien…

-No le… entiendo. ¿Es esto una broma?-

Ya recuperado, el oji azul frunció ligeramente el seño y se dirigió hacia su… su… bueno. Él ya no sabía. Él comenzaba a creer que la madre de su novio sería su futura suegra pero ahora…

-… Oh. ¡Oh no! Perdona mi actitud- ya recuperada, la mujer realizó una reverencia hacia la dirección del linebacker, en su rostro aún se observaba la alegre sonrisa bailando en sus labios aunque ahora se notaba algo arrepentida por la confusión que había provocado en el joven- por favor no lo tomes a mal… -

-Es sólo que me alegra la idea de cómo serán los nietos que tú y Sena nos darán-

… Momento. ¿Qué fue lo que dijo la señora?

-¡! Oh no…- la expresión risueña que adornaba el rostro de la mujer desapareció al segundo después de ser dicha esa frase, siendo esta sustituida por el pánico, el horror y la preocupación en su rostro de mediana edad.

Shin, por otro lado, se quedó nuevamente shockeado y plantado en el lugar, incapaz de hacer cualquier cosa hasta que pudiese procesar la información recién recibida.

Kobayakawa Mihae deseó, desde lo más profundo de su corazón, el que el peli azul volviese a tomar la situación como una broma, que le restase importancia y que siguiese caminando (hasta que la tomase por loca, ¡cualquier cosa menos esta situación, en serio!).

Pero el brillo en esos ojos hizo que la esperanza le abandonase.

Oh Dios. La había jodido.

5 segundos después de esa micro reacción fueron suficientes. Su compañero de compras no necesitó más palabras (no de ella, al menos) y se decidió a abandonarla en el lugar. A una velocidad que bien podría poner a cualquier auto en vergüenza, cabe destacar.

Y así, maldiciendo internamente su estupidez y falta de cuidado, es que salió ella a perseguirlo. Si, poniéndose en vergüenza de nuevo ante los curiosos transeúntes que en ese momento estaban allí.

Las cosas no pintaban bien. Las cosas no pintaban nada bien.

Y considerando el auto de estilo occidental que paró delante de ella en ese preciso momento…

… Digamos que ahora las cosas pintaban de todo, menos bien.

……

-¿Te sientes mejor ahora?-

-Sí, gracias-

De nuevo en la residencia Kobayakawa, más concretamente en la sala de estar, es que tanto padre como hijo se encontraban en un incómodo silencio.

-No es nuestra intención el que vuelvas al hospital así que de ahora en adelante sólo tómate las cosas con más calma, ¿de acuerdo?-

-De acuerdo-

Mientras tomaba el té que su padre tenía preparado desde antes que se despertase Sena pensaba.

Y pensaba…

Y pensaba…

… Bueno, mentía. Pero de que lo intentó, pues lo hizo.

-Sena, hijo…-

Comenzó a hablar el hombre de la casa en un tono que a Sena le recordó vagamente lo ocurrido hace una semana en el hospital.

-Tú, bueno… no lo he dicho muchas veces pero… pero quiero que sepas que tu madre y yo te amamos-

Sena escupió su té, se sonrojó y se puse a toser. Todo al mismo mientras intentaba tragar todo lo que se padre había dicho.

De la nada. Sin motivo aparente.

Algo no andaba bien (porque es que ¡¿Eh?! ¡¿Qué se supone que había sido eso?!)

-Quizás no te hemos dado todos los lujos. Tampoco hemos sido los más expresivos a la hora de demostrártelo pero te amamos…-

El castaño, estupefacto aún, dejó la tasa (que de milagro cayó de sus manos y derecho al piso) sobre la mesita de la sala.

Cuando logró recomponerse un poco, Sena atinó a decir lo más inteligente que su cerebro pudo pensar.

-¿Qué… es lo que intentas decirme?-

… Lo cual fue sólo eso, sip.

-Tu madre muy probablemente se enfade conmigo por lo que voy a hacer ahora, pero…- Shuuma se acercó lentamente a su hijo, poniendo sus manos sobre los hombros del mismo y…

Y en todo ese tiempo, no.

En todo lo que llevaba de consciente dentro de este mundo y a lo largo de toda su joven vida Sena  nunca se esperó que lo que sucediera a continuación siquiera le llegase a ocurrir algún día-

-Sena, hijo. Nosotros– -

-¡¡SENA!!

Tras ese estridente grito, apareció delante de ellos en la sala un manchón blanco y azulado. Transcurrido un mísero segundo desde la intromisión dicho manchón (ahora reconocido como Shin Seijuurou de los Oujo White Knight) se ubicó delante del pequeño de Deimon, aproximándose de tal forma que por un instante a Sena se le olvidó el concepto de “espacio vital” y…

Y le bajó los pantalones y su ropa interior de un tirón, para espanto y vergüenza de ambos Kobayakawa.

Bastaron un par de segundos más (y un minucioso examen a la virilidad del Devil Bat) para que el silencio fuese roto por la misma persona que lo formó.

-No lo entiendo… todo lo que puedo ver es tu miembro…- más que dirigirse a ambos dueños de casa, el peli azul parecía estar ensimismado y pensando en voz alta- entonces… ¿por qué tu madre dijo algo como “futuros nietos”?-

**CRASH**

Antes de conectar miradas con su pequeño y adorable novio, sin embargo, el linebacker terminó de cara en el suelo, aturdido y sangrante.

¿El por qué, se preguntarán? Bueno.

Todo fue a causa de lo que hasta hace segundos era una bonita taza de té de cerámica siendo estrellada, con fuerza, en la cabeza del de Oujo.

-… Se resbaló mi mano. Lo siento, hijo-

Y el inminente culpable de tal escena terminó diciendo estas palabras.

El hombre de la casa se encogió de hombros como si la cosa no hubiese sido con él y Sena, ya demasiado sobrepasado con la situación, terminó mirando a su padre como queriéndole decir “¡ ¿qué carajos pasa contigo? !

Antes de que explotase en justificada indignación, sin embargo, Sena fue interrumpido por el sonido de la puerta siendo tocada con fuerza.

¿Y ahora qué?” Pensó Sena mientras su padre fue a atender a la puerta.

Abriéndola, siendo brutalmente empujado por un robusto hombre enfundado en un traje negro.

Lo que los habitantes conscientes de esa casa alcanzaron a registrar en sus cabezas, momentos después y cuando las cosas se habían medio calmado, fue que los maniataron y vendaron, los empujaron hasta tirarlos a la parte trasera de un auto (junto con el inconsciente peli azul) y los llevaron a quien sabría dónde.

En ese instante, Sena aprendió a no tentar a su suerte nuevamente (aunque con Hiruma de capitán de equipo y para esas alturas, el debería estar más que consciente de este hecho).

……

-Aún no llegan… ¿qué es lo que les está retrasando tanto?-

Dando la, quizás, enésima vuelta en la habitación en los últimos minutos es que Shin padre terminó exclamando, impaciente.

Se le comenzaba a acabar la paciencia.

-Cálmate por favor, querido. Ellos llegarán en menos de lo que te imaginas-

Su esposa, por otro lado y contrastando el ánimo de su marido, se encontraba retozando tranquilamente y tomando té de su finísima taza de porcelana, sentada en un sillón de la era victoriana y con una agradable sonrisa adornando su faz, totalmente relajada.

-Eh… disculpe usted…-

-¡Oh, cielo santo! Perdone usted mi descortesía, ¿cuántos terrones de azúcar quería en su té?-

Y metida entre ambos, con todo el embrollo ocurriendo, se encontraba Kobayakawa Mihae sentada en otro sillón de estilo victoriano delante de la hermosa anfitriona y totalmente imposibilitada para poder escapar (como bien podía mostrar su tobillo, encadenado a una bola de acero y todo) y absolutamente impactada por lo surreal de la situación.

¿Qué demonios estaba ocurriendo aquí?

-No, si yo lo que quería preguntar era…-

De igual manera, la mujer terminó echando 3 terrones de azúcar a su earl grey saborizado con frutos del bosque.

Resignándose a lo peculiar de su situación actual, y mientras esperaba que la situación se asentase bien en su cabeza, la castaña optó por tomar nota de los pequeños detalles que veía a su alrededor.

Como la mansión en la que fue confinada y secuestrada. Punto número uno

Punto número dos, que la residencia en si sea de la familia de su pronto-a-ser yerno, lo cual le impactó bastante. El joven Shin tiene un aire tan natural y sencillo, es difícil imaginárselo como todo un “señorito”.

Punto número tres, uno de sus (futuros) consuegros, específicamente el varón y desde el momento en el que la trajeron allí, no paraba de lanzarle horribles miradas iracundas y cargadas de desprecio. De hecho, y si “las miradas matasen” como bien dice el dicho, Mihae estaba segura de que ahora mismo ella debería estar tirada en esa alfombra de apariencia obscenamente cara, muerta y humedeciéndola con su humilde y plebeya sangre.

La castaña no estaba feliz con este punto. No. Nop. Niet. Nein.

Punto número cuatro, su clarividente favorita (y hermosa mujer que acababa de servirle el té) resultó ser la madre del novio de su hijo.

¡En verdad que no se lo podía creer! ¡¿Cuántas probabilidades había de que algo como eso llegase a ocurrir?!

¡Incluso era más hermosa en persona que en televisión! Su Sena merecía ir al reino de los dioses, en serio. Si su hijo tenía tan buen ojo para…

Er… *cough* continuando…

Punto número cinco y final, y ya que simplemente la llevaron allí en calidad de un vulgar bulto, la castaña de edad madura pudo ver en el camino hasta allí cosas.

Cosas peligrosas…

Cosas como katanas largas y cortas; como lanzas y espadas de aparente origen europeo; como rifles de asalto y pistolas de esas que salen en las películas de acción y de espías que tanto le gustan a su marido (aunque este lo niegue); cosas como bazookas y lanzallamas…

Ya ustedes entienden.

Inesperadamente, un sentimiento de empatía hacia su Sena y Mamori-chan se apoderó de su ser al ver las armas de fuego. Ella no entendió por qué, sólo que la empatía fue muy, muy fuerte.

Pero resumiendo y analizando todo, la señora Kobayakawa era capaz de concluir…

Que había sido secuestrada. Concretamente hablando, secuestrada por su pronta-a-ser familia política.

Añadiendo el hecho de que dicha familia política no efectuaba acciones enteramente legales o ya de pleno derechamente buenas (asumía que esto era de parte del hombre de familia. Mihae era incapaz de pensar algo malo de su ídolo).

Recibiendo las horribles miradas que su casi consuegro le dirigía, Mihae estaba segura de que, aunque no supiese qué rayos hacía ella así, ella sabía que de alguna manera u otra la iban a castigar.

Y lo harían severamente (a pesar de que, reitero, no sabía de qué o por qué o qué diablos).

Tras tomar un poco de su exótica bebida caliente, Kobayakawa Mihae lanzó un casi imperceptible suspiro al aire.

Si es que pudiese usar esto como consuelo, lo único bueno de la situación en la que se encontraba era que su familia estaba bien y a salvo en su casa. Mientras todo se mantuviese así, por ella todo perfecto.

*Thud* “Oww…

-¿Sena? ¡¿Shuuma-san?!-

-¡¿Mamá/Mihae?!-

¡¿Qué significaba todo esto?!

-Señor, señora, hemos traído al joven Seijuurou como se nos ordenó-

De la nada, realmente de la nada, su familia apareció tras una de las muchas puertas de la habitación, maniatada y vendada y siendo tirada sin ningún maldito tacto en la alfombra de la sala.

Su (futuro) yerno, por otro lado, fue depositado con cuidado en un sillón contiguo al suyo. Los hombres que realizaron todo esto (todos altos, fornidos, y con la cara fea) desaparecieron tras una puerta al haber realizado su tarea.

Dejando a un Shuuma y un Sena desorientados, aún maniatados y vendados en la alfombra.

A un Shin padre y una Mihae sin habla y en shock a causa de la situación (shock de rabia y shock en su estado más puto, respectivamente hablando).

A Shin madre con una mano en su frente, negando reiteradas veces a causa de la situación.

Y por último a Shin hijo, aún inconsciente a causa del golpazo antes recibido.

-¡Ch-chicos, esperen! ¡Enseguida iré con ustedes y– ¡wah! !-

Esa, amigo lector, fue Kobayakawa Mihae cayendo de cara a la (por suerte) mullida alfombra de la sala.

¿No notó nadie la vena en la frente de Shin padre?

-¿Mamá? ¿Estás bien por allí? … ¡¿Mamá?!-

-¡Querida, ¿todo bien por tu lado?!-

Esos, amigo lector, fueron el resto de los Kobayakawa, absolutamente mortificados y preocupados por la única mujer de su clan.

¿En serio nadie lo ha notado? ¿No? Si incluso la vena se agrandó tras lo que se dijo recién y todo.

-Seijuurou, amor, tu pareja está totalmente a merced de la ira de tu padre querido. Como no despiertes en los próximos segundos…-

Por último esa, amigo lector, fue Shin madre. Tratando de despertar a su hijo (sin éxito, por desgracia) y de salvaguardar la situación… sin frutos, sip.

Y bueno, si nadie notó la ira de Shin padre eso realmente ya no importaba porque…

-¡¡Y MÁS ENCIMA ESTA MUJERZUELA TIENE UNA FAMILIA A LA QUE LE ES INFIEL!! ¡SEIJUUROU! ¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?!-

El silencio que se produjo tras ese grito reverberó por un instante, mismo que segundos después fue roto por las mujeres de la habitación.

-*CRASH* Cariño, creo que ya ha sido suficiente-

-*CRASH* *THUD* ¡Óigame usted! ¡A mí nadie, ¿me oye bien? NADIE me trata como a una cualquiera, GROSERO!-

-… Oww…-

Shin padre fue bastante hábil, eso había que reconocérselo en el momento que hábilmente esquivó la finísima taza de porcelana que iba dirigida a su cabeza (de parte de nadie otra que la hermosa mujer).

… Pero suertudo no era. No con ese durísimo adorno de mesa estrellándose en sus partes nobles mientras esquivaba el otro artefacto.

… De parte de Kobayakawa Mihae (y que lo sepan todos, ella ni siquiera apuntó a esa zona).

De sobra está decir, tras el incidente recién acontecido el patriarca de clan Shin terminó en el suelo cual saco de papas.

-…N-nng… ¿Qué ha–? ¡¿Sena?!-

Positivamente hablando de la situación, al menos Shin hijo al fin despertó tras todo el alboroto que armó su padre.

……

-Lamentamos mucho lo antes ocurrido-

Dos de los tres Shin que se encontraban en esa sala en ese momento hicieron una reverencia, para horror de la servidumbre y desagrado del jefe de familia.

-*Whisper* Tú también discúlpate, Shin-san, si no quieres que se repita lo de año nuevo-

La piel del estoico hombre palideció ligeramente al oír el susurro de su mujer.

-… Lamentamos… lo ocurrido…-

Uno o dos de los sirvientes de la familia Shin colapsaron y se desmayaron al escuchar a su jefe pedir perdón. El resto, aparentemente más astuto, realizó el dogeza* a la familia Kobayakawa mientras gritaban al unísono “¡por favor perdónenos!”, para vergüenza de estos.

Y para vergüenza/bochorno de todos los implicados allí presentes menos Shin padre, que aún en su arranque de ira casi los vapulea salvajemente por “ser unos ineptos”. Palabras textuales.

Los empleados después agradecerían la asistencia de su señora, y la presencia de los (recién sabido por ellos) invitados, de eso no había duda.

Por ende (y por el momento), huyeron.

El silencio que se formó en la sala era incómodo por parte de los Kobayakawa, los cuales no sabían en donde esconderse/huir ni qué hacer/decir/pensar en ese momento.

Por parte de la familia Shin, y viendo que ni su hijo ni su marido tenían la disposición para salvaguardar la situación y cortar la tensión que se había formado en el aire, fue que Shin madre se decidió a iniciar (lo que ella deseaba que fuese) una plática amena.

-… Bien entonces, ¿gustan pasar a tomar asiento a los sillones y a tomar una merienda? Sería una pena que se desperdiciasen los bocadillos que mandé a preparar para esta velada-

Aún algo aturdidos por lo extraño de la situación, los Kobayakawa optaron por acatar la orden/sugerencia de la mujer obedientemente.

Sin saber cómo, tanto la vajilla como el inmueble fue cambiado aparte de hallarse varios y sabrosos pastelillos, tazas de té humeantes en dicha nueva vajilla. Galletas de varios olores y colores y sabores y un largo etc.

Había ahora 1 sillón individual y 2 sillones donde cómodamente cabían 2 personas, mínimo. También, sin saber como de parte de los Kobayakawa.

Shin padre y Shin madre tomaron uno de los sillones grandes, los padres de Sena tomaron el otro sillón grande, quedando ambos adolescentes de pie.

-Esto…-

-Siéntate. Yo me quedaré de pie-

-¿Qué? P-pero–-

La interacción entre ambos jóvenes causó extrañeza en Shin padre, el cual entornó la mirada. El resto de los adultos miraban la escena entre entretenidos (esta era la peli azul) y abochornados (estos eran los Kobayakawa).

-¿Está seguro de–?-

-Sena, recuerda lo que hablamos hace unas horas-

-Eh– uh– ah… p-perdón…-

-Toma asiento-

-S-sí…-

Y Sena se sentó, siendo acompañado por el de Oujo a uno de sus costados casi en el acto.

-Seijuurou, ¿qué ha sido todo es–?-

-Bie~n. Es hora de iniciar con esta improvisada reunión, ¿hay algo que les gustaría saber antes de comenzar a charlar?-

Fue Shin madre la que interrumpió a su marido y, dirigiéndose hacia sus invitados, comenzó lo que sería una de las situaciones más vergonzosas en la vida del joven castaño y de aquí hasta que se muriese.

Las cuales eran muchas, considerando su caótico año en la preparatoria de Deimon.

El padre de Sena, acomodando sus gafas, comenzó la (más que segura) incómoda conversación que todos sabían, estaba por desatarse.

-Bueno… mi nombre es Kobayakawa Shuuma, esta de aquí es mi esposa, Kobayakawa Mihae y finalmente mi hijo, Kobayakawa Sena. Mi primera duda sería… ¿quiénes son ustedes, exactamente?-

-¡Oh Dios! Por favor perdonen nuestra descortesía, que vergüenza. Mi nombre es Shin Yuri. Mi esposo, Shin Seichiirou y mi hijo, Shin Seijuurou, aunque a estas alturas se sobre entiende que a él ya le conocen. Es un placer conocerles-

-Habla por tu parte…-

-¡Querido!-

No se preocupe por eso, no nos molesta-

-Por favor no hables por mí, Mihae-

-¡Shuuma-san!-

La mirada del pelinegro de lentes se endureció un poco, tornándose peligrosamente seria de un momento a otro.

-¿Qué fue lo que les hicimos para que nos secuestrasen y nos maltratasen así?-

Los ojos del otro pelinegro también se endurecieron, sosteniéndole la mirada y comenzando un breve duelo silencioso entre ellos.

-Mis hombres trajeron a la mujer que en ese momento se encontraba con Seijuurou, suponiendo que esa sería su pareja-

Sena, el cual se había mantenido fuera de la discusión y se encontraba pacíficamente consumiendo las delicias que se le ofrecieron de repente sintió sed, tomando la taza de té para aliviar su garganta con el caliente líquido.

Justo en el momento en el que Shin padre comenzó a hablar y decir esas cosas.

Sí. Asumen bien. Se ahogó de manera monumental al escuchar a su futuro suegro decir tales palabras.

-¡¿QUÉ?!-

Sus padres no lo notaron, muy metidos en su propia estupefacción como para ver lo azul que se ponía o como se agarraba del cuello y golpeaba su pecho, desesperado.

Por suerte su novio estaba allí y, como es ya es costumbre en él, se encontraba atento a lo que su pequeña pareja hacía, ayudándole y dándole “ligeras” (fortísimas) palmadas en la espalda y arreglando la postura del más joven, el cual se había encorvado para que lo que fuese que se había quedado atascado en su esófago se fuese de allí.

A Sena le dolió más la ayuda brindada que el atasque en sí (pobre…)

Los padres de Seijuurou, por otro lado, tomaban nota mental de cada acción que realizaba su hijo (aunque por diversos motivos).

-¡¿De qué está hablando?!-

-¡Oiga usted! ¡No le permito que le falte es respeto a mi esposa de esta manera! ¿Me está escuchando?-

-¡¿Pero cómo se le ocurre–?!-

-¡No tiene ningún fundamento–!-

-¡Sena/hijo, di algo!-

Y allí estaba el pobre, siendo el centro de atención y sin saber realmente el qué decir.

Sus manos, que hasta hace escasos segundos descansaban tranquilamente sobre su regazo, comenzaron a sudar y a temblar. Al mismo tiempo, un incómodo nudo comenzó a formarse en su garganta.

¿Q-qué debería decir? Oh Dios, ¡¿qué hago ahora?! ¿Qué hago, qué hago, qué ha?

Una mano se posó en su hombro por lo que, sólo por mero instinto, levantó la mirada hacia su mucho más serio de lo normal (sí, Sena puede identificar las distintas emociones en el rostro de su novio) linebacker, el cual dirigía su rostro hacia sus padres.

-Padre, Madre, señor y señora Kobayakawa-su mano abandonó el hombro del castaño-por favor discúlpenme-

Acto seguido, realizó una profunda referencia (para sorpresa de todos allí).

-En especial a ti, Kobayakawa Sena-ahora mirando al más joven

-Aún y estando en el hospital-su expresión se ensombreció al decir esto último-has sido capaz de aclarar la situación en su totalidad con tus padres de manera satisfactoria. Yo, por el contrario…-

-¡No, Shin-san! ¡S-si en parte no es tan así! I-incluso fui ayudado por las circunstancias, ¡s-sólo ha transcurrido una semana…!-

Sena, sorprendido e incómodo por la actitud que Shin hijo estaba tomando se levantó del inmueble y lo encaró, moviendo las manos de manera nerviosa y frenética y con un salvaje sonrojo cubriendo su cara.

Típica Sena actitud, pues.

Los padres del running back miraban la escena nerviosos y algo avergonzados por todo en si, incapaces de brindarles a ambos jóvenes tan siquiera un poco de ayuda.

Y, con el tipo de miradas que les eran lanzadas a ratos de parte de los señores (el señor) Shin, bueno…

Como que muchas ganas no les quedaban de ayudarles (sí. Los dos son unos cobardes reconocidos).

-He sido un cobarde, Sena-

-¡N-no! ¡¿De qué está hablando?!-

“¡¿Por qué tiene que ser tan melodramático?!” Pensó el castaño, exasperado.

En ese momento el de Oujo tomó las manos del running back entre las suyas y le lanzó su mirada, directo a los ojos del más joven.

Y así, de manera tan simple, el castaño fue efectivamente pacificado.

-No sólo tuviste el valor de decirle a tus padres sino que además me invitaste a tu casa (a tu hogar) para que nos pudiéramos conocer-la mirada brillante y el ligero rubor en Sena más la mirada imperturbable y la expresión seria en el rostro de Shin hijo le dieron a Mihae la sensación de estar viendo una telenovela.

-¡Uwa~! ¡Es como ver “Betty la fea” de nuevo!-

A juzgar por el estrangulado y pequeño gritito de júbilo que se escuchó antes de ese comentario, la castaña comprobó que no era la única que pensaba de esa manera.

“¡Pero mi Sena y Betty no se parecen en nada!” pensó finalmente la mujer disgustada, haciendo puchero, cruzándose de brazos y casi armando una pataleta (dichosas aquellas personas, porque su esposo se encontraba allí).

Y hablando de…

Shuuma se encontraba en ese instante conteniendo a su esposa, ¿por qué? No le dio real importancia. Lo único importante para él era que, si su esposa hacía carita de puchero y cruzaba sus brazos de esa manera, es porque habría futuros posibles problemas. Serios futuros posibles problemas.

Lo curioso para el hombre era… bueno, el pelinegro de carácter afable lo descartaba. Era una tontería.

Ese presentimiento que le indicaba que habrían muy serios problemas (siendo su esposa la causante o no) debía ser erróneo. Eso esperaba, por el bien de todos.

Seichiirou (Shin padre, recuerden) por otro lado tenía un temple aparentemente imperturbable, cosa que causara extrañeza en su esposa y que esta le mirase, preocupada.

A juzgar por lo blanco que estaban sus nudillos, Yuri (Shin madre) presentía que a su marido le quedaba o bien  muy poca, o casi nada de paciencia y de autocontrol.

Volviendo con Sena y Shin…

Seh, ellos no presentaban muchos cambios. Ellos seguían en su mundo yupi.

No. Momento. Seijuurou (Shin hijo) comenzaba a salir del mundillo en el que dejó metido a Sena, mirando ahora de manera decidida a sus padres y agarrando de manera suave y firme a la vez al pequeño running back, les soltó “la bomba”.

-Padre. Madre. Este es Kobayakawa Sena, mi… mi amante-

Silencio.

… Mmm, sip. El silencio continúa.

Por favor espere unos segundos mientras algunos cerebros terminan de reiniciarse y comienzan de nuevo con sus tareas habituales.

-¡¿C-CÓMO?!-

-… ¿Qué?-

Muchas gracias por la espera, los cerebros de los Kobayakawa (menos Sena) y Shin padre han vuelto a estar operativos y funcionales, se agradece la paciencia.

-¿A-a-a-amantes? Digo… ¿amantes?-

Mihae estaba tan roja que, si comparábamos, dejaría en vergüenza a cualquier tomate maduro, repitiendo la palabra una y mil veces en aparente estado de negación.

-… Lo castro. Juro por mi vida que lo castro-Shuuma… sí, él también se encontraba con la cara (y sus orejas) roja. Sí, bueno, aunque lo de él no era por vergüenza precisamente (y esperemos que la enorme fuerza de Shin sea ventajosa en este caso… esperemos).

-Seijuurou, ¿te das cuenta de lo que estás diciendo?-

Habló Shin padre, contando internamente hasta un millón.

Porque él no entendía.

¡¿Cómo demonios?! Su hijo y el pequeño enclenque, ¡¡¿¿AMANTES??!!

Sobre su mafioso cadáver.

……

Lejos de allí, al otro lado de la ciudad (específicamente en la preparatoria Deimon) una manager y un quarter back fueron sacudidos por un feroz escalofrío desde sus pies a sus cabezas (siendo más notoria la reacción de la chica que la del demonio rubio, obviamente) para extrañeza del resto del equipo.

-¿Mamo-nee?-

-¿Ocurre algo, Mamori-san?

-… La integridad de Sena peligra-

-¿?-

Suzuna y Monta se miraron, extrañados, ante la reacción de Mamori que resultó ser tan repentina y espontánea.

El demonio, por otro lado… 

-¿Sucede algo malo, Hiruma?-

-… La virginidad o la integridad del jodido bajito está en riesgo-

-… ¿Disculpa?-

Ante la pregunta de Kurita, tanto el center como el kicker miraron extrañados a su quarterback ante la respuesta que dio.

-Jodido carajo, ambas están en riesgo-

Ahora miraron sorprendidos como comenzaba a gruñir cual cerberos cuando alguien le quitaba sus juguetes.

-*Sonido de una AK-47 al ser disparada* ¡Como el maldito monstruo atrofie a mi running back juro que le voy a llenar el jodido culo con plomo!-

2 de los 3 fundadores de los murciélagos malvados miraban ahora como al tercero del trío disparando a todos y a todo, maldiciendo ante cualquier cosa y mostrando de manera inequívoca cuán cabreado estaba por ende, luego de mirarse entre ellos extrañados, suspiraron resignados y prosiguieron a hacer lo que antes estaban haciendo.

……

El castaño running back se encontraba mirando toda la situación, idiotizado, mientras seguía de pie al lado de… de…

Ya no sabía el cómo decirle a Sh– Seijuurou-kun.

Por un lado estaban sus padres: presas de la ira, la vergüenza, la estupefacción, y otras emociones que no alcanzaban a transmitirle con claridad debido a la (extrema) velocidad de sus balbuceos y sus palabras.

Por otro lado, y confirmando sus temores, se encontraban su posible suegro y Shi– Seijuurou-kun, ambos parados el uno delante del otro (¿y cuándo había llegado Shin padre allí?) lanzándose feroces miradas para así hacer prevalecer su postura ante la del otro.

-Seijuurou. Como tu padre te prohíbo continuar con esta estupidez, ¡piensa en nuestra descendencia!-

-Padre, no pienso retractarme. Kobayakawa Sena es la persona que he elegido como mi pareja definitiva y no pienso dejarlo ir-

“¡Hieee! ¿Y ahora qué hago?” Pensó Sena, y ya demasiado nervioso para seguir en pie, comenzó a tambalearse.

Sin embargo, y antes de que pudiese siquiera pensar en otra cosa, alguien se acercó sigilosamente a él y tomó su mano. Tomaron sus dos manos. De hecho, lo antes mencionado era porque eran 2 personas.

Y es que ante él aparecieron 2 pequeños niños (un niño y una niña). El pequeño dúo resultaron ser unos gemelos que comenzaron a jalar hacia abajo al castaño con la poca fuerza que podían con sus aparentes 6 años.

-Ne, onee-chan, ¿te encuentras bien?-

-¿Ah? Eh, sí. Bien…-

El pequeño que le preguntó eso era prácticamente un mini Seijuurou (cosa que hizo que Sena chillara por dentro debido a lo adorable de la imagen del niño). Mismo tono de piel, mismo color de pelo, mismos ojos color azul cobalto, sólo que más grandes y llenos de la curiosidad típica que todo niño tiene.

-*Wham* Baka otouto, ¿acaso no te das cuenta de que onii-san es onii-san?-

-Esto…-

Y ahora Sena miraba curioso la interacción entre ambos niños.  

La damita era básicamente una pequeña muñequita. Piel blanca, pelo color negro azabache y un hermoso par de ónices por ojos (los cuales eran adorablemente grandes e igual de curiosos que los de su gemelo).

-Pero onee-chan, ¡su cara es demasiado linda! Ni papá, ni aniki ni ningún otro onii-san en la casa tienen una cara tan bonita, ¡tiene que ser una onee-chan!-

-¿P-perdona…?- Sena se sonrojó.

-¡tonto! Onii-san no tiene pelotas de tenis como las onee-chan de la casa ni tiene naranjas como mamá o melones como Saeko nee-chan, ¡no hay manera de que sea una onee-chan!-

-…- El pobre running back para estas alturas ya estaba tirando vapor por las orejas de lo avergonzado que estaba.

Y si considerábamos que los pequeños lentamente comenzaban a atraer la atención de las demás personas que se encontraban allí… sí, el cerebro de Sena comenzaba a hacer cortocircuito ya.

Ahora, volviendo con los niños…

-¡Pero su cuerpo no tiene forma de 8 deforme!-

-*Grabs* ¡Whoa! Son redondas, ¡mira, son redondas como de nee-chan!-

-*Grabs* ¡Ja! ¿Qué con eso? Si tiene lo mismo que un nii-san adelante entonces es un nii-san- 

-¡Mentira!-

-¡No miento! ¡Toca aquí!-

-*Grabs* E-es verdad…-

-¿Lo ves? Yo tenía la razón desde un principio, ¡así que ahora discúlpate!-

-Y-ya basta…-

Pobre pequeño y abusado Sena. Tanto fue lo que había sido manoseado que estaba que se ponía a llorar. ¿Sintiendo qué, exactamente? Eso ya ni él mismo lo sabía.

Pero una buena opción puede ser el dolor que hace unos minutos se había instalado en su bajo abdomen (que de cualquier manera no era ni un tercio a comparación con el dolor que sentía cuando lo tacleaban pero teniendo en cuenta que el dolor era continuo era bastante considerable).

Lo que el de Deimon  no notó, sin embargo, fue el cómo sus rodillas comenzaron a tiritar. Se encontraba demasiado traumatizado con el acoso que había recibido de parte de un par de niños.

Pero descuiden, Shin hijo si se dio cuenta de ello.

Y, con lo hábil que es el linebacker para analizar la condición y el estado físico de una persona sólo mirando el cuerpo de esta por unos segundos, no le hizo falta sumar 2 más 2 para intuir lo que él debía hacer a continuación.

Antes de que llegara a donde se encontraba su castaño, sin embargo…

-Oye, nee-chan, sigo sin estar muy seguro…-

-¿Y ahora qué?-

-Es que no estoy muy seguro de esto, pero, ¿lo rojo entre las piernas es de un onii-san o de una onee-chan?-

Y todos los presentes, quienes se encontraban a estas alturas prestando completa atención a los niños, se congelaron al escuchar al pequeño hablar.

Y continuaron congelados.

Y continuaron congelados.

Y con– no. Momento. Hay actividad cerebral de nuevo.

Y, como en una película de suspenso, todas las personas allí presentes (a excepción de Yuri, quien desviaba la mirada ligeramente apenada) dirigieron su mirada hacia la entrepierna del running back.

… Y notaron un líquido rojo oscuro el cual rápidamente manchaba el pantalón del joven, para el espanto de quienes presenciaban la escena.

Particularmente para el linebacker, quien no estaba feliz. Oh no, él estaba blanco como su uniforme.

Y se espantó aún más, de hecho, cuando las rodillas de Sena decidieron ceder ante la presión física/psicológica/social/agregue-usted-aquí-lo-que-yo-olvidé, haciendo que este cayera de espaldas muy rápido, sin darle el tiempo necesario al mayor para atraparlo a tiempo (aunque sí para tropezarse y quedar encima del más pequeño, quedando en una muy, muy fea posición).

Bueno, la caída del castaño pudo haber sido más fea si el sillón individual no hubiese seguido estando detrás del de Deimon, amortiguando su caída pero convirtiéndolo en el relleno de un emparedado entre su amante y el inmueble.

Cabe destacar.

El mueble quedó… sucio después de todo lo sucedido.

El mueble, que resultó ser uno de la época victoriana, de a lo menos 2 siglos de antigüedad. Quedó muy sucio, se recalca.

Ni Shin madre (quien lloriqueaba por el inmueble caído), ni Shin padre (que admiraba la surreal escena con su más elocuente cara de “¿qué mierdas?”) se sentían felices ante toda la situación.

Aunque, bueno… como que a estas alturas de la situación, se infiere como obvio el hecho de que nadie en esa sala se encontraba feliz.

-Otouto… lo rojo entre las piernas es de una onee-chan-

Fue lo que susurró la pequeña tras el incómodo silencio que se instaló en el lugar.

-¡Ja!-

-¡Eso no significa nada! ¡Si sigue teniendo eso entre piernas entonces es un onii-san!-

-¡Es una onee-san!-

-¡¡YA FUE SUFICIENTE!!-

Ante la mini pelea que se armó entre los gemelos, ese pequeño hilo de cordura y paciencia que tenía Shin padre terminó por romperse, haciendo que finalmente explotara y comenzara a rugir el patriarca de la familia Shin y silenciando a los niños, quienes terminaron refugiándose y escondiendo sus rostros en la falda de su madre.

-¿Sena?-

Murmuró gentilmente el linebacker mientras un derrotado (y ya largado a llorar) Sena se aferraba a las ropas del más alto con fuerza, escondiendo su rostro en el pecho del mismo.

-Por favor haga que esta locura acabe, Shin-san, ¡por favor, que pare!-

Y mientras acariciaba la cabeza de su castaño para calmarlo Shin hijo, se vio incapaz de corregir al más joven por volver a tratarlo de manera formal e impersonal. A su vez, y viendo lo devastado que estaba su pareja en este momento hasta él, Shin Seijuurou, quien reconocía ser un absoluto y completo inepto social, sabía que lo mejor era dejar ese pequeño detalle egoísta y suyo para otra ocasión.

Lo importante ahora era que estuviera allí para Sena.

……

-… Bien. Ahora partamos del comienzo-

Shin padre, notoriamente irritado por todo lo ocurrido el día de hoy, se encontraba de pie mirando a los Kobayakawa de manera impaciente y molesta. Si pudiésemos compararlo con cualquier otra escena, parecería como si un padre estuviera regañando a sus hijos, molesto por las consecuencias que acarrearon sus travesuras.

Y es que tras el vergonzoso incidente ocurrido hace algunos minutos el extravagante grupo de personas se cambiaron de lugar a una de las habitaciones que había en la residencia Shin.

Por lo mismo, nuestro chico de las piernas de oro se encontraba ahora mismo recostado en una cama tamaño queen size, con un gemelo abrazándolo por cada lado y con Shin hijo sentado en el borde de la cama, viéndolo con su expresión de novio preocupado (que Sena descubrió sólo hace una semana que existía). Ambos gemelos le metían cualquier tema de conversación para que le prestaran atención a una más que al otro. Sena estaba ya tan sobrepasado de todo que sólo siguió la corriente y les dio el amén a los niños.

Lo que no impedía que el castaño, siendo 100% honesto, terminara confundido a causa de las miradas de preocupación/admiración/curiosidad que ambos infantes le lanzaban.

A pocos metros y sentados en un sillón más contemporáneo (y menos caro, cabe añadir) se encontraban los señores Kobayakawa   y, delante de estos, Shin padre se encontraba de pie en toda su altura, gloria y majestad, con sus brazos cruzados y con un aura que claramente decía “¿y bien? Estoy esperando una explicación. Y más vale que sea buena.

-B-bueno… verá… este tema de conversación, umm…-

Comenzó a hablar Mihae, interrumpiéndose a sí misma y mirando a cualquier parte menos al hombre intimidante que se hallaba delante de ella.

-Este tema incluye a su hijo, el cual comenzó a desangrarse vergonzosa–-

-¡Desangrarse no es vergonzoso, es preocupante!-

Rugió Shuuma, interrumpiendo las palabras del oji negro y llamando la atención de los allí presentes.

-… Y siendo una situación tan preocupante y en vez de llevar a su hijo a un hospital, decidieron dejarlo a nuestro cuidado-

Siguió hablando el anfitrión de esa casa, omitiendo a propósito la interrupción anterior.

Pero Shuuma no había terminado ahí, no.

-¡Sería sencillo llevarlo a un hospital su supiésemos en dónde nos encontramos pero sus fantoches nos secuestraron y nos trajeron a quién-sabe-dónde!-

-¡No le permito que hable así de mis subordinados y de cualquier manera ese no es el punto! ¡Hágase responsable de su familia!-

… Y así fue como ambos hombres de familia se rebajaron al nivel de un infante cosa que, en relación al verdadero por qué de la situación, no es para nada relevante.

Pero que presenciaremos igual y por pura diversión, sip (inserte sonrisa).

-¡No se atreva a venirme con “no te permito” aquí, señor! Fue USTED el primero en tocar a los seres queridos del otro aquí, ¡así que mejor preocúpese usted por su familia primero!-

-¡Y lo haré! ¡De esa forma no me tendré que preocupar por mi hijo y porque este sea seducido por gente como su hijo!-

-¡¿Quién rayos se cree?! ¡MI HIJO fue el único seducido aquí! ¡Aparte del hecho que tipos como su hijo fácilmente se aprovechan de adorables y saludables jóvenes como lo es mi pequeño Sena!-

-¡¿Cómo se atreve a ensuciar el buen nombre de Seijuurou?!-

-¡De la misma manera en la que usted se atreve a tratar a Sena de promiscuo!-

-¡Eso es lo que es!-

-¡¡Óyeme bien, pedazo de–!! *BAM*

*Bam* *BAM*

-Shuuma-san por favor compórtate, hay niños presentes-

-Querido, esa no es la manera de tratar a nuestro futuro yerno-

-¡¿Quién dijo que–?!-

Antes de que Shin padre siguiese con sus 5 minutos de histeria su esposa le lanzó una mirada muy familiar para el de Deimon.

Es… ¡es como ver a Seijuurou-kun pero como una mujer!” fue lo que Sena pensó. Y viendo el tipo de mirada apasionada y a la vez agresiva que Shin madre le lanzaba a Shin padre, misma mirada que el castaño acostumbraba a ver en su pareja cada vez que este estaba en el campo pues tenía motivos de sobra para pensar así.

-Seichirou-kun. ¿Serías tan gentil de disculparte con nuestros invitados por lo mal que los has tratado?-

La señora de la casa seguía con su mirada, fija en su marido y provocando que este tragase duro de manera casi imperceptible, con decenas de pequeñas gotitas de sudor corriendo por su nuca y cuello.

-*Gulp*… Lamento mi anterior comportamiento. E-espero que me disculpen-la mirada de su esposa se intensificó-… por favor espero que me disculpen-tras ver como su mujer sonreía lanzó un débil suspiro de alivio.

-Oh, no se preocupe. Usted no es el único, ¿verdad, Shuuma-kun?-

-¿De qué estás hablando? Yo lo único que hice fue–-la mirada intensa de Mihae igualaba a la de Shin madre-t-también lamento mucho lo ocurrido…-

-E-esto…-“¡Esta situación da miedo!

Espantado por lo violenta que era la escena y tapándole los oídos a uno de los gemelos (con Shin tapándole los oídos al otro) se encontraba Sena sentado en la cama y ya más repuesto del shock cuyo motivo aún desconocía.

-¡Oh, Sena-kun! Es cierto, por un momento me había olvidado de ti. Ten-

Fue Shin madre la que dijo esto. Aparentemente ya desligada del conflicto antes desatado y acercándose al castaño, entregándole…

-Este… ¿señora…?-

-Sólo Yuri, cariño-

-Emm… sí… ¿Yuri-san?-

La caja rosada de pastillas seguía en el aire (en manos de Shin madre, dada la incapacidad de Sena de adaptarse a la situación) con los gemelos habiendo salvado la virginidad de sus oídos y peleando para poder posicionarse en el costado disponible del castaño (dado que Shin hijo se hallaba seguramente ubicado en el otro costado).

-¿Dime?-

-Estas pastillas…-pronunció el castaño, con ligero temor a escuchar una respuesta que no le gustase-¿esas son pastillas para dolores menstruales?-

Sena era muchas cosas.

Era un cobarde (fuera del campo), un bajito, un flacucho y debilucho, si.

Pero en lo personal, él no se consideraba alguien tonto (bueno, no tanto).

Así que Sena consideraba la situación porque, ¿qué hacía su (posible) futura suegra dándole pastillas para dolores que no le correspondían?    

-Pues… sí. Lo son-

Y campante como ella sola la mujer le ofrece una radiante sonrisa.

-Actualmente son las pastillas de mi hija, pero ella tiene varias cajas así que no creo que le moleste-

-N-no es eso lo que…-la cara de Sena estaba tan roja y caliente que alguien actualmente era muy capaz de cocinar en ella.

La alegre y expectante cara de Shin madre definitivamente no le ayudaba.

-Señora-tomando una gran, gran bocanada de aire el castaño comenzó a hablar, haciendo que estas personas oyeran un poco de obviedad y sentido común en el lugar-soy un hombre. Un chico. Un muchacho, ¿es alguna especie de broma lo que me está haciendo ahora?-

La sonrisa que recibió Sena como respuesta, por algún motivo que desconocía, hizo que se le helara la sangre hasta lo impensable. 

-Mmm…-el sonriente rostro de la mujer hizo que un corrientazo de energía recorriera la espalda del de Deimon.

El rostro de los padres de Sena se tornó blanco.

El de Sena también, de hecho.

Y los gemelos se miraron entre sí, ingenua e infantilmente felices.

Y Shin padre (que nadie supo cuándo o cómo), quien estaba tomando Whisky desde una copa de cristal escupió, tan dignamente como pudo (sí, no pudo mucho) lo que tenía en la boca.

La reacción de Shin hijo, en cambio, fue bastante… peculiar.

Primero; el linebacker se encontraba (tranquilo como sólo él puede, como siempre) acomodando y acolchando la almohada del pequeño castaño.

Segundo; tras oír la noticia su cara también palideció (aunque en menor escala que los Kobayakawa).

Tercero; instantes después su cara enrojeció, violenta y escandalosamente. También, sus manos comenzaron a temblar (cosa que ni tras sus más intensos entrenamientos ocurrían), ya de forma violenta y comenzaron estas a sudar.

Al tercer punto súmenle el hecho de que intermitentemente volvía al punto dos y así.

Pero se preguntarán, ¿qué es lo que causó todo esto, cierto?

Pues fíjense que…

-Sena-kun, dulzura, lamento ser yo quien te diga esto, pero…-

-*Giggle* La verdad es que, biológicamente hablando, eres tanto un nene como una nena…-

-O sea, bueno *light blush* decirte hombre “hombre”, pues… lo eres-

-Aunque al mismo tiempo no lo eres-

……

En la preparatoria privada Deimon se notaba que ese día iba a ser como cualquier otro.

Es decir; el viento soplaba, los pajaritos cantaban y, a pesar de ser sábado por la mañana, los Devil Bats se encontraban entrenando de manera ardua como era costumbre en ellos.

O, siendo más honestos, se encontraban siendo explotados hasta la extenuación por su capitán y único quarterback en el equipo. Lo cual básicamente es lo mismo. 

Aún así. Detalles, ya ven.

Y hablando de dicho joven, Hiruma Youichi se encontraba en ese momento sentado en el banquillo del equipo. Sentada a su lado se encontraba Anezaki Mamori, manager extraordinaria del equipo, escribiendo datos en una tablilla con notas y mirando de vez en cuando a los jugadores para asegurarse de que estuviesen bien físicamente y de que no decayera la moral.

A su derecha, y de pie, se encontraba Takekura “Musashi” Gen, la “magnum de las 60 yardas”. A diferencia de Mamori, él analizaba críticamente a los jugadores en el campo, gritando sin pena ni miedo a quien se equivoque para que corrigiese cualquier error que estuviese cometiendo.

Ahora, volviendo con el rubio demoníaco, este se encontraba con su laptop en el regazo tecleando a una velocidad inhumana y con unos audífonos pequeños puestos en sus orejas. A ratos se le escapaban sonrisas maliciosas y carcajadas perversas, cosa que terminó por perturbar a la adicta por los pastelillos de crema.

-¿Musashi-kun? ¿Qué es lo que Hiruma-kun está…?-

-Lo más probable es que esté consiguiendo nuevo “material” para su libro. Nada de lo que preocuparse… espero-

Eso último fue dicho tan suavemente que la manager no sabe si lo imaginó o no. Prefirió creer que si lo imaginó y decidió ignorar a su insano compañero de aula para retomar lo que estaba haciendo.

O eso era lo que pretendía hacer cuando un ruido a su derecha (Hiruma) la desconcertó, haciéndole saltar en su asiento (el banco) por el susto causado.

Dicho ruido (el rubio) jadeó sonoramente, luego de eso se escuchó como si se estuviese estrangulando o ahogando con algo (posiblemente uno de sus chicles sin azúcar) y comenzó a toser con fuerza.

Era hasta divertido ver como el color de la cara del joven variaba del púrpura al blanco, pensó Mamori, por un momento hipnotizada por la escena. Pero  cuando la cara del quarterback finalmente se decantó por el púrpura fue cuando la chica volvió en sí.    

-¡Hiruma-kun! Oh Dios, levanta los brazos-mientras hablaba le daba suaves golpecitos y le sobaba la espalda-¡responde por favor, Hiruma-kun!-

Hiruma logró exitosamente escupir el chicle, sin embargo la escena causada por este había sido suficiente para llamar la atención del resto del equipo, el cual no sabía qué cara poner ante la situación.

¿Y eso que había en la cara de su demoníaco capitán era estupefacción?

-¿H-Hi-Hiruma? ¿Estás bien?-Kurita

-¿Fugo?-

-¿…Hiruma-san? ¿Qué…?- Monta

-¿Huh? ¿Huuh? ¡¿HUUUH?!-

-¿You-nii…?- Suzuna (con Taki girando detrás de ella con cara de impresión).

-…-Yukimitsu e Ichimaru, con los ojos abiertos como platos y sin palabras

Todas estas reacciones, en todo caso, pasaron absolutamente desapercibidas por el rubio el cual se quedó mirando hacia la nada, shockeado más allá de lo posible.

La mente de dicho rubio trabajaba rápido, muy rápido, tanto que dolía, lo cual hubiese sido normal de no ser por el motivo que lo tenía así.

Dicen por allí “la curiosidad mató al gato” y eso es algo de lo que Hiruma no se preocupó.

No lo hizo cuando escondió una cámara en la ropa de Sena; no lo hizo cuando puso un micrófono en el uniforme del linebacker (a quien ahora mismo odiaba, profunda e intensamente).

La curiosidad y el deseo por saber del jodido bajito no le dejaron razonar el hecho de que ciertas… eventualidades, podrían ocurrir mientras él entrometida y groseramente se metía en la vida del castaño runningback.

Y le venían ahora a sorprender con este conveniente y ajeno bombazo…

-¿Estás bien?-

Fue Musashi, correcto y acertado como siempre el que lo trajo de vuelta a la realidad. Cuando sus miradas se conectaron, sin embargo, todo rastro de rectitud y acierto que este tenía se fue directo a la basura.

Veloz, el pateador agarró a su rubio capitán como pudo y, poniéndoselo en uno de los hombros cual saco de papas comenzó a caminar, raudo e inexpresivo, hacia los vestidores del equipo.

-¡¿Qué demo-?! ¡Jodido viejo, suéltame!-en el momento que el rubio entró en si comenzó a retorcerse y a patalear.

-No-el de aspecto mayor, con cada golpe y cada patada que recibía aceleraba más el paso, aumentando la ira del rubio.

-¡¿Qué carajos te pasa?! ¡Suéltame te he dicho! ¿¿Acaso quieres que te mate?? ¡BÁ-JA-ME!-

Los Devil Bats veían totalmente paralizados la escena (por decir lo menos, surreal) que se presentaba ante sus ojos.

-Te conozco. Conozco tus miradas y en consecuencia conozco tus intenciones. Me dijiste que los ibas a dejar en paz y me mentiste así que no-

Fue lo que el resto del equipo escuchó mientras veían al albañil llevándose lejos a su capitán.

-¿Q-qué?- Mamori

-¡¿Acaso me estás amenazando?! ¡Suéltame de una jodida–! *SLAP*-

Y pasó. Tan rápida y naturalmente la acción de nalguear al rubio que incluso el mismo Musashi se había quedado sin palabras.

-¿… A-acaso Musha-shyan… a You-nii…?-la corrompida mente de Suzuna comenzó a analizarlo todo de una manera provechosa y perversa que bien llegaría a enorgullecer a Hiruma.

Y hablando del rubio…

Bueno.

Esa sí que ha sido la manera de dejarlo atónito.

Su cuerpo dejó de retorcerse, permaneciendo lacho y tranquilo sobre el hombro del más grande. Su cara se había tornado blanca, más blanca de lo que su blanca piel siempre mostraba y sus pupilas se habían contraído tanto que era difícil verlas.

“Esto no acabará bien…” pensaba y re-pensaba la magnum de las 60 yardas, apurando el paso hacia el club.

-Q… qu… ¡¡¿¿QUÉ TE HAS CREÍDO??!! ¡Jodido viejo pervertido! ¡¡COMO ENCUENTRE MIS ARMAS–!!-

Pero no terminó su frase al sentir como la palma del mayor golpeó su trasero, de nuevo.

-Contrólate. Hazlo o no te podrás sentar de la zurra que te voy a dar-

-¡¡JODIDO PEDERASTA!! *Slap* ¡DEGENERADO! *Slap* ¡FETICHISTA! *Slap* ¡¡¡PARA YA!!! *SLAP*-     

Y con esos… esos sonidos terminaron el rubio y el pelinegro en la casa club, lejos y seguros de toda la estupefacción y el trauma que sudaban los Devil Bats plus manager plus animadora.

El viento soplaba y los pajaritos cantaban esa adorable mañana de día sábado pero, de alguna manera, las cosas ya no eran iguales. Las cosas nunca volverían a serlo.

-OK…-

Sorprendentemente el único que se repuso fue Monta, el cual luego de hablar sacudió no una, no dos, no cinco, sino muchas veces su cabeza, mareándose en el proceso (al detenerse, claro) y luego apretándose el puente de la nariz, ojos cerrados y labios fuertemente apretados.

-Ok. OK… e-esto no ha pasado, ¿de acuerdo? No ha pasado-

-¿Todos de acuerdo con-con lo que sea que…? ¡Agh!-

-Esto nunca pasó-

Sentenció Juumonji ya casi totalmente repuesto.

-Ahora bien, si todos estamos de acuerdo digan –-

-¡¡SÍ!!-respuesta inmediata del resto de las personas.

-… Bien…-

-L-lo mejor será que contin-nuemos entrenando, chicos –

Con esa petición/súplica/sugerencia de parte de Kurita, los individuos obviamente traumatizados continuaron con lo que estaban haciendo.

Nadie quiso prestar atención a los extraños ruidos que provenían del club. Ni siquiera Suzuna.

Sus cerebros ya no podían aguantar más estrés.

……

-¿D-di-disculpe?-

Le tomó a Sena (bueno, a todo mundo allí) un total de 2 minutos o más el reponerse del shock inicial. Tristemente, eso fue lo única que su boca pudo escupir.

-Pues eso. Ni hombre, ni mujer. Eres ambos-

El resto comenzó a “reiniciar” sus cerebros en cuanto escucharon hablar a la bella mujer.

-Yuri, ¿qué es lo que pretendes esta vez?-

Fue lo que primeramente dijo su marido tras volver en si, finalmente cayendo en cuenta, aunque lentamente, de las intenciones de su mujer.

-Oh Dios…-

-¿Cómo es que lo ha…?-

Los siguientes en reaccionar fueron los padres del de Deimon, recuperando el color de sus rostros y suspirando derrotados.

-¿M-mamá? ¿P-pa-papá?-

Y ante la mirada confundida, asustada y hasta recriminatoria (cosa que después admitirían, les dolió bastante) de su hijo, tanto Shuuma como Mihae decidieron finalmente, bueno, hablar.

-Bueno hijo, lo que, um, lo que Yuri-san ha dicho es cierto-

La madre de Sena se levantó de donde estaba sentada mientras su esposo hablaba, llegando al lado de la cama contrario de donde se encontraba Shin y, posteriormente sentándose en ella, tomó una de las manos de su hijo y lo miró a los ojos y…

-Sena… eres un hermafrodita-

… Ok.

Esto oficialmente se volvió el peor sábado (en vez de un sábado ideal) para Sena.

-Hermafrodita…-

Quizás, quizás y si se lo repetía un millón de veces el castaño recién entonces podría comenzar a digerir la idea.

-D-debimos habértelo dicho antes. No es que no hubiésemos querido, todo lo contrario, p-pero–-

-Lo que tu madre quiere decir, Sena-Kobayakawa Shuuma para ese momento ya se encontraba detrás de su esposa, poniendo una mano en el hombro de esta y mirando hasta el que hace un momento se creía un él.

-No importando lo difícil que nos suponía el contarte la verdad, nosotros… en verdad lo sentimos, hijo-

Oh…

Y aquí es donde la protagonista de la telenovela es enfocada, con sus ojos anormalmente abiertos y con una de sus manos (sino es que las dos) cubriendo su boca, mostrando una expresión de total asombro e incomprensión para terminar el capítulo de la semana y dejar a las dueñas de casa y al personal de aseo formulando maquiavélicos escenarios del siguiente episodio en sus mentes.

Así que agradezcan su fortuna ya que este no es el caso.

-¡¿Pero qué clase de jodida broma es esta?!-

La boca de todos, todos (ya que ni siquiera Yuri predijo tal reacción) quedó abierta, mandíbula colgando y con sus caras gritando “LE GASP” en incomprensión al escuchar tales palabras de parte de cierto Kobayakawa Sena.

-¿¿H-hijo??-

-¡Nada de “hijo”! ¡Ni de “debimos decirte antes” ni de “lo sentimos mucho” ni nada!-

-¡Sena! ¡Esa no es forma de hablarle a tu madre! ¡Compórtate!-

-¿Comportarme? ¡¿Comportarme?! ¡¡¿¿Y cómo quieres que me comporte, papá??!! A ver…-soltando una irónica y cansada risita de hastío, con su ira próxima a liberar- ¿cómo es que prefieres que me comporte ahora, papá, como un nene o como una nena?-

La mueca de dolor en la cara de Yuri tras esas palabras eran muestras claras de que la bofetada verbal iba a ella. Y de que le dolió.

Sus padres, en tanto, se quedaron de piedra al escucharle hablar, así por ponerlo de una forma.

O sea sí, esperaban que su hijo reaccionara de manera agresiva (y no era para menos, considerando el bombazo de noticia que le lanzaron tan liviana y campantemente) pero no se esperaban semejante explosión de su parte.

Nadie (ni siquiera Agon o Hiruma) podría habérselo esperado, todo sea dicho.

O bueno, volviendo al otro lado de esta situación (a.k.a los Shin), bien podríamos decir que el pequeño volcán en erupción que se volvió el as de los Deimon generó ciertas… curiosas… reacciones de parte de ellos.

Partiendo con la bella y estrambótica mujer, la cual seguía (aparentemente) viéndose fresca como lechuga y tranquila como ella sola, murmurando cosas como “esto de los cambios hormonales” y demaces, mientras tomaba té de su carísima taza de porcelana.

Shin padre, por otro lado (y sorpresivamente), había adoptado una pose pensativa, acariciándose el mentón y observando a él… la… la pareja de su hijo.

Hasta que sonrió.

De manera satisfecha y realizada, aunque resignada (favor de dirigirse al baúl de los recuerdos a recordar las escenas post semifinales Oujo VS Deimon).

Un escalofrío recorrió las espaldas de Mihae y Shuuma al ver eso.

……

-¿Estás bien, Riku? Ese escalofrío tuyo parece no presagiar nada bueno-anunció el coach de los Seibu Wild Gunmen.

La mirada aterrada y vacante de su running back no ayudaba a desmentir la teoría formada en su cabeza.

-… Siento que la integridad de Sena peligra…-

Susurró el peliblanco con voz baja mientras Kid, detrás suyo, negaba con una sonrisa resignada plasmada en su rostro, susurrando “su sexto sentido de honorario hermano mayor ataca de nuevo”.

A su lado, Tetsuma era… Tetsuma.

……

Los gemelos, sorpresivamente silenciosos, adoptaron ambos una pose de ensoñación, mirando con ojos brillantes y anhelantes al castaño (uno de ellos incluso susurrando “qué genial~”). Al parecer Sena sumaba y sumaba puntos con la familia Shin.

Lo cual después alegraría internamente al Shin que nos importa (y en gran manera, además) pero ahora ese no era el caso. Ahora la situación era algo preocupante para él.

Si no hacía algo, las cosas podrían acabar mal, algo se lo decía.

Por lo que, tomando a su running back estilo nupcial (mientras este sorprendentemente seguía desatando su ira hacia el mundo), el de Oujo decidió que lo mejor en este caso sería alejar a su pareja/rival del resto del mundo hasta que se calmase.

Ya cuando Sena se dio cuenta de lo que quería su novio, este decidió casi en el acto que la idea no le gustaba. Nope. En lo absoluto.

-¡SEIJUUROU! ¿Qué–?-

-Considero que lo mejor para ti sería distanciarte un poco de las personas por ahora, así conseguirás calmarte más rápido-

-¿Alejarme? ¿¿Y para dónde??-la mirada rencorosa que le lanzó no debió dolerle tanto como lo hizo, pero lo hizo-no sé muy bien, Seijuurou, si entiendes la situación pero para que te hagas una idea…-

Enrabiado como nunca, el castaño le lanzó una mirada furibunda al peli azul y…

-Me duelen tanto mi jodido, recién descubierto útero, que actualmente no creo que siquiera pueda ser capaz de caminar hacia el baño y–-

-Sena–-

-¡Y no me vengas con “Sena” tú también!-fijando ahora todo su enojo hacia el linebacker, el running back comenzó a golpearlo de todas las formas que sabía y podía-¡ya no soy varón! ¡Ni siquiera soy una mujer! ¡¿Tú pretendes que me quede tranquilo y acepte el hecho de que tendré que sangrar allá abajo hasta que cumpla 30 años?!-

-Uh… Sena-chan, cariño… es hasta aproximadamente los 50 años, de hecho-agregó Yuri, algo preocupada ya por la explosión de ira de su… ehm, futuro yerno (sip. Mejor dejarlo así).

La cara roja y los labios apretados de Sena no presagiaban nada bueno.

-Te amaré igual-

Se produjo el silencio en la habitación (por quizás, enésima vez) ante las inesperadas palabras que salieron de la boca de cierto Shin Seijuurou.

-… ¿Eh?-

Al escucharlo decir eso, la cara del de Deimon retomó su color habitual y este, ansioso y sorprendido, lanzó una mirada estupefacta hacia el oji azul, esperando una explicación elaborada ante lo que acababa este de decir.

-Así seas hombre o mujer, alto o bajo, macizo o delgado, tú sigues siendo Sena-

-Y Sena sigue siendo la persona a la que amo-

Acto seguido el peli azul se inclinó y besó la frente de su estupefacta pareja.

Misma que seguía anonadada ante las palabras que le habían dicho, y misma que salió de su estado al sentir los labios del joven que lo cargaba posarse con cariño sobre su piel.

Y el beso del de Oujo funcionó en él como un encanto.

-¡Shin-saaaaaan!-

Con eso, Kobayakawa Sena volvió a su frágil, nerviosa y excesivamente educada forma de ser, rompiéndose en su (ya intensificada al máximo) crisis nerviosa y comenzando a llorar, el castaño ocultó su rostro en la curvatura del cuello del oji azul cobalto, pasando una mano por el otro lado del cuello y balbuceando cualquier cosa de manera extremadamente rápida.

Todos los espectadores allí presentes contenían la respiración (cada uno a su manera y por un motivo distinto) esperando la conclusión de la nueva escena que protagonizaban ambos jugadores de football americano, atentos ante cualquier nueva sorpresa.

-… Me llevaré a Sena ahora. Padre, madre, señores Kobayakawa. Con su permiso-

Y parco como siempre suele ser, el joven de Oujo desapareció con el castaño aún destrozado emocional y psicológicamente aferrándose hasta con su vida a su pareja, sumiendo la habitación en un incómodo silencio.

Sí, de nuevo.

Los pequeños gemelos, molestos porque su hermano mayor los había ignorado de esa manera, se levantaron de la cama y corrieron hacia la puerta en busca de este y su nueva persona favorita.

-¡Aniki*, espera!-

-¡No es justo, aniki! ¡No acapares a Sena nee-chan!-

-¡Anikiiii!-

… Así es como quedaron los adultos solos en la habitación, rodeados del (hasta el momento) más incómodo silencio y dejando muchas dudas sin responder, en especial en las cabezas de los Kobayakawa.

-*Cough* Mihae-san, Shuuma-san-ambos mencionados se giraron hacia el patriarca de los Shin-permítanme disculparme nuevamente por mi carencia de modales hacia su hijo y hacia ustedes-

El contento que mostró su sonrisa se trasladó hacia sus calculadores ojos, cosa que a los padres de Sena no les gustó.

Definitivamente no les gustó (en especial a Shuuma).

-… ¿Querido?-

Incluso su esposa miró de manera dudosa a Shin padre, extrañada por su súbito cambio de actitud.

¡! ¿No me digas que–?” su mirada se volvió estupefacta y luego (sí, aunque no lo crean) preocupada.

-Con esto dicho, déjenme ser el primero que reconozca la unión entre nuestros hijos-

Su mirada satisfecha hizo que un escalofrío recorriese las espaldas de los allí presentes, los cuales esperaban (sobre todo los padres del castaño) que eso fuera una broma de mal gusto.

-¿E-eh? B-bueno…-

-Si usted lo dice…-

-Perfecto. Entonces–-

-De hecho, hay una cosa de la que me gustaría hablarles-

La voz alegre y firme de Shin Yuri resonó en la habitación, atrayendo las miradas curiosas de quienes la escucharon.

-¿Qué estás haciendo, Yuri?-

La voz grave y extremadamente seria de Shin padre heló la sangre de los Kobayakawa, congelando sus acciones y manteniéndoles atentos ante cualquier cosa.

-Nosotros tampoco hemos sido completamente honestos con ustedes, Shuuma-san, Mihae-san-

-¿… A qué se refiere?-

Logró articular la peli castaña, tomando inconscientemente la mano de su esposo en busca de apoyo, ¿qué tipo de apoyo? Cualquiera, la verdad.

-Verán…-

-¡! ¡¡Yuri!!-

-Somos una familia de yakuzas-

Los padres de Sena jadearon casi inaudiblemente, anonadados.

-De hecho, nuestra familia está dentro del más alto estratagema dentro de la mafia japonesa-

-…Lo has dicho, no lo puedo creer…-

-¿Qué…?-

Los padres del chico de las piernas de oro a estas alturas del partido boqueaban por aire, desesperados.

Bueno, no, digo, esto…

¿Qué, en nombre de todo lo bueno era esto…?

-Ya que su secreto familiar (Sena-kun) terminó revelándose, siendo este tan íntimo…-

Entre la pausa que la mujer realizó se pudo oír un “maldición…” dicho no muy sutilmente por el patriarca de los Shin.

-Sólo pensé que así todo quedaría parejo entre ambas familias y todo y–-

-Mihae-

Kobayakawa Shuuma, con esto último dicho por la hermosa mujer y habiendo al fin recuperado el habla, decidió que ya había tenido suficiente.

Por hoy, por la semana que viene, por todo el año, esta vida y por 10.000 vidas más él ya había tenido más que suficiente.

Así que tomando a su mujer del antebrazo, de manera algo ruda cabe destacar, la levantó de su silla (al mismo tiempo que él se paró de golpe de la suya) y caminó raudo y furiosamente hacia donde minutos antes habían salido Shin hijo y Sena.

-¿Q-q-querido?-

-Nos vamos-

-¡¿¿EHH??! ¡Pe-pero!-

-¡¡Nada de peros!!-

Su grito fue, increíblemente, tan potente como los de Shin Seichirou, cosa que dejó mudos a los yakuzas, mucho más a su mujer.

-En cuanto encontremos a Sena nos vamos de esta maldita casa-

Volvió a levantar la voz el normalmente tranquilo patriarca de los Kobayakawa.

-Y con respecto a ustedes…-

Cuando el pelinegro de carácter (usualmente) afable les habló a los Shin, lo hizo de tal manera que incluso la sonrisa de Yuri desapareció al momento de ser esta encarada.

-Si alguna vez me entero de que le han vuelto a hacer algo a mi familia, escuchen bien yo jamás, jamás se los voy a perdonar-

-¿Sh-Shuuma-san? ¡Espera, no tires t-tan fuerte! ¡Shuuma-san!-

Con eso dicho, Kobayakawa Shuuma se volteó a caminó aún iracundo hacia la puerta, jalando a Mihae en el proceso.

Tras el portazo que dieron los padres de Sena al irse la habitación se llenó de una tensa atmósfera y el peor de todos los silencios que hubiese llenado antes el lugar.

Por lo que, y para romper la tensión en el aire, Shin madre suspiró, recuperó su tranquila sonrisa y volvió a sentarse para acabar su olvidado té.

Shin padre, por otro lado, estaba cerca, muy cerca de levantarle la mano a su esposa.

¿Qué, en nombre de Kami-sama, había hecho ella?

-¿Qué, en nombre de todas las deidades ha sido eso, querido?-

Y como si hubiera leído su mente, Yuri repitió casi exactamente las mismas palabras que su esposo estaba pensando, las que fueron dichas con una voz fría y falsamente agradable que lamentablemente el líder de su familia de yakuzas no detectó como peligrosa.

Graso error.

-Eso, querida, es lo que me gustaría preguntarte-la mirada que le dirigió bien pudo haber congelado el infierno.

Pero la mirada que la hermosa peli azul le dirigió, sin embargo, pudo haber incendiado 1.000 soles si la dueña hubiese querido.

-Pues, querido esposo…-y se levantó de su lugar. Shin padre tembló-sólo arreglé de la mejor forma posible-se acercó a él. Él retrocedió-el error-quedaron cara a cara.

-Que cometiste y que casi cambia el hermoso futuro con nuestros hermosos nietos-

El pelinegro tragó saliva. Duro.

-¡SHIN SEICHIROU!-

Que amparen los dioses al pobre diablo…

Omake.

-S-S-Seijuurou-kun, ¿en serio está bien que estemos aquí?-

Dijo el ya más calmado, ya más repuesto hermafrodita running back sentado en otra cama (mucho más grande, cabe decir) en una habitación decorada de manera sobria, bella y femeninamente.

-No creo que a ella le moleste. No es del tipo materialista u obsesiva-

-¿Ella?-adorable ladeo de cabeza en aparente confusión-¿a quién se refiere…?-

La puerta de la habitación se abrió suave, ligera y notoriamente, interrumpiendo la pregunta del más joven. Ambos jugadores prestaron atención al súbito ruido producido afuera de la habitación, sobre todo a las exclamaciones del tipo “¡Saeko-sama! ¡Qué alegría verla de nuevo!” “¡Saeko-sama! ¡P-permítame su equipaje, por favor!” “Le avisaré a Yuri-sama y Seichirou-sama de su llegada, bienvenida de nuevo, Saeko-sama”.

Y en el marco de la puerta (la cual fue abierta dramáticamente) apareció una joven bastante alta para ser japonesa, con una larga cabellera larguísima de color morado, piel del color de la leche y ojos del mismo color de sus cabellos y agudos y penetrantes.

Casi tan penetrantes como los de…

-Seijuurou, buena tarde-

La hermosa joven, tras analizar la escena presentada delante de sus ojos y arquear elegantemente una ceja habló, con una voz suave y firme e inclinando ligera y respetuosamente la cabeza hacia los jugadores de football americano.

Muy, muy similar a Shin hijo y Shin madre…

Lo que quiere decir que…

-Buenas tardes, onee-sama-

… Oh, qué bien.

Más Shin para repartir.

Saeko (ahora denominada Shin hija, para gusto de quien quiera) arqueó nuevamente su ceja, pestañando un par de veces hasta que miró a Sena (que se congeló en el acto al ser avistado), río graciosamente y luego negó con la cabeza.

-¿Tratando de verte bien delante de tu pareja? Ay Seijuurou…-

Y con una tranquila sonrisa bailando en sus labios, Saeko se acercó a la cama del lugar.

El silencio y el ligerísimo sonrojo del linebacker sólo entreteniéndola aún más.

-Mucho gusto, mi nombre es Saeko, a tus servicios…-

Y extendió una mano que le tomó un total de 5 segundos el agarrar y apretar ligeramente a un nervioso Kobayakawa Sena.

-¡Sena! ¡Kobayakawa Sena! ¡I-igualmente!-

Misma mano que sacudió enérgicamente y con entusiasmo, quizás demasiado, pero eso a nadie le importó (ni siquiera a él, y eso ya es bastante).

-Es un placer conocerte, Kobayakawa-kun-

-¡Oh no! ¡P-por favor llámeme Sena, Shin-san!-

Risita ligera de parte de la mujer.

-Entonces tú llámame Saeko, Sena-kun-

-C-claro, S-Saeko-san…-sonrojo

Shin hija bufó, aparentemente divertida con la formalidad del castaño, para luego observar detenidamente al de Deimon.

Todo ante un impasible y tranquilo jugador de los Oujo White Knights, para desesperación de Sena (el cual, , volvía a tener una de sus crisis nerviosas).

-E-este… ¿Saeko…san? *Holds* ¿Q-qué…?-

De la nada, Saeko tuvo el impulso de agarrar la cara del running back para analizarle mejor. No era nada malo, Saeko sólo quería aclarar una pequeña duda.

-¿Seijuurou?-

Y ya satisfecha con su resolución, la peli azul comenzó a hablar.

-¿Dime, nee-san?-la cara de Saeko adoptó una mueca de disgusto ante el honorífico.

-¿No te molesta que aclare unas pequeñas dudas contigo?-

El silencio que reinó en la habitación en ese momento fue un claro y rotundo , al menos en lenguaje Shin.

-¿Padre se enteró hace poco de esto?-

-Este mismo día según madre nos contó-

-Ya veo. ¿Padre usó sus… métodos para traerle aquí?-

-También trajo a sus padres-los ojos de la joven se abrieron ligeramente a causa de la impresión.

-T-también trajeron a la fuerza a-a Shin-sa–-mirada y mueca disconforme de Shin hijo-a Seijuurou-san-por un momento, la mueca de ligero disgusto que había adoptado Saeko se formó en el rostro de su hermano, para sorpresa del castaño (y haciéndole notar que nunca más usaría ese honorífico con su novio. Esa mueca a Sena no le gustó en lo absoluto).

De hecho, Sena realmente no sabía qué le había llevado a meterse en la conversación de los Shin, más aún de manera tan forzosa. Sólo sabía que tenía la necesidad de aclararle a su futura nee-san el cómo habían ocurrido las cosas.

Llámenlo demente, pero Sena tenía una corazonada muy buena con respecto a la joven, muy similar a la que tuvo con Musashi-san hace ya varios meses atrás.

Y no, las hormonas… femeninas no tienen nada que ver acá.

Punto.

La mujer (habiendo ya soltado a Sena) puso los dedos de su mano derecha sobre su mentón de forma pensativa.

-Entiendo-y miró fijamente al castaño-sólo una pregunta más…-

-Sena-kun es varón, ¿verdad?-

Era realmente, realmente curioso el hecho de que todas las mujeres de la familia Shin pudiesen tan rápido su género (al menos el aún se sentía un hombre y eso era lo que importaba) y eso Sena lo agradecía, de todo corazón.

-Correcto, Saeko nee-san-

Y la reafirmación tan rotunda de parte del oji azul casi, casi hace llorar a Sena de alegría el cual, conmovido, estuvo a punto de abalanzársele para darle un poco de bien merecido amor.

Igual, palabra clave casi.

Y de nuevo no, las hormonas recién despertadas no-tienen-nada-que-ver, muchas gracias.

-Ya veo, ya veo…-

Ahora la mirada de la peli-azul, sin embargo, se dirigió hacia las piernas del castaño.

-Es sólo que *Giggle* por un momento pensé que Sena-kun era mujer-cambiando su expresión facial a una más normal (seria pero complacida).

-Pero sólo se había abierto la herida de su (o sus) piernas, ¿por eso hay sangre en la cama, verdad?-

Y ambos jóvenes miraron la enorme y horrible mancha de sangre que se estaba formando en donde están las partes nobles del de Deimon.

Contemos ahora, todos.

3… 2… 1…

-¡¡NOOOOOOOoooo~!!-

Gritó, sí, Sena.

De nuevo.

… Ahora SÍ pueden culpar a las hormonas

*Minutos después*

-Lamento haber sentir tan incómodo a tu pareja, Seijuurou-

-… Yo lamento haber usado tantos honoríficos contigo, Saeko-

-… Y lamento que se ensuciara tu cama-

-No hay problema, Seijuurou-

Ambos miembros de la familia Shin se encontraban sentados en el suelo, uno a cada lado de una puerta en donde se encontraba colgado un letrero que decía “baño”.

-¿Sena-kun?-

-¡No!-

-¿Sena?-

-¡He dicho que no!-

-Sena-kun, por favor…-

-¡No voy a salir de aquí, Saeko-san! ¡Por favor no insista!-

La voz del running back se escuchaba claramente quebrada.

-Sena, no seas irracional…-

-¡Irracional es el hecho de que tenga un mini mí y me llegue el período!-

Y se hizo el silencio…

Como dije antes, sip. Ahora pueden culpar a las hormonas.

-De cualquier manera, Seijuurou…-

El de Oujo volteó a ver a la joven, la cual sonreía honestamente

-Sena-kun es un chico adorable. Felicidades por su noviazgo-

Y Seijuurou, como pocas veces, sonrió de manera completa y plena.

-…Lo sé, Saeko. Gracias por tus buenos deseos-

*Mientras tanto, adentro del baño*

-No voy a salir-

-¡No pienso volver a salir hasta que eso no pare!-

Y eso es… bueno, se entiende

Oh Sena, ¿acaso piensas pasar tantos días allá adentro?

-¡Si tengo que esperar una semana aquí, entonces eso haré!-

Dios…

Fin del Omake.

Notas finales:

*Ya ustedes han de saber cuál es el tema con los onee-chan y los onii-chan, pero, si no comprenden, son hermanito o hermanita (amigo o amiga también). Nee-san es hermana mayor y aniki es una forma súper respetuosa de decir hermano mayor, so... eso :)

En una sala de cirugías(?) se hallaban Hibary y Hikaru, la primera haciendo fuerzas y la segunda al frente de ella, alentándola(?!)

Hikaru: Ahora puja, ¡puja, mujer! Que ya no queda nada

Hibary: ¡¡¡¡Ay DIOS MEO!!!! :’D

Hikaru: ¡¡PUJA TE DIGO!! o-ó

Hiruma:… ¿Qué re putas? ¬¬U

Ahaha…

Y pasaron las semanas, los meses y los años.

Y el tiempo transcurrió y le fui infiel a este fandom con el de Shingeki no Kyojin, lo sé.

Hibary: ¡¡¡GYAAAAAAAAAAAAAAHHH!!! -luego de su esfuerzo, se desmaya-

Hikaru: ¡Omaiga! O_O

Hiruma:… ¿Felicidades, es un epílogo? o.óU

Pero mi tema fue netamente en la desmotivación

Este pequeño lo escribí hace más de un año en una libreta y era incapaz de pasarlo a Word de sólo recordar cuan largo era.

Es un monstruo :’D

Hibary: Mi… Mi bebé :’3

Hiruma: Tú bebé es jodidamente grande -_-

Hikaru: Y pesado o.o

Hibary: ¡A callar! ò.ó

Espero que este PEDAZO de parte de epílogo (que aún me falta el domingo… quiero llorar :’) ) sea compensación suficiente.

Y… y ya ni se, son muchos años.

Son muchas cosas que le han pasado a mi pobre y magullado cuerpo :’D

Los reviews son el alimento de los escritores.

… Pero yo ya ni lo merezco, si gustan, mátenme de hambre :’D 


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