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La premonición (Supernatural) por Valisas

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Notas del capitulo:

Esperamos que os guste y vuestros comentarios. por fi >_<

 

Dean estaba furioso y empapado de las entrañas de uno de los seres que perseguían y todo por culpa de Chuck. Subió en el impala escuchando un ruido asqueroso al sentarse y vio a Sam suspirar mientras entraba por la puerta del copiloto y bajaba la ventanilla.

 

Dean rezumaba odio e iba a hacer que Chuck se arrepintiera de haberle llamado por teléfono para una tontería. Sí, sí… Como había estado recordándole Sam durante todo el viaje podía haber apagado el móvil antes de empezar la cacería, pero él también podía haberse metido el dedo en el culo antes de marcar su número de teléfono.

 

Cuando vio la casa del profeta aparcó sobre sus flores. Llamó a la puerta y esperó helado de frío hasta que pequeño hombre entornó la puerta.

 

— ¿Qui…? ¿Quién…? —Tartamudeó Chuck antes de verle totalmente cubierto por las vísceras de alguna criatura. —Vaya….

 

El mayor de los Winchester intentó mostrar su mejor sonrisa, pero con el ceño fruncido y los dientes apretados estaba seguro que no resultaba nada convincente: —Necesitamos tu ayuda, Chuck…

 

—Claro… si necesitáis una ducha mi baño es el vuestro. —Declaró el profeta, pero ni siquiera abrió un poquito más la puerta para que pasaran

 

—Bueno, eso también sería muy amable por tu parte, Chuck… Especialmente después de lo que has hecho…—Continuó Dean.

 

—¿Sí?

 

Dean empujó con fuerza haciendo que los pies de Chuck resbalaran sobre el parquet y entró seguido de Sam.

 

Acorralado por la mirada de enfado del mayor de los hermanos Winchester, Chuck retrocedió hasta tropezar contra la pared

 

—Ya lo creo que voy a ducharme y me quedaré aquí hasta que tengas una premonición que arregle esto. ¿Dónde está el baño?

 

—Dean… ¿no crees que deberías calmarte un poco? —intercedió Sam.

 

Dean se volvió de repente y un trozo seco de la criatura cayó de su pelo al suelo.

 

—Primer piso, ultima puerta a la derecha. —habló Chuck atropelladamente.

 

Mientras Dean subía las escaleras escuchó a Chuck gritando desde abajo: —Si utilizas el váter baja la tapa, es que Becky estará unos días aquí y se toma muy mal lo de la tapa levantada y mañana nos vamos de vacaciones y a la convención de San Francisco.

 

Lo único que obtuvo por respuesta el profeta fue el portazo que dio Dean cuando se metió en el baño.

 

«Había que joderse con el profeta Don me importa una mierda tus misiones, encima le venía con exigencias. Como siguiera así lo que iba a hacer sería arrancar la tapa del váter y metérsela por donde no daba el sol hasta que tuviera la visión adecuada para el maldito caso.»

 

Dos horas después, evidentemente, Dean se sentía más limpio, pero para nada menos cabreado con Chuck. El cazador se sentó a horcajadas sobre la silla con una cerveza en la mano mientras le observaba.

 

El profeta se removió en su asiento, se estiró, sacó punta a unos lapiceros echando los trocitos en la papelera, a pesar de que tenía el ordenador encendido y seguramente no los fuera a usar, ordenó el escritorio, pasó el polvo al teclado, fue a buscar un zumo, se le cayó un poco en la mesa y fue a por un trapo, volvió a sentarse y suspiró.

 

—Empieza a escribir o te amarró a la silla—gruñó Dean.

 

—Ya sabes que esto no funciona así, ¿verdad? Las visiones no vienen cuando yo quiero. Tal vez si descansara una semana en Sam Francisco después de la convención y termine la o…

 

Dean se levantó de la silla acercándose a él hasta tener su cara a escasos centímetros de la de Chuck.

 

—No vas a moverte de aquí ni un minuto antes de que tengas esa visión que necesitamos.

 

—Pero tendré que ir al baño y…—comenzó a excusarse Chuck.

 

—No te preocupes por eso, te traeremos algo para que no tengas que moverte de aquí.

 

Dean escuchó a su hermano bajar las escaleras hacía donde estaban. El mayor de los Winchester no pudo evitar fijarse en que Sam tenía el pelo mojado por la reciente ducha y ya se había cambiado de ropa. Los vaqueros le quedaban ajustados y le hacían un trasero bonito. Siempre había envidiado eso.

 

—Sí ya has terminado nos vamos, Dean. —Habló Sam.

 

Dean lo miró como si se hubiera perdido algo y así era.

 

—Nos ha llamado Bobby para que le ayudemos.

 

— ¿Con qué? —preguntó Dean.

 

—Necesita echarle un vistazo a un libro al que no le dan acceso. Dice que también podría ayudarnos en el caso.

 

Chuck soltó el aire como si se hubiera quitado una carga de encima y Dean lo fulminó con la mirada.

 

— ¿Es sólo buscar un libro? —le preguntó Dean sin volverse.

 

— ¿Sólo? Sam frunció el ceño intuyendo hacia donde iba su hermano. —Ya sabes, Dean; allanar una casa encantada y salir con vida.

 

—Y con el libro —añadió Dean— ¿Y no podrías ir tú con Bobby?

 

Sam cruzó sus brazos sobre su amplio pecho: —Vas a seguir con esto.

 

—Voy a atrapar a ese bicho aunque sea lo último que haga. —Dijo señalando a Chuck.

 

—Pero… pero yo tengo que irme mañana. —protestó el profeta.

 

—Eso lo veremos —Y por el tono de Dean, Chuck entendió que no era sensato discutir.

 

—Haz lo que quieras —habló Sam antes de acercarse a su hermano. Sam metió la mano en el bolsillo trasero de Dean y le quitó las llaves. —Volveré en unos días, Imbécil.

—Zorra —le respondió Dean con una sonrisa antes de verle marchar. —Bueno, Chuck y ahora a escribir hasta que me digas dónde está lo que buscamos.

 

—Pero tengo sueño. —protestó el profeta. A Dean le recordó a un niño cuando Chuck comenzó a frotarse los ojos con los puños.

 

Hasta que no tuviera la dichosa premonición no le dejaría dormir, ni comer y si podía ser ni dirigirle la palabra. En principio el que no podía dormir era Chuck así que Dean se apoyó contra el respaldo y cerró los ojos para descansar la vista. Esa era la idea, pero al final cayó profundamente dormido.

 

***

 

A oscuras, en la sala del ordenador, Becky y Chuck recogían las últimas cosas para el viaje aprovechando que Dean estaba dormido.

 

—Dale a imprimir— murmuró Becky.

 

— ¿Otra vez? Se va a despertar.

 

—Pues que se despierte que tú eres lo suficiente hombre como para plantarle cara.

 

—Y él para partírmela—protestó Chuck —.Casi se despierta cuando imprimí mi visión.

 

Becky le dio al botón y las hojas comenzaron a salir por la impresora : —Necesito esos papeles para el concurso.

 

r13;Voy a por la maleta. Tú recoge las hojas y deja una nota. Nos vemos fuera r13;le dijo ella antes de subir al piso de arriba.

 

Dean murmuró algo en sueños y a Chuck le pareció que gemía algo sobre Sam. Se movió en la silla sobre la que se había quedado dormido y el profeta se asustó. Garabateó algo sobre un post-it y salió lo más a prisa que pudo sin hacer ruido.

 

***

 

Dean se frotó el cuello cuando despertó contra el respaldo de la silla. No debían de ser más de las cuatro de la mañana. Miró hacia el ordenador y juró en todos los idiomas que conocía. Chuck no estaba allí. Subió las escaleras llamándole y abriendo cada puerta, pero no estaba en casa. En su habitación los cajones revueltos y varias ropas sobre la cama. Iba a matarle en cuanto le pusiera las manos encima.

 

Bajó de nuevo hasta la sala donde estaba el ordenador y vio una nota donde Chuck le decía “Vuelvo en dos semanas. Te he dejado algo en la impresora, espero que te sirva.” Dean estrujó el papel en su mano con tanta fuerza que se le clavaron las uñas en la palma. Sobre la bandeja había varios papeles. Más valdría que les sirviera de algo. Sentándose en el sofá del salón Dean comenzó a leer la primera hoja.

 

 

Era tarde, sobre el reloj de la torre acaban de dar las doce de la noche, pero Sam Winchester no podía dormir. Descendió del coche y caminó hacia el Motel Green. Estaba cansado de su vida de cazador, cansado de dormir en sitios de mala muerte, pero nunca podría dejar al ser que más amaba. Cuando el mundo de los demonios y la superstición se lo permitían siempre volvía a aquel lugar donde todo era posible.

 

—«Y yo no salgo» —Pensó Dean.

 

Llamó a la habitación 405 y esta se abrió como quien desplaza una hoja, con la suavidad de un soplido. Frente a él la imagen del deseo y la perdición, la encarnación del verdadero pecado que lo arrastraría al infierno. Tenía el cabello mojado por una reciente ducha y las gotas resbalaban por su torso desnudo rogando porque alguien las retirara con la lengua. Sam cerró las manos en un puño tratando de contenerse. Si por él fuera ya se hubiera lanzado sobre su cuerpo apretándolo contra el suyo.

 

A Dean le empezaron a entrar calores sólo de pensar como sería la mujer con la que su hermano estaba a punto de acostarse. Dean resopló intentando que su erección no fuera a más antes de continuar.

 

La boca medio abierta incitaba a Sam a saltar sobre sus perfectos labios y devorarlos, porque eso haría; arrinconar a su presa contra la pared y devorarla muerto de hambre por sus caricias, por el calor de estar en su interior, pero se merecía todas las atenciones del mundo antes de satisfacer las suyas.

 

—«Qué tonto es» —se dijo Dean excitado sólo por pensar en alguien que pudiera hacerle sentir así.

 

—He vuelto como te dije. — Inclinándose Sam le besó mientras le hacía entrar en la habitación. Le amaba. Dean lo era todo para él.

 

—« ¡Dean! No… no… no…»—Tartamudeó como si no pudiera respirar. Volvió a la página anterior pensando que sus ojos le habían jugado una mala pasada y miró las siguiente dándose cuenta de que en cada página hablaban de Sam y de él; besándose, desnudándose, metiéndole… ¡Nadie le iba a meter nada por ninguna parte! Con las manos temblorosas arrojó el borrador contra el suelo.

 

Sentía como si no pudiera respirar. No, aquello no podía estar bien. Revisó el resto de documentos de Chuck y reconoció la misma letra del procesador de texto, el mismo papel y el mismo formato. Algo estaba mal, terriblemente mal. ¿Era su forma de vengarse de él? Su jodido sentido del humor le iba a costar la vida.

 

Llamó por teléfono a su hermano unas doscientas veces y cada una de ellas saltó el contestador.

 

—…al oír la señal deje su mensaje. «Piiii»

 

—Tenemos que hablar, Sam. He encontrado algo… algo que no me gusta entre los papeles de Chuck… Llámame en cuanto puedas. Necesito hablar contigo.

Notas finales:

Si os gusta iremos actualizado. Besosss


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