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Nuevo Colegio por AkikoYaoi

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13.- Un chico indeciso


 


Como cada fin de semana que lo dejaba solo en el Internado, la primera pregunta de Rukawa había sido ¿qué hiciste? Y para no perder la costumbre, el pelirrojo le había mentido, o por lo menos lo había hecho en parte. No es que le mintiera directamente, le contaba todo lo que había hecho. Todo excepto claro que se había acostado con alguien, en este caso, Ichika Ryusaki, la Coordinadora del Internado 11 años mayor que él. Suspiró.


 


˜*˜


 


Faltaba un mes de clases y los tapaban a trabajos y exámenes. Eso hacía que la mayoría de los alumnos dejaran un poco de lado los entrenamientos de sus respectivos clubes. Otros en cambio hacían todo lo contrario, refugiarse en el deporte, ese era el caso de Koshino.


Hanamichi lo descubrió una tarde después del entrenamiento. Luego de bañarse salió a la biblioteca por algunos libros y al pasar por el gimnasio escuchó el ruido del balón. Llevado por la curiosidad asomó su cabeza y vio a Koshino sin polera entrenando arduamente con un rival invisible. Nunca se había dado cuenta de que el chico tenía un cuerpo bastante deseable. Tenía que tomarlo cuando se le diera la oportunidad.


Con esa idea continuó su camino a la biblioteca. Le costó un mundo encontrar los condenados libros, pero finalmente lo logró. Libros de estudio para Historia, Química y Física. Con ellos en las manos volvió al Internado.


Al pasar nuevamente por el gimnasio decidió ver si su compañero seguía entrenando. No era así, porque no se veía, pero el gimnasio seguía abierto, lo que significaba que seguía adentro, posiblemente en el vestuario. Recordó lo pasado con Fukuda y decidió ir a ver si corría con suerte, pero al dar un paso dentro del lugar salió el chico de los vestuarios con el bolso al hombro.


—Sakuragi ¿qué haces aquí?


—Nada —dijo inocente—. Solo que vi el gimnasio abierto y quise saber quien estaba entrenando.


—Ah, era yo. Pero ya terminé.


—¿Lo haces todas las tardes?


—Si —¿desde cuándo Sakuragi le hablaba?


—¿Te molestaría entrenar conmigo?


—¿Eh? —se sorprendió—. No, no, para nada. Es más, creo que sería mejor tener un adversario de verdad a uno imaginario.


—Definitivamente. Mañana empezamos ¿qué te parece?


—Bien, me agrada —dijo con una sonrisa, el pelirrojo no era tan desagradable como lo pensó durante todo el año anterior.


—Caminemos.


Juntos volvieron al Internado, se despidieron en las escaleras del segundo piso, donde estaba la habitación de Sakuragi. Koshino debía subir aún un piso más. El pelirrojo pensó que ya más o menos tenía la oportunidad, solo debía saber aprovecharla. Esto se estaba volviendo como un juego y lo consideraba demasiado entretenido y placentero como para dejarlo.


 


˜*˜


 


Y ahí estaban la tarde siguiente Sakuragi y Koshino. Jugando un uno a uno en el gimnasio luego del entrenamiento. El pelirrojo intentó evitar un tiro del chico más bajo y “accidentalmente” cayó sobre él. No se movió fingiendo que le había dolido.


—Sakuragi ¿estás bien? —se preocupó por la falta de movimiento del pelirrojo.


—Sí, eso creo —susurró sin moverse.


—Pesas ¿te puedes levantar?


—Sí.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda… hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


Hizo amague de levantarse y apoyó la mano en su vientre que “por casualidad” resbaló hasta su entrepierna rozándola levemente.


—Sakuragi… —susurró casi pidiendo clemencia. Se estaba excitando.


—Lo siento —terminó de levantarse.


Una vez de pie le tendió la mano a Koshino para ayudarlo a levantarse. De un solo tirón ya lo tenía al lado suyo sosteniéndolo de la cintura. Ambos se miraban a los ojos fijamente. Acercó sus labios y besó al chico que le correspondió, pero a los segundos se alejó.


—Yo… lo siento —dijo rojo como la grana—. No fue mi intención besarte, Sakuragi.


—No te preocupes —dijo con una sonrisa tranquilizadora—. Deberíamos dejar el entrenamiento por hoy.


—Si —estuvo de acuerdo.


Caminaron hasta el vestuario se supone a buscar sus bolsos. Pero al llegar, Hanamichi se sacó sin pudor su polera y sus pantalones quedando totalmente desnudo, sacó una toalla de su bolso y luego de colgársela al hombro se encaminó a las duchas.


—¿No vienes? —dijo al mudo muchacho


—S… si… —tartamudeó.


Originalmente su idea era bañarse en su habitación, pero con el endemoniadamente sexy pelirrojo desnudo, luego de que lo excitara y lo besara, ya no podía hacer lo que tenía pensado en un principio. Buscó una toalla y luego de desvestirse lo siguió. Se ubicó en la ducha contigua a donde estaba Sakuragi.


Lo observó bañarse. Se enjabonaba con parsimonia, con sensualidad, parecía un show erótico y él se estaba excitando… aún más de lo que estaba en un principio. Dejó correr el agua fría, pero nada. Si quería bajar su excitación y que dejara de doler tendría que masturbarse. Puso una de sus manos en la pared de la ducha para afirmarse y comenzó.


Al lado, el pelirrojo miraba conforme con lo que había conseguido. Silencioso se pasó a la ducha de su compañero y se ubicó tras él besando su espalda y hombros. Koshino movió el cuello permitiéndole un mejor acceso. Cuando el pelirrojo comenzaba a tomar confianza, el chico se echó atrás con una mirada algo asustada.


—Vaya, que chico más indeciso —dijo Hana.


—Yo… yo… —tartamudeó.


—Déjate llevar y disfruta —dijo seguro mientras se acercaba a besarlo.


Hanamichi comenzó con un beso delicado para ir subiendo poco a poco hasta alcanzar un acalorado beso. Acarició su pecho lentamente en dirección descendente hasta que llegó a su miembro, el cual envolvió con su mano para comenzar a masajearlo. Bajó un poco más y apretó sus testículos. Un sonoro gemido escapó de labios del chico. Hanamichi sonrió.


Con una de sus manos levantó una de sus piernas dejándola en su cintura y comenzó a buscar la anhelada entrada. Un dedo, dos y finalmente tres. Nada difícil, el chico estaba demasiado encendido como para oponer ese tipo de resistencia. Cuando estuvo listo, sostuvo su otra pierna para alzarlo, acomodando su miembro en su entrada y buscando la pared para afirmar la espalda del chico.


Una leve mueca de dolor en el rostro del muchacho, pero ni una sola queja salió de sus labios. Lo besó apasionadamente mientras acariciaba la punta de su miembro para distraerlo. Una vez totalmente dentro esperó a que se acostumbrara y finalmente empezó una embestida algo distinta a las que había tenido. Usaba sus fuerzas para levantarlo y luego lo dejaba caer en su miembro, rozando su próstata en varias ocasiones. Los gemidos eran audibles en aquel espacio, pero como sabían que estaban solos no hacían el menor esfuerzo por callarse.


Producto de un par de embestidas más en su próstata y el roce de ambos vientres en su miembro, Koshino terminó y al contraer sus esfínteres consiguió que Hanamichi también acabara. El pelirrojo vio que el muchacho estaba exhausto, así que suavemente sacó su miembro de su interior y lo acomodó de pie junto a él sosteniéndolo de la cintura.


Se bañó a la vez que aseaba al muchacho. Al terminar lo tomó en brazos y lo llevó hasta uno de los bancos, sin siquiera cubrirse se encargó de secarlo y vestirlo para luego hacer lo propio con él. Cuando estuvieron listos tomó ambos bolsos y le habló.


—Sé que estas agotado, pero necesito que camines conmigo ¿sí?


Vio al muchacho asentir y lentamente se encaminó a la salida sin quitarle los ojos de encima. Lo llevó hasta el pequeño prado donde había estado con Ichi. Tiró los bolsos a un lado y luego tomó al chico en brazos para sentarse al pie de un árbol.


—No se volverá a repetir ¿cierto? Solo fue una calentura —dijo Koshino.


—Sí y no. Tienes razón, no se volverá a repetir, pero no fue solo una calentura. Lo era en un principio, lo era ayer. Pero después de jugar, bueno, no eres como aparentas ser. Me agrada más tu verdadero yo. El chico inseguro e indeciso de hoy, me gustó. Pero no te puedo ofrecer una relación ni nada serio, no se repetirá.


—Entiendo —susurró apenado.


—No, no entendiste. Me gustaría que fuéramos amigos, que lo que acaba de pasar sea algo así como el primer paso para nuestra amistad.


—Creo que… tú me gustas —dijo avergonzado.


—No, no te gusto. Solo te gustó lo que hicimos. Crees que te gustó porque fui el primero —el sonrojo del chico le confirmó lo que acaba de decir.


—¿Estás seguro? —preguntó indeciso.


—Lo estoy —dijo con una sonrisa—. Es más, como tu nuevo amigo me encargaré de que algún día no muy lejano encuentres el amor. El verdadero amor. Alguien que te quiera y te merezca —dijo acariciando sus mejillas.


—Confiaré en ti, Hana.


—Puedes hacerlo, Hiro —dijo acomodándolo en sus piernas—. Ahora descansa, te hablaré en un rato más.


Vio como el chico se acomodaba mejor y cerraba los ojos. Comenzó a acariciarle los cabellos para lograr así que se durmiera. Se preguntaba porque se encariñaba tanto con algunos de sus amantes si entre ellos solo había sexo. Pensó en Mitsui, en Fujima, en Ichika y ahora Koshino. La verdad no lo tenía muy claro, pero así estaban las cosas.


De pronto lo asaltó una duda. ¿Harían buena pareja Mitsui y Koshino? Quizás, pero no. Estaba seguro que ellos no estaban destinados a ser pareja. Solo tendrían que esperar un poco más, sabía que los chicos para ellos estaban en algún lugar por ahí, esperando a por ellos.


Se estaba oscureciendo. Miró su reloj, el chico había dormido una hora y ya debía de estarse sirviendo la cena. Le habló suavemente hasta que consiguió despertarlo. Estaba algo más repuesto, aún así necesitaría de la noche para terminar de recuperar sus energías y de la cena que los esperaba. Juntos se encaminaron al Internado a dejar los bolsos, se separaron en las escaleras del segundo piso y volvieron a encontrarse ahí mismo para bajar a cenar. Sin decir nada a nadie, esa noche comieron juntos.


Sakuragi vio que un par de ojos furiosos lo miraban. ¿Estaría celoso de que almorzara a solas con otro chico? No, no había reaccionado nunca así ante sus muestras de cariño y preocupación por otros, ¿entonces? Era simple. Estaba celoso de que Koshino comiera con otra persona a solas, porque en todo el tiempo que llevaban internados, él no recordaba verlo comer con otros que no fueran Sendoh, Fukuda y Sawakita. Quizás ahí estaba el chico que tanto esperaba Koshino, mucho más cerca de lo que él mismo creía, de hecho dormía en la misma habitación que él todas las noches. En lo que duró todo su pensamiento, Sendoh no le había quitado la furiosa mirada de encima.


 


˜*˜


 


—¿Por qué cenaste con él? —preguntó Rukawa con un tono ¿celoso?


—¿Qué? Oye, Zorro, yo ceno con quien se me da la regalada gana —casi lo gritó.


—… —no podía creer lo que le decía.


—Lo siento, Zorrito —suspiró, había notado la cara de decepción de su compañero ante su comentario—. Lo que ocurre es que hoy me quedé a entrenar con él.


—Me di cuenta —dijo serio.


—Luego de eso conversamos y… bueno, no es como yo creía. Arreglamos nuestras diferencias y ahora es mi amigo. Ustedes y el grupo de él ya habían empezado a comer, solo no queríamos interrumpir.


—… —bajó la cabeza.


—¿Zorrito? ¿Qué ocurre? —preguntó preocupado.


—Nada, Torpe —definitivamente era un Torpe que no se daba cuenta de nada.


—Zorrito, mírame —se acercó a él y levantó su mentón para que sus miradas se encontraran—. Michi es mi amigo. En Kanagawa me hice amigo de Kenji. Ahora también soy amigo de Hiro. Pero nada de eso va a hacer que tú dejes de ser también mi amigo, mi mejor amigo. Quizás más que Yohei.


—Hana… —susurró con los ojos acuosos, nunca lo había llamado por su nombre.


—Kaede… —respondió mientras lo estrechaba en sus brazos—. Siempre serás mi Zorrito, lo sabes ¿cierto?


—Sí, y tú siempre serás mi Torpe —dijo con una sonrisa que el pelirrojo no llegó a ver.


 


˜*˜


 


—¿Cómo estás? —preguntó Sakuragi.


—Aún un poco adolorido —contestó Koshino.


—Lo siento —dijo con pesar.


—No te preocupes. Tenías razón. Luego de pensar toda la noche llegué a la conclusión de que no me arrepiento —dijo con una sonrisa.


—Yo tampoco —lo abrazó.


Hanamichi no pudo evitar darse cuenta de que Sendoh miraba desde la puerta del comedor. En sus ojos había fuego, lo cual era extraño, porque él era un chico bastante tranquilo que nada se tomaba en serio. Pero parece que Koshino si era un tema importante para él. Hanamichi decidió picarle en la herida y besó a Koshino en la punta de la cabeza. Vio a Sendoh apretar sus puños y temblar ligeramente. ¿Qué otra confirmación podía tener?


 


˜*˜


 


Luego del desayuno Mitsui se le acercó.


—¿Hana?


—Dime, Michi.


—¿Desde cuándo eres amigo de Koshino?


—Desde ayer.


—¿Si? ¿Qué pasó?


—Nos quedamos a jugar un uno a uno después del entrenamiento y conversamos. Supongo que no éramos lo que el otro pensaba que éramos y decidimos intentarlo de nuevo. Ahora es mi amigo, igual que tú o que el Zorro.


—Entiendo, si esa es tu decisión, te apoyo. Solo quería saber.


—Sí, tranquilo.


—Nos vemos después.


—Nos vemos.


La verdad es que el pelirrojo detestaba dar explicaciones. Nunca lo había hecho con sus padres ni con su tía. Pero sabía que Mitsui estaba preocupado por él al igual que el Zorrito y por eso decidió contarles más o menos y a grandes rasgos qué es lo que había pasado. Además quería que estuvieran preparados en caso de que pensaran que los había cambiado por un chico del cual ni siquiera era amigo.


Ahora que tenía las cosas claras con ellos, no debía haber problemas. Pensó en Sendoh, con él sí que podía llegar a tener problemas, quizás debía de arreglaros antes de que se produjeran. Ya pensaría mejor cómo hacerlo. Por ahora sabía que había encontrado al muchacho ideal para uno de sus amigos, solo debía darles un pequeño empujón.

Notas finales:

Creo que estaba un poco sentimental xD. Me gusta Michi y Koshino en esta historia. Igual que el Hana que está con ellos, es tan… dulce y preocupado (suspiro) que tierno.


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