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Mascota por Princesita Dark

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Notas del capitulo:

De ahora en más... nos dedicamos al presente de Blood :)

 

Una puerta se abre. Pasos en mi dirección: la mía es la única celda del segundo subsuelo.

Conozco los zapatos del dueño. Se que es él.

- Buenos días Blood. –me sonríe el viejo desalmado prendiendo las luces del subsuelo después de medio año de oscuridad – Vengo a comunicarte que hay alguien interesado en ti, pequeña traviesa.

Sus palabras suenan jocosas y crueles, como de costumbre. No se vislumbra ante mí ninguna clase de esperanza.

Me pongo de pie y corro mis cabellos negros de delante de mis ojos.

El viejo me mira expectante.

- De acuerdo. – le digo sin emociones y lo miro fijamente. – Pero tu sabes tan bien como yo que nadie más podrá comprarme.

El viejo abre la celda y de inmediato siento brotarse en mí la cólera.

Me pone la cadena en mi collar y camino tras él escaleras arriba.

- Creo que esta vez sí te irás nuevamente de la tienda, Blood. – me dice el viejo con sumo desprecio -  Este nuevo postor es la personalidad con más dinero en toda la ciudad. Y  me temo que me pidió explícitamente la mascota más leal, violenta y costosa… que como todos sabemos, esa eres tu. – me sonríe mostrando sus puntiagudos y amarillentos dientes y yo sigo viéndolo sin inmutarme en lo más mínimo.

Siempre me he preguntado el porqué de mi elevado valor, siendo la más rebelde y poco refinada de todos en aquel sitio. A mis veintidós años siento como que la vida va a un ritmo muy diferente del que yo presiento.

Y esa sensación se define cuando subo al primer piso, la luz choca contra la sensibilidad de mis ojos desacostumbrados, y veo ante mí una chica de largo cabello pelirrojo de alrededor de diecisiete años y brillantes ojos verdes y a su padre, un señor atractivo con apariencia de mafioso.

- ¡La quiero a ella, papi! – dice la chica señalándome con entusiasmo y el viejo le entrega mi correa.

- No es la mejor elección. – comenta el viejo. – Pero supongo que es claramente lo que ustedes necesitan.

El padre de la chica pelirroja me mira con desdén y toca mis cabellos con total cuidado y precaución.

- De ahora en más eres la mascota de mi hija, serás la mascota de la señorita Ai Akino. Y debes protegerla sin importarte tu vida misma. – me ordena y yo sigo viéndolo desafiante.

- Como si no lo supiera. – le digo provocadoramente y el señor Akino sonríe.

- Era lo que esperaba. – dice complaciente y mira al viejo, sacando su abultada billetera del bolsillo. – Dígame el valor y pagaré lo que sea por ella.

Los ojos del viejo brillan deleitándose y la señorita Ai tira de la correa para que la mire frente a frente por primera vez.

- Eres mía, Blood. Y deberás obedecerme. – sonríe con una ternura fingida y noto en sus ojos una inocencia aún no perdida, pero sí un deseo intenso de demostrarse superior.

- Lo que digas. – le digo y tal indiferencia de mi parte la pone furiosa.

Se adelanta y se acerca a mí, noto entonces la diferencia de estaturas pues ella es casi una cabeza más baja que yo.

-  Mejor que seas de pocas palabras, pero mejor haz ya el juramento. – me obliga y yo la miro sin alteración.

- Juro protegerte de todo lo malo, aún exponiendo mi vida a todo tipo de peligros. Porque yo soy sólo una subordinada a usted. Y es usted mi dueña, hasta que sea usted quien me libere de este juramento… Estoy a sus órdenes, señorita Ai Akino.

Mis ojos negros continuaban apagados, pude notar mi propio desgano al exponer el juramento.

No podía dejar de pensar en Hanako.

Ai era totalmente lo opuesto de todo lo que podría haber esperado.

Ella necesitaba protección, pero no se hasta que punto.

Cuando seguí a mi nueva dueña hasta la gran limousine que nos esperaba, solté mi última maldición y mi corazón se ennegreció por completo.

- Que quede en claro que no tengo ni tendré ningún sentimiento por ti, Blood. – rió Ai saboreando su agrandado egoísmo. 

- Yo menos. – le respondí y pude ver cuánto le molestaban mis palabras. – No vas a conseguir de mí ningún grado de interés por tu bienestar. Ya no queda ninguna clase de cariño o apego en mí, niñita. – sonreí y ella enrojeció cuando me le acerqué peligrosamente...

 

Notas finales:

Si ha sido de su gusto espero, como siempre, algún review para saber si subo la continuación. Muchas gracias.

Saludos de Princesita ♥ n_n


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