[ Detalles ]
Al fin había llegado a su departamento; luego de un exhausto día en el trabajo, un breve paseo por la plaza tomados de la mano y una noche en el cine a insistencia de su novio.
Lanzó las llaves sobre el primer mueble que divisó, despojándose de su chaqueta y demás pertenencias en el camino hacia su dormitorio; habría tiempo después para ordenar.
Cuando regresó a la sala, cogió algunos sobres que habían sobre la mesa de centro mientras se sentaba distraidamente en uno de los sofás. Llevaba puesto solo un negro boxer y una larga y holgada camiseta, su favorita para esos calurosos días de verano, que dejaba apreciar gran parte de su tersa piel lechosa y clavículas.
Girl you always on my mind, got my head up in the sky...
El repentino sonido de su móvil sobresaltó a Key por un instante, pero una gran sonrisa se dibujó en su rostro tras ver el nombre parpadeante de su novio en la pantalla.
—¿MinHo? —contestó al tiempo que se acomodaba en el sofá, dejando de lado los sobres.
—¿Llegaste a salvo, bebé? Hubiese preferido llevarte en el auto pero.....
—Amor, ya te disculpaste mil veces antes y dije que no había problema... —intervino con voz dulce antes de que su novio terminara de argumentar — ...no te preocupes.
—Lo sé, pero no me quiero arriesgar a que alguien rapte a mi guapo novio... ya sabes.
En respuesta, el mayor solo emitió una leve risita. Quizá tenían ya más de un año siendo novios y más de 2 conociéndose, pero los latidos de Key aún se aceleraban por cosas como esas; pequeños detalles.
Tuvieron que pasar unas cuantas respiraciones audibles por parte de ambos antes de que alguno volviera a hablar.
—¿Qué llevas puesto?
Hubiese pasado como una pregunta casual, las del tipo: ¿Qué desayunaste hoy? ;pero la voz preocupada del alto ahora sonaba diferente, casi ronca.
— Esa camiseta que tanto te gusta... —respondió el mayor maliciosamente.
Key sabía que esta conversación sería larga e interesante, así que decidió cambiar de posición. Se reclinó hacia la derecha apoyando su cabeza sobre el brazo del mueble, la pierna izquierda extendida en el sofá y con la derecha aun en el suelo empezó a acariciar suavemente la parte interna de sus muslos.
—Tengo tantas ganas de hacerte el amor... —la voz sensual que llegó a los oídos de Key le hizo morderse los labios casi automáticamente, como un reflejo ya predeterminado.
Llevaban semanas de solo cortos encuentros; en el café cerca al edificio donde trabajaba MinHo o en la plaza frente a la Casa de Modas dónde Key había sido contratado recientemente. Y no, no era suficiente.
—Oh, cielos! estoy tan duro... -continuó Minho, sin ningún tipo de inhibición- me encanta acariciar y besar cada pedazo de tu tersa piel mmh, que gimas mi nombre, key ... tus labios rojos e hinchados succionando mi....
A estas alturas Key ya tenia también una dolorosa erección, era increíble el grado de excitación que experimentaba gracias a solo la voz de su novio y unas cuantas autocaricias. Con su miembro palpitante ya liberado y rodeado por un aro formado con un par de dedos empezó un movimiento rítmico de arriba hacia abajo, cada vez más rápido, con los ojos absolutamente cerrados y los labios entreabiertos emitiendo quejidos. Un gran espectaculo.
Y fue hasta ese momento que Key se percató de ciertas cosas.
Hace unas horas en el cine, sobresaltado por los gritos desgarradores de la protagonista siendo atacada, sintió la sutil mano derecha de su novio deslizarse por su pierna con suaves movimientos probablemente tranquilizadores, aunque ahora dudaba seriamente de eso.
Y estaba también esa música suave, relajante, que podía oirse desde el otro lado del auricular. ¿Había estado sonando desde el inició de la conversación?
—Uhmm...ah~ te amo —ambos finalmente gimieron al unísono, completamente extasiados.
Probablemente MinHo habia planeado esto desde un principio y Key detestaba que su novio hiciera ese tipo de cosas pero lo que acababa de pasar no le molestaba, en absoluto.
—¿Amor? —el rubio pronunció, aún tratando de regularizar su respiración
—Uhmm...?
—El concecionario ...te entrega mañana el auto, verdad?
—Sí, ¿por qué?
—¿Puedes... pasar a recogerme después del trabajo?
Nadie más podía ver la sonrisa maliciosa que los labios del mayor formaban, estaba claro que no se iba a conformar con solo sexo telefónico. Y ya tenía algo en mente, solo esperaba que el asiento trasero del auto fuese lo suficientemente cómodo.
—Por supuesto, bebé.
Y sí, MinHo a veces era un poco lento para captar los detalles pero eso estaba bien en esta ocasión, luego se enteraría de todas formas.