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¿Acts pure or impure? por Yori

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Notas del capitulo:

!!Aquí traigo el siguiente capítulo!!!

No sabía mucho como unir las cosas y los personajes e ideas, asi que quedó algo así...espero que guste. Poco a poco se irá sabiendo más de que va a ir la cosa =)

Muchaaas gracias por vuestros reviews, espero que os guste!!

El Concurso de Kit-tock

 

 

 

 

 

 

Ruki no había estado tan malo en su vida y sentía todo girar a su alrededor, cuando aquel extraño le bajó la cabeza entre las piernas, haciendo que se sintiese levemente mejor…al menos el mareo se había reducido, pero las náuseas seguían allí.

 

-        Genial, de toda la gente que pasa por este cruce me tenía que cruzar con un adolescente borracho…- suspiraba Kyo.

-        Pues márchate, viejo con enanismo- gruñí, intentando levantarme.- Yo estoy perfectamente.

 

Esas palabras salieron de la boca del adolescente justo cuando se cayó al suelo de cara, haciendo que Kyo se sorprendiese terriblemente, estaba apunto de reírse; ya que creía que habría puesto las manos pero al darse cuenta que no fue así se movió en su ayuda. Le levantó sin mucho esfuerzo mientras el otro soltaba gemiditos de dolor, a tiempo que abundantes lágrimas se deslizaban por su infantil rostro.

 

-        Jooo…yo solo quería divertirme con mis amigos…¿Qué dirá la madre Teresa? ¿Por qué es tan malo el alcohol? ¡Fue Aoi, quien me obligó…yo no quería!- comenzó a decir cosas sin sentido para el mayor.

 

Kyo enarcó una ceja clavando su vista en aquel joven llorica que había llamado realmente su atención, primero por su osadía y ahora porque toda esa fachada de duro y antipático se había esfumado, dejando ver a un niño infantil y delicado.

Sin pensarlo mucho más lo tomó en brazos, mientras que el pequeño seguía murmurando incoherencias, y lo metió en el coche colocándole el cinturón a tiempo que se acurrucaba sobándose las heridas. Dio la vuelta al vehículo y se puso en su puesto, para mirar nuevamente al joven, quien ahora dormitaba apoyando la cabeza en la ventanilla.

 

-        ¿Dónde vives, bebé?

-        …Conve…Convento…- murmuró entre sueños.

-        ¿Qué? No es momento de rezar amiguito- rió.

 

Cuando volvió la vista hacia el castaño, inevitablemente se formó una sonrisa en sus labios. El pequeño se había quedado dormido y en su rostro se formaba una adorable expresión. Por primera vez Kyo se dio cuenta que ese niño de verdad era irresistible… Pero era demasiado tarde para intentar ligárselo, tendría que haber aprovechado la oportunidad antes.

Arrancó el vehículo atravesando las nocturnas calles de la ciudad, rumbo a su apartamento. Los pensamientos de Kyo estaban formados de insultos hacia sí mismo por haberse metido de niñero con un adolescente con doble personalidad, solo él se podía meter en esos líos…

Tuvo que cargarlo hasta el ascensor y después con cuidado abrió dejó al muchacho a un lado de la cama antes de quitarle los zapatos, corrió las mantas y le metió en el interior de esta, donde inmediatamente el joven se acomodó haciéndose un ovillo. Suspiró mientras le veía y se después fue el mismo quien se desnudó y se metió en el interior de la misma, para comenzar con su reparador sueño casi inmediatamente de cerrar los ojos.

 

 

 

          

                                                                                           ***

 

 

 

-        Ahgg- gruñí, cuando sentí un rayo de sol frente a mis ojos. Los cuales fue casi imposible abrir.

 

Me incorporé sobre aquellas suaves sábanas negras de seda, llevándome una mano a la cabeza y apretándome las sienes con dolor. Solté un gemidito de dolor, parecía que el cerebro me iba a reventar y tenía una sed horrible…Acaricié las sábanas…¡Eh, espera un momento! ¿Desde cuando tenía yo sábanas de seda negras?

 

-        No, no, ¿qué ha sucedido?...Vamos Takanori, recuerda, recuerda…Mmm, casi te atropella un enano, después…

-        ¿Ya estás despierto? Joder, duérmete son solo las diez…

-        ¡AHHH!- grité, saliendo de la cama de un salto. Cogí la sábana y la arrastré conmigo dejando ver el cuerpo medio desnudo del chico que había aparecido como por arte de magia.

-        Eh, eh, no grites- espetó con malhumor.

 

Entonces me miré, estaba solo en calzoncillos, ¿qué había pasado? No, no, no, no podía estar allí desnudo en casa de un desconocido que casi me atropella.

-        ¿Cómo he podido terminar desnudo en una casa ajena?- me pregunté a mi mismo en voz alta, mientras que me daba con la palma de la mano en la frente.

-        Ah…bueno, yo no te desnudé- respondió con una sonrisa torcida, aquel extraño. Se levantó de la cama, sin pudor alguno a pesar de estar en las mismas condiciones que yo.- De hecho, lo hiciste tú solito…A mitad de la noche te levantaste…He de decirte que podrías ser un stripper espectacular.

-        ¡¿¿Qué??!- grité arrastrando las palabras.

-        Dios, ¿siempre eres tan escandaloso?- inquirió, tapándose los oídos.- Son solo las diez de la mañana…

-        No blasfemes- regañé automáticamente. Él puso cara de sorpresa absoluta, tal vez ni siquiera conocía esa palabra o tal vez nunca se la habían dicho…Entonces reparé en sus palabras…- ¡¡Las diez!! ¡Mierda tengo clase y llego tarde! No solo la Madre Teresa me matará, sino también el director…- dije corriendo por la habitación en busca de mi ropa.

 

El rubio le miraba todavía demasiado dormido como para prestarle demasiada atención, pero ver a aquel chico moverse de un lado a otro como una maldita paloma le estaba volviendo loco. Él no acostumbraba a tal ajetreo a tan tempranas horas, lo cual para Kyo las diez significaban madrugar.

No fue consciente que aquel chico le miraba desde la puerta con los brazos en jarra y mirada desdeñosa, otra vez con esa actitud insolente.

 

-        ¿Piensas abrirme la puerta?- inquirió el menor de mal humor.

-        Eh…Claro- respondió, acudiendo a donde él estaba.- Aunque tal vez deberías dar las gracias, ya que te traje a MI casa en vez de dejarte tirado por cualquier rincón.

-        Umm…tienes razón- dijo cambiando su actitud completamente.- Gracias por ser un buen samaritano, pero hubiese agradecido más que me llevases donde vivo- continuó haciendo una formal reverencia, que nadie en estos tiempos haría. De hecho el rubio nunca se hubiese imaginado esa conversación.

-        Tampoco me dijiste donde vivías…- murmuró Kyo.

-        Sí, lo dije- contestó apresuradamente, mientras salía al pasillo del edificio.- Adiós.

 

 

Lo vi salir corriendo por las escaleras, en ese momento me di cuenta que ni siquiera sabía su nombre. Lo más seguro es que ni siquiera le volviese a ver, pero aquel jovencito le había dejado con ganas de más…

 

 

 

 

 

                                                                                   ***

 

 

 

 

 

¡Oh, aquello era horrible! Lo más espantoso que había hecho nunca, había bebido hasta la extenuación, casi me atropella, dormí con extraño, al cual encima hice un striptease en medio de la noche. ¿¿Cuántos pecados eran esos en una sola noche??

¡Encima llegaba tarde y tenía examen de matemáticas!

Cuando llegué a la puerta del instituto tuve que dar mi nombre, ya que llegaba dos horas tarde y encima sin justificante…seguro que reclamarían al convento por mi falta.

Subí los escalones de dos en dos y llamé a la puerta asfixiado. Allí ya estaba el profesor de matemáticas, repartiendo los folios de examen y todos mis compañeros me miraban sorprendidos.

 

-        ¿S-se…pu-puede?- pregunté a bocanadas. Necesitaba aire.

-        Por supuesto, Takanori. Siéntese sin armar mucho jaleo- dijo algo preocupado, ya que yo no solía llegar a esas horas…menos en estas circunstancias.

 

Me entregó el folio y en cuanto saqué el bolígrafo comencé a completar los ejercicios con complicadas fórmulas. Menos mal que el alcohol no había borrado lo estudiado hasta entonces, aunque no había podido repasar ni un poco.

La prueba finalizó a las dos horas exactas, donde los que quedábamos respondiendo tuvimos que entregárselo.

Inmediatamente en cuanto me senté tenía a mis amigos rodeándome hablando como papagayos sin que se les entendiese una sola palabra.

 

-        ¡Basta chicos, me duele la cabeza…!- subí el tono de voz, todos me miraron aún más sorprendidos y comenzaron a cacarear de nuevo.

-        ¿Cómo has llegado tarde?- preguntó Aoi, tomándome de los hombros y dándome un leve masaje mal dado.

-        Yo…

-        Más con esas pintas, parece que hubieses tenido una noche de sexo salvaje- rió Kaoru.

-        ¿Ruki? ¿Una noche de sexo? ¡Ja! Antes la Virgen María se compra un consolador- rió Reita.

-        ¡No blasfemes así, Reita!- exclamé ofendido.

-        Eres un bruto, Rei-kun- murmuró Kai, quien abría una chocolatina Kit- tock con devoción. Tras quitar el envoltorio su expresión se volvió desilusionada.

-        Mmm…Ruki. ¿No habrás tenido una “noche de sexo salvaje”, verdad?- preguntó asustado Aoi, quien conocía bien mi expresión de culpa.

-        Yo…

-        ¡¡Dios, sí!! ¡Lo hizo! ¿Con quién, con quien?- interrogó ansiado Kaoru, quien apartó a un lado a Aoi de un empujón, colocándose él al lado.

-        Que calladito se lo tenía…ja ja y parecía bobo- rió Reita.

-        No es lo que pensáis- mascullé con los ojos inquisidores de todos clavados en mí.

-        ¡Me traicionaste, Ruki! ¡Quedamos en que yo perdería la virginidad antes!- se lamentó Aoi, haciendo un dramático gesto con las manos.

-        Tú no perderás la virginidad en la vida si cada vez que intentan ligar contigo huyes despavorido- se carcajeó Kai, devorando su barrita.

-        ¡Me ofendiste!- exclamó Aoi.

-        ¿Entonces, Ruki, lo hiciste?- retomó Kao.

-        No…yo simplemente iba demasiado borracho…Mmm…- hice una pausa, todos sufrieron mi silencio con ansiedad.- Casi me atropellan y entonces el conductor salió del coche y me llevo a su apartamento…

-        ¿¿Te raptaron??- espetó Aoi, con los ojos como platos.

-        No, no, él…bueno, no fue amable…pero solo me dejó dormir…- susurré rojo de la vergüenza.

-        ¡Wahhhh, Ruki durmió con un extrañoooo! ¡Que vergüenza, que vergüenza!- comenzó a chillar Aoi como una loca.

-        Por favor, Kao, cállale- pidió Reita, apretándose el puente de la nariz.

-        Con placer lo haré- sonrió maliciosamente Kaoru, quien caminó hasta Aoi y le dio una tremenda colleja en el cuello que resonó en el aula.

-        ¡Perfecto funcionó! Es como parar un despertador- dijo Reita, mientras que Kaoru y él se reían.

-        Eres un animal, Kao- lloriqueó Aoi, sobándose la zona sonrojada por el golpe. Yo seguía ajeno a todo, en mi burbuja de pensamientos y regaños hacia mí mismo por todas las cosas sucedidas.

-        Venga, Ruki. No has perdido tu pureza por dormir en la cama con un extraño- se burló Kai. Quien se sentó en el pupitre de al lado y sacó otra chocolatina de la misma marca del bolsillo.

-        Ey, Kai, porqué te pasas todo el día comiendo esa mierda de chocolatinas- indicó Kaoru.

-        Es que dan premios…pero todavía no me ha tocado el que yo quiero- gruñó tirando el envoltorio al suelo de mal humor.

-        ¡Es verdad, es verdad! ¡Yo también las estoy comprando!- exclamó ilusionado Aoi.

-        ¿Te van a dar personalidad acaso, Aoi?- se burló Kaoru.

-        No, tal vez le den un primer beso- rió Reita.- ¡Estás empanado, Ruki!- exclamó Reita, dándome una pequeña torta en la mejilla.- ¡Reacciona!

-        ¿Qué regalan, Kai-kun?- pregunté, volviendo al mundo.

-        Dan discos autografiados, fotos únicas, entradas para conciertos…- comenzó a enumerar. Pero finalmente se le iluminaron los ojos, al decir la última frase.- ¡Pero lo que yo ansío es el premio de conocer a la banda!

-        ¿Qué banda?- preguntó Reita.

-        ¡¡¡Sexual Pleasure!!!- gritó Aoi a los cuatro vientos.

 

Tanto Aoi como Kai, y lo más increíble de todo, Kaoru se pusieron a cantar una canción a coro en inglés. La conocía a la perfección ya que Aoi no paraba de cantarme o ponerme esas canciones en cuanto encontraba la oportunidad. No tendría nada en contra de aquella “música” sino fuera por aquellas pecaminosas letras que soltaba el vocalista por la boca. El propio nombre de la banda indicaba un camino no muy puritano “Sexual Pleasure”

 

 

 

 

 

                                                                                            ***

 

 

 

 

 

 

-        ¿Otra vez más fotos?- se quejó Toshiya.

-        No seas idiota, posar es magnífico- indicó Uruha, poniendo una sexi postura para la cámara.- Mmm…con estos labios todo las fans se derretirán al ver la imagen.

-        Pues yo que tu le echaba vaselina a la lente, es mejor que no te vean bien- dije, mirando al fotógrafo. Die y Toshiya se rieron.

-        ¡Por fin llegaste Kyoo~!- me saludó efusivamente Shinya quien vino corriendo hacia mi para abrazarme.

 

Shinya, veintiún años. Batería de aspecto afeminado y delicado, de hecho todo él era delicado. Vive en su propio mundo de nubes y perros chihuahuas.

 

-        A mi me pondrán vaselina, pero a ti mejor que no te pongan una bolsa en la cabeza- me sacó la lengua Uruha.

 

Uruha, veintidós años. Guitarrista. El chico más egocéntrico del mundo, cree que toda persona vidente quiere bajarse la ropa interior ante él. Es un ligón empedernido, fantasea con su propio harén, lo cual no le falta mucho para conseguir… Aunque parezca mentira es mejor amigo de Kyo.

 

-        Claro, claro, lo que digas- suspiró, dejándose caer sobre el sofá.

-        ¿¿Yo puedo salir abrazando mi bajo??- preguntó Toshiya, aferrando entre sus brazos aquel instrumento amado.

 

Toshiya, veintitrés años en edad física, aunque mental era mucho menor…como un niño de doce años. Su pasión es la música y el bajo su máximo amante.

 

-        ¿Cómo tú tan pronto por aquí, Kyo?- preguntó un recién llegado Die, quien se sentaba al lado del rubio, colocando una mano en la pierna de este.

-        Tuve un despertar malísimo- respondió, recordando al gritón adolescente.

 

Die, veinticuatro años, el papá de Sexual Pleasure aunque no lo pareciese. Un chico bromista y divertido. Guitarrista. Su mayor afición es el alcohol, bebería hasta caer por los suelos. En ocasiones es tan cabezón que llega a ser malicioso, pero ese es su lado oscuro…

 

Finalmente, Kyo, veintitrés años. Baja estatura y cabello teñido. Su pasión los tatuajes…y cantar. Va a su rollo y le encanta picar a la gente hasta cabrearse. Vocalista de Sexual Pleasure, ama su trabajo.

 

-        ¿Quién creéis que ganará el maravilloso premio de conocernos?- preguntó Die.

-        Me da igual…solo espero que acabe eso de las chocolatinas. Estoy harto de fotos- se quejó Kyo.

-        ¡A mi me encanta, hacemos felices a tantos fans!- exclamó Shinya, acompañándolos en el sofá.

-        Solo espero que no sea feo…- pidió Uruha.

-        ¿Intentarás ligártelo?- dijo abriendo la boca y llevándose una mano a ella, Toshiya.

-        ¿Cuándo no intenta ligárselo Uruha?- indiqué.

-        Eres un caso perdido…- murmuró Die. Uruha solo tenía una lasciva sonrisa en los labios.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Byeeee ^^


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