Siempre te había tenido, desde que éramos pequeños, siempre a mi lado. Al principio no era más que una amistad, pero una cosa lleva a otra y esa a bueno… Al principio no era más que un juego, simplemente saciar necesidades y vicios, pero cuando me quise dar cuenta creo que ya me había enamorado de ti, aunque quizá por orgullo no quería reconocerlo. Yo sabía que tú también lo estabas de mí, y no por intuición, me lo decías siempre que podías, tanto por palabras como por gestos o miradas. Pero yo y mi estúpido orgullo se centraban en negarlo y parecer indiferente hacia todo lo que tu hacías. Y tanto era así que intentaba rehuirlo, pensé que ignorarte sería fácil pero casi se me hacía imposible, después de todo vivamos en el mismo orfanato.
Quise olvidarme de ti acercándome a otras personas, fue completamente inútil, pero aun así tú te entristecías cada vez que me vías con alguna de las chicas del orfanato. Paso el tiempo y yo seguía con mi afán de olvidar, no podía creer que yo, Mello, estuviera enamorado de ti, Matt, un chico, mi mejor amigo, se me hacia extraño, no quería hacerte daño, pero tampoco podía permitir una relación ¿y si salía mal? Ya nada sería lo mismo y eso tampoco lo quería. Pero aun así las noches apasionadas seguían siendo inevitablemente frecuentes.
Un día llegué tarde a mi habitación, seguía con mi estúpido plan de parecer frio e impasible ante tus sentimientos, y los míos, y esa tarde había estado, como tantas otras, matando el tiempo con alguna chica del orfanato. Me esperabas sentado en el borde de la cama, pensaba que querrías algo de sexo, estaba cansado, pero nada me apetecía más que estar a tu lado, oírte, tu olor a tabaco, tus roces, caricias, besos… Me acerque a ti, pude observar que por tu mejilla corría una lagrima, levantaste la mirada, tus ojos estaban empañados y vidriosos, llorabas. Quise preguntar pero me cortaste tajantemente y en un tono seco y frio me dijiste que estabas harto de este juego, que tú me amabas y no podías soportar verme cada día con una chica diferente, tonteando, haciendo manitas y demás cosas que poco a poco te iban rompiendo por dentro, no podías y por eso te ibas, te ibas para no volver. Te levantaste, quise detenerte pero mi cuerpo no respondía no se movía, había conseguido convencerte, a ti Matt, de que no me importabas y que solo eras uno más. Aunque eso es lo que había estado intentando conseguir ¿pero por qué en ese momento sentía que me derrumbaba por dentro? No, yo no quería eso, había sido un idiota. Me gire en dirección donde estabas pero la puerta estaba abierta y tú ya te habías marchado de la habitación. Salí al pasillo, pero no había rastro de ti. Corrí hacia tu habitación, la puerta estaba abierta y dentro no había nada, nada de nada, solo una cama, un escritorio y un armario completamente vacios, no había rastro tuyo, todas tus cosas habían desaparecido. El corazón se me hizo un puño, tú, estúpido Matt como podías haberte ido de veras. Corrí hacia el despacho de Roger, cuando entre el miraba por la ventana, le pregunte por ti, me dijo que ya te habías ido y señalo hacia la ventana. Me di la vuelta rápidamente, mis ojos se empezaban a empañar estaba casi llorando. Salí del despacho de Roger y fui hacia la calle, tras la rejas del orfanato solo se veía una carretera y miles de coches que pasaban, pero ni rastro de tu característica cabellera roja. Salí corriendo hacia la carretera, tenía que encontrarte, pero algo me golpeo bruscamente empujándome y haciéndome caer, sentí un fuerte golpe en la cabeza, luego se que me desmaye y cuando desperté estaba en la cama de un hospital.
Me dijeron que un coche me había arroyado y que había estado 3 días inconsciente. 3 días… si tenía alguna oportunidad de encontrarte se había esfumado… Ahora, unos meses más tard,e todavía pienso en esa tarde donde me arrepentí de todo. Y es que daría todo por estar a tu lado y no sentirme tan solo, pero voy a encontrarte Matt, a encontrarte y a demostrarte lo que nunca hice y debería haber hecho.