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Carcel de Cuerpo y Alma por Yori

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Notas del capitulo:

Graciaaaas por los revieeews!!

Espero que os siga gustando! ^^ a leeer!!!

 

Mundo Interior

 

 

 

 

 

 

Era mi segundo día de trabajo, así que como a partir de ahora me desperté a las siete de la mañana y a las ocho estaba en aquella mole de yeso del bloque C.

El guardia armado me saludó y yo pasé la tarjeta por la puerta para que esta se abriese, la cual sonó un “pi”. Me habían asignado un despacho, pero aún así no me gustaba pasar mucho tiempo por allí, siempre preferí el trabajo de campo.

 

Comencé mi camino por el pasillo de las celdas, distraídamente miraba mi carpeta con los nombres de los presos y sus respectivos calabozos. Pronto me di cuenta de que la mayoría de ellos estaban vacíos. ¿Dónde se habían metido los pacientes? Conforme avancé comencé a oír el murmullo de las voces, bajé unas escaleras siguiendo el ruido hasta que vi bajo mí una especie de patio interior lleno de gente. Allí es donde se metían los presos.

 

Parecía un pequeño barrio de tamaño reducido, sentados en algunas de las gradas de hormigón estaban seis o siete presos, fumando tranquilamente como si aquello se tratase de un patio de recreo. Otros jugaban a las cartas sobre las mesas de metal bien fundidas para que no pudieran usarlas como armas. Más presos, que simplemente se guarecía en rincones alejándose de la poca luz que entraba al lugar.

 

-        Con qué tú eres el nuevo- .e sorprendió una voz detrás mía.

 

Me di la vuelta veloz, encontrándome con un sujeto larguirucho que escondía su cuerpo bajo una bata blanca. El cabello era negro y tenía unas gafas de montura negra colocadas sobre la cabeza, su rostro era algo juvenil por lo que sería de mi edad y me mostraba una simpática sonrisa de dientes algo descolocados.

 

-        Sí, soy yo- respondí, correspondiendo la sonrisa.

-        Encantado, mi nombre es Toshimasa Hara, aunque me puedes llamar Toshimasa o Toshiya.

-        Yo soy Daisuke Andou, suelen llamarme Die.

-        Pues un placer, Die- dijo estrechando mi mano.

-        Toshimasa, ¿no se supone que están locos? ¿Por qué parece esto una cárcel normal?- pregunté mientras bajábamos las escaleras metálicas que llevaban al patio. El moreno rió.

-        Yo también me sorprendí en mi primer día, antes estuve en muchos psiquiátricos y nunca vi uno como este- rió, mientras que saludaba con la cabeza a una de las enfermeras.- La política de Niikura es que los locos también deben relacionarse, es algo estúpido, porque muchos de ellos solo quieren aislarse en su paranoias y miedos, pero otros han creado una mini sociedad, por así llamarla.

-        ¿Eh? ¿A qué te refieres?- curioseé, mientras que paseábamos por allí.

-        Se les proporciona un alimento mínimo y los medicamentos básicos, pero si desean algo más deben comprarlo, para ello realizan distintos trabajos. Todo aquí posee sus propias normas, no intentes comprenderlas porque fueron hechas por locos.

-        Hara, aquí hay presos que no están locos. El gobierno los metió porque temía que los extraterrestres dominasen la tierra- mencionó un recién llegado, rubio.

-        Claro que sí, Byou- sonrió haciéndome un gesto, aclarándome que era uno de los pacientes.- Hasta que el gobierno los libere estaréis aquí, tomáoslo con calma- le respondió tranquilamente mientras le conducía a un asiento.

 

Miré a mi alrededor, es verdad, aquí estaban todos perturbados. No podía esperar que aunque algunos pareciesen cuerdos lo fueran. Entre la multitud, vi a un joven de tamaño pequeño. El cabello negro estaba revuelto y me miraba con unos ojos cargados de frialdad y vacío. Iba vestido con un pijama completamente blanco y si no me confundía en su mano…¿jugaba con un tenedor?

 

-        Hey, hey- grité acercándome a él.- ¡Un paciente no puede tener algo así!- aparté a la gente para subirme a la grada y quitarle el objeto al chico.

 

Estaba subiendo a paso veloz, cuando el chico se incorporó clavando en mi una amenazante mirada. Todo lo siguiente sucedió tan rápido que mi mente tardó en procesarlo: Me habían pasado el brazo alrededor del cuello y un hombre de tamaño superior ejercía una fuerza increíble, asfixiándome.

 

-        ¡Guardias, guardias!- gritaba Toshiya, mientras que iba perdiendo la conciencia.

 

Lo último que mis ojos pudieron ver, era como aquel moreno lanzaba el tenedor con velocidad y precisión, acto seguido los aullidos de mi aprehensor que me soltó haciendo que cayese al suelo inconsciente.

 

 

 

                                                                                                ***

                                                                                                 

 

 

Los gritos y bullicio en el patio de recreo habían atraído a Kaoru, no era normal tanto escándalo entre sus pacientes. Cuando llegó vio que aquello parecía un hormiguero en el que un niño había introducido un palito. Sus hormigas se encontraban temerosas y nerviosas, muchas de ellas a punto de ataques de pánico otros simplemente llorando. Es lo que hace la locura, un  accidente la agrava…Pero qué…

 

-        ¿Qué sucedió aquí?- preguntó un tranquilo Kaoru, recién aparecido.

 

Saltó por encima del gritón y sangrante paciente, el cual posaba ambas manos sobre el ojo derecho aunque este no dejaba de sangrar. La guardia había llegado y esperaban al lado de Daisuke una orden del jefe. Kaoru miró primero al herido, luego a Die y finalmente al moreno, que con tranquilidad se había vuelto a sentar en las gradas mientras que los demás pacientes le miraban con miedo.

 

-        Señor- se acercó Toshiya, que intentaba calmar un poco a los pacientes.- Atacaron a Andou, tardamos mucho en reaccionar. Lo siento.

-        Ya veo. Lleven a ambos a la enfermería- habló sin mirar al más joven. Seguía con los ojos clavados en el pequeño moreno de rostro indiferente.- Otra vez tú, ¿eh? Pongan a Kyo en aislamiento- ordenó a los guardias.

-        Pero, Kaoru, él salvó a Daisuke…- replicó Toshiya, pero una sola mirada del castaño, le hizo guardar silencio.

 

 

 

                                                                                                ***

 

 

 

 

Abrí los ojos encontrándome encima de mí una ventana con gruesos barrotes de hierro, eso me asustó y me incorporé enseguida sintiendo un leve mareo. Miré alrededor viendo la amplia sala vacía, bueno exactamente no. Ya que camastros más allá, atado a esta, estaba el hombre enorme que me había atacado. Una venda ligeramente rojiza por la sangre le rodeaba la cabeza, pero parecía dormido o tal vez sedado.

Estaba por salir de allí cuando oí pasos, así que simplemente regresé al colchón intentando hacerme el dormido, pero no hubo suerte.

 

-        ¡Die-kun, no hace falta que se esconda! Soy Toshiya- sonrió el moreno, quien traía dos tazas humeantes.

-        Ah…pensé que sería otra persona…

-        ¿Cómo quién?- preguntó sin quitar la sonrisa.

-        Kaoru Niikura…- murmuré. Extrañamente me había parecido sentir su presencia cuando estaba inconsciente.

-        No, el señor Niikura está demasiado ocupado como para venir…- respondió, ya sin alegría alguna, entregándome la taza.

-        Buff…me he librado por tan poco- suspiré, antes de soplar el líquido caliente.- Mientras que me asfixiaban era incapaz de pensar en nada, sinceramente, siempre pensé que si algún día me atacaban sabría defenderme. No por nada hice kendo en la escuela.

-        Ja, ja, ja- rió animosamente Toshiya.- No sé como alguien como tú pudo terminar aquí…- pensó en voz alta el moreno.

-        Ni que fuese un preso- carcajeé.- Es solo un trabajo.

-        Sí- masculló, mirando su taza con un rostro melancólico.

-        ¿Pasa algo más Toshi…- comencé al ver su cambio de humor.

-        Hara, tiene a su paciente esperando- informó una mujer que recién había pasado a la sala.

-        Sí, gracias Miako. Ahora mismo voy- respondió con una apagada sonrisa. Inmediatamente se levantó del taburete en el que había estado. Se volvió hacia mí.- Espero que podamos tomar un café fuera de aquí- pidió con sinceridad.

-        Por supuesto- sonreí. Cuando estaba a medio camino de la salida- Toshiya, ¿quién es el que me salvó?- El alto se volvió, mirándome con una expresión que se debatía en responder o no.

-        Su nombre o apodo es Kyo, ahora está en aislamiento- respondió, para retomar unos pasos más, antes de volver a girarse.- No te acerques mucho a él, Die.

 

 

Salió de allí sin decir más y por mi parte no le retuve para que me diera una razón, tampoco hacía falta. Lo más posible es que fuese clasificado como un demente altamente peligroso, una persona normal no lanza tenedores a la gente… Pero yo solo quería darle las gracias, al fin y al cabo, loco o no, me había ayudado.

 

Extrañamente aunque quería levantarme y buscar la zona de aislamiento para ver al tal Kyo, mi cuerpo decía lo contrario. Estaba exhausto e inevitablemente cayó en un sueño profundo del cual no regresé hasta que unas manos me zarandearon, no era delicado, pero tampoco era brusco. Era un tacto de a quién le molesta tener que hacerlo.

Abrí los ojos nuevamente, encontrándome esta vez con Kaoru Niikura, la impasibilidad en ese rostro duro provocó que tragase saliva a tiempo que me incorporaba sobre la cama.

 

-        Niikura- saludé, a pesar del nudo en la garganta. No sé porqué un miedo irracional cundía en mi interior cada vez que estaba a solas con este hombre.

-        Daisuke, siento que su primer día haya sido tan…movido- una sonrisa indiferente adornaba su rostro. Odiaba a las personas que dar esos gestos que deben ser alegres y los convertían en muecas monstruosas. ¿Cómo una sonrisa puede convertirse en algo amenazante, falso, sucio, incitando al temor?

-        Fue mi culpa, debo tener más cuidado.

-        Los nuevos aquí siempre son recibidos de maneras curiosas. No hay que olvidar que el comportamiento de nuestros pacientes es similar al de los animales, cuando ven a un extraño en su territorio, atacan ¿cierto?

-        Difiero. Ellos son personas, no animales- respondí con frialdad. Puede que no fueran los ejemplares perfectos de la sociedad, pero simplemente están enfermos.

-        Recuerde que son asesinos, Andou- contestó, con rostro duro. Se podía apreciar el enfado, que intentaba controlar infructuosamente, por responderle así.

-        La mayoría de los que están aquí son asesinos debido a una enfermedad, muchos de ellos no son capaces de discernir el bien del mal. Son enfermos. ¿Quién es usted para llamarlos animales?- solté de sopetón. Realmente sorprendido por el enfado que corría por mi cuerpo.

-        Como siga con ese pensamiento, no durará mucho aquí- amenazó. Haciéndome pensar que no solo hablaba por un comportamiento surgido de los pacientes.- Puede marcharse a casa por hoy.

 

Se alejó a paso tranquilo y no aparté la mirada de él hasta que pude dejar de verla. Aquel hombre me ponía de los nervios. Kaoru Niikura era de esa clase de hombres cuyo juicio personal cree que es superior al del resto. Cualquier gesto o palabra en contra de sus creencias podría desatar su odio. Era fácil de apreciar el carácter duro e inflexible de este, seguramente cuando una obsesión pasaba por su cerebro era imposible de negarla hasta satisfacerse sus propios deseos. Daba igual por quien tuviese que pasar por encima, su objetivo era alcanzable por su mente prodigiosamente superior.

 

 

Salí de la enfermería tan rápido como pude y me dirigí al aparcamiento donde tenía la bicicleta, algunos de los funcionarios de la cárcel se rieron al verme con tal instrumento. Bueno, ellos eran los imbéciles a los que un día la obesidad les saludaría.

El camino fue largo pero lo hice lo más rápido que daban mis pies, quería llegar lo antes posible ya que el día y la última conversación que tuve con Kaoru me había dejado psicológicamente exhausto.

 

Entré a mi pequeño apartamento justamente cuando el teléfono estaba sonando, corrí hacia el quitándome tan apresuradamente los zapatos que casi me caigo al suelo.

 

-        Moshi moshi- saludé.

-        ¡Dai-chan!- saludó Shinya.- Estoy en el coche, acabo de venir del bufete, así que si quieres puedo ir a verte un rato.

-        Oh, por favor- sonreí.- ¡Te necesito, Shinya-sama~!- respondí en broma.

-        Shi-chan a domicilio- rió el otro antes de colgar.

 

Preparé unas bolas de arroz y té para cuando llegase Shinya, ya que se tomaba la molestia de venir después del trabajo era lo menos que podía hacer. E

El timbre no tardó en sonar y fui hacia allí donde saltitos, cuando abrí la puerta me di cuenta de que Shin iba muy bien vestido con un traje formal.

 

-        ¡Oh, que guapo te has puesto para venir a verme!- le saludé.

-        Más quisieras, zanahoria.

-        ¿¿Zanahoria??- exclamé, mientras que pasaba al interior.

 

Nos sentamos a la mesa para comer aquella poca comida que era capaz de preparar, mientras que Shinya me contaba algunos de los casos que estaba llevando en este momento.

 

-        ¿Y qué tal tu primer día?

-        Pues me intentaron asfixiar, presencié el ataque con un tenedor y mi jefe es la peor persona que he conocido nunca.

-        ¿Eh?

 

En ese momento comencé a contarle todo con detalles, pero solo acababa de comenzar…

 

 

 

Notas finales:

Sé que es corto el capítulo, pero es como si formase parte del primer capítulo, o sea algo introductorio.

Ya salieron Toshiya y Kyo!!! Tengo que advertir que este fic tendrá otros j-rockers pero solo como meros figurantes, no habrá protagonismo más que para los de Dir en Grey n_n

Dejar revieeeeews!!! ^^

Byeee


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