Capitulo 2
-Que diablos están haciendo ustedes- exclama Deidara estupefacto por lo que había presenciado.
-Espera dei…-.
-Par de desgraciados, malditos- exclama lleno de ira el rubio mirándolos con ganas de matarlos. –Cómo es posible que le estén haciendo esto a Naruto-.
-Yo mejor…me voy- exclama Gaara pasando por el lado del rubio que lo agarra con brusquedad de los brazos y lo empuja contra el mesón.
-Ustedes no se mueven de aquí…hasta que me expliquen por que se estaban besuqueando- miraba al azabache quien tenía la cabeza agachada y luego a Gaara que desviaba la mirada.
-…-
-…-
-si no me van a responder, entonces contéstenme desde cuando están haciendo esto-.
-Desde que nos conocimos en la fiesta de año nuevo- responde el peli rojo con naturalidad.
-Eres un sínico- grita el rubio dándole una fuerte cachetada, que casi lo tira al suelo.
-Y tu…- dirigiéndose a Sasuke.- Sabes que si Naruto se da cuenta de esto, terminaría destrozado? Acaso no lo pensaste imbécil? –dándole una cachetada para después recostarse sobre la mesa y tratar de tranquilizarse. Luego se dirige al horno y con los guantes puestos saca las papas.
-Escuchen bien, van a regresar al comedor como si nada hubiera pasado, a no ser que quieran que le diga a mi hermano la cochinada que estaban haciendo… ¿me escucharon?- le ordena Deidara agarrando una de las papas y lazándosela a Sasuke en la cabeza.
-Tú, maldito, lleva hielo que ya se acabo- mirando al peli rojo que se encontraba meditabundo.
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-Por que tardaron tanto- pregunta Naruto mirando como su hermano colocaba con algo de fuerza la bandeja con papas sobre la mesa.
-Es que aun no estaban listas y nos pusimos a conversar- responde con una sonrisa forzada, que no es detectada por el menor.
-Es cierto, sasuke, tú no has comido carne…déjame yo te sirvo-le sonríe a su marido quien no lo miraba a la cara.
-Oye, gaara… ¿tu también quieres otro pedazo?-.
-No gracias…- responde comenzando a tomar vino sin parar.
-Amor… ¿no crees que el ambiente está un poco tenso?- le pregunta Kakashi a su esposo en un susurro.
-Tienes razón…mejor nos vamos- responde el castaño mirando a su esposo.
-Etto…nosotros tenemos que irnos ya- dice el peli gris levantándose con Iruka.- Muchas gracias por invitarnos- despidiéndose con un beso en la mejilla de Naruto y Deidara y un apretón de manos a Sasuke y a Gaara.
-Muchas gracias por venir…kakashi sensei, iruka sensei- dice el rubio menor abrazándolos.
-Gracias por todo…sasuke, nos vemos mañana- dice el peligris agarrado de la mano de su esposo, para luego partir en su carro.
-Umph…-.
-Creo que yo también me voy- dice Deidara levantándose y mirando de reojo al azabache y al peli rojo.- Tengo que regañar a ese par de mocosos por haber faltado a la reunión-.
-No seas muy duro con ellos, ¿de acuerdo?- le pide el menor acompañándolo a la salida.
-Tratare-.
-Y saludes a Itachi- agrega Naruto abrazando a su hermano, quien asiente con la cabeza para luego dirigirse a su casa.
-Como la fiesta ya termino, me regreso a mi casa-exclama Gaara perdiendo el equilibrio al levantarse, ya que estaba pasado de tragos.
-Un momento Gaara, no te puedes ir solo en ese estado- le reprende el rubio ayudándolo a sostenerse.- Sasuke te llevara hasta tu apartamento… ¿me oíste Sasuke?- mirando a esposo que simplemente se levanta y saca las llaves de su carro.
-Eso…no…es necesario- dice siendo sentado en la parte trasera del vehiculo, mientras el azabache lo encendia.
-Y tu no te demores, Sasuke- dándole un beso rápido en la mejilla.
-No lo haré- es la respuesta, antes de poner a andar el carro.
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Deidara al regresar a su casa, se puso a preparar la cena para sus hijos y esposo, aunque lo que había visto antes, lo tenia de muy mal humor, llevándolo a descargar su ira con los vegetales que picaba.
Se encontraba sentado en el comedor bebiendo una botella de whisky, mientras miraba a la nada, cuando el sonido de la puerta abrirse lo saca de sus pensamientos.
-Ya llegamos- dicen 2 voces al mismo tiempo.
-¿Me podrían decir la razón por la que no fueron al asado de su tío?-.
-Yo no sé Tenma…pero tu hijo mayor estaba reunido con unos amigos, jugando videojuegos y cuando me di cuenta de la hora decidí no ir ya- responde un joven de 16 años, de cabello rubio corto parado en puntas, ojos negros con unas ojeras y un cuerpo atlético.
-Tu solo eres mayor por 3 minutos, Takuma…y para tu información, yo estaba en casa de Yuki terminando el trabajo de historia que es para mañana… ¿o es que tú no te acuerdas de ese trabajo?- exclama un joven parecido a otro, solo que su cabello rubio era largo hasta los hombros, ojos negros pero sin la ojeras, facciones más finas y un cuerpo delgado, propio de un doncel.
-No empiecen con peleas ahora, que no estoy de humor…dejen su cosas y vengan a comer-ordena Deidara sobándose la frente.
-Si otochan- responden al mismo tiempo los gemelos, los cuales dejan sus cosas en la sala, para luego sentarse a cenar.
-Cuando terminen de comer, lavaban sus platos ¿me oyeron?- dice el mayor cogiendo la botella de whisky y el vaso para irse a recostar sobre el sofá.
-Si otochan- contestan mirándose el uno al otro.
-Que le pasa a otochan, está muy raro- exclama Tenma.
-¿Sera que otosan volvió a las andadas?- pregunta el mayor comiendo un pedazo de carne.
-No lo creo, recuerda que otosan nos prometió “ese día” que iba a serle fiel a otochan y que no nos iba a abandonar-.
-Es verdad…entonces preguntale tu que le sucede-.
-¿Estás loco niisan? Tu sabes que otochan tiene un carácter muy “explosivo” como Naruto ojisan y otosan lo afirman…mejor ve tu-.
-Que no…ve tu-.
-No, tu-.
-Que tú…yo soy el mayor-.
-Por que eres el mayor tienes que ser tú y no exponer a tu lindo otouto-.
-Mejor dejemos las cosas así…a propósito otouto podrías darme copia del trabajo? Si?- le pide con ojitos de borreguito.
-Lo hare con una condición…tienes que salir en una cita con mi amigo Yuki, ya que tu le gustas mucho-.
-Pero es un cerebrito…aunque tiene buen trasero- piensa Takuma con morbosidad.
-Tómalo o déjalo-.
-Umph…muy bien, acepto- responde con fingida resignación.- Dile que el viernes cuando salga del entrenamiento con el equipo de futbol iremos al cine, que me espere en las bancas de la cancha-.
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Sasuke y Gaara ya se encontraban en el elevador del edificio donde vivía el segundo, cuando al mirarse a los ojos el peli rojo asalta la boca contraria sorprendiendo al azabache que al momento comienza a responder con el mismo deseo; ambas lenguas peleaban por saber quién era la dominante…mientras las manos recorrían el cuerpo contrario con lujuria.
Cuando llegan al piso indicado, Sasuke recobra un poco el sentido y separa a Gaara suavemente.
-Esto no puede seguir así…yo amo a Naruto y no quiero hacerle daño a mi familia-.
-Pero yo también te amo, Sasuke….llevamos un año viéndonos a escondidas y tu no pareces disgustado de todo lo que hemos hecho- le dice Gaara abrazándose a él.- ¿Acaso tu no me quieres?-.
-Etto…yo…tengo que irme...Naruto me está esperando…-.
-Por favor, quédate un poco más conmigo-.
-No puedo, yo te llamo mañana- sobándole la mejilla, para luego dirigirse al elevador y antes de cerrase la puerta el peli rojo le lanza un beso, haciendo sonreír al Uchiha.
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-Ya llegue, familia- dice un hombre muy guapo de cabello negro amarrado en una coleta, ojos negros muy profundos y una ojeras que lo hacían más atractivo. ¿Deichan? Donde estas- llama a su esposo, al cual encuentra sentado con una botella de Whisky medio llena en la mesa y un vaso vacio en sus manos.
-Tu cena está en la estufa, solo tienes que calentarla- dice el rubio sin mirar al azabache.
-¿Pasa algo, amor?- le pregunta Itachi sentándose a su lado y abrazándolo.
-No me pasa nada- responde en tono seco.
-De acuerdo…si quieres contarme lo que te sucede, estaré en la habitación, ya que estoy muy cansado- levantándose y subiendo las escaleras para el segundo piso.
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-Ya volvi- exclama Sasuke, el cual fue recibido por un sonriente rubio.
-¿Como quedo Gaara? ¿lo acompañaste hasta su apartamento?-.
-Si-.
-Shisui ya se acostó…quieres que te prepare un té antes de que te acuestes?- le dice el rubio hiendo a la cocina.
-No quiero nada- le responde el azabache, ingresando al estudio, bajo la atenta mirada del rubio.
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-Esto no puede quedar así- dice Deidara levantándose de donde estaba para luego salir apresurado y montarse en su carro. – Ahora mismo voy a aclarar las cosas- exclama pisando el acelerador y perdiéndose entre las calles vacías.