Mi amante bandido
Cap. 1 “¡¿De ladrón a AMANTE?!”
La noche era fría. Las calles estaban casi desoladas en esa zona de la ciudad a esas altas horas de la noche salvo alguno que otro arriesgado que se atrevía a vagar por ellas. Los Focos de los postes de luz iluminaban apenas las calles donde lo único que producían eran sombras que se conjugaban con la tranquila luz de la luna. De pronto los pasos apresurados que raídamente se convirtieron en pisadas que golpeaban con firmeza el pavimento se escuchaban cada vez más cerca. Alguien venía corriendo a lo que sus pies permitían, sus pulmones no daban para más, el agitamiento extremo y la adrenalina corriendo por su cuerpo le impulso a brincarse la primera barda que encontró accesible a lo que sus largas piernas se lo permitieron de un solo salto. Respiro hondo con la boca abierta y se apoyó de ambas manos. Por fin estaba del otro lado pese que había caído algo mal. El dolor del tobillo pasaría pronto, se dijo con lo poco de optimismo que aún le restaba. Miró la pequeña ventana que se alzaba cerca del frondoso árbol que le permitiría un mejor refugio. Se lo pensó dos veces y decidido lo trepo llevándose algo de piel de paso. Se asomó sigilosamente por la ventana que gracias a la luz de uno de los postes públicos lograba transparentar la cortina y con la mayor suerte de la que se creyó posible notó como esta se encontraba semi abierta. Abrir fue lo más fácil de su vida.
Su visión acostumbrada un poco más a la oscuridad percibió el arremolinamiento de las cobijas que claro, resguardaban del frío a una persona. Sin pensárselo dos veces corrió hasta ella y con fuerza y algo de rudeza tapo la boca de quien con gran certeza sabía estuvo a punto de gritar.
-Es mejor que se tranquilice. No me gustaría que nada malo fuera a pasar aquí a menos que así lo quiera. –Advirtió acercándose a su oído que incluso estaba cubierto por aquellas gruesas mantas, se acomodó mejor sobre la persona, o mejor dicho, casi se trepó sobre esta y le repegó contra la cama dejándole boca abajo cubriéndole la cabeza para asegurarse de tener sometida a su ahora improvisada víctima. Esperó un poco y escuchó el ruido proveniente de los que le venían persiguiendo con gran alboroto e incluso gritando por darle alcance.
-No voltees ni te descobijes. –Le ordenó parándose y arrinconándose muy cerca a la ventana para asomarse y percatarse de que aquellos ya no estuviesen afuera. Sólo miró a uno de ellos pero al poco tiempo le vio alejarse en su carrera tras de los otros. –Cerró la ventana y resopló con fuerza sacando todo el aire contenido resbalándose por la pared hasta tocar el piso mientras se tocaba el pecho con el corazón a punto de salir de su pecho y entonces habló.
-Si quieres que esta noche nada le pase ni a usted ni a su familia es mejor que se quede así en la posición en que está. Pienso quedarme a descansar en su casa por unas horas si es que no le molesta. –Su sarcasmo le pareció incluso divertido mientras miraba cómo ni un solo músculo se movía de quien fuera estuviera en esa cómoda cama. La oscuridad tampoco ayudaba a que le reconociera y eso era lo mejor.
-Sabe algo, estoy cansado y tengo sed, -se acercó a la mesita de noche tomando la jarra de agua bebiéndola directamente de ella ignorando el vaso de ositos a su lado. –Un poco fría –se quejó, -pero no importa… por cierto quizás si se porta bien, mañana antes que salga el sol me valla. Ah por cierto, llevo un arma y le estaré vigilando toda la noche; se lo suplico es mejor que no haga ningún movimiento rudo, las manos no me responden y me pongo nervioso con facilidad. Creo que me entiende. –Advirtió.
Se acercó forzándose un poco a sí mismo y a su tobillo hasta llegar a la cama. Se aseguró que la cabeza de su anfitrión estuviera bien tapada y se recostó del otro lado. No era verdad lo del arma, pero tenía que asegurarse de imponer miedo en la “victima” para que no se le fuera a ocurrir nada extraño porque en verdad pensaba irse lo más pronto que pudiera. Pero su cabeza apenas y toco la almohada le recordó todo el cansancio que llevaba de golpe y sus párpados le pesaron más de lo que pudo soportar. El ardor de los raspones que llevaba en el pecho y en los brazos le forzaron a quitarse a duras penas la chamarra junto a la playera que se encontraba sudada y algo mal oliente después de todo el ajetreo.
- Mucho mejor –Se dijo notando el calor de aquella colcha sobre su piel de la espalda ahora desnuda, jaloneo una de las cobijas que se arrastraban por la cama y se cubrió un poco. Logró oponerse a los brazos de Morfeo casi diez minutos pero al final… Morfeo le venció.
-¡¿LEE SUNGMIN QUE SIGNIFICA ESTO?! –Aquellos gritos de una histérica mujer le retumbaron en los oídos apenas y sus ojos se acostumbraron a la brillante luz cuando sintió el jalón de la cobija sobre su cuerpo dejándole expuesto. Entonces notó que el CHICO de a lado era también jaloneado por una señora de edad mayor.
-Mamá, no es lo que piensas. –Su voz era temerosa y su nerviosismo bastante considerable.
-¡Ah no! Entonces quieres explicarme lo que sucede. ¿Por qué este chico estaba durmiendo contigo, en tu misma cama y… semidesnudo. – Señalaba la ropa desperdigada sobre el piso. Se veía furiosa y decepcionada. Y ambos jóvenes estaban sorprendidos y asustados. Sobre todo el mencionado que se paró de inmediato con sólo sus mini boxers puestos.
-Te lo juro mamá yo no hice nada. –Sungmin se acercaba a ella suplicante por que le creyera.
-Si señora, lo que dice su hijo es cierto. –No podía permitir que le confundieran con un homosexual, eso sí que no. Prefería mil veces que le llevaran preso. -Yo… soy un ladrón que entró por la noche para... -
-¡¡Maldito!! Eres un cínico. –La pobre mujer estaba que bufaba del coraje. –Dime Sungmin ¿que hice mal…? ¿Mmm? Te lo he dado TODO, estudios, la ropa que quieres e incluso te hemos hecho tus gustos, estaba a punto de comprarte tu coche y ¿así me pagas? y lo peor de todo, con un ¡¡¡HOMBRE!!! ¡¡DIOS un HOMBRE!!
-¡¡Pero mamá, es cierto todo lo que dice!! –La voz exaltada del chico porque su madre le dejara explicarse comenzaba a quebrarse.
-Si, claro que es verdad todo lo que dice, es un ladrón que se ha llevado la virginidad de mi pobre Sungmin.
-¿Cuál virginidad? –Gritaron ambos
-¿Cómo que cuál virginad? ahora resulta que ni siquiera es tu primero. – La mujer calló al suelo a llorar. Cuando tu padre lo sepa.
-No mamá, cómo vas a decirle algo como eso. –El muchacho se hincó con ella palmeándole la espalda. Ya no sabía qué hacer ni cómo decirle.
-Y tú irresponsable. –Dirigiéndose al más alto que se terminaba de poner su chamarra. –Ahora mismo te me sientas aquí y no te me mueves.
-Mamá el trae un arma, no lo incites. –Se apresuró a decir queriendo salvar la vida de su madre puesto que sabía (según le dijo ayer el salvaje ladrón) que sus manos se ponían nerviosas y solía disparar su arma por el stress… o eso creyó entender. La mujer miró hacia el otro que movió las manos en negativa acerca de lo del arma confirmando que no llevaba ninguna consigo.
-El incitado serás tú. Y no me toques. Ni siquiera puedo pensar en cómo voy a decírselo a tu padre, no me siento preparada para esto.
-No es necesario mujer. –La voz ronca de un hombre inundó la habitación. Todos se voltearon a ver al *robusto sujeto que se abrió paso por la puerta, la mujer comenzó a llorar con más ahínco. –Escuche todo desgraciadamente. Y créanme esto que les voy a decir a ustedes dos jovencitos. Esto no se puede quedar así. Nuestro apellido no será manchado. Se quedarán aquí hasta que pensemos en algo para solucionar este problema. Y ni piensen en salir de la habitación. SHINDONG. –llamó a otro joven de aspecto robusto que asomo su cabeza, llama a tu hermano para que venga de inmediato y por favor quédate en la entrada de la casa y vigila que este para no haga de las suyas.
-Pe… pero papá… por qué vas a meter en algo como esto a mis primos -Como respuesta sólo un suspiro decepcionado de parte del hombre que le había dado la vida a Sungmin. El portazo que escuchó le hizo pegar un brinco.
Que había sido todo este embrollo. ERA DE LOCOS. Sungmin de inmediato se dejó caer a la cama de brazos abiertos con una cara de desconcierto total que ni en cuentos la veía. Sin embargo tampoco podía hacer mucho puesto que aún le invadía el temor de la mala noche anterior cuando el presente le amenazó con hacerles daño a él y su familia si intentaba algo, pero esto, ¿qué era todo esto, por qué le tenía que pasar precisamente a él?
-Oye, ni pienses que me voy a quedar aquí tan tranquilo. –Se quejó el otro que comenzaba a zarandear la puerta y luego se apresuró cojeando para asomarse tras la ventana intentando abrirla.
-Eso sería bueno, pero te advierto que esos dos son muy buenos. Mis primos Shindong y Kangin ambos dieron ya su servicio militar y ahora están descansando durante todo el mes pero piensan volver y no creas que será tan fácil escapar de ellos.
-¿Eso crees? Se asomó a la ventana y miró a Shindong con semejante katana que zarandeaba de un lado a otro y en seguida le gruño cual perro según miró.
-Y a todo esto. –Le preguntó al “culpable de todo” –¿Cuál es tu nombre? –Preguntó Sungmin mirándole al rostro detenidamente por primera vez.
El chico lo pensó un poco pero finalmente accedió. –Mi nombre es Kyuhyun… Cho Kyuhyun.
-Incluso me diste tu apellido. –Sonrió sin tomarle tanta importancia. –Pensemos Kyuhyun en cómo vamos a salir de esta.
-¿Pensemos? –Preguntó con ironía. –Piensa tú, es tú familia y yo ni siquiera tengo nada que ver en esto.
-¿Cómo que no tienes nada que ver en esto? –Se quejó. –Si FUISTE TÚ el culpable de TODO. Te recuerdo que FUISTE TU el que te metiste como el ladrón que eres a mi habitación y FUISTE TÚ me tuviste de rehén toda la noche y lo más importante y estúpido de todo que FUISTE TU quien se tomó la medicina para dormir que tenía en ESA JARRA. –Se quejó. –Además. ¿Cómo está eso de que no tienes ningún arma? –Demando el muchacho mirándolo con furia.
-Eso solo lo dije para que no hicieras ninguna estupidez. Además cómo está eso de que tenías medicina para dormir y no pudiste decirme.
-Jamás me pediste permiso. Yo nunca pensé que habías bebido de la jarra directamente, imaginé que estabas tomando el agua del vaso que es común y corriente.
-¡Demonios!
-Lo vez, eso es por lo que NO me han creído. Yo soy cinta negra, el mejor de mi clase en Kung Fu y fácilmente hubiera podido contigo, pero como me dijiste que llevabas un arma no quise poner en riesgo a mi familia. Sabía que llegarían de sus vacaciones y si tú estabas dispuesto a dejarme vivo sin lastimarme, entonces lo mejor sería llevar la fiesta en paz y esperar hasta que amaneciera y en realidad cumplieras tu promesa y decidieras irte.
-Eres un… -En seguida Sungmin se levantó y se echó encima de Kyuhyun que trastabillo por su tobillo ya muy hinchado y calló sin poder evitarlo juntó con Sungmin a la cama aplastándolo sin querer en el proceso. Apenas pudo levantar la vista cuando se abrió la puerta.
-Es que no tienes ni siquiera una pizca de vergüenza. -Un furioso Kangin entraba por la puerta sacando a Kyuhyun de encima de Sungmin. –Cuando me lo contó ShinDong no podía creerlo, incluso cuando me lo confirmó mi tío aún lo dude pero ahora que los veo de esa manera Sungmin… creo que, ya no sé quién eres, te desconozco por completo.
-Pero Kangin te aseguro que todo es una confusión. Ni siquiera lo conozco, Kyuhyun es un completo desconocido para mí...
-¿Kyuhyun? Ah! Con que éste es un completo desconocido para ti pero sabes su nombre. –Le miró de mala forma, incluso lo atemorizó por un momento. -Pues déjenme decirles a ambos... –Dirigiéndose sobre todo al nombrado –que ahora ustedes van a tener que comenzar una vida juntos… como casados.
-¡¿QUEEEE?!!!
Continuará…