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"Nos conocimos unas cuantas centurias atras..." por Ddai

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Notas del capitulo:

Nada es mío, solo la trama extraña, Eyeshield y sus personajes le pertenece a sus respectivos autores, las Canciones que salen en los primeros capítulos son de sus respectivos autores e intérpretes.

Y sí, tarde mucho en actualizar este pero, de todas formas, espero que le sguste, el siguiente caítulo tardará menos de un mes en estar listo.

 

"Evil Eye"

El eclipse llegaría pronto, era solo cuestión de días, el mundo desaparecería y, a menos que ellos hicieran algo, todo estaría perdido. Agon había salido justo después de su pequeña discusión con el rubio, no quería pensar en lo que le había dicho, eso no tenía nada que ver con él. Ni siquiera creía en la religión, lo que Hiruma había dicho era estúpido, él sabía que no se trataba de una mentira, pero tampoco podía creer que fuera real.

Hiruma respiró profundamente, estaba esperando esa reacción y no había nada que pudiera hacer por ahora con respecto a Agon. Ahora, él tenía otras cosas de qué preocuparse, los sueños, recuerdos, habían comenzado hacía un año, lo que significaba que no podía quedar mucho tiempo, aún no habían llegado las visiones del “destino”, pero, si consideraba que ya no tenía las cualidades que un tuvo como híbrido hacía milenios, era posible que en esta vida él no tuviera esas visiones del futuro. Por otro lado estaba la “mama gallina”, ella corría peligro, ella, su querida madre de tiempos pasados, no, no podía dejar que nada le ocurriera a ella, tenía que trazar un plan para mantenerla lejos de todo, quizás Anezaki no recuperaba sus recuerdos todavía, de ser así tendría tiempo.

También estaba Unsui, el hermano de Agon. Que el recordara Obsidiana de Arabhi no tenía hermanos, mucho menos un gemelo ¿Qué es lo que eso podría significar? Tendría que averiguarlo sobre la marcha, porque no tenía más opción ahora. Ese maldito monstruo también debía de tener parte de sus recuerdos si es que no todos, era increíble que lo hubiesen visto tiempo atrás y o lo notaran, ninguno de ellos, a pesar de que mr. Don emitía un aura oscura imposible de ignorar.

There wasn't a thing to say
As we drove past to the desert way
Through silent seas of sand
Feel time running through my hands

 

Aredhel había llegado lo más pronto que pudo, montada en un corcel blanco puro. Ella había sentido el cambio en el ambiente, el conjuro de destierre que su hijo había hecho fue poderoso, había usado toda su ira para dividir a las criaturas mágicas de las que no lo eran, con eso los híbridos seguramente morirían. Pero eso era algo de lo que ella podría preocuparse después, ahora lo primero era encontrar a su hijo para poder llevárselo, a pesar de que ella ya sabía que llegaría a tiempo.

—      ¡Lólindir! — ella corrió hacia el enorme coloso que sabía era amigo de su hijo, notando las enormes lágrimas que corrían por su rostro — ¿Dónde está? — en los brazos del gigante yacía el cuerpo de un elfo de cabello oscuro — No… Por favor, no… — un cadáver.

—      Cuando el guerrero llegó a la cima — intervino Lendergth, llorando en silencio, sin querer mirar el rostro de la afligida elfo — Se convirtió en un punto brillante y por un momento no pudimos ver nada, después… — su respiración se cortó por unos breves momentos y tuvo que cerrar los ojos para contener las lágrimas — Un grupo de guerreros de Xardheligz nos atacó, pero se fueron sólo sobre Lólindir y… — y él no podía decirle que habían atravesado su cuerpo, matándolo dolorosamente.

—      Mi pequeño Lólindir… — ella acarició el rostro de su hijo, sin poder contener sus lágrimas — No es justo, mi pequeño, tu debías de haber vivido, tú y tu hijo… — ella suspiró dolorosamente — Que la paz te acompañe en tu descanso eterno, mi amor, que la luz de tu alma no se extinga para que puedas alcanzar la felicidad — ella puso sus dos manos sobre el vientre d su hijo — Yo  velaré por tu pequeño rayo luz, para que pueda ver un mundo nuevo aunque no sea desde la luz de tu vientre — de sus manos salieron unos suaves destellos, una pequeña figura se formó de ellos, el alma de un infante estaba siendo restaurada — Vuela paloma, que nos veremos en el futuro, dentro de algunas centurias… — el alma del infante sonrió y desplegó unas pequeñas alas, desapareciendo como si se disolviera en el aire.

Los dos amigos de su hijo quedaron impresionados, esa pequeña muestra de vida les decía que las cosas no habían terminado, que el mundo seguiría girando y tenían que seguir, había decisiones que debían ser tomadas, el mundo tenía que reponerse de sus pérdidas y cada uno correría a su propio destino.

And the sun is burning bright
And the air says life is tight
And my brain says that someone dies
When she shows me the endless lies

Agon se había perdido en la ciudad por horas, al caer la noche  decidió ir a tomar hasta que no quedara una sola gota de alcohol, rodeado de mujeres y placeres, en uno de sus bares frecuentes, hasta que no pudo reconocer ni un solo rostro, después solo vino la oscuridad.

Habían pasado solo unas horas pero Mamori se sentía como si su boda hubiese sido hacía unos interminables días, porque no había podido descansar y ahora venía Hiruma, de todas las personas, a decirle que no podía irse, que tenía que quedarse con él y en su propia casa, nada menos.

—      No estás haciendo nada de sentido, Hiruma — ella estaba muy enfadada ahora

—      Es por tu propia seguridad — él dijo con seriedad, pero proyectando desinterés, ella no necesitaba conocer todos los detalles.

—      ¡Tú no tienes ningún derecho sobre mi vida! — especialmente ahora que era una mujer casada — Unsui y yo no vamos a cancelar nuestro viaje por cualquier capricho que se te acaba de ocurrir que tienes — ellos eran bastante mayores para estar discutiendo, pero ese hombre rubio era un obstinado y no pensaba dejarla en paz, ella le haría entender que no podía solo tomar decisiones por otros y salirse con la suya.

—      No, esto no se trata de derechos, Anezaki, se trata de seguridad, ni tú ni Unsui van a estar seguros si salen de esta ciudad — él quería decir “de mi vista” pero ella seguramente solo tendría un estallido mayor en su contra.

—      ¿Qué quieres decir? — ahora el miedo se mezcló en su voz, la forma en la que él hablaba, en la que estaba incluyendo a Unsui, ella podía sentirlo, no se trataba de una broma.

—      No lo recuerdas aún, pero hay una persona que está detrás de nosotros, de todos, busca venganza porque nos metimos en su camino hace un tiempo — él fue ambiguo apropósito, ella no daba el menor indicio de haber recordado nada por ahora, quizás sería mejor así.

—      ¿Te refieres a un partido? — ella estaba confundida ahora, le parecía que era ir uy lejos solo por haber perdido un partido.

—      Sí, el que jugamos contra América — ella lo miró confundida, ellos no habían ganado ese partido — Se trata de “mister Don” — y parecía que no lo creería, pero había algo en su mirada que le indicaba que ella lo estaba considerando

Unsui iba llegando a su casa, le había llamado a Mamori para preguntarle porque no estaba en el aeropuerto, iban a perder su vuelo, pero al llegar vio a Kurita en la puerta, sentado mientras esperaba con un gesto serio. El miedo hizo temblar su corazón, tal vez algo le había pasado a su esposa, debieron llamado, ella era su mujer ¡El Amor de su vida! ¡Demonios! Pero antes de que él pudiera cruzar palabra con el enorme defensa los gritos de Anezaki se escucharon, parecía desesperada, ella estaba llorando.

Unsui entró a su casa en ese preciso momento, seguido por Kurita, solo cruzar hacia la sala vieron a la joven mujer llorando a lágrima viva, mientras decía cosas que lograban entender, abrazada fuertemente al extorsionador, ella se sujetaba de él como si eso fuera lo único que la mantendría con vida en medio de un naufragio.

—      ¿Mamori? ¿Estás bien? — Unsui fue a su lado, tomando su hombre con suavidad, preocupado, enfocándose únicamente en ella.

—      Unsui — ella habló despacio, con la voz quebrada por el llanto — Lo siento, lo siento tanto — respiró entrecortadamente, tragando con dificultad — Yo no sabía… — y antes de poder continuar no pudo reprimir un nuevo brote de llanto.

—      ¿Por qué? ¿Estás bien? — no lo entendía, ella no había hecho nada mal, ella era la mujer más dulce y gentil que había conocido, si ella segaba a herir a alguien seguramente habría sido por error, de manera accidental. Entonces él miró a Hiruma, él debía tener las respuestas que buscaba. Después de todo ella no quería soltar al rubio y no parecía que lo haría pronto.

—      Sería mejor que tomes asiento, jodido calvo, porque esto no va a ser fácil — el rubio sostenía a la castaña con suavidad, pero su mirada hacia el mayor de los Kongo era gélida — Tal vez es algo que tú no puedas recordar, porque yo no te recuerdo realmente, pero voy a tratar de explicarte algo muy importante, así que presta atención — los tres tomaron asiento, peor Mamori no soltó al rubio para nada, era como si ella no se diera cuenta de las demás personas a su alrededor. Kurita solo se quedó observando los primeros momentos, ahora el enorme defensa había salido a cumplir con la misión que Hiruma le había dado, custodiar la puerta y no dejar que ningún extraño, mucho menos extranjero, se les acercara.

Agon Se despertó un tanto confundido, había bebido tanto que no podía recordar claramente lo último que había hecho, a decir verdad ni si quiera podía pensar en nada concreto. Era extraño, él nunca sufría de resaca, era una de sus muchas ventajas sobre las personas promedio. Él trató de moverse, tenía que salir de dónde quiera que estuviera, tenía algunas cosas pendientes que arreglar con cierto rubio estúpido, pero sus manos estaban encadenadas a la cama, aún estaba vestido pero… ¿Qué diablos había pasado? ¿Qué había estado haciendo? ¿Cómo acabó ahí?

—      ¿Qué diablos…? — había una persona cerca de la esquina que estaba frente a la cama, un hombre rubio y blanco, tenía la sonrisa más horrible que había visto en su vida.

—      No te preocupes, “muñeco”, tu transporte estará aquí pronto — el hombre dijo con un terrible acento.

—      ¿Qué putas quieres, bastardo? ¿Qué transporte? — gritó, moviéndose fuertemente para ver si los amarres cedían, ese imbécil iba a arrepentirse cuando se soltara, nadie se metía con él sin recibir su merecido.

—      Hay un tipo que pagó muy bien por verte, “muñeco”, así que cállate o tendré que dañar la mercancía — el tipo sacó un arma de entre sus ropas, disparando al lado derecho de la cara del prisionero.

—      *Acaso ese bastardo de Hiruma fue el que planeó esto? ¿Qué carajos está planeando?* — pensó, muy enojado, pero se quedó en silencio, si instinto le decía que solo obedeciera por ahora, sin embargo había algo que le decía, desde lo más profundo de sus intestinos, que las cosas solo iban a empeorar.

And if you're asking why
She said look into the evil eye again
And if you're asking why
She said look into the evil eye again

Unsui cerró los ojos, con fuerza, lo que le decían sonaba más allá de fantasioso, era un locura, estaban diciendo que había un loco, que “creativamente” era mr. Don, que pretendía matarlos por algo que supuestamente pasó antes de que el mundo, en sí como lo conocían, existiera y sonaba mucho peor cuando él lo repetía en su cabeza.

Pero una parte de él le decía que era verdad, él no tenía ninguno de esos recuerdos, solo vagas nociones, algunas imágenes mezcladas con sensaciones “fantasma”, Obsidiana de Arabhi, ese nombre no significaba nada para él, pero el nombre de Aredhel hacía doler su corazón de una forma única, él la había conocido sin duda, ella debió haber sido alguien importante, tal vez siempre fue el amor de su vida.

Pero no entendía por qué ella tendría que disculparse con él, ella no había hecho nada en su contra o nada similar. Incluso ahora que ella se aferraba a Hiruma, Unsui, no se sentía amenazado, él confiaba en ella por completo, sentir celos de otro hombre que era parte de su vida era estúpido, Hiruma, Kurita, Takekura, Sena, todos ellos eran parte de ella, eran su familia.

El rubio la sostenía con tanta gentileza que parecía irreal, era notorio que él la amaba profundamente, era imposible no notarlo, pero no como un hombre amaría a una mujer, ellos dos estaban más cerca y más lejos de esa línea. Hiruma se giró a mirar a Unsui a los ojos, explicándole, con una voz tan suave que no parecía ser la suya, que posiblemente Anezaki se estaba disculpando por que no lo estaba mirando a él, sino a alguien de ese lejano pasado, solo que no podía decirle quien ya que su pasado “yo” no lo conoció al parecer, no lo recordaba en lo absoluto.

Ella siguió llorando un rato más, hasta quedarse dormida, sin soltarse nunca del rubio, como si tuviera miedo de que al hacerlo él desaparecería de su vida para siempre.

When are you coming down?
Yes the world you see
Is spinning round
Days are short and lost and found
And the night is long
At the burial ground

Agon había esperado lo que le pareció una eternidad, finalmente alguien había llegado a ese cuarto, otro extranjero, estaban diciendo algo entre susurros, el moreno de rastas no podía entender todo lo que decían, pero una cosa era segura, estaban hablando de trasladarlo a otro lado, su “jefe” había pagado para verlo en nada menos que “América”. Eso sonaba bastante mal. ¿Quién diablos había solicitado que lo lleven a un país tan lejano y en esas condiciones? Tendría que seguir esperando para saber. Pero no contó con que él realmente no estaría consiente para ver  que se lo llevaran, uno de esos tipos se acercó a él y le dio un golpe en la cabeza con una botella, lo último que Agon vio fue ese cuarto de hotel girando.

Cuando volvió a despertar yacía en otro cuarto, en dónde las paredes estaban mohosas y húmedas, podía ver los ladrillos sucios y el techo parecía que no había sido arreglado en años. Ahora no estaba retenido por amarras, sus manos estaban esposadas a un viejo y maloliente colchón, sus piernas no estaban amarradas esta vez, lo cual no era una gran ventaja pero cuando menos serpia una manera de defenderse de algún modo.

El rechinido de la puerta llamó su atención solo unos momentos después de haberse despertado, un tipo enorme estaba entrando a ese viejo cuarto, un tipo al que él conocía de un tiempo atrás, de otra vida también. Agon contuvo la respiración, tratando de no gritar algún improperio, ya que eso no lo salvaría de ese problema.

—      Qué triste — dijo ese odioso tipo mientras caminaba lentamente hacia la cama — Qué triste, eres menos que el pobre despojo de basura que recuerdo que eras, Obsidiana — se quedó a un par de pasos de la cama, mientras tras personas comenzaban a entrar al cuarto.

—      ¿Qué es lo que quieres? — Agon escupió con resentimiento, podía ver que los tipos que entraban tenían cosas que no se esperaba, uno tenía una cubeta con agua, otro estaba metiendo un aparato que tenía un parecido con una máquina de “toques”, eso ya no le estaba gustando. Entró un tipo más, con un desfibrilador… ¿Para qué querían un desfibrilador?

—       Esta vez tú no vas a meterte en mi camino, pequeño humano — y esa sonrisa siniestra le prometía que las cosas no iban a ser fáciles para él esta vez.

Agon se mantuvo en silencio prudentemente, mirando a los tipos dejar cosas a su alrededor, cada una le decía que iba a odiar cada momento de estar ahí. Podría haber gritado para que lo soltaran, maldecirlos uno por uno hasta quedarse ronco, pero él sabía que no iba a ayudarse con ello, nadie vendría por él aun si lo escuchaban, el miedo se iba colando a través de su sistema hasta llegar a su corazón, para asentarse ahí lentamente.

Había pinzas, navajas, la máquina de toques, al menos tres pares de tijeras, dos desfibriladores en total, también podía ver aerosoles aunque no sabía de qué eran o para que servirían, algunos otros envases de gel o algo parecido y una pila de toallas, no podía ni imaginarse qué es lo que le ocurriría, no quería inténtalo. Lo único que podía sentir con claridad era que vida no volvería a ser la misma después de esto.

Mister Don, Xardheligz, miró a uno de los dos tipos que se quedaron con él, fue una instrucción muda, ellos ya sabían lo que tenían que hacer. Él era un hombre moreno, con tatuajes y cicatrices, se acercó a su prisionero con tijeras en mano, cortando su ropa rápida y eficazmente para dejarlo completamente denudo en cuestión de un par minutos, ayudado por el otro hombre, un tipo rubio con vetas plateadas a los costados de su cabeza.

Nada de esto se suponía que debía de estar pasando, no a él especialmente, pero muy en el fondo de su interior Agon sabía que todas las cosas buenas de la vida vienen con un precio y él había estado arrebatando las cosas de otros sin haber pagado por ello antes… ¿Éste sería su castigo por ello? ¿Era esto lo que merecía por el pasado?

Mister Don se acercó a él, sin dejar de sonreír siniestramente, usó una de sus enormes manos para ponérsela en el cuello, presionando lo suficiente como para cortarle la respiración y hacerle sentir que su cabeza era un globo llenándose de aire y a punto de estallar, lo que era irónico porque aire es lo que le faltaba.

—      Tú solo eres una patética muestra de lo que los humanos son realmente. Únicamente costales de hueso y carne, llenas de egoísmo, odio y muerte; que triste y patética existencia — presionó con más fuerza, logrando que el moreno de rastas emitiera horribles ruidos desde su garganta, tan tenues que solo alcanzó a escucharlos porque estaba muy cerca.



And if you're asking why
She said look into the evil eye again
And if you're asking why
She said look into the evil eye again

Habían pasado algunas horas, Mamori ya se sentí un poco mejor, un poco más en este mundo, la cabeza le dolía horriblemente. Ella miró a Hiruma, quien estaba sentado en el sillón, mirando a nada en particular, enfrente de él estaba Unsui, ellos estaban hablando de alguna cosa que ella no alcanzaba a comprender, se sentía como si ellos estuvieran conversando en un idioma que no conocía.

Miró al rubio de nuevo, era extraño, sabía que era Hiruma pero, pero se sentía como si mirara a otra persona. A su hijo de muchos siglos atrás…

Sí, Lólindir, un híbrido único, de cabellos negros y mirada vacía, el reflejo de lo hermoso con la sombra siniestra. Ella no podía entenderlo, quizás nunca pudiera, sabía que las cosas estaban mal, lo sentía en su corazón. ¿Por qué había olvidado todo eso? ¡Cómo había olvidado a su propio hijo?

Ella desvió su mirada hacia Unsui, su esposo. ¿Quién era él para ella? No sabía, él no parecía recordarle a nadie en especial, solo a Agon pero no a Obsidiana, ya que el menor de los Kongo era obsidiana. ¿Qué era Unsui de ella? Tal vez no representaba nada del pasado, eso podría ser algo bueno, tener a alguien que no estuviera involucrado en esa historia…

Ayúdame…”

Ella escuchó un susurro, conocía esa voz, no podía recordar en dónde o cuándo la escuchó, pero ella sabía, conocía al dueño de la voz.

Ayúdame, Aredhel”

Ella buscó con cuidado la que podría ser la fuente de la voz. Miró pro todo el cuarto hasta que la oyó de nuevo, llamando por su viejo nombre. Mamori abrió los ojos, espantada y preocupada. Lólindir la estaba mirando. Sus ojos estaban vacíos, las heridas de su cuerpo no habían sanado, se veían como si acabaran de ser infringidas. Parecía cansado, muy cansado.

Tú eres la única que puede ayudarme ahora, Madre…”

Ella emitió un pequeño jadeo, quería decirle que se detuviera, si caminada solo se haría más daño pero no podía ser cierto, él ya estaba muerto, ella lo sabía. Él se fue acercando a ella lentamente, parecía que le estaba costando dar cada paso.

Él no está aquí, se lo llevaron”

Ella no sabía de qué, o mejor dicho de quién, estaba hablando. ¿A quién se habían llevado? ¿A dónde y por qué? Lo único que podía hacer era parpadear confusamente; si tan solo pudiera hablar para preguntarle. ¿Por qué no podía hablar? ¿Qué le había pasado a su voz?

Xardheligz Se lo ha llevado para garantizar su victoria, tienes que ayudarlo, madre”

¿Qué?... Ese nombre le era familiar, no recordaba en dónde lo había escuchado pero… Le daba un terrible dolor en el pecho, tanto que usó su mano derecha para apretar su blusa; era un sentimiento malo, una corazonada.

Lólindir estaba junto a ella ahora, sus ojos estaban tristes, estaba agonizando de dolor. Justo como si alguien le hubiese arrancado el corazón. Él esturó su mano, poniéndola sobre la mejilla de Mamori con gentileza, como si ella estuviera a punto de desaparecer de us vista. Su piel se sentía tan cálida y a la vez fría, era el calor de su amor por ella y la frialdad de la muerte que lo arrastraba.

Salva a Obsidiana”

Y entonces ella gritó, agarrando su cabeza con ambas manos, sus dientes estaban castañeando y se sentía como si un rayo la estuviera atravesando.


It's all the same
It's all for nothing?

It's all to blame
It's all for nothin'

Agon se retorcía de dolor, habían cortado su ropa, despojándolo por completo de ella. Le habían vertido baldes de agua fría encima y después lo habían electrocutado. Lo suficientemente fuerte como para herirlo pero no como para dejarlo inconsciente; la experiencia de su cuerpo convulsionándose sin control, las náuseas, el dolor… estaba entre lo peor que había pasado hasta ese día y apenas estaba comenzando.

Después vinieron las agujas, largas y calientes. Habían perforado su cuerpo dolorosamente, apenas con la profundidad necesaria para causarle una hemorragia seria, pero habían sido tantas veces que Agon perdió la cuenta.

Lo que ese maldito idiota quería era romperlo, quebrantar su espíritu y humillarlo. No le iba a dar la satisfacción, no importaba lo que intentara, su orgullo podría más. Nunca iba dejarse romper por ese monstruo…

La correa vino después. Lo había golpeado tantas veces con ella que estuvo seguro de que no quedó parte de su piel que no estuviera rojiza por el maltrato o hirviendo por la fricción. Tendría hematomas pero sobreviviría. Ese malnacido iba a arrepentirse cuando finalmente se soltara, porque no iba a perdonarle esto nunca.

Sin embargo su pesadilla no había comenzado.

La pesadilla comenzó cuando ellos pusieron un trapo húmedo sobre su rostro para luego vaciarle agua encima…

Y lo que pasó después, cuando esa bestia decidió que podía encontrar una mejor forma de romperlo, sacándole provecho. Lo había aplastado con todo su peso, moviéndose encima de él salvajemente.

En ese momento todo lo que sedeaba era poder morir, de una maldita vez…


In my mind the day is dry
The car of chrome reflects the sky
When she flies all I know my insides hear me cry

Hiruma y Unsui habían visto a Mamori despertar, ella parecía estar bien al principio, pero comenzó a hablar sola, haciendo preguntas o lo que parecían serlas ya que ella estaba hablando en un idioma que ninguno de ellos conociera. Unsui casi entró en pánico, él no sabía  nada de lo que ocurría, no estaba en su capacidad entender, pero eso poco importaba, él ayudaría en lo que pudiera.

—      Ella está hablando en su idioma, élfico — aclaró Hiruma, frunciendo el ceño con preocupación, él no era capaz de entenderlo, quizás cuando Lólindir estaba en pleno control de su conciencia hubiese podido pero ahora que lo había apartado no había palabra alguna que pudiera reconocer.

—      Mamori — Unsui trató de ver si ella lo reconocía, sin resultado — ¿Qué tan malo es? — preguntó sin girarse para ver al rubio, toda su atención estaba en ella.

—      No puedo decir que sea algo malo, pero no creo que sea algo bueno — él estaba tratando, repetía, en su mente, todo lo que ella decía para ver si tenía algún sentido; él sencillamente no podía entender lo que le estaba pasando.

—      Entonces… — pero lo que fuera que iba a decir se quedó sin pronunciar, su esposa comenzó a temblar, estaba casi convulsionándose.

Ella había gritado solo unos instantes después, comenzando a llorar de nuevo, sin dejar de gritar en esa lengua.

Ellos dos trataron de calmarla, de hacerla volver de cualquier en el que su mente había ido, pasaron casi diez minutos hasta que ella dio indicios de estarse tranquilizando, pero no podía dejar de llorar, todo lo que podía decir era “sálvalo”, ninguno de ellos entendía que o quien se refería, no fue hasta que dijo el nombre de Agon que ellos comenzaron a preocuparse.

Unsui marcó a su hermano, mandando siempre a buzón, entonces marcó a todas las personas que conocía que podrían saber de su hermano menor y cuando eso no funcionó marcó a todas las personas que conocían a Agon.

Hiruma sintió un horrible nudo en el interior de si vientre, un vacío frío en su corazón, dolor. Miedo, sentía miedo por primera vez en mucho tiempo. ¿Dónde estaba ese estúpido de rastas? Seguramente había ido a tomar y quizás estaba tirado en algún callejón, completamente ebrio, o, más seguramente, se había emborrachado con alguna mujer y se había quedado en casa de ésta luego de estar revolcando con ella. La sola idea lo enfurecía, el odio comenzaba a corree su alma desde lo profundo, pero el miedo de no saber de él era mayor.

Hiruma miró a Unsui, quien estaba terminando una llamada, Mamori estaba aún abrazada del rubio, sin dejar de llorar, ahora en silencio, ella se veía como alguien que tuviera el alma hecha pedazos.

—      Agon estuvo anoche en uno de los bares que suele frecuentar — Unsui se veía abatido — Una de las chicas que sirven en el lugar —que era “amiga” de su hermano menor — Dijo que lo vio salir, llevado por unos extranjeros… —

—      …Tenemos que averiguar en dónde está — Hiruma sabía que no iba a ser fácil, tendría que tirar de cada hilo y cada contacto que tenía, usar toda su libreta si hacía falta, tenían que encontrarlo ante de que fuera tarde, eso si es que no lo era ya.

—      Él lo tiene — Mamori susurró, con la voz quebrada.

—      ¿Quién lo tienen? — Unsui le preguntó, agarrando las manos de ella con delicadeza, le dolía tanto verla así, tan angustiada y con su hermano perdido su corazón solo estaba sumiéndose en el pánico.

—      Xardheligz lo tienen… — ella miró a su esposo a los ojos, mientras las lágrimas silenciosas bajaban por su enrojecido rostro — Mister Don lo tiene, en un cuarto oscuro — y no pudo reprimir el temblor en su boca — lleva horas torturándolo, él… — un gemido espantoso salió de su boca — Él… lo… lo quebró… ¡Lo hizo pedazos! —



Skulls can grin
Vultures spin
Engines whirl
Life begins
Snakes to skin
Blood to drink
And all I know is life begins

Agon estaba caminando, completamente desnudo. Le dolían todos los huesos de su cuerpo y el sendero estaba cubierto por cadáveres. Su piel estaba magullada y le dolía cada centímetro de ella, sin embargo no podía detenerse, si él hacia un alto para descansar, por muy breve que el lapso fuera, lo matarían, no sabía quién lo perseguía, de todo lo que estaba seguro es que tenía que seguir andando.

Los cadáveres estaban en distintos estados de descomposición, algunos parecían frescos, otros estaban cubiertos de gusanos, con la sangre ya renegrida y la piel cayéndose, despedían un hedor insoportable.

Había también cadáveres más viejos, algunos de ellos ya solo eran huesos. Él conocía ese camino, lo había recorrido antes, pero no podía recordar en dónde estaba o hacia dónde llevaba. Podía oír el ruido del metal chocando contra el metal, gritos fieros y lastimeros por igual, era el eco de una guerra pasado de centurias atrás.

Agon llegó a una parte en la que todo estaba anegado con sangre, sangre negra, podrida. El Hedor era tan insoportable que casi había devuelto el estómago, en especial cuando había movido su cabeza y su vista fue a dar justo hacia un cadáver hinchado, con aberturas en la piel de la cual brotaban gusanos y se esparramaban grotescamente. Él solo cerró los ojos y corrió tan rápido como su cuerpo adolorido se lo permitió. Debía de tener cuidado de no caer.

Al frente había una montaña, en la cima había una luz resplandeciendo, guiándolo a través de la oscuridad, no sabía por qué, no sentía de ánimo para cuestionar sus motivos, lo único que sabía era que tenía que llegar a esa luz, sentía que si lo hacía los perseguidores que querían matarlo lo dejarían y finalmente estaría a salvo.

Mister Don estaba frente al cuerpo del moreno de rastas, sonriendo soberbiamente. Le ordenó a los hombres que estaban ahí que lo despertaran, lo quería despierto para seguir con su “diversión”.


And if you're asking why
She said look into the evil eye again
And if you're asking why
She said look into the evil eye again

Mamori se calmó lo suficiente en los minutos próximos, se fue para darse un baño rápido y estuvo lista para salir, no iba a dejar que eso la aplastara, su cuñado los necesitaba y por supuesto que no iba a dejar que ellos se fueran sin ella. No le importaba si no era de mucha ayuda o que lo que recordara fuera poco, iba a ir quisieran ellos o no.

—      Siempre una mandona — susurró el rubio, con una pequeña sonrisa, estaba contento de verla mejor, ella siempre había sido una mujer fuerte, todo lo que necesitaba era un empujón.

—      Hiruma — Unsui estaba preocupado, enfermo de preocupación era el término correcto — No creo que llevarla con nosotros sea seguro, ella podría… — pero fue interrumpido por le rubio antes de terminar.

—      Claro que podemos dejarla aquí, ella estaría segura, protegida por el Gordo, por el anciano y todos los demás que podría conseguir para ello, pero no será suficiente, Unsui — usó su nombre para hacerle ver que estaba siendo serio sobre el tema — Un pequeño descuido sería suficiente, ella es inteligente, encontrará la manera de escaparse de todos para seguirnos —  precisamente lo que menos quería era que ella se quedara sola, vulnerable a cualquier ataque — No tenemos opción —

—      ¿Estás seguro de que podemos protegerla? — él haría cualquier cosa por mantenerla a salvo, pero después de escuchar algunas cosas y de tratar de entender otras sabía que no se trataba de cuidarla de unos simples matones, algo en su interior le decía que sus vidas iban a estar realmente en peligro.

—      Moveré a todo un ejército si hace falta — y lo decía en serio, si su armamento no bastaba entonces conseguiría más, nadie iba a amenazar la vida de Mamori, tendrían que pasar sobre su cadáver para siquiera acercarse a ella — Por otro lado, Estados Unidos es un país enorme, tardaremos varios días en encontrarlos y no creo que Agon tenga tanto tiempo…—

—      Debe haber una manera de reducir las posibilidades, no sé, quizás buscar en su universidad primero o tal vez haya alguien que pueda decir algo — él estaba manteniendo la calma bastante bien, pero por dentro era una historia diferente, su corazón le dolía, su hermano estaba sufriendo y él no estaba ahí para salvarlo, como lo prometió para sí mismo desde el principio, desde que eran niños. Él iba a cuidar a su hermano menor aun cuando Agon no necesitara ser cuidado por nadie.

Mamori estaba terminando de vestirse, miró el espejo que tenía en la puerta interior del baño y vio un resplandor a su espalda, se trataba de una mujer, aparentemente joven, le tomó unos momentos darse cuenta de que se trataba de ella, Aredhel.

“No queda mucho tiempo”

Su semblante triste fue una visión que le partió el corazón, ella estaba llorando. Le recordó a Mamori el dolor sufrido hace tantas centurias.

Dentro de tres días una sombra cubrirá el cielo, el manto de la muerte que nos persigue desde otro mundo cubrirá el sol y después no habrá más luz”

Ella elevó la mirada un poco, sus lágrimas no cesaban y ahora se iba desvaneciendo poco a poco.

Sin una Luz que lo detenga tu mundo desaparecerá”

—      Pero ¿Cómo podemos ayudar? Se llevó a Agon y… — Aredhel iba desapareciendo, como si fuera un fantasma o una ilusión, no le quedaba mucho tiempo — No sabemos dónde está ni a dónde deberíamos llevarlo aun si lo hallamos ¿Qué podemos hacer? —

Obsidiana no es importante ahora… En cada generación siempre nacen tres elegidos de la Luz. Maglor, el emperador de los guerreros, es a quien deben llevar a la Puerta Ancestral, solo él, o tú, podrán salvar a este mundo”

—      ¡Espera! — Aredhel ya había desaparecido para ese momento, dejándola consternada. ¿Cómo podía decir que se olvidaran de Agon? ¡No! ¡Jamás! Pero entonces se dio cuenta de que ella le había dicho algo importante.

Ella había dicho que solo tenían tres días antes de que el mundo quedara en completa oscuridad.


It's all the same
It's all for nothin'

It's all to blame
It's all for nothin'

It's all the same
It's all for nothin'

It's all to blame
It's all for nothin'

Ella les contó lo sucedido a su esposo y al joven rubio apenas salió del baño. Hiruma se sentó en el piso, sin levantar la mirada, tenía que pensar. Él hubiera esperado tener más tiempo, pero tres días apenas alcanzaba para hacer nada. Buscar a Agon implicaría mucho tiempo, buscar el lugar a dónde se suponía que debían de ir llevaría tanto o más tiempo que ese. Y no estaba dispuesto a dejar que ninguno de ellos dos, Agon y Mamori, murieran como había pasado en sus recuerdos.

Ella había dicho el nombre de alguien más, “Maglor”, tenía que encontrar a ese sujeto y llevarlo a la dichosa “Puerta Ancestral”.  Pero no había tiempo suficiente, tenía que hacer una cosa o la otra y no disponía del tiempo para perder ahí, sentado sin hacer nada.

—      No podremos hacer esto solos — Unsui comentó, sabiendo que la posibilidad de que tuvieran que dejar a su hermano a su suerte era grande. Era una situación bizarra, nunca esperó tener que dejar a Agon así, no, él no podía — Tendremos que dividirnos — declaró con determinación. Iría por su hermano él solo si hacía falta — Yo puedo ir por mi hermano, tú tienes que buscar a ese tipo y la puerta —

—      No es tan simple como crees — Hiruma susurró, poniéndose de pie — Si vas tú solo te matarán — no lo dejaría hacer algo tan estúpido — De todas formas, hagamos lo que hagamos el mundo desaparecerá en tres días — ahora él ya había tomado una decisión — buscaremos a ese idiota de rastas y mientras lo hacemos buscaremos esa puerta y al tipo llamado “Maglor”, únicamente tendremos que ser rápidos — él miró a Mamori, ella apoyaría su decisión seguramente — De cualquier manera, Ir contra reloj siempre ha sido el mejor aliciente para seguir —

—      ¡¡Esto no es un partido!! — Unsui gritó, muy irritado con el rubio.

—      Lo es, Unsui. Es un maldito partico a contra reloj con la muerte misma —no estaba esperando que el mayor de los Kongo lo entendiera — Nosotros solo tendremos que usar a los jugadores de la mejor manera que podemos — y la única ventaja con la que contaba era que tenía muchos jugadores a su disposición.

—      ¿Qué harás, Hiruma? — Mamori frunció le seño, ella lo conocía muy bien, lo que él estaba por hacer no le gustaba, pero no tenían más opciones.

—      Necesitaremos un avión, transporte las veinticuatro horas — llamaría a la base militar en la que había pasado muchos años de su infancia, quemaría cada uno de sus ases bajo la manga — Y personas que nos protejan —

—      ¿Y eso será suficiente? — Unsui no lo conocía tan bien como su nueva esposa, para él eso había sido sorpresivo ¿Cómo era que el rubio tenía contactos con el ejército americano?

—      Tendrá que serlo… —

El terminó su llamada cuando Kurita entró, muy apurado, tenían un visitante, ellos lo conocían sin duda, pero no era alguien a quien estuvieran esperando. Hiruma no recordaba haberlo visto en sus memorias del pasado, podría tratarse de una coincidencia, pero él no creía en tal cosa como las coincidencias. Unsui simplemente esperó, él no tenía ningún recuerdo en particular de ese pasado por lo que no podía intervenir como le gustaría.  Mamori se quedó sin aliento, ella lo recordaba, de un momento mucho más atrás que la guerra, mucho antes de que siquiera su hijo hubiese nacido.

—      Elladan — el nombre salió de sus labios antes de que ella siquiera lo hubiese pensado.

Ella lo recordaba como un hombre joven, de tez clara y modales excéntricos. Un caballero capacitado en todas las artes y sobresaliente en casi todas ellas. Inteligente, fuerte, un hechicero asombroso y, sin duda, un elfo que vivió hasta el último de sus días cumpliendo su deber. Su hermano menor, Elladan.



We stood on the ancient bones
With our sacrifice we atoned

For a world now lost in stone
Please come alive for us alone

Agon permanecía en la cama, ya ni siquiera era necesario dejarlo atado, él había renunciado a pelear. Su respiración era irregular y dolorosa, debía tener al menos unas cinco costillas rotas, pero no se mostraba interesado en tener cuidado con ello. Él no estaba mostrando interés en ninguno de ellos.

Podría ser a causa de todas las drogas que habían metido en su sistema, podría ser a causa de toda la tortura que le habían hecho pasar. Él era solo una muñeca sin voluntad ahora, un hombre roto que solo deseaba morir.

Mister Don se giró hacia sus secuaces, uno de ellos le estaba entregando un usb con el video que habían gravado en todas esas horas, sonrió complacido, ahora tenía algo para mandarles a los “amigos” del tipo de rastas, estarían muy entretenidos buscándolo y no habría quien se metiera en su camino esta vez.

Era momento de que este mundo conociera su poder, ni siquiera iba a pedirles que se rindieran a sus pies, todo lo que quería era sembrar el caos, el miedo y dolor en todo ser viviente.


There wasn't a thing to say
As we drove past to the desert way
Through silent seas of sand
Feel time running through my hands



Después de escuchar lo que su inesperado visitante había dicho Hiruma tomó una decisión, salvarían a Agon y se harían cargo de Mister Don, al mismo tiempo. Iban en un avión comercial para no levantar mucha sospecha, llegarían a USA en pocas horas; ninguno de ellos quería pensar en lo que iban a encontrarse al llegar, querían ser optimistas y creer que Agon iba a estar bien.

Hiruma estaba revisando sus opciones, calibrando cada pequeña posibilidad, tendría que elaborar cada plan con cuidado para mantener a salvo a todos lo que estaban yendo con él, eso incluía a varios de los jugadores de Americano que había conocido con los años. Él no tenía idea de cómo o porqué pero muchos de ellos habían sido algo en ese pasado lejano.

Guerreros, magos, esclavos, incluso algunos había sido Elfos, gigantes o centauros. ¡En serio! Todo eso era muy loco. Pero lo que más lo sorprendió fue que la otra persona que necesitaban estaba ahí, el otro sacrificio de Luz había ido directamente a ellos, guiado por “Elladan”, para salvar el mundo y poner a Mister Don abajo.

Lo más sorprendente de todo eso fue que hubo quienes fueron con ellos sin tener un motivo real, Como Habashira Rui o Sasaki Kotaro, quienes iban solo por ayudar o por alguien a quien querían. Eran solo unos idiotas, pero esperaba que fueran de utilidad y que no murieran en el trayecto.

Hiruma miró a todos sus acompañantes, quienes estaban al fondo del avión, platicando o planeando o quizás poniéndose al día, no lo sabía y en ese momento no le importaba. Fue distraído por un nuevo mensaje que le llegó, era un video… Sus nudillos se pusieron blancos por la presión, ese maldito hijo de puta se había atrevido a mandarle un video con todo lo que le había hecho a Agon hasta ahora.

Iba a matarlo, iba a arrancarle la cabeza y a sacar sus tripas mientras aún estuviera con vida, iba a hacerlo sufrir con sus propias manos.

Notas finales:

Nos vemos en la próxima.


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