-Usagi-san…- susurró el pequeño Takahashi sonrojado a más no poder, le avergonzaba tener que decir eso pero la sensación de liberación que había experimentado y los celos durante la visita a su hermano lo habían dejado…ansioso
-¿porqué te sonrojas?.... ¿qué sucede?- la perversa y seductora sonrisa característica del peliplata apareció al instante, presentía lo que sucedía, su pequeño siempre había sido tan fácil de leer
-humm…quie…quisiera... ¿podemospasarlanochejuntos?- susurró tan rápido como pudo…la liberación no le quitaba el pudor y a pesar de que su cuerpo ansiaba en su totalidad que Usagi-san lo amara salvajemente toda la noche…sus labios aún se oponían en dejar salir aquellas palabras
-Misaki si no me hablas más lento no podré hacer nada ¿qué es lo que quieres?- Akihiko había oído absolutamente todo lo que su amado ojiverde le había dicho pero quería volver a oírlo…quería escuchar claramente esas palabras para poder aumentar su lívido y hacer que su amado olvidara hasta su nombre
-¿p-podemos pasar la noche jun….? – la voz del chico se apagó al instante, los labios del mayor apresaron los de su pequeño en un beso repleto de amor y pasión desbordantes, Misaki no entendía cómo era que su casero podía encenderse tan rápidamente pero en ese momento no le importaba…lo que él quería era sentir el cuerpo de Usagi-san más que el suyo propio.
Un juego de caricias descontroladas los invadió al instante y Akihiko no perdió tiempo, besando y lamiendo el cuello de su pequeño no se tomó la molestia de llevarlo a la habitación, cualquier lugar era el perfecto para hacer que el rebelde dueño de su corazón gimiera su nombre
-Misaki…me excitas más cuando tu me lo pides- susurró con voz ronca al oído del ojiverde mientras apretaba con sus labios el lóbulo de la oreja de este
-ahh…- fue lo único que el chico fue capaz de articular, el perfecto y gran cuerpo de su amante rosaba cada centímetro de su piel, el placer no le permití decir mucho
Akihiko quito la camisa del menor con deliberada y sensual lentitud, rozando con sus manos frías cada parte de torso del muchacho, lo levantó sin mucho esfuerzo y lo sentó en su regazó de frente a él, una pierna a cada lado de su cadera y su boca en posición favorable para brindarle todo el placer necesario a su Uke quien ya jadeaba de excitación, poco a poco la lengua del novelista recorrió el cuello del ojiverde, apenas rozando la piel para que el chico se erizara de gusto, las grandes manos del hombre recorrían sin pudor alguno el torso del muchacho, buscando algún lugar que no hubiese tocado ya, sus labios se posaban con pasión en lugares definidos, haciendo que el menor vibrara con cada marca que su Seme hacía para dejar en claro su propiedad
-e…esta n-noche…n-no me importan l-las marcas- susurró el castaño con sus ojos entreabiertos, el placer que lo llenaba era tanto que su pudor se había ido enseguida y ahora todo el lívido que por tanto tiempo ocultó comenzaba a salir; Usagi rio por lo bajo, haciendo que su aliento tibio cosquilleara en el pecho del menor haciéndolo jadear, el mayor descubrió uno de los botones rosa del amor de su vida y con una sonrisa libidinosa se dispuso a estimular tan sensible trozo de piel, primero la punta de su lengua haciendo círculos sensuales para lubricar con dulce saliva aquel lugar que ya volvía loco a su amante
-ahh…aahhh u-usagi-san…ahhh – gemía el menor enterrando sus dedos en la piel de la espalda de su seme, el chico aprovechó un ligero movimiento del peliplata para abrir de forma lasciva la camisa del escritor haciendo que los botones saltaran por todas partes, Akihiko gruñó sensualmente en su oído y con una mano apegó más a su Uke haciendo que sus duros miembros se rozaran en un placentero contacto
-ahh…Misaki…ahh aaah- susurró cuando el pequeño se apodero del cuello del mayor y sin ninguna vergüenza besó y lamió cada centímetro de piel, el chico empujó a su seme hasta que este recargó su espalda en el respaldo del sillón y estuvo en una posición favorable para lo que seguía. Akihiko le había brindado tanto placer durante los pasados cuatro años que él no podía quedarse sin hacer nada, el joven se inclinó levemente y esta vez fueron los botones rosa de Akihiko los que pasaron a ser estimulados lujuriosamente
-aahhh…Misaki… ¿qué te sucede?- preguntó el ojivioleta sintiendo la tibia lengua de su amado y los movimientos que este hacía para que sus miembros continuaran con tan placentero rose
-no lo se…pero aprovéchame- susurró el chico dando una ligera mordida a uno de los pezones de Akihiko, haciendo que su espalda se arqueara de gusto, el ojivioleta tomó la cadera de su Uke y lo aproximó a él de forma rápida, imitando sus embestidas para así rosar aún más sus órganos en erección
-aahhh…ahhhh usagi-san ahhh…- los gemidos del menor iban en aumento y su seme no aguantó más, recostando al chico en el sillón le quitó los pantalones y contempló con lascivos ojos el abultado miembro bajo la apretada tela de la ropa interior del amor de su vida
-me vas a volver loco- susurró con voz ronca mordiéndose los labios y terminando de desnudar al joven frente a él
-ahh…ahhh…aaahhhh- gimió el chico cuando su caliente y palpitante virilidad estuvo dentro de la boca del peliplata, sentía como su lengua lo rodeaba, lo rozaba con delicadeza y luego masajeaba con lívido toda la extensión de su masculinidad; sin duda Akihiko-sensei había ganado ese título por su inteligencia, pero en ese momento y con aquel chico, él era el maestro del placer, sus labios besaban y apretaban una y otra vez el miembro del menor quien prontamente había enredado sus manos en el cabello de su amante para mantenerlo aún más cerca
-ahh…ahhhh…así…usagi-san…ahhh- susurró cuando el mayor comenzó a masturbar tan dura y sensible parte con una rapidez excitante
-ahhhh…me…me vengo usagi-san…aaaahhhh ahhhhhhhhh- el chico dejó salir sus semilla con su espalda arqueada y sus ojos llorosos de placer, nada se comparaba a la sensación que en aquel momento sentía…estaba en el cielo y Akihiko estaba con él
-me encanta cuando haces eso- susurró el mayor besando a su Uke en los labios y preparándose para liberar sus ansias, el chico se aprontó a ayudarle y sin dejar de sonrojarse desbrochó y quitó los pantalones y ropa interior de su seme
-U-Usagi-san…hay algo que quiero hacer- susurró el joven tomando la corbata del mayor y vendándole los ojos con una sensualidad bastante impropia de él pero aun así muy incitante
-¿qué vas a hacer? – el tono juguetón de aquella pregunta hizo que la voz de Akihiko sonara aún más sexy, el pequeño se arrodilló frente a él y con las manos frías por el nerviosismo acarició las piernas de su seme para luego separarlas
-tú sólo relájate- susurró el chico para luego tomar la erección de su seme e introducirla en su boca tal y como el peliplata lo había hecho segundos antes con él…sin pensarlo dos veces el chico se dedicó a dar placer al hombre que por tanto tiempo se había dedicado a la misma labor pero para él.
Usagi-san apretó sus manos en la tela del sillón y respiró profundo antes de dejar salir sus agradecidos gemidos
-ahhh….M-Misaki….Misaki…t-te ahhh amoohh- susurró el peliplata acariciando el cabello del muchacho que por primera vez hacía aquel trabajo y lo hacía de maravilla.
Usagi-san no pudo esperar a terminar, sin importarle cuanto le hubiese gustado su pequeño aún no estaba preparado para tal acto y el chico sin decir nada agradeció que su seme lo apartara pues no sabía como reaccionar cuando el momento llegara, Usagi-san terminó un segundo después cuando las manos del pequeño lo presionaron levemente para no dejar a su amado con aquellas horribles ansias, el chico sin notarlo volvió a tener su miembro completamente excitado una vez más
-te amo…-susurró el ojivioleta descubriendo sus ojos y besando una vez más a su Uke para posteriormente prepararlo para su intromisión
-y yo aaahhh ahhh ti también ahh- susurró Misaki cuando el nuevamente ansioso y excitado miembro de su seme comenzó a penetrarlo con lentitud
-¿duele?- susurró el peliplata avanzando con más lentitud aún
-para nada…s-se siente ahhhh se siente b-bieen ahhhh – gimió Misaki cuando su Seme lo penetró completamente, esperaron un par de segundos y con un ligero movimiento de cadera Misaki hizo saber que quería continuar, Usagi lo levantó intentando no separase de él y lo sentó sobre su regazo para comenzar con las suaves embestidas
-t-te amo- susurró el pequeño ojiverde aferrándose a la espalda de su querer y dejando salir sus gemidos casi como una armonía de placer
-aaahhhh…ahhh u-usagi…usagi-san…más….más rápido- suplicó el pequeño escondiendo su nuevamente encendido rostro en el hombro del mayor, Akihiko accedió lleno de gusto y con sus manos alrededor de su pequeño comenzó a moverlo para que este pudiese sentirlo aún más y al mismo tiempo él pudiese sentir todo el placer que estar dentro de su amado le provocaba
-aahhh Misaki…eres tan deliciosamente estrecho –susurró el mayor atrapando los labios de su Uke en un fogoso beso que les quitó el aliento
-aahhh ahhhh ahí Usagi ahí….oh por favor de nuevo….ahhh toca ahí de nuevo ahhhh ahhhhh- listo, la cordura del ojiverde se había escapado corriendo por tanto calor…el placer era máximo y los gritos de Misaki no se hicieron esperar…en menos de medio minuto el menor terminó en el torso de ambos obligando a su seme a hacer lo propio en su interior
-aahhhhhh…..te amo Misaki…te amo- susurró saliendo de la calidez de su Uke y recostándolo en su pecho. Aquella noche no importó el frío o lo duro del sillón, ambos cayeron presos de los brazos de Morfeo en la sala…disfrutando de la compañía y calidez del otro.
----------------------------------------------DOS SEMANAS DESPUÉS----------------------------------------------------
-Misaki….Misaki dime ¿estás bien?- el peliplata caminaba como león enjaulado de un lado a otro frente a la puerta del baño, el chico llevaba cuatro días vomitando al momento que olía cualquier comida y ya se había desmayado una vez la tarde anterior, Akihiko oyó el flujo del agua del WC y esperó impaciente a que su niño volviese a salir
-ya es suficiente… ¿vomitaste otra vez?- preguntó con la histeria a flor de piel, el chico asintió apesadumbrado, su habitual tono de piel era de un ligero verde amarillento y su frente estaba cubierta de un sudor frío.
-ya basta…en seguida al hospital Misaki esto no es normal- Usagi tomó el brazo del chico pero al menor movimiento este se soltó y entró nuevamente al baño, el sonido del repugnante líquido cayendo al lavabo confirmó nuevamente lo que Usagi-san tenía pensado.
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-Takahashi Misaki- llamó la enfermera de la clínica en la que Usagi-san decidió atender a su pequeño, el chico se levantó por inercia y más como un zombie mall herido que como el vital jovencito que debería ser entró a la sala en la que el médico esperaba.
-¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?????????????????-
El gritó llenó cada rincón de la clínica y la mitad de los pacientes se arrinconó contra una pared al momento de oír esto. Akihiko se levantó como alma que lleva el diablo, sin duda conocía aquella voz
-¿Usami-sama?... ¿puede venir por favor?- el médico (un joven de bellos ojos azules y agradable sonrisa) llamó a Usagi-san a la sala
- dado el resiente estado de Shock de su pareja…me veo en la obligación de decirle qué sucede- el ojivioleta estuvo a punto de sacudir al joven frente a él, tenía el alma pendiendo de un hilo y él lucía tan calmado
-Misaki-kun y usted serán padres…felicitaciones Usami-sama…será padre- musitó el doctor Nowaki regalándole un minuto solos a la pareja
-¿M-Misaki?- susurró Usagi-san acercándose lentamente al joven sentado en una silla con sus manos en su vientre
-¿Misaki?- repitió el escritor acercándose aún más
-¡Cállate!....s-si vas…si vas a ser el padre de mi hijo deberás dejar de derrochar tanto dinero y- y portarte como un adulto de una vez por todas- susurró el ojiverde con sus ojos anegados en lágrimas, Akihiko se detuvo en seco ¿no me odias por estar esperando un bebé?, ¿quieres que sea un adulto para ser un buen…un buen…p-padre? Pensó el peliplata con sus ojos muy abiertos
-¿qué sucede? ¿No eres feliz?- preguntó Misaki con su voz quebrada, la emoción de la noticia no le permitía sentir otra cosa que felicidad pero aun así un lejano temor lo embargaba ¿me vas a dejar? ¿No quieres a este pedacito de vida?
-t-te amo- susurró el ojilila arrodillándose frente a su pequeño y acurrucándose en su vientre –te amo- repitió más bajito esta vez para el pequeño trozo de vida creciendo dentro de su amor.
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