Capítulo 2 Cambio de nombre
La sensación de ser absorbido por el ombligo le revuelve el estómago, apenas ponen un pie en su destino, Harry se suelta rápidamente del gigante y se inclina a un lado para vomitar todo el desayuno. Completamente apenado, el niño empieza a llorar, sus tíos siempre lo castigan cuando hace eso. Pero Hagrid acostumbrado a estos episodios le da unas palmadas amistosas en la cabeza y con mano firme lo guía hacía el interior del edificio:
- No te preocupes Harry, no eres el primero ni serás el último que vomite después de su primera aparición.
- Perdón.
- Conozco a magos hechos y derechos que sufren del mismo problema, deja de llorar que con esas lagrimas no podrás ver todo lo que ocurre.
Más tranquilo y empezando a creer que su suerte esta cambiando, voltea a su alrededor. Hagrid tiene razón, los ojos no le alcanzan para ver todas las cosas fantásticas que ocurren. Los dos se encuentran caminando por un enorme corredor, lleno de magos muy bien vestidos que entran y salen de chimeneas. Un poco más alto que él vuelan sobres de colores, que de vez en cuando llegan junto a un mago y este lo toma para leer su contenido. Al parecer Hagrid es muy popular porque al verlo lo saludan de forma amistosa y de vez en cuando alguien se queda viendo al pequeño que corre atrás de él para intentar mantenerse a su lado y sonríe con ternura. El corredor llega a una explanada interior, en el centro hay una estatua que representa a un hombre muy apuesto, esta es el destino del gigante porque una vez frente de ella retoma la conversación con Harry, mientras gesticula con sus brazos:
- Harry bienvenido al Ministerio de Magia, punto de entrada a nuestro mundo. Aquí se encuentran los diversos departamentos encargados de mantener el orden en todos los aspectos de nuestra sociedad. El rey y su corte tienen sus oficinas en el palacio real, pero diario vienen aquí para tener audiencias con sus súbditos. Mi oficina se encuentra tomando el tercer ascensor en el quinto piso, no lo olvides por si ocurre una emergencia y tienes que venir a verme, entendido?
- Prometo no meterme en líos.
- Espero visitas tuyas semanales mientras no estés en la escuela, quiero enterarme de todo lo que haces, no creas que una vez instalado con los Wesley te librarás de mi.
Al oír de las visitas semanales la cara se le ilumino un poco, Hagrid es una persona cuyos gestos son abiertos y sinceros. Harry por fin tiene un adulto que se preocupa por su bienestar. Al ver la sonrisa del niño, el gigante lo abraza cariñosamente, de pronto se oye una voz a sus espaldas:
- ¿Con que este es el pequeño que se le escapó al viejo?
- Lord Black, un placer encontrarlo, afirmativamente este es el pequeño Harry Dursley.
Tanto Harry como Regulus Black, se miran detenidamente. El primero ve a una persona alta, muy delgada con el pelo de un negro azulado, a diferencia del suyo que es completamente opaco. Va vestido de forma elegante, una túnica negra con remates en plateado y verde. En el hombro izquierdo lleva 5 líneas plateadas que representan su posición social. Regulus Black es el reflejo de una persona poderosa y segura de si misma. Enseguida el niño baja la cabeza y cierra los ojos, esperando no ser regañado por su atrevimiento. El mayor ve a un pequeño niño, cuya magia se muestra muy poderosa, pero que es un manojo de nervios y timidez, señal de haber sido criado por muggles. Una vez más comprueba que las reglas de integración son las correctas, un niño mago nunca debe ser lastimado por esos seres inferiores que son los muggles, sino su carácter se ve seriamente afectado y probablemente su habilidad para hacer magia también. Regresa su atención a Hagrid y para romper el tenso silencio que cayó entre los tres, exclama:
- Por Merlín, espero que planees cambiarle ese nombre, Hagrid.
- A eso venimos, alguna sugerencia mi Lord.
Regulus sube por un momento la vista hacía la enorme estatua que adorna la explanada. Por un momento llegó a pensar que el pequeño compartía los rasgos de su querido rey, pero eso es una tontería, su majestad es hijo de magos que fueron hijos de magos y así se remontan hasta las épocas de Merlín. Ningún hijo de muggles puede tener sus características físicas, seguramente es un parecido superficial por la edad del niño y nada más que eso:
- Oh, yo no soy bueno para eso, pero haré unas llamadas para desocupar a mi esposo, él te dará un consejo mejor que él mío.
- Muchas gracias mi Lord
Paso seguido Regulus se aleja de ellos en dirección al elevador central, el más grande de todos y custodiado por unos guardias que al verlo acercarse lo saludan marcialmente. Una vez solos, Hagrid reinicia la caminata, mientras es cuestionado por Harry, ya entrando en confianza el niño quiere saber un poco de todo. Hagrid empieza por lo básico, en la sociedad mágica hay 5 clases sociales, el circulo interior, los nobles, la casta superior, la casta inferior y los integrados. Usualmente una persona no cambia de clase social y solo se relaciona con los de su misma clase, a eso se refería Dumbledor al decirle que no se relacionara con otras clases. Harry vuelve a retraerse en su mundo, él es un integrado, lo más bajo dentro del mundo mágico, una vez más será rechazado, pero paso seguido se entera que los niños solo son clasificados en una clase después de graduarse de la escuela. Como el pequeño sigue cabizbajo, Hagrid le cuenta un poco de su pasado:
- Verás Harry, yo soy parte de la casta inferior, ves, tengo una línea gris oscuro en el hombro izquierdo y aun así no he tenido ningún problema para trabajar en lo que más me gusta ni para relacionarme con quién quiera.
- Es que tu eres genial Hagrid, todos te ven con respeto, hasta Lord Black se detuvo a hablar contigo.
- Cuando yo era niño también recibí la invitación a estudiar en Hogwarts. Al igual que tú tenía mucho miedo, nadie de mi clase social es invitados a esa escuela, pero aun así me arme de valor y fui. Su majestad iba unos años por delante de mí, yo siempre intente evitarlo, hasta que un día me descubrió alimentando a mi mascota secreta, una enorme araña.
- ¿Te acuso?
- No, al contrario me confesó que él también tenía una debilidad por los animales peligrosos. A partir de ahí surgió una amistad entre nosotros.
- Yo no sabría cuidar una araña, nunca he tenido una mascota.
- Ese no es el punto de la historia, lo que te quiero enseñar es que todos tenemos algo único que nos hace especiales. A mi me gustaban los animales peligrosos, era muy bueno cuidándolos, lo que me hizo especial a los ojos de alguien. Piensa en que eres bueno y cultívalo, verás que pronto alguien querrá ser tu amigo.
- ¿Sigues siendo amigo del rey?
Por primera vez desde que se conocieron, el brillo en los ojos del gigante desaparece y frunce el gesto más de lo necesario. Odia tocar ese tema, su majestad Tom Riddley fue su primer amigo en la escuela, gracias a él todos los demás lo aceptaron y se dieron una oportunidad para conocerlo sin los prejuicios que conllevaba ser un ralla gris. Tom nunca olvidó a su gigante amigo, y cuando se graduó le consiguió un puesto en el ministerio de magia, sin pedirle nada a cambio más que su total fidelidad y una integridad intachable. Su relación siempre se mantuvo estable y cuando nacieron sus hijos lo invitó a conocerlos como un familiar más. Pero hacía 10 años, la noche del 31 de octubre, una persona cercana traiciono al rey, dejando entrar a palacio a un grupo pro muggles. Estos tenían como objetivo asesinar a los príncipes del reino, pero Tom intuyendo su intención llegó primero al cuarto de los pequeños, logrando mandar sano y salvo a su hijo primogénito, pero fallando en salvar al segundo. Los traidores, aprovecharon esta oportunidad para dejar en coma al rey y matar al niño. Sin entrar en muchos detalles, Hagrid le explica a Harry:
- Su majestad está en coma desde hace 10 años, unos traidores al reino lo atacaron y después huyeron del lugar, nunca los han encontrado. Su pareja, el rey consorte, Lucius Malfoy, es quién dirige el reino en nombre de su esposo.
- Cuanto lo siento Hagrid
- No te preocupes Harry, Tom es un mago muy poderoso, él despertará y le dará su merecido a quienes lo traicionaron. Ahora basta de pláticas, es hora de ir con Remus Black.
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Remus resultó ser un joven adulto, de unos 30 años, con el cabello castaño pulcramente peinado, que los esperaba atrás de su escritorio hablando por flu con alguien que parecía gritar mucho por el ruido que salía de su oficina. Después de tocar 2 veces, sin esperar una contestación, Hagrid abre la puerta con confianza, ha pasado demasiado tiempo en esa oficina como para saber que siempre es bien recibido. Con un poco de más timidez, Harry lo sigue. Apenas entra a la habitación, no quiere volver a salir, el lugar es acogedor, está decorado en tonos claros, la chimenea está encendida y por ahí sale una cabeza, la responsable de tanto alboroto. En voz baja Hagrid le explica que eso es como el teléfono muggle, por lo que Harry no le presta demasiada atención. Remus al verlos llegar, le dice a la cabeza hablante:
- Te dejo canuto, el pequeño ya llegó y debo atenderlo.
- Él de 11 años encontrado la semana pasada, puedo estar presente en su registro, por favor, prometo no hacer mucho ruido.
Si algo tenían los Blacks en común era su impulsividad, después de estar casado por 10 años con uno y ser padre de otro lo había experimentado de primera mano muchas veces. Sin darle tiempo a su amigo de llevar a cabo su plan, cierra su red Flu y voltea a ver al pequeño Harry. Famoso entre los magos por haber vivido durante 11 años en el mundo muggles, sin haber sido detectado por ninguno de sus hechizos para encontrar fuentes mágicas, pero siendo lo suficientemente poderoso para ser aceptado en Hogwarts. Su caso es tan extraño, que el propio Lucius fue informado de su aparición. Esperaba encontrarse con un niño tímido, pero Harry es el peor caso de baja autoestima con él que ha lidiado. Se alegra que su guardián sea Hagrid y no algún otro que solo tiene ese trabajo por los privilegios que conlleva. Para iniciar su conversación, voltea un portarretratos que tiene en la mesa, donde se ve a su pequeño hijo Orión Black, saltando alegremente de un lugar a otro:
- Hola Harry, yo soy Remus Lupin de Black, este de aquí es mi hijo Orión, tiene 5 años menos que tú, pero en la semana te lo presentaré para que jueguen un rato. ¿Te gustaría que lo haga?
- Nadie quiere jugar conmigo, todos creen que soy un fenómeno.
- ¿Tú crees eso?
- Lo creía hasta esta mañana que Hagrid llegó a casa de mis tíos diciendo que soy un mago, ahora no se que soy.
Definitivamente ese es el caso más difícil en el que ha trabajado en todos sus años como miembro del departamento de registros. Se alegra que Regulus los encontró en la explanada y uso su poder político para asignarle ese caso. Si hubiera caído en manos de cualquier otro burócrata Harry nunca saldría de su depresión, ni podría desarrollar todo su potencial. Su amor paternal, le instó a salir de detrás de su escritorio, hincarse junto al pequeño y abrazarlo. Harry no se esperaba esta reacción, nunca en su vida lo habían consolado de esa manera, nunca tuvo un padre que le transmitiera ese amor incondicional y sin poder evitarlo rompe en lagrimas. Las cuales se intensificaron al escuchar la respuesta del adulto:
- Tu eres un niño muy especial Harry y aquí nos encargaremos que encuentres tu lugar en el mundo, ya nunca más estarás solo, entendido.
- Si señor Lupin.
- Llámame Remus, también seré tu guardián junto con Hagrid, puedes confiar en nosotros para cualquier cosa, nunca lo olvides.
De pronto la puerta se abre estrepitosamente y por ella entra el hermano mayor de los Black, Sirius, quién no queriendo quedarse afuera del chisme del año y al ser cortado por su mejor amigo, decide correr de un lado a otro del edificio para estar presente durante la ceremonia de registro. Por la prisa de llegar a tiempo, se resbala con la alfombra y está a punto de caer de cara en la chimenea, cuando es detenido por la gran mano de Hagrid. Remus se levanta de donde está hincado y mostrando un carácter más fuerte de lo esperado en ese frágil cuerpo, empieza a gritarle al recién llegado. Mientras este le pone una cara de cachorro regañado:
- ¿Acaso tienes algo aparte de aire en esa cabeza Black?
- Remus, es que cerraste tu chimenea.
- Por algo lo hice, no me digas que corriste como un loco por todos lados, el líder de la familia Black, portándose como un colegial.
- Nadie me vio, no por nada soy el capitán de los aurores del rey.
- Aparte de imbécil eres un presumido, vete por favor, esto es serio. Harry está muy delicado.
Todos voltean a ver al menor, esperando encontrarlo llorando, pero Harry intenta esconder una sonrisa con su mano. La regañiza de Remus al recién llegado fue muy chistosa, sobre todo por las caras de Sirius. Dando la batalla por perdida, le señala una silla a su amigo y regresa a su lado del escritorio, cuando menos tener al Duque Black en el equipo de integración del pequeño les servirá para facilitar los trámites. Lo primero que deben hacer es renombrar a Harry. Llamarse Dursley en su mundo es una invitación para ser discriminado por todo el mundo, el nombre es demasiado muggle. Cambiar nombre no es un requisito para la integración, de hecho muchos chicos deciden mantener su nombre muggles para recordar su origen, pero más adelante se dan cuenta que esa fue una decisión que afectaría toda su vida:
- ¿Harry te gusta tu nombre?
- Bueno, es lo único que tengo de mis padres, solo se tomaron la molestia de nombrarme y luego desaparecieron, no quisiera perderlo.
- ¿Y tu apellido?
- Los Dursley nunca fueron mi familia sanguínea y nunca me consideraron su hijo, no quiero nada que me relacione con ellos.
- Muy bien entonces estamos buscando un apellido que le quede a tu nombre.
Hagrid comienzan a repasar en su memoria todos los nombres de familias sangre pura y de magos que conocen, mientras Remus hace lo mismo leyendo los registros de su libro. Obviamente todos aquellos apellidos pertenecientes al círculo interno y a los nobles están prohibidos, pero debe de haber algún apellido de una familia casta superior o casta inferior que pueda ser levemente cambiado para nombrar con este a Harry. En cambio Sirius se dedica a jugar con Harry, sacando monedas de sus orejas y haciéndole toda clase de bromas. Para su asombro el niño aprende rápido y en unos minutos también empieza a jugarle bromas, el pequeño será todo un pillo una vez que tenga más confianza en si mismo. Los minutos pasan y nadie ha encontrado un nombre que les convenza, hasta el propio Sirius deja de jugar para pensar en uno. De pronto sus ojos se topan con una foto del escritorio de Remus, una donde salen 3 adolescentes con el uniforme de Hogwarts. Cierra los ojos recordando mejores tiempos, en días como ese extraña demasiado a su mejor amigo, sobre todo cuando tiene un chico idéntico sentado junto a él. El golpe que se da en la frente asusta a las demás personas, los saltos de alegría que da por toda la habitación les confirman que Sirius Black por fin enloqueció. Harry se ríe de la espontaneidad del adulto y los otros dos adultos voltean a verlo, maldiciendo una vez más a la sangre Black que corre por su amigo. El primero en preguntarle algo es Remus:
- ¿Ahora que se te ocurrió?
- Remus, Hagrid, les presento a Harry Potter.
- Potter, de la ancestral familia emparentada con los Riddley y los Prewett, acaso se te terminó de fundir el cerebro?
- Piénsalo Remus es perfecto, en primer lugar no queda ningún Potter que venga a quejarse, los tres sabemos porque no le importará a su majestad y Harry tiene todos los rasgos Potter. El cuerpo pequeño, el cabello despeinado y negro, dios hasta sus facciones me recuerdan a un muy joven James. Y la mitad de los magos lo dejará en paz al oír su apellido.
Tal vez su amigo tuviera razón, los Potter era una familia extinta, solo tuvieron un hijo que no pudo tener descendencia y desapareció demasiado joven. Bien vestido, Harry podría pasar como su hijo perdido. Ve con cuidado al pequeño niño que espera pacientemente a que le dirijan la palabra, en un chico tan joven esa tranquilidad y costumbre de ser ignorado es una mala combinación. El pequeño necesitará todas las armas que le puedan dar. Se convence que Potter es el mejor apellido para el pequeño, ahora es necesario que sea Harry quién le de visto bueno a su nuevo nombre, sino sentirá que este le fue impuesto y nunca lo tomará como suyo:
- ¿Qué te parece Harry, te ves como un Potter?
- Harry Potter
No estaba seguro, pero al oír la combinación salir de su boca, su nombre, algo en su interior le dijo que aceptarlo es lo correcto. Contento por decidir algo en su vida, con una voz más segura que cualquiera usada hasta ese momento, le contesta a Remus:
- Me gusta, prometo llevar este apellido con honor.
- Para honrar a todos los anteriores Potter solo debes ser tu mismo Harry, esa era su máxima.
Una vez terminada su frase, el castaño se voltea hacía el pelinegro y con maldad le dice:
- Me alegra que se encuentre con nosotros Duque Black, nos concede el honor de ser el padrino de este niño?
Sirius se muerde los labios, genial ahora su esposo se enterara que usó el apellido del sobrino consentido del rey para nombrar a un integrado. Seguramente esa noche se le armaría una de las buenas, solo espera no ser mandado al sillón a dormir. Esta a punto de negarse, pero al ver la cara de ilusión del niño, asiente lentamente. Levanta su varita y muy despacio dice el hechizo de padrinazgo, con el cuál el muggles conocido como Harry Dursley se transformó en el mago Harry Potter, teniendo como padrino a Sirius Black.