Las calles de la ciudad estaban atestadas de gente y absolutamente todos se dirigían hacía hacía el mismo lugar. El gran teatro conocido como The Kig´s Men, estaba presentando una de las mejores obras jamás escritas, de su propietrario William Shakespeare; la obra que había causado revuelto por toda la ciudad y que, se decía, había incluso hecho emocionarse a la reina, volvía a estar en cartelera luego de las cuatro semanas que había durado, la también exitosa, Sueños de una Noche de Verano.
El teatro era uno de los más conocidos y respetados de toda Inglaterra por dos sencillas razones: uno, era propiedad de William Shakespeare y todas sus más recientes obras, así como sus clásicos eran representados ahí con los mejores actores que se pudieran encontrar; dos, el teatro había alcanzado tal fama que se había vuelto uno de los favoritos del Rey Jacob y este, a su ascensión al trono, había tomado a toda la compañía bajo su ala, de ahí que se renombraran como los Hombres del Rey.
La multitud de gente se apiñaba por entrar, los más ricos y opulentos ocupaban los palcos y los pisos superiores que, a diferencia de los pisos inferiores, si contaban con asientos y permitían que los asistentes se sentaran para resistir los cinco actos de la obra. El resto de la plebe se apiñaba cerca del escenario.
Faltaban cinco minutos para que se iniciara con la obra, todos los actores daban un último repaso a sus líneas, se acomodaban el vestuario y se colocaban los últimos retoques del maquillaje. Uno de aquellos entes ansiosos que pululaban por todo el lugar como en estado de trance y hablando consigo mismo, era conocido como Jared Bishop, él ostentaba el papel más importante de toda la obra, era Romeo; sus actuaciones siempre dejaban sin palabras a todos debido a la maestría con que los representaba, a él siempre le otorgaban los papeles masculinos debido a su complexión fuerte y rostro atractivo, era el actor estrella y el favorito del rey Jacob.
Finalmente se anunció la tercera llamada y de detrás del telón apareció el sujeto que hacía del narrador o coro; su voz potente y grave llenaron todo el escenario y acallaron el escandalo de la multitud.
Jared se tensó y dio varias respiraciones rápidas para intentar calmar los latidos de su corazón que se había agitado a causa de la adrenalina, no era que estuviera nervioso o tuviera miedo, había hecho aquello demasiadas veces, era más bien la ansiedad de finalmente salir a escena, impactar al publico y contar una de sus historias predilectas.
Una vez que el hombre que narraba el principio de la historia terminó, se retiró y entraron los siguientes actores, ya pronto sería su turno. En ese momento se hizo un escandalo entre la multitud debido a la entrada del famoso Rey Jacob, que como dictaba su costumbre siempre iba a ver todas y cada una de las representaciones que ponían en escena los “Hombres del Rey”, se le notaba algo irritado, debido a que por asuntos externos había llegado diez minutos tarde a la obra y si algo le enfurecía más que nada era no poder presenciar el acto desde el mismísimo principio.
Se sentó en su asiento habitual con su corte alrededor y con su pompa habitual; si estaba enojado cuando entró, todo su mal humor se desvaneció en cuanto Jared apareció en escena; una sonrisa se dibujo en el rostro del rey, aquel día, Jared estaba magnifico con su traje florentino y sus labios de ligero carmín. El rey lo observó durante todo el resto del acto; más tarde se quejaría con su consorte de que la Julieta, un muchachito de unos dieciséis o diecisiete años, resultaba muy masculina y que había sido un horrendo error dejar que un muchacho al que le estaba cambiando la voz actuara de mujer, de Romeo no puso ni una sola objeción, sólo se limito a opinar que su actuación había sido la mejor.
No lejos de ahí, otro teatro mucho más pequeño y humilde conocido como La Rosa, abría sus puertas al publico, había permanecido cerrado por orden del ministerio de arte y cultura debido al brote de la peste que recientemente había asolado a la ciudad. En escena también se representaría a Romeo y Julieta.
La cantidad de público que ahí se había reunido era increíblemente más pequeña, sólo los más pobres que no se podían permitir pagar los precios del The King´s Men y alguna que otra persona que no había logrado entrar al teatro antes mencionado por haber llegado tarde y ya no haber alcanzado lugar.
Los actores no eran tan buenos, pero se decía que le ponían más empeño. El dueño no era un hombre rico y estaba atascado de deudas, razón por la cual hasta la escenografía era de peor calidad, sin embargo siempre llevaban a buen término todas las obras que representaban, pudiendo sacar suficiente dinero para pagar el local y las regalías por usar las obras de Shakespeare.
Esa ocasión era una especial, no sólo por que se celebrara que finalmente se les otorgara el permiso de reabrir el local, si no que además presentaban a sus nuevos actores, dos hermanos gemelos venidos de las colonias de ultramar conocidos por el nombre de Peter y Lance Reese; sus complexiones delgadas y sus rostros finos los hacían perfectos para los papeles femeninos, Peter representó el papel del ama de Julieta, con algunos retoques en el maquillaje para avejentarlo más y evitar el parecido con su hermano, mientras que a Lance le otorgaron el protagónico.
Ese día se representó en dos teatros completamente distintos la misma obra y dio comienzo el drama de dos enamorados que, al igual que en Romeo y Julieta, harían hasta lo imposible por estar juntos, incluso hasta a sus últimas consecuencias.