Aunque la suma total de muertos entre atacantes y civiles ascendió a sesenta personas, Tom no solo se negó a cancelar los festejos navideños oficiales, también en un conmovedor discurso alentó a todos los magos a continuar las fiestas. Si se dejaban llevar por la tristeza sus enemigos no solo triunfaron destruyendo familias sino que destruirían una tradición de todos ellos. Para poner el ejemplo la familia real organizó una reunión navideña para el 26 de diciembre con sus amigos más cercanos en Malfoy Manor. Ahora mientras su esposo trabaja en el ministerio, Lucius ayudado por su hermana se encargan de arreglar todo para la fiesta esa noche. Si el rubio acepto este trato, fue por ver la cara de ilusión de sus gemelos al oír que podían invitar a sus amigos. Esta será la segunda navidad que pasarán los cuatro en familia, nada puede salir menos que perfecto.
Conforme pasan las horas, los invitados empiezan a llegar, los primeros en aparecerse fueron Severus con Orión, el mayor para ayudarle a su mejor amigo en los preparativos y el menor porque ya no podía estar más tiempo en su casa aburrido. Sus padres están en el hospital cuidando a Sirius, solo por la insistencia de Orión, Sevrus acepto separarse de su esposo un rato. Unas horas después y para sorpresa de todos Neville pide permiso para pasar con voz temblorosa desde la chimenea. La invitación de Harry provocó un caos en su casa, nadie de su familia esperaba que su tímido heredero tuviera relación con el segundo hijo de los reyes. Pero su abuela le dejó ir enseguida, desde que conoció al morenito en la estación, aun sin saber su pasado, supo que era el amigo perfecto para su nieto. Tommy es quién lo recibe, al verlo empieza a platicar con él:
- Te estaba esperando, Orión y Draco juntos son insoportables.
- Hola Tommy, la abuela te manda saludos, también a tus papás.
- Ahora que veas a papi le dices, ya viene para dejarte pasar.
Lucius saluda formalmente al amigo de su hijo y después de comprobar que viene solo, abre la barrera de su casa. En los tiempos que corren no se puede ser demasiado precavido. Antes de salir para seguir platicando con Severus, oye como su hijo planea ir a volar al patio, temiendo que se enfríe y termine resfriado, mejor lo pone a ayudarle:
- ¿Tommy amor, puedes supervisar que los elfos hayan hecho bien su trabajo?
- ¿Pueden hacerlo mal?
Todos se ríen por su pregunta, él tampoco cree que sus sirvientes cometan errores. Son elfos Malfoy. Pero la reputación de su familia se vería comprometida si hay cualquier desperfecto en los cuartos de sus invitados:
- Nunca está de más supervisar. También lleva a Neville a tu cuarto para dejar sus cosas.
- Ok
Le gustaría que Draco fuera tan obediente, su rubiecito se negó rotundamente a ayudarlo y ahora come catañas junto al fuego con Orión. Cuando esta a punto de salir del recibidor, siente la chimenea activarse de nuevo. Al darse la vuelta se topa con los chicos Lestrange, que nerviosos le dicen:
- Su majestad Malfoy, la duquesa Lestrange-Black fue a San Mungo a ver al duque Black, nos mandó acá porque el hospital no es un lugar para niños.
Después de parpadear varias veces, por fin Lucius descifra el mensaje. Es tan raro oír sus títulos en familia que le costó relacionar a la duquesa Lestrange-Black con Bella y al duque Black con el imbécil de Sirius. Hasta su propio título suena fuera de lugar. No debe extrañarle esta falta de familiaridad, hasta hace poco esos niños eran Weasley. Les sonríe de forma amistosa y les contesta en un tono casual:
- Hola Fred, ya los esperaba, Bella me aviso de su llegada. Pasen chicos, Tommy y Neville acaban de salir es probable que todavía los alcancen.
- ¿Cómo nos diferencio?
Esta vez es George quién extrañado le pregunta olvidando cualquier regla de etiqueta, en su casa hasta sus propios padres los llegaban a confundir. Mientras entran a la casa, Malfoy piensa en su respuesta. Para ellos es muy fácil diferenciarlos, sin importar el parecido físico la huella mágica es única:
- No me fijo en sus semejanzas, sino en sus diferencias.
- Papá nos dijo lo mismo.
Con que los pequeños ya dejaron atrás a Arthur Weasley, después de torturarlos por tantos años no esperaría menos. Es probable que Bella nunca sea llamada mamá, la figura de Molly es demasiado fuerte, pero Rodolphus debe estar encantado de la vida. Recuerda su propio problema, su embarazo continua su curso normal, todavía no ha decidido que hacer, pero si no se apura a decidir en unos meses otro pequeñín lo llamará papi.
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El reloj marca las dos de la mañana, pero todos están despiertos en la Mansión Malfoy, Lucius agradece que su familia siempre haya recibido a amigos para pasar la noche, sino ese día varios miembros del circulo interior terminarían durmiendo en los sillones, algo totalmente inaudito. Al interior de la mansión los adultos intentan platicar de temas banales, pero todos saben que tienen una tarea titánica enfrente suya, vincular a Dumbledore con los ataques. En cambio los niños están felices de la vida, corretean arriba y abajo de la casa, por fin son suficientes para armar 2 equipos de cualquier deporte que se les ocurra. Vaya que no desaprovecharán esta oportunidad. Lucius les deja pasar todas sus travesuras, pero cuando los diablillos de sus hijos, sobrinos y amigos empiezan a corretear a los pobres elfos domésticos con alguna travesura en mente, decide ponerles un alto:
- Chicos dejen en paz a los elfos, no son juguetes.
- Pero papá, es Navidad! Y tío Sirius dice que si los atrapamos los pintará de colores y los hará bailar encima de la mesa.
La llegada de Sirius en medio de la noche después de haber sido dado de alta, provoca que la alegría sea completa. Los Black, Severus y sus propios hijos consienten al susodicho. Este para agradecerles, feliz de la vida se integra a los juegos de los niños ayudándoles a cumplir sus más locas travesuras. Lucius no permitirá que jueguen con sus sirvientes, los pobres ya tienen demasiado trabajo con tantos invitados:
- Draco, si en 5 minutos no están todos en el salón sentados como se espera de ustedes, confiscare sus regalos hasta abril y no estoy bromeando.
Por un momento Lucius se arrepintió de haberlos amenazado con los regalos, al instante se terminó la persecución de sus elfos, pero todos los niños corrieron despavoridos al salón. En su camino estuvieron a punto de romper varios carísimos jarrones y figuras de porcelana, el rubio se hace la promesa de guardar sus reliquias familiares en sus bóvedas hasta que a sus hijos les salga barba.
Cinco minutos después, todos están reunidos enfrente del árbol de navidad. Al centro del circulo está la familia Riddle-Malfoy en su esplendor, Tom sentado en una silla de respaldo alto, Lucius en una igual a su lado y sus dos hijos están en unos taburetes a sus pies, esperando ser los primeros en abrir sus regalos. A su derecha están los Black-Prince tomados de la mano en un sillón de cuatro plazas que comparten con Remus y Regulus. El pequeño Orión, se dedica a saltar entre los 4 adultos que darían su vida por él. A izquierda del rey están los Lestrange-Malfoy, con el pequeño Sirrah tan abrigado que parece una bola de nieve, su negro cabello contrasta con sus ojos plateados, característicos de cualquier Malfoy. Y junto a ellos están Rodolphus y Bella, los Lenstrenge-Black con sus tres hijos que por primera vez en su vida se sienten parte de una familia. Los gemelos ven con admiración a Tom y se prometen ser dignos de integrantes del circulo interior, Ron sentado en las piernas de su padre adoptivo está a punto de caer agotado del sueño. Cerrando el circulo están los Goyle y Crabbe con sus respectivos hijos, Nott, su familia más Pansy, Blaise y Neville están enfrente de los reyes y los niños se dedican a hacerse caras entre ellos.
Algo que usualmente tardaría un par de minutos, fue una jornada maratónica, nadie sabe quién recibió más regalos, si Draco u Orión. El intercambio empieza, la mayoría de los adultos reciben uno de los siguientes presentes: una botella de vino o whiskey, alguna pieza de joyería o algún libro difícil de encontrar. Los niños en cambio se alegran por toda la clase de juguetes que les dieron desde los tradicionales de magos hasta algunos muggles especialmente divertidos.
Cabe destacar que Severus rompió su propio record personal de recibir ingredientes exóticos, este año aparte de los tradicionales cuernos de unicornio, piel de basilisco y dragón, consiguió piel de árbol blanco del amazonas, tentáculo de kraken gigante entre otras cosas. Sin embargo el regalo que recibió con más gusto fue el de Tommy quién le regaló un set básico para pociones, porque lo había oído quejarse que nunca tenía estos ingredientes. Otro que se lució con su regalo fue James, quién para festejar su liberación, invito a todos los chicos durante una semana a su casa de Grecia en el verano.
En un momento de la noche, cuando Lucius se topa con los ojos de su amado, este le sonríe mientras abre los brazos mostrándole la felicidad que hay alrededor suyo, Dumbledore habrá atacado el callejón Diagon pero no ganó esa batalla. Si el rey esperaba recibir a cambio un gesto de felicidad de su esposo, se encuentra con una mirada cargada de dolor, como si Lucius sabe algo que él no, algo que aun en un momento de felicidad pura lo hace sentir miserable.
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La fiesta ya termino, uno a uno los invitados se despidieron para ir a sus respectivos cuartos. Al principio temieron que los niños continuaran haciendo ruido, pero al parecer Sirius logró cansarlos. La única luz en el cuarto son los restos del fuego, Lucius y Tom están acostados en el piso abrazándose. Saberse rodeados de toda su familia les insta a continuar. Durante su noviazgo sus encuentros eran así, en la oscuridad y rápidos, ahora quieren recordar viejos tiempos. Pero tienen una conversación pendiente. Su majestad está preocupado por Lucius, aunque aparenta estar bien, desde la muerte de Abraxas el rubio es frío y distante con su familia. Su plática no será agradable y no quieren preocupar a sus hijos de nuevo. Ahora es el momento para tenerla, con tanta gente a su alrededor deberán comportarse. Tom es quién la inicia:
- Ni pretendas escapar de nuevo.
Intuyendo su intención, el rubio intenta distraerlo rozando su miembro, aun por encima del pantalón este gesto lo deja sin aliento. No cambiarán de tema. Usando su fuerza física Tom lleva las manos de Lucius encima de su cabeza, aunque este intenta soltarse, solo consigue marcar su perfecta piel. Ninguno dice nada, sus miradas se cruzan y ambos se fulminan con ellas, el primero en hablar será el perdedor:
- Que necesitas que haga para que me perdones?
- No te culpo, fue Dumbledore y pagará cuando sea el momento.
El odio en los ojos del rubio es visible, la magia negra a su alrededor se altera, sus forcejeos aumentan, hasta que por fin utilizando sus piernas logra soltarse. Enseguida se levanta del piso, un ligero temblor en sus labios lo delata, está intentando ocultarle su temor siendo agresivo. Por un momento Lucius tiene la intención de buscar los brazos de su esposo donde siempre será protegido, pero tras un momento de titubeo cambia de opinión, así solo será más doloroso. El rubio se abrocha la camisa, no deben estar más tiempo juntos, sino le confesará su tortura personal. Tom también se levanta y lo detiene. La preocupación se refleja en su rostro, su amado le teme tanto a algo que es incapaz de decirle nada:
- Amor? A qué le temes?
- De qué hablas? Es noche y mañana todavía estarán nuestros invitados en la casa, necesito dejar todo listo para el desayuno.
Una mentira, cuantas no les ha dicho esas semanas, siempre hay algo demasiado urgente que debe atender, negocios importantes, juntas intransferibles. No solo él lo resiente, los niños también le han preguntado varias veces si papi está enojado con ellos. Tomando su cara posesivamente le da un beso que es interrumpido de forma abrupta por Lucius. Su rubia obsesión es terco, su orgullo le impide pedir ayuda, aunque se condene no aceptará ninguna. Cada vez que lo rechace, él volverá a ofrecerle su mano:
- Tu padre acababa de morir y en lugar de permitir que te ayudara escapaste a Francia. ¿Qué te alejo? Y no me mientas diciendo que fue mi error con Tommy.
Sin poder mantener su máscara, Lucius cierra los ojos con cansancio, 2 meses cargando ese secreto sin ninguna ayuda, ni aun Severus lo sabe. Deberá ser más cuidadoso, Tom es perspicaz a partir de ahora estará vigilado. La poción casi está lista, en cualquier momento le escribirán de Francia, solo debe aguantar un par de días más. Cuando tenga a Dumbledore en sus manos lo hará sufrir, lo destruirá, el viejo conocerá la furia de los Malfoy. Ha tenido 10 años para planear su venganza y no permitirá que su noble esposo intervenga. Por el momento no puede ser feliz, el viejo está esperando esa reacción de su parte para atacarlo donde más le duele, su familia:
- Ya me destruyo una vez, estoy tomando las medidas necesarias para evitar que lo haga de nuevo.
- No ves que eso quiere, es su venganza, nuestra infelicidad lo hace feliz.
- Prefiero sufrir a poner en riesgo a los niños.
El silencio invade la habitación, pueden negarlo todo lo que quieran pero mientras Dumbledore este libre, sus hijos están en peligro. Todavía no descifran el plan del viejo, solo pequeñas partes de este, pero todo indica que pensaba matar a Draco y apropiarse del reino en nombre de Tommy. Si ese plan fallaba utilizaría al hijo de James de alguna forma similar. El rey toma la cara de su esposo con delicadeza, se acerca hasta dejar un milímetro de separación entre ambos:
- No debes temer amor, te juro que nuestra familia está a salvo.
Sin poder evitarlo Lucius le truena los labios a su esposo, quiere creerle, le gustaría hacerlo y así todo sería genial, pero ya se arriesgo una vez, le recordará a Tom que no siempre puede cumplir sus promesas, hasta él tiene un limite y Dumbledore es un enemigo a su nivel:
- ¿Ese juramento de nuevo? Que yo recuerde ninguna de nuestras precauciones sirvió para nada. Ese maldito hizo lo que quiso con nosotros. No seré feliz hasta que él muera.
- Lucius le estás dando demasiado poder. El viejo caerá, te prometo que en un año seremos libres.
- Para entonces será demasiado tarde.
- Tarde para qué?
Dándose por vencido, se deja caer en el piso mientras oculta su rostro con su largo cabello rubio. Tom se sienta atrás de él, rodeándolo con piernas y brazos. Al sentirlo Lucius se voltea para posar su rostro sobre su pecho. No quería hacerlo, preocuparlo, pero si sigue guardando su secreto este lo destruirá. A media voz intenta confesarle a su esposo su temor, pero las palabras no salen, no puede decirle. Imaginar su sufrimiento si llega a pasarle algo a ese bebé es demasiado. Mejor no decirle nada. Sabe los cuidados que un embarazo necesita, si se cuida para ese nuevo niño, entonces descuidará a sus gemelos como sucedió hace 10 años. Esta vez no los dejará solos. No será el estorbo que permitió la desintegración de su familia. Si le dice del embarazo a Tom, entonces le prohibirá participar en la guerra. Esta vez no se quedará sentado con los brazos cruzados. Dumbledore morirá bajo su varita. Se la debe ese infeliz. Cualquier cosa que pase con este bebé, solo pesará en su conciencia. Nadie más sabrá de su existencia.
Cerrando la boca, Lucius se voltea para subirse encima de su amado, con una sonrisa malvada pone cierta parte de su anatomía en un lugar donde deja a su esposo sin palabras. Necesita distraerlo y rápido. Como si no notara la erección de Tom, continua dándole besos en los labios. Cuando por fin retoma control de su cuerpo, su amado lo abraza y gira para quedar él arriba. Aunque le da besos por todo el cuerpo y sus manos recorren el pecho de Lucius, no hace nada más, no necesitan tener sexo para demostrarse su amor. Estar acostados uno junto al otro, oyendo los latidos de sus corazones es el paraíso. Después de unos minutos de no decir nada, Tom se asegura de no dejar ningún secreto entre ellos:
- Hay algo que quieras decirme?
Esa pregunta es difícil, Lucius no contesta enseguida, solo posa su nariz en el pecho de su esposo para sentir su olor, le gusta, es único y lo hace sentir seguro. Tiene que decirle, ese es un secreto que puede romper su matrimonio, pero tiene miedo de su reacción. Y más aun cuando ni él mismo sabe si su decisión es la correcta, pero no pueden arriesgarse. Es lo mejor. Aunque le duela como mil cruciatas al mismo tiempo. Mejor decirle ahora y no cuando ya no haya retorno:
- Yo estoy…
Antes de poder terminar su frase, cierra los ojos, no le dirá a Tom, no merece cargar con la culpa, posa su mano en su vientre, una solitaria lágrima recorre su mejilla. Es su único momento de debilidad, se pone su máscara Malfoy, nadie sabrá su sufrimiento. Su esposo no merece cargar con eso.