Capítulo 5 La negación de Lucius
Nada ocurre. Hasta las manecillas del reloj dejan de moverse, todos los presentes conocen la implicación de decir en voz alta el nombre prohibido; aquel que fue borrado de los registros del reino, desaparecido de los cuadros familiares, quemados los periódicos donde se hablaba de su nacimiento todo con la esperanza de no recordar su existencia. Nadie se atreve a quitar los ojos de Severus para voltear a ver la actitud de Lucius, tal vez su falta de reacción sea la aceptación de la frase dicha por el pocionista. Pero este conoce demasiado bien al rubio, actuó demasiado a la ligera, se portó como un Black y eso lo enfurece. Deja caer la varita que tiene en la mano, el ruido que hace al chocar contra el piso reinicia el paso del tiempo, el reloj vuelve a correr y el azote de la puerta saca a los presentes de su estupor.
Parado en el umbral de la puerta, Draco Riddle-Malfoy se queda viendo la escena. La plata liquida que corre por sus ojos escanean toda la habitación, puede sentir la calma antes de la tormenta, su padre está en silencio en una esquina y para su asombro sus ojos están fijos en la espalda de su padrino. Si no está 100% seguro que su padre adora a Severus, podría jurar que está a punto de matarlo. Por un momento tiene miedo, algo malo ocurrió, pero no sería un Riddle si se acobardara por semejantes señales. Sin tomar aire encara a su padre:
- Yo tengo más derecho a estar presente que él, ni que fuera mi hermano.
- Crucio!
Draco no puede creer lo que sucede, su padre ataca a su padrino con una maldición imperdonable. Severus se encuentra tirado en el piso con los ojos cerrados de dolor, pero ningún grito sale de su garganta. Conforme los segundos pasan, su resistencia se agota y Lucius no tiene la intención de acabar pronto. Sirius es el primero en intervenir, no puede continuar viendo como torturan a su amado, pero su majestad espera esto y utilizando magia no verbal y sin varita, lo avienta al otro lado de la habitación. El mago más poderoso del cuarto es Lucius, luego vienen Severus, Rabastan, Sirius y Bellatrix, los responsables de tranquilizar a su majestad, pero en este momento 3 de ellos se encuentran demasiado cercanos al problema para actuar imparcialmente.
En venganza por ser atacado cuando él pensaba usar palabras, Sirius invoca magia muy antigua ordenando a los demás miembros de su familia atacar a Lucius. Bellatrix alcanza a gritarle al rey advirtiéndole de su ataque antes de lanzarle un maldición. Regulus usando toda su fuerza de voluntad logra revertir la orden de su hermano para empujar a Severus fuera del alcance del crucio de Lucius. Por desobedecer una orden directa del jefe Black, segundos después cae inconciente. Los hechizos vuelan de un lado a otro, realmente nadie está atacando solo quieren que Lucius saque todo el enojo que trae adentro, esperan que una vez calmado su compostura regrese.
La rabia de Lucius contra Severus disminuye, cada vez lanza maldiciones más espaciadas y menos mortales. Oír nombrar a su angelito, a su Tommy, reinicia su tortura personal. Cuando por fin lo olvidó, un muggles aparece para recordarle que tuvo otro hijo aparte de Draco, de entre todos los rasgos físicos Harry debía tener unos tan parecidos a los Riddle. Una imagen de él cargando un bulto con el cabello negro le llega de pronto a la mente. Su hijo menor tan diferente en carácter a los Malfoy y los Riddle siempre fue su preferido. Por 2 años mantuvo la esperanza, removió cielo, mar y tierra, pero terminó aceptando que gastaba recursos en balde, su hijo ya estaba muerto y él nunca tendría un cuerpo que poner en su tumba. En lugar de sufrir con la esperanza de su regreso lo borró del planeta, en su mente Draco se volvió hijo único. Tommy no había muerto ese 31 de octubre sino que dejó de existir.
Sus ataques se concentran en Sirius. Este sustituye su falta de poder mágico con su habilidad para los duelos, cada hechizo que recibe es desviado contra el mobiliario de la habitación . Los demás tienen miedo de intervenir pero temen por la vida del Black mayor. Su terquedad reaviva el enojo de Lucius, sus maldiciones son mortales de nuevo, pero Sirius se niega a rendirse. Rabastan es quién ve el punto débil en su defensa y con un certero ataque lo desmaya. Para evitar que Lucius decida juzgarlo por traición y condenarlo a la pena máxima en ese instante, se lo lleva al ministerio. El duque Black pasará la noche en una celdas por defender a su esposo, aun sin oír una amenaza Lucius sabe que perdió su apoyo hasta recibir una disculpa de su parte.
El recuento de daños es poco alentador. Severus está recostado en un sillón intentando mantenerse despierto, molesto por su reacción llama a un elfo doméstico que lo lleve a casa. Tampoco recibirá su apoyo sin una disculpa de por medio. Regulus Black está inconciente en un charco de sangre, prefirió ser atacado por su propia magia y salvar a Severus a obedecer a su hermano. Él si deberá pasar la noche ahí, mejor llamar a un elfo doméstico para que lo lleve a una habitación. Los demás se despiden para irse a sus casas ninguno menciona el incidente, pero Lucius puede sentir su reproche, hacía años que no se dejaba llevar por su ira. Eso no es la reacción esperada del líder de todo un reino, han pasado 10 años y todavía no llena los zapatos de su esposo.
Una vez solo Lucius recuerda que el muggles estaba en la habitación cuando todo empezó. Lo siente por los Black pero esa misma noche mandará a Harry con los Weasley, no se siente con la fuerza suficiente para volverlo a ver. Solo quiere que esto acabe para ir junto al cuerpo de su amado y llorar por su hijo perdido, pero por más que busca, Harry no está por ningún lado.
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Al empezar la pelea, Harry cae al piso empujado por Severus, el pequeño niño se queda acostado boca abajo tapándose la cabeza con las manos. El miedo no le deja pensar en nada, quiere estar de regreso en su alacena donde siempre se sintió seguro. Las lágrimas otra vez escurren por sus mejillas, el mundo mágico es tan peligroso, no entiende porque se atacan y mucho menos quién es ese Tommy que Severus nombró. De pronto siente una mano tomarlo del brazo, alguien insistentemente lo jala hacía la puerta mientras una voz infantil le grita:
- Vamos, deja de llorar, pesas demasiado para cargarte y debemos irnos de aquí.
La curiosidad puede más que el miedo, levanta la cabeza unos centímetros del piso para encontrarse con un niño de su edad hincado enfrente suyo. En su cara puede ver el esfuerzo que hace para arrastrarlo hacía la puerta, el sudor escurre de sus güeros cabellos, pero no se inmuta y continua con su trabajo. Una vez más le insta a seguirlo, se ve tan seguro de si mismo que sin dudarlo Harry también se hinca y comienza a gatear detrás suyo:
- Quién eres?
- Draco Riddle-Malfoy y tú?
- Harry Potter
- Mucho gusto Harry, ahora andando antes de que se den cuenta que intentamos escapar.
De forma apresurada ambos niños se dan la mano, para después continuar arrastrándose fuera de la zona de batalla. A una distancia prudente Draco se levanta, le ayuda a Harry pararse y se suelta a correr hacía el laberintos de pasillos que es la mansión Riddle. La intención del rubio es llegar a una chimenea que su padre no haya bloqueado y utilizarla para irse de ahí a un lugar donde la pelea no los alcance:
- Draco tu padre no notará tu ausencia?
- No hasta dentro de varias horas.
- A mi tampoco me echarán de menos.
Los dos niños se sonríen tímidamente, por fin encontraron a alguien que comprende la soledad que los invade. Ambos han vivido rodeados de personas que deberían cuidarlos, pero los tíos de Harry lo odiaban y Lucius siempre está demasiado ocupado con el imperio para encargarse de Draco. Durante sus horas de soledad, ambos esperaron la llegada de un padre amoroso y protector que los hiciera sentirse queridos, Harry la voz de sus sueños y Draco a Tom Riddle. Por fin encuentran la chimenea, entran en ella y sin dudas dicen su destino:
- A Malfoy Manor.
Harry intenta salir corriendo de la chimenea para explorar el oscuro salón, pero la mano de Draco lo detiene y enojado le grita:
- Qué nunca te enseñaron a no salir de una chimenea sin avisar de tu llegada?
- Eres un exagerado, que podría pasar?
- Pues depende, puedes desde caer inconciente hasta muerto, hay barreras mágicas muy poderosas que no admiten intrusos. Espera un momento mientras llamo al abuelo.
Acostumbrado a las maneras Dursley, Harry se tapo los oídos para esperar un grito que nunca llega, su nuevo amigo simplemente chasquea los dedos para anunciar su llegada. Al verlo Draco niega con la cabeza mientras su risa llena la habitación, esta no expide maldad ni burla, simplemente en esa posición Harry parece un muñecote. Este enojado lo empuja hacía adentro del cuarto, desde el piso Draco habla con una bola de gas que apareció después de su llamada. No puede entender lo que dice, pero las palabras padre, enloqueció, amigo, quedarnos, noche le dan una muy buena idea del mensaje. Una vez terminada la conversación Draco se voltea hacía Harry y le dice:
- El abuelo promete no avisarle a padre que estamos aquí si podemos terminar solos la poción que está haciendo.
- Nunca he hecho una poción.
- Yo si y mi padrino me ha enseñado varios trucos, solo recemos porque no sea algo demasiado difícil y no habrá problema.
El abuelo de Draco, Abraxas Malfoy, resultó ser el molde de donde salió su nieto. Como buen Malfoy tiene el cabello güero platinado, los ojos color plata, la piel blanca y una altura considerable, aun con sus 90 años, el señor Malfoy mide sus buenos 1.80m. Por su edad le cedió el control de la familia a su hijo, pero aun controla las barreras de la casa patriarcal de su familia, si él no quiere Lucius no entrará esa noche a recoger a su nieto. Al ver llegar a los dos niños, los saluda con un movimiento de cabeza. Por un momento observa a Harry, él también nota el parecido con su difunto nieto pero no mencionó nada. El viejo es demasiado prudente para hablar impulsivamente, las apariencias físicas engañan, es la huella mágica de cada individuo lo que puede revelar su origen. Lamentablemente en su intento por desaparecer cualquier rastro de Tommy, Lucius destruyo el registro donde se describía su huella mágica:
- Estoy preparando una poción mata babosas. Solo me faltan los últimos detalles, los dejo para que trabajen.
- Si abuelo
- Qué gustan para cenar?
- Pastel de chocolate.
- Muy bien le avisaré a los elfos que preparen una tarta, Draco recuerda que si la poción no sale bien le avisaré a tu padre donde te encuentras.
La única contestación de su nieto es un movimiento afirmativo de cabeza, como su padrino le ha enseñado antes de realizar cualquier movimiento le con detenimiento la receta. Conociendo la habilidad de su abuelo, sabe que hasta el momento el color y la consistencia son perfectos, solo deben seguir las instrucciones al pie de la letra y esa noche dormirán seguros. Al principio Harry tiene miedo, preparar una poción se oye demasiado avanzado, pero al llegar al cuarto de pociones se da cuenta que este guarda cierto parecido con una cocina, lugar donde pasó la mayor parte de su infancia. En un acto inconciente, se pone el delantal de Abraxas, se sube a un banco para estar a la altura del fogón y en voz alta exclama:
- Que quieres que corte?
Por un momento Draco olvida la poción, el fuego está prendido y que debe mover en el sentido de las manecillas del reloj 15 veces la mezcla dentro del caldero. Pero la luz del cuarto provoca que los ojos verdes de Harry brillen en todo su esplendor, el delantal le cuelga a los lados, y las numerosas vueltas que le dio a sus mangas provocan que sus brazos se vean más delgados de lo que en realidad son. Para Draco esos son detalles irrelevantes, la felicidad en la cara de su amigo es la clara señal que confía en él. Este gesto se le queda en el corazón para siempre. Ahora si se permite tomar aire para contestarle, ante Harry no debe ser el ser frío y en completo control de si mismo que su padre espera sea:
- Esas raíces negras que están ahí, en tiras largas diagonales.
- Si señor Chef.
- ¿Qué es un Chef?
- El encargado de la cocina, al que todos obedecen y el que prepara los platillos más delicados de todos.
- Mmm muggles, si a ti te gusta llamarme así puedes hacerlo, pero no se lo digas a nadie más, será nuestro secreto.
Abraxas está a punto de cruzar la puerta para encontrarse con su nieto cuando oye risas salir de la habitación. Sin querer interrumpir hechiza la puerta para poder ver el interior del cuarto. Para su asombro ambos niños continúan trabajando en la poción, a Draco nunca le ha gustado hacer pociones pero está concentrado en terminar esta correctamente. En cambio Harry que en el fondo siempre le gusto cocinar, encontró una actividad que a la vez lo entretiene y es un reto para él. Mientras cocinan, Draco le cuenta que su padrino Severus, es el mejor pocionista del reino, pero que dejó de hacer pociones para ayudarle a Lucius a regir el reino como su ministro. Los niños platican de la escuela, Draco habla del quidditch, de las clases, de los grupos de música famosos, mientras Harry le habla del mundo muggles, de la televisión, de que siempre tuvo miedo y de cómo ahora que es un Black ya cree poder ser feliz. En esa noche la amistad de ambos niños crea cimientos fuertes capaces de sortear los obstáculos más difíciles como más adelante ambos lo comprobarán.
Sin quererlos molestar Abraxas, desaparece la ventana, pone a un elfo de guardia junto a la puerta por si la poción sale mal y va a recibir a su hijo en su despacho. Padre e hijo se ven a los ojos, sin decirse una palabra uno sabe que perdió la discusión, pero aun así la grave voz del mayor se oye:
- Los niños dormirán conmigo hoy en la noche, mañana los mandaré a sus respectivas casas.
- Están bien?
- Si y Lucius no quiero que Harry desaparezca de pronto. Draco tiene tan pocos amigos que no podemos quitarle a los que encuentra.
Lucius oye las palabras de su padre, maldice la habilidad de su hijo para ir a esconderse bajo el abrigo protector de su abuelo. Si Harry no desaparecerá de su mundo entonces lo evitará lo más posible, porque si de algo está seguro es que el muggles no es Thomas y nunca lo aceptará como su hijo.