Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Nos conocimos unas cuantas centurias atras..." por Ddai

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, han pasado muchas cosas y lamento la espera, habrá modificaciones sobre el aspecto original de este proyecto, para empezar ya no hay reto que realizar, sin embargo la historia seguirá de la forma en la que fue planeada desde un principio, aunque sí tendrá ligeras modificaciones sobre la cantidad de capítulos que serán  la duración de los mismos y otros detalles menores.

Este capítulo ya lo tenía parcialmente hecho, por lo que solo tuve que terminarlo y aquí está.

Les dejo el resumen original de este episodio:

Resumen Los recuerdos van y vienen entre ellos, las promesas rotas del pasado y los rencores que aún siguen ahí, pero ahora que Agon ha comenzado a recordar más no querrá dejar que el rubio se vaya sin darle una explicación ¿Qué podrá hacer Hiruma para librarse de esta?

Renuncia: Nada es mío, solo la trama extraña, Eyeshield y sus personajes le pertenece a sus respectivos autores, las Canciones que salen en los primeros capítulos son de sus respectivos autores e intérpretes.

"Don't You (Forget About Me)"

.

Se quedaron mirando unos segundos más, Agon soltó un bufido, sabiendo que eso no lo llevaría a ningún lado, el rubio no iba a decirle nada. Hiruma  respiró y se tranquilizó, perder los estribos por una estupidez no tenía sentido, él no era así, era solo que… Toda esa situación en verdad lo estaba poniendo al borde ¿Dónde estaba su preciosa Carabine cuando la necesitaba?... Ahora que lo recordaba ¿Y su Magnum? ¡¡¿Dónde demonios estaba su revólver favorito?!! Y no solo ese, recordaba que tenía al menos diez armas consigo la noche anterior… ¡¡Maldita sea la resaca!!

—      Si te atreves a largarte sin darme una explicación, lo vas a lamentar, basura — le dijo amenazante antes de dirigirse al baño, después de todo todas las puerta de su casa estaban cerradas, sería, técnicamente, imposible que el rubio se pudiera escapar sin que él se enterara en los breves minutos que estuviera en el baño…

—      Jodido idiota… — murmuró el rubio al momento de caer sentado en la cama, lo primero que tenía que hacer era vestirse, lo segundo, largarse… — Vamos a ver quién se arrepiente primero… — se vistió en segundos y miró por todos lados, no había ninguna de sus armas y ya podía suponer la razón — Maldito viejo… — finalmente vio la culata de su magnum, estaba tirada junto a una de las mesitas de noche. Era hora de salir de ese maldito lugar…

Agon oyó un par te disparos, maldiciendo su estúpida confianza ¿Cómo se le pudo olvidar que ese rubio seguro tendría algún arma entre sus ropas? ¡Lo mataría si había roto la cerradura de su puerta!

.

Hey, hey, hey ,hey
Watching ooh... yeah

Won't you come see about me?
I'll be alone, dancing and you know it baby

.

Le disparó a la ventana y a la puerta, si el de rastas quería buscarlo tendría que romperse la cabeza en averiguar por donde se fue. No perdió más tiempo, salió corriendo y se dirigió a la calle, tomaría un taxi y se largaría de esa ciudad y de ese país si hacía falta, pero primero lo primero, iría a ver a Musashi para que le devolviera sus armas y para hacerle pagar por haberse quedado con las llaves de su carro…

Agon salió del baño y se vistió, llamó a su hermano, por si el rubio estúpido se iba a ver a su nueva cuñada, le marcó al estúpido de Takekura, porque era muy probable que Hiruma lo buscara primero y por supuesto también le habló al gordo Kurita, a Akaba, también a Kid  y no se olvidó de marcarle al enano de Sena, si Hiruma se contactaba con cualquiera de ellos él lo sabría, no le gustaba estar comunicado con todas esas basuras pero ahora el ser “amigo” de todos ellos le serviría de algo…

—      Cuando te ponga las manos encima, basura, vas a arrepentirte por romper mi ventana y mi puerta — masculló de muy mal humor, pero no estaba molesto solo por eso, poco a poco estaba recordando más cosas, estaba casi seguro de que ese no había sido un sueño, más bien eran recuerdos de cosas que no habían pasado nunca, situaciones que tuvieron lugar muchos siglos atrás…

Salió de su casa, dejándola como estaba, si alguien se atrevía a entrar a robar definitivamente lo lamentaría, él se había quedado con el perro que Hiruma había abandonado meses atrás, Kerberos, quien por comida y comodidad cuidaba su lugar, la mayoría de las veces. Ese rubio iba a lamentarlo de verdad.

.

Tell me your troubles and doubts
Giving me everything inside and out, out
Love’s strange so real in the dark
Think of the tender things that we were working on

Slow change may pull us apart
I’ll get us back together at heart, baby

.

Miles de años atrás, en aquel pueblo que el Elegido por los Dioses cuidaba, un joven castaño de diecinueve años  y un elfo demonio que rondaba las dos centurias se encontraba en secreto, lejos de todas las miradas, amándose sin aceptarlo, pagando con una mirada el valor que un latido de su corazón podía costar…

—      Aún sigues aquí, aterrorizando a los niños y a los hombres de mi pueblo ¿Hasta cuándo vas a dejar de hacer algo tan inútil, elfo tonto?—preguntó Obsidiana al tiempo que entraba a una cueva que estaba a solo unos minutos de su aldea, mirando al demonio, quien le daba la espalda, parecía estar muy concentrado en algo, como siempre.

—      No me fastidies, pequeño bastardo — no dejaría de llamarlo así aun si pasaban diez centurias, ese mocoso no llegaba a la veintena de años y pretendía mandarle ¿Qué clase de idiota se creía que era? Su estatus de “escogido por los dioses” le venía valiendo un… — Tengo cosas más importantes que hacer que fastidiar a las estúpidas ratas que viven en tu pueblucho, mejor ve y persigue al trol bajo el puente que ha estado acosando a tus preciosas mujerzuelas… — ¿Celoso? Para nada, en verdad tenía cosas más importantes que hacer, como el hecho de buscar una manera de descifrar ciertos signos que había estado teniendo, pero no era posible que a él le estuvieran pasando ciertas cosas… Cosas de las que no quería hablar con nadie…

—      ¿Acaso Lólindir está celoso?— preguntó con cierto tono burlón, nada le daría más gusto que verlo muerto de celos, tal vez, y solo tal vez, si el demonio se lo pedía dejaría de andar con todas esas mujeres para dedicarse solo a él…

—      Me he preguntado si tu raza puede volverse más estúpida de lo que ya es, tú eres un evidente ejemplo de que la idiotez no tiene límites… —masculló un tanto exasperado, no tenía ganas de verlo ese día, ni los siguientes, si lo que sospechaba era cierto lo mataría y finalmente se quedaría con su alma, claro que sería faltar al trato que habían hecho de esperar a que el moreno muriera según su destino pero ¿Cuándo un demonio seguía todas las reglas tal cual?

—      Contesta mi pregunta primero ¿Y a qué viene tanta agresión? ¿Acaso una semana sin sexo es mucho para ti, demonio?—se volvió a burlar, no estando seguro de lo que estaba pasando, el elfo oscuro por lo general no era un ser que brillara por su buen humor, o mejor dicho su buen humor no era algo que se identificara como “Bueno”, pero ese día en particular parecía irritable ¿Acaso ese maldito trol le habría hecho algo? No lo creía, hacía apenas un par de horas se había encargado de él…

—      Me estas aburriendo, pequeño bastardo, estoy ocupado y tú…  — por un segundo todo se volvió oscuro, pudo ver una noche oscura, llena de desolación, la luna que caía del cielo, como si se tratase de un vejestorio, bañada de llanto, una lluvia de estrella que azotaba la tierra con crueldad, al fondo había alguien, un tipo enorme que sonreía en medio de un rio escarlata… Lo conocía, estaba seguro, solo que no podía recordarle… Y todo eso le había hecho sentir una gran angustia, tanta que sentía cómo su corazón se hacía pedazos, aunque la sensación no duró más que unos pocos segundos…

—      ¡Lólindir! ¡Lólindir! — él estuvo a punto de replicarle al demonio, pero notó como sus ojos se desvanecían mientas brillaban en un tono verde opaco, lo había visto solo un par de veces, el elfo había comentado algo así como que era un “maldito” Don de Elfo, para tener visiones del futuro, que no eran otra cosa que sueños metafóricos que tenía que interpretar y como demonio tenerlos era un dolor de cabeza, de la manera más literal — ¿Estás bien, Lólindir? — también le había comentado que algunas veces había perdido el conocimiento hasta por días enteros después de tener uno de esos lapsus y por eso los odiaba.

—      No tienes por qué gritar, pequeño bastardo — sí, el dolor de cabeza era lo peor de todo eso, prefería mil veces perder el conocimiento que tener el dolor de cabeza, porque además de eso le daban ganas de devolver el estómago y se mareaba tanto que no podía ni caminar, ni hablar del hecho de que su vista se nublaba tanto que solo veía manchones borrosos… — ¿Por qué demonios sigues aquí? Lárgate ya… Ese jodido trol está aún bajo el puente, esperando a que pase alguna otra estúpida mujer… —bueno, si su herencia de Elfo le había dejado el poder tener visiones, su herencia de Demonio le había dado un oído tan agudo que incluso el aletear de una mariposa en medio de la lluvia era escuchado por él si se concentraba en ello, además de tener una vista que todo halcón envidiaría, no necesitaba tener visiones para saber que el trol estaba ahí si podía oírlo casi como si estuviera a un lado suyo.

—      ¡Olvídate del maldito trol! ¿Qué demonios viste? — él pudo ver esa expresión de dolor y miedo en el rostro del elfo y no quería que… Al carajo con el trol, si algo en el futuro le causaba tanto dolor al demonio él debía de impedirlo, aún si no lo reconociera en voz alta sabía que estaba enamorado de él y no quería verlo sufrir…

—      Si verdad quieres saberlo —por un momento el moreno creyó que le saldría con alguna estupidez como que le tendría que pagar por esa información pero para su sorpresa no fue así — Todo el mundo está jodido… — sí, lo sabía, el día del Gran Eclipse estaba cerca, no sabía cuándo sería, pero sabía que no faltaba mucho y no le importaba realmente si los estúpidos humanos morían o vivían…


.
Don't You Forget About Me
Don't Don't Don't Don't
Don't You Forget About Me

.

Agon decidió salir por la ventana, era obvio que Hiruma no escogería la vía más fácil, a ese rubio estúpido le gustaba complicarse la vida y complicársela a todos por igual… ¿Por qué demonios simplemente no le decía lo que estaba pasando? Eso le simplificaría la vida, a los dos, y quizás esos malditos sueños desaparecerían. Respiró un poco, correr por más de media hora era cansado, pero  no había otra forma, no había agarrado su maldita cartera y no necesitaba que lo arrestaran, de nuevo, por no pagar un maldito taxi. Takekura Gen le había mandado un mensaje, Hiruma estaba en su departamento y lo más que podría retenerlo eran unos quince minutos, de eso ya habían pasado casi diez.

—      Estúpido Hiruma, te juro que me las vas a pagar… —masculló al doblar en una esquina, no faltaba mucho para llegar, quizás dos o tres minutos si no reducía su velocidad, al menos tanto entrenar había servido de algo… —Te lo juro ¡Te vas a arrepentir por todo Hiruma! — los recuerdos aún no eran suficientes, eran escenas confusas y palabras revueltas, ya se había cansado de eso, quería respuestas y las quería ahora…

Por su parte Musashi estaba tratando de retener a Hiruma lo más que podía ¿Por qué si el rubio era su amigo se había puesto de parte de Agon? Bueno, él sabía que al ex QB le gustaba el ex jugador de Shinryuji y para su sorpresa Anezaki Mamori  le había confesado algo increíble, Agon estaba tanto o más enamorado que el rubio.

Al principio el pateador no lo creyó, pero el propio Unsui había ido a confirmárselo, no le dijo como fue que se enteró, pero debió ser algo vergonzoso porque el gemelo del genio natural se había sonrojado ligeramente al evadir la pregunta. 

Esa era la única razón para estar del lado de Agon esta vez, era poco creíble que el menor de los Kongo llegara tan lejos solo por retener al rubio, pero, según concordaban todos, esa era la mayor muestra de que en verdad estaba enamorado de Hiruma…

El problema vendría, Musashi estaba seguro,  que cuando Hiruma se diera cuenta de que todos apoyaban a Agon iba a enfadarse, y peor aún, iba a querer vengarse, lenta y dolorosamente, de todos…

—      Solo voy a peguntártelo una vez más, jodido viejo ¿En dónde están mis armas? —la paciencia nunca había sido una de sus virtudes y su amigo, casi el mejor de ellos, estaba poniéndolo a prueba.

—      Están en un  lugar seguro. ¿No puedes tomarte al menos unos minutos para hablar un poco? — la vena saltada en la frente del rubio, además de esa mirada en blanco cargada de malignidad era una respuesta muy clara que estaba ignorando apropósito — Desapareciste por meses, Hiruma, sin decir nada. Sé que algo está pasando ¿De qué se trata todo esto? —

—      Tú no eres un gran platicador, jodido viejo, no me importa que pretendas, sólo dame mis armas y me largaré —tenía la sospecha de lo que pasaba, pero no era posible, Musashi y Agon nunca se habían podido llevar bien, que estuvieran colaborando era improbable ¿Verdad? Casi un cien por ciento imposible…

—      ¿Qué está pasando Hiruma? — tenía la sensación de que era algo muy malo, eran pocas cosas las que podían preocupar a alguien como el rubio y ésta era de una de ellas ¿Se habría metido en un lío tan grande que ni su libreta negra lo podía sacar? ¿Drogas? ¿Contrabando? ¿Terrorismo? No lo creía capaz pero… ¿Y si de verdad se había inmiscuido en algo tan…? ¿Habría asesinado a alguien…?

—      Aún si te lo digo no hay nada que puedas hacer, Musashi — la repentina seriedad del rubio lo asombró, ese gesto de preocupación estaba asustando al pateador — Ni tú, ni nadie, puede hacer nada, simplemente deja todo como está y devuélveme mis armas, entre más pronto me vaya más pronto se resolverá esto… — esperaba que esta táctica funcionara porque se le estaban acabando las opciones y la maldita resaca se negaba a ceder.

—      ¿Es tan malo que nada se puede hacer? — lo miró a los ojos, esperando a que su risa burlona estallara y que le dijera que era un idiota, pero nada de eso pasó.

—      Ni con toda la información que poseo para chantajear a todo el mundo podría hacer nada y tampoco quiero hacerlo ¿Entiendes? — sus ojos se veían cansados, pero también resentidos, el pateador vio en aquella mirada algo que nunca antes había visto, odio. Odio hacia todo, como si el simple hecho de estar ahí lo disgustara profundamente. Por primera vez en su vida no lo reconoció, esa persona frente a él no era su amigo…

—      ¿Qué es lo que te está pasando, Hiruma? Desde que llegast… —se quedó mudo de la impresión, el rubio le estaba apuntando con la Magnun, la que Musashi sabía tenía balas de verdad.

—      Una sola palabra más y te mato… —en efecto, ese no era Hiruma Youichi, ese era Lólindir Ciryatan, quien no se tentaría el corazón al momento de jalar del gatillo…

—      ¡Dime qué demonios te pasa Hiruma! —Musashi le gritó, creyendo, erróneamente, que su amistad iba a salvarlo de la ira del rubio…

Un disparo se oyó y Takekura Gen comprendió, muy tarde, que ese tipo no era su amigo de la adolescencia y si las cosas seguían así tal vez no volvería a serlo.

.

Will you stand above me?
Look my way and never love me
Rain keeps falling, rain keeps falling
Down, down, down

.

Obsidiana trató de que Lólindir le hablara de lo que había visto en su visión pero el elfo simplemente desapareció en medio de una nube de humo negro, como acostumbraba hacerlo para impresionar, pero esta vez no se había ido sobre un árbol ni detrás de un arbusto, simplemente había desaparecido por completo. Lo esperó durante varios días pero el Elfo no volvió.

Al volver a su pueblo su padre, además de los sabios y el jefe de la aldea, lo estaban esperando, los brujos habían tenido extrañas visiones de muerte, un gran demonio oscuro se comería al sol, si no hacían algo todos morirían… Por unos instantes Obsidiana pensó que era eso lo que había visto el Elfo Demonio. Pero, desafortunadamente para él, eso no era todo, con gran dolor su padre le dijo que solo había una manera de salvar a su pueblo, y de “paso” al mundo entero. Tenía que irse inmediatamente a la montaña de los espíritus, en donde el mundo de los muertos y los vivos se unía, para detener al Gran Demonio. Apenas y tenía días para lograrlo, pero eso no era lo peor…

Tendría que subir a la cúspide de la montaña antes de que el mundo se sumiera en la oscuridad e invocar a los dioses para que lo convirtieran en la estrella más brillante del cielo y así detener al Gran Demonio, pero si hacía eso jamás podría volver. Tendría que dar su vida para salvar al mundo, para eso había nacido, por ello era el Escogido de los Dioses…

Lólindir se había alejado del pueblo lo suficiente como para no ser rastreado, pero permanecía lo bastante cerca como para informarse casi de inmediato de cualquier cosa que aconteciera. Él lo sabía, Obsidiana tenía que morir y no quería aceptarlo, mucho menos ahora que creía estar seguro que es lo que pasaba, pero no se adelantaría a los hechos, antes que nada debía de volver a su pueblo natal, más allá de las colinas verdes y el río azul, El Hogar de los Guardianes.

Estaba seguro que Obsidiana no podía ser el único nacido para salvar al mundo del mal, debía de haber otros, al menos uno más. Estaba dispuesto a encontrarlo y dejar que fuera otro el que muriera. Por desgracia su hogar estaba a diez días de distancia, eso sin descansar y corriendo todo el tiempo. Bueno, era hora de usar uno de aquellas dotes de demonio que su padre le había obsequiado.

Se concentró lo suficiente y con su cuerpo completamente tenso se inclinó ligeramente hacia adelante, de su espalda salieron un par de alas negras, un poco cortas debido a la impureza de su sangre, pero fuertes y eficaces, si iba volando a su pueblo natal seguro que no tardaría más de seis días en llegar, calculando que tendría que descansar de vez en vez…

Obsidiana salió de su pueblo, seguido por una veintena de los guerreros más valientes de su aldea, los brujos le habían asegurado que el Gran Demonio no se quedaría esperando, era seguro que quisiera atacarlo. El moreno quiso ver a su Elfo una vez más, pero escuchó que el demonio revoltoso había desaparecido por completo, hubo un par de aldeanos que le aseguraron que lo habían visto volar hacia las colinas y entonces Obsidiana pensó que quizás así era mejor, seguro que el Elfo oscuro estaba volviendo a casa por la misma razón que él salía de la suya, era un hecho que los Elfos harían lo suyo para salvar al mundo…

Partió en medio de llanto y amor, todas las mujeres que había “conocido” le desearon lo mejor, las esposas o novias de los guerreros lloraron al verlos partir. En otro sitio un tipo enorme sonreía con soberbia, esperando el momento en que se vieran frente a frente, estaba ansiando despedazar la esperanza de los pobres humanos que solo podían soñar con desafiar a los dioses del mal…

Lólindir llegó en menos del tiempo estimado, yendo directamente a ver a quien no creyó ver de nuevo, al menos no en esa centuria, su vieja madre, Principio del formulario

Aredhel Míriel, una Elfo de cabellos castaños tirando a rojos y unos ojos azules como el cielo claro, maternal y sobreprotectora, ahora viuda del Demonio guardián de los infiernos. “viuda” debido a que su esposo tuvo que dejar el mundo humano tras ser desterrado por no cumplir con su deber, pero eso era un cuento que no valía la pena contar…

—      ¿Qué te trae por aquí, querido Lólindir —ella preguntó al notar su presencia, mientras se levantaba de su cama, era de noche y las pesadillas no la dejaban conciliar el sueño de todas formas…

—      Era de esperarse de ti, Aredhel —jamás la llamaría madre de nuevo, no porque la odiara, todo lo contrario, era para no ensuciar su nombre con la mala reputación que él tenía ahora —Final del formulario He visto la caída de sol, la lluvia de estrellas…— él se sentó en una silla cualquiera, sin gracia y con toda intención de molestarla, pero ella parecía ajena a sus malos modales esta vez.

—      También has visto al que debe morir para salvar al mundo… —ella lo miró a los ojos, sabiendo ya todo lo que él le diría y lo que no quería decirle también — Tú sabes que la vida de los humanos es más corta que la nuestra y aun así te has enamorado de uno, Lólindir —los ojos azules de ella estaban empañados de tristeza, era un tanto irónico, pero no era eso lo que la entristecía, sino las visiones de su hijo, ella sabía que él no veía profecías, como otros seres. Su hijo veía algo peor…

—      ¡Cállate! — dijo él de mal humor, no necesitaba que ella le dijera lo estúpido de sus acciones y menos hacerle evidente esa ironía, él que despreciaba a la raza humana pero que cayera completamente perdido por un “miserable gusano humano” — Si ya sabes a que vine mejor dime lo que quiero saber…— él la miró intensamente mientras ella le daba la espalda, aquella no era una buena señal. Ella solo hacía eso cuando lo que tenía que decirle eran malas noticias…

—      No hay otro humano que pueda cumplir con la misión de Obsidiana de Arabhi… Pero, Lólindir, estas en lo correcto al creer que no es el único… —él guardo silencio, esperando— Pero aún si te digo quien podría tomar su lugar no hay manera de que puedas…—

—      ¡No me importa! —la interrumpió, sujetándola por los hombros, él era más alto que ella ahora — ¡Solo dime quien! ¡Es mi problema resolver lo demás! — ella seguía mirándolo con infinita tristeza, algo que a él no le gustaba para nada.

—      Uno de ellos murió hace dos años y la otra persona que podría hacerlo soy Yo… —eso lo dejó a él atónito y confundido, pero tenía sentido, ella era la Guardiana, la escogida por los Dioses para cuidar al Pueblo Elfico de la oscuridad y de todo mal — Y haré todo lo que pueda pa…—

—      ¡NO! ¡No te lo permitiré! — él levantó la voz, no dejaría que ella tomara el lugar de Obsidiana porque entonces la perdería y sería culpado por ello, no gracias… —Hallaré una manera de cambiar las cosas, no importa cuánto me tome… ¡No te atrevas a meterte en esto o me encargaré de despedazar a cada Elfo de este maldito lugar Madre! — dicho eso salió de lugar, tan silenciosamente como llegó, mientras ella veía, con lágrimas en los ojos, a su único hijo partir.

—      Aun cuando pusiera todo mi esfuerzo en ayudarte no podría, Lólindir, ya que lo que has visto no es una profecía, sino el destino, al igual que yo — ella se sentó a llorar, no pudiendo hacer nada más — Vas a arriesgar tu vida por nada ¿Por qué haces algo tan estúpido sabiendo que estas esperando un hijo? ¿Por qué lo haces? Lo mejor sería que desparezcas y crezcas a ese niño de la persona que más amas en la vida, en lugar de morir  — ella lo había visto, a su hijo cubierto de sangre mientras gritaba, destrozado. Pero decírselo no cambiaría nada, al igual que él, ella solo veía el destino, nada ni nadie podría cambiarlo ahora… Y la única persona que podría hacerlo no los ayudaría, porque él había muerto una década atrás y el siguiente Amo del destino aún no nacía… — Mi pobre Lólindir… Tus lágrimas serán la tumba de la magia en este mundo — en ese momento ella conoció el dolor y el desprecio por no haber nacido como una humana normal, por no poder tener una familia normal y sobre todo por no poder ayudar a su hijo a alcanzar la felicidad…

.

Would you recognise me?
Call my name or walk on by
Rain keeps falling, rain keeps falling
Down, down, down
.

Musashi miraba atónito hacia Hiruma, la bala había pasado rozando su rostro, incrustándose en su pared, estaría muerto de no ser porque Hiruma falló el tiro, aunque no de manera intencional…

—      ¿Qué demonios crees que estás haciendo, basura? — él había entrado, rompiendo la puerta en el proceso, al ver lo que pasaba había golpeado el brazo de Hiruma, salvando a Musashi por solo unos milímetros…

—      ¡Maldita sea! — gritó Hiruma, mirando al de rastas con algo muy similar al odio —Voy a matarte jodido rastas… — masculló buscando agarrar el arma con su otra mano.

—      ¡¡Ni lo pienses!! — él lo sujetó de inmediato, apretando con fuerza la muñeca derecha del rubio, para obligarlo a soltar el arma, pero el ex QB era tan necio — ¿Quieres que te rompa el brazo basura? — se miraron intensamente, con tanta ira que parecían brotar rayos de sus ojos.

—      ¿Qué demonios está pasando? — ahora fue Musashi el que gritó, recuperado del shock de que casi lo matara el que creía su mejor amigo, quien nunca perdía la calma y ahora se veía tan alterado…

—      ¡¡Eso es precisamente lo que trato de averiguar, pero este imbécil testarudo no quiere decir nada! — Agon seguía forcejeando con él, no porque no pudiera con el rubio sino porque no quería lastimarlo de verdad — ¡Sé que sabes qué es toda esa maldita mierda de los sueños Hiruma! —

—      ¿De qué hablas? ¿Qué es lo que está pasando Hiruma? —

—      ¡No te metas jodido Lendergth, no tiene NADA que ver contigo! — justo después de gritarle se dio cuenta de su error… Lo había llamado por otro nombre… Uno que el pateador llevó muchos siglos atrás…

—      ¿Cómo acabas de llamarme?... — ese nombre fue como un choque para él, sabía que era su nombre aunque nunca lo había oído… y unas escenas mezcladas golpearon su mente, ahí frente a él estaba Hiruma, pero de cabello negro, quien le estaba hablando entre susurros, mientras su mirada se oscurecía y la sangre escurría de su cuerpo, estaba sonriendo en medio de su desesperación, se veía tan… Vacío… No entendía lo que le decía, pero al parecer le estaba pidiendo algo, algo que él, como su amigo, no quería hacer…

—      Joder… — susurró Hiruma para sí mismo, cerrando los ojos, había hecho una de las cosas que no quería hacer, involucrar a su amigos, para ellos era mejor si morían antes de que el eclipse sucediera.

—      ¿Qué acabas de decir, basura? ¿Acaso tus malditos amigos también están en esto? ¡Respóndeme!— ignoraron a Musashi, quien parecía haberse quedado mirando a la nada, como si fuera una estatua.

—      Esto se está cayendo a pedazos… — soltó el arma, dejando que el de rastas ganara esta vez, no tenía otra salida, lo miró a los ojos, con aquella tristeza que Agon sabía arrastraba desde hacía siglos… — Pasó hace mucho tiempo, tú vivías en una estúpida aldea al oriente… —

Agon se le quedó mirando, como su fuera la primera vez que lo veía, casi podía ver ese brillo neón en sus ojos verdes y su cabello negro y largo ondeando, con aquella sonrisa malvada y esa luz especial en su mirada, como cuando lo había conocido, o cuando lo había visto sobre aquel árbol, justo un poco antes de que cayera el sol y la brisa revolvía su cabello, tan hermoso y atractivo, la tentación de besarlo era mucha, de poder abrazarlo y decirle que lo amaba… Lólindir era lo que más había amado en su vida…

—      Eras algo así como un dios o un escogido en ese lugar, en dónde te daban lo que querías, sin importar lo que fuera — Agon lo soltó, sin dejar de mirarlo, Hiruma bajó la mirada, como si recordara algo que detestaba — A cambio tú tenías que cuidarlos y protegerlos de todo lo que amenazara al jodido pueblo, así fue como nos conocimos… — levantó la vista, viendo los ojos de Agon directamente — Obsidiana de Arabhi… —

En ese momento Agon sintió un dolor insoportable, cerrando los ojos fuertemente, había olvidado la regla más importante cuando uno hablaba con ese Demonio…

.
Hey, hey, hey, hey
Watching ooh..... yeah

Don't you try and pretend
It's my feeling we'll win in the end
I won't harm you or touch your defenses
Vanity and security

.

Los días habían pasado, quedando poco tiempo para detener el fatídico final que le esperaba al mundo. Obsidiana se hallaba rumbo a la montaña más alta, seguido por varios guerreros que lo segarían incluso hasta la muerte si era necesario, tal vez de no ser por ellos no hubiese podido avanzar tanto, se habían encontrado con enemigos, obstáculos y cosas desagradables en el camino, pero ahora, casi a unos pasos de su destino se toparían con el peor de ellos, un hombre enorme y temible, que era conocido como el destructor de estrellas, el demonio del norte, Lord Xardheligz, el escogido por la oscuridad, aquel que podía matar al propio Obsidiana con una sola de sus manos…

Pero el guerrero no se dejó intimidar, haría hasta lo imposible por pasar…

No tan cerca de ahí se hallaba Lólindir, yendo lo más rápido que podía avanzar, sabía que no podría detener a Obsidiana, mucho menos salvarlo de morir por sí solo, debido a dos cosas, primero a que tenía que tener cuidado, su hijo, creciendo en su cuerpo, era algo que no quería perder, segundo, sabía que no tenía la fuerza que necesitaba para lograrlo, por lo que se había desviado un poco del camino…

Aknorak, un coloso hecho de la piedra más dura en el mundo, era un semi gigante que había conocido el siglo pasado, casi por accidente, un ser noble de buen corazón cuya fuerza podía mover incluso a las montañas. El titán no era tan rápido pero el Elfo estaba seguro que con su ayuda podría lograr mover a la sombra maligna que amenazaba lo que más quería…

Lendergth, un herrero que forjaba armas especiales para Duendes e incluso para algunos clanes de Elfos, alguien a quien Lólindir conoció cuando el herrero era casi un niño, de quien se burlaba porque no era lo suficientemente alto o fuerte hasta que el joven cumplió unos catorce años. Reclutarlo sería de gran ayuda porque, además de inteligente y sereno tenía la capacidad de ser un gran guerrero…

Si seguían avanzando sin descansar podrían llegar a tiempo, no quiso explicarles porqué tenía prisa por llegar y ellos no le exigieron hacerlo, bastó con que les dijera que tenían que ir con él…

Cerca de su destino vieron algo siniestro, todo un camino de cadáveres destrozados, guerreros y aldeanos, ese monstruo no tenía compasión, simplemente rompía todo lo que se le cruzara en el camino…

Lo peor vino después, cuando lograron darles alcance… La sangre estaba por todos lados, Lord Xardheligz estaba persiguiendo a Obsidiana, casi a punto de alcanzarlo… Y romperlo… 

.

Don't you forget about me
I'll be alone, dancing and you know it baby
Going to take you apart
I'll put us back together at heart, baby

.

—      Maldito hijo de… — Agon se levantó del piso, completamente enfurecido, sabía que no podía confiar en él, esa basura sin talento, pero no creyó que le fuera a dar un golpe bajo como ese, y por todos los demonios, que de verdad tenía una poderosa patada… —¡¡VOY A MATARTE!!—se abalanzó contra el rubio, quien había tratado de salir, derribándolo en el acto…

—      ¡¡¡SUÉLTAME JODIDO IDIOTA!!! — trató de zafarse de su agarre, aunque era imposible, la fuerza de Agon era muy superior a la suya, patearlo de nuevo sería imposible, la última vez funcionó porque el de rastas estaba distraído escuchándolo… — ¡¡¡SUÉLTAME!!! —

El moreno le dio un puñetazo, justo en el lado izquierdo del rostro del rubio, haciéndolo sangrar por la comisura de su boca, se preparó para darle otro, dispuesto a romperle la mandíbula esta vez, pero la el fuerte agarre de Musashi detuvo el golpe de Agon.

—      ¿Qué crees que estás haciendo? — el dueño de la casa estaba enfadado, si había informado a Agon de que Hiruma iba para allá no era para que lo golpeara, de haberlo sabido no le hubiera mandado el mensaje… — No te lo permito, Agon —

—      ¿¿QUÉ NO ME LO PERMITES?? ¿¿QUIÉN DEMONIOS TE CREES, BASURA?? — y ahora eran ellos los que estaban peleando, Musashi apenas y podía defenderse…

Los golpes iban y venían, siendo la mayoría para el constructor, debido al don natural de Agon para reaccionar era casi imposible para el amigo del rubio atinarle un golpe, sin embargo todos esos años de trabajar para y con su padre le habían dejado un cuerpo fuerte y resistente, por lo que había podido darle al moreno un buen golpe, aunque solo había sido uno…

Hiruma estaba mirándolos como si nada de eso estuviera pasando, como si todo fuera ajeno a él, era casi como ver una película… ¿Qué estaba haciendo?... ¿Qué demonios estaba haciendo?... ¿Huir? ¿Desde cuándo Hiruma Youichi salía huyendo?...

No… Él no estaba huyendo… el que huía era otro… Era tan claro ahora… Era curioso que hubiera tenido que recibir un golpe de ese estúpido y jodido rastas para verlo claro…

Aun que en ese momento no podía ver a esos dos idiotas que se estaban pelando por él. ¿Peleándose por él? Seguro muchas chicas estarían envidiosas de su situación, pero ese no era el punto. En ese preciso momento estaba frene al causante de todo ese desastre…

—      ¿Quién demonios te crees para poner de cabeza mi vida, maldito idiota? — le dijo de frente, mientras sonreía con ese aire de burla que lo caracterizaba…

—      ¿Quién demonios te crees tú, mocoso estúpido, para interferir en mi camino? —le gritó de regreso el otro, sin dejar de mirarlo de manera amenazante… Vaya que eran diferentes, muy diferentes, sin duda haberse vuelto humano lo había afectado… —Hiruma Youichi, no me importa lo que creas, este maldito mundo merece ser destruido y todos los malditos humanos junto con él… — como detestaba a esa basura llamada humanidad.

—      No tienes derecho a decidirlo, jodido elfo, tú viviste hace siglos y no pudiste hacer nada, yo no soy tú… — su sonrisa desapareció, se sentía como si hubiera estado durmiendo por meses… — Yo no escaparé ¡¡NO SOY NINGÚN MALDITO COBARDE!! —

—      No estoy huyendo… — la voz del otro se oía vacía, dolorosamente vacía — Ellos me quitaron lo que más quería, lo que más amaba… ¿¿PORQUÉ DEBERÍA DEJARLOS VIVIR?? —

—      Porque esta no es tu vida, Lólindir, es mía… — su voz sería atravesó la existencia del otro con esa palabras.

Uno frente a otro, el mismo rostro, el mismo perfil afilado, definían, con sus miradas esmeraldas, quien de los dos tenía la razón…

.

Don't You Forget About Me
Don't Don't Don't Don't
Don't You Forget About Me

.

Las cosas no mejoraron mucho, pero algo era algo. Aknorak, el coloso de piedra, se había lanzado sobre el Lord, deteniéndolo con su gran cuerpo, Lendergth estaba peleando contra los guerreros corrompidos por la oscuridad, cubriendo al Elfo y tratando de salvar las vidas de los caídos que aún tenían esperanzas de vivir, pero el mal ya había comenzado a llegar, el gran eclipse estaba comenzando, si Obsidiana no se daba prisa la oscuridad lo cubriría todo…

Lólindir trató de detenerlo, la humanidad le importaba un comino, lo único que quería era que Obsidiana se quedara a su lado… Pero el moreno ya estaba ascendiendo la montaña, mientras el Lord lo miraba furioso, si lo lograba él no podría sumir el mundo en la decadencia…

—    ¡¡QUÍTATE MALDITO ESTORBO!! — le gritó al gigante de piedra que lo retenía, pero Aknorak no se movió ni un milímetro — NO TE ATREVAS MALDITO OBSIDIANA, ¡¡¡TE LO PROHÍBO!!! —

—    ¡JAMÁS TE DEJARÉ ATRAPARLO! — el coloso lo empujó un poco más, reteniéndolo con toda su fuerza, no estaba muy enterado de lo que pasaba, pero sabía que si lo soltaba lastimaría a la persona que Lólindir quería proteger…

Por su parte, el Elfo, estaba corriendo, lo más rápido que podía con una pierna herida, no podía usar sus alas porque ya había agotado toda la energía que tenía en llegar con vida a ese lugar, todo para llegar y detener a Obsidiana. Tal vez el moreno no sabía que moriría, tal vez si lo sabía y de todas formas lo haría, porque era un perfecto idiota que creía que tenía que salvar al mundo…

—    ¡NO LO HAGAS! — le gritó desde el fondo del abismo en el que se sentía atrapado, sintiendo tanta rabia— ¡ESOS MALDITOS HUMANOS  NO VALEN LA PENA! — por mucho que se lo gritó él ni siquiera volteaba para verlo,  posiblemente no lo oía, posiblemente sí lo hacía y lo estaba ignorando apropósito, de cualquier forma dolía, ¿Por qué lo abandonaba por una raza que no lo agradecería nunca? No tenía sentido para él, pero eso era, quizás, porque él no era ni mitad humano…— ¡¡SI TE VAS NUNCA TE LO PERDONARÉ!! — nada, él ni siquiera parecía oírlo… Y le daba tanta rabia, quería gritarle que si se iba ahora jamás conocería a su hijo…

Pero, para su sorpresa,  justo en ese momento, cuando Obsidiana llegó a la cima lo miró, a pesar de la distancia que los separaba lo estaba mirando directamente a los ojos, como si estuvieran a unos centímetros de él… Como si nada los estuviera separando.

—    No puedo dejar que ellos destruyan este mundo… Sin importar lo que pase es mi decisión que la humanidad no desaparezca hoy, ni mañana… De verdad lo siento Lólindir, pasarán muchas centurias antes de que podamos volver a vernos… — en sus ojos se podía ver unan infinita ternura, mezclada con un deje de tristeza…

—    ¡¡¡NO TE ATREVAS A HACERLO!!! —pero no pudo llegar a tiempo, vio al moreno elevar una mano al cielo, recitando algo que no quiso intentar entender —¡¡¡¡¡¡OBSIDIAAANAAAAAAAAA!!!!!!! — y una luz intensa bajó del cielo y se funcionó con el cuerpo del escogido por los dioses…

Y en unos pocos segundos Obsidiana de Arabhi había dejado de existir y el gran Halo de luz que había dejado alejó la obscuridad y detuvo el eclipse, dejando a Xardheligz completamente sin poder, haciendo que es eran cuerpo corrompido comenzara a deshacerse como si fuera hecho de polvo…

.

As you walk on by
Will you call my name?
As you walk on by
Will you call my name?
As you walk on by
(As you walk on by)

Or will you walk on by?
Will you walk away?
Come on - call my name
Come on - call my name
Will you call my name?
.

Hiruma, ignorando el dolor que provenía de su mandíbula,  miró cómo Agon derribó a Musashi, esa bestia de rastas lo mataría si seguía golpeándolo de esa manera y no podía permitirlo, después de todo Musashi era su amigo… Se levantó, sonriendo de aquella manera en la que mostraba su fila de dientes puntiagudos, le dio una patada a Agon en la cabeza, lo suficientemente fuerte como para aturdirlo un poco, pero no tanto como para lastimarlo de verdad.

—    ¡Levántate jodido rastas! —le ordenó, mirándolo con seguridad — Deja al viejo, tenemos que hablar… — vio cómo Agon se puso de pie, furioso, dispuesto a matarlo a golpes a él.

—    ¡AHORA SI QUIERES HABLAR, MALDITA BASURA! — decir que estaba furioso era muy poco, sentía su sangre hervir como en mucho tiempo no pasaba.

—    No fue que no quisiera, pero no importa — se lo tomó con calma, perder la cabeza en ese momento solo haría que Agon lo acabara matando a golpes antes de tiempo — ¿Quieres o no saber lo que está pasando? — le dijo seriamente, mientras se preparaba para recibir un golpe que sabía no podría esquivar…

—    Estás loco  — susurró Musashi, en lo que se suponía debió ser una pregunta, pero el dolor y los golpes no le permitían moverse ni quiera lograr enfatizar la pregunta.

—    Cállate, viejo, quédate ahí y no te muevas… — le dijo, esperando el golpe que nunca llegó, al parecer Agon se lo estaba pensando… ¿Qué dices entonces, jodido rastas, quieres respuestas o no? —

Musashi escuchó a Agon gruñir algo, pero no lo entendió, comenzaba a perder la conciencia, no tenía nada grave, salvo quizás, la nariz rota, la mandíbula adolorida y la cabeza le daba vueltas, poco a poco comenzó a caer en la inconsciencia…

Oía gritos, todos estaban gritando en ese lugar, veía a Hiruma, de cabello negro y vestido con ropas extrañas y rasgadas, estaba en medio de un grupo de soldados malheridos, que le estaban gritando cosas horribles, culpándolo por todo lo malo que les había pasado, perder un ojo, una pierna, a algún hermano, padre o familiar, en esa guerra…

Musashi quiso gritarles, para que se detuvieran, pero ninguno de ellos lo escuchó… Un grito lleno de dolor lo paralizó… Esos soldados habían atravesado a Hiruma, hiriendo su cuerpo mortalmente…

—    ¡¡HIRUMA!!! — Kurita, sabía que era él aun cuando su amigo parecía tener un cuerpo hecho de piedra entre gris y blanca… era algo surreal… —¡¡¡HIRUMAAAAA!!!! — los dos se acercaron a su amigo, matando  a los soldados que lo habían herido, sentían tanta rabia…

—    Hiruma… — Musashi fue el primero en acercarse a él, quitándose la capa que llevaba en esa armadura que envestía… ¿Y porque tenía eso puesto? Bueno en ese momento eso no importaba — No te preocupes ¡Vas a estar bien! ¡Te llevaremos con tu madre! ¡Ella sabrá que hacer! — eso quería creer, pero él sabía que nada podría salvar a su amigo de morir…

—    ¡¡¡Hiruma!!! — Kurita estaba llorando, tenía miedo de tocar a su amigo y lastimarlo más, era evidente en el temblor de sus manos, en su llanto…

—    N…no… No queda tiempo… para eso… — cerró los ojos un segundo, sosteniendo su vientres con fuerza, tratando de no llorar, él seguro podría sobrevivir, pero su hijo… El hijo de él y Obsidiana… Le habían quitado lo único que hubiera querido conservar… — Malditos sean… los humanos… — respiró con dificultad, forzando su cuerpo a seguir viviendo…

—    No hables, te llevaremos con ella, para que —

—    ¡No!... No me interesa… Mi hijo… — sí, sus amigos sabían el motivo por el cual los había llevado hasta ahí, también sabían que estaba esperando un bebé… — Llévame a la cima de la montaña… — poco a poco su cuerpo se iba tiñendo de sangre, era lo que Musashi podía ver en medio de una creciente desesperación…

—    ¡Pero morirás! ¡Hiruma! —

—    No tengo porque… — se aguantó las ganas de escupir, si lo hacía solo perdería más sangre — Solo hazlo… — en sus ojos solo había dolor… Dolor y determinación.

Musashi se vio a sí mismo, junto con Kurita, llevar a su amigo a la cima de la montaña lo más rápido que se podía, mientras un rastro de sangre se formaba a su paso, la sangre del demonio era de un color oscuro, más oscuro que el de un humano, pero seguía siendo roja, tal vez debido a su herencia Elfica. Musashi lo vio ponerse en pie, mientras cantaba algo que no podía entender, era un tono tan triste y oscuro… Tan malévolo y horrible…

—    Van a pagármelo, todos ustedes, malditos humanos… — susurró Hiruma, cayendo de rodillas mientras se reía — Me lo quitaron a él y a mi hijo… — escupió un poco de su preciada sangre — Ahora yo… les quitaré el derecho a vivir con los míos, aquellos que no son humanos… —tanto Musashi como Kurita quisieron acercarse a él para ayudarlo, pero ese obstinado y orgulloso chico  no se los permitió, dejó que su sangre se esparciera, cumpliendo su última voluntad… — los invito, demonios de todas las eras… y los expulso repugnantes humanos… — el cielo comenzó a oscurecer, ese era el final de su conjuro — Que los mundos se dividan y no nos vuelvan a ver jamás… — y un relámpago cayó, partiendo la montaña en dos, dejando salir a un montón de demonios alados, que gritaban en eufórica maldad…

—    ¿Por qué, Hiruma? — Musashi lo interrogó preocupado, su amigo acababa de liberar un mal cuando Agon, el escogido por los dioses acababa de salvar ese mundo, en el que ellos vivían…

—    Porque los odio… —

Vio el pálido cuerpo caer hacia atrás, su amigo de toda la vida estaba muriendo, mientras su sangre bajaba como si fuera un camino para esos seres malignos…

Kurita comenzó a llorar más, al ver que su ex capitán de la secundaria ya no se movía, al parecer había muerto…

Musashi se levantó de golpe, respirando agitado ¿qué era todo eso que acababa de soñar? Se había sentido tan real… Pero no podía serlo ¿Verdad?... Y por otro lado, recordaba que se había quedado en el piso, después de la golpiza que Agon le propinara, pero ahora estaba en su cama, con la cara curada y con curitas sobre la piel herida…

Ahí la vio, Mamori estaba sentada en una silla, junto a él, durmiendo en una rara posición, seguro que el rubio le había llamado luego de que se fue, así era Hiruma… ¿Qué estaba pasando?... Eso era lo primero que quería saber.

.
I say
La la la...

Will you walk on by?
Would you call my name?
As you walk on by
Would you call my name?
When you walk on by?
Oh yeah
Come on and call my name
As you walk on by
Hey baby call my name!
When you walk on by
Would you call my name
Yeah, Yeah, Yeah....

.

 

—    Y esa es toda la historia — le había contado a Agon, todo lo que sabía, omitiendo ciertos detalles, como lo del bebé que “esperaba” de él, más que nada porque eso era algo ridículo… El moreno parecía estarlo cavilando lo escuchado — No me interesa si lo crees o no, ese es tú problema… —

—    ¿Y por qué tantas pendejadas por evitarme? — le dijo con irritación, si tan solo no hubiera salido corriendo de su casa esa mañana se hubieran ahorrado muchos golpes y algunos dolores.

—    Ese no era yo exactamente… — se encogió de hombros, sonriendo siniestramente — Y tomar el camino fácil siempre es aburrido, jodido rastas… —

—    ¿Estás insinuando que todo esto fue por diversión, basura? — claro que había entendido lo primero que el rubio quiso decir pero era algo que él tampoco quería admitir, que ese sueño podría llegar a ser verdad…

—    Piensa lo que quieras, no me interesa — sonrió, como si se estuviera burlando de él, pero no era así, sabía que tenían mucho entre manos e iba a necesitar toda la ayuda posible para salir de ésta con el menor daño posible, con un poco de suerte y solo perdieran medio mundo.

Notas finales:

Pues es todo, tendré el siguiente capítulo en dos o tres meses, aproximadamente, cuando pueda organizar la información que tengo del fic para poder continuar con la historia de la forma orgininal y quede con un mínimo de calidad aceptable, es una fic un poco complejo y con mucho fondo después de todo.

Gracias por leer y no estaremos leyendo pronto.

Y sí, pasaré a cada fic que dejé pendiente para continuarlos y concluirlos todos.

Saludos.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).