El cielo de la noche era totalmente hermoso con las estrellas que titilaban como una gran sinfonía silenciosa y una luna llena resplandeciente en medio con gran vibrar alumbrando a toda la pequeña planicie bajo esta la cual, cubierta de un frio y bello manto blanco, reflejaba la luz del astro nocturno haciendo pensar que brilla con luz propia, tenue y pura. Un lugar de ensueño que lentamente fue cubierto por la nieve…
En medio de aquella bella escena se encontraba de pie un rubio de ojos azules y cabello alborotado; muy abrigado por el frio que se hacía notar en aquel lugar. Aquel rubio, de nombre Naruto, se encontraba contemplando las estrellas con un semblante de tristeza, sus manos juntas sostenían algo con tal fuerza como si su vida dependiera de ello, sus pensamientos eran profundos… Mientras contemplaba el cielo nocturno algo llamo totalmente su atención.
--¿Una estrella fugaz…?—Se pregunto a si mismo mientras le observo recorrer el firmamento--. ¡Wow! Es muy hermosa. A pesar de que quiero ser egoísta…--Dijo para sí.
Entonces, al contemplar aquella estrella, una idea no tardo en cruzar por su cabeza tal cual la estrella el cielo.
--¿Un… deseo?— Fue lo que pensó. Con lentitud cerro sus azulados ojos.--Yo por favor...— Comenzó a pronunciar el ojiazul con voz titubeante a causa de un nudo en su garganta. No pudo evitar llorar en ese momento y pese a que trato de contenerse el llanto le fue inútil. Las gotas cristalinas comenzaron a rodar sobre sus mejillas cayendo una a una brillando bajo la luz de la luna--…permite que sea feliz…--
En ese preciso instante una imagen se hiso presente en su mente, una tan nítida tal y como si fuera una fotografía que sostenía con sus manos en ese mismo momento. La imagen era del pelinegro Sasuke, la persona que más amaba en el mundo, y Sakura, su mejor amiga, juntos complementándose felizmente el uno al otro…
—…por el resto de su vida. — Termino de recitar con pesar aquel deseo y llevar sus manos juntas a su rostro sin soltar su “tesoro”.
--Dame una razón por la que deba concederte este deseo —. Se escucho una delicada y bella voz femenina que salió de la nada sacándolo de sus pensamientos. Era una joven de piel blanca y cabellos plateados portando un pulcro vestido color blanco a perlado, y sus ojos color grisáceos brillantes con luz propia.
Pero el rubio no se movió para mirar de donde provenía, ni siquiera para retirar las manos de su rostro. La pesadez había invadido su cuerpo y no presentía que la dueña de aquella voz le fuera a hacer daño, por más loco que pareció esto. La misma imagen de su amiga y amor volvió a la mente de Naruto nuevamente tan clara como hacia unos momentos.
--Lo amo—. Respondió sencillamente, algo tan simple pero con un gran significado tras de sí. La joven de la cual provenía la voz simplemente poso su mano suavemente sobre la cabeza del rubio ojiazul a modo de consolarlo.
--Si tu lo amas tanto, entonces… ¿Por qué no usas este deseo para traer su amor de vuelta a ti?—Pregunto la joven mientras seguía acariciando la cabeza del menor.
Naruto al escuchar esto separo su rostro de los guantes de sus manos y simplemente sonrío, como siempre lo ha hecho, pero aun sin que las lágrimas dejaran de correr, respondió:
--Por que no quiero recibir su amor…—
…y manteniendo una delicada sonrisa casi imperceptible, soltó sus últimas palabras a la joven.
--… de un deseo--.