Al día siguiente Syusuke estaba de muy buen humor, y se sometió al interrogatorio de Eiji sobre su estado anímico sin omitir detalles. Inclusive le mostró el papelito que su admirador de la heladería le había dado. El acróbata de Seigaku no lo podía creer.
-Primero eran las chicas, ahora los chicos, ¡mañana conquistarás el mundo!
-¡Kikumaru, no exageres! Sabes que no le doy esperanzas a nadie.
-Por ahora- le recordó- quisiera saber cuándo conozcas a tu enamorado secreto que es lo que harás.
-Yo también quiero saberlo, te lo aseguro.
-Oigan, no pierdan el tiempo- los interrumpió Oishi- entren a la cancha ahora.
-¡Enseguida, compañero!- Eiji saltó dentro y Syusuke lo siguió, deseando por primera vez que fuera la hora de ir a clases. Ni siquiera esperó a su amigo, se cambió a toda velocidad y disparó hacia el colegio.
-Buenos días, Fujiko-san- lo saludaron sus compañeras. Él les hizo un saludo con la mano y se fue directo a su asiento. Con el corazón palpitante tomó una segunda rosa, y revisó las cartas hasta hallar aquella que le interesaba.
“Espero que mi rosa te haya alegrado el día como tú me lo alegras a mí siempre. ¿Sentiste algo al saber que hay un chico que te ama? Como quisiera que no me odies por esto. No me odies, por favor. Yo sé que no tengo esperanzas contigo, pero no puedo evitar amarte como lo hago. xxxLover”.
-Pero que… tierno es…- Syusuke se llevó la carta al corazón y suspiró, profundamente conmovido con esas palabras de Lover. Un rato más tarde llegó Eiji y él lo llamó alegremente.
-¡Eiji, ven, ven! ¡Mira!- el pelirrojo tomó asiento al lado suyo y Syusuke le pasó la carta. Luego lo rodeó por los hombros e inclinó la cabeza sobre él para poder volver a leerla.
-Es una lástima que no haya puesto su verdadero nombre- comentó Eiji.
-Sí, pero es lógico. Seguramente teme que yo lo rechace, pobrecito- dijo el castaño, haciendo un mohín gracioso.- Ahora estoy todavía más interesado en saber quién es. No se me ocurre… ¡un momento, ya sé como averiguarlo!- se volvió hacia sus compañeras.- Disculpen, chicas. ¿Puedo preguntarles algo?
-¡Lo que quieras, Fujiko-san!- dijeron ellas congregándose a su alrededor.
-¿Ustedes no vieron quien dejó está rosa en mi pupitre?
-No, no…- parlotearon por un rato y luego la líder preguntó:- ¿es importante para ti?
-Mucho- exhibió su sonrisa más seductora- quiero conocer a quien me hizo un regalo tan bello.
-¡Kyaaa! ¿Quieres decir que le darás una cita si averiguas quién es?
-Sí- contestó con simpleza. Las chicas armaron un enorme revuelo en torno a eso: era la primera vez en tres años que Syusuke le concedería una cita a alguien. Ese solo milagro eclipsaba el hecho de que ninguna de ellas fuera la elegida, y se comprometieron a ayudarlo a cualquier costo. “Sea quien sea”, decían, “tarde o temprano lo descubriremos”.
(…)
Syusuke mostró la segunda carta a Ryoma, feliz como chico con juguete nuevo.
-¡Oh, Ryoma, Lover me ama! ¡Como quisiera saber quién es!
-Por lo que veo, de ayer a hoy te asumiste, ¿eh, Fuji-senpai?
-Pues sí- admitió el castaño con una risita- aunque es un poco patético que lo haga y no tenga novio, ¿no crees?
-Ya conseguirás uno. No creo que a Syusuke el lindo le falten pretendientes.
Syusuke asintió, pero no le importaba cualquiera. Quería a Lover. El resto de la semana llegaron más cartas suyas y rosas, y con cada una se sentía más atraído hacia él aunque no lo conociera. El viernes, último día, llegó la carta que más lo emocionó de todas.
“He oído que te interesa saber de mí. ¿Acaso eso es cierto, mi amor? ¿Le darías una oportunidad a este tonto enamorado?”
-¡Sí!- gritó Syusuke ante todas sus compañeras.
“Nada en el mundo me haría más feliz que estar contigo, ¿sabes? Te deseo tanto, tanto, que pienso en ti todo el día y me duermo solo para seguir soñando contigo”.
-¡Me muero!- exclamó el prodigio, súper excitado y mordiéndose el labio para no ponerse a chillar como una chica.
“Pero a la vez siento un miedo horrible a que, cuando me conozcas, te desencantes, y eso sí que no lo soportaría. Si mi ilusión llegara a morir…”
-¡Eso nunca!- gritó el castaño- ¡Nunca me decepcionarías, Lover!
-Eh… ¿y si le bajas la voz, que te parece, Fujiko-san?- preguntó Eiji con sorna. El club de fans, que se había juntado como todos los días ante Syusuke cuando recibía su preciada carta (y la rosa), estaba con la boca abierta. Por las palabras de Fuji deducían algo.
-Oye, Syusuke- preguntó la líder con un hilo de voz- esas cartas… son de… son de una mujer, ¿no?
-Ah, bueno, la verdad que no- admitió con calma, haciendo que reinara el mayor de los silencios.- Pero yo jamás dije lo contrario. Ustedes solo dieron por sentado que se trataba de una mujer.
-¿Son cartas románticas de un chico?- preguntó otra.- ¿Y a ti te gustan?
-Me hacen sentir en el séptimo cielo- aseguró con otro suspiro- no conozco a Lover pero creo que me estoy enamorando de él. Lo siento si las decepciono, pero… es lo que me dice mi corazón.
La respuesta fue, a coro, un gigantesco: “¡Kyaaaaaaaaaaaaa!” que por poco los deja sordos.- ¡Nosotras somos tus fans, Fuji-kun! Estamos contigo para lo que sea. ¡Si lo que deseas es a ese chico, lo tendrás!
-Hemos descartado a mucha gente- añadió otra- te aseguro que pronto lo descubriremos.
Syusuke sonrió agradecido ante aquella repentina comprensión y continuó leyendo la carta.
“…si mi ilusión llegara a morir, ¿qué sería de mí? En mi mundo soñado tú y yo somos uno, pero sé que en la vida las cosas raramente están hechas a la medida de nuestros deseos. Lo que significa que tal vez no sea tan digno de ti como quisiera”.
-¡Qué tontería!- estalló el prodigio- ¡Eres la primera persona por la cual me intereso! ¡Eres muy digno!
“Haré lo que pueda para despojarme de este miedo que me paraliza el corazón y poder así revelarte quien soy. Hasta que llegue ese momento (que espero sea pronto) me despido con un beso, uno tan dulce como tus ojos y tan profundo como mi amor por ti. xxxLover”.
Syusuke alzó la vista, temblando de la emoción. Ellas estaban igual o peor, al borde de las lágrimas.
-¡No puede ser más romántico!- gritó de repente, mientras besaba la carta como si fuera el verdadero Lover y decía incoherencias.- ¡Ay, donde estás, donde está alguien que me escribe cosas así…!
-Cálmate, Fuji- aconsejó Kikumaru- todo a su tiempo.
-¿Pero no lo ves? Él me ama, y creo que yo a él. Quiero conocerlo, quiero saber quién es…
-¡Atención, chicas!- gritó la presidenta del fans club- ¡Hay que doblar nuestros esfuerzos! ¡Tenemos que averiguar quién es Lover!- Las otras la apoyaron y salieron como un huracán a indagar gente que podría haber visto al enamorado secreto dejando sus presentes. En tanto Syusuke doblaba prolijamente la quinta carta y la guardaba junto a las otras, con una sonrisa aún más grande de lo habitual y sus ojos zafiro brillando como dos reflectores.
-¿Estás muy emocionado, no es así?
-Kikumaru, eso es poco para describir lo que siento.- De repente Syusuke lo abrazó, aún temblando.- ¡No puedo esperar más para conocerlo! ¡Lover tiene que ser mi novio!
-Oye, oye, cálmate- dijo el acróbata riendo- ¿Cómo tu novio si no lo conoces siquiera?
-No importa, va a ser mi novio igual.
-¿Por qué no esperas a conocerlo y a ver si te gusta y si en verdad lo amas antes de hacer algo?
Syusuke lo soltó de repente, enojado.- No necesito verlo para tomar una decisión porque sé en lo profundo de mí que nos vamos a llevar muy bien. Deberías alegrarte por mí, si fueras mi amigo de verdad.
Eiji no supo que responder y al final no dijo nada, optando por concentrarse en su tarea. El castaño no intentó hablarle tampoco, aunque reconocía que se le había ido la mano. Claro que Eiji tenía razón en eso de que no lo conocía, pero en tan poco tiempo Lover se le había metido en el corazón y en los pensamientos, y no quería que nada de nada alterara la imagen que se había formado de él.
Durante el entrenamiento Eiji se pegó a Oishi, practicando dobles contra Momo y Sadaharu; no se acercó a Syusuke para nada y éste se sintió molesto. Ryoma, que parecía estar saliendo un poco de su apatía, preguntó al castaño si estaba todo bien.
-No- contestó con franqueza- le contesté mal a Eiji y ahora no se me acerca ni me habla.
-Yo pensé que ustedes eran los mejores amigos. ¿Por qué discutieron?
-Ryoma, ¿tú también crees que me estoy apresurando con lo de Lover? Haciendo planes cuando ni siquiera lo conozco, ni sé cómo es…
-¿Se pelearon por eso?
-No exactamente.- Syusuke le pegó a una pelotita con mucha fuerza antes de seguir.- Él solo me aconsejó que me calmara, lo cual es lo más sensato, y yo le contesté con grosería.
-¿Tanto te gusta ese Lover que te peleas con tu mejor amigo por él?- preguntó Ryoma- ¿Eres idiota o qué?
El castaño sonrió.- Me lo merezco. Y creo que iré a pedirle disculpas a Kikumaru.
Justo en esos momentos el pelirrojo terminaba un partido y se alejaba en dirección al bebedero, y Syusuke lo siguió. Se acercó a él sigilosamente, y cuando estuvo detrás suyo…
-¡Eiji!- exclamó abrazándolo. Apenas lo hizo se dio cuenta que Eiji estaba temblando y que lloraba, pues sus sollozos le llegaban con claridad.- Eiji, amigo, ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?
-¡No… no… suéltame!- trató de soltarse, pero el castaño lo estrechó con más firmeza.
-¿No estarás llorando por mí, verdad? Por favor, soy tu mejor amigo, dime qué te pasa.
-Nada.- Syusuke lo hizo girar y lo miró de frente. Kikumaru tenía los ojos y la nariz colorada, aunque intentó ocultárselo, y él se sintió culpable. Sus zafiros brillaron, tratando de contagiarle algo de su calidez.
-Perdóname por haberte contestado mal, Kikumaru, sé que me porté como un enajenado y te pido mil disculpas. Tú tienes toda la razón, debo calmarme, no actuar como un tonto.
-Yo no soy quien para meterme en tu vida- dijo el pelirrojo a trompicones- es lógico que estés entusiasmado con ese chico, es la primera vez que te enamoras y él es muy romántico, ¿por qué no habrías de entusiasmarte y actuar impulsivamente?
-Shh… no digas más. Respira hondo, tranquilízate y no llores.
Syusuke volvió a pasarle los brazos por la cintura, y Eiji, tras un titubeo, lo enlazó por el cuello, recostándose sobre su pecho para llorar sus últimas lágrimas. Syusuke se sintió muy extraño, sabía que debía consolarlo, pero lo que no sabía era si estaba bien que le excitara tenerlo entre sus brazos.
Eiji era gracioso, alegre, divertido, pero también era muy sensible y sufría cuando se peleaba con un amigo querido. Era su deber devolverle la sonrisa, y no volver a ofenderlo nunca.
-No te apures- le dijo al acróbata- puedes quedarte aquí todo lo que quieras.
Aquello se estaba poniendo cada vez más dudoso, lo admitía. Pero era una sensación tan agradable que no deseaba romperla. Le hacía acordar a cuando era pequeño y consolaba de la misma forma a Yuuta. Se preguntó si sería lo mismo cuando por fin conociera a Lover.
-¡Uf! Ya se me pasó, Fuji, ya recuperé el sentido- dijo Eiji levantándose de su cómodo refugio. Syusuke estuvo a punto de protestar pero se contuvo, porque iba a sonar raro.
-De acuerdo. Pero ya no volveremos a pelear, ¿eh?
-No, no. Bueno… ¿no tendríamos que volver al entrenamiento? Oishi se enfadará… o peor… Sadaharu nos obligará a tomar su zumo- al decirlo hizo una mueca de horror.
-Entonces me quedaré un rato más- contestó el galán con una sonrisa perversa- ese zumo es delicioso.
-¡Argh! ¡Tú estás loco, Fujiko-san! ¡Allá tú si quieres morir envenenado!
Eiji salió corriendo y Syusuke se echó a reír, parte por lo del jugo y parte por ver a su pelirrojo compañero de nuevo bien y alegre.