Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Different Souls por RyuzakiL

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es mi primer fic de una pareja tan... ¿extraña? Si, posiblemente esa sea la palabra correcta.

Solo decir que tengo grandes espectativas con este fic y espero que llegue a agradar a la gente como me ha agradado a mí escribirlo para ustedes.

Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Espero que disfruten del primer capítulo y me dejen sus opiniones.

Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto

Capítulo 1: Sabaku no Gaara

Me paseaba por las calles del centro de la cuidad sin nada que hacer realmente. Intentaba despejarme la cabeza y no pensar en la estúpida cena de negocios que tendría lugar esa noche en mi casa. Y para colmo, tenía que estar presente sin siquiera trabajar en la empresa ni haber estudiado en la Universidad.

De pronto, me vinieron a la cabeza las palabras de mi padre.

La pareja que vendrá a casa esta noche tiene dos hijos de la edad de cada uno de vosotros dos. El mayor decidió tomar el apellido de su madre. Sus nombres son Akasuna no Sasori y Sabaku no Gaara. Sasuke, tú te ocuparas del menor, Gaara, y tú Itachi, de Sasori. Haced que se sientan como en su casa. Mientras más contentos se marchen de aquí, más posibilidades tengo de cerrar el trato con éxito.

Lo olvidaba, mi padre solo me quería ahí para que hiciera que ese niño rico al cual no conocía de nada se sintiese a gusto. Solo espero que no me dé muchos dolores de cabeza… Esto es realmente molesto.

Miré la hora en mi reloj de pulsera. Las ocho, y la cena empezaba a las nueve. Tardaba meda hora en llegar a mi casa, pero también debía arreglarme antes de recibir a nuestros invitados.

—Tengo que darme prisa…—susurré para mí mismo antes de caminar hacia mi casa con un aura asesina a mi alrededor. Recorría las calles en silencio y, en cuanto la gente veía mi rostro, se apartaban de mi camino con miedo, dejándome pasar.

Sabaku no Gaara… ¿eh?

Tenía cierta curiosidad por saber qué clase de persona sería ese Gaara. ¿Qué aspecto tendría? ¿Qué clase de estilo usaría a la hora de vestir? ¿Cuál sería su ideología y forma de pensar? ¿Y su carácter? ¿Sería amable o más bien frío y antipático como yo?

De pronto escuché unos pasos apresurados a mi espalda, como si alguien estuviera corriendo. Cuando menos me di cuenta estaba de cara en el suelo con un peso extra en mi espalda.

—Lo siento-me dijo con voz neutra la persona que había provocado mi caída. — No te había visto.

—Tsk… Como sea.—dije molesto y un poco nervioso. Podía notar un sonrojo en mi rostro.—  ¡Quítate de encima de mí!-le exigí gritando.

No se levantó. Acercó su rostro a mi oído, haciendo que un escalofrío me recorriera el cuerpo y un jadeo casi inaudible se me escapara.

—Eres lindo…—susurró suavemente. Me sonrojé de sobremanera y me levanté inmediatamente como medianamente pude. Miré al tipo, el cual también se había levantado.

Su cabello rojo algo despeinado me llamó la atención de sobremanera. Su piel era tan o más pálida que la mía y dos ojos preciosos ojos color verde agua brillaban en su rostro como dos estrellas. Mi mirada se centró en el kanji de su frente. ¿”Amor”? qué curioso. Vestía unos pantalones negros y una camiseta del mismo color. Encima de ésta tenía una camisa abierta tan roja como su pelo con las mangas remangadas hasta medio brazo. Llevaba puestas unas zapatillas negras con cordones rojos. Un reloj de pulsera negro adornaba su muñeca izquierda y una gargantilla se ataba a su cuello. De ella colgaba un pequeño símbolo, el Yin Yang.

Definitivamente, esos colores le sentaban genial. El rojo y el negro eran sus colores por excelencia. No podía dejar de mirarlo… era un chico demasiado lindo.

¿Qué estás pensado, Sasuke? ¡Tú no eres gay!

Me di la vuelta y sin más, seguí mi camino de vuelta a casa. El chico pelirojo empezó a caminar por mi misma dirección. Pensé que pronto tomaría otra ruta. Me molesté por el hecho de que ya había pasado rato y aún no lo hacía.

— ¿Me estás siguiendo?—le pregunté molesto, girándome para mirarlo.

Él se quedó callado unos segundos, sin apartar su mirada de la mía, como si estuviera viendo a través de mis ojos. Me sentía como si estuviera viendo mi alma en ese preciso momento.

—No te estoy siguiendo-habló al fin. — Simplemente tengo que ir por la misma dirección que tú.

—Tsk… Qué molesto—me quejé antes de seguir mi camino con él detrás. A unos cuantos metros de distancia divisé mi casa, por no llamarla mansión. Bueno, lo de mansión era exagerado, no era tan grande, pero tampoco tan pequeña como para llamarla “casa”.

¡Estoy salvado! ¡Por fin me desharé del pelirojo!-pensé en mi fuero interno… hasta que me percaté de que se dirigía a la puerta de mi vivienda.

— ¡Eh, eh! ¿A dónde te crees que vas entrando a mi casa?—pregunté molesto poniendo mi mano en su pecho, deteniendo su avance.

Él me miró sin comprender. ¿Es que es tonto o qué?

De pronto sentí como la puerta de la entrada se habría a mi espalda.

— ¡Sasuke!-era mi padre. — ¡Gaara! ¡Al fin llegáis!

¿Gaara? ¿Este tipo es Gaara?

—Lo siento, señor Uchiha. — respondió el chico, al cual seguía impidiendo su avance con mi brazo. —Me he retrasado un poco y una de las causas es este chico de aquí. — dijo señalándome con un dedo níveo.

¿Este chico de aquí? ¿¡Es que acaso no ha oído mi nombre!?

— ¿Te refieres a mi hijo?—por la expresión que puso Gaara, no sabía que yo era el hijo de Uchiha Fugaku.

Solté a Gaara, más molesto que antes y entré a casa, sintiendo la mirada de ambos en mi persona. Cuando pasé por el pasillo que daba a las escaleras, pude entrever por el hueco de la puerta que daba a la sala que los padres de Gaara ya habían llegado. Sin mirar más, subí hasta llegar a mi habitación, ya los saludaría más tarde.

Giré el pomo plateado de la puerta y cuando hube entrado la cerré a mis espaldas. Suspiré con pesadez. Al parecer sí me va a dar dolores de cabeza el tal Gaara… Fui a mi armario y saqué la ropa que me pondría y seguido de esto, fui a darme una ducha. Me mantuve bajo el agua unos largos y relajantes quince minutos y salí de la bañera. Até la toalla a mi cintura y me observé al espejo. No es por ser un creído pero… la verdad es que era completamente irresistible. Con estos pensamientos me fui a vestir.

De mi velador tomé un pequeño bote de desodorante antes de darme cuenta de que no estaba solo en la estancia. Di un pequeño salto al ver de quien se trataba.

—¡¡Ahh!! ¿¡Qué haces tú aquí!?—Gaara estaba sentado en el borde de mi cama con expresión indiferente.

—Tardabas mucho y tu hermano me pidió que viniera a buscarte. Él está demasiado ocupado hablando con Sasori, mi hermano. Parece que se llevan muy bien.—dijo pensativo.

Todo lo contrario a nosotros—pensé. Por lo menos Itachi se lo pasa bien…

— ¡Ese no es motivo para que entres a mi cuarto sin avisar!—grité con un tic en el ojo. ¡No tenía derecho a entrar aquí! ¡Además yo estaba desnudo!

Gaara, como si no le hubiera dicho nada, se quedó completamente callado, observándome con sus ojos verde agua desde el borde de mi cama. Eso me puso nervioso. Sentía su mirada clavada en mi persona, como si me estuviera analizando por completo.

—Tienes buen cuerpo.

Esa fue la gota que rebasó el vaso. Sujetándome la toalla para que no callera de repente, cogí al intruso de la camisa y lo arrastré hasta la puerta de mi habitación, echándolo de mi espacio privado.

— ¡No entres hasta que me haya vestido!-le avisé a través de la puerta.

Me dirigí a mi cama y tomé el desodorante para ponérmelo de una santa vez. Me puse unos bóxer azules y tomé una camiseta negra manga corta y me la puse tranquilamente, seguido de una camisa azul encima abierta y me remangué las mangas hasta medio brazo. Me puse unos pantalones negros y zapatillas el mismo color. Cuando me miré en el espejo de cuerpo entero me di cuenta de que iba vestido prácticamente igual que Gaara, solo que combinando azul y negro en vez de negro y rojo. No le di la menor importancia y me peiné, intentando que no se me cruzaran los cables con el incordio que me ha tocado aguantar.

Se supone que debía llevarme bien con él… Si hemos empezado con tan mal pie, no sé si la cosa se arreglará. Bueno, tampoco es que sea mi problema. Papá es el que necesita esto, no yo. Además, si Itachi se lleva bien con Sasori no es necesario que haga nada.

Tomé el pomo de la puerta de mi habitación y lo giré lentamente, pensando en que Gaara ya habría bajado y no tendría que verlo de momento. Al entreabrir la puerta pude divisar un lacio y despeinado cabello rojo.

—Tsk… No tenías que esperarme—le dije. Pensé que era Gaara, pero al darse la vuelta pude comprobar que no se trataba de él.

Otro chico pelirojo se encontraba ante mí, vestido enteramente de negro. El único color de su persona eran las letras blancas de su sudadera y su pelo rojizo.

—No estaba esperándote. Mi hermano bajó diciendo que estabas de mal humor. Itachi quería venir en tu busca pero lo llamó tu madre para que la ayudara, así que terminé viniendo yo.—recitó con una voz neutra. No mostraba signo de ningún sentimiento.

Un momento… ¿Hermano? Ahora caigo. Él es Sasori. Esos dos son muy parecidos excepto por las ojeras y el kanji de la frente. Por lo menos el mayor de los hermanos parece tener respeto por la privacidad de los demás. ¡Itachi, te lo cambio!

— ¿De mal humor? Bueno… si, un poco. Pero porque tu hermano entró sin preguntar a mi habitación estando yo semidesnudo.

Sasori abrió un poco los ojos en signo de sorpresa, la cual duró un corto segundo. Después volvió a la expresión serena de antes.

—He de reconocer que no me extraña, Gaara siempre ha sido así. Desde aquel día es como si no tuviera sentimientos ni sintiera ningún tipo de vergüenza.

Tú también pareces carecer de sentimientos, no es por nada. Un segundo… ¿Aquél día? ¿A qué se referirá? No quería quedarme con la duda y simplemente se lo pregunté.

— ¿A qué te refieres con “aquél día”?—Sasori simplemente se dio la vuelta y recorrió el camino que había hecho para llegar a mi habitación.

—Yo no soy nadie para contártelo. Si quieres saberlo, pregúntaselo a Gaara.—y desapareció por las escaleras.

Suspiré pesadamente. ¡Estos hermanos son increíblemente raros! No entiendo ni a uno ni al otro. Aunque si hay que elegir, elegiría a Sasori. Itachi, es la primera vez que te tengo envidia.

Salí de mi habitación y cerré la puerta a mis espaldas. Recorrí silenciosamente el pasillo y bajé las escaleras, escuchando murmullos provenientes de la sala. Cuando entré a ésta, observé la escena que había ante mis ojos. Mis padres hablaban con los que supuse que eran los Sabaku No y Sasori e Itachi hablaban animadamente en un rincón. Sasori y mi hermano sonreían a cada palabra que decían. ¡Ese tipo que parecía que había caído en depresión hace poco estaba sonriéndole a mi hermano! Increíble, si que se llevan bien esos dos…

Eso me llevó a buscar al hermano faltante. Él se encontraba frente a la repisa donde mi madre ponía fotografías de todos nosotros. Solo se exponían ahí las favoritas de cada uno. Itachi tenía a partir de los diez años hasta su edad actual, veintitrés, y yo solo tenía a partir de los dieciséis hasta ahora que tengo diecisiete. Gaara solo observaba las mías como si fueran una gran obra de arte, sobre todo una en la que salía de espaldas con el rostro girado mirando a la cámara como si quisiera destrozarla. Odiaba que me sacaran foros, pero a mi madre le hacía ilusión.

—Gaara, llevas un buen rato mirando las fotos de mi hijo.—observó mi madre.

Gaara le restó importancia, pero desvió la mirada hasta mi persona. Otra vez esa mirada penetrante que me dejó petrificado en el sitio.

—Es que su hijo es una persona muy interesante.—respondió a mi madre, aún mirándome a mí.

—¡Sasuke!-exclamó mi madre.—Por fin has llegado, hijo. Te estábamos esperando.—dijo al tiempo que se levantaba e iba a abrazarme. Yo le correspondí sin ganas, por su culpa tendría que aguantar a ese pelirojo desvergonzado e intimidante.

—Lo siento, me retrasé un poco.—dije con voz apagada. No tenía ganas de asistir a aquella cena que no tenía nada que ver conmigo, y luego cuando mis padres y los Sabaku No hablaran de negocios, Itachi y yo tendríamos que ocuparnos de Sasori y Gaara. Definitivamente, no era un plan muy tentador.

—Bueno,—habló mi padre, levantándose del sillón junto a la pareja peliroja de empresarios que estaban frente a él—ellos son los Sabaku No, las personas con las cuales discutiremos el trato para unir nuestras empresas. Y ellos—dijo señalando a Sasori y Gaara—son Akasuna no Sasori y Sabaku no Gaara. Creo que tú y Gaara ya os conocéis.

—Sí,-dije asintiendo-vinimos juntos hasta aquí. Es un gusto conocerlos a los cuatro.

—¡Es perfecto!—dijo mi madre.—Gaara y tú se llevan igual de bien que Itachi y Sasori. ¿No es genial?-preguntó sonriente. Que equivocada estaba.

Nadie le contestó, simplemente emprendimos el rumbo hasta la mesa del comedor para empezar la dichosa cena de una vez.

///

Todo pasó con normalidad y sin sobresaltos. Comimos tranquilamente, nuestros padres hablando, Sasori e Itachi riendo, y Gaara y yo sin dirigirnos palabra a pesar que estábamos el uno junto al otro. Itachi, que estaba a mi lado izquierdo, me preguntó varias veces porqué no hablaba con él, y yo respondía que no había nada que hablar.

Mi madre sirvió el postre con una sonrisa pintada en el rostro. Helado de chocolate y vainilla, con una roja y jugosa frutilla coronando la combinación de sabores. En silencio, esperé la llegada de mi plato y empecé a comer para largarme rápido de allí. Si me quedaba, estaba seguro que no saldría bien parado.

—Cariño,—dijo la madre de los chicos de pelo rojizo a su marido.—Se nos ha hecho tarde y no creo que sea prudente conducir a estas horas. ¿Por qué no vamos luego a un hotel?

—¿Tarde, dices?—contestó él.— Karura, son las doce y media, tan tarde no es. Pero es verdad que no conviene conducir a estas horas y menos con la lluvia que está cayendo.

¿Lluvia? ¿Desde cuándo está lloviendo? Bueno, da igual. No es mi problema.

—Si quieren pueden quedarse aquí esta noche—ofreció mi padre.—Tenemos una cama matrimonial en la habitación de invitados y Sasori y Gaara pueden quedarse en los cuartos de Itachi y Sasuke, ya que en su cama caben dos personas.

La noticia me llegó tan de sopetón que casi me atraganto con el helado

¿¡Qué había dicho!? Vale, ahora sí es mi problema.

Quería replicar algo que pudiera salvarme de la horrible noche que estaba punto de pasar, pero nada salió de mi boca. Lo único que pude hacer era rezar para que rechazaran la oferta y se fueran de mi casa de una santa vez.

—¡Eso sería estupendo! Esperamos no causar molestias.—agradeció la señora Karura.

¡Mierda, estoy perdido! ¡Sabía que tenía que tenía que irme cuando estaba a tiempo!

Miré a mi lado derecho y vi su perfil impasible. No parecía estar molesto por nada pero tampoco feliz por los hechos. De pronto giró su rostro y clavó sus ojos en los míos. Mi mirada decía claramente, “llegas a hacer algo raro esta noche y te mato”. Espero que haya captado el mensaje.

Intenté prepararme psicológicamente para la noche y no tener que cometer ningún asesinato, porque juro que si me toca de manera rara o dice algo que no debe, no llegará a ver el sol de la mañana siguiente.

Con estos pensamientos, de dirigí a dormir con Gaara pisándome los talones.


Notas finales:

Haganme el favor de decirme si les gusta y si vale la pena continuarlo. Solo quiero saber sus más sinceras opiniones respecto al trabajo que realizo.

¿Merezco un Review?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).