Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Christmas lights por misery_182

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hey you!

¿Qué tal mis queridos lectores? ¿Cómo pasaron su Navidad? Espero que bien, como notaron yo publicando este fic, que es de mis favoritos de mi propia autoría xDD

Dejémonos de rodeos y primero lo primero, he decidido publicar este capítulo de este fic para darles una noticia importante, no es buena y espero que nadie lo tome a mal, pero me temo que tendré que dejar de escribir y leer yaoi por un tiempo indefinido, las cosas se han puesto un tanto difíciles para mí, así que tendré que dejar la escritura y la lectura en esta página y en otras que he publicado algunos de mis fics. Me entristece muchísimo no poder terminar de publicar este fic, o los otros dos que tengo por aquí, pero son medidas que he decidido llevar a cabo, y aunque no pueda darles detalles de lo ocurrido, espero me comprendan y apoyen en mi decisión.

Terminaré de responder los reviews que tengo en este y los demás fics, y trataré de hacer lo posible por responder los que me vayan dejando, lo que sí es definitivo es que dejaré de escribir y leer.

Como sea, trataré de solucionar mis problemas personales lo antes posible para poder continuar, aunque en realidad ya vaya muy retrasada con las actualizaciones hehe… bien, disfrútenlo, sin más, ¡a leer!

Capítulo 2.

¿Cuánto tiempo había pasado? Un reloj, necesitaba uno ya. Hacía mucho que había amanecido, ya había bastante luz en la habitación. Estaba solo en la cama, el bastardo lo había dejado durmiendo solo. Se puso de pie y se medió vistió, salió de la alcoba con una sonrisa satisfecha en su rostro pero molesto, buscando a aquel moreno.

-Feliz Navidad- dijo apenas lo vio pasar por el pasillo, desde la cocina. Deidara reacciono y se detuvo, sin mirarlo, intento ocultar su sonrisa.

-Feliz Navidad- correspondió caminando al dueño de aquella ronca voz.

-Sí que es feliz- le robo las palabras de los labios, al igual que un beso.

-Itachi- reprendió. Ambos se sentaron en la barra que tenía la cocina, almorzando. Eran más de las 10.

-Dime- pidió amablemente el pelinegro, ante el llamado.

-No, nada- sonrió para sí. Ese hombre podía ser más divertido de lo que creía, lástima que fuera solo uno de esos amantes de una noche. Y le agradecía dos cosas al Uchiha, la primera era haber pasado una de las mejores noches de su vida y la segunda no tener resaca.

Ahora debía despedirse e irse a su propia casa, no quería que todo terminara así, pero no es como si después de una sola noche de tener sexo dos personas fueran a vivir para siempre juntos, ¿o sí?

-Supongo que debo de irme, es bastante tarde- habló el rubio, viendo su taza con el poco contenido obscuro que quedaba.

-Supongo que sí- accedió el otro -¿qué harás más tarde?- preguntó, cerrando los ojos, lamentándose por el hecho de tener que ser tan obvio. Deidara rió.

-Vaya, creo que te gustó demasiado mi compañía- sonrió orgulloso –lo siento mucho Itachi, no creo en el amor, deje de hacerlo hace un tiempo- suspiró derrotado.

-¿No has intentado volver a creer?- preguntó.

-¿Acaso te me estás declarando?- sonrió de medio lado, frunciendo el ceño. Itachi se encogió de hombros, sosteniéndole la mirada. –No funciona así para mí- dijo poniéndose de pie para ir en busca de sus pertenencias.

El Uchiha lo siguió hasta su recamara, recargándose en el marco de la puerta, observándolo detenidamente.

-Y entonces, ¿cómo funciona?- dejó la pregunta al aire.

-No funciona- respondió –nunca lo ha hecho- sonrió amargamente sin mirarlo. El teléfono comenzó a timbrar, pero Itachi quería seguir hablando con el blondo, -¿no vas a responder?- cuestionó.

-Sí, ya voy- respondió dando la vuelta para ir y atender. -¿Diga?

-Feliz Navidad- escuchó la voz de cuñado, Naruto, se sonrió un poco, Sasuke tenía suerte.

-Feliz…- iba a responder.

-Itachi- la voz de su hermano lo interrumpió.

-Hola Sasuke- una sonrisa se dibujó en su rostro, escuchó la puerta principal cerrarse y fue casi corriendo hasta ella, aspirando el aroma del rubio, la abrió cuando recobró la conciencia y solo alcanzó a ver como las puertas del elevador se cerraban. Suspiró abatido prestando atención a lo que le decían.

-¿Itachi?- lo llamó su hermano -¿escuchaste lo que te dije?- cuestionó molesto.

-Lo siento- se disculpó riendo, tumbándose en uno de los sillones.

-Tan solo ven a pasar el día con nosotros, es Navidad- repitió sacándole una sonrisa más.

-De acuerdo- suspiró colgando enseguida, tomándose el rostro con ambas manos, mirando al techo. El haber pasado la noche con Deidara no le había hecho bien, nada bien.

j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;

Entró a su departamento sintiendo escalofríos, era raro estar así… frunció el ceño confundido, ya ni él mismo se entendía. Suspiró sonoramente y avanzó hasta la mesita que había en el recibidor y dejó caer las llaves, escuchando como estas habían resbalado hasta terminar en el suelo. Un sonido exasperado salió de sus labios pero no regreso para levantarlas, siguió caminando hasta la especie de sala que tenía su hogar, para, específicamente, revisar los mensajes de voz que tenía, que escuchó sin interés.

Primero alguno de sus amigos deseándole feliz navidad y luego otros cuantos, se quitó el abrigo y lo dejó encima del sillón, que se disponía a ocupar, luego de encontrar el control remoto de la televisión, por supuesto.

-Hola Deidi- rodó los ojos al escuchar la melosa voz de una chica que había conocido hacia un par de meses, -¿por qué no me respondes el celular? ¿Acaso ya no te acuerdas de mí?- a decir verdad, había olvidado su nombre -quisiera que vinieras con nosotras a un gran fiesta de Navidad, ya no importa que no me respondas, pero ven a la fiesta, en aquel antro en el que nos conocimos, te esperamos- el sonido del bip anunció que el mensaje había terminado.

El rubio frunció el ceño confundido, entendía el por qué no le había respondido el celular, obvio estaba bastante ocupado con Itachi, pero lo que no se explicaba era donde había dejado su móvil. Metió las manos en las bolsas de su abrigo y luego las del pantalón, incluso lo busco en la bolsita de la camisa, pero no encontró nada.

Por un momento creyó que no se lo llevó a la oficina en un principio, tal vez fue eso, y lo dejó por la paz, ya aparecería en algún momento, sino, sacaría uno de los antiguos que había guardado por ahí, o mejor aún, se compraría uno nuevo, porque, de hecho, nunca le había gustado el que tenía.

j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;

Regreso de con su hermano bien entrada la tarde, las cosas fueron tal y como lo pensó, Naruto hablando sobre tantas cosas sin detenerse ni un solo segundo a recobrar el aire o a tragar los bocados del pavo que él mismo había preparado, Sasuke regañándolo por todo y él burlándose de los dos menores.

Soltó una risita débil dejando su abrigo en el respaldo del sillón, notando por primera vez, que había un teléfono móvil ahí, el cual no le pertenecía. Frunció el ceño confundido, pero luego recordó quien había estado ahí la noche anterior. Grave error.

No se suponía que debía recordarlo, no estaba bien, como tampoco lo estaba pensar en él todo el día y toda la noche, y cuando por fin podía quedarse dormido, soñar que correspondía a su amor.

Lo abrió solo para ver cómo era… no, por supuesto que no iba a revisar sus llamadas ni sus mensajes, ¿cómo pasan a creer eso? Tan solo quería saber cómo era. Tal vez ver las imágenes o escuchar las canciones que llevaba, aunque en realidad tenían gustos muy diferentes en música, lo había comprobado la noche anterior… ahí iba a de nuevo, recordando esa noche.

Un suspiró salió de sus labios, al tiempo que negaba con la cabeza, auto regañándose… sus ojos se abrieron en demasía, observando con cierto encanto el fondo de pantalla del celular de su… de Deidara.

Bueno, por lo menos ahora sabía que tenían una cosa en común, aunque fuera esa, una risita burlona y divertida se le escapó de los labios, intentó detenerla llevándose una mano hasta la boca, porque Uchiha Itachi no reía… Y en serio que lo logró cuando escuchó el timbre de llamada de ese celular, abrió los ojos tanto como pudo, de nuevo.

¿Debía de contestar? No, no era su teléfono, tal vez luego se encargarían de devolverle la llamada… pero, ¿Y si era importante? ¿Qué tal que algún familiar estuviese enfermo o algo por el estilo? Se sentiría culpable de no contestar, pero, Deidara debía de tener teléfono fijo en su departamento, lo podían llamar ahí, pero…

Dejó escapar un gruñido de su garganta, queriendo golpearse la cabeza contra la pared, recobró su autocontrol en un abrir y cerrar de ojos y sin darse cuenta, presionó la tecla de responder.

-Diga- contesto luego de tragar saliva para tranquilizar su voz, que sin saberlo, le temblaba.

-Deid… ¿Itachi?- pregunto extrañado su interlocutor.

-¿Kakuzu?- cuestionó con cierto asombro.

-¡Itachi! Cuanto tiempo, que gusto saludarte, ¿Cómo has estado?- saludo eufórico aquel viejo amigo de sus años de secundaria y preparatoria.

-Mucho tiempo, estoy bien, ya sabes con la compañía de la familia y eso… ¿y tú qué me dices? ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Y porque le estas llamando a Dei… dara?- completó deseando que el otro no lo hubiese notado.

 -Bueno ahora soy algo así como un busca talentos, ¿sabes? Y le llamo para… ¿Por qué estas respondiendo tu su celular?- cambio el tema drásticamente.

-Bueno es una larga historia- recordando lo que le había pasado en tan poco tiempo con ese rubio en especial.

-Déjame adivinar, seguro que estas saliendo con él, ya decía yo que esa preciosura no podía estar soltero y disponible, y menos trabajando en…- y siguió hablando muchísimas cosas más sobre lo lindo que era su relación con el nombrado, pero él ya no escuchaba, se perdió en la parte donde dijo… ¿qué había dicho? Ese rubio lo hacía eno… pero es que él era tan lin… pero lo desori… tuvo que omitir ese gruñido desesperado que de nuevo estuvo a punto de salir de su garganta para no asustar a su interlocutor.

-Si claro…- rió un poco avergonzado, después de salir de su momento de bipolaridad del día.

-En fin- continuó –cuando veas a Deidara, hazme el favor de decirle que tengo que hablar con él de negocios, hay varias personas que están interesadas en comprar sus cuadros- pidió dándole una grandiosa idea al Uchiha.

-Seguro, yo le digo- sonrió de medio lado, cortando la comunicación en seguida. ¿Quería un pretexto para ver al ojiazul? Kakuzu se lo había dado.

j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;j3;

Necesitaba distraerse, y que mejor que ver una película comiendo una rebanada de pizza, ahora solo faltaba que el maldito repartidor se dignara a tocar a su puerta, pero no por nada existía esa frase, que ya hasta le sonaba a cliché, de: “después de 30 minutos, es gratis” y ya iban 25… el timbre lo sacó de sus pensamientos, haciéndolo maldecir, por poco. Se puso de pié y caminó rápidamente a la puerta para abrirla y recibir su deliciosa pizza…

-Ah, eres tu…- dijo abatido, mirándolo de pies a cabeza, ahí estaba su dolor de cabeza, pelinegro, hermosos ojos negros, alto, con un aroma varonil que lo hacía estremecer, seguía estando igual de… demonios, ¿en qué se suponía que estaba pensando?

-Lamento desilusionarte…- se disculpó.

-Si, como sea- le restó importancia -¿qué quieres?

-Solo quería entregarte tu celular, lo dejaste olvidado en mi casa, el otro día- dijo mostrándole el móvil –bonito fondo- lo abrió enseñándoselo, era algo como un mini gato animado. El rubio suspiró molesto.

-Muy gracioso- se lo arrebató de las manos, escondiéndolo entre sus dedos, tratando de que tampoco viera su sonrojo. –Gracias entonces, y si no te importa…- tomó la puerta haciendo el ademan de cerrarla.

-Por cierto, te llamo un tal Kakuzu, dijo algo sobre comprar tus pinturas o algo así, no puse mucha atención…- mintió. Por supuesto que le había puesto atención, le importaba todo lo que tuviera que ver con él, sobre todo si eso significaba el que se alejara de él para poder continuar su carrera como artista.

-¿Qué llamo quién?- volvió a abrir la puerta, con los ojos muy abiertos.

-Kakuzu- repitió sonriéndose de medio lado.

 

Sabía que se arrepentiría luego pero necesitaba hablar con él sobre esa llamada.

-Bonito lugar- comentó. Lo había dejado entrar a su departamento, suerte que acaban de limpiar y que había ido por las compras uno o dos días antes.

-Sí, sí, ¿qué fue lo que te dijo Kakuzu?- rogó.

-Que malos modales- se burló, sonriéndose, para luego tomar asiento en el sofá más grande, de espaldas a la entrada.

-Vamos Itachi, dime que fue lo que te dijo, es muy importante para mi saber que…

-¿Qué estarías dispuesto a hacer con tal de hacer que tus cuadros se vendieran?- preguntó de súbito, interrumpiendo cualquier pensamiento fuera de esa habitación.

-¿Qué sería…- empezó a repetir en un mini susurro -¿a dónde quieres llegar?- preguntó Deidara, mirándolo de mala manera.

-¿Yo?- fingió –a ningún lado, ¿qué te hace pensar que quiero llegar a algo?- y vaya que le salía bien. Sonrió de medio lado, mirándolo de pies a cabeza.

-Oh no- se negó –por supuesto que no- se giró rápidamente, haciendo ademanes con las manos, -no me vas a chantajear Uchiha…- advirtió.

-¿En qué momento pasé de ser Ita, a Itachi? ¿Y ahora Uchiha?- se recargó en el sillón, pasando los brazos por el respaldo, adquiriendo una pose mucho más relajada y sensual.

-Largo de mi casa- ordenó el rubio encaminándose a la puerta para abrirla.

-¿Estás seguro que quieres que me vaya?- se sonrió –admítelo, ni tu ni yo queremos que cruce esa puerta hasta después de…

-Cállate- lo interrumpió totalmente enrojecido. Itachi se sonrió y se dedicó a observarlo por encima del hombro por unos minutos, en total silencio. Podían escuchar alguna canción a lo lejos, pero ninguno de los dos la supo reconocer, y para ser sinceros les importaba muy poco.

-Deidara- lo llamó, el rubio no respondió, mantuvo la cabeza agachada, con la vista en el suelo.

El moreno se puso de pie haciendo rechinar algo, no supo si el piso o el sillón, pero llamó la atención del rubio. Levantó la vista, dejándola clavada en la puerta delante de él, quedándose totalmente tenso al sentir como el Uchiha se acercaba a él por detrás.

-¿Me guardarías un secreto?- susurró en su oído, haciéndolo temblar por el contacto de su aliento en su piel.

Las cosas se estaban poniendo críticas, esa cercanía lo estaban haciendo flaquear ante sus instintos carnales, la verdad es que quería estar con él, no podía negarlo, pero tampoco quería admitirlo abiertamente, y menos delante de él, sería un golpe bajo.

¿Qué podía decir para que no se viera como si estuviera… urgido? No es que lo estuviera, pero se podría mal interpretar, él lo sabía. Abrió la boca sin saber exactamente que iba a decir, y el timbre volvió a sonar, salvado por la campana, pensó. Esta vez abrió la puerta rápidamente viendo a ese chico con su pizza en las manos, esperando a que le pagaran.

-Si, en seguida vuelvo- balbuceó tratando de zafarse de los brazos del azabache, con la caja en las manos.

-¿A dónde vas, cariño?- Itachi lo tomó por la cintura para detenerlo, mirando fijamente al repartidor, que tenía un tono carmín adornando sus mejillas, mientras que el pelinegro sonreía divertido.

-Por el dinero…- respondió igual o más sonrojado que el joven.

-Yo pago- dijo sacando su cartera y lanzándole un par de billetes al muchacho –conserva el cambio- dijo cerrándole la puerta en la cara.

-¿Por qué hiciste eso?- preguntó sin moverse.

-Te lo dije, porque te quiero conmigo, a mi lado- le repitió en un susurro al oído –en todos los sentidos- completó besándole el cuello.

Sin duda, algo le decía que eso no era una buena idea, de nuevo, pero solo se vive una vez y hay que disfrutarlo… así no era, el punto es que ahora toda su conciencia y lo que pudo ser una vez un pensamiento racional ya no existían, podían estar al otro lado de la puerta, en el pasillo, o al otro lado del mundo, a él ya no le importaba, solo quería disfrutar de las caricias de Itachi, de sus labios recorriendo su cuerpo, besándolo exquisitamente en partes que lo hacían suspirar y gemir su nombre, cada vez más alto.

Pero esta vez, no se acurrucó en su pecho para dormir, claro que no, esta vez se recostó dándole la espalda para que no lo viera llorar… ¿llorar? Deidara no estaba llorando, solo estaba dejando que esas gotas de líquido salado salieran de sus ojos para no guardarlas más. Sin embargo, su apartamento era mucho más frió que el del Uchiha, y naturalmente Itachi, buscó el calor de su cuerpo, como también el rubio aunque no quisiera admitirlo.

Y así volvieron a pasar la noche, abrazados como si en realidad estuviesen juntos como una pareja de verdad, pero con sus corazones y mentes situadas en otro lugar en el espacio. Itachi soñando que Deidara lo amaba con intensidad y Deidara deseando que Itachi dejara de amarlo para poder continuar con su triste y amarga vida.

Notas finales:

¡Inocentes palomitas que se dejaron engañar! Feliz día de los Santos Inocentes, por lo menos acá en mi país, México, hoy 28 es día de los Santos Inocentes xDD Tenía que hacerle una broma a alguien y pensé que mis amados lectores serían el blanco perfecto xDD Lamento haberlos asustado, si los asuste xDD

Los amo demasiado, al igual que la escritura y lectura como para dejar que un par de problemillas me impidan seguir escribiendo y leyendo, no me ha pasado nada fuerte ni nada por el estilo, tranquilícense xDD

Sin embargo, es un buen momento para recordar que estoy muy retrasada, pero eso no quiere decir que vaya a abandonar mis fics, lo único que puedo decir es que estoy trajabando muy arduamente en los capítulos para ambos fics ñ.ñ

Y sí, escribí trajabando porque quise xDD Que tengan feliz año nuevo y que todos sus deseos y propósitos se cumplan y puedan cumplirlos :DD Mi propósito será no retrasarme tanto en las actu y mi deseo no perder a ninguno de ustedes y menos a los amigos que he hecho durante este año 2011 :P xDD

Muchos besos y abrazos. Smuak’s.

 

misery_182


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).