Estaba lloviendo, la ciudad lloraba sobre él. No le molestaba caminar bajo la lluvia, desde que llevara una sombrilla y no se llegase a empapar completamente.
Ya casi llegaba a su hogar. No iba a paso rápido, pero tampoco a paso lento. Se concentraba en admirar como las gotas de lluvia caían y formaban una sinfonía; Pero su sinfonía fue interrumpida por un maullido cercano. Creyó estar loco, pero el sonido seguía. Se adentró a un callejón de donde provenía el sonido y se encontró con un gato negro con manchas blancas por su cuerpo. Una en su oreja, en la nariz, otra en la punta de su cola, y en las patas, como si fueran guantecitos.
“Que tierno animal” pensó Lee Hyuk Jae. La pobre criatura tenía frío, temblaba y estaba algo mojado. Su corazón se encogió al ver ese par de ojos suplicantes haciendo que su resistencia fuera inútil. Lo acobijó en su pecho y le acarició la cabeza, se dio cuenta de que tenía un collar.
Si tenía dueño ¿Por qué lo dejaba solo en una calle oscura sin oportunidad de refugiarse? Si no lo quería no tenía porque dejarlo allí. Odiaba a las personas que les hacen eso a los animales, ellos no tienen la culpa de nada, por el contrario, se encargan de proporcionar amor, compañía y cariño.
Siguió su camino con el animalito descansando sobre su pecho mientras que su otra mano se encargaba de sostener la sombrilla para que ninguno de los dos se mojara.
-No te preocupes amiguito, te encontraré una casa- le sonrió al pequeño como si este le fuera a responder, el gatito sólo se arrunchó más, ronroneando de felicidad, absorbiendo el calor que le proporcionaba.
-¡No lo puedo creer! ¡Encontraste a Maxxie!
Eunhyuk dejó de estar entretenido con el gato y miró hacia adelante, se encontró con un muchacho que destellaba felicidad de cada poro. Estaba completamente mojado, con ojeras, se le veía bastante cansado aunque con una sonrisa de oreja a oreja. Una hermosa y dulce sonrisa que le hizo sonrojarse.
-Lo encontré abandonado, si no hubiese llegado probablemente estaría muerto- La cara del otro chico se hundió en tristeza. Por un momento pensó que lo había hecho sentir mal, se reprochó mentalmente por lo que había dicho- Pero al parecer este chico ya encontró a su dueño.
El aparente dueño de “Guantes” como muy cariñosamente había apodado al curioso felino de la nariz manchada, sonrió tiernamente, aún mojándose. Eunhyuk caminó un poco hacia adelante y se juntó a él para que ambos cupiesen en su sombrilla.
El gatito enterró sus pequeñas garras en el abrigo de Hyuk, que con su lana calentita y cómoda había llamado la atención del gato juguetón. Con fascinación empezó a jugar con el mismo, ganándose una sonrisa de los dos muchachos presentes. A Eunhyuk ya no le importaba lo que hiciera ese gatito con su ropa, si quisiese, se lo daría para que hiciera una bola de estambre gigante para él, sólo para poder tener a su dueño un poco más cerca, un poco más allegado.
-Gracias por cuidarlo. Soy Lee Donghae- El otro le sonrió tímidamente, como si lo hiciera a propósito.
-Lee Hyuk Jae. De nada- tomó entre sus manos al gatito que se entristeció porque lo separaron de su juguete. Con cuidado lo depositó en las manos de su amo, el cual lo miró lleno de felicidad y le dio un beso en la cabeza. Ese hombre no podía ser más tierno porque si no sería ilegal.
Siguió lloviendo, la tempestad se desarrollaba ante sus ojos, pero en sus corazones la calidez predominaba; Las mejillas de Donghae estaban rojas, y no sólo por el frío que tuvo que pasar durante días para buscar a su tan preciada mascota, sino porque estaba al lado de un perfecto extraño.
Un perfecto extraño... era totalmente perfecto.
Silencio. Nadie hablaba, no querían romper aquella hermosa melodía de sus respiraciones juntas. Probablemente no se volverían a ver, probablemente no volverían a estar juntos como lo estaban ahora. Ese momento iba a quedar guardado en sus corazones como el único momento que compartirían los dos.
-Si quieres...puedes venir a mi casa un día, digo, para visitar a Maxxie- Comentó el morocho. Su acompañante lo miró por unos segundos algo apenado y asintió levemente, sonriendo a medida que se adentraba en los ojos del dueño del animalito.
-Te buscaré- Ciertamente, no quería que ese fuese el único recuerdo que el chico de la hermosa sonrisa le dedicase, pero por ahora, se conformaría con eso. Tenía miedo de no volverlo a ver, aunque, eso era tal vez lo más posible a pasar.
-Adiós, Hyuk- Y se despidió con otra de sus sonrisas, llevando a su gatito bajo su abrigo que aunque empapado, le donaba el calor que su cuerpo expedía en ese momento.
-Hasta pronto, Lee Donghae- No tuvo el valor de decirle nada más.
Sólo, que ese no era su "Adiós".