Mi trato con el demonio.
Capitulo 1: Estoy muerto...
A veces las personas se equivocan, o simplemente no le hacen caso a su conciencia...
A veces uno sabe que está mal, pero sigue adelante viendo como todos sufren por su culpa...
A veces uno solo quiere lograr su objetivo, y no se da cuenta que está dañando lo más importante para él...
A veces, uno hace un trato con quien no debe...
A veces...desearía no haber muerto...
[Pov. Narrador]
Una cálida mañana se hacía presente en la cuidad del remolino, la gente comenzaba con sus actividades matutinas o simplemente ya las estaban realizando.
Pero nosotros nos fijaremos en una casa en especial, más bien decir, en un chico, el cuál se encontraba en su cama plácidamente durmiendo y aparentemente sin intención de levantarse. El joven, al sentir los rayos del sol colándose por su ventana, se tapa la cabeza con las sábanas y sigue durmiendo en calma, calma que no duró mucho cuando una hermosa mujer de cabello rojizo, ojos de un verde esmeralda y tez algo bronceada, entró con el ceño fruncido a la habitación del chico.
-¡Naruto! - Gritó enfadada la mujer- ¡Es hora de levantarse!
-Hm. - Fué lo único que "dijo" el chico para acomodarse en la cama y seguir durmiendo.
-¡Te dije que no te acostaras tan tarde anoche! - Seguía gritando la mujer, mientras trataba de destapar al chico sin obtener muy buenos resultados, ya que el joven simplemente tiraba de ellas, tenía más fuerza que su madre, ella no podía hacer mucho - ¡Te quiero abajo en 10 minutos! - Dijo para retirase de la habitación del chico.
- Uno no puede dormir bien en esta casa. - Se acomodó entre las sábanas para dormir otra vez.
-¡Vamos oni-san! - Gritó entrando a la habitación del chico, una pequeña rubia de resplandecientes ojos azules, tez bronceada y unas singulares marcas en sus mejillas, exactamente tres líneas a cada lado que la hacían parecer una tierna gatita- ¡Es hora de levantarse! - Trataba de levantarlo- ¡Vas a llegar tarde!
-¡Deja de molestarme, Naruko! - Gritó enfurecido el joven.
-¡Esta bien, no te seguiré molestando aunque ya sean las siente treinta! - La rubia se fué molesta de la habitación de su hermano mayor.
-Sí, claro. - Volvió a cerrar los ojos para dormir, pero esa leve vocecita en su cabeza sonó repitiendo lo último que dijo su hermana "¡las siete treinta!" y sólo eso bastó para que abriera de golpe los ojos y mirara el reloj - ¡Mierda!
Después de tal grito, el joven se levantó y fué rápidamente al baño para asearse, salió de la ducha y se dispuso a vestirse con el uniforme escolar. Consistía en una camisa blanca, con una corbata negra y como insignia de la institución una aureola de ángel, sus pantalones eran negros. Bajó corriendo al primer piso y solamente tomó una tostada que había en la mesa y salió de la casa gritando un "¡Ya me voy!".
-Dios ¿qué voy a hacer con este chico? - Se preguntó para sí misma la pelirroja.
-Bueno, después de todo es mi idiota hermano mayor. - Se encogió de hombros la pequeña Naruko.
[Pov. Naruto]
Mi nombre es Naruto Namikaze Uzumaki, tengo 17 años y voy en la escuela Angel's, soy de cabello rubio, piel acanelada, tengo unas curiosas marquitas a cada lado de las mejillas, muy parecidas a las de mi hermana menor y al igual que ella, mis ojos son de un intenso color azul.
Hoy, como todos los días me quedé dormido y todo por acostarme muy, pero muy tarde ¡Por dios que sólo había dormido 4 horas!, bueno ¿qué les puedo contar de mí?, no soy ningún chico alegre, en verdad soy muy gruñón y no me interesa mucho el relacionarme con los demás alumnos de mi escuela, soy el más temido de ahí, no soy ni siquiera un poquito amable con las chicas y mucho menos con los chicos, odio la incompetencia y que me lleven la contraria.
-¡Alto ahí, Namikaze! - Escuché que me gritaban y giré mi rostro con una mirada seria para ver al idiota que me estaba retrasando más de lo que ya estaba.
-¿Qué demonios quieres? - Pregunté con voz ultratumba.
-Tú siempre tan creído Namikaze, bueno, he venido a cobrarte la humillación que me hiciste pasar la otra vez. - Dijo el muy idiota poniéndose en posición de pelea.
-No tengo tiempo y ganas de ponerme a pelear con escoria como tú. - Dije despectivamente.
-¡A callar! - Gritó al tiempo que corría hacia mí, dispuesto a darme un buen golpe, pero yo era más rápido, más fuerte y lo derroté en menos de lo que canta un gallo. Mirándolo con superioridad me di media vuelta y seguí mi camino.
-¡Maldito Namikaze! - Escuché que me gritaba y después sentí un ruido bastante fuerte, todo fué en cámara lenta, me giré apenas un poco y sentí como algo llegaba a mi pecho... Todo se volvió negro.
Todo era oscuridad y la cabeza me dolía como mil demonios, comencé a abrir mis ojos poco a poco, pronto pude escuchar varios susurros. Terminé de abrir mis ojos y enfocar bien, pude encontrarme con tres personas que me miraban atentamente, pronto me incorporé y observé el lugar en donde me encontraba ¡Hacía un calor infernal! Todo estaba cubierto de arena y, lo raro es que ésta estaba helada, y de vez en cuando se escuchaban gritos desgarradores.
-Un nuevo...- Escuché susurrar a una de las personas que me observaba, era una chica de cabello largo de un color azulado, tez blanca y ojos color perla.
-¿Qué? - Fué lo único que pude articular.
-¡Un nuevo! - Exclamó fascinado un pelinegro de ojos de igual color al de su cabello, tez exageradamente blanca y una sonrisa evidentemente falsa.
-¡Hay que llevarlo con Kyuubi-sama! - Exclamó esta vez un chico de larga cabellera rubia, amarrada en una media coleta alta y tapando su ojo izquierdo con un mechón de su cabello, sus ojos eran azules y su piel color canela, se parecía un poco a mí.
-¿Con qui...?- Ni siquiera pude terminar de preguntar, ya que entre los tres me pusieron de pie y me comenzaron a arrastrar por aquel lugar desconocido.
Pronto llegamos a una gran puerta de madera la cual tenía escrito en grande "Kyuubi", la chica toco levemente y dijo: "Kyuubi-sama, soy yo Hinata" y después de unos segundos se escuchó un "Adelante" Con una voz tan ronca y fría que me dio un leve escalofrió, mientras que los otros dos chicos me arrastraron dentro de la habitación en donde se encontraba ese "Kyuubi-sama" y ahí lo ví, un zorro gigante de nueve colas, de pelaje anaranjado y ojos color escarlata.
-¡Kyuubi-sama! ¡Un nuevo, un nuevo! - Exclamaba feliz la chica.
-Lo veo Hinata, lo veo. - Dijo ese tal Kyuubi con voz calmada pero calculadora.
-¿Quién es, Kyuubi-sama? - Preguntó el otro chico rubio.
-¿Por qué no te presentas muchacho? - Dijo Kyuubi.
Los miré un tanto confundido, pero de todas formas les respondí.
-Me llamo Naruto Namikaze... ¿Dónde estoy? -pregunté.
-¡Qué malos modales muchacho! deja que los demás también se presenten. - Me dijo ese zorro con tono burlón a lo cual fruncí ligeramente el ceño.
-¡Hola, mucho gusto mi nombre es Hinata! - Me decía la chica con una gran sonrisa, que a pesar de querer demostrar emoción estaba vacía...carecía de sentimiento.
-Mi nombre es Sai, un gusto Naruto-Kun. - Se presentó de igual forma el chico pelinegro.
-Mi nombre es Deidara, un gusto. - Ésta vez, se presentó el chico rubio.
-Mi nombre es Kyuubi, amo y señor del infierno, mocoso Namikaze. Disfruta la eternidad aquí - Se reía maliciosamente ese zorro pulgoso.
Pero a pesar de todo lo que quería decir, gritar y exigir, sólo un ligero y apenas audible "¿Qué?" salió de mis labios.
-Estás en el infierno mocoso, donde... Como sabes, se castigan a las personas por sus pecados. - Decía burlón el zorro.
-Eso es imposible, porque eso significaría que yo estoy...- Dejé la oración inconclusa, no quería creerlo.
-Estás muerto, mocoso. - Terminó lo que iba a decir el pulgoso - ¿Viviste una buena vida molestando a los demás?
-¡¿Sólo por eso estoy en el infierno?! - Pregunté furioso ¿sólo por esa idiotez?
-¿Sólo por eso preguntas? No es sólo eso, Namikaze, aquí está tu historial de pecados. - Dijo al tiempo que lanzaba una gran carpeta a mis pies - Son muchos pecados para sólo tener 17 años ¿No crees?
-No puede ser... - Murmuré por lo bajo, ¿Tan malo había sido? ¿A cuántas personas había hecho sufrir? Sinceramente no logro recordarlo, en este momento estoy shock.
-Namikaze. - Me llamó Kyuubi y lo único que pude hacer fué levantar mi mirada.-Te puedo dar una oportunidad...-
-¿Para volver a la vida? - Pregunté emocionado.
-¡Qué va! Si esto no es una película. Tú ya estás muerto, los muertos no reviven, pero te puedo dar una oportunidad para que vayas al cielo. - Dijo serio.
-¿Al cielo? - Murmuré.
-Para qué mentirte mocoso. El cielo es mucho más bonito que acá, pero bueno... eso es otra cosa. - Simplemente dijo eso.
-¿Que tendría que hacer? - Pregunté desconfiado.
En ese instante, una llamarada cubrió al zorro y cuando desapareció, dejó ver a un peli naranjo de ojos rojos y piel blanca, estaba sentado en un trono y veía detenidamente una carpeta igual a la que estaba cerca de mis pies.
-Según esta cosa, nunca te haz enamorado ni hecho feliz a ninguna persona en este término ¿Me equivoco? - Me preguntó mirándome calculador.
-Está en lo correcto. - Sólo pude responder.
-Perfecto. - Murmuró y sonrió de lado - Ya sé que puedes hacer. Busca a la persona más pura que jamás ellas visto en tu vida, que haya sufrido, pero que no tenga ni un pensamiento malo y de rencor, enamóralo y hazlo feliz de su vacía existencia y así te ganaras el paso al cielo. - Me dió las indicaciones Kyuubi.
-¿Y eso no sería revivir? - Pregunté.
-No. Como te dije, los muertos no reviven, para los humanos estas muerto, para nosotros eres un demonio como cualquiera que esté en este lugar, irás donde los humanos como un demonio, pero tendrás que irte a otra ciudad, empezar de cero ¿me entiendes? - Me pregunto y yo sólo pude asentir.
-¿Y cómo se supone que sepa que esa persona es así de pura?, si es que existe alguien así en este podrido mundo. - Pregunté con el seño fruncido.
-Para eso, Hinata te acompañará. - Dijo Kyuubi. - Ella tiene la capacidad de ver el alma de las personas, si el alma es blanca es porque son totalmente puras; si son grises es porque son puras, pero tienen malos pensamientos y si son negras es porque tienen el alma tan podrida como tú y yo y algún día vendrán al infierno. - Terminó de decir con una sonrisa burlona.
-¡Cuenta conmigo, Naruto-Kun! No te defraudaré. - Me dijo emocionada Hinata.
-Gracias. - Sólo dije eso mirándola sin mucho ánimo. - Y... ¿Qué pasará después con esa persona cuando yo me vaya al cielo? - Pregunté.
-Buena pregunta, pero no sé qué responderte mocoso, nadie ha logrado cumplir la "misión" por así decirlo. -me contestó.
-Está bien. - No estoy muy seguro de esto...
-Partirán ahora mismo, en cuanto lleguen estará un departamento a su disposición, con comida y todo eso. - Dijo Kyuubi, mientras con un movimiento de mano abría una especie de portal -Llegarán a la cuidad de Konoha.
-¡Muy bien, vamos Naruto-Kun! - Decía emocionada Hinata al tiempo que cruzaba el portal.
Y justo cuando yo lo iba a cruzar Kyuubi me dijo: "Ah, Namikaze, tienes un año para lograrlo." y nuevamente todo se volvió negro.
Continuará...