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Amor en el Consejo Estudiantil por Van Phantomhive

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Notas del fanfic:

Reconosco que tras oír mas de 10 dramas cds de Junjou Romantica seguidos mi imaginación estaba a flor de piel, hiper volatil y 3.0 XDD

Bueno no hay mucho para decir salvo que es mi primer trio, no ruego clemencia ni nada, solo tomenlo como una travesura mental de una fujoshi -w-

Notas del capitulo:

El tipico y conocido disclaimer, TODO personaje que aparece pertenece a la gran Nakamura-sensei, salvo por un apellido inventado por mi y la trama que salió de mi alocada cabeza (por no decir algo pervertida -w-)

Amor en el Consejo Estudiantil

 

Un día como cualquier otro, en la siempre bulliciosa y ajetreada ciudad de Tokyo, un joven castaño estaba limpiando el estudio del gran ganador del premio Naomori y Kikukawa, escritor de grandes best-seller como de novelas Boy’s Love o BL bajo el pseudónimo de Akikawa Yayoi, dueño de uno de los pent-house más lujoso, graduado de la universidad T de leyes como primero en su clase, y como si no fuera poco es el segundo hijo de la gran corporación Usami, si este niño rico, mimado y codiciado por muchas personas, es mi casero y aunque no lo quiera admitir también es mi amante, el gran novelista Usami Akihiko.

 

Cómo fui a parar en sus manos, la historia es larga y realmente me tomaría cerca de tres días enteros para relatarles las aventuras y desventuras que vivimos a lo largo de estos años. Retomando lo que iba diciendo, estoy limpiando el estudio de este joven amo, que a diferencia de su cuarto, éste esta repleto de libros y lamentablemente la laptop se hallaba prendida, cuando fui para cerrar la tapa, encontré un documento abierto y parecía que hace poco había finalizado.

 

Ahora comprendía el por qué Usagi-san esta tirado medio muerto sobre el sofá, realmente tenía un aire de malhumor terrible en las últimas semanas, aparentemente fue un pedido de Aikawa-san y él lo acepto a muy regañadientes, aunque me imagino con qué lo convenció. ¡¿EN QUÉ DIABLOS ESTOY PENSANDO?! ¡¿CÓMO PUEDE SER QUE UN MUCHACHO SALUDABLE Y NORMAL HALLA TERMINADO DE ESTA FORMA!?

 

Dejando mis martirios mentales, les cuento que lo que vi en ese documento es para dejar a más de uno con la boca abierta y en mi caso, fue un odio insufrible e indescriptible, de verdad sentía en esos instantes, unas ganas de asesinar a mi casero. Este relato se titulaba: Amor en el Consejo Estudiantil.

 

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Una mañana donde los cerezos volaban por el aire y el sol brillaba a todo su esplendor, un joven estudiante entraba a su nueva escuela, donde el auditorio de la misma estaba repleto de chicos y chicas de su misma edad, y de grados superiores, esperando tranquilamente el anuncio que iniciaba el nuevo ciclo lectivo.

 

La ceremonia de bienvenida fue aburrida como en cualquier instituto, aun así los adolescentes mantenían el serio semblante en sus rostros, dando a entender que a pesar de la inmadurez de la edad podían fingir en esos momentos algo que no eran.

 

Tras un largo rato el discurso se terminó pero antes de que los chicos se escaparan de ese molesto auditorio, el director llamó a dos alumnos, mencionando que ellos componían el Consejo de Estudiantes. Dichos jóvenes de grado superior avanzaron atrayendo consigo unos susurros que denotaban la emoción y la admiración hacia ellos.

 

Ambos llegaron al estrado y uno de ellos se dirigió al resto, con una voz grave y llena de carisma

 

-Nosotros somos del Consejo Estudiantil, y les damos la cordial bienvenida a los nuevos y antiguos estudiantes a la prestigiosa Academia Mirror Gotic. Espero que su estadía sea placentera, soy el presidente del Consejo, mi nombre es Toudou Akihiko de tercer año. –saludó el orador, un chico de cabellos plateados, profundos ojos violetas y una sonrisa impecablemente amable.

-Si tienen dudas sobre las materias o desean conocer algo relacionado con el establecimiento y profesorado, pueden venir cuando gusten, siempre les daremos una mano; soy el vicepresidente Sato Kyou de tercer año. –habló el segundo, un chico de la misma edad y estatura que el albino, la diferencia con el primero era el negro azabache de sus cabellos y la dulce mirada azulada acompañada de una amigable aura.

 

-Sin más que decir, pasen por cartelera y vean sus cursos y aulas designadas por favor, eso es todo por ahora. –ambos jóvenes se despidieron y salieron del lugar, los demás los siguieron un tanto rezagados.

 

Muchos chicos y chicas observaron los papeles que se encontraban en la pared, los de grado superior se retiraban enseguida, dejando a los nerviosos novatos enfrente de sus asignaciones. Afortunadamente algunos estudiantes de segundo y tercero se quedaron para ayudar a ubicar a los nuevos.

 

Finalmente el joven castaño intentaba amoldarse al nuevo ambiente, por desgracia no conocía a nadie y ninguno de sus compañeros de secundaria baja se había inscripto en este lugar por la sencilla razón de que el examen de ingreso era difícil y por el otro lado tanto la matricula como todo los demás materiales eran bastante caros, él entró becado debido a la alta puntuación que obtuvo en la prueba.

 

Él se sentía feliz por eso, al menos le había quitado un peso de encima a su hermano, luego fue directo a la primera de las aulas asignadas, la clase compleja en muchos sentidos era sencillamente maravillosa. Los profesores se esmeraban por transmitir bien los conocimientos y que los alumnos entendieran la mayor cantidad de información posible. Lo que se esperaría de una academia de elite.

 

Tras una clase intensa y extensa, el joven novato se dirigía a su siguiente materia, sabía que quedaba en el ala oeste pero la infinita cantidad de pasillos provocó que este se perdiera. La gigantesca edificación lo confundió bastante, sintió como si fuera un cordero perdido en la montaña lejos de su manada. Caminó otros quince minutos más perdiéndose todavía más, al final desistió de su idea de encontrar el aula y se sentó en el piso a esperar por algún alumno que le indicara donde se hallaba el lugar para la próxima vez.

 

Aprovechando el tiempo libre, contempló el paisaje que veía a través del gran ventanal que tenía enfrente, los delicados jardines llenos de flores de distintos colores mostraban una linealidad y simetría de la cual mucha gente sentiría envidia; uno de los enladrillados caminos que adornaba el sitio, conducía a una fuente coronada por un ángel de marfil. La estatua vestía una túnica y la dulce mirada dirigida al cielo despertaba una calma al observador.

 

No se sabe cuanto tiempo había transcurrido, su ser volvió al presente cuando alguien lo llamó:

 

-Disculpa, ¿estás bien?

 

-¿Eh?

 

-Te pregunté, si estas bien. –habló calmadamente el chico.

 

-Sí, estoy bien, solo… es que yo… me perdí. –confesó apenado el castaño.

 

-Es normal, hasta yo me pierdo. –dijo con un tono gracioso, en ese momento el novato reparó en la presencia del otro y exclamó casi a los cuatro vientos:

 

-¡Vicepresidente!

 

-Por lo que veo, sos nuevo. –Dijo tranquilamente Kyou -¿Quieres dar un paseo? –ofreciéndole una mano al menor para ayudarlo a levantarse del suelo. –Tu nombre…

 

-M-Misaki Suzuki, primer año, un h-honor conocerlo. –aceptando la mano del mayor.

 

Al estar frente a frente estudiaron sus rasgos por unos minutos, Misaki rompió el silencio y habló nerviosamente:

 

-Mmm Sato-sempai…

 

-Ah, el paseo, te mostraré parte de las instalaciones así la próxima vez no te extravías, aunque si eso sucede no dudes en venir a verme y con gusto te ayudaré. –susurrándole en su oído, generando un ligero sonrojo al castaño.

 

-¡Sempai!

 

De ese modo los dos estudiantes comenzaron con su recorrido a lo largo del campus, el pequeño tomó un par de apuntes porque sabía que podría olvidarse un detalle y volvería a repetir la experiencia de hace unos minutos atrás.

 

Mientras tanto su acompañante lo observaba de reojo, estudiando las facciones y acciones de este, el cabello castaño lacio caía elegantemente sobre su rostro, ocultando la piel blanca y los grandes orbes esmeraldas. El menor por su parte seguía escribiendo y admirando un poco las esculturas que adornaban el pasillo.

 

El grato paseo se transformó en una charla de trivialidades ya que ambos jóvenes se detuvieron en la cafetería de la escuela para descansar.

 

-Entonces Sato-sempai, cómo se convirtió en vicepresidente.

 

-Por un concurso de popularidad. –dijo tranquilamente Kyou dejando en shock al otro.

 

-¿En serio? –preguntó incrédulo Misaki.

 

-Sí, según los demás fue una batalla reñida y pareja con Akihiko, pero él tuvo más votos debido a su carisma y atractivo. De todas maneras nos daba igual porque no nos habíamos postulado. –contestó con aire divertido a causa de la cara del castaño que tenía en ese momento.

 

-Difícil de creer…

 

-Es verdad.

 

Después de esa rara conversación, ambos se quedaron callados, mientras que el menor meditaba sobre un nuevo tema para hablar su mente comenzó a divagar y a observar a su alrededor. El moreno seguía meticulosamente las acciones del chico, pero esto fue interrumpido por la suave voz del novato:

 

-Ahora que lo pienso… ahora que lo pienso, no es extraño.

 

-A qué te refieres.

 

-Me refiero a que no es extraño que ustedes formen el Consejo. Es decir, son carismáticos, tienen una buena presencia y saben hablar apropiadamente, quizás no les moleste hacer esto pero me pregunto si ustedes están realmente felices haciendo esto.

 

La declaración de Misaki dejó sorprendido a Kyou y sin saber que otro par de oídos también habían escuchado toda la conversación, se sentía igual que el vicepresidente. El menor sintió que sus palabras probablemente estuvieron de más y excusándose intentó salir de la cafetería, su fuga se vio frustrada por un obstáculo, haciéndolo caer al suelo, temeroso y avergonzado empezó a disculparse pero la grave voz de otra persona lo regresó a la realidad y le hizo notar con quien se había tropezado.

 

-No te preocupes fue mi culpa, no me fijé por donde iba. –dijo el joven albino.

 

-¡Presidente Toudou! ¡Mil perdones! ¡De verdad lo siento mucho! –dijo el castaño poniéndose de pie rápidamente y haciendo infinitas reverencias de disculpas.

 

-Cálmate, no es tu culpa. –comentó nuevamente, acariciando la cabellera castaña del menor, generando que este adoptara un color rojo en su cara y alterándolo más de lo que ya estaba hace unos segundos.

 

-Discúlpeme, me retiro. –dijo el chico muerto de vergüenza, para luego salir corriendo como alma que lleva el diablo.

 

Una vez que los dos superiores estuvieron solos, el albino comentó a su compañero:

 

-Es lindo.

 

-Sí, es lindo y adorable, ¿viste su cara roja? –dijo el moreno con un aire divertido.

 

-Sí, resalta muy bien y tiene unos hermosos ojos verdes. ¿Es nuevo?

 

-De primer año, se llama Misaki Suzuki. –respondió el vicepresidente.

 

-Hasta posee un bonito nombre.

 

-Oye, te gustaría jugar con él. –inquirió Sato.

 

-De gustar me gustaría y a vos. –preguntó Akihiko.

-Estamos iguales y tengo una idea para conseguirlo.

 

De esa manera dos jóvenes mentes maquinaron un plan que involucraban a cierto joven inocente. Por otro lado el estudiante corría sin rumbo aparente, sin darse cuenta se topó con uno de sus compañeros que presenció la primera clase:

 

-Oh lo siento, no me fijé por donde iba. –dijo el alterado castaño.

 

-Descuida, no es nada. –dijo el otro tranquilizándolo. –Mmm tu cara me suena familiar…

 

-Compartimos clase esta mañana. –respondió con una sonrisa, aliviado que lo recordara. Este chico era un poco más alto que Misaki, de cabellos negro azulados, al igual que su ojos de un profundo color azul, parecido al océano de noche; simplemente el moreno irradiaba tranquilidad con su sonrisa, deslumbrando más al joven de orbes verdes.

 

Al notar el repentino silencio y la penetrante mirada esmeralda por parte de su compañero de curso, el más alto decide reanudar la conversación:

 

-Creo que deberíamos ponernos en marcha, la próxima  clase va a empezar.

 

-Ah, claro, ha ha lo siento, soy raro, verdad. –dijo entre risas nerviosas.

 

-No, no sos raro, es que… es la primera vez, que hablo con alguien… de la misma edad, y no soy bueno… relacionándome con otras personas…. –dijo esto ultimo en un susurro más para si mismo que para el otro.

 

-Entonces somos dos, a mi también me cuesta sociabilizar. –confesó entre pequeñas risas llenas de nerviosismo. –Mmm disculpa por hacerte decir cosas raras… mmm te gustaría ser mi amigo. –preguntó tímidamente.

 

-Sí, me encantaría. –respondió rebosante de entusiasmo el moreno. –Gusto en conocerte, soy Kasama Nowaki.

 

-El placer es mío, soy Suzuki Misaki.

 

Los novatos sellaron su amistad con un ligero apretón de manos, encaminándose a la próxima aula donde dictarían su siguiente clase, la charla amena llena de sencillez y de información desconocida para ambas partes.

 

Ya dentro del aula, los dos nuevos amigos se sentaron juntos compartiendo sus peculiaridades, su pequeña conversación se vio interrumpida por la llegada del profesor, este irradiaba un aura que hacia estremecer a los presentes. De semblante serio, de mirada inquisidora, camuflada por los mechones que caían sobre su rostro, el educador comenzó a dictar su clase.

 

La tensión en el ambiente era tal que podía ser cortada por la caída de un alfiler, de pronto un suave susurro por parte de uno de los estudiantes de atrás de los ahora proclamados amigos se hizo escuchar en la silenciosa aula. Tan rápido sucedieron las cosas que casi nadie logró notar lo que había sucedido, solo pudieron imaginar algo, al ver al estudiante con un diminuto chichón brotando de su cabeza, al girar sus miradas hacia el frente se encontraron con la autoritaria mirada del maestro.

 

-No aceptaré haraganes en mi clase, así que los que no deseen aprender les ruego que salgan ahora mismo, la puerta está abierta. –dijo con un tono que denotaba molestia. El alumnado guardó un total silencio, en parte para prevenir otro proyectil por parte del mayor.

 

La sepulcral lección terminó sin sufrir otros contratiempos, los adolescentes suspiraron de alivio al escuchar la campana que anunciaba el final de ésta, algunos sentía un poco de miedo de ir a preguntar al profesor sobre las dudas que les surgieron, eso es lo que percibió Misaki de su entorno y se lo hizo notar a su compañero de banco.

 

-Nowaki… no te parece que algunos, por no decir todos, le tenemos miedo al sensei. –inquirió en un susurro Misaki, viendo de reojo al educador recogiendo sus pertenencias.

 

-Eso crees, a mi me parece una persona amable. –comentó Nowaki sonriente, dejando pasmado al castaño.

 

Tan pronto como terminó de decir eso el moreno, se dirigió al escritorio de este y con la mayor naturalidad del mundo empezó a hacerle las preguntas sobre la clase dictada, otras personas incluyendo al compañero de éste se acercaron sigilosamente a los dos hombres, observando las acciones y reacciones de ambos. Al notar que no había peligro, también preguntaron las dudas surgidas, al parecer Kasama tenía razón, Nakajou-sensei es una persona amable a pesar de su irascible carácter.

 

-Dentro de todo fue una buena clase. –comentó Misaki mientras se dirigían a los patios de la escuela para disfrutar de la hora de descanso. –Aunque aun le tengo cierto temor a Nakajou-sensei.

 

-Quizás es de personalidad fuerte, aunque esa aura amenazante y esa mirada que te taladra en lo más profundo de tu ser hace que sea vea increíblemente genial y lindo. –dijo Nowaki con alegría. Su amigo no sabía que pensar, el moreno era amable y buena persona y se notaba a leguas que no sentía miedo ni nada, por el momento lo dejó como una mera admiración hacia el mayor.

 

Mientras pasaban una hora tranquila, entre risas y algún que otro bocado, los chicos fueron conociéndose mejor. Pero la paz no duró mucho, un sonido extraño se coló por todo el recinto y una voz se hizo oír, llamando la atención de todas las personas presentes en el lugar:

 

“Su atención por favor, el alumno Misaki Suzuki tiene una llamada telefónica, acérquese al hall de entrada, reiteramos el alumno…”

 

-¿Una llamada para mí? –se cuestionó el mencionado.

 

-Es raro, ¿te olvidaste algo o hay un problema en tu casa? –preguntó el moreno.

 

-No que yo sepa, pero de todas maneras iré, aunque supongo que debe tratarse de una broma. –comentaba Misaki mientras se levantaba del suelo, sacudiéndose un poco el pantalón para quitar algunas hojas y el césped.

 

El aludido fue caminando tranquilamente al hall para atender la llamada telefónica pero cuando llegó al lugar en cuestión no había nadie, eso lo inquietó un poco, aun así levantó el auricular del aparato y cuando habló, al otro lado de la línea nadie respondió, molesto colgó y volvió a emprender su camino para rencontrarse con su amigo.

 

-Sabía que era una broma. –comentó enojado al aire.

 

-Oh sí, es una broma de mal gusto. –dijo una voz, atrás de él.

 

-Verdad que sí, quien se gastaría en hacer algo… -se interrumpió a sí mismo, no podía ser él estaba solo no puede había otra persona más que él en el lugar. Cuando intentó girarse, una mano tapó su boca, sintió una tela que oprimía su boca y su nariz, el olor de la misma le generaba mareos y su vista se estaba nublando, lo último que alcanzó a escuchar antes de perder la consciencia fue:

 

-¿En hacer algo como esto, Misaki-kun?

 

El chico apenas logró ver una figura borrosa, lo único que pudo apreciar fue una sonrisa de su atacante mientras se desvanecía en los brazos de este.

 

Luego de varias o horas o varios minutos ya que no sabía cuanto tiempo estuvo durmiendo, el joven castaño se despertó pero aun su vista seguía a oscuras cosa que lo sorprendió un poco, cuando movió su brazo para quitarse la cosa que obstaculizaba su vista, notó que no podía moverlo, para su sorpresa estaba atado, hizo una prueba con sus pies y obtuvo el mismo resultado. Aunque no quisiera creerlo estaba atado de manos y pies y no podía ver nada, no sabía donde estaba ni que hora era, sus cavilaciones fueron interrumpidas por un par de voces:

 

-Por fin despertaste. –dijo la primera.

 

-Pensamos que dormirías toda la tarde. –acotó la segunda.

 

-¿Dónde estoy?

 

-En la escuela. –habló nuevamente la primera voz, para Misaki las voces les sonaba de algún lado, pero aun no terminaba de asociar de donde.

 

-No sé que es lo que quieren pero exijo que me desaten ahora mismo. –bufó molesto el castaño.

 

-Ves te lo dije, ¿no es lindo cuando se enoja? –comentó la segunda voz.

 

-Es verdad, te haré el honor de empezar con la degustación. –habló divertidamente su compañero.

 

-¿Degustación? –habló el atado.

 

-Empecemos. –dijeron al unísono el par de voces, Misaki los reconoció finalmente, no podía ser y por qué ellos estaban haciéndole eso.

 

-Ustedes por qué me ha… -fue interrumpido ya que sus labios fueron sellados, algunos de los jóvenes lo estaba besando, a pesar de sus forcejeos, el beso se iba intensificando robándole las fuerzas, la lengua de uno de sus atacantes, se divertía dentro de su boca, inspeccionando a fondo toda su cavidad. Este acto duró hasta que el aire comenzó a faltar, el contacto se deshizo y el chico susurro muy cerca de él:

 

-Delicioso.

 

-Mmm no se vale, yo también quiero probar. –dijo el segundo, haciendo la misma acción que el otro. El pequeño castaño apenas lograba respirar, esos besos demandantes no solo le robaban el aire, también le quitaba energía. –Es verdad, sus labios son muy deliciosos.

 

-Bas… tardos… -dijo entrecortadamente la victima.

 

-No deberías hablarle de esa forma a tus superiores. –susurró uno de ellos en su oído.

 

-Y más aun a nosotros. –comentó el otro cerca de boca.

 

-Suéltenme… sempais…

 

-No queremos. –dijeron al unísono los carismáticos chicos del Consejo de Estudiantes.

 

Tras decir eso, ambos chicos comenzaron a deleitarse con el manjar que tenían enfrente. Por un lado Akihiko disfrutaba lamiéndole la nuca del menor mientras que Kyou iba desabrochándole la camisa para saborear los pequeños botones rosados de este.

 

El menor sentía muchas cosas, su cuerpo iba subiendo de temperatura a medida que los lascivos contactos seguían, ambos chicos lamian y succionaban desde la oreja, pasando por su cuello, hasta su pecho. Todas sensaciones se reflejaban por los pequeños jadeos que escapaban de su boca.

 

-Mejor lo desatamos un poco, no crees Akihiko. –comentó el vicepresidente.

 

-Sí, así podemos tener mejor panorama.

 

De pronto Misaki sintió como las ataduras aflojan, pero enseguida se volvían a reafirmar, los mismo sucedió con las de sus pies; la única diferencia de todo fue que le quitaron la venda de los ojos.

 

-¿Por qué… ha… hacen… esto? –preguntó entrecortadamente el joven novato.

 

-Ah que tierno nos pregunta por qué. –se burló el moreno.

 

-Sencillo, porque estamos aburridos. –respondió el albino.

 

-¿Aburridos?

 

-Sí, por eso serás nuestro juguete. –decía divertido Akihiko, mientras una de sus manos se paseaba por el cuello y descendía por el torso, haciendo estremecer al menor.

 

-Basta… no me… mmm –nuevamente fue interrumpido ya que sus labios habían sido sellados por el beso demandante de Akihiko, de por si ya no tenía la suficiente energía para oponerse; dejando que el mayor disfrutara de los finos labios y de paso comenzó a acariciar la virilidad del joven por arriba de la tela, haciendo que algunos gemidos quedasen acallados por el fogoso contacto.

 

Mientras eso sucedía el vicepresidente observaba la escena, la pose de ambos estudiantes era muy seductora, además notaba que su compañero de curso se iba excitando a medida que mantenía los lascivos contactos. Una traviesa idea surgió y con una sonrisa pícara la puso en marcha, lentamente se acercaba a los dos jóvenes, notaba que unos ojos verdes lo seguían pero naturalmente no podían detenerlo.

 

A continuación se colocó atrás del albino y con sus cálidas manos empezó a acariciarlo en esa zona sensible que hace unos minutos había despertado; al notarlo Toudou suspiró cortando de esa manera el beso con el castaño. Sato lo miraba entre molesto y juguetón, con un tono medio enojado le comentó a su objeto de caricias:

 

-Sabes Akihiko, ustedes se ven realmente lindos pero no debes reprimir tus necesidades.

 

-Kyou…  y el… invitado… -decía entre suspiros el presidente.

 

-A Misaki-kun no le molestará. –le respondía mientras introducía su mano entre las prendas interiores del otro para sentir la humedad del miembro de su compañero. El castaño miraba asombrado las acciones de los estudiantes superiores, por más que desviase la vista de ellos, los jadeos de ambos le perforaban sus oídos, provocando que su temperatura corporal aumentase y con ella un suave dolor en su zona inferior se hiciese más palpitante, su cuerpo le estaba reclamando atención.

 

El novato se removía en su silla con el afán de bajar la presión de su cuerpo, por otro los mayores seguían con su juego, el moreno continuaba acariciando al albino y dicha acción era imitada por su compañero haciendo que los jadeos de los dos se manifestaran y decoraran el lugar.

 

Ambos jóvenes observaban de reojo a su presa atada, sabían que el menor no podría tolerar el ver y el oír de sus voces al compas de los movimientos que demostraban la lujuria que sentían entre ellos y no se dejaba ver en sus caras cuando actuaban como los honorables y admirados miembros del Consejo Estudiantil.

 

-Kyou… ahh… parece que… nuestro juguete… se encendió.

 

-Es verdad… vamos a ver… su estado, Akihiko.

 

Tanto el presidente como el vice dejaron sus caricias y lentamente se acercaban al menor, que aun estaba sentado, con la vista clavada en el suelo y con un notorio sonrojo en sus mejillas.

 

El moreno tomó la barbilla del pequeño y levantó su rostro, dejando a la luz la cara roja y la agitada respiración de este, mientras que el otro se agachó y con sus fríos dedos tocó sin pudor el miembro húmedo generando que unos gemidos se hicieran oír en la cálida habitación.

 

-Que lindo sonido. –susurró Kyou, lamiendo el rostro del menor.

 

-Coincido, pero debemos acomodarlo mejor, no crees. –acotó Toudou, mirando pervertidamente a los presentes.

 

-Es cierto, que malos anfitriones somos.

 

El castaño fue levantado por unos momentos, mientras que el moreno se sentaba en el escritorio, con los pantalones bajos, el menor al ver las acciones de los otros dos, tenía la ligera idea de lo que vendría a continuación.

 

El presidente llevaba al novato por los hombros y lo colocó de frente a su compañero, luego reanudó sus toques sobre el menor, los temblores azotaron al cuerpo del castaño y los sonidos volvían a decorar la antes silenciosa morada. El cuerpo del menor se iba encorvando, aprovechando esa postura el moreno, tomó delicadamente la cabeza de éste y lo acercó a su hombría, con una voz amable le ordenó:

 

-Lamela, Misaki-kun.

 

El mencionado obedeció sin resistirse, dejándose llevar por las bajas pasiones, al ver eso, los otros sonrieron con malicia, sin decir mucho los dedos del albino se colaron por la estrecha entrada del castaño, provocando que este jadeara interrumpiendo su sugestiva tarea.

 

-Oh Misaki-kun, sos mal chico, no sabías que Kyou es un alumno de temer cuando no hacen las cosas que se les pide. –dijo Akihiko, mientras movía sus dedos en el interior del aludido mientras que los jadeos del menor aumentaban paulatinamente.

 

-Akihiko tiene razón, y esto es lo que le sucede a los niños malos. –decía Sato mientras sacaba su celular y dejaba que la vibración del aparato estimulara todo el torso del menor endureciendo los botones rosados, a su vez lo paseaba por toda la entrepierna de este; Toudou seguía jugueteando con sus dedos pero notando lo excitado que se encontraba Suzuki los sacó y los cambió por su erecto miembro.

 

Los pequeños vaivenes iniciaron y Kyou alejó su móvil, volviendo acallar al novato con la reanudación de su sugestiva labor.

 

Los movimientos, las respiraciones aceleradas, los sudores y los sonidos aumentaban; el castaño se sentía que no aguantaba más, y tenía razón su cuerpo atestiguó su pensamiento y se vino en las manos del albino, a su ves los otros chicos también se vinieron uno dentro del cuerpo del menor y el segundo en la boca de este.

 

Los chicos estaban cansados, pero algo decía que sus cuerpos podían aguantar otra ronda, y así sucedió los roles fueron invertidos, a pesar de que el castaño continuaba amarrado su instintos respondían por él, dejando que su lengua saboreara la virilidad de Toudou, mientras que Sato jugaba con su miembro y le acariciaba con sus dedos su entrada.

 

El segundo round no duró mucho y los chicos terminaron por venirse nuevamente, no perdieron el tiempo y siguieron con sus lascivos juegos, el menor se dejaba guiar no solo por sus sensaciones sino también por no querer conocer el lado oscuro de sus superiores.

 

Por otro lado los mayores se maravillaban de la delicia del cuerpo del menor y disfrutaban de los sonidos emitidos por este.

 

Tras no se sabe cuanto, los chicos terminaron rendidos, todos en el suelo, las ataduras del novato estaban flojas, al ver sus muñecas y tobillos enrojecidos por las marcas de las sogas empleadas. Akihiko al ver de reojo al niño de ojos verdes, se acercó tomando una de sus manos y con cariño lamió las heridas, lo mismo hizo Kyou con los pies del menor, provocando un severo sonrojo por parte de este último.

 

-De verdad, lo sentimos, pero te ves realmente adorable cuando forcejeabas de esa forma. –comentaron ambos estudiantes.

 

-No, soy su juguete. –acotó Suzuki acariciando sus muñecas.

 

-Lo eras y lo seguirás siendo hasta que nos graduemos. –hablaron al unísono.

 

-¡Ustedes no tienen derecho de jugar con el cuerpo de sus menores y no pueden hacer lo que quieran!

 

-¿Ah no? –inquirió el moreno.

 

-¿Y quién lo dice? –dijo el albino.

 

-Lo digo yo, y es lo normal. –replicó el pequeño castaño mas rojo que un tomate.

 

-Que lindo. –dijeron los mayores abrazando al menor.

 

Si el joven Suzuki jamás pensó que en su primer día terminaría siendo acosado por los dos jóvenes y carismáticos estudiantes del Consejo y por si fuera poco que él un niño de quince años fuera el juguete de estos chicos ricos. Fue así como empezó los placenteros y pervertidos días de estos adolescentes en la prestigiosa Academia Mirror Gotic.

 

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No podía creer que el novelista fuera capaz de escribir semejante historia y para el colmo usó a Ijuuin-sensei como objeto de sus pervertidas y eróticas fantasías sexuales. Definitivamente hoy no saldría vivo de esta.

 

Como un rayo me dirigía al sitio donde este señorito dormitaba, y con todo la rabia del mundo, le grité:

 

-¡MALDITO BASTARDO, VIEJO PERVERTIDO, OTRA VEZ VOLVISTE A USARME EN TUS NOVELAS BL Y PARA LO PEOR TAMBIÉN METISTE A IJUUIN-SENSEI EN TU ENFERMO MUNDO!

 

Un aura oscura rodeó la habitación, tengo un mal presentimiento y creo que cometí un pequeño error, como ustedes sabrán mi casero siempre se levanta de un humor pésimo y de verdad el único que sufre de su ira y a la vez de sus locuras, soy yo, Takahashi Misaki.

 

Mi sangre se heló al ver la cara de Usagi-san y temiendo por mi vida intenté darle marcha atrás a mis palabras.

 

-Verás Usagi-san… yo… sabes… no es correcto que uses nuestros nombres…

 

-Misaki…

 

-¿Sí? –dije en un susurro, sintiendo como se enfriaba todo lo que había a mi alrededor.

 

-Acaso, te molestó. –inquirió mi casero clavándome sus ojos violetas en mí.

 

-Por… por supuesto que sí, además metiste a Ijuuin-sensei, eso es más pervertido todavía. –dije con mi temblorosa voz.

 

-Mmm, entonces me estas diciendo que estas de acuerdo con los juegos de “Misaki y Akihiko”.

 

-No, claro que no, solo te pediría que no metieras a otros en tus enfermas fantasías.

 

-¿Esos son celos Misaki?

 

-¿Celos? ¡NO ESTOY CELOSO USAGI-BAKA!

 

-Lindo. –después de eso me levantó como si fuera un costal de papas y me llevó a su habitación para hacerme esas cosas que no mencionaré.

 

Sí algo que aprendió Takahashi Misaki en la primavera de sus 21 años fue lo siguiente:

Nadie, y absolutamente NADIE puede con los caprichos insufribles y retorcidos del gran novelista Usami Akihiko.

Notas finales:

me divertí haciendolo y jamas pensé que usaría a la Junai Egoist, pero me tenté demasiado tras escuchar el drama cd correspondiente XD y quice darle un lugarcito a ellos -w-

Bueno acepto todo tipo de sugerencias y comentarios, también si alguien quiere darme con la guillotina esta autorizado XD

Adyuu


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