Los Potter son una de las familias más reconocidas pero a la vez envidiadas y odiadas de toda Inglaterra. La cabeza de la familia James Potter es un hombre de negocios serio, egoísta y calculador. También un afamado traficante de opio dentro de la isla.
Su esposo el señor Severus Snape de Potter es uno de los pocos donceles que mantienen una vida activa, similar a la de los hombres pero nunca igualada. Él se dedica a enseñarle a leer, bordar, cocinar entre otras cosas a los donceles jóvenes a quienes no se les está permitido el estudio como el de los hombres pero que tampoco entraron al convento.
Este matrimonio tiene dos hijos Harry James Potter, hijo mayor de 19 años de delicadas facciones, delgado cuerpo y con una melena siempre despeinada. Inteligente y emprendedor como su padre, aprendió a leer a corta edad y un doncel ejemplar. El orgullo de su papá y la vergüenza de su padre. Padre que esperaba un hombre como primogénito y no un doncel.
Y el menor James Sirius Potter de tan sólo 16 años. Un hombre muy parecido a su padre, de grande musculatura, cabello corto siempre enmarañado, facciones toscas y buena cabeza para los negocios.
Los cuatro Potter viven tranquilos en su mansión cerca de la playa, cuentan con 10 esclavos quienes están bastantes domesticados y se mantienen siempre ordenados. Todos donceles una que otra vez han desaparecido unos días luego de andar con náuseas, unos cuantos se han marchado para ir a parir hijos bastardos de los dos hombres en la mansión Potter.
Aunque los hijos bastardos de los hombres en las familias nobles son frecuentemente un secreto a voces.
Ahora pasaremos a otra de las familias nobles, los Weasley. Familia que consta de seis hijos y el papá Arthur Weasley. El padre de esta familia era navegante y hace un par de años fue muerto en alta mar a manos de unos piratas. Pero con los grandes ahorros que el papá mantiene en el banco pueden darse el Lugo de seguir viviendo como una familia noble. De los 6 hijos tiene tres hombres ‘Bill de 26 años, Charlie de 24 años y uno de los gemelos, George de 20 años’ y tres Donceles Percy de 22 años, Fred gemelo de George con 20 años y Ron con 17 años.
El hijo mayor de los Potter es muy amigo de Ron Weasley y como ambos son donceles no pasan riesgos en su amistad. O eso dice el padre de Harry quién vigila las visitas.
Ya contado todo esto, nos enfrascaremos en el hijo mayor de esta familia Harry James Potter, muchacho sensible e inteligente quien en uno de sus viajes al puerto junto a un esclavo conoció al hijo único de los Malfoy. Draco un hombre de 20 años alto, de pelo plateado y un cuerpo envidiable. Fue amor a primera vista o eso creyó hasta que lo vio masacrando en la misma calle a su esclavo por haberlo adelantado en la caminata. Harry enloquecido se acercó corriendo y le quito al esclavo de las garras, reemplazándolo en el piso.
-Por favor señor, golpéeme a mí. Deje a este pobre esclavo en paz –Musitó poniéndose de rodillas delante del peliplata.
-Mi señor, levántese. Si su padre sabe de esto me va a dar latigazos –le rogo su esclavo, tomándolo del brazo.
-¿Cómo osas tomar a tu dueño de esa manera rata asquerosa? –Grito encolerizado el joven Malfoy, lanzando con un certero golpe en el abdomen al esclavo junto a su dueño.
-¡Por qué lo golpeó! ¡No tiene derecho sobre él! ¡Usted es un…! –Pero una cachetada lo hizo callar, el Malfoy harto de los gritos del moreno lo había golpeado.
Para evitar las miradas de la gente lo tomo del brazo y lo arrastro unos metros lejos de ahí.
-¿Acaso tus padres no te enseñaron que no hay que tratar de esa manera a un hombre? –Cuestiono arrastrando las palabras.
-L-lo siento señor, me encolerice al ver eso. No debí hacerlo –Murmuro mirando al piso.
-¿Cuál es tu apellido? ¿A qué familia perteneces?
-S-soy un Potter, Harry James Potter, primogénito de mi padre –Exclamo levantando la vista ante el orgullo de su apellido.
-Así que un Potter ¿eh? –Exclamo bajando una de sus manos a las redondas nalgas del moreno, apretándolas y haciendo que este profiriera un gemido.
-¡Señor! –Grito lleno de vergüenza, lanzándole una cachetada en toda la cara.
El Malfoy lleno de rabia lo tomo del cabello y lo lanzo contra la pared.
-Nunca, vuelvas a hacer eso. Maldita mierda. –Murmuro entre dientes.-Desaparece.
Dicho esto el joven doncel salió corriendo hacia donde estaba parado su esclavo y se volvieron a casa. Si alguien se enteraba de ese escándalo sería su fin. Probablemente le enviaran a algún convento o quizás a otro país.
Llegando a casa, se sentía tan sucio que no fue capaz de mirar a su papá ni a su padre a la cara y fue corriendo a sus aposentos pidiéndoles a los esclavos que le prepararan un baño para quitarse la impotencia, la vergüenza y ese deseo de encima.
Desde ese día el joven Potter no había podido sacarse de la cabeza a ese hombre, hombre que le robaba horas de sueño y que en más de una ocasión había sido el culpable de que cometiese el pecado de darse placer con sus propias manos.
Por su lado, su hermano menor pasaba horas con su padre en el despacho de éste. Sacando cuentas y trabajando en negocios secretos. Negocios que su papá tampoco conocía que tenía la seguridad de que algún día los llevarían a la ruina.
Esta mañana el joven Potter despertó particularmente temprano, es su día de confesiones en el convento y tiene que viajar las dos horas en la carroza para poder respirar en paz el resto de la semana. Por lo general lo acompañan dos esclavos, los saqueadores de carrozas abundan estos días y lo que más hay que cuidar es la virginidad del Doncel Potter. Virginidad que en unos meses, cuando cumpla los veinte años será vital para que encuentre esposo.
Tras pasar cuatro horas hablando con el santo hombre, contándole sus más escabrosos secretos. Evitando obviamente sus placeres propios y el contacto con el joven Malfoy. El hombre le da el pase hasta la próxima semana y el doncel Potter vuelve a su carroza, para pasar el día enseñándole a leer a los donceles jóvenes. Tarea que disfruta más que ninguna otra cosa.
-¡Al fin volviste hijo! –Exclama Severus saliendo a recibirlo.
-Lo extrañe tanto papá –Contesta el moreno abrazándolo.
-¿Tuviste un buen viaje hijo mío? –cuestiona el papá entrando a la mansión.
-Cómo siempre papá, nada nuevo ¿Ya llegaron los jóvenes? -Cuestiona interesado.
Inmersos en su conversación no escuchan ni ven a los dos hombres de la casa bajar las escaleras principales, dirigiéndose hacia ellos.
-¡Hermanito! –Exclama James Sirius, abrazando por la cintura a su hermano mayor y depositándole un beso en la frente.
-Mantén la compostura James –Murmura serio su padre. -Aún entre hermanos el apego físico innecesario es mal visto, y más aún si estás en edad de casarte Harry.
-Lo siento padre, ha sido mi culpa –Se disculpa el menor.
-No James, la culpa es de Harry por no hacerse respetar. ¿Cierto Harry?
-S-si padre, lo siento. Espero que no vuelva a pasar. –Se disculpa el joven, recibiendo una mirada de disculpa de su papá al no poder hacer nada.
-Bueno, a lo que vinimos. Familia, tenemos que hablar de algo muy serio para la economía de los Potter. No quiero que refunfuñen, ni se quejen. Es la decisión que tomamos los hombres de ésta familia. –Exclama caminando de un lado a otro, mientras intenta mantener el contacto visual con los otros tres miembros de la familia.- Tendremos que vender está mansión y los barcos. Estamos en quiebra.