Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sonrisas. (Kemaru) por greenbizarre

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Woohoo! Este ha sido mi primer escrito de Kemaru jajaja >< Al inicio, debo admitirlo, no me gustaba. Otras veces sí. ¡Y ahora estoy más que segura que lo amo!

Gracias a todas las personas que han leído esto y los comentarios siempre son gratos :)

Un saludo.

 

Y todo empezó desde aquel día.

Aquel día en que te vi, aún lo recuerdo bien. Te encontrabas sentado en ese rincón, llorando cómo nunca quisiera volverte a ver. Pregunté quién eras y qué hacías en ese lugar no apto para menores, sin recibir respuesta alguna simplemente me acerqué a ti. Con ojos cubiertos de lágrimas me miraste por un segundo y en ese segundo logré percibir el miedo que traías. Estiré mi mano con la intención de acariciar tu mejilla para decirte que te calmaras, que yo no pensaba hacerte nada. Asustado retiraste tu rostro gritándome que me alejara.

Y fue en ese momento cuándo me enamoré.

Tu expresión llena de terror te hacían ver demasiado vulnerable, tanta vulnerabilidad sólo me daba la necesidad de protegerte. Aunque lucharas al inicio te diste por vencido al encontrarte en mis brazos, aún sollozando pedías auxilio. No evité sonreír de lado sabiendo que sólo querías ir a casa, pero yo no pensaba dejarte escapar tan fácilmente.

Solamente el sonido de la lluvia rompía aquel silencio que me habías marcado estando ya en el auto camino a algún sitio el cual me negué a contarte. De reojo podía notar cómo mirabas por la ventana, seguramente preocupado por lo que iría a suceder más adelante. Bastante interesado te cuestioné tu nombre, Kevin, me respondiste con cierta repulsión. Lo repetí para mí mismo en un tono más dulce, para que notaras lo cariñoso que podía llegar a ser y no pude evitar sonreír con sutileza.

Detuve el auto bajándome de él segundos después, con rapidez hiciste lo mismo. No mentiré ahora, no evité pensar que irías a escapar al estar libre por aquellos escasos segundos que no estuviste bajo mi poder. Sin embargo, esperaste a que estuviera a tu lado para caminar hacia la entrada del apartamento más cercano que alcanzaste a ver. Trataba de abrigarte para que no te mojaras demasiado, lamentablemente fallando. De igual modo ninguno de los dos estaba seco.

No esperé a que te acostumbraras a tu ahora nuevo hogar, te tomé en brazos y robé un pequeño beso de tus labios. Recuerdo los golpes que recibí de tu parte y los insultos que sólo me hicieron reír, estabas muy pequeño para decir tales palabras de mal gusto. Te dije que subieras a buscar ropas que no estuvieran húmedas, y que tomaras una ducha para eliminar ciertos recuerdos que seguro tantas ganas tenías de olvidar.

Asentiste obedeciéndome. Tan sumiso, pensé yo.

Mis propios pasos me dirigieron a la cocina, tenía pensado preparar un café caliente para cuando salieras, para ti y para mí. Tomé un sorbo de aquella bebida oscura pero deliciosa, aún estaba dudando si lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Patrañas, me dije. Era lo correcto, de tan solo pensar ahora que otra persona se hubiera acercado a ti y las cosas que esa persona no podría contener de hacer cómo yo lo estaba haciendo en ese momento me pusieron ansioso. Debía asegurarme que aún seguías en ese lugar, dejé la taza en la mesa y subí esperando encontrarte nuevamente.

Efectivamente, acababas de salir de la ducha cuando estuve escaleras arriba. Estabas de espaldas por lo que aún no habías notado mi presencia, tomé provecho de eso para espiarte mientras te despojabas de la toalla. Mordí mi labio admirando aquel pequeño trasero tuyo. Rogaba porque aún no dieras la vuelta, la forma en que secabas el agua de tu cuerpo era mejor que el porno. Quería admirarte más, quería sentir tu piel, quería no solo verte de lejos.

Algo falló en mí e hizo que abriera por completo la puerta dejándome entrar en la habitación. No te di tiempo de reprochar mi comportamiento, tomando posesión de tus labios al estar cerca de ti. Me golpeaste pero no cedí, te tumbé en la cama y mis manos se pasearon cómodamente por tu cuerpo desnudo. Sentía tu piel fría y muy, muy suave. Era difícil tratar de remover mi ropa mojada mientras intentaba mantenerte controlado, aún no sé cómo pude conseguirlo. Estando en las mismas condiciones, no sólo besaba tus labios sino tu piel en general, primero tu cuello bajando por tu pecho…

Sabía que te gustaba, así hicieras lo imposible por contenerlo era inevitable que no se te salieran ligeros gemidos que intentabas ocultar al morder tu labio con fuerza. Me separé de ti y observé las facciones de tu rostro, eran las de un ángel. Te amo, fue lo único que logré susurrarte en ese momento. Noté tus mejillas sonrojarse más efusivamente, sonreí interna y externamente, me agradó que al pronunciar aquellas palabras me cediste el control total de tu cuerpo, si es que aún no lo tenía ya. Abrí tus piernas con delicadeza, me percaté que te pusiste nervioso en ese momento. Te cuestioné si alguien más había hecho lo mismo, negaste con la cabeza algo avergonzado de haber respondido aquello.

La sensación que me diste estando dentro de ti, el poder escuchar cómo gemías tan audiblemente, cómo apretabas mis brazos con fuerza e intentabas retenerte con la mandíbula cerrada no tiene precio. Fui gentil al inicio, más rudo conforme notaba tu comodidad, pero al final el salvaje Kibum que yacía dentro de mi salió sin piedad alguna. Creo que te gustó eso, quizá me equivoque hoy en día, pero de seguro no recibí quejido alguno en ese tiempo. Gritamos al unísono cuando ambos por igual alcanzamos el éxtasis, sentí tu esencia en mi vientre al igual que tú sentiste la mía dentro tuyo. Besé tus labios lo más tierno posible, a lo cual una sonrisa recibí a cambio.

Tu sonrisa…

La misma que veo en estos momentos, la sonrisa que siempre me veo obligado a corresponder. De seguro te has dado cuenta de lo que pensaba porque aunque me mires evitas hacerlo por mucho, tus mejillas sonrojadas te hacen ver más hermoso debido al pálido semblante que rodea estas. Quiero levantarme y abrazarte fuertemente, declarar en frente de todos que sólo eres mío, de nadie más.

Pero no puedo, nos encontramos en un sitio público. Tú en medio de una entrevista y yo aquí observándote cómo es lo usual, quisiste que nadie supiera tu oscuro pasado puesto que le hace daño a la imagen que has intentado fundir en todo este tiempo. Me negué al inicio pero terminé por aceptar, no puedo dejar de seguir tus caprichos.

Me levanto y doy media vuelta para salir, sin verte puedo notar cómo frunces el ceño. Coloco mis manos en los bolsillos de mi pantalón, ya debo volver al trabajo supongo lo olvidaste, pero no te preocupes, en la noche compensaré esta falta al llevarte al cielo cómo me has pedido en ese mensaje de texto.

Y cómo cada noche, aún puedo ver aquel joven de 14 años rogando volver a casa porque teme estar en ese lugar no apto para menores.

 

 

Notas finales:

¡Oilá! Gracias, en serio, por leerlo. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).