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Christmas lights por misery_182

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Notas del fanfic:

¡Hey you! ¿Qué creen? Aún no mandan mi compu a arreglar, la quiero tanto

En FB le comenté a alguien cof cof K-H Weasley-Hitachiin F-G cof cof que estaba escribiendo un especial de Navidad, y aquí está, un ItaDei como es costumbre mía xD Un songfic, que no iba a serlo pero al final pensé que sería buena idea ya que el título de Especial de Navidad, (como está en mi computadora -.- ) no sería muy conveniente ni llamativo… En fin, al final les daré todos esos anuncios importantes que tengo que darles ñ.ñ

 

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

 

Notas del capitulo:

Bien, la canción es de Coldplay y se llama Christmast lights , valga la redundancia xD Tal vez ponga la letra al final del fic o no sé, no sé, tal vez nunca la ponga, quien sabe, todo puede pasar.

Aclarado eso creo que pueden proceder a leer el siguiente capítulo del fic, Christmast Lights. Disfrútenlo, sin más, ¡a leer!

Capítulo 1.

Y ahí estaba de nuevo, la historia se volvía a repetir: quedándose hasta tarde para terminar aquel trabajo que le habían pedido unas semanas atrás pero, como todo buen joven de su edad, decidió dejarlo hasta el último momento. Se suponía que tenía que ser responsable, pero ¿Por qué debería de serlo si no había nadie que se enorgulleciera por ello o por él?

Era verdad, estaba solo en la vida, tenía un par de amigos de la infancia a los cuales consideraba como su única familia, pero nada más. Sin padres, sin hermanos, ni abuelos, mucho menos tíos o primos. Esa era su realidad. Y no es que le importara mucho, había podido sobrevivir más de 20 años sin necesidad de eso que todos llamaban “familia”.

Fue entonces cuando su vista se posó en el reloj de la computadora, era bastante tarde, pretendía ir a algún bar y tomar algo, y si había suerte, llevarse a alguna linda chica por ahí, pero por ser la fecha que era lo dudaba. 24 de diciembre, Noche Buena. La odiaba, odiaba muchas cosas, entre ellas fechas del calendario, fechas festivas para ser exactos, pero sobre todas las fechas, esta. Detestaba la hipocresía de las personas, en este día se portaban bien con todo el mundo, como si su vida dependiera de cómo trataran a los demás, ¿y qué? ¿El resto de los días del jodido año no contaban o qué?

Era una de las razones por la cuales agradecía el no tener familia ni nadie importante con quien pasar esas fechas, además no le agradaba tener que tocar el tema de los regalos, la comida y el alcohol… muy bien, la parte del alcohol si le agradaba, en demasía, pero esa es otra historia.

Lo bueno es que estaba a punto de terminar, por fin, se iría a su departamento, tomaría algo, vería una buena película, no de las que estuvieran pasando por la TV seguramente, y luego se iría a la cama a dormir y despertar hasta tarde, muy tarde.

Apago la máquina y comenzó a recoger sus cosas, giro su cuello con cansancio, y sintió una mirada clavada en su nuca, una negra y profunda mirada, no se molestó en girarse, sabia de quien se trataba, respiro hondo y dejo de hacer lo que hacía, abriría la boca antes que él, sí que lo haría.

-¿Qué haces aquí?- rayos, se adelantó… ¡por dos segundos!

-Lo mismo te pregunto- respondió volviendo con lo suyo.

-¿No deberías de estar con tu familia o algo así?

-No te importa lo que haga con mi vida, además tú también deberías de estar con tu “familia”- enfatizó, parado frente a él, mirándolo a los ojos, hacia arriba. Más alto, era más alto que él. Otra cosa que odiaba: su estatura media.

-Debía terminar algo- respondió refiriéndose a la primera pregunta. Frunció el ceño. Ese ojinegro lo hacía enfadar en extremo, era alto, de cabello negro y largo, y aunque sonara raro el que él mismo lo dijera y aceptara, era guapo, muy, pero muy guapo. Además tenía un apellido que todas las mujeres se morían por tener: Uchiha, no tenía nada de genial y su nombre menos: Itachi, eso no es artístico. Pero lo que si era muy “artístico”, es que a tan corta edad y ya era el heredero de una gran compañía, que casualmente, era donde trabajaba. O sea que ese tal Itachi Uchiha era su jefe, ¡su jefe!

-Pues yo igual- dijo tomando su abrigo, agitando su cabello contra la cara del otro, una cosa que amaba era su larga cabellera rubia, y cerrando sus azules y profundos ojos.

-¿No pretendes hacer nada?- el rubio lo miro interesado. – Es decir, es Noche Buena.

-¿No me digas, Einstein?- rodo los ojos.

-Quiero decir que nadie debería de pasar solo la Noche Buena, y menos la Navidad…- trato de explicar con cierta vergüenza.

-¿Me estas invitando a salir?- pregunto incrédulo, y de verdad que no lo podía creer. Es que él lo odiaba, odiaba al Uchiha, y este lo sabía. Y según tenía entendido este odio era reciproco. Sonrió de medio lado con soberbia, no es que lo fuera, tal vez un poco orgulloso. –No creí vivir para ver esto- se burló viendo como el moreno volteaba la mirada aunque sin perder ese orgullo que lo caracterizaba tan bien.

Los segundos pasaban y se hacían eternos, ese sepulcral silencio era molesto, además de esa mirada queriéndolo desvestir. Lo medito un poco, tal vez no era tan malo después de todo, tendría lo que quería, una copa y una buena noche en brazos de aquel moreno.

-Está bien- dijo en un suspiro –tomare algo contigo y luego me iré a casa- adelantándosele unos pasos. Itachi lo miro de pies a cabeza, era una belleza, ya se lo habían dicho, le gustaba, y mucho. Eso no era noticia, ni para él ni para nadie en la compañía; al parecer todo el mundo sabía que Itachi gustaba del rubio, menos él.

Y sonrió como no lo había hecho en mucho tiempo.

-¿Vienes?- lo llamo sacándolo de sus pensamientos, girando la cabeza para verlo por encima de su hombro. Se detuvo frente a las puertas eléctricas para poder llamar al elevador, y esperar al moreno. Las puertas se abrieron y pudo entrar. El interior de este era de vidrio, por lo que había una hermosa vista de la ciudad.

-Creo que esta cita no tendrá nada de genial- dijo para sí mismo el ojiazul, viendo hacia afuera, sin darse cuenta de la presencia del otro.

-¿En serio?- le susurró al oído, abrazándolo desde atrás por la cintura, haciendo que sintiera un calor tan intenso que sintió ganas de quitarse el abrigo. El moreno observaba hacia afuera, o eso pensaba el rubio. –Nos vemos bien, ¿no crees?- el menor frunció el ceño –juntos- completo escondiendo el rostro en su blanco cuello.

Por primera vez noto el reflejo, volviendo a sonrojarse intensamente. Esa imagen parecía sacada de una película de amor… las cuales también odiaba. Y si también odiaba a Itachi, ¿Por qué le permitía tomarse esas confianzas con él? Tal vez le gustaba sentirse querido… ¡no! Por supuesto que no, nunca había necesitado “eso”, debería de haber otra razón más convincente... o, tal vez, porque se había tomado la molestia de invitarlo a salir… en Noche Buena. Sí, eso era, tan solo no quería pasar la noche del 24 solo, aunque aún estaba la opción de ir a algún bar.

De un momento a otro dejo de sentir aquel calor que le estaba proporcionando el cuerpo detrás de sí, se giró viendo como el moreno se alejaba y las puertas estaban a punto de cerrarse, se apresuró a salir y alcanzo al pelinegro casi corriendo. Siguieron caminando en silencio, hasta llegar al estacionamiento.

-Wow, espera- lo llamo, al ver como se subía en su auto último modelo, color negro, asientos de piel… –mi auto esta por allá- señalo detrás de él.

-Iremos en el mío- dijo autoritario mirándolo a los ojos –es más “genial” que el tuyo- sonrió de medio lado y se subió. Una idea abordo su mente, tan tentadora…. Estaba pensando seriamente en que, tal vez, solo tal vez, luego de pasar un buen rato con el Uchiha, podría dejar a este sin descendencia… solo si éste seguía tratándolo de ese modo.

Respiro hondo y subió en el asiento del copiloto. Encendió el auto y la radio automáticamente, se podía escuchar You are beautiful de James Blunt, también estaba activada la calefacción, los vidrios se empañaban con sus respiraciones.

-Odio esa canción- dijo cambiando la sintonía de la radio. No lo podía creer, es que no era cualquier canción, era You are beautiful, un clásico, y el Uchiha lo odiaba, ¡y él también! Tenían algo en común. De nuevo, jamás creyó vivir para ver eso.

Ahora se escuchaba Viva la vida de Coldplay.

-¿Quién carajos se encarga de la música?- gruño molesto el ojinegro, dejando aquella canción y puso en marcha el auto. Esa canción, la conocía, le gustaba y sabía la letra de principio a fin. Siguió el ritmo con la mano, acababa de empezar, lo sabía porque había escuchado tantas veces la canción que se podría decir que conocía cada sonido de cada segundo de los que duraba ésta.

Itachi lo miró y sonrió, ese chico lo hacía sonreír de más. Le gustaba esa canción, y si quería cantarla, que lo hiciera, no le molestaba en lo más mínimo, después de todo en un rato más lo haría decir cosas que jamás imaginó. Subió el volumen, haciendo que el rubio abriera los ojos más de lo esperado.

¿Cómo se había dado cuenta? No pudo, era imposible, a menos de que leyera la mente, pero eso era imposible. ¿Cómo se pudo dar cuenta que le gustaba esa canción, y que le gustaba escucharla a todo volumen? Ahora lo odiaba más que antes, no esperaría a pasar la noche con él, no señor, lo mataría en ese mismo instante.

-Creí que te gustaba esa canción y que sabias la letra- le dijo deteniendo la marcha en un semáforo en rojo.

-¿Por qué paras? No hay nadie- evadió la pregunta.

-La cámara- señalo hacia arriba. –Canta- ordeno más que pedirlo.

-¿Qué?

-Que cantes- lo veía directo a los ojos, el rubio volvió a sonrojarse, mientras musitaba la canción –no te escucho- dijo volviendo a acelerar. Frunció el ceño, ¿Qué pretendía? ¿Qué diera un concierto solo para él? Comenzó a cantar aún más fuerte, casi gritando, el sonido de la música también aumento, haciendo vibrar los vidrios.

Nunca, en ningún momento dejo de observarlo, sus negros ojos estaban clavados en los suyos, daba miedo, por un momento creyó que estos se volvieron de un color carmín. Y por cada segundo que pasaba, el rubio se acercaba un milímetro más al otro, sus rostros estaban a punto de rosarse, la canción termino y comenzó a sonar otra, más tranquila; bajo el volumen y el ojiazul se acomodó en su lugar viendo hacia afuera.

¿Nieve? Eso que veía caer era, nieve. No lo podía creer, estaba nevando, eso era estupendo, hacía años que no veía nevar. Le gustaba el frio, y la nieve aún más. Su rostro se ilumino por una sonrisa.

-Demonios- musito el mayor. Deidara lo miro y sin preguntar qué pasaba, este respondió –está nevando- no es que no le gustara, solía disfrutarlo mucho, pero últimamente no sentía esa sensación. Varias veces había soñado que iba conduciendo bajo la nieve, y tenía un trágico accidente, en el que su hermano Sasuke moría, pero él no. Era lo peor que le podía suceder, era su única familia. Apretó fuertemente el volante y se tensó, bajo la velocidad, respiro hondo y siguió conduciendo.

-¿Estás bien?- pregunto preocupado. El pelinegro tardo en responder.

-Claro… ya llegamos- dijo luego deteniéndose frente a un gran y lujoso edificio de unos veinte o treinta pisos. El rubio observaba por la ventana hacia arriba, con la boca medio abierta por la impresión. –Vamos- ordeno bajándose. El menor obedeció, saliendo sintiendo de golpe el viento helado, se estremeció un poco y trato de cubrirse más con su abrigo y la bufanda, trato de calentarse las manos con su propio aliento y luego frotándolas. –Apresúrate- lo tomo de la mano y lo jalo hasta la entrada.

Llamo al elevador sin que el Uchiha le soltara la mano, volvió a jalarlo dentro y marco el último piso, tomando ambas manos del rubio.

-Tienes las manos frías- dijo Itachi un poco molesto y con el entrecejo fruncido. Y él que pensaba que serían cálidas y muy suaves, no se equivocó en lo segundo, pero si en lo primero. Trataba de calentarlas con las propias.

-Las tuyas lo están más- reprocho el rubio apretándolas entre las suyas. Esta vez sí estaba funcionando, se estaban calentando. Sonreía tiernamente, hacía mucho que nadie hacia algo como eso por él, del último que podía recordarlo era de su hermanito, pero habían pasado muchos años desde la última vez.

-Gracias- susurro y luego se abrieron las puertas. –Ven, es por aquí- volvió a jalarlo, hasta una enorme puerta blanca de madera, Itachi la abrió y lo hizo pasar antes que él, avanzo unos pasos y luego las luces se encendieron, dejando a la vista una enorme sala, a un lado una pequeña cantina en la que había decenas de botellas nuevas y unas cuantas abiertas medio vacías.

Al final de la habitación un gran balcón, que abarcaba la mitad del lugar, de puertas corredizas de vidrio. A la derecha un pasillo el cual se suponía se dirigía al resto de las habitaciones, la cocina, el baño y la recamara. Esa recamara, no sabía lo que se le esperaba, pensó divertido.

-¿Te gusta?- le pregunto al oído.

-Me encanta- contesto aun sin dejar de observarlo. La decoración era tan… genial. El color de las paredes y los muebles, todo estaba perfecto. Como si cada detalle, cada cosa, estuviera hecha para estar específicamente en el lugar en que estaba y como estaban, ni un solo milímetro hacia la derecha o izquierda, justo donde estaba ahora. Tanta perfección asustaba, un poco.

-¿Qué vas a tomar?- lo llamo sacándolo de sus pensamientos.

-Mph… vino- dijo luego de meditarlo, quitándose el abrigo y la bufanda al tiempo que se acercaba a la barra. –Este lugar es muy lindo- se sentó en uno de los bancos.

-Gracias- extendió la copa, sirviéndose una propia, el otro la tomo y le dio un sorbo. Una relajante música clásica se comenzó a escuchar, pareciera una especie de reproductor automático o algo así. –Demonios- volvió a gruñir el moreno notando lo mismo –iré a apagar eso- se disculpó dejando la copa en la barra.

-Está bien, no importa, me gusta- le dijo el ojiazul con una linda sonrisa, dando otro sorbo, disfrutándolo junto con la vista. La ciudad iluminada, siendo cubierta por aquel manto blanco, y a lo lejos el pino que cada año se ponía en los jardines de la puerta de la ciudad, era hermoso.

Volvió a sonreír, estaba seguro que esa noche había sonreído más veces de lo que lo había hecho en todo el año. Lo observo hipnotizado, como veía hacia afuera y tomaba de su copa, la vista perfecta, o eso creía.

-¿Me concedería esta pieza?- pregunto cómo todo un caballero, parado frente a él, extendiendo una mano para que la tomase, y con aquella sonrisa de galán que conquistaría a cualquiera. Deidara no fue la excepción. Dejo la copa en la barra y tomo su mano, con una tonta sonrisa en los labios se puso de pie.

-Nunca- dijo –nadie me había invitado a bailar, no así- especificó bajo su mirada, mientras caminaban a un lugar vacío. Itachi hizo que diera una vuelta y luego lo tomo de la cintura, soltando su mano en su propio hombro, y posando la suya en un costado de la cintura del menor. –Me haces sentir como una chica- admitió apenado, abrazándolo por el cuello.

-Lo siento…- se disculpó –pero no se dé que otra manera tratarte- se burló. Sabía que esto era demasiado bueno para ser verdad, no podía haber cambiado de actitud en un abrir y cerrar de ojos.

-Idiota- intento separarse, pero el ojinegro lo tomo más fuerte pegándolo a su cuerpo, acercándose peligrosamente a sus labios, luego de unos segundos lo beso tan apasionadamente como pudo. Y vaya que besaba bien, si ¿y qué? Le había dicho que parecía una chica. Al diablo con Itachi, al diablo con el sexo, y al diablo con la nieve. No soportaría un insulto como ese, nunca en la vida. Lo separo como pudo y se alejó para tomar sus cosas.

-Deidara- lo llamo por su nombre por primera vez en la noche.

-Vaya, me sorprende que sepas mi nombre- interrumpió. El moreno suspiro.

-Escucha, lo siento, no pretendía ofenderte, en serio- intento disculparse. Sujetándolo del brazo.

-Entonces, ¿qué pretendías, ah?- lo miro desafiante a los ojos. No respondió, había metido la pata, y bien metida. –Déjame salir de aquí- ordeno.

-¿A dónde iras? Está nevando y no traes tu auto…

-A donde sea, si no estás tú, todo estará bien- dijo con odio. Los ojos de ambos se abrieron desmesuradamente, uno no podía creer lo que había escuchado y el otro lo que había dicho. El agarre se volvió débil y por fin pudo ser libre, pero no se movió. Se quedó ahí, mirándolo a los ojos.

Intento abrir la boca para decir algo, pero nada salió de ella, no sabía exactamente que debía de decirle. Bajo la mirada junto con la cabeza, escondiendo su rostro detrás de ese flequillo dorado. El azabache tomo su barbilla con una mano para alzarle el rostro y paso la otra por su cuello.

-No debiste decir eso- le susurro en el oído –tendré que castigarte- continuo, como si no hubiese ocurrido nada. El ojiazul sonrió de medio lado, sería un castigo muy placentero.

Sin duda, esa, había sido la mejor noche de su joven vida. Sin contar el hecho de que era Noche Buena, y valla que había sido buena. Había tenido sexo con su jefe, el mejor si se lo preguntaban, había tomado el mejor vino de la tierra, había bailado con él y ahora estaba a punto de dormirse entre sus brazos.

-¿Y?

-Y, ¿qué?- pregunto somnoliento sin abrir los ojos.

-Esta noche tuvo algo de genial después de todo, ¿no?- lo tomo de la cintura y lo atrajo a él.

-Es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, Itachi- dijo acurrucándose en su pecho. –Gracias- y luego de un bostezo se durmió.

 

Notas finales:

Y ahí está, ya saben déjenme un review ya que no me pagan y bla bla bla, las bobadas que escribo siempre. Lo que importa aquí es que esto tiene continuación, así es, ah verdad, a que no se la sabían esa, como sea, sino logro subirla mañana, que es muy poco probable la subiré el lunes, o el día siguiente, o el siguiente, o el siguiente… estoy divagando. Pues no está terminado, pero lo terminaré pronto, lo juro, y trataré de no hacerlos esperar como con los otros fics…

Lo que nos lleva a nuestro siguiente punto importante, publiqué en FB el “anuncio”, pero debido a que no todo el mundo me tiene agregada ahí, pues lo repetiré, ejem, sé que estoy retrasada con ambos fics, pero créanme que ustedes estarían igual si estuvieran en mi posición, y ustedes dirán: “pero estás de vacaciones, se supone que tienes más tiempo libre, ¿Por qué no lo utilizas para escribir en lugar de pasarte todo el día en FB?” En primera no me paso todo el día en FB, me tienen trabajando y me pagan menos del salario mínimo en mi país, que serían como 56 pesos o algo así, en segunda me tienen limitado el acceso a internet y en tercera no saben lo difícil que es que la inspiración llegue a mí, y cuando llega, adivinen, es media noche y mi lap se encuentra apagada, y trato de hacer todo lo posible porque se me grabe un poco de lo que se me va ocurriendo, pero eso casi nunca pasa… ya me quejé mucho y sé que no les importa tanto, así que me callaré.

Algo que si es importante de verdad es agradecerles por haberme acompañado este 2011, que se la pasen muy bien en estas fiestas con toda su familia y todas las personas que amen y todo eso, que sus deseos se hagan realidad y que este año lo terminen con bienestar, y sobretodo que el 2012 esté lleno de bendiciones y aún más salud para ustedes y su familia. Mis mejores y sinceros deseos.

Los amo mucho lectores y lectoras de todas las edades y naciones y todo lo demás. Muchos besos y abrazos de oso para todos. Smuak’s! (>’-‘)>

 

 

Su amiga, consejera, apoyo y lo que quieran:

misery_182


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