Prólogo
El viento frio soplaba con fuerza contra las ramas de los arboles del extenso bosque, debido a la Luna Nueva reinaba una oscuridad profunda. Sin embargo esta no afectaba o entorpecía la visión de las figuras que saltaban por los arboles con una velocidad sobrehumana.
Una de las figuradas era un enorme zorro de nueve colas, del tamaño de un gran león con un pelaje rojizo, de ojos rojos carmesí los cuales brillaban intensamente a través de la oscuridad del bosque, este saltaba con facilidad y gran velocidad las grandes ramas de los arboles. Con su boca sostenía por el cuello de la pequeña yukata blanca sujetada con un lazo rojo del mismo color que su pequeño calzado a un hermoso y tierno niño de unos 5 años, con unas lindas marquitas en sus mejillas, a pesar de la oscuridad reinante podía apreciarse el rubio de sus sedosos cabellos parecidos a los rayos del sol en plena primavera, con graciosos mechones que caían en su hermosa e infantil carita, de sus cabellos sobresalían unas pequeñas orejitas de zorrito además era poseedor de unas nueve colitas al igual que el zorro, éstas( es decir, sus orejitas y colitas) eran de un color un poco más opacos que sus cabellos rubios(1). El pequeño se encontraba inconsciente, debido a un golpe recibido en su cabecita. Por lo que se encontraban ocultos bajo sus parpados esos hermosos y trasparentes ojos zafiros de los que he poseedor.
Estos eran perseguidos por tres encapuchados, los cuales trataban de darles alcance.
¡Maldición! Estoy muy débil, casi no me quedan fuerzas… si tan solo pudiera usar mis verdaderos poderes, podría acabar con ellos fácilmente… pero…él aun es muy pequeño, no sabe utilizar ni siquiera sus habilidades y poderes mucho menos sabría cómo utilizar los míos… pero…aun así…aunque este en total desventaja ante ellos…no permitiré que les pongan nuevamente un solo dedo encima, voy a protegerlo sin importar qué… esos eran los pensamientos de zorro mientras intentaba perder a sus perseguidores.
- ¡Rápido, tenemos que recuperarlos, no podemos dejarlos escapar! ---- ordenó uno de los perseguidores, el cual era el líder. ---- Tenemos que entregárselo a nuestro Señor Orochimaru, por lo que recuerden que los necesitamos vivos.
- ¡Hai! ---- exclamaron los otros dos, mientras aumentaban la velocidad para darle alcance al zorro.
Cuando el Líder estuvo a solo unos cuantos metros de él, retiró su capucha, mostrando su rostro.
El líder era un peligris de ojos negros y llevaba lentes, su nombre era Kabuto, éste realizó unos movimientos de manos al tiempo que recitaba en susurros apenas audibles un conjuro, al terminar de sus manos salieron unos hilos luminosos, los cuales a pesar de ser apenas visibles por los finos que eran, poseían una resistencia más fuerte que las cadenas más gruesas creadas, estos se dirigieron hacia el zorro con la intención de atraparlo con ellos. Sin embargo antes que estos llegaran a darle alcance al zorro, éste gracias a sus agudos sentidos llegó a escuchar el tipo de conjuro, pudiendo esquivarlo a tiempo con un gran salto.
¡Por fin…estamos llegando a la Ciudad! … exclamó mentalmente el zorro al divisar la Gran y luminosa Ciudad de Japón mientras estaba en el aire por el enorme salto realizado.
Ya es hora…
Aun en el aire, el zorro giró hacia sus atacantes, concentrando toda su energía en sus nueve colas, hasta formar una gran esfera roja, sorprendiendo a los tres perseguidores por tener aun esa gran cantidad de energía reservaba, en un rápido movimiento les lanzó la esfera…produciendo una enorme explosión que se escuchó por todo el oscuro bosque…
Continuará...
