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La Persona que Deseás por Kurenai Mido

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Notas del capitulo:

Último capítulo! Espero que les haya gustado ^^

Unas pocas aclaraciones (una única aclaración en realidad): Lash Café es un sitio perteneciente a mi ópera prima, My Wish, Your Wish (abreviado Maui-Youi), una novela yaoi que estoy pasando en limpio. Austin es el gerente de dicho Café y Trinity es la hija del dueño que está trabajando allí a medio tiempo para ganar experiencia, pero en realidad ella pertenece a oootra historia mía, ElemenTales, una historia de corte sentai en donde interpreta a una heroína con poderes de viento (y en su  vida normal es precisamente la heredera del restaurante Lash. Y su madrastra Lucy, ahora que me acuerdo, aparece en un fic mío de Death Note, aunque no recuerdo exactamente cual... jeje me gustan más los crossover que a las CLAMP)

Dicho esto lean y disfruten (hay sexo!!)

Los titulares de Seigaku estaban en el vestuario cuando apareció Syusuke, que se había quedado un poco más charlando con la profesora Ryuzaki. De inmediato las miradas recayeron en Eiji, que justo salía de la ducha y se sonrojó bastante al ver a su sexy novio ir hacia él.

 

-Me ducho yo también y nos vamos- le susurró el castaño al oído.

 

-Bueno, tal vez deberíamos irnos, ¿no crees, Ryoma?- dijo Momoshiro con una sonrisa cómplice.

 

-Hay que dejar solos a los tortolitos- coincidió el príncipe. Fuji le lanzó una mirada de rencor.

 

-Sí, será mejor que no nos veas, Ryoma, así no extrañarás a Tezuka.

 

-Pero que cruel eres a veces- recriminó Oishi cuando el menor se fue.- Solo era una broma.

 

Syusuke no le hizo caso y se metió a las duchas, pero el pelirrojo contestó por él.- Syusuke no es cruel, pero estuvimos soportando esas bromas todo el día y ya estamos cansados.

 

-Supongo que tienes razón. Ah, por cierto- bajó la voz- ¿ya le contaste lo de Lover?

 

-No- contestó preocupado.- No, pero debiera hacerlo hoy mismo. Ahora quiere buscarlo para decirle que yo soy su novio… realmente, es todo tan absurdo que no se si reír o qué.

 

-Él te entenderá, estoy seguro. Salta a la vista que te ama.

 

-Lo sé. Eiji sacudió la cabeza feliz.- ¡Y todavía no lo puedo creer!

 

Oishi le palmeó el hombro.- Primero Tezuka, y ahora tú, y los dos son tan felices. ¿Sabes qué? Me alegro muchísimo que al fin estés con Fuji.

 

Para cuando el castaño salió de la ducha el vestuario ya estaba vacío, a excepción de su novio, claro. Syusuke se frotó el pelo con sensualidad y luego, “sin querer”, dejó que se le cayera la toalla que llevaba atada a la cintura, dejando todos sus atributos al descubierto.

 

-¡Syusuke!- exclamó Eiji con una voz muy aguda- ¡Tápate ahora mismo!

 

-¿Pero por qué, mi amor?- preguntó haciéndose el inocente- si aquí solo estamos tú y yo.

 

-¡Por eso mismo, no quiero verte desnudo! Ponte la toalla ahora.

 

-Eso dolió- dijo el castaño meneando la cabeza- creí que te gustaba y ahora resulta que te avergüenza mirarme. ¿Acaso te desilusioné?

 

-¡N… no! Pero aquí puede entrar cualquiera, vístete, por favor.- A pesar de sus palabras, Eiji no podía evitar mirarlo ahí. Había fantaseado millones de veces con esa situación, pero ahora que lo tenía enfrente no sabía cómo reaccionar. Syusuke era tan precioso, tenía una piel maravillosa y un cuerpo simplemente para el crimen. Dios había sido muy generoso a la hora de hacerlo hombre. Casi sin querer imaginó que esa cosa lo rozaba, lo excitaba, y luego se introducía en él… la perspectiva lo hizo estremecerse y no precisamente de miedo.

 

-¿Qué pasa, neko? ¿Tienes frío?- preguntó Syusuke, acercándosele con aire preocupado. Eiji tembló más y empezó a farfullar incoherencias, mientras el prodigio asentía por fuera y se reía por dentro. No era tonto y había notado la mirada del acróbata sobre él, cosa que le encantaba y lo excitaba. Se moría de ganas de abrazarlo y tocarlo, de comérselo a besos como la otra vez, y si se descuidaba pronto empezaría a notársele.

 

-¡Syusuke!- chilló el pelirrojo cuando su novio se sentó junto a él.- ¿En qué estás pensando?

 

-¿Qué?

 

-¡Estás excitado! ¡Tápate ya mismo!

 

-Uy.- El castaño se miró y se dio cuenta que tenía una erección que sostendría una toalla, y suspiró.- Si no fueras tan hermoso esto no me pasaría.

 

-¿Ahora la culpa la tengo yo?- rezongó Eiji.- Vaya a saber que te estabas imaginando para quedar así.

 

-Si quieres te lo digo- sin darle tiempo a nada el prodigio lo atrajo hacia sí y le inclinó un poco la cabeza: en esa posición Eiji tenía una magnífica vista.

 

-¡Fujiko-san!- exclamó sin poder creer lo que estaba pasando. ¿Tenía que seguir actuando indignado o debía sucumbir a sus bajos instintos? El calor empezaba a apoderarse de todo su cuerpo al sentir como Syusuke lo abrazaba más y le explicaba con consideración que tendría que masturbarse si quería desaparecer ese problema, pero que no quería hacerlo delante suyo para no ofenderlo. No se le ocurría otra posibilidad.

 

-¿Tal vez a ti se te ocurra algo, Eiji?

 

Sí, se le ocurría algo, pero le daba una enorme vergüenza. No podría.- No… será mejor que me salga un rato mientras tú te… oh, bueno, entiendes…

 

-Claro, claro, es lo mejor. Además empieza a dolerme, no me aguanto más.

 

Eiji tragó saliva y se encaminó a la puerta, pensando en esas palabras. Oyó un gemido suave de su pareja, luego otro, y mientras abría el picaporte miró por sobre el hombro: Syusuke tenía la mano derecha ocupada y una expresión de éxtasis que iba más allá de su imaginación. Juntó valor, cerró la puerta de un golpe y volvió junto a su novio.

 

-Eiji, pensé que esperarías afuera. ¿Qué sucede?

 

-Se me ocurrió otra forma de ayudarte… solo si tú quieres, claro.

 

Syusuke asintió con una sonrisa maligna mientras Kikumaru se arrodillaba frente a él, evidentemente nervioso.- Relájate, mi amor, lo harás bien. Yo confío en ti.

 

Abrió las piernas y Eiji se acomodó en el hueco, tratando que el corazón no se le saliera del cuerpo. Syusuke lo tomó por el mentón y susurró:- Estoy en tus manos, mi amor.

 

Eiji asintió, algo más tranquilo. Luego usó ambas manos para acariciar un poco ese largo y erecto miembro viril, que empezó a sacudirse como si tuviera vida propia. Una vez pasada la impresión inicial le tomó el gusto al asunto, apretó un poco más, notando con satisfacción que ante su toque se endurecía más.

 

-Vas muy bien, cariño, muy bien. Puedes creerme. Eres increíble.

 

Eiji le creía; el problema era que no podía solamente acariciarlo, tendría que usar su boca, y eso si que le asustaba. A su manera, era un virgen muy pudoroso y no quería decepcionar a su novio. Tomó la punta entre sus dedos y se acercó para lamerla, despacio, una y otra vez hasta que se acostumbró al sabor. Entonces respiró hondo y chupó un poco (Syusuke gimió), descubriendo que era una delicia. Empezó a besarlo en toda su longitud, intercalando con lamidas sugestivas que dejaban su rastro de saliva tras de sí. El prodigio le acarició el pelo, animándolo a seguir.

 

-Me encanta como lo haces, neko… dame más, onegai, es tan placentero…

 

Eiji soltó una risita y se la metió en la boca, chupando como si se tratara de una fruta especialmente deliciosa. Nunca pensó que hacerle eso a un hombre iba a resultar en el placer más absoluto y erótico de sus catorce años de vida, pero así era. Se animó a morderlo y unas gotas de líquido preseminal le cayeron encima, cosa que le gustó. Iba por buen camino.

 

Syusuke soltaba jadeos perversos, demostrando lo mucho que le gustaban las atenciones del acróbata pelirrojo. Eiji estaba succionándolo un poco más fuerte, y ya casi se lo había tragado todo.

 

-¿Te gusta, Eiji? ¿Te parece que soy rico?

 

Eiji asintió mientras su lengua recorría con ávido placer cada centímetro del pene de su novio, extasiado y embriagado de erotismo. Nunca había probado nada igual.

 

-Eiji… yo… me voy a correr neko… haaaaa…

 

Eiji recibió de golpe una enorme cantidad de semen que se le escurrió de la boca, obligándolo a apartarse. Fuji temblaba con los ojos cerrados y la respiración entrecortada, mientras seguía eyaculando de a chorros.

 

-¿Todo eso por mí, Fujiko-san?

 

-Ahá…

 

-Quien lo diría- comentó impresionado. Se acercó de nuevo y cubrió con su boca el miembro de Syusuke, bebiendo el resto del semen con total tranquilidad, aunque por dentro le diera cierta cosa ese sabor agridulce y esa consistencia pegajosa. Supuso que con el tiempo se acostumbraría.

 

Una vez que hubo dejado bien limpito al castaño se apartó y se relamió él mismo como un gato, pues se había ensuciado bastante. El problema era el charco que goteaba desde la banca hasta el suelo.

 

-Yo me encargo- dijo Syusuke- solo espera que me vista.- Diez minutos después, ya con el uniforme del colegio, el prodigio se acercó con una toalla mojada y limpió a conciencia el sector donde se había acabado, hasta asegurarse que no había quedado ni una gota de semen que lo delatara.

 

-Los otros saben que nos quedamos solos- señaló el castaño- van a suponer que hicimos alguna cosa, pero no van a saber. Bueno, ya está. Limpio como cocina de hotel cinco estrellas.

 

-¿Y cuando algún novato vaya a lavar la toalla, qué?

 

-Tendré que llevármela, es la prueba del delito- dijo dejándola caer en su bolso con satisfacción. Luego abrazó a Eiji por la cintura, como sabía que le gustaba.- Por cierto, mi amor… muchas gracias por lo de recién. Lo hiciste estupendamente bien.

 

-Bueno, gracias- balbuceó Kikumaru con una risa nerviosa.- La verdad es que nunca había hecho algo así y no sabía si te iba a gustar o si te decepcionaría.

 

-Pues me gustó, y mucho. Cuando quieras cobrarte el favor, solo avísame.

 

Se besaron un poco más y después por fin salieron, para pasear de nuevo mientras iba anocheciendo sobre la marcha. Esta vez enfilaron hacia el centro comercial y se metieron en un café llamado Lash.

 

Era una bendición de Dios estar en ese cómodo y calentito refugio, sorbiendo café mientras veían como afuera oscurecía. Era una de esas citas románticas que Eiji tanto había soñado en su habitación por años, algo que si lo pensaba bien le daban ganas de llorar. Agarró la mano libre de Syusuke con fuerza, casi con miedo que esa realidad estallara en sus narices como una burbuja; el castaño entendió como se sentía, dejó su taza y le acarició la mejilla.

 

-No estés triste, mi amor- le dijo con suavidad- tienes que acostumbrarte a ser feliz porque yo me propongo darte momentos así siempre.

 

-Syusuke, yo te lo agradezco, pero antes que sigamos debería decirte algo.

 

El prodigio se puso en alerta. Intuía lo que iba a decirle Eiji.- ¿Sí?

 

-Es sobre Lover.- El corazón empezó a latirle más rápido.- ¿Aún sigues intrigado por saber quién es?

 

-Claro. Ha sido tan atento conmigo, que lo mínimo que puedo hacer es devolverle esa atención.

 

-Contarle de mí.- Syusuke asintió.- A menos que él ya lo sepa. Fujiko-san, todos en la cafetería vieron como nos besábamos. Los que no lo vieron deben haberse enterado ya. ¿Por qué solo no lo olvidas?

 

-No, Eiji, no puedo. No puedo romperle el corazón de esa manera. Debo encontrarlo y agradecerle por toda su ternura y sus atenciones, pero dejándole en claro que encontré el verdadero amor de mi vida.

 

Eiji se retorció en su silla, incomodo. Nunca imaginó que las cosas se darían así. Su plan original había sido que Lover citara a Syusuke en alguna parte y allí le confesaría por fin todos sus sentimientos. Jamás se le ocurrió que el prodigio se le adelantaría a él mismo. Había relegado a Lover en sus planes por el Eiji Kikumaru de verdad.

 

-Syusuke, Lover ya lo sabe, no te preocupes por él.

 

-¿Por qué estás tan seguro? ¿Tú lo conoces?- Syusuke se estaba sintiendo culpable y sabía que si seguía así terminaría confesando todo. No podía dejarle todo el trabajo a Eiji.

 

-Sí, yo lo conozco; lamento no habértelo dicho antes, pero él no quería que nadie supiese…

 

-¿Lo ayudaste a entregarme las cartas, y las rosas, y a Zafiro, verdad?

 

-¿Zafiro? Ése es el nombre que se me había…

 

Eiji se calló de repente al darse cuenta que acababa de delatarse solo. Estaba paralizado.

 

-¿Qué se te había ocurrido?- completó Syusuke. El pobre pelirrojo temblaba como una hoja.- Tú no ayudaste a Lover con esos regalos… porque  eres Lover. ¿No es así?

 

-Sí.- No le quedaba más que aceptarlo, aunque estaba tan avergonzado que no despegaba la vista del suelo.

 

-Ese fue el modo que encontraste de decirme lo que sentías… ¿Eiji? ¿Estás bien?- el acróbata murmuró algo.- Disculpa, no te oí, mi amor.

 

-Gomen… gomenasai, Syusuke- logró articular al fin- vas a pensar que soy un idiota. Enviándote todas esas cartas y fingiendo que no sabía nada del asunto. ¡Es tan patético!

 

-No, no lo es- contradijo Syusuke- eres muy tímido y tal vez nunca te hubieras atrevido a confesármelo cara a cara. Además sabes que me adoraba tus cartas y que me derretía con las rosas. Lo sabes.

 

-Pero… ¿no estás enojado que te haya mentido?

 

-No, claro que no.- Suspiró.- Además… te enfadarás con lo que voy a decirte… pero ya lo sabía.

 

-¿Qué?- Eiji no se dio cuenta que había gritado y Trinity, que ese día estaba de servicio, los miró extrañada.- Perdón- dijo Eiji mirándola de reojo.- ¿Cómo que ya lo sabías?

 

-Ayer cuando te enfadaste conmigo no podía dejar de pensar en que te había ofendido- explicó el castaño- así que, cuando la profesora te mandó fuera, tomé tu cuaderno…

 

La mirada de Eiji lo hizo ruborizarse un poco.- Comprende, yo quería saber. Leí lo de las X y entendí enseguida que eras tú, que siempre habías sido tú… y también supe que te amaba, a ti más que a nadie… eh… ¿me oyes?

 

-¡Syusuke Fuji!

 

El grito atrajo a la rubia Trinity y al gerente, Austin, pensando que estarían peleándose, pero se encontraron con un panorama de romanticismo puro: Eiji había saltado sobre Syusuke, lo había enlazado por el cuello y se había apoderado de sus labios en un afán de lo más tierno.

 

-Te amo, Syusuke, te amo, no me importa que lo hayas leído sin permiso…

 

-También te amo, neko, solo quisiera haberlo descubierto hace mucho.

 

-Disculpen- dijo Trinity- ¿Todo está bien?

 

-Sí- afirmó Syusuke con calma.- Todo está mejor que nunca.

 

-Perdón por armar escándalo en su Café- agregó Eiji con un ronroneo- ¡Pero es que amo a este chico!

 

Los miembros de Lash sonrieron y Austin dijo:- Entendemos. Y no hay problema, aquí la política es abierta… ustedes pueden mostrarse su amor si quieren. No nos metemos.

 

-¿En serio? A algunas personas no les gustaría vernos besándonos en su negocio.

 

-Puede ser. Pero si les contara lo que pasó aquí hace no mucho entenderían nuestra actitud de ahora- confesó Trinity en voz baja y pícara.- Sigan con lo suyo que ya les traigo un pastel delicioso para acompañar su café.

 

Syusuke y Eiji aceptaron de buen gusto el pastel y decidieron calmarse un poquito con sus mimos para poder comer, seguros y tranquilos de que, si querían, podían seguir en cualquier momento y para siempre.  

 

                                             Fin

Notas finales:

Bu-uh! Ya se terminó! Fujiko-san pervertido... parece del tipo que hace cualquier cosa a la vista de cualquiera *____* pero así lo queremos igual ^^

Dudas y comentarios aquí mismo por favor! Nos vemos en el próximo fic! 


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