Nueva escuela, nuevas compañeras, nuevos profesores… la misma tediosa intolerancia, el mal del secreto se come mis venas, mientras mis poros quieren gritar quien soy, a donde voy… y que quiero.
Todas me miran con curiosidad, como si vieran en mí un extraño espécimen de circo, un nuevo objeto para jugar y divertirse… si, las mujeres pueden ser crueles… y eso me gusta….
“compórtate bien, échate la bendición, dale gracias a dios por este nuevo día y la oportunidad de volver a ser normal…. Y por favor Lissa…. No hables de lo que tu y yo sabemos, ya veras que en esta nueva escuela te vas a curar...”
¿Curar?... !si no estoy enferma! No me quiero curar, me gusta ser así… con “problemas” como dicen mis familiares que tengo en mi desordenada cabecita. Ser desordenada no es tan malo, siempre y cuando sepas donde esta cada cosa y creo que en mi caso funciona perfectamente así.
La estúpida rutina rara de siempre. Mi madre me levanta a las cinco de la mañana, me quedo dormida hasta las cinco y media y termino despertando después el trigésimo grito de mi madre para que me levante; medio dormida entro al lavado y me quito la ropa prácticamente somnolienta y solo una cosa logra llamar mi atención y disipar el cansancio aun sobre mi, producto de una fructífera y satisfactoria noche de sueño que cualquiera en mi lugar no quisiera interrumpir.
Mis ojos se fijan sobre aquella figura nítida frente a mí, un reflejo perfecto de mi cuerpo desde la cintura para arriba, de un cuerpo blancuzco, suave y… frágil. Todos los días no puedo evitar mirarme al espejo e intentar disipar esa sensación de que soy en extremo diferente, pero veo lo mismo en las demás, ¿Qué me hace tan diferente? ¿Qué me hace sentirme así? ¿Por qué lo que yo veo tan normal… todos lo ven tan… tan… impensable?
Si, las mujeres somos complicadas, a veces parece que hacemos las cosas por llevar la contraria y el hecho de que pensamos al “revés”, es una teoría sobre comprobada por los científicos mas excelsos del planeta… ¡JA!
Me encanta como la mentalidad se puede definir en dos palabras “No data”, es como ese manual perdido en la caja de un electrodoméstico complicado o el libro que te piden en los colegios imposible de encontrar y que cuando lo encuentras cuesta un dineral… algo así pasa con aquellas cosas que me dicen que son correctas y que no entiendo.
La curiosidad me ha comido de manera extraña durante muchos años…. Al principio la curiosidad de como funciona tu cuerpo cuando eres pequeño, hasta donde sabia, era normal; era la señal mas clara de que la psicología y el aprendizaje comenzaban a hacer sus estragos en nuestros cerebritos vacíos y ansiosos de llenarse de experiencia; hasta que de pronto tu curiosidad se vuelve de tu cuerpo al del otro, el interés de los chicos, en el cuerpo femenino y viceversa, ¿será que perdí algún tipo de hoja del manual en ese punto?... porque el cuerpo femenino debo decir es mi misterio mas grande.
Todo comenzó un día x en el que la rutina había sido igual, las clases… mamonas como siempre y el hecho de que fueran impartidas por monjas fastidiosas, nacidas hace millones de años antes de los dinosaurios y que toda información que impartieran quisieran volcarla hacia las enseñanzas de Dios y su voluntad por mas que eso pudiera atentar contra el quinto mandamiento y crear así una mentira que si es en nombre de dios es… verídica… me enfermaba. Eso y que tenían un somnífero auditivo en sus voces… ¡ABURRIDO!
Pero lo peor no era eso, no era estudiar en un colegio católico extremista, de eso tenia un problema mas o menos similar en casa; ni soportar a las monjas o sus reglas estúpidas, tampoco el horrible uniforme que no combinaba ni las faldas… ¡por el amor a satanás, como odio las faldas! Lo peor de todo era mirar a mí alrededor y ver niñas… niñas… niñas y más niñas…. Me sentía como el científico de turno intentando recabar todo lo posible sobre lo que me llamaba la atención del terreno inhóspito que era otra mujer.
Miraba a mi alrededor y me sentía por completo diferente a ellas, no encontraba ninguna con cual codearme como debía ser, lo mio era estar con niños, jugar con ellos, hasta competir con ellos… por extraño que eso pudiera sonar en un principio. Mientras en el colegio, ellas… bueno, eran solo objetos de prueba que estudiar e intentar resolver.
Rubias, morenas, pelirrojas, de cabello lizo, ondulado, crespo, corto, largo, muy largo, delgadas, flacas, planas, rellenitas, gordas, redondas, extremadamente bien dotadas… todas eran tan variadas, tan diferentes y no lo entendía.
¿Qué había en ellas que llamaba tanto mi atención? Esa era la pregunta que rondaba mi cabeza cada vez que me miraba al espejo en las mañanas y que así tal cual hacia que me comparara con ellas. No era que viera que ellas tuvieran algo que yo no… y no era que me incomodara ser mujer me gustaba ser mujer, pero verme no me llamaba tanto la atención como el cuerpo de otra.
Así, esa pregunta buscaba durante el resto del día una respuesta en mi cabeza y en lo que lograba recolectar durante mis días de estudio visual del resto de mis compañeras, comparaba datos y siempre llegaba al mismo lugar… un gigantesco signo de interrogación flotando encima de mi cabeza. había una ventaja, el tema lograba que me desconectara de las mamonas oraciones a la hora del desayuno, el almuerzo y claro la cena, las conversaciones familiares que siempre terminaban en el tema favorito de una panda de locos fanáticos religiosos que se “acostaban con dios y se levantaban con dios” como solía decir mi madre como un estúpido y patético auto convencimiento y un camuflaje para la realidad que la rodeaba a ella y que quería poner sobre nosotros… pero la verdad, ese tema es otro cuento mas lejano a mi realidad y que realmente prefería no dejar que me afectara.
Asi pasaran arrastrando mis años, hasta cumplir los catorce y comenzar a sentir extraños interrogatorios de mis hermanas, hermanos, madre, familia, amigos… y compañeras de clase con la pregunta que comenzaba a hacer estragos en mi vida.
“Lissa ¿y ya tienes novio?”
Novio… aquel ser masculino que en toda adolecencia de una mujer solia ser importante e indispensable.
Todos los que conocía parecían impacibles frente a la posibilidad de mi primer novio y que si bien existía, me lo tenia muy bien guardado según como ellos lo pensaban y lo expresaban. Los fastidiosos comentarios de que no lo presentaba a la familia por miedo a que lo espantaran por las amenazas y las advertencias me hacia mirar a mi alrededor y permanecer en silencio sin saber que decir, solo sonreir tontamente y rogarle a Dios si bien existía, que por favor desviara el tema primero a uno menos vergonzoso y segundo que no me incluyera en el… pero todo terminaba igual conmigo aprovechando cualquier oportunidad para escabullirme y esconderme en mi cuarto o saliendo casi que corriendo de casa para no seguir escuchando sus disparates estúpidos.
“Lissa, me preocupa que no traigas amigas a casa, ni tampoco me has presentado a ninguno de tus pretendientes ni amigos… deberías dejar de ser tan asocial, me preocupa tu capacidad de sociabilidad….”
Madres… en un primer momento cuando una situación es anormal, siempre resulta a sus ojos que esta mal y claro el primer culpable es uno… Pero por mas que en un primer momento yo había querido ignorar aquellas palabras de mi madre y hacerme la de la vista gorda y los oídos sordos, el mismo puyazo mental que me chuzaba como una dolorosa chinchilla en el tracero producto a las típicas bromas pesadas de salón, comenzaba a torturar mi mente nuevamente, prendiéndome esas alarmas que mi madre tenia encendidas por mi desde hacia unos meses quizás hasta un año y me hacían reflexionar durante varias horas en mi cuarto o por hay.
Veía a mis amigos, los estudiaba a cada uno de ellos, ya no eran los niños de antes con los que solia hablar de futbol o competir, intentar demostrarles que podía ser tan capaz como ellos y que igual, ellos habían aprendido a verme como “uno” mas de la manada llegando incluso a olvidar que yo era mujer. Ya eran hombres, ya no hablaban de balones, hablan de tunning, música, reventones, alcohol y sexo con MUJERES… todo en eso se me hacia interesante… pero no se confundan, las situaciones que planteaban cuando los escuchaba hablar eran bastante interesantes para mi pero… por mas que yo quisiera ver a algún hombre como “debía ser”… seguían siendo solo amigos y no despertaban en mi ningún tipo de atención.
“demonios ¿ahora que?”
Nueva pregunta que amenazaba con volverme loca….¿ahora que (/%&() hacia? ¿Qué explicación daba? ¿Cómo acallaba los comentarios de mis “novios”?... a partir de esos temas comenzaba a sentir que mi vida se estaba descontrolando.
No era secreto para nadie que solia ser una de las chicas mas retraídas de clase, me costaba relacionarme con las demás, me tachaban de mala clase y casi que prácticamente yo era muda e inexpresiva… tenia una fama de “señorita simpatía” era sarcástico… era obvio y realmente me sentaba bien según yo me conformaba, pero no pasaba todo aquello por que yo quisiera ser mala clase, ellas me hablaban y me ponían nerviosa… claro que no lo vean como que yo era una estúpida hablando con ellas… simplemente intentaba ponerme “neutral” por mas que fuera críticamente inexpresiva y todo lo manejaba con el minimo de palabras… pronto los comentarios comenzaron a surgir y como era de esperarse… como toda mujer que encuentra una razón para montársela a otra, yo llegue a ocupar el lugar de la enagenada de la clase, Si, ellas me excluían por “rara” y la verdad… para mi era mejor.
Por mas que ellas llegaran a ser en algún sentido de la palabra, el objeto de mi atención… no muchas me caian muy bien, sus mentes… limitadas por asi decirlo, por que sus temas mas importantes eran arreglase las uñas, que tal estaba su cabello de organizado y cuantos chicos las invitaban a salir al dia… bueno… llego a hacerme perder el interés en algún momento. Pero la pregunta continuaba allí ¿Por qué nada llamaba mi atención en aquel sentido? Y si me refiero al amor.
Los días seguían pasando y yo al fin me resolvi por hablar con alguien, mi madre…. Creo que en esa época logro confundirme mas de lo que ya me encontraba.
“los hombres deben estar con las mujeres, las mujeres con los hombres. Las mujeres somos el complemento de los hombres, por eso Dios creo a Eva de una de las costillas de Adan, por que debían procrearse y conservar la raza. Por eso es importante que una mujer este con un hombre”
¿es importante o es obligación? Con esa explicación que mi madre me había dado sobre el por que es importante en compartir la vida con un hombre… paso lo que yo había imaginado que pasaría… ella sacaría la biblia como una explicacion lógica… como era de esperarse, mas que como una explicación, mi atrofiada, asustada e hiperactiva cabecita, , lo tomo como una obligación. A partir de allí comenzó un error en una serie de errores.
Si, intente por todos los medios mantenerme al margen de las mujeres e intentar ver a mis amigos como potenciales parejas que presentar a mi familia…. Puedo decir que la verdad, comenzaba a verlo bastante complicado, entre que mis amigos no me veian diferente a como otro chico… cuando medio insinuaba algo del tema no podían evitar reírse.
Si, llegaba a artarme, ninguno me tomaba enserio, hasta que un dia uno llego a plantearme una idea que se me hizo un poco disparatada.
“Lissa… no será que eres lesbiana”
La idea de ser lesbiana me dejo sonada, desconcertada, no era que no supiera el significado de que era una lesbiana, pero ¿yo?... ¿lesbiana?
“eres un idiota, Derek”
Fue mi respuesta ante su “deducción” aunque desde ese dia en adelante mi cabeza no paro en revisar todo una y otra vez. Hasta que un buen dia decido ponerme frente a la computadora e investigar todo lo que pudiera, leyendo foros de personas que eran lesbianas y como habían descubierto que lo eran… me confundían mas pero eran mas reveladoras que las explicaciones de mi madre.
Asi pasaron mis días, un poco mas retraida de la costumbrado y mi mente divagando con la extraña sensación de que tal vez ellos tenían razón, pero admitirlo era una cosa muy difícil para mi.
Hasta que un dia, ella apareció. Nicolas, uno de mis amigos pensó que la única manera que podía resolver mi duda sexual y desenredar aquella maraña de pensamientos en mi cabeza, era conocer a una lesbiana real no de foros ni pendejadas como esas, asi que muy gentilmente trajo a su prima. Venecia.
Creo que jamas me había sentido tan impactada en mi vida cuando la vi. No se veía muy diferente a las chicas que yo conocía, pero si se veía diferente a mi, como siempre.
Era alta, bueno los tacos que llevaba la ayudaban a verse imponente. Su piel era blanca, con un rostro ovalado y perfecto, con una pulida nariz y unos delgados labios pintados de rojo sangre con un arete en el labio inferior al lado izquierdo, que me parecio… Sexy.
Sus ojos azules gatunos e insinuantes, contrastaban bastante bien con el cabello castaño casi rojiso, risado y largo que caia sobre su rostro. Era delgada, y bien dotada, sin contar claro que sus prendas apretadas que dejaba apresiar esas peligrosas curvas y esa falda corta… dios santo, harian sudar a cualquiera y no era la excepción, esa mujer si que estaba bien hecha y mis amigos no dejaban de notarlo tampoco.
“amigo! Es un crimen que tu prima sea de la otra acera”
Si, mis amigos son idiotas, pero que iba a negar yo que estaba paralisada, mirándola como una pobre idiota, y quisas babeando no estaba segura, yo sostengo que tenia la boca cerrada, pero mi expresión podía tal vez decirlo todo.
Y claro la chica no me quitaba tampoco la vista de encima, con una sonrisa de oreja a oreja dejando ver sus dientes perfectos y blancos…¿Qué era? ¿super modelo? Nada en ella estaba malo.
Asi que por romper el hielo ella se acerco solita, extendiéndome su mano en señal de presentación. Hasta en sus manos me fije, tenia uñas largas pintadas de negro y eso me gusto.
“hola… soy Venecia, pero me dicen Neci un gusto conocerte”
***(continuara)***