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La Persona que Deseás por Kurenai Mido

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Notas del capitulo:

Las semanas pasadas anduve sin internet, solo por eso me tardé en subir este cap... disfruten

Eiji se había sentado a almorzar con Oishi y Kawamura, en una mesa bien lejos de Syusuke. El castaño estaba con Ryoma y Momoshiro, pero tenía la vista clavada en su mejor amigo, detalle que los otros no podían dejar de notar.


-Fuji-senpai, ¿volviste a pelearte con Kikumaru?- preguntó Momo.


-Más o menos.


-¿Le contestaste mal?- terció Ryoma.- No aprendes la lección, ¿verdad?


-No exactamente- respondió Fuji abatido- pero le hice algo malo que no se merecía.


-¿Qué le hiciste?


Syusuke no contestó. Deseaba el perdón de Eiji y ya no aguantaba más… de repente se paró y fue hasta su mesa, con actitud decidida.


-Disculpen, Oishi, Kawamura- dijo- ¿podrían dejarme a solas con Kikumaru?


-Ni se les ocurra- se atajó el pelirrojo.


-Eiji, por favor- exclamó Syusuke inclinándose hacia él por sobre la mesa- no seas obstinado. Tenemos que hablar, ¿por qué me esquivas?


-Porque no quiero hablar contigo- contestó, mirándolo con desafío- vete.


-No me voy nada.


-¡No me dejen a solas con él!- pidió Eiji a sus amigos.


-Creo que molestamos- dijo Oishi levantándose.- Vámonos, Kawamura.


-¡Oishi, no…!- ellos se fueron y Syusuke se sentó frente al pelirrojo con firmeza.


-¿Qué tengo que hacer para que me hables? ¿Eiji?


-Syusuke, no entiendes. Me sentí tan… usado… yo te quiero, he estado contigo en las buenas y en las malas, pero tú te aprovechaste de mí.- Su voz tembló ligeramente al final.


-No…- Syusuke trató de agarrarle la mano pero Eiji la retiró- yo también te quiero y nunca te usaría ni me burlaría de ti. Lo juro.


-¡Pero se supone que estás enamorado de Lover!- reprochó en voz baja- es a él a quien deseas, lo sé, y sin embargo es a mí a quien trataste de violar en el…


-Un momento- se defendió el castaño- nada de violar. Eiji, tú para mí eres muy importante y lo último que quiero es hacerte sufrir.- Ensayó una sonrisa de disculpas.- Al momento de tenerte junto a mí, solo sé que no pude resistirme a tu hermosura. Te besé porque necesitaba hacerlo…


-¿Qué necesitabas?- balbuceó Eiji.


-Be-sar-te- silabeó Syusuke, ahora sí agarrándole la mano bajo la mesa.- No lo hice porque ya no pueda esperar a Lover, lo hice porque te quería a ti. Me gustas… mucho.


Eiji se retorció, incómodo por sus palabras.- No sabes lo que dices amigo. Es a Lover a quien amas.


-Lover es muy dulce- dijo despacio- pero es a ti a quien quiero en realidad.


Al sonar la campana Eiji hizo amague de irse, pero Syusuke lo retuvo.- Te lo ruego. Quiero hablar contigo, en privado. ¿Te parece a la salida del club?


El pelirrojo lo pensó un momento. Todavía se sentía un poco ultrajado, pero lo cierto es que también deseaba estar a sola con Syusuke, y decirle dos o tres cosas.


-Está bien- aceptó al fin- si prometes respetarme.


Syusuke alzó la mano.- Prometido, Eiji-san. Ahora, ¿vamos al aula?


Durante el resto del día Syusuke se preguntó si le diría o no a Eiji que ya sabía que era Lover. Por un lado le parecía que no; Eiji se preguntaría como lo sabía, y él tendría que admitir que había espiado en su cuaderno, y nada odiaba más el pelirrojo que le hurgaran en sus cosas. Pero, por el otro lado, si hacia como que no sabía nada y más tarde el otro se enteraba que sí sabía, podía pasar que se muriera de vergüenza o que lo matara a él por haberle tomado el pelo. Las dos opciones eran malas. Finalmente resolvió improvisar. No le mentiría a su querido Eiji, pero tampoco se arriesgaría a ofenderlo de nuevo.


Sin embargo… Eiji también le había mentido, así que una pequeña venganza no le vendría mal para aprender a ser más sincero. Al terminar las clases, mientras juntaban todo, llamó a Raimei, la líder de su club de fans, y le dijo en voz alta (cosa que Kikumaru lo oyera):


-Rai, te agradezco mucho lo que has hecho para ayudarme a averiguar quién es Lover…


-Oh, no es nada, Fuji-san, lo hago con gusto.


-…pero ya no va a hacer falta, querida.- Sonrió.- Creo que ya sé quién es.


Por el rabillo del ojo vio que Eiji se quedaba inmóvil.- Sí, de ahora en más corre por mi cuenta.


-¿De verdad, Fuji-san? ¡Pues me alegro mucho por ti!


Syusuke sonrió como un sádico al ver la palidez del rostro de Eiji. Pobrecito: seguramente, o se imaginaba descubierto, o pensaría que él lo había confundido con otro. Mientras se cambiaban en el vestuario trató de animarlo un poco.


-¿Te sientes bien, Kikumaru? ¿Estás mareado?


-¿Eh? No, no, estoy bien. Bueno, vamos a las canchas…


-Si necesitas algo solo dímelo- ofreció con su tono más seductor.


Eiji tragó saliva y se fue, pero Syusuke tuvo que esperar cinco minutos antes de seguirlo, tentado como estaba de reírse a carcajadas. Ahora tenía una buena excusa para sacarle el sufrimiento a Eiji con muchos mimos. Por favor, que las horas pasaran rápido.


(…)


Pero las horas pasaron tan lentas como si hubieran embrujado los relojes. Oishi no sería Tezuka pero tenía su cuota de fanatismo en lo que a entrenamientos exhaustivos se refería. Y como Eiji era su pareja de dobles, no podía hablarle mucho que digamos. Todo esto se combinó para que el dulce y amable Syusuke Fuji se convirtiera en un monstruo sádico que gozaba al ver a sus compañeros en manos de Inui y su temible jugo venenoso. Claro que, cuando fue el turno de Kikumaru, se encargó de distraer al de lentes para cambiar esa horrible pócima por una botella de agua con colorante. Eiji le agradeció con la mirada.


Mientras se cambiaban en el vestuario, el nerviosismo de ambos chicos aumentó notablemente. Syusuke no quería que pasara de esa tarde: estaba decidido a conseguir a Eiji como novio a cualquier costo, pero la perspectiva de pedírselo no dejaba de intimidarlo (un poco, claro).  En cambio, el pelirrojo acróbata del Seigaku no podía dejar de pensar en las palabras que el castaño había dicho a Raimei: ¿de verdad lo había descubierto y no decía nada?


-Ya estoy listo, Fuji-san- anunció (Syusuke hizo un esfuerzo para no babear).


-Excelente. Dime, ¿prefieres que vayamos a algún sitio, o al aire libre está bien?


-Oh… ¿no podríamos simplemente caminar? No quiero mezclarme con gente.


-Lo que tú digas. Vamos- dijo, ofreciéndole galantemente el brazo. Eiji dudaba, así que agregó:- no tiene nada de malo que dos amigos vayan del brazo, ¿o sí? No seas tímido.


“Es un sinvergüenza”, pensó Eiji divertido mientras lo agarraba. Algunos del club los vieron salir pero no comentaron nada, quizá porque de lejos no se notaba como Syusuke lo acercaba hacia sí, tratando de establecer el mayor contacto físico posible. Eiji lo notó de inmediato, pero no hizo nada por impedirlo… al fin y al cabo, ¿Qué más quería que el prodigio lo llevara del brazo y tratara de congraciarse con él? Tal vez así no tendría que seguir recurriendo a Lover para llamar su atención.


Caminaron un largo rato, charlando de asuntos más triviales o de los próximos partidos contra Jyousei Shounan, tanto como para aflojar la tensión que podían llegar a sentir. Cuando quisieron acordarse ya había oscurecido bastante y estaban en un parque.


-Ven, Kikumaru; sentémonos.- Fuji le señaló una cómoda banca y Eiji se desplomó encima, cansado. Los faroles encendidos hacían que pudieran verse bien las caras. Con miradas furtivas los dos examinaron el semblante del otro, y sus pensamientos fueron idénticos: “es hermoso”.


-Fuji, mejor te apuras antes que se haga más tarde. En casa se preguntarán donde estoy.


-Yo te llevo a tu casa y le explico a tu familia después. Ahora quiero hablarte de algo muy importante.


Suspiró.- Está bien. Creo que ya sé sobre que es.


-Tú me preguntaste por qué si amo a Lover te besé a ti en el colegio- empezó- la respuesta es que no sé si lo amo lo suficiente como para serle fiel si ni siquiera lo conozco. ¿Entiendes? Si yo lo hubiera visto sería distinto, no hubiera sido capaz de ofender a alguien que me ha entregado su corazón.


Pero… como no es así, y como en verdad deseaba besarte, no hallé motivos para contenerme.


-Pero, ¿por qué yo?- insistió el acróbata- se supone que soy tu mejor amigo.


-Y lo eres- afirmó Syusuke- siempre lo has sido. Es solo que desde que descubrí mis gustos, he estado buscando, más no sea con la mirada, a alguien a quien amar y con quien compartir mi vida. Sé que esto sonará cursi, pero, Eiji, tú fuiste el único que me provocó estas cosas…


-¿Estás diciéndome que yo… te gusto?


-Sí.- Con esa sencilla palabra Syusuke se le acercó un poco más y le puso una mano en la cintura.- Me di cuenta que me gustas y que eres la persona que más deseo en el mundo.


-Syusuke… yo no sé qué decir…


-Solo di que me darás una oportunidad- suplicó con ojitos brillantes- déjame mostrarte que no miento y que mis intenciones contigo son serias.


La respiración de Eiji se aceleró cuando el castaño le colocó la otra mano en la nuca y lo fue acercando hacia sí hasta tener los labios sobre los suyos. Lo primero que sintió fue como se le aflojaban las piernas, y lo segundo esa boquita de ángel preciosa que sabía a miel. Por Dios que Syusuke besaba muy bien, tanto que toda su irritación terminó de esfumarse y le echó los brazos al cuello al galán. Fuji bajó la mano hasta la cintura y lo estrechó también, por lo que ambos muchachos quedaron tiernamente enlazados, intercalando besos suaves e inocentes con otros más apasionados y calientes, con frecuentes jugueteos de lengua e intercambio de saliva. La cosa se estaba poniendo tan encantadora que Syusuke aprovechó para acariciarle un poco las caderas, cosa que hizo frenarse a Eiji, aunque esta vez fue con calma y no con rabia.


-No aquí. No me gusta pensar que alguien podría estar viéndonos.


-Está bien, neko, como tú quieras- contestó Fuji, mimoso.- ¿Ya no estás enfadado?


-No- y al decirlo se puso tan rojo como su propio cabello- aunque aún me cuesta creer que el lindo del Seigaku me haya elegido… ¿no es una broma, verdad?


-¿Cómo se te ocurre? Claro que no. Tú eres mi neko, mío, mi precioso. Y hay algo más que quiero decirte.


Eiji contuvo el aliento.- Dime, Fujiko-san.


Syusuke se inclinó ante Eiji como todo un caballero antiguo.- ¿Quieres ser mí novio?


-¿Q… qué… que dijiste, Fujiko-san?


-Pregunté si me harías el honor de ser mi novio, Eiji Kikumaru.- Syusuke abrió los ojos y dejó ver sus increíbles zafiros brillantes.- Te amo, te amo con todo mi corazón, necesito de ti para seguir viviendo. Onegai, di que sí. Dime que me aceptas.


Al pobre Eiji se le saltaron las lágrimas y se inclinó para abrazar a Syusuke, apoyando la cabeza sobre su hombro.


-¡Sí, sí, te acepto, claro que te acepto! ¡Yo te he amado en secreto desde que entré a Seigaku y te conocí!- ahora lloraba todavía más- ¡He soñado todas las noches con que tú me amaras de la misma forma!


-Pero Eiji querido, ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué callaste un sentimiento tan hermoso por tanto tiempo? Debes haber sufrido tanto y yo ni enterado…


-¿Cómo hubiera podido? Hay cientos de chicas detrás de ti, las de nuestro colegio matarían por salir contigo, además, pensé que ya no querrías ser mi amigo si sabías… de…


-No llores, precioso- lo consoló al sentir como temblaba- imagino lo difícil que debió ser y no pretendo que sufras más recordándolo todo. Tranquilo.


Eiji se acurrucó aún más sobre él y desde luego Syusuke no opuso ninguna resistencia. En cuanto el pelirrojo estuvo lo bastante fuerte como para levantar la cara el prodigio lo besó en la punta de la nariz, sonriéndole animador.


-No quiero que vuelvas a llorar nunca más, mi amor. Quiero que seas el más feliz y afortunado de todo Tokyo. Prométeme por favor que, si alguna vez te sientes mal o te pasa algo, cualquier cosa, acudirás a mí. ¿De acuerdo?


-Está bien, Syusuke- aceptó Eiji con un hipido.- Trataré de no molestarte mucho.


-¡Que tonterías! Tú no podrías molestarme jamás. Te lo digo en serio, a la hora que sea, cuando sea, ven a mí y yo te curaré cualquier tristeza que tengas.


Selló sus palabras con otro beso- de los suaves-, y luego ayudó a Eiji a incorporarse. Le subió el cierre del blazer, pues a esa hora ya hacía frío, y luego le tomó la mano.


-Y tal como te lo prometí, ahora te llevaré a tu casa, sano y salvo.


Por el camino casi no hablaron. No hacía falta: sus miradas lo decían todo. La forma en que Syusuke apretaba su mano. Su cálida presencia. Eiji casi lamentó cuando estuvieron a la puerta de su casa.


-Bueno, me temo que esta es la parte en la que debo irme.


Eiji hizo un puchero que fue un flechazo directo al corazón.- Lo sé. Aunque no me gusta.


-Ni a mí. Te propongo una cosa: mañana yo te pasaré a buscar para ir al colegio. Así estamos juntos desde temprano. ¿Qué te parece?


-Pero Syusuke, tú vives entre el colegio y mi casa, tendrías que madrugar demasiado…


-No importa. Por ti haría cosas mucho más locas, esto no es ningún sacrificio.


-Está bien- aceptó al fin el acróbata- entonces, hasta mañana, Fujiko-san.


-Hasta mañana Eiji querido.


Syusuke lo besó en la mejilla, dudosamente cerca de los labios, cosa que hizo sonreír a Kikumaru. Observó como su ángel se alejaba, y solo entró a la casa cuando lo perdió de vista.

Notas finales:

No se me ocurre nada que agregar :) si a ustedes sí escriban su pregunta


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