Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como el mar al verano por Yoake1911

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este es mi primer fanfic, difrutenlo, espero que els guste. 

Los personajes NO son mios. Son creación de Inoue Takehiko a quien pertenecen todos los derechos de autor

CAPITULO ÚNICO: COMO EL MAR AL VERANO

Hanamichi Sakuragi. Total de rechazos amorosos: 50.

Hanamichi entraba aquel día en su nuevo instituto, el Shohoku. Aun con la tragedia de su último rechazo. ¿El chico del equipo de baloncesto? ¡Él era mucho mejor! O al menos eso pensaba él.  A partir de ese nefasto día odió todo lo relacionado con el básquet.  Oía esa palabra en todos los sitios. Yohei y compañía tenía totalmente prohibido decir esa palabra. Era tabú.  Cualquier atrevido recibía un golpe de cabeza por parte del pelirrojo. 

-¿Te gusta?-dejo esa chica-¿Te gusta el baloncesto?

Hanamichi calló. Sintió un flechazo.

-¡S..s..si! ¡Me encanta!–Mintió.

 

*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*

 

Y en aquel momento, recordando aquel momento, pensó.

“Me encanta, ahora puedo decirlo sin mentir. Amo el baloncesto”

Salió detrás de Rukawa, que con el balón iba directo a meter canasta. Corrió pese al dolor en su espalda. Era el partido más importante de todos. Debía darlo todo y más. Llegó hasta donde Rukawa. No le vieron. Paso desapercibido. Pese a su gran estatura y a su pelo rojo estaba siendo opacado por ese chico de pelo negro, que iba decidido a meter canasta. Y ahí estaba él, Hanamichi Sakuragi, con las manos extendidas para recibir el balón. Solamente 2 segundos. Y seguía ahí tieso, con los brazos extendidos.  Rukawa había saltado. No podía tirar, estaba tapado.

-“La mano izquierda es para sujetar el balón…”-susurró Hanamichi.

Miró a Rukawa. Conexión. Rukawa lo miró a él.  Un segundo, un solo segundo. Rukawa sabía lo que debía hacer y con sorpresa para todos, incluido el mismo, dejo el balón y rápidamente se lo paso a Hanamichi. En aquel momento Rukawa supo que debía confiar en él, el partido estaba en sus manos.

Hanamichi sorprendido cogió el balón. Rápido como el viento, se coloco para tirar. Tira. Un tiro perfecto, sin fallo.  La pelota de baloncesto se deslizó por el aire, como si trazara una línea perfecta hacia la canasta. Todos miraban con expectación aquel tiro que, apenas duraba un segundo, parecía eterno. Zas! El sonido de la pelota pasando por la red resonó por todo el estadio.  Akagi, Ryota, Mitsui, Kogure, Haruko, Ayako…todos miraban sorprendidos.

Hanamichi Sakuragi, el genio del básquet, un tensai, había hecho ganar a su equipo. Ni el mismo podía creérselo.  Pero no fue solo gracias a él. Kaede Rukawa le había hecho ese pase.

Y detrás de los dos jugadores que habían intentado taparle, un Rukawa sorprendido y con algún brillo de emoción en sus ojos miraba directamente al pelirrojo. Los ojos abiertos como naranjas, le observaban atentamente. Notó como Sakuragi también le miraba. Vio como ese se le acercaba, a paso decidido. Se paro justo enfrente de él. Y entonces, como si la rivalidad y el aparentemente odio que sentían entre ellos desaparecieran, chocaron sus manos. Fue instintivo. Emotivo. Fue su primer contacto. Fue la primera vez que una parte de su cuerpo se tocaban sin ser una patada, un cabezazo o un puñetazo. Tal vez no la ultima.

 Haruko se echó a llorar al ver esa escena. Entonces Hanamichi y Rukawa se separaron. Aun no se creían lo que había pasado. Hanamichi sorprendido por haber podido dejar atrás su orgullo, Rukawa por algo totalmente diferente. El contacto del pelirrojo le había producido una descarga de 20000 voltios.  No tuvieron tiempo de pensar porque en ese momento todos los del Shohoku se tiraban encima de esos dos. Esos dos jugadores que les habían hecho ganar el partido.

Felices, aun habiendo perdido contra Aiwa, regresaron a Kanagawa. Hanamichi se despidió de sus amigos y compañeros. Él debía irse a rehabilitación y así poder estar bien para jugar con su equipo de nuevo. Todos le agradecieron su esfuerzo y le felicitaron por ser tan resistente. 

Rukawa se quedó mirando al pelirrojo. Había una pregunta que no paraba de darle vueltas en la cabeza. ¿Qué fue esa sensación que sintió al tocar a Sakuragi? ¿Qué demonios fue eso? Entonces Sakuragi le miró, y en un susurro que solamente los oídos de Rukawa pudieron alcanzar a escuchar dijo:

-Nos vemos, Kitsune.

Mil sensaciones recorrieron el cuerpo del zorro. “Nos vemos, Kitsune”. Entonces, en otro susurro que tan solo el pelirrojo pudo oír dijo:

-Suerte, do’aho.

Una leve sonrisa se formo en el rostro de ambos. Sin darse cuenta de todo lo que estaba ocurriendo en el interior de Rukawa y Sakuragi, ajenos a aquellas sensaciones, los otros despedían al último en su marcha.

 

*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*

 

-¡Un pase, un pase!-chillaba Ryota.

-¡Aquí, capitán!-chilló uno de los jugadores.

Ryota se la paso pero Mitsui con mucha fuerza mando muy lejos el balón, hasta el campo contrario. Veloz como el rayo, Rukawa, que ya había vuelto  del entrenamiento con la selección de Juveniles de Japón, corrió a alcanzar la pelota. Pero esta fue demasiado lejos, y no pudo alcanzarla. Y cayó en los pies de alguien. Alguien a quien no había visto por tres meses. Y la mirada de hielo de aquel zorro desapareció. En sus ojos se asomaba una mezcla de felicidad, emoción, tristeza y temor. Y todo eso era porque Kaede Rukawa no había vuelto a ser el mismo desde aquel partido. Descubrió algo. Algo MUY importante.  

*****************************************************

 Aquel día, cuando Sakuragi se marchó a rehabilitación, consulto sus dudas con la almohada. ¿Qué era aquella sensación que invadía su cuerpo cada vez que pensaba en aquel do’aho? Lamentablemente,  aquella noche su almohada no le ayudó. Estaba muy confuso, no entendía nada de lo que le pasaba. Se pasaba día y noche pensando en él. Pasaron días y Rukawa no podía sacarse de la mente a ese pelirrojo.  Llegó el momento de su partida. Se iba a entrenar con los Juveniles de todo Japón.  Y entonces, descubrió lo que le ocurría. Lo hizo cuando iba corriendo por la orilla y vio a Sakuragi sentado en la arena leyendo una carta. Pasó por delante suyo incontables veces.  Entonces, cuando al fin el pelirrojo alzó la vista, Kaede se descubrió el chándal y dejo ver una camiseta que ponía “JAPÓN”.  El pelirrojo se le quedó mirando con rabia (al menos eso parecía), pero Rukawa no lo hizo por odio ni nada de eso. Detrás de ese gesto, Kaede Rukawa escondía unas palabras que no se atrevería a decir nunca.

“Recupérate rápido do’aho y sigue esforzándote. Seguro que tú también serás seleccionado”

Ese gesto lo había hecho para darle ánimos a Sakuragi y hacerlo avanzar. ¿Qué porque decía eso? ¿Acaso no era obvio? Porque estaba enamorado de él.  Pero claro, todos sabemos que Hanamichi Sakuragi no se daría nunca cuenta de ello. Y Rukawa también lo sabía. Sakuragi pensaba que lo odiaba y Rukawa pensaba lo mismo por parte de él.  Pero lo que no sabía ninguno de los dos es que las cosas cambiarían de una forma inesperada.

 

Hacía ya casi tres meses que Rukawa había descubierto su amor por aquel pelirrojo. Por fuera, nadie podría darse cuenta de que algo había cambiado en el interior de aquel zorro.  El seguía siendo el mismo frío, imparcial e intocable Kaede Rukawa.  Pero estaba nervioso, necesitaba correr y desahogarse de todas sus penas de amor. Porque nunca se había imaginado lo doloroso que era un amor no correspondido. Por eso, entrenaba cada vez más duro y dormía más tiempo de lo normal. Solo lo hacía para no tener que pensar en ese chico que le traía loco. Porque cada vez que su mente se quedaba en blanco, la imagen del pelirrojo aparecía en su mente y un dolor punzante le atravesaba el corazón. No quería sentir ese dolor, pero por más que lo intentaba el dolor seguía allí. Hanamichi había tocado hondo en su corazón. Había cavado un hueco del cual no lograba salir.

Por eso cuando le vio sonriente coger el balón de baloncesto no pudo evitar sentir lo que sintió. Felicidad; por su regreso. Temor; por su rechazo. Emoción; por tenerlo en el equipo de nuevo.  Tristeza; por su odio “mutuo”.  Sakuragi Hanamichi había regresado.

Todos en el equipo se pararon en seco. ¡Habían pasado casi tres meses desde que vieron por última vez a Sakuragi! Se acercaron corriendo a él. En pocos segundos estaba rodeado por la multitud. Todos hacían preguntas.

-¿Cómo ha ido Hanamichi, amigo?-decía Ryota.

-¿Te han hecho mucho daño compadre?-decía Mitsui

-¿Ya puedes jugar, Sakuragi Hanamichi?-dijo Ayako

-Jo, Jo, Jo… ¿Cómo has estado Sakuragi?-dijo el Profesor Anzai.

Uno de los del equipo se fue corriendo a avisar a los no presentes. Kogure, Akagi, Haruko, Yohei  y compañía, los amigos de Mitsui, Aota del equipo de judo…Todos se apresuraron a dar la bienvenida a Hanamichi.

-EH! ¿Qué tal?-dijo Akagi pegándole uno de sus famosos puños en la cabeza.

-¡Ay! ¡Gori!

Todos se rieron. Alguien hizo un par de llamadas y ya estaban allí mucha más gente. Sendoh, Maki, Kiyota, Jin, Fujima, Hanagata, Uozumi…Fueron todos a recibir al pelirrojo. Y este se sentía el centro de todos. Poco a poco, iba respondiendo a las preguntas que le iban haciendo. La conversa se prolongo más de lo esperado así que no terminaron el entrenamiento. Hanamichi hablaba por los codos.

-Y este gran Tensai le dijo a la enfermera: Señorita, yo no necesito de su ayuda, ¡soy un genio!-dijo con entusiasmo- Entonces llego el doctor, amigo de mi padre, y me pego una colleja. Parecida a tus golpes Gori. Ja, ja, ja, ja.

Todos reían de las tonterías que decía.                Era reconfortante oír de nuevo la voz  de Sakuragi. Todos estaban ahí, escuchando divertidos a Hanamichi. O quizás todos no. Un chico alto, de cabellera negra y ojos claros había desaparecido de la vista de todos.  Y Hanamichi lo notó. Kaede Rukawa no estaba allí. Y oyendo más allá de las voces a su alrededor, logró escuchar la caída del agua. Alguien estaba en las duchas. Y ese alguien tenía que ser el único que no estaba con todos. Rukawa.

Intento llegar hasta las duchas, pero inútilmente porque todos lo agarraban y le pedían que les contara historias y como había sido su recuperación. Se quedó mirando hacia la puerta de los vestuarios. Si no se daba prisa no podría alcanzarle. Pero no pudo. Como garras, los chicos se aferraban a él como si no quisieran soltarle. Para cuando estuvo libre, ya era muy tarde. Fuera había oscurecido y todos sus compañeros se habían ido. Recorrió la pista de juego recordando.

-¡Estúpido zorro!-gritaba Hanamichi-¿Cómo te atreves a robarle el balón a este gran genio?

Como siempre, Rukawa lo ignoró completamente.

-¡No me ignores!-decía sin parar de gritar-¡Teme Kitsune! ¡Te voy a dar una paliza de las buenas!

Entonces ahí intervinieron sus compañeros de equipo. Ryota cogió a Hanamichi y Mitsui a Rukawa. Ambos estaban preparados para comerse a puños.

-¡Suéltame Ryota!-decía forcejeándose para soltarse de Ryota-¡Déjame apalizar a Rukawa!

-¿Estás loco?-dijo Ryota-¿Cómo voy a dejar que os matéis mutuamente?

Una vez los vieron más calmados, al menos a Hanamichi, los soltaron. Cuando se cruzaron, Rukawa simplemente le soltó:

-Do’aho…

Hanamichi se giró dispuesto a golpearlo, aunque recibió un golpe en la cabeza de parte de Akagi antes de que pudiera hacer nada.

-Kitsune…-dijo en un susurro Hanamichi.

Llegó enfrente de los vestuarios. Abrió la puerta. Estaba vacío, como era de esperar a aquellas horas de la tarde. Todo el mundo debía haberse ido a su casa. Todos excepto él, Hanamichi Sakuragi, que seguía allí con la esperanza de encontrarse con Kaede Rukawa.

***************************************************

Se escabulló de toda esa gente. Mucho barullo, mucha gente, mucho Hanamichi Sakuragi. No soportaba estar ahí. Sabía que delante de él no podría reprimir las lágrimas que gritaban por salir de sus ojos. Se fue, sin que nadie lo viese, hacia los vestuarios. Ahí se quedo sentado un buen rato, mirando al suelo sin hacer nada. Oía como todos hablaban y reían en la cancha de baloncesto.  ¿Se habría dado cuenta alguien que él no estaba? Más bien preguntado… ¿Se habría dado cuenta Sakuragi que él no estaba? No, imposible. Eso se dijo Rukawa a sí mismo. Entonces se quedó mirando al suelo como si fuese algo fuera de lo común. Y es que si, estaba fuera de lo común porque, ese suelo, se estaba empapando de sus lagrimas. Hacía años que no lloraba. Por nada lloraba, nunca lloraba. Pero aquello le dolía tanto, tanto, tanto, que no pudo retener las lagrimas. Y al final, viendo que no podía parar de llorar, dejo que siguieran cayendo hasta que se quedara seco.  Una vez hubo acabado de llorar, decidió darse una ducha de agua fría, para calmarse. Una vez hubo terminado de ducharse y vestirse, se escondió dentro de uno de los baños. Se quedaría hasta que se fueran todos, quería estar solo un poco más. Oyó como sus compañeros de equipo entraban y luego salían. Cuando tuvo la certeza de que no había nadie se decidió por salir. Entonces, salió de su escondite y cuando fue a sentarse se llevó la mayor sorpresa de su vida.

***************************************************

-¡Rukawa!-exclamó Sakuragi, sorprendido de verle allí.

-Sa...Sakuragi...-dijo en un susurro.

Hanamichi observó en el silencio a Rukawa. Seguía exactamente igual que hacía tres meses. No podía verle bien el rostro, porque Rukawa estaba mirando hacia el suelo.

-¿Qué haces aquí a estas horas?-preguntó Hanamichi.

-Lo mismo pregunto…idiota…-intento parecer lo menos perturbado posible.

-¡Ja, ja, ja!-Hanamichi rió enérgicamente. Estaba contento de haber encontrado a Rukawa-¿Entonces? ¿Contestaras a mi pregunta?

Rukawa se quedó callado. ¿Debía responderle? No sabía que decir.

-Mi casa…es solitaria-confesó-No hay nadie, nunca…Prefiero quedarme en la cancha solo que no en esa casa…

-¿Solitaria?-preguntó Hanamichi

-Mis padres…nunca están. Siempre tienen trabajo-dijo con tristeza-Desde pequeño he estado solo…

Hanamichi se lo quedó mirando. No sabía que decir. ¿Cómo afrontar aquella situación? Rukawa le había confesado algo muy importante y muy triste. Rukawa levantó la vista para mirar a Hanamichi y ver el porqué de su silencio. Entonces Hanamichi advirtió en el rostro de su compañero la hinchazón de sus ojos. Estaba claro que había llorado. Y, como si  su cuerpo se moviese solo, le abrazó. Rukawa se quedó sin habla. ¡Hanamichi Sakuragi le estaba abrazando!

-¿Es por eso?-dijo Hanamichi. Rukawa no comprendió-¿Por eso has llorado?

De golpe, Rukawa empujó a Hanamichi lejos.

-¡No, estúpido!-dijo Rukawa-¡Jamás he llorado por eso! ¡Ni si quiera cuando era un niño!

-¿Entonces…por qué?

-Por…-Rukawa dudó-¡Por ti, imbécil!

-¿Por mi?-dijo Hanamichi sorprendido-¿Por…por qué?

-Eso…-Rukawa estaba muy nervioso-¡Por qué me gustas!

-¿Gu…gustar?-dijo Hanamichi totalmente sorprendido.

Rukawa asintió.

-¿Estás diciendo que me quieres?

-Estoy diciendo que te amo-dijo con seguridad Rukawa-Puede que ahora me odies más de lo que hacías pero…

Su voz quedó sellada. Hanamichi se había acercado hacia él firme y lo había besado. ¡Besado! Rukawa no rechazó su beso. Enseguida le había entrelazado sus brazos por el cuello y  se besaban con amor y pasión. Cuando se separaron pro falta de aire, Hanamichi dijo en un suspiro:

-Te amo…Te amo Rukawa.

Hanamichi abrazó muy fuerte a Rukawa. Hana había descubierto su amor por él aquel día que recibió la carta de Haruko. Notó como el sentimiento que tenia hacia ella había cambiado. Y cuando vio de nuevo a Rukawa todos los momentos que había vivido con él le vinieron a la mente como un flash. Y el corazón le dio un salto. Y comprendió. Comprendió que estaba enamorado de aquel zorro.

-Mi…-dijo Rukawa.

-¿Si?-dijo

-Mi nombre…-susurró-Di mi nombre…por favor…

-Kaede-dijo dándole un besito en los labios-Kaede, Kaede, Kaede…

Por cada vez que decía su nombre le daba un beso en los labios. No podía estar más feliz.

-Hanamichi…te amo-dijo escondiéndose en su cuello- Realmente te amo…

-¡Baka Kitsune!-dijo con dulzura-Mírame cuando digas eso…-le cogió la cabeza y se miraron directamente a los ojos- Te amo Kaede. Como el mar al verano, como el dolor al engaño. Te amo.

Los labios de Kaede se entregaron a los de Hanamichi. Un beso de amor, un beso apasionado, un beso dulce, un beso pícaro. Entrelazaron sus cuerpos en un abrazo, pero no dejaron de besarse hasta que quedaron satisfechos.

*************************************************

Realmente nadie sabe qué pasó, o porqué estaban allí. Aquella mañana como una más, Akagi pasó para ver cómo iba todo por el club de baloncesto. El gimnasio perfecto, el suelo brillante y reluciente como era debido, las pelotas en su sitio, el banquillo bien puesto en su lugar. Solo faltaba comprobar los vestuarios. Y cuando entro, Akagi se llevó una gran sorpresa. No podía creerse lo que estaba viendo y como si no quisiera creer que fuera cierto, llamó a Kogure, Mitsui y Ryota. Ninguno de ellos lograba creérselo. Porque allí estaban profundamente dormidos en el suelo de los vestuarios,  ni más ni menos que Hanamichi Sakuragi y Kaede Rukawa. Dormidos, abrazados y con sus manos entrelazadas.

-¿Veis lo mismo que yo verdad?-dijo Akagi. Todos asintieron.- ¿Por qué están así?

-Jo, jo, jo…-era la risa del profesor Anzai- ¿No dicen…que del odio al amor solo hay un paso?

-¿Está…está diciendo que estos dos…se aman?-pregunto dudoso Mitsui.

-Jo, jo, jo… ¿Quién sabrá? Sólo ellos…

-Pero…-empezaba Ryota

-Dejadlos que duerman tranquilos, se lo tienen merecido-dijo el profesor Anzai.

Hicieron caso al profesor y dejaron solos a la feliz pareja.  Y ahí se quedaron, como si nada, dormidos, abrazados y con las manos entrelazadas. Y, aunque nadie lo vio, una sonrisa se asomaba por los labios de los dos jugadores. Una sonrisa que parecía que hubiesen ganado un trofeo. Y es que para ellos, su más preciado tesoro y trofeo era el otro. 


Notas finales:

Espero que les haya gustado el fanfic!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).